Una Ceremonia Precipitada by cerezoprimaveral

 

 

 

Una Ceremonia Precipitada by cerezoprimaveral
Summary: Su padre necesitaba una mujer y él una mamá, Daisuke Uchiha, de siete años, tenia la solución para los dos.

Sentado en la mesa de roble que le había hecho su padre con sus propias manos, Daisuke estaba escribiendo a Sakura Haruno para invitarla a visitar su clase de segundo curso.

Se habían estado escribiendo desde hacia un año y medio. Todo había comenzado cuando Daisuke le había comentado por una carta lo mucho que la admiraba por los libros que había escrito, de la serie cuento de ¨Un Ninja Legendario Daisuke¨.

Daisuke quería que ella fuera su madre, para cuidarlo a el y a su padre y hacerles galletas de chocolate los días de lluvia.

Su padre necesitaba una esposa, para hacerle reír más a menudo, alguien que lo convenciese para hacer las paces con sus suegros, el abuelo y la abuela Senju.
Sakura podía cumplir con ese papel con mucha soltura y el niño sabia que su padre acabaría queriéndola tanto como él.

Se trataba de un plan perfecto.

Ya todo lo que tenía que hacer era conseguir que su padre se enamorase de Sakura.
Categories: NARUTO Characters: Sakura Haruno
Generos: Romance
Advertencias: Ninguno
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 3 Completed: No Word count: 11985 Read: 561 Published: 29/11/2009 Updated: 22/09/2010
Summary: Su padre necesitaba una mujer y él una mamá, Daisuke Uchiha, de siete años, tenia la solución para los dos.

Sentado en la mesa de roble que le había hecho su padre con sus propias manos, Daisuke estaba escribiendo a Sakura Haruno para invitarla a visitar su clase de segundo curso.

Se habían estado escribiendo desde hacia un año y medio. Todo había comenzado cuando Daisuke le había comentado por una carta lo mucho que la admiraba por los libros que había escrito, de la serie cuento de ¨Un Ninja Legendario Daisuke¨.

Daisuke quería que ella fuera su madre, para cuidarlo a el y a su padre y hacerles galletas de chocolate los días de lluvia.

Su padre necesitaba una esposa, para hacerle reír más a menudo, alguien que lo convenciese para hacer las paces con sus suegros, el abuelo y la abuela Senju.
Sakura podía cumplir con ese papel con mucha soltura y el niño sabia que su padre acabaría queriéndola tanto como él.

Se trataba de un plan perfecto.

Ya todo lo que tenía que hacer era conseguir que su padre se enamorase de Sakura.
Categories: NARUTO Characters: Sakura Haruno
Generos: Romance
Advertencias: Ninguno
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 3 Completed: No Word count: 11985 Read: 561 Published: 29/11/2009 Updated: 22/09/2010 Capitulo 1: Una Intrusa en Casa by cerezoprimaveral
Author's Notes:
- Hola - Dialogo

Pensamiento

------------- Cambio de Esena
Author's Notes:- Hola - Dialogo

Pensamiento

------------- Cambio de EsenaUna Ceremonia Precipitada


Su padre necesitaba una mujer y él una mamá, Daisuke Uchiha, de siete años, tenia la solución para los dos.

Sentado en la mesa de roble que le había hecho su padre con sus propias manos, Daisuke estaba escribiendo a Sakura Haruno para invitarla a visitar su clase de segundo curso. Quería que acudiera para celebrar su octavo cumpleaños, que tendría lugar el mes siguiente.

Se habían estado escribiendo desde hacia un año y medio. Todo había comenzado cuando Daisuke le había comentado por una carta lo mucho que la admiraba por los libros que había escrito, de la serie cuento de ¨Un Ninja Legendario Daisuke¨.
Eran unas aventuras tan divertidas como las suyas. Y el niño de los dibujos se parecía mucho a él:| rubio de ojos azules. A Daisuke le encantaba imaginarse que él era el propio protagonista de los libros de la escritora, siempre luchando contra los Ninja enemigos y salvando la vida a Señores Feudales

Ella estaba soltera y no tenía hijos. Una vez incluso le había dicho, por correspondencia, que le encantaría tener un chico tan maravilloso como él.

Daisuke quería que ella fuera su madre, para cuidarlo a el y a su padre y hacerles galletas de chocolate los días de lluvia.

Su padre necesitaba una esposa, para hacerle reír más a menudo, alguien que lo convenciese para hacer las paces con sus suegros, el abuelo y la abuela Senju.
Sakura podía cumplir con ese papel con mucha soltura y el niño sabia que su padre acabaría queriéndola tanto como él.

Se trataba de un plan perfecto.

Ya todo lo que tenía que hacer era conseguir que su padre se enamorase de Sakura.

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Capitulo 1: Una Intrusa en Casa

¡Va a venir papá! ¡Va a venir!- exclamó Daisuke, saliendo disparado por la escalera.

Llevaba una hoja de papel en la mano, con una expresión de felicidad en el rostro.

-viene el mes que viene, por mi cumpleaños -siguió diciendo el chico.

Sasuke Uchiha miró a su hijo con curiosidad, mientras intentaba subir las escaleras de la puerta trasera de la casa.

-¿Quién viene por tu cumpleaños? -repuso él.

Daisuke se puso junto a su padre y le contestó.
-Sakura.

Sorprendido, Sasuke enarcó las cejas.

-¿Sakura Haruno, la escritora de los libros que tú lees?

-Sí.

El padre sabía perfectamente quien era esa escritora: la responsable de que su hijo se pasara horas hablando de ella y sus narraciones. A veces, se había arrepentido de ir a una gran librería de la ciudad y pedir un buen libro para su hijo, que acababa de empezar a leer. El dependiente le había dicho que las aventuras de Daisuke era el libro de aventuras con mayor éxito en el mercado. De ese modo, el niño se aficionó a la serie y se dirigió a la autora para contarle lo mucho que le gustaban sus historias. Y así empezó su amistad.

-Te importa decirme como se te ha ocurrido esa idea -repuso Sasuke, con cierta sospecha que no le iba a gustar nada.

-Le escribí una carta invitándola a venir a vernos por mi cumpleaños -dijo Daisuke, orgulloso de sí mismo-. Le dije que podía quedarse con nosotros y que no te iba a importar nada.

El padre abrió la puerta de la cocina, dejando pasar antes al niño. Una cosa era mantener una relación por carta y, otra muy distinta, invitar a esa persona a Konoha y tener que conocerla personalmente.

-Pero, Daisuke, si ni siquiera la conoces.

-Claro que la conozco, y tú también -exclamo el chico frunciendo el ceño-. Llama por teléfono muy a menudo, y tú has hablado con ella muchas veces.

Sasuke se quedo callado, incapaz de negar la evidencia. Solía intercambiar unas palabras con ella antes de pasarle el aparato a su hijo, cuando ella telefoneaba. Y siempre se quedaba impactado con su voz, pensando como seria al natural. Nunca le había importado que aquella mujer llamara a casa, por lo contento que se ponía su hijo.

-Pero Daisuke, hablar por teléfono y escribir cartas a una persona, no es lo mismo que conocerla personalmente -intento hacer comprender el padre al niño.

La alegría desapareció como por encanto de los ojos del chico.

-¿Entonces no quieres que venga?

Sasuke se frotó la barbilla, molesto por la decepción de Daisuke.

-No es eso, es que…

-Al menos podrías leer su carta -sugirió el niño, con un hilo de esperanza en la voz.

-¿Por qué no me la lees, mientras friego los cacharros?

Sasuke oyó a su hijo leer el comunicado de su visita inminente. Por fortuna, la autora dejaba la última palabra de la invitación al padre de Daisuke.

Una vez terminada la carta, el chico se quedo expectante, mirando a su padre.
-Entonces, papá. ¿Puede venir, o no?

Secándose las manos con un paño, Sasuke repuso:
-No creo que sea una gran idea.

-¿Por qué no?

-Por que no es algo muy apropiado.

Sasuke se quedo pensando en los años que hacia desde que no salía con una mujer. Desde que murió Ino, su esposa. Los chismosos del pueblo se iban a quedar atónitos de pensar que una mujer iba a dormir en su casa… ¡Por muy etérea que fuese la relación con ella!

Lagrimas de tristeza resbalaron por la mejillas de Daisuke, mientras que se le hacia un nudo en la garganta.

-Es el único regalo que quiero por mi cumpleaños. Pensaba llevarla al colegio y presentarse la a mis amigos. Ahora pensaran que se trataba de una mentira.

El padre vacilo. El niño no solía pedir cosas de modo caprichoso y le dolía negarle algo que le hacia tanta ilusión.

Al fin y al cabo, no era la primera vez que lo criticaban en konoha.

-Por favor, papá -insistió el crío, susurrando.

Como iba a decirle que no. Hacer feliz a su hijo era su objetivo principal. Estaba decidido a aceptar con tal de que la invitada no esperase mucha dedicación por su parte.

-De acuerdo, se puede quedar en casa -repuso finalmente, Sasuke, dando un gran suspiro.

-¡Yupiii! -exclamo Daisuke, con los ojos llenos de alegría y bailando alrededor de su padre-. Llamemos la ahora mismo.

Ambos se encaminaron al cuarto de estar, pero el adulto lo hizo de una manera menos festiva.

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Sakura Haruno se quedo de piedra cuando vio a Sasuke por primera vez. Era todo un pedazo de hombre, que estaba trabajando en el cobertizo, de espaldas a ella. Llevaba unos vaqueros desgastados que dejaban adivinar las largas y musculosas piernas y una veja camiseta azul que marcaba su tórax. Su pelo largo de un peinado extraño, era negro y estaba lleno de viruta de madera.

Enseguida, pensó que se trataba de Sasuke Uchiha. Noto cierto malestar en el estomago, como había ido padeciendo durante el viaje de dos días. Eran nervios…

Ocupado como estaba en su carpintería, no había oído llegar el coche de Sakura ni sus pasos. En aquel lugar olía a hombre, a serrín y aceite de Linaza. Sasuke estaba lijando una superficie liza de madera, y cuando termino la acaricio con sus largos dedos. Se volvió para observar a contraluz como había quedado la pieza de roble. Sakura pudo ver los armoniosos rasgos de su rostro y su boca sensual. Era el hombre más sexy que había visto en su vida.

La escritora decidió aclararse la voz, para hacer notar su presencia.

-Perdone…

El se dio media vuelta, escudriñando con sus brillantes ojos negros de quien se trataba.
Sakura se había esperado ver a alguien parecido a Daisuke, pero no a ese renegado…

-No quería asústalo -expuso ella-. He llamado a la puerta de la casa pero nadie me ha abierto. A continuación la escritora se acerco a la puerta del cobertizo, mientras Sasuke la miraba avanzar, sin sonreír.

Sakura se dijo que aquello no parecía una bienvenida muy hospitalaria. Quizás de había confundido de casa.

-¿Puedo ayudarla en algo? -repuso el hombre, con una voz rica y profunda, que casaba perfectamente con su mirada.

-Eso espero -dijo ella sonriendo-. ¿Es usted Sasuke Uchiha?

Dejando a lado la pieza de madera, sobre una mesa llena de herramientas, se puso las manos en las caderas de modo amenazante y dijo:

-Si, soy yo. ¿Qué quería?

Ignorando su actitud, ella camino hasta el y le tendió la mano.
-Soy Sakura Haruno.

Cierto alivio aflojo sus músculos, pero no anulo su distancia totalmente.
-Pues no se parece nada a la foto de sus publicaciones.

En seguida, el la tomo de la mano con sus dedos envolventes y la estrecho educadamente. Una ola de calor irradio el brazo de Sakura, al mismo tiempo que su corazón se puso a latir alborotadamente. Aunque aquel hombre la había cautivado tanto en persona como en teléfono, no se podía imaginar que su atractivo sexual fuese tan contundente. Para colmo, le daba la impresión de que lo conocía de toda la vida, en vez de hacia tan solo diez minutos. Era algo estúpido, pero indudable.

-Es increíble lo que puede hacer la peluquería y el maquillaje -dijo ella, intentando reponerse.

Sasuke pensó que era mucho más guapa al natural, que en la pequeña foto en blanco y negro que le mostraba Daisuke en cada uno de los libros.

Sakura tenía una bella melena de un inusual color rosa y los ojos verdes, llenos de vida. Llevaba muy poco maquillaje, y tenia un aspecto sano y agradable, no muy acorde a la imagen que tenia el de una escritora consagrada. Era de mediana estatura pero estaba bien provista de curvas, que se adivinaba bajo su vestido lila, y unas bonitas piernas.
El tenso todos sus músculos. Le ponía de mal humos encontrar una respuesta tan rápida, por parte de sus hormonas, ante la vista de aquella mujer.

-No la esperaba hasta tarde -repuso Sasuke, irritadamente.

La había confundido con una asistente social, enviada por sus suegros para comprobar sus competencias como padre.

-Tarde menos de lo que había calculado y pensé no encontrar a nadie en la casa -dijo Sakura sonriendo, a pesar de la actitud hostil del anfitrión.

Normalmente, a esa hora la escritora no le había encontrado. Solo trabajaba media jornada los viernes en el aserradero. A la una ya estaba en casa, y empleaba el tiempo restante para estar con su hijo o hacer tareas y recados para la casa y ellos dos. El horario funcionaba bien y le proporcionaba mucho tiempo para compartir con Daisuke.
Como Sasuke no contestaba, se irguió ligeramente y siguió diciendo:
-¿Daisuke ya ha vuelto del colegio?

-Todavía, no -repuso él, consultando su reloj-. Pero el autobús esta apunto de llegar.

-No se puede imaginar lo mucho que supone para mí compartir unos días con Daisuke.

-¿Hace esto con todos sus admiradores?

-Es que Dai-Chan es mi preferido, y no podía decepcionarlo cuando me pidió que viniera a verlo por su cumpleaños.

-Pero, ¿por que mi hijo? -pregunto Sasuke, sorprendido.

La expresión de Sakura y el color verde de sus ojos se volvieron más dulces.
-Es que le tengo mucho cariño.

-Pero si apenas lo conoce -respondió él, con cierta agresividad.

-Le sorprendería saber hasta que punto lo conozco. Se un montón de cosas suyas y de usted, por las cartas que me ha escrito durante un año y medio. Seguramente, las habrá leído usted.

Aunque Sasuke no lo había hecho, si le decía la verdad a aquella mujer, iba a pensar que se ocupaba muy poco de su hijo. Lo cual era absolutamente falso. La respuesta no era tan sencilla.

Al cabo de unos instantes, el padre de Daisuke propuso:
-¿Qué le parece si vamos a casa para estar mas frescos y esperar tranquilamente al chico?

, pensó Sasuke, hecho un lío.

Ambos salieron del aserradero, notando la luz del sol y el aire fresco. Cuando llegaron a la casa, entraron por la puerta principal y se dirigieron al cuarto de estar y a la cocina.

-¿Le apetece algo de beber? -le ofreció el anfitrión, abriendo el refrigerador-. Tengo jugo de manzana o cerveza.

-Un poco de jugo de manzana, gracias –dijo ella, sentándose en la silla de madera, junto a la mesa.

Sasuke se lo sirvió en un vaso, y tomo una lata de cerveza para él, dándole un buen trago.

-¿Cuanto tiempo piensa pasar en konoha, con nosotros?

Sakura le miro a los ojos y le respondió.
-Por lo menos una semana, si no hay ningún inconveniente.

La mirada del hombre se fijo en como se mordía ella el labio inferior. ¿Seria tan suave como parecía? Maldita sea, una semana se haría eterna.

Sasuke dio otro trago a la cerveza, esperando refrescar el ardor que le recorría por las venas. Pero fue en vano.

-¿A caso tienes vacaciones? -pregunto él.

-Es una de las ventajas de ser una escritora independiente. Haces tu trabajo y no tienes que dar explicaciones a nadie; únicamente al editor, de vez en cuando. ¿Entonces, esta de acuerdo?

-¿A que se refiere? –se extraño el padre de Daisuke.

-Si me quedo una semana –repuso ella, borrando el vaho condensado en la parte inferior del vaso.

La verdad es que empezaba a arrepentirse de haberle dicho que si a su hijo. No tenia ganas de compartir toda una semana con aquella escritora, ni con cualquier otra mujer.

-Konoha no es un pueblo muy turístico –intento disuadirla él-. No va a necesitar más que un par de días para conocerlo completamente.

-No he venido aquí para hacer turismo, si no para estar con su hijo, si no le importa que me quede.

Sasuke se quedo pensando que la escritora estaría probablemente a vivir en casas más lujosas y confortables.

-La casa es pequeña y nada elegante –repuso finalmente.

Allí vivían una vida sencilla y le daba rabia tener que considerarla pequeña ante una extraña. La había heredado a los diecisiete años, cuando murió su padre, y en ella había cuidado a su Shizune, su hermana de doce. Había intentado hacer de ella el lugar, más calido y protector del mundo. Sin embargo, no resulto lo suficientemente bueno para su esposa. Nada había sido bueno para Ino Senju, después de conocer el secreto que había guardado Sasuke en su vida de adulto.

-No necesito nada fuera del otro mundo: solo un sofá donde poder dormir –dijo Sakura, depositando el vaso vacío en el fregadero-. Había pensado ocuparme, a cambio, de las comidas.

-No será necesario… -farfullo Sasuke, mientras una ligera fragancia femenina le invadía el cerebro.

-Insisto –lo interrumpió Sakura, antes que el dijera que no era una buena idea que se quedara-. A demás, por lo que me ha contado Dai-Chan, no es usted un buen cocinero.

Sasuke dejo su lata vacía sobre la mesa, algo molesto.
-Daisuke habla demasiado. Y acerca de lo de quedarse aquí…

Pero en ese momento oyó el ruido del autobús que estaba frenando, y atrajo la atención de la escritora. Con los ojos brillantes de la emoción, miro por la ventana y dijo:
-¿Es ese Daisuke?

-Si –murmuro su padre, maldiciendo por lo bajo.

-Quiero conocerlo –repuso ella con excitación.

Y salio corriendo hacia la puerta principal, dejando al padre solo en la cocina, maldiciendo de nuevo sobre la brillante idea de su hijo, a la que él había accedido.

Un minuto después salio al exterior. Allí estaba Sakura esperando a que el chico bajara de las escaleras del autobús.

Daisuke iba con su mochila subiendo la cuesta, hasta que vio las figuras de los adultos. Se quedo mirando a uno y luego a otro.

Ella esbozo una brillante sonrisa.
-Aquí estoy –susurro, e inmediatamente se puso a reír.

-¡Sakura! –chillo Daisuke, rasgando con su voz el aire. Empezó a correr hacia ella a toda velocidad hasta que la abrazo con todas sus fuerzas por la cintura.

-¡Por fin has venido! –siguió diciendo el niño entrecortadamente, acolchonado por el pecho de la escritora.

Ella le devolvió el abrazo y con lágrimas en los ojos dijo:
-Claro que estoy aquí, tontín. Te prometí que vendría a verte.

Y a continuación, le acaricio los cabellos rubios con la mano.

Daisuke retrocedió un paso y vio lágrimas en sus ojos.
-¿Por qué estas llorando Sakura?

-Por que estoy muy contenta de estar contigo –repuso ella, observándolo con pasión-.
Eres mucho más guapo que en la foto del colegio.

Daisuke sonrío.
-Y tú eres muy guapa.

Y volviendo se a su padre con ojos de excitación, siguió diciendo:
-¿No crees que Sakura es muy guapa, papá?

Sasuke hubiera asesinado a su hijo. Sin embargo, su mirada encontró la de la escritora que enrojeció, aumentando su saludable aspecto puesto en entredicho.

-Si, hijo, es muy guapa –admitió el padre.

Con un leve gesto de orgullo, Sakura miro a otro lado. Pero a Sasuke le dio tiempo de descubrir cierto brillo en su mirada. El sol iluminaba su melena, realzando el cabello de color rosa. El padre de Daisuke se pregunto si seria tan liza y suave como parecía.

Todos se dirigieron hacia el interior de la casa. El chico cargo el peso de su mochila de los legendarios Hokages sobre el otro hombro.

-¿Desde cuando estas aquí? –le pregunto el niño a su amiga.

-Desde hace un ratito. El tiempo justo de conocer a tu padre –confeso la escritora, posando maternalmente la mano sobre la coronilla de Daisuke.

El chico los miro de uno en uno.
-Bueno, entonces, ¿se gustan?

-Si, claro –respondió su padre, discretamente.

-Estaba seguro de que así seria –contesto Daisuke, con una picara sonrisa que hizo aparecer un hoyuelo en su mejilla.

Y tomando a su amiga de la mano, se la llevo hacia su cuarto.
-Vamos, Sakura. Quiero enseñarte mi habitación y donde guardo todos tus libros.

Y en ese preciso instante, al ver la cara de satisfacción de su hijo, Sasuke supo que ya no podría librarse de Sakura.

Al traspasar el umbral de la entrada, la escritora volvió la cabeza y, mirándolo, dijo suavemente:
-Gracias, Sasuke.

Y esbozo una sonrisa tan encantadora, que la temperatura de su cuerpo se elevo por lo menos diez grados.

El padre de Daisuke se quedo en el porche, dándose cuenta de que Sakura le había dado las gracias por dejarla quedarse junto al chico. Sin embargo, tenía la sensación de que su gratitud se debía a otras razones.

Soltando una carcajada, Sasuke se encamino hacia su taller, preguntándose quien se había creído que era. Verdaderamente, era difícil creer que una mujer como aquella iba a fijarse en un tipo rudo como el.

De repente, toda la amargura que había en su interior salio a la superficie. Una vez una mujer le había odiado por sus carencias, y no iba a dejar que eso ocurriera de nuevo, por muy tentadora que fuera la candidata.

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-Mira lo que me ha hecho mi padre –exclamo Daisuke, enseñándole a Sakura los sujetalibros de madera que mantenían de pie toda una fila de ejemplares-. La historia de un Ninja Audaz y La Vida de un Joven en el Campo de Batalla, ¿Chulo, he?

-Si, la verdad es que son preciosos –comento la escritora, admirada por la habilidad y el gusto de su creador.

-Se trata de mi coleccione de ¨Un Ninja Legendario Daisuke¨. Están en un lugar singular porque son especiales. En el cajón de la cómoda guardo el resto de todos mis libros. No tengo otro sitio en donde ponerlos.

Ella miro los títulos con curiosidad, entre los cuales había una gran variedad.

-Te debe de gustar mucho la lectura, ¿verdad?

-Mi padre esta muy orgulloso de que me guste tanto leer. Siempre me esta trayendo libros de una gran librería que hay en la ciudad. Pero los tuyos son mis favoritos.

-Me alegro mucho –repuso Sakura, disfrutando ante la vista de un niño con tanto entusiasmo y alegría.

Hacia tiempo que no disfrutaba de tiempo para ella, como unos simples días de vacaciones. Necesitaba hacer algo espontáneo, tener una aventura… Lo mejor que se le había ocurrido era ir a Konda a conocer a Daisuke y a su padre, ya que habían estado presentes durante un año y medio.

-Y mira esto –dijo Daisuke-. Un caballo de madera con silla y todo. Me lo regalo para navidad hace dos años.

Sakura se quedo sorprendida de la calidad del trabajo: no había visto nunca en ninguna tienda un juguete tan bello. Se trataba de una pieza única.

-Es casi tan grande como tú –exclamo ella.

-Si. Papá lo hizo así para que no se me quedara pequeño rápidamente. Y también ha hecho el fuerte y los columpios del colegio.

Sonriendo, la escritora siguió escuchando la enumeración de cosas maravillosas que sabia hacer el padre de Daisuke.

--------------------------------------------------------------------------------------- continuara..................
End Notes:
..... espero ke les aya gustado
pronto subire la conti....
por favor dejer sus coment..... ;3
End Notes:..... espero ke les aya gustado
pronto subire la conti....
por favor dejer sus coment..... ;3Regresar al índiceCapítulo 2 atracción desmedida by cerezoprimaveral
Author's Notes:

ola chicos aki estoy de nuevo...

 

ya se ke me ausente mucho tiempo pero aki esta el cap 2

este cap ya lo avia subido a mi mf/CerezoPrimaveral

para si kieren pasarse y postearme , estaria genial

bueno les dejo ke disfruten... bye

Author's Notes:

ola chicos aki estoy de nuevo...

ya se ke me ausente mucho tiempo pero aki esta el cap 2

este cap ya lo avia subido a mi mf/CerezoPrimaveral

para si kieren pasarse y postearme , estaria genial

bueno les dejo ke disfruten... bye

Capitulo 2- Atracción Desmedida

Solo habían pasado dos días y la casa ya olía a su perfume, una fragancia ligera y floral que envolvía el cerebro de Sasuke de forma contundente.

En esos dos días, la casa se había llenado de risas y muestras de cariño para Daisuke. Sakura estaba en todas partes, sonriendo y charlando animadamente con su dulce voz, y para colmo, hacia unos Omusubi y unos dangos deliciosos.


No iba a hacer fácil sobrevivir una semana sin considerarla algo más que una amiga de su hijo. Le recordaba lo mucho que le había gustado estar casado y tener a su mujer para compartir la noche. Lo triste es que ese estado de felicidad conyugal solo había durado seis meses. ¡Que desilusión más grande!


Con una sensación de frustración, Sasuke se puso a limar una tabla de madera para hacer una estantería. Fue consiente de que, cuando llego la escritora, apenas le había dado un apretón de manos. Lo mejor seria mantenerse así, guardando las distancias y evitando cualquier implicación sentimental. Esa actitud le había resultado muy útil en los últimos años.


Sacudió la cabeza, se asomo desde el cobertizo para ver la casa. La calida luz que salía por las ventanas lo atrajo con verdadera insistencia. Había intentado hacer su día durante el viernes por la noche y el sábado, para que la escritora y Daisuke pudieran conocerse mejor. Pero, como era imposible permanecer ajeno a ambos, decidió dejar su herramienta en el taller, y se dirigió hacia la casa.


Entro a la cocina y oyó una conocida melodía a compasada de las risas de Sakura y Daisuke. Camino un poco mas hasta llegar al cuarto de estar donde los encontró bailando. Si los movimientos de su hijo eran torpes y carentes de gracia, los de la amiga resultaban fluidos y armoniosos. Cada vez que el chico perdía el ritmo, los dos se reían a la vez, volviendo a empezar de nuevo. Abstraído por lo insólito de la escena, Sasuke se quedo mirándolos contra el marco de la puerta. Ella llevaba unas mallas negras que resaltaban sus piernas largas, y una camisa blanca atada con un nudo, dejando al descubierta la cintura. Se había hecho una cola de caballo y le colgaban algunos cabellos sueltos fuera del flequillo. De pronto, Sasuke la deseo intensamente, sintiéndose vigoroso y saludable como cualquier hombre capaz de excitarse ante la belleza de una mujer.

Al final de la canción, a Daisuke le fallaron las piernas y se enredo con las de Sakura. Ambos acabaron cayendo en el sofá, en plena carcajada. La risa era tan contagiosa que Sasuke se unió al jolgorio general.

Cuando la escritora descubrió su presencia, se incorporo dejando de reír.
-No te había oído entrar –dijo ella, apartando se los cabellos sueltos de la cara.

La franja existente entre la camisa y las mallas de Sakura se le antojo suave como la piel de un bebé.

Intentando apartar de su mente aquellos pensamientos, el padre de Daisuke comento:
-Parece que se lo están pasando bien.
-Sakura me estaba enseñando a bailar –repuso su hijo, con una gran sonrisa-. Es muy divertido. ¿Por qué no lo pruebas tu papá?
Sasuke se puso tenso.
-Yo no bailo.

De joven, no había tenido tiempo de asistir a las fiestas del colegio: por eso no sabía bailar. Esos momentos los
había tenido que dedicar al cuidado de su hermana.

 

La única vez que lo había hecho fue en su boda y además se había tratado de un ritmo lento, fácil de ejecutar sin tener demasiada experiencia.

-Pero papá, todo el mundo puede bailar –exclamo Daisuke tomando la mano de su padre y acercando lo hacia su amiga-. ¿No es verdad Sakura?

-Por supuesto –repuso ella, levantándose del sofá con los pies descalzos.

Pero Sasuke, imaginándose lo que le esperaba se rindió diciendo:
-Hijo, soy muy patoso.

-Y Sakura es muy hábil. Vamos, papá, anímate; lo univoque tienes que hacer es dejarte llevar. Siguiendo las indicciones de su hijo, Sasuke tomo a su pareja por la cintura con una mano, y junto la otra contra la suya.

Sin saber como, se encontró frente a la escritora y aprovecho la ocasión para deslizar levemente el pulgar por su cintura desnuda. Era tan suave como la piel de un melocotón.
Ella tuvo un escalofrío y el bailarín fue conciente de su mirada profunda.

Sasuke sintió su delicado perfume y, precavidamente, decidió mantenerse a distancia de aquella mujer.

Sakura le indico como eran los pasos a seguir, con la precisión de una profesora de danza.

Sonó una nueva canción y comenzaron a moverse al son de la música. Tras una primera vuelta por el cuarto de estar, el padre de Daisuke consiguió memorizar la coreografía, y al cabo de unos breves instantes, ya evolucionaba por la habitación sin fijarse en los pasos.

-¡Muy bien, papá! Estas llevando el paso tú solo.

-Si, hijo, ya lo veo.

A continuación sonó una balada romántica, y Sasuke se sorprendió de lo fácil que le resultaba bailar con la escritora. La tomó por la cintura con mano firme dándose cuenta de que no quería dejarla marchar de su vida.

Hacia mucho tiempo que no lo pasaba tan bien con una mujer.

-Bailando lento hay que seguir manteniendo las distancias? –pregunto él, con interés.

Sakura se quedo mirando a su pareja de baile con aire soñador.

-Bueno, lo normal es acercarse un poco más…

La mirada de Sasuke era muy intensa y sexy. Pero estaba teñida de cierta tristeza que él no estaba dispuesto a mostrar, a menos que alguien estuviese interesado en compartirla. Y ella estaba dispuesta a ello. Phasmophobia Game - Todo sobre el juego Phasmophobia

-…en el caso de que tuviéramos en más confianza –siguió diciendo Sakura, tragando saliva y atreviéndose a terminar la frase.

El bailarín deslizó suavemente una mano por la espalda de su pareja, juntando su boca con la oreja de ella.

-¿Así esta bien? –quiso saber Sasuke, con interés.

La escritora cerró los ojos concentrándose mientras tocaba la espalda musculosa de su acompañante.

-Si, estupendo.

Sakura disfruto con el aroma a madera y a aire fresco que despedía su acompañante, posando su mano en la nuca masculina y acariciándole los cabellos. Ambos cuerpos se movían como un todo completo y sensual.

-Me has engañado –repuso la escritora

-¿De verdad? –contestó Sasuke.

Ella se quedo mirándolo. A pesar de que ella era mucho mas alto que ella, eso no intimidaba a Sakura. Al contrario, se sentía muy femenina con la delicada protección de su pareja de baile.

-Sabes seguir el ritmo perfectamente.

Él enarcó una ceja, divertido por ese comentario tan provocativo.

 

-Estás muy bien dotado para bailar –siguió diciendo la escritora, sonriendo con picardia.

-Suelo aprender rápidamente cuando el tema me interesa–repuso Sasuke, apretando ligeramente la cintura de Sakura, cuyo corazón comenzó a latir desordenadamente.

La canción terminó y la pareja se paró, disfrutando unos segundos más de la erótica vibración que recorría sus cuerpos. Sasuke se quedo mirando la boca de su acompañante, mientras humedecía su labio inferior con la punta de la lengua. Lleno de excitación, el bailarín noto como el deseo circulaba ardientemente por sus venas.

De pronto, la voz de Daisuke surgió del silencio proponiendo:
-Vamos, bésala, papá.

La mirada de Sasuke estaba llena de pasión y los labios de Sakura se entreabrieron, al ritmo alborotado de sus pulsaciones.

Pero, de pronto, él dio un paso hacia atrás, rechazando cualquier contacto con ella, lo que decepciono al niño
enormemente.

De alguna manera, Sakura también quedó desilusionada, esbozando una sonrisa amarga.

El padre se volvió a su hijo y, con una mirada inexpresiva, le dijo:
-Es hora de que te vayas a la cama, Daisuke. Has tenido un día lleno de emociones.

-Pero papá, mañana no tengo colegio. ¿Puedo quedarme con ustedes un poco más?

Sasuke apago la radio y miro el reloj de la chimenea.

-Son las nueve y media. Deberías estar acostado hace una hora.

Además mañana por la mañana tenemos que ir a la iglesia.
Daisuke se levanto del sofá sin rechistar, y le sugirió a su amiga:
-¿Vendrás a arroparme, Sakura?

-Claro que sí –repuso ella.

La escritora le retiro de la frente un mechón de cabellos rubios, dándose cuenta de que haría cualquier cosa por aquel niño.

También fue conciente de que el padre también sentía cierto interés por ella, quisiera admitirlo o no.

-Ve a lavarte los dientes y a ponerte el pijama. Iré a verte enseguida.

Entusiasmado, Daisuke salio corriendo en dirección al cuarto de baño.

Una vez que el chico se marchó, Sakura se acerco al padre, tocándole el brazo.

Inmediatamente, Sasuke se puso rígido y la escritora retiro su mano con rapidez. Tenía el ceño fruncido, debatiéndose entre el deseo y el rechazo.

-Sasuke… -murmuró ella.

-Pero Sakura, si solo era un baile –repuso el padre con voz ronca.

Pero había sido algo más que solo eso, y los dos lo sabían perfectamente. Después de unos segundos en silencio, la escritora salio en busca del dormitorio del chico.

Daisuke empezó a dar saltos en cuanto la vio llegar. Se había puesto un pijama de franela y tenia el aliento fresco y con sabor a dentrífico.

Se metió entre las sábanas y no pudo evitar dar un largo bostezo.

Sakura se sentó a un lado de la cama y le deseó buenas noches.

-Te quiero –dijo el niño, tomándola por la cintura.

-Yo también –respondió ella, notando como el calor del abrazo impregnaba las zonas de su corazón más necesitadas de cariño.

Sasuke se había quedado con el hombro apoyado en el marco de la puerta, sin atreverse a interrumpir la escena entre los dos amigos.

Daisuke agradeció a la escritora por haber ido a visitarlo y Sakura esbozó una sonrisa llena de afecto.

Finalmente, ella lo cubrió con las mantas y cuando se iba a marchar, el chico le susurró:
-Sakura, ¿Querías ser mi madre…?

 

Desde la puerta, Sasuke se quedo tan sorprendido que no pudo intervenir en la conversación.

-Me encantaría serlo, cariño –dijo ella, acariciándole la mejilla-. Pero no resulta tan fácil ¿sabes?

-¿Por qué no?

-Por que algún día, tu padre se volverá a casar y tendrás otra mamá.

En ese momento, Sasuke se sintió culpable por no haber intentado buscar, tras en fallecimiento de Ino, una nueva esposa que llenara de afecto el corazón de su hijo. Según él, no hacia ninguna falta, y durante seis años y medio habían vivido de ese modo los dos solos. Todo había ido bien, hasta que apareció Sakura Haruno…

El padre no podía negar la positiva influencia que tenia la escritora sabre el niño. Sin embargo, el hecho de casarse de nuevo no entraba dentro de sus planes. Ni siquiera con una mujer tan bella como ella.

Sasuke intento apartar de su mente esos pensamientos. Sin duda, la sensualidad del baile le había trastornado el cerebro.

-¿Y si yo te pido que tu seas mi madre? –insistió el chico, testarudamente.

Tras reflexionar unos segundos, Sakura contestó.
-¿Qué te parece si soy una amiga espacial, para toda la vida?
Pero Daisuke frunció el ceño, sin quedarse contento con la propuesta.

-¿Te vas a quedar aquí para siempre?

Ella rió alegremente, batiéndole la almohada.
-No creo que a tu padre le haga mucha gracia la idea.

-A papá le gustas –contestó Daisuke abrazando a su oso de peluche-. ¿No te fijaste en como te sonreía mientras bailaban?
-¿Eso era una sonrisa? –le tomó el pelo Sakura.

Daisuke rió pero a continuación se quedó muy serio.

-No te habría permitido que te quedases si no le hubieses gustado. No está siempre de malhumorado. Lo que pasa es
que los abuelos Senju…

-¡A dormir! –exclamó su padre desde la puerta, antes de que el chico la pusiera al corriente de las pugnas existentes entre los suegros y él.

Pero la escritora se podía imaginar que tipo de relación mantenían ambas partes, siempre con el fin de que Daisuke siguieran viendo a sus abuelos.

Lo cierto es que los Senju culpaban a Sasuke de la muerte de su hija.

Después de apagar la luz de la habitación del chico, los dos adultos se dirigieron hacia el cuarto de estar.

Allí permanecieron en silencio, hasta que Sasuke recordó las buenas maneras que le había enseñado su madre.

-Te apetece tomar algo o quieres ir directamente a la cama?

La propuesta hizo que Sakura se sonrojara.
-¿Ir a la cama? –repitió ella, desconcertadamente, pensando que se refería a la cama del hombre.

A Sasuke no le disgustó la idea de dormir junto con ella, siendo conciente de que cada vez era más difícil de ignorar el deseo que sentía por aquella mujer, pero era obvio que Sakura no era el tipo de chica con quien tener
una aventura de un solo día.

-La verdad es que no estoy muy cansada –siguió diciendo la escritora.

-Entonces, ¿Qué te apetece? Un café, una taza de chocolate o un trago de whisky.

El se inclino por el whisky: de ese modo podría dormir tranquilo sin tener fantasías eróticas protagonizadas por
Sakura.

Ella reflexiono un momento y después con un pícaro guiño, dijo:
-Me gustaría de tomar un poco de chocolate caliente.

 

-Estupendo, calentare un poco de agua.

-¿Calentar agua? El chocolate no se hace con agua caliente.

-Pues Daisuke nunca se queja.

-Lo más probable es que tu hijo no se queje porque no sabe como es el chocolate de verdad.

Sasuke se puso a reír.
-Pues, enséñame a prepararlo.

Ella acepto el desafió y se dirigió hacia la cocina, a toda velocidad.

-¿Tienes chocolate en polvo?

-Pero, ¿Cuál es la diferencia? –quiso saber Sasuke.

Sakura soltó una carcajada, pensando que su acompañante le estaba tomando el pelo. Pero el estaba muy serio.

-Hay que seguir las instrucciones del paquete –le aconsejo la escritora.

Sasuke se dispuso a sacar todos los ingredientes necesarios para preparar la reconfortante bebida caliente. Sakura comprobó que su anfitrión se movía con soltura por la cocina, pero lo obligo a quedarse quieto

-Me gustaría de tomar un poco de chocolate caliente.

-Estupendo, calentare un poco de agua.

-¿Calentar agua? El chocolate no se hace con agua caliente.

-Pues Daisuke nunca se queja.

-Lo más probable es que tu hijo no se queje porque no sabe como es el chocolate de verdad.

Sasuke se puso a reír.
-Pues, enséñame a prepararlo.

Ella acepto el desafió y se dirigió hacia la cocina, a toda velocidad.

-¿Tienes chocolate en polvo?

-Pero, ¿Cuál es la diferencia? –quiso saber Sasuke.

Sakura soltó una carcajada, pensando que su acompañante le estaba tomando el pelo. Pero el estaba muy serio.

-Hay que seguir las instrucciones del paquete –le aconsejo la escritora.

Sasuke se dispuso a sacar todos los ingredientes necesarios para preparar la reconfortante bebida caliente. Sakura
comprobó que su anfitrión se movía con soltura por la cocina, pero lo obligo a quedarse quieto y mirando.

Ella era la que se iba a preocupar de la cuestión.

-me gusta mas la noche que el día –comento animadamente la escritora-. Muchas veces me estoy despierta hasta la una o las dos de la madrugada.

-pues ya somos dos –replico el padre de Daisuke.

Ambos se sintieron incómodos compartiendo la intimidad.

Mientras tanto, Sakura encontró una cuchara para remover la leche.

-De hecho, siempre escribo mis mejores relatos por la noche.

-Entonces, puedes instalarte aquí, en la mesa de la cocina, mientras yo me voy a mi taller…

-Oh, no. Estoy aquí para pasar unas vacaciones y para conocerlos a Dai-Chan y a ti –repuso la escritora llena de entusiasmo-. De momento no pienso trabajar: eso lo puedo hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Además, acabo de terminar un libro. Se trata de una historia en la que a Dai-Chan le enseñan a invocar al Jefe Sapo y este tiene que demostrar que es digno de ser su amo.

-Ah, ¿si? –exclamo Sasuke, con interés.

-Me esforcé especialmente para narrar un relato que le gustara a todos los chicos –explico Sakura, tomando dos tazas de un armario.

-Espero que el Jefe Sapo se haya desquitado, regalándole al protagonista más poder de lo habitual.

Ambos rieron a la vez, mientras ella vertía el chocolate humeante en las dos tazas.

-¿Tienes canela por algún sitio? –solicito la escritora.

-En el caso de que así sea, estará en el armario con las otras especies.

 

Finalmente, la invitada encontró un frasco pequeño y lo fue a poner en la mesa cuando de pronto los dos cuerpos chocaron, y estuvieron en contacto durante unos segundos.

Ella estaba desconcertada por el encontronazo y se puso a hablar de su última narración.

-Le he traído a Dai-Chan una copia del original por su cumpleaños –siguió diciendo Sakura.

A Sasuke también le impacto la unión de sus cuerpos. Estaba claro que las enormes curvas de aquella mujer le gustaban enormemente.

-Estoy seguro que le va a encantar –repuso el, sujetando la mano de su acompañante y dándole el frasco de canela, con mas entusiasmo de los debido.

-Eso espero –dijo la escritora, mientras espolvoreaba la especia en las dos tazas-. Me gustaría que tú también lo leyeras y me dieses tu opinión.

-¿Todas las historias tratan de mi hijo?

-Si –respondió Sakura-. Pero la serie empezó cuando yo experimente la necesidad de llenar mis ratos libres. Con el tiempo, Daisuke se ha convertido en una buena fuente de inspiración.

-¡Que curioso! Siempre pensé que te basabas en tu infancia para narrar esas historias.

-Si, en cierto modo tienes razón. Lo que pasa es que intento revivir esas experiencias através de los ojos de Dai-Chan. La ingenuidad de los niños es maravillosa. Muchos de mis éxitos se los debo a tu hijo.

La escritora le tendió la taza de chocolate a Sasuke.

-Es el chocolate más rico que he probado en mi vida.

Y siguiendo la, ambos se fueron a la sala de estar. El anfitrión poso su taza encima de la chimenea, mientras ponía un par de leños mas entre las brazas. En un par de minutos en el hogar ardía un hermoso fuego, que calentaba hasta el último rincón de la habitación.

-¿Es esta la madre de Dai-Chan? –pregunto Sakura, tomando una foto enmarcada, regalo de los abuelos, para que el chico no la olvidara nunca.

Se trataba de una mujer joven y rubia, con unos ojos azules llenos de vida, los mismos que lo cautivaron cuando se enamoro de ella.

-Si, es Ino –asintió Sasuke.

-Dai-Chan se parece mucho a ella –comento la escritora, posando el retrato en su sitio-. Es muy guapa.

-Si que lo era.

Sakura se hizo un ovillo en el sofá, bebiendo el chocolate y mirando por encima a su anfitrión, con la intensidad de sus vibrantes ojos jade.

-Daisuke debe echarla mucho de menos –murmuro la joven.

Tras unos segundos de silencio, en los que solo se oía el fuego chipotear, Sasuke dijo:

-Murió cuando Dai-Chan tenía dos años. Apenas recuerda algo de ella.

Sakura sintió tristeza por los dos, y eso quedo reflejado en la expresión de su rostro.

-¿Cómo murió?

Sakura sintió tristeza por los dos, y eso quedo reflejado en la expresión de su rostro.

-¿Cómo murió?
Al padre de Dai-Chan se le había olvidado que la escritora no vivía en Konoha y, por lo tanto, no conocía la macabra sospecha que se había cernido sobre la cabeza de Sasuke Uhiha.

-Mi intención no era ponerme a fisgar –repuso la invitada, viendo el sombrío semblante de su anfitrión.

-Murió en un lago cercano.

-Lo siento mucho.

Nadie en el mundo podía sentirlo tanto como el.

-Ocurrió hace muchos años –murmuro Sasuke, agachándose para reavivar el fuego.

No quería revivir el triste y lluvioso día en que murió Ino una vez más. Ya lo hacia cada ves que veía a sus suegros, y que pasaba por el maldito lago que se la trago.

 

Desde el sofá, Sakura se pregunto si aun la echaba de menos. Eso explicaría el comportamiento hosco que mostraba de ves en cuando.

-¿Has pensado alguna vez en casarte de nuevo? –le pregunto la escritora, con el alma en vilo.

Era extraño; le había visto hacia dos días, pero le daba la impresión de conocerlo desde que empezó a intercambiar correspondencia con Dai-Chan.

Por eso sabia que tras esa fachada brusca, se escondía un hombre bueno y sensible.

-La verdad es que no –repuso el, poniendo mas leña en la chimenea y haciendo revivir el fuego.

-¿Acaso no haz encontrado a la mujer adecuada?

-Es que no me interesa el tema.

Por su propia experiencia, sabía que el desamor era terrible, pero ella al fin y al cabo, aun pensaba poder encontrar la felicidad con otro hombre.

-¿Y que va a pasar con Dai-Chan?

-Todavía es joven para casarse –dijo Sasuke, haciendo gala de su desconocido sentido del humor.

Sakura le hizo una mueca y el le contesto con otra a su vez. El anfitrión podía ser agradable y divertido cuando quería, lo que quería decir que apenas se tomaba la molestia en serlo.

-No era eso a lo que me refería. Dai-Chan se merece una madre.

Aunque la escritora intentaba defender los intereses del niño, también estaba interesada personalmente en la cuestión. No le había hecho gracia ver a otra mujer, que no fuese ella, al lado de aquel hombre.

-¿Acaso eres una candidata para el puesto? –le pregunto irónicamente Sasuke.

A pesar de aquel tono ridiculizante, Sakura estuvo apunto de asentir. ¡Por supuesto que tenia muchas ganas de formar parte de la vida diaria de Dai-Chan!

-Yo solo digo que debería beneficiarse de la influencia de un padre y una madre –replico la escritora.

El fuego hacia brillar el cabello negro de Sasuke y sus ojos azabaches, dándole un aspecto brutal y bello al mismo tiempo.

-No tengo la intención de volver a casarme –estallo el hombre violentamente-. Dai-Chan y yo nos la hemos arreglado solos perfectamente todos estos años, hasta que apareciste tú…

A Sakura le sentaron mal las palabras de Sasuke, pero sabía que si quería estar bien con Dai-Chan, tenia que ser aceptada por su padre, cosa que era bastante difícil. Aquel hombre era desagradable con todas las personas que intentasen acercarse a el y a su hijo.

Al cabo de un rato, y tras dar un profundo suspiro, Sasuke murmuro:

-Lo siento.

La disculpa fue breve y arisca. Pero Sakura lo comprendió.
-No te preocupes.

En efecto, la escritora le había tocado la fibra más sensible de su atormentado corazón. Sintió la necesidad de acariciarlo y reconfortarlo entre sus brazos, pero, finalmente, se abstuvo de mostrar su compasión.

-Ya se que Daisuke te importa mucho, pero, ¿Qué te parece si eres para el simplemente una buena amiga? –le propuso Sasuke.

Sakura se pregunto si para su anfitrión ella también era una amiga más. Desde luego ella tenía sus dudas, sobre todo por el modo que tenia de mirarla.

-¿Y tu has estado casada alguna vez? –siguió diciendo el hombre, con curiosidad.

-Si, estoy divorciada.

La escritora recordó a su marido, tan preocupado por su carrera de abogado y tan carente de interés por tener hijos y formar una familia.

 

-¿Quién fue el tonto que te dejo escapar? –repuso Sasuke, con cierta agresividad.

Sakura no pudo evitar reír a carcajadas. Neji Hyūga no era tonto, sino insensible. Al fin y al cabo, había sido claro con sus intenciones, en ves de engañarla retrazando constantemente el momento de ampliar la familia.

-Me sorprende bastante que pienses eso –dijo ella.

Elevando los hombros, Sasuke replico:

-Puede que no piense en casarme otra vez, pero no estoy ciego.

El cumplido, aunque fuese en cierto modo retorcido, hizo sonreír a Sakura.

Era mejor andarse con cuidado o iba a enamorarse de aquel hombre tan temeroso de mostrar sus sentimientos.

Ella tampoco estaba ciega.

----------------------------------------------------------------------------------------------continuará

End Notes:

bueno pas kiero agradecer a todos ustedes por leer este fick mio y a los super lindos chicos ke me han dejado sus coments...

hikari cullen

mika_chan

Denixxita-sasusakuforever

DANHATAKE

nahirchan

muxas grasias sin ustedes no podria sseguir espero ke les ayagustado.... hasta la proxima *3*

End Notes:

bueno pas kiero agradecer a todos ustedes por leer este fick mio y a los super lindos chicos ke me han dejado sus coments...

hikari cullen

mika_chan

Denixxita-sasusakuforever

DANHATAKE

nahirchan

muxas grasias sin ustedes no podria sseguir espero ke les ayagustado.... hasta la proxima *3*

Regresar al índiceCapítulo 3 Conociendo a los Senju by cerezoprimaveral
Author's Notes:

ola.... aki de nuevo colo cndo el cap ... en este cap conoceremos a los abuelos senju, la relacion que tienen estos con sasuke y un personaje muy interesante ke le rebelara a sakura una cosa que no conocia de sasuke......espero ke les guste..

Author's Notes:

ola.... aki de nuevo colo cndo el cap ... en este cap conoceremos a los abuelos senju, la relacion que tienen estos con sasuke y un personaje muy interesante ke le rebelara a sakura una cosa que no conocia de sasuke......espero ke les guste..

 

Capítulo 3 Conociendo a los Senju

 

El tocino crujiente y los huevos revueltos en su punto estaban mucho más buenos que los cereales que desayunaba Sasuke con su hijo todas las mañana. Con el estómago satisfecho, el padre de Dai-Chan miro a la mujer que había elaborado ese desayuno tan delicioso. Era consciente de que tenía que advertirle de algo antes de salir.


-Sakura, debes saber que la gente va a murmurar al vernos en el pueblo.

Ella, estaba enjuagando un plato, se secó las manos con un paño y se sonrojo ligeramente.

-¿Es por mi vestido?

 

Sasuke retrocedió para mirarla y comprobar que el delicado vestido de color blanco que llevaba le daba el aspecto más casto del mundo. Era el más idóneo para ir a la iglesia.

 

Sin embargo, el hombre sabía que su ropa interior no era tan sobria. La había visto por la puerta entre abierta de su habitación, al caminar por el pasillo. Llevaba unas braguitas increíblemente pequeñas, con aspecto de ser muy suaves, y un sujetador de encaje que mostraba generosamente sus senos.

 

Sasuke noto cierto calor por la parte baja de su cuerpo, y se congratuló de tener puestos sus amplios pantalones color negro.
-No, el vestido está bien.

Sakura miro a su anfitrión con mirada astuta y burlona.
-Entonces, ¿se trata de mi pelo?-adujo ella, tocándose el moño que se había hecho con la melena de color canela.

A pesar de que su aspecto era impecable, Sasuke pensó que lo más aconsejable era ponerla al corriente de las murmuraciones que se cernían sobre su propia persona, entre la gente del pueblo. De ese modo, no le pillarían desprevenida las miradas hostiles y los cuchicheos a la salida de la iglesia.

Una vez frente a él, Sakura siguió preguntando:
-¿Tengo huevo o tocino entre los dientes?
-No, estás estupenda
-¿Me quieres decir por qué van a cuchichear cuando me vean aparecer con vosotros en el pueblo?
-Sakura, tienes que comprender que esta localidad es muy pequeña. Todos nos conocemos y alguna gente no se molesta en disimular su rechazo hacia otras personas. Les da igual herir los sentimientos ajenos. Y me da la impresión que hoy van a tener otra víctima.

Apoyándose la mandíbula en la palma de la mano, Sakura pregunto:
-¿Eso te molesta, Sasuke?
-Ya estoy acostumbrado –respondió el viudo, a pesar de no haber conseguido inmutarse completamente del rechazo general.
-Entonces, es verdad es que en los pueblos los chismes se expanden como pólvora
-Están en lo cierto –dijo él, fastidiado porque siempre era el centro de los comentarios hostiles.
Llena de desprecio Sakura replico:
-¿Es que no tienen otra cosa que hacer?
-Depende del objeto de las murmuraciones. Desde luego, tu estancia aquí va a ser un buen bocado para esa manada de lobos.
-Pero, por favor, que somos todos adultos…
-Eso es precisamente los que va a ser objeto de comentarios.

La expresión del rostro de Sakura le recordó a Sasuke a una leona defendiendo a su camada.
-No quiero que Dai-Chan sufra por culpa de mi estancia en Konoha –adujo la escritora.
-Él no va a sufrir.
-Pero, ¿no me acabas de decir que son todos una panda de chismosos?
-El niño no va a oír nada; es el nieto de los Senju, y por eso lo respetan.

Al principio, a Sasuke le había preocupado que su hijo oyera los rumores que lo acusaban de la muerte de su esposa. Pero afortunadamente todos los habitantes del pueblo habían guardado silencio, protegiendo al pequeño de las habladurías. De ese modo, Dai-Chan era completamente ajeno a la mala, reputación de su padre.

-Sakura quiero que, pase los que pase hoy, no consigan herirte o molestarte.
-Gracias por la advertencia, pero creo que podré arreglármelas con todos ellos. Vamos a darles conversación…
-repuso ella animadamente.

Cuando llegaron a la iglesia de Konoha, el padre de Dai-Chan oyó una voz que decía:
-Quien es la mujer que esta con Uchiha?
Llegaron con retraso porque el chico no encontraba sus mocasines de piel, y los asistentes al servicio religioso ya estaban de pie, esperando la aparición del reverendo Sarutobi.

Encontraron un banco vacío, y se sentaron los tres, mientras Dai-Chan saludaba a Minato-Chan, su mejor amigo, que estaba detrás.

 

Sakura miro a Sasuke y esbozo una sonrisa que lo dejo sin respiración. El delicado perfume femenino estuvo a punto de dejarlo sin control.

De pronto una familia quiso sentarse en el hueco que sobraba en el banco. Los Uchiha y Sakura se levantaron para dejarles paso, y al estirarse, las piernas de la escritora y las de Sasuke se tocaron unos segundos.

-Lo siento –se excusó ella rápidamente.
Él no lo sentía en absoluto, era más, no le había importado ese contacto en absoluto. No obstante, estaban demasiado juntos y eso podría atraer la atención de su suegra, que estaba sentada delante de ellos, en la zona opuesta. Iba peinada con un moño austero, que recogía sus rubios cabellos.

En cualquier momento, podía girar la cabeza hacia la izquierda y tener una panorámica perfecta de los tres, cosa que hizo al cabo de unos segundos.
Fijo sus fríos ojos miel sobre Sakura y frunció los labios despectivamente.

Los cuarenta minutos pasaron lentamente, hasta que por fin el reverendo les dio la bendición. Poco a poco, los asistentes fueron saliendo de la iglesia a la plena luz del día. Se formaron grupos en los cuales se saludaban unos a otros animadamente.

Sasuke tomo a Sakura por el codo y los tres se dirigieron hacia donde estaba Minato-Chan con su familia. El padre era el dueño del aserradero donde trabajaba Sasuke y estaba acompañado de su mujer y sus dos hijos.

-Sakura, se me olvido decirte que Dai-Chan pasa los domingos con sus abuelos –repuso Sasuke.
-Me parece muy bien que pase un día a la semana con ellos –adujo la escritora.

Para el padre, era algo a lo que no se podía negar.
-Volverá a casa esta noche.
-No te preocupes por mí –dijo Sakura-. Puedo pasar el rato perfectamente con mis cosas, sin que tengas que preocuparte por mí.
-Estupendo –murmuro Sasuke.

 

Pero no podía evitar sentir cierta curiosidad por lo que iba a hacer la escritora durante el resto del día. Era inaudito: debería quedarse tranquilo sin que ella dependiese de él, trabajando en su taller.


A continuación, el padre de Dai-Chan saludo a su jefe.
- Hola, Naruto.

Se trataba de un hombre rubio de gran estatura, que era su único gran amigo. Sasuke beso en la mejilla a su mujer.
-Hola, Hinata. Estas tan guapa como siempre.

Ella contesto riendo, y agitando su suave melena:
-De ese modo llegaras muy lejos. Por cierto, ¿Quién es tu acompañante?

-Les presento a Sakura Haruno. Sakura, este es mi jefe: Naruto Uzumaki. Posee el aserradero donde trabajo en la ciudad. Su mujer se llama Hinata y los chicos son Minato-Chan y Hiashi-Chan.

Sonriendo, Sakura les dio la mano.
-Encantada de conocerlos.

-El placer es nuestro –aseguro Hinata, y luego miro a Sasuke-. Deberías avergonzarte por no avernos hablado de ella antes.

-No estamos saliendo juntos. Se trata de una amiga de Dai-Chan, con la que mantiene una correspondencia desde hace un año y medio.
-¿No me digas? –se sorprendió Naruto.

-Soy escritora de una serie de aventuras para niños que se llaman “Un Ninja Legendario Daisuke”. Daisuke y yo nos hemos hecho amigos y he venido para celebrar su cumpleaños.

 

-Ah –susurro Hinata, no queriendo aceptar que entre Sakura y Sasuke no existiera nada más-. Bienvenida a Konoha. Un día de estos los invitamos a cenar a casa los tres.

 

-No creo que tenga tiempo –repuso él, antes de que Hinata insistiese.

Conocía bien a la mujer de su jefe: siempre le estaba diciendo que porque no tenía compañía femenina y estaría encantada de cuchichear con Sakura.

-¿Ves? Te dije que vendría –le comento Dai-Chan a Minato-Chan acercando se a la escritora.
-¿Eres realmente tu Sakura Haruno, la escritora para niños? –le pregunto el amigo de Daisuke.
Se trataba de un chico rubio con ojos de color perla.

Sakura río por que la estaban poniendo en un pedestal.
-Sí, soy yo.
-¿Y crees que podrías escribir un libro sobre un niño llamado Minato?

Sakura se quedó pensando unos segundos y dijo finalmente:
-Bueno, estoy muy ocupada con la serie de Daisuke, pero puedo introducir otro personaje: un amigo del protagonista que se llame Minato.

Con los ojos como platos, el chico le dijo a su amigo:
-¿Has oído, Dai-Chan? ¡Voy a ser tu amigo en su próximo libro!
-Ya te dije que era fabulosa –replico Dai-Chan.

Estuvieron hablando unos minutos más, cuando de pronto, Dai-Chan tomo la mano de Sakura y le dijo:
-Mira, esos son mis abuelos. Quiero que los conozcas.
Sasuke se metió las manos a los bolsillos y los vio caminar hacia sus suegros.

Tsunade Senju no iba a decir nada bueno sobre sí mismo, y eso lo fastidiaba tremendamente.
Vas a dejar que la despelleje viva –comento irónicamente Hinata observando las presentaciones.
-No te preocupes. Sakura es mayorcita y sabe cuidarse perfectamente.

 

Sasuke se había dado cuenta rápidamente de ese rasgo de la escritora. Sakura tenía carácter y era fuerte de espíritu.
-Además, Tsunade es mala persona conmigo pero no tiene que serlo con ella.
-Pues la esta asesinando con la mirada –repuso Hinata.

El padre de Dai-Chan se negó a seguir las indicaciones de su vecina. Nunca había sido un buen príncipe azul salvando a damiselas en apuros.
--------------------------------------------------------------------
Sakura se volvió hacia Sasuke antes de llegar al lugar en donde los esperaban los abuelos de Dai-Chan. Los Senju hacían muy feliz a su nieto y muy desgraciado a su yerno. La escritora no sabía todavía cuál era el problema pero le daba la impresión de que no era algo fácil de solucionar.

-Abuelos, quiero presentarles a mi mejor amiga: Sakura Haruno –dijo educadamente Dai-Chan, con su hoyuelo en la mejilla.

Tsunade Senju miro desdeñosamente a la escritora y se limitó a decir:
-Por fin ha venido…

Sakura decidió que era mejor llevarse bien con aquella pareja de ancianos y sonrío abiertamente.
-Encantada de conocerla, señora Senju.

La abuela se quedó mirando su mano extendida como si fuera una serpiente e hizo caso omiso del saludo. Pero Sakura no se iba a dar por vencida tan fácilmente. Mantuvo la mano extendida sosteniendo la mirada a Tsunade durante unos minutos interminables. Como ninguna de las dos se daba por vencida, una mano de hombre la sacudió y se presentó.

-Yo soy Jiraya, el abuelo de Dai-Chan. Bienvenida a Konoha.

 

Tsunade miro a su esposo, extrañada, pero él le sonrío como si no ocurriera nada.
-Sakura está viviendo en casa con nosotros –exclamo Dai-Chan-. Es muy divertida; nos ha enseñado a bailar.
-¿Está viviendo en su casa? –repitió maliciosamente la abuela.

Antes de que la escritora pudiese defender la respetabilidad de su situación, Dai-Chan intervino:
-Papá dijo que podía quedarse-
-¿De verdad? –contesto la arpía con toda su mala intención.

Su marido intento suavizar la situación tomando a su mujer por el brazo, pero ella se soltó y lanzo una mirada de odio en dirección a Sasuke.
-¿Y cuánto tiempo piensa quedarse, señora Haruno?
-Por lo menos una semana –respondió Sakura.
-Su estancia no es muy recomendable para mi nieto…

Jiraya interrumpió para quitar hierro al asunto.
-Bueno, Dai-Chan, ¿estás preparado para ir de pesca con tu abuelo?
-¿Puede venir

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