¿Qué ocurre cuando vinculas una pesadilla a algo que te dio un ser querido?
Categorías: ORIGINALES Personajes: Ninguno
Generos: Misterio
Advertencias: Ninguno
Desafio:
Serie: Ninguno
Capítulos: 1 Finalizado: Sí Numero de palabras: 1095 Leido: 375 Publicado: 11/11/2013 Actualizado: 11/11/2013
1. A cuerda por rankyaku190
Los Endless eran una familia cariñosa. Se componía de un padre asalariado, una madre hacendosa y un hijo inquieto, pero detallista y respetuoso con sus padres.
La familia entera tenía por costumbre recordar fechas importantes y dar algún obsequio; si la madre estaba de cumpleaños, el señor Endless y el niño Endless le regalaban un adorno, si el hijo de la familia estaba de santoral, los padres Endless les regalaban un bonito juguete y si el día del padre llegaba, pues madre e hijo Endless le daban un obsequio al señor Endless.
Esa vez, madre e hijo se pusieron de acuerdo en traerles un bonito reloj de cuerda, de esos que ya no se usan porque hoy en día, todo es digital.
El reloj era un artefacto que ya tenía pinta de querer ser antiguo: Dos manecillas moviéndose al unísono de un tic-tac que paraba en la noche, a eso de las doce y media si es que no se le daba cuerda, por lo que era conveniente darle cuerda a la hora en que el señor Endless se iba a dormir; a eso de las 10:00 de la noche. Él era un hombre de costumbres y sumar una más, lo hacía feliz.
Como era de esperarse, ese regalo fue muy bien recibido y el padre escuchaba con gusto cada tic y cada tac que emitía el reloj que su querida familia le había entregado.
Una noche, el señor Endless fue a dormir luego de terminar sus deberes y de dar cuerda a su reloj, procedimiento que repetía cada noche con mucho cariño… pero despertó al cabo de unas pocas horas, agitadísimo, producto de una pesadilla extrañísima, que amenazaba acabar con su vida, pero todos saben que el sueño sólo mata cuando hay falta de este.
Esto, claro, no evitó que el señor Endless diera un brinco seguido de un desgarrador y potente grito, acompañado del tic-tac del reloj de cuerda, que sonaba a la altura de su cabeza y de una esposa asustada y preocupada, que buscó con celeridad el epicentro del ruido, hallando así de inmediato una gran boca abierta, con unos vistosos y deslumbrantes dientes que se asomaban desde la oscuridad del cuarto.
La señora Endless sacó a su esposo de la cama, lo tomó de la mano y lo dirigió por el corredor para buscar algo para calmarle. De camino, fue a ver si su hijo se había despertado; dio una ojeada a su cuarto y comprobó que el niño seguía dormido. Aliviada, siguió su camino hacia la cocina para preparar leche tibia.
Una vez que ambos se hallaron en calma, ella preguntó sobre la pesadilla, pero con cada explicación que el señor Endless daba, una parte del sueño desaparecía y era remplazada por un tic… o por un tac.
Pasaron los días y cada cierto tiempo, el señor Endless escuchaba un tic o a veces un tac. Al principio, esto sólo le había parecido algo curioso, hasta que comenzó a darse cuenta que había ocasiones en que el sonido del entorno amainaba, pero de su mente comenzaban a fluir ambos sonidos en cadena y con el pasar de las semanas, llego a escuchar todos los tics y todos los tacs incluso al mismo tiempo. Llegó un momento en el que el tic-tac resonaba en la cabeza del señor Endless a toda hora. Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que el reloj se le había dado cuerda, pero el sonido no se detenía y él ya se hallaba desesperado.
Una tarde en que no dio más, él llegó del trabajo y se dirigió con prisa hacia el cuarto matrimonial, en busca de la fuente del ruido e hizo lo que cualquier persona en su posición hubiese hecho. Con furia, tomó el reloj, mientras en su cabeza se aguzaba cada vez más y más el desesperante ruido porque tenía que partir el cachivache en dos, y así lo hizo. Arrojó el reloj al suelo y lo pisoteó cuanto pudo hasta que se aseguró que ningún mecanismo o ningún engranaje del aparato se siguieran moviendo.
El ruido que sentía en su frente cesó por dos minutos y treinta y tres segundos antes de volver con fuerza y volumen aún mayor, resquebrajando la poca cordura que le quedaba. La súplica de una cura le hizo pensar que quizá lo que tenía que exterminar, no era el reloj en sí mismo, sino que debía deshacerse de las personas que le obsequiaron dicho reloj y él así lo haría una vez que ambos llegaran del centro comercial.
Pasadas las nueve de la noche, la esposa y el hijo Endless estaban en el lado de afuera de la puerta, mientras que el sujeto, desde el lado de adentro, sostenía un gran cuchillo, con la mirada de un navegante que ha estado mucho tiempo en alta mar completamente sólo y que por fin ha encontrado tierra. Una pequeña sonrisa acompañada con un tic en el ojo izquierdo se esbozó en el momento que sintió los pasos de la madre y el hijo.
El tiempo que duraron los pasos en llegar a la puerta se sentía increíblemente lento y lo peor, era que con cada segundo, aquel hombre sentía que el ruido de su cabeza se hacía cada vez más fuerte y detallado, al punto de que ya no sólo eran los tic-tac lo que oía, sino que también sus orejas comenzaron a escuchar los engranajes del mecanismo, funcionando de forma coordinada y atolondrando sus sentidos, estuvo a punto de desmayarse durante unos segundos, pero su manía lo ayudó a mantenerse erguido para hacerle guerra a los horribles titanes que se encontraban al otro lado del artefacto de madera.
La llave fue ingresada sin celeridad, a pesar de que madre e hijo estaban hambrientos y habían traído comida rápida para la familia, mucha pizza, la cual era cargada por el hijo Endless, quien tenía una sonrisa de oreja a oreja. La puerta fue abierta y los ojos de ambos, chocaron con los del sujeto de mirada penetrante y filosa, tanto como el cuchillo que llevaba levantado en su mano izquierda, preparada para el ataque al primero que mostrara un acervo de debilidad. Debilidad que mostró en su semblante la madre Endless.
Sin embargo, ningún Endless alcanzó a dar un grito, o a sentir dolor, ni siquiera angustia, ya que en el interior del señor Endless se había detenido todo mecanismo. Al señor Endless se le había terminado la cuerda justo en el momento del ataque, por lo que nunca más se pudo mover.
Alguien más sintió que le falta algo al final?
¿Qué ocurre cuando vinculas una pesadilla a algo que te dio un ser querido? Disfraces para niños y adultos
Categorías: ORIGINALES Personajes: Ninguno
Generos: Misterio
Advertencias: Ninguno
Desafio:
Serie: Ninguno
Capítulos: 1 Finalizado: Sí Numero de palabras: 1095 Leido: 375 Publicado: 11/11/2013 Actualizado: 11/11/2013
¿Qué ocurre cuando vinculas una pesadilla a algo que te dio un ser querido?
Categorías: ORIGINALES Personajes: Ninguno
Generos: Misterio
Advertencias: Ninguno
Desafio:
Serie: Ninguno
Capítulos: 1 Finalizado: Sí Numero de palabras: 1095 Leido: 375 Publicado: 11/11/2013 Actualizado: 11/11/2013 A cuerda por rankyaku190
Los Endless eran una familia cariñosa. Se componía de un padre asalariado, una madre hacendosa y un hijo inquieto, pero detallista y respetuoso con sus padres.
La familia entera tenía por costumbre recordar fechas importantes y dar algún obsequio; si la madre estaba de cumpleaños, el señor Endless y el niño Endless le regalaban un adorno, si el hijo de la familia estaba de santoral, los padres Endless les regalaban un bonito juguete y si el día del padre llegaba, pues madre e hijo Endless le daban un obsequio al señor Endless.
Esa vez, madre e hijo se pusieron de acuerdo en traerles un bonito reloj de cuerda, de esos que ya no se usan porque hoy en día, todo es digital.
El reloj era un artefacto que ya tenía pinta de querer ser antiguo: Dos manecillas moviéndose al unísono de un tic-tac que paraba en la noche, a eso de las doce y media si es que no se le daba cuerda, por lo que era conveniente darle cuerda a la hora en que el señor Endless se iba a dormir; a eso de las 10:00 de la noche. Él era un hombre de costumbres y sumar una más, lo hacía feliz.
Como era de esperarse, ese regalo fue muy bien recibido y el padre escuchaba con gusto cada tic y cada tac que emitía el reloj que su querida familia le había entregado.
Una noche, el señor Endless fue a dormir luego de terminar sus deberes y de dar cuerda a su reloj, procedimiento que repetía cada noche con mucho cariño… pero despertó al cabo de unas pocas horas, agitadísimo, producto de una pesadilla extrañísima, que amenazaba acabar con su vida, pero todos saben que el sueño sólo mata cuando hay falta de este.
Esto, claro, no evitó que el señor Endless diera un brinco seguido de un desgarrador y potente grito, acompañado del tic-tac del reloj de cuerda, que sonaba a la altura de su cabeza y de una esposa asustada y preocupada, que buscó con celeridad el epicentro del ruido, hallando así de inmediato una gran boca abierta, con unos vistosos y deslumbrantes dientes que se asomaban desde la oscuridad del cuarto.
La señora Endless sacó a su esposo de la cama, lo tomó de la mano y lo dirigió por el corredor para buscar algo para calmarle. De camino, fue a ver si su hijo se había despertado; dio una ojeada a su cuarto y comprobó que el niño seguía dormido. Aliviada, siguió su camino hacia la cocina para preparar leche tibia.
Una vez que ambos se hallaron en calma, ella preguntó sobre la pesadilla, pero con cada explicación que el señor Endless daba, una parte del sueño desaparecía y era remplazada por un tic… o por un tac.
Pasaron los días y cada cierto tiempo, el señor Endless escuchaba un tic o a veces un tac. Al principio, esto sólo le había parecido algo curioso, hasta que comenzó a darse cuenta que había ocasiones en que el sonido del entorno amainaba, pero de su mente comenzaban a fluir ambos sonidos en cadena y con el pasar de las semanas, llego a escuchar todos los tics y todos los tacs incluso al mismo tiempo. Llegó un momento en el que el tic-tac resonaba en la cabeza del señor Endless a toda hora. Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que el reloj se le había dado cuerda, pero el sonido no se detenía y él ya se hallaba desesperado.
Una tarde en que no dio más, él llegó del trabajo y se dirigió con prisa hacia el cuarto matrimonial, en busca de la fuente del ruido e hizo lo que cualquier persona en su posición hubiese hecho. Con furia, tomó el reloj, mientras en su cabeza se aguzaba cada vez más y más el desesperante ruido porque tenía que partir el cachivache en dos, y así lo hizo. Arrojó el reloj al suelo y lo pisoteó cuanto pudo hasta que se aseguró que ningún mecanismo o ningún engranaje del aparato se siguieran moviendo.
El ruido que sentía en su frente cesó por dos minutos y treinta y tres segundos antes de volver con fuerza y volumen aún mayor, resquebrajando la poca cordura que le quedaba. La súplica de una cura le hizo pensar que quizá lo que tenía que exterminar, no era el reloj en sí mismo, sino que debía deshacerse de las personas que le obsequiaron dicho reloj y él así lo haría una vez que ambos llegaran del centro comercial.
Pasadas las nueve de la noche, la esposa y el hijo Endless estaban en el lado de afuera de la puerta, mientras que el sujeto, desde el lado de adentro, sostenía un gran cuchillo, con la mirada de un navegante que ha estado mucho tiempo en alta mar completamente sólo y que por fin ha encontrado tierra. Una pequeña sonrisa acompañada con un tic en el ojo izquierdo se esbozó en el momento que sintió los pasos de la madre y el hijo.
El tiempo que duraron los pasos en llegar a la puerta se sentía increíblemente lento y lo peor, era que con cada segundo, aquel hombre sentía que el ruido de su cabeza se hacía cada vez más fuerte y detallado, al punto de que ya no sólo eran los tic-tac lo que oía, sino que también sus orejas comenzaron a escuchar los engranajes del mecanismo, funcionando de forma coordinada y atolondrando sus sentidos, estuvo a punto de desmayarse durante unos segundos, pero su manía lo ayudó a mantenerse erguido para hacerle guerra a los horribles titanes que se encontraban al otro lado del artefacto de madera.
La llave fue ingresada sin celeridad, a pesar de que madre e hijo estaban hambrientos y habían traído comida rápida para la familia, mucha pizza, la cual era cargada por el hijo Endless, quien tenía una sonrisa de oreja a oreja. La puerta fue abierta y los ojos de ambos, chocaron con los del sujeto de mirada penetrante y filosa, tanto como el cuchillo que llevaba levantado en su mano izquierda, preparada para el ataque al primero que mostrara un acervo de debilidad. Debilidad que mostró en su semblante la madre Endless.
Sin embargo, ningún Endless alcanzó a dar un grito, o a sentir dolor, ni siquiera angustia, ya que en el interior del señor Endless se había detenido todo mecanismo. Al señor Endless se le había terminado la cuerda justo en el momento del ataque, por lo que nunca más se pudo mover.
Alguien más sintió que le falta algo al final?
Alguien más sintió que le falta algo al final?
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¿Qué ocurre cuando vinculas una pesadilla a algo que te dio un ser querido? A cuerda por rankyaku190Summary: A cuerda por rankyaku190Summary:
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2024-10-04
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