Retomamos la actividad de los fanfics, Izbet https://www.wattpad.com/user/Izbet46 nos manda la primera parte de su nuevo fanfic en español de Bola de Dragón titulado "Ángel Ciego 2. Diario de Vida de Piccolo"
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Resumen:
Por un error, Piccolo es convertido en humano por un año, durante ese tiempo vivirá varias aventuras, incluso conocerá el amor, llegando al punto de no desear volver a ser namek nunca más.
Ya han pasado dos años y medio de la boda de Gohan y Videl, hace casi un año que nació Pan, la hija de ambos, que se convirtió en la alegría de toda su familia y amigos, sobre todo de Piccolo, que adoraba a la pequeña.
Una tarde de sábado estaba el guerrero namek, sin turbante ni capa, con Izbet, con sus alas desplegadas, entrenando, también estaba la niña acompañada de su padre, y de Bulma, ésta última les pidió que juntarán las esferas del dragón para pedir varios materiales difíciles de conseguir en la Tierra, ya reunidas aprovecharían que la bebé conociera a Shen Long.
— Pequeña Pan, repite después de mí... Sal de hay Shen Long — le dijo la científica a la niña.
— Al ay en lon — repitió en su media lengua.
— Y cumple nuestros deseos.
— Cumpe netos eseo — contestó riendo al ver que de pronto el cielo se oscureció.
La pequeña estaba emocionada al ver las luces, y el ser que apareció frente a ellos, por eso siguió gritando palabras sin sentido, cuando Bulma fue a pedir su primer deseo Pan se le adelantó.
— Año.... Jdañ... haem... Piccolo... wowm... humano — gritó lo más fuerte que pudo.
— Deseo concedido — dijo el dragón, y se retiró, se despejó inmediatamente el cielo, y las esferas se esparcieron por el planeta convertidas en piedra, como fue un deseo muy poderoso el pedido, ya no podían conceder más.
— Qué diablos me pasó — se escuchó en todo el lugar.
Todos voltearon a ver al namek, pero ya no era él, su voz sonaba igual pero el ser que veían ahora no era verde, ni con orejas puntiagudas, menos colmillos... era un ser humano, de algo más de 2 metros, pelo negro corto, piel morena, ojos café oscuros, que estaba de rodillas, muy desesperado.
— ¿Qué pasó? ¿Dónde está Piccolo? Su ki desapareció de un momento a otro y ahora siento uno muy raro, aunque recién escuche su voz — Izbet bajó al lado de la científica.
— Pan pidió un deseo a las esferas del Dragón — respondió angustiada.
— Algo escuché, pero no entendí bien... todavía no hace frases claras — replicó la ciega.
— Hizo una... pidió... que Piccolo fuera humano por un año.
— ¿Qué tontera dices? ¿Estás loca?
— No puedes verlo, pero ahora es como cualquiera de nosotros.
Gohan se acercó corriendo al caído, no podía creer que ese ser que tenía al frente fuera ese poderoso guerrero de antes, su ki era muy débil, esto debe ser una pesadilla pensó el joven semi sayayin.
— Sr. Piccolo ¿Está bien? — le preguntó a su maestro.
— Como quieres que este bien, soy un humano, mi poder ahora es ínfimo. Y tendré que estar un año así... — se levantó para tratar de volar, pero ni eso podía hacer ahora, se dejó caer sentado al suelo, abatido.
— No sé cómo disculparme, Pan no lo hizo consiente, es muy pequeña todavía — explicó nervioso el padre.
— Tengo tan poco Ki, que hasta Yamcha podría derrotarme — dijo con furia contenida el nuevo humano.
— No sé qué más decirle, de verdad lo siento.
— Grandote, es solo un año, pasará rápido, no es tan terrible, no será toda tu vida — la ciega pensó rápido como animarlo, reconoció su voz y su presencia, pero el ki era totalmente distinto — me enseñaste que, a pesar de lo difícil de la situación, siempre hay algo positivo que rescatar.
— Y que tiene de positivo ser tan débil — le rebatió conteniendo las ganas de gritar de rabia.
— Ahora podrás entenderlos mejor — dijo lo más tranquila que pudo.
— ¿Qué quieres decir? — preguntó algo más calmado.
— Siempre me dices que no los entiendes, ahora podrás VIVIR como uno de ellos, y comprenderlos mejor.
— No me interesa "comprenderlos", no quiero que nadie me vea así, soy... era un guerrero con poderes extraordinarios, ahora soy menos que nada — replicó ya sin fuerzas.
— Sr. Piccolo, si quiere podemos mantener esto en secreto... diremos... que está entrenando fuera del planeta, y no volverá en un año, así nadie lo buscará, y podrá estar tranquilo escondido en mi casa — le sugirió Gohan.
— No iré a tu casa, tampoco puedo quedarme acá, si alguno de los otros me viera... no me ocultare con Goku (estaba seguro que Milk aprovecharía y lo convertiría en el sirviente de la casa), menos a la de Bulma, allí está Vegeta, no quiero que se burle de mí, me quedaré en la cascada — respondió abatido.
— Mejor ven conmigo, vivo sola — le ofreció Izbet en un susurro, lo tomó del hombro para tranquilizarlo.
— Acepte, es la mejor solución para que tenga donde estar cómodo — suplicó Gohan.
— Ya dije que me iré a la cascada, allí estaré bien.
— Vamos grandote, no te hagas de rogar, en casa tendrás todo lo que necesitarás de ahora en adelante.
— ¿Cómo qué? — preguntó molesto, en ese momento empezó a sonarle el estómago.
— No sea tan orgulloso, vaya con Izbet, por favor... — el semi sayayin se arrodilló frente a él, y le rogó con la mirada, con ojos de perrito a medio morir.
El ex namek pensó por un momento fríamente su situación, necesitaría donde quedarse le gustará o no, ya había ido antes al hogar de la mujer ciega y sabía que era un lugar tranquilo donde no había nadie que pudiera importunarlo.
— Esta bien, iré — dijo a regañadientes.
— Gracias, a propósito... — Gohan buscó entre sus ropas — tenga — le entregó un libro pequeño en blanco y un lapicero.
— ¿Qué es esto? — los recibió extrañado.
— Úselo como un diario de campo, para... para que escriba sus impresiones al ser un humano, servirán... por ejemplo... para Dende ¿Intentará hacerlo? — así pensó que al menos podría distraerlo de su situación.
— Esta bien, lo intentaré — dijo más calmado, sabía que fue un accidente, que la pequeñita no lo hizo adrede, y ahora solo quedaba esperar que pasará el tiempo.
— Gracias, Sr. Piccolo — al verlo más tranquilo, él también se relajó.
— Asunto arreglado, vayámonos, debo llevarte y no quiero que lleguemos muy tarde a casa.
— Por favor, que nadie más sepa esto — pidió el ex namek, todos los presentes asintieron con la cabeza.
— Iz, por favor cuida muy bien de él — pidió preocupado su alumno.
— Tranquilo, lo cuidare como si fuera mi hijo — bromeo para relajar un poco la situación.
Pero ahora vino otro gran problema, como se iría con la mujer.
— Prefiero tirarme al vacío que ir en tus brazos, no soportaré esa humillación.
— Entonces yo lo llevare, Bulma, puedes ir a dejar a Pan a casa, dile a Videl que ya vuelvo... que tuve un problema... que luego le contaré...
— No Gohan, si llegas tarde mi ahijada empezará a hacerte preguntas, y se dará cuenta que algo le ocultas, sabes que no eres bueno para mentir. Ya Piccolo, deja de ser tan remilgoso, prometo que será rápido.
— NO.
— Está bien, ganaste, tengo una idea, no es muy práctica porque soy baja comparada contigo, pero creo que te parecerá mejor.
Levitó y lo tomó de la cintura, él tuvo que agacharse y afirmarse del cuello de la mujer, así bajaron sin muchos problemas, ya cuando había pasado una hora de camino, el sonido de su estómago se hizo más fuerte.
— Tienes mucha hambre ¿Verdad?
— Supongo, nunca había sentido algo así antes, es un dolor diferente a todos lo que he experimentado antes.
— Tranquilo, te prepare algo y luego seguiremos.
Lo llevó a una cabaña en medio de un bosque, mientras ella buscaba algo de comer en la cocina, Piccolo miró las fotografías de las paredes, algunas estaban en relieve.
— Tuvimos suerte, todavía hay atún, y algo de avena, no es lo ideal para ser tu primera comida, pero es lo único que no está vencido. Vengo poco por acá — le gritó mientras calentaba agua para preparar té también.
— No importa, nunca he comido, con que llene mi estómago estaré bien, creo.
Mientras esperaba, siguió mirando las fotografías, en una había una mujer con alas, obviamente su madre, y al lado abrazándola, su padre.
— Ya está, ven a comer, por suerte soy una buena cocinera — sonrió mientras acomodaba todo en la mesa.
Comieron en silencio, aunque no fue una gran experiencia, al menos como dijo el hombre su estómago dejó de rugir. Luego de terminar, mientras ella limpiaba y ordenaba todo, notó que a Piccolo le pasaba algo, se movía mucho en el asiento donde estaba.
— ¿Qué te pasa grandote?
— No lo sé, siento una presión extraña en el bajo vientre, es un dolor, pero no como el de recién.
— Entiendo — dijo después de pensar un rato — lo que te pasa es... hay un pasillo al fondo, busca a mano izquierda, la tercera puerta, hay un tallado de un hombre y una mujer.
— ¿Por qué? — preguntó curioso.
— Solo anda y sabrás enseguida que debes hacer.
Cuando llegó a la puerta vio que decía BAÑO. Al salir encontró a Izbet escuchando un libro, pasaba una máquina pequeña que estaba en su mano, e iba traduciendo las letras en sonidos, era el sistema que usaba para poder leer algo cuando no estaba en sistema Braille.
— ¿Qué escuchas?
— Un libro de poemas, es muy lindo, éste se lo dedicaría a Vegeta... "Me gustas cuando callas porque estas como ausente...". (*Parte de 20 poemas de amor y una canción desesperada).
— Hummm.... sí, muy lindo — respondió tenso e irónico.
— Trata de relajarte. Es mejor irnos, está poniéndose helado, y no traemos ropa adecuada.
— No me hace falta... solo me molesta el calor, el frío no me complica.
— Antes no, ahora sí, recuerda que ya no eres namek, vamos.
Unas horas después llegaron a la ciudad donde vivía la mujer.
— Voy a prepararte la pieza.
— ¿Te ayudó? — preguntó estirándose, ir tanto tiempo agachado le hizo doler la espalda.
— No — le respondió firme.
— Pero tú no ves.
— Este es mi terreno por decirlo así, si vas atrás mío solo te chocaré, sé dónde está todo. Prometo que no te daré la con adornos rosados.
— Ni se te ocurra — rugió furioso.
La mujer lo dejó en la sala sentado mientras iba a prepararle un cuarto de su casa. Mientras estaba solo, Piccolo vio el diario que le regaló Gohan, y decidió intentar escribir algo.
Diario
Hoy comienzo mi vida como humano, no sé qué tan bueno puede ser esto, debo cada cierto tiempo comer, los sabores se sienten extraños, y ni hablar de ir al baño, de solo acordarme que debo ir regularmente a hacer eso... es muy traumatizante. Tuve que venir tomado de Izbet, quien lo único que quería era traerme en sus brazos, preferiría tirarme del templo sagrado y reventar en el suelo a permitirle eso, como no entiende que soy un guerrero, y aunque no soy namek sigo teniendo mi orgullo. Ojalá el tiempo pase rápido como me han dicho. No sé si lograré llegar cuerdo al próximo año... UN AÑO ASÍ.
Mañana Izbet quiere llevarme a comprar ropa, me pone nervioso tener que soportar tantos humanos a mi alrededor, no sé por qué no puedo usar mi traje de entrenamiento como siempre, total si se rompe o se ensucia lo puedo regenerar. Diablos, ahora que lo pienso ya no puedo generar ropa, NO SOY NAMEK, maldito sea este cuerpo. Me grito que me llevaría al mall sí o sí, si no quiero lo hará a la fuerza, se aprovecha que ahora soy como una hormiga comparado con ella. Dice que iremos temprano para que no encontremos muchas personas, siempre que me ven los humanos se asustan. Aunque ahora soy uno de ellos ¿Me seguirán teniendo miedo? Sigo siendo alto, aunque no tanto como antes, y cuando me vi en el espejo, me parezco a como era antes de ese maldito deseo, solo que ya no tengo mis colores, ni mis antenas, las orejas puntiagudas, y me salió toda está mata de pelos en la cabeza ¿Y si hago como Krillin y me afeito? Ya debo dejar de pensar en todo lo que tengo que hacer mañana, solo quiero solo quedarme en cama y no salir hasta que pase el año.
Al otro día cuando Piccolo despertó por un momento estuvo muy desorientado, no era el templo, ni estaba en su típica posición de meditación.
"¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? — de pronto lo ocurrido el día anterior volvió a su mente — ya recuerdo todo, pensé que tal vez era una pesadilla, pero no, ahora soy humano — se tomó la cabeza — y tengo esto — empezó a sentirse de nuevo extraño, con una opresión en el bajo vientre — ¿Dónde dijo que estaba el baño?".
Una hora después se sintieron golpes en la puerta. Como Izbet no obtuvo respuesta abrió suavemente un poco la puerta.
— ¿Estás visible? — preguntó suave.
— Sí, nunca he podido hacerme invisible ni cuando era namek.
— Quiero saber si estas vestido — se tocó la frente con la mano, como diciendo no me entendió.
— Ya tengo puesta mi ropa de entrenamiento.
— Está listo el desayuno — indicó entrando al cuarto, él la tomó del brazo y bajaron las escaleras.
Mientras iban caminando al comedor de la cocina algo le pareció raro al hombre.
— ¿Por qué preguntaste si estaba vestido? Tú no ves.
— Pero tú si, no creo que te gustaría que si estas desnudo yo entre a la pieza ¿O sí? Por mí no hay problemas — sonrió maliciosa.
— Hummm... — susurro sonrojado.
Ya sentados el guerrero no supo por dónde empezar a comer.
— Prueba pan tostado con mantequilla, a mí me gusta mucho, de todas maneras, puse también mermelada, en el medio hay una jarra con jugo de naranja.
— ¿Y eso qué estás tomando qué es?
— Es un té de hierbas algo fuerte, sí quieres te hago un poco para que pruebes.
— Bueno.
A pesar que lo hizo algo más suave, al tomarlo él lo encontró muy amargo, empezó a toser.
— Toma agua — le pasó la mujer un vaso — creo que debes ir de a poco, toma cosas más suaves por ahora.
— Odio tener que comer — gritó furioso y golpeó la mesa, pero quien se hizo daño fue él, al final se fue a su cuarto, para que se le quitará la rabia empezó a arreglar el lugar.
Al rato Izbet de nuevo tocó suave al cuarto.
— ¿Puedo entrar?
— Para que preguntas si es tu casa.
— Sé que estás molesto, pero no por eso me trates así, es mi casa, pero está es TU habitación — suspiro para relajarse — tendrás que aprender a llevar una vida como los humanos por estos meses, solo deberemos tener más cuidado la próxima vez que comas.
— Lo de recién lo hiciste a propósito ¿Verdad? Para reírte de mí — le reclamó.
— Para nada, solo quiero que estés cómodo este tiempo, debí hacerlo mucho más suave, deberé tener más cuidado con todo. Ahora anda a prepárate, vamos a ir a comprar tu ropa y cosas de aseo.
— No quiero salir, ve tu sola.
— Debes ir, sino como sabré que talla traerte, o quieres que te tome las medidas con las manos — le tocó el pecho riendo para relajar un poco el ambiente.
— No quiero probarme nada, no soy un modelo — replicó molesto, le tomó las manos a la mujer y las quitó de su cuerpo.
— Está bien — se dio por vencida al sentir su firmeza al hablar — solo acompáñame, no tendrás que probarte nada, pero tienen que verte ¿Está bien para ti así?
— Sí — río de lado al haber ganado en esta ocasión.
Cuando ya estaban en el Mall camino de la tienda, Piccolo sintió que todos lo miraban al pasar.
"Demonios, todavía me miran raro, aunque ahora su expresión es distinta, no es como que les molesta mi presencia... más bien... es como si estuvieran molestas con Izbet, y son solo las mujeres quienes tienen esa forma de mirar, que extraño ¿Por qué no les gusta verla conmigo? Tal vez saben que soy un extraterrestre y no quieren que ella me traiga a este lugar... nunca entenderé a los humanos y mucho menos a las mujeres".
Por fin entraron a una tienda, una morena de unos 30 años se acercó apenas los vio.
— Hola Iz, tanto tiempo que no venías, llegó hace poco una ropa interior que sé que te gustará — le saludó muy contenta.
— Hola Madeleine, gracias, pero hoy vengo por mi amigo — como le digo pensó, en eso recordó una conversación donde él le contó su pelea en el torneo cuando quería matar a Goku — Ma... Ma... Junia.
— Un gusto Sr. Junia — respondió la vendedora sonriente.
— Humm... igual — molesto apartó la vista.
— Siéntate aquí, ya venimos.
— Debes disculparlo, viene por una temporada, y perdieron todo su equipaje, ya sabes cómo son las líneas aéreas — explicó la ciega, se acercó a la mujer y le dijo muy bajo — odia probarse ropa, es algo quisquilloso, tiene un carácter muy especial ¿Podrías ayudarnos?
— No hay problema – lo miro fijamente — ¿Qué quieres comprarle?
— En ropa de todo, además ¿Tienes jabón, shampoo, desodorante y colonias para hombre? — en un susurro — con olor a rosas— río suave.
— Sí, déjame buscar a ver que le gusta a tu amigo.
Empezó a mostrarle cosas, Piccolo solo afirma o negaba con la cabeza, eligió calcetines lisos y con rombos, bóxer con diseños a cuadros, un traje de baño azul con la cintura café (aunque él se preguntaba para que querría algo así) camisetas sin estampados, de colores oscuros, alguna camisa, pantalones deportivos largos verdes y azules, polerones, chaquetas, pijamas, lentes oscuros, gorros, zapatos y zapatillas. Ya había pasado un poco más de una hora, y la cantidad de útiles de aseo y ropa era impresionante, por suerte tenían una cápsula para guardar todo, pero antes Izbet tomó un bóxer, calcetines, zapatillas, pantalón de deporte azul y una camiseta oscura.
— Anda a cambia tu traje de entrenamiento por esto — bastante fastidiado fue a ponerse la ropa — ¿No necesitas ayuda? — rio mientras él entraba al probador, muy serio.
— Iz, aprovecha que tu amigo se demorará algo, y pruébate este conjunto, te quedara precioso — insistió Madeleine.
Así que la mujer ciega entró con su amiga al lado de donde estaba Piccolo.
— Estaré probándome algo al lado tuyo — le dijo al guerrero.
Como él termino primero, salió a esperar a Izbet frente a donde ella estaba, pero por su estatura, alcanzó a ver fugazmente los senos de la mujer que se colocaba un coqueto sostén. Todo sonrojado, se alejó un poco. Cuando la medio demonio salió con la vendedora del probador estaba feliz con su nueva compra, ya que tenía mucha confianza en la dueña, ella era quién le proporcionaba toda su vestimenta, y estaba segura que si le decía que se le veía bien, la del mechón blanco estaba segura que era así. Colocaron todo en la cápsula, pagaron y se fueron.
— Toma — le pasó un rectangular de cuero doblado por la mitad con pequeños bolsillos.
— ¿Qué es esto? — lo miró extrañado.
— Tu nueva billetera, dentro va una tarjeta de débito, tiene un par de millones para que puedas pagar lo que quieras comprar, la clave es 666 — sonrió — no creo que tengas problemas para recordarla, también hay dinero — pensó un rato — lo antes posible te traeré una tarjeta de identificación, no quisiera que tengas problemas con la ley — sacó un iphone ultradelgado, negro — este será tu teléfono móvil, ya agregue mi número... y el de Gohan por supuesto, en casa te enseñaré como usarlo. Qué te parece si vamos a una pizzería que conozco cerca de acá, con todo lo que hemos hecho ya me dio hambre.
— Esta bien, yo también tengo ganas de comer algo... que extraño sonó eso — dijo meditativo.
Diario
Hace una semana atrás Izbet me llevó a comprar ropa, por suerte no tuve que probármela nada, no quería sentirme tan humillado como Vegeta o Goku, que sus mujeres los llevan y los tratan como maniquís, la vendedora de la tienda donde fuimos solo me miró y eligió las tallas para mí, cuando me cambie para salir a la calle ya era como "cualquier otro humano", por suerte todo me quedó bien. Luego fuimos a comer pizza, la gente a mí alrededor no me miraba con miedo, si algo extrañada por mi altura... supongo. Al parecer ella es conocida en ese lugar, los empleados la saludaron, y le preguntaron "la de siempre", sí, les gritó, pero ahora familiar y me apuntó, que vergüenza pase ni que yo comiera como los sayayins.
En muy poco tiempo teníamos en nuestra mesa una pizza con tomate, queso y peperoni, era algo picante, pero lo tolere mejor que eso que me dio esa mañana. Volvimos en auto a su casa, fue un viaje interesante, igual que cuando fuimos al mall, nunca había visto la ciudad a esa altura, normalmente pasó volando y apenas me doy cuenta de las cosas, solo veo los techos descoloridos, en realidad está es una experiencia extraña, pero no tan mala como pensé, demoramos un poco en llegar a su casa, había un taco, si pudiera volar... pero ahora no puedo hacer nada de eso.
La casa de Izbet tiene ante jardín y un gran patio, este último siempre me gusto porque permite entrenar bien, y es bastante privado, mi habitación queda en el segundo piso, en uno de los 6 dormitorios que hay, la construcción es de estilo tradicional, nada parecida a la Corporación Capsula. Acomode mis cosas nuevas en el ropero y en mi baño, pero de repente encontré un conjunto de lencería negro de encaje... se lo lleve inmediatamente a ella, obviamente no lo compro para mí. Mis sentimientos al ser humano son más intensos, menos mal que no ve, sino se habría reído de lo rojo que estaba, sentía que estallaría de vergüenza.
Dos días después trajo a alguien a la casa para que me tomará una fotografía, me dijo que era para mi tarjeta de identificación, el tipo no parecía de la oficina del registro de identificación. Ayer por fin me la entrego, cuando le pregunte como la había conseguido, porque obviamente no era oficial, aunque era una buena falsificación, me guiño un ojo, y me dijo: entre los humanos muy poderoso es Don Dinero.
Ahora soy oficialmente Ma Junia. Mi rutina diaria durante este tiempo a sido tranquila, en la mañana me levanto, desayuno, entrenó, y espero que llegue Izbet a media tarde meditando, o leyendo algo de su biblioteca, ella no quiere despertarme tan temprano, así que se va silenciosa, pero igual la escuchó ya que mi dormitorio queda frente al suyo.
Aunque me ha dado dinero, y me mostró varios lugares cerca de su casa donde puedo ir a almorzar, no quiero salir de aquí, prefiero comer algún emparedado mientras ella llega. Trae comida, o prepara algo para los dos, me cuenta lo que hizo en la empresa, yo le explico mis adelantos en mis entrenamientos, vemos (yo, ella escucha) algo de televisión y nos vamos a descansar, sigo echando de menos mi poder y mi vida anterior, pero lo bueno es que cada día falta menos para que vuelva a ser yo de nuevo.
Ya ha pasado un mes, Gohan fue varias veces a visitar a su maestro, se iba tranquilo al verlo bien y dentro de lo que cabía contento. Un fin de semana Izbet le enseñó a Piccolo a usar internet, y le dejó una Tablet para que pudiera entretenerse cuando ella no estaba, al principio no le prestó mayor atención, pero un día decidió usarla para preparar algo para que cenarán ambos.
Diario
Los días sábados debemos salir por muchas horas de casa, ya que viene un equipo de limpieza. Cuando le pregunté si por eso prefería ir al Templo ese día, me dijo que sí, porque no le gusta estar presente mientras hacen el aseo, ella lava platos y la ropa, y mantiene todo ordenado, pero le gusta que una vez a la semana aseen los baños, los pisos, las ventanas, ordenen todo, cambien la ropa de cama, poden el césped de los jardines, etc.
Me dijo que antes salía al patio mientras la empresa estaba en la casa, entrenaba o realizaba Tai Chi, nunca me dijiste que practicabas eso le comente, con una sonrisa me respondió, como buena dama debo tener algunos secretos ¿O no? Siempre me descoloca con sus frases extrañas. Como yo tampoco quiero tener contacto con las personas, vamos a un parque en su auto, de nuevo me admiro porque cada vez elige un nuevo camino, y veo paisajes muy diferentes. Cuando llegamos no hay casi nadie, pero en el transcurso del día se llena de gente, muchas vestidas como nosotros para hacer deportes, pero no entiendo porque se sientan a sacarse fotos nada más, o se acuestan en el pasto a dormir, nosotros corremos, ejercitamos, entrenamos un poco de lucha, pero ahora elegimos lugares bastante solitarios para eso, la primera vez todos quienes estaban por allí nos rodearon, primero pensando que de verdad era una pelea, creí que cuando vieran que solo era un entrenamiento se irían, pero no, al reconocerla se juntó más gente todavía, incluso nos tomaron fotografías, al terminar nos aplaudieron y felicitaron, Izbet hizo un par de reverencias hacia las personas, la tuve que tomar de un brazo para irnos, está mujer es florerito de mesa.
En la tarde normalmente vamos a comer algo por algún lugar cercano, el otro día probé comida mexicana, nunca más me acerco al chile, es como tener fuego en la boca. Izbet me previno que era picante, pero no le hice caso pensando que era una exagerada, se rió como loca cuando me sintió tomar una jarra completa de agua de una vez.
Siento que debo hacer algo por ella, se ha portado muy bien conmigo este tiempo, así que buscaré como preparar algo fácil para cuando llegué de la oficina, me di cuenta que le gusta mucho una comida, y no se ve difícil de hacer.
Durante todo el día Piccolo estuvo metido en la cocina, en la despensa encontró todo lo que necesitaba, esa noche cuando llega la dueña de casa, la sorprendió con la comida servida.
— Que... — ella no sabía como decirlo para que no se sintiera mal, al final dijo lo más sincera que pudo — rico aroma.
— Esta vez yo preparé la cena — dijo orgulloso de su logro.
— Puré de papas con carne — se le quemó pensó la mujer por el olor.
La del mechón blanco se sentó con cuidado, sintiendo la ansiedad del otro porque probará como le quedo todo, tomó un poco de puré, luego le echó ketchup a todo y se lo comió sin mostrar asco. Piccolo espero hasta que la joven terminó para probarlo, a la primera mascada dejó caer el tenedor con asco.
— Esto es incomible — dijo molesto consigo mismo — ¿Cómo pudiste tragarlo?
— Vamos por parte ¿De dónde sacaste la receta? — pregunto la ciega.
— De internet — respondió fastidiado.
— Supongo que te quedó seco el puré.
— Sí.
— Y leíste que hay que echaste leche para que se pusiera más suave — siguió con la hipótesis que ya se imaginaba.
— Exacto — respondió sin saber para donde quería ir con tantas interrogantes.
— Debe ser leche líquida sin sabor, no leche condensada — suspiró — además, si yo comí tú también puedes. Gracias por cocinar para mí, es un lindo gesto — le tomó la mano al hombre sonriéndole, pero él la retiro como si le hubiera picado una serpiente, le hecho también ketchup a todo y se lo comió.
Diario
Ya hace tres meses que vivo acá, y la rutina que llevo ya no me molesta, a decir verdad, me siento como si estuviera en el Templo Sagrado. Por fin mi entrenamiento dio sus frutos, logre expulsar mi ki y volar, no muy alto ni con mucha velocidad, pero ya es un avance, nunca pensé que me alegraría tanto poder hacer algo tan sencillo, espero recuperar parte de mis poderes en breve, así por lógica cuando vuelva a ser namek seré más poderoso, al menos ahora pienso así, y siento que esto que me pasa tiene algún sentido para mí.
El primer día que le cocine algo a Izbet fue un desastre, ese sabor nunca se me olvidará, el puré con leche condensada es inolvidablemente asqueroso, pero ella se lo tomó con humor, lo encontró tierno, y me tomó la mano, me hizo sentir algo extraño en el estómago, no estoy seguro, pero debe ser vergüenza por lo mal que cocine, creo. Luego de varias lecciones, ya puedo hacer algo comible, así que algunos días me toca cocinar a mí, al menos no tengo que ponerme uno de esos delantales con vuelos y colores ridículos, o leyendas como esa de "Besa al cocinero", los de la casa son todos negros sin dibujos, ahora que lo pienso, ella tiene predilección por los tonos oscuros ¿O será una obsesión? Algún día debo preguntarle.
Ayer el sistema de guía del auto de Izbet se echó a perder, tiene un computador donde se ingresa la dirección y el vehículo la lleva donde quiere ir, me dice que mientras se arregla no quiere ir volando a su trabajo, prefiere hacer las cosas como los humanos normales, pero que yo sepa no todos los humanos tienen un auto que se conduce sólo. Deberá esperar una semana para que se lo reparen. Escuche como le decía a su asistente que odiaba tomar taxi para desplazarse, pero no tenía otra salida. Jenny, como se llama la mujer, se ofreció a llevarla, pero Izbet no quiso porque vive muy lejos y debería levantarse muy temprano para llegar a buscarla y que estuvieran a la hora de entrada, a pesar de ser la dueña le gusta cumplir con el horario, por como hablaba se nota que detesta usar taxis así que he decidido ser su chófer.
— No es necesario que contrates un automóvil, yo puedo llevarte hasta que arreglen el tuyo — le dijo orgulloso Piccolo una tarde.
— ¿Sabes conducir? — preguntó extrañada.
— Hace años, Milk... con Goku aprendimos a conducir, solo debo practicar un poco, pero esa vez lo hice bien.
De todas maneras, Izbet prefirió asegurarse y aprovechando que era domingo salieron a practicar esa tarde.
— He sentido pasar muchos autos, creo que vas muy rápido — trataba de mantener la calma la mujer, pero iba literalmente afirmada con uñas y dientes.
— Para nada, los otros son quienes van lento — dijo de lo más tranquilo el hombre.
— ¿Qué pasó? — pregunto nerviosa al rato.
— Nada importante.
— No mientas, sentí perfectamente como alguien grito.
— Es que como estaba el semáforo en amarillo pase antes que cambiara, y por eso casi pase a llevar a alguien, pero fue su culpa, esa luz es para apurarse ¿O no? Me hiciste entrar en la duda.
— ¿De verdad sabes conducir? — empezó a dudar de lo que le dijo.
— Sí sé, aunque debo confesar que olvide un poco lo que leí en un libro que me entregaron esa vez.
— ¿Te acuerdas como se llamaba el libro?
— Reglas de Tránsito.
— No puede ser — dijo la mujer tomándose la cabeza con las dos manos — volvamos a casa ahora, y despacio, eres un peligro al volante.
Esa noche repasaron las reglas del tránsito, y a la mañana siguiente, guiado por el GPS, Piccolo se convirtió en su chófer, afortunadamente ambos lograron sobrevivir la semana. Al final el guerrero se desempeñó tan bien con la práctica, que, aunque ya la mujer ciega tenía su auto arreglado, cuando iban al parque o al mall desconectaban el computador y él iba conduciendo.
Pasado un tiempo, ya se acercaba navidad, Gohan nuevamente fue a visitar a su maestro.
— Ya solo faltan 8 meses más y todo esto será un recuerdo, aunque últimamente no lo he pasado tan mal como pensé — le confesó el namek a su discípulo.
El medio sayayin vio el diario y lo tomó.
— ¿Ya ha escrito algo? — le preguntó.
— Alguna que otra cosa.
— ¿Me permite leerlas?
— Preferiría que por ahora no — tal vez cuando vuelva a ser yo las compartiré pensó.
— ¿Nos acompañará a las fiestas de fin de año? — se lo devolvió — puedo presentarlo como un amigo de la Universidad.
— No — respondió luego de pensarlo un rato — prefiero seguir aquí, estoy más tranquilo.
— Bueno, nos estamos comunicando por Whatsapp.
Esa noche justamente Izbet le tocó el misma tema a Piccolo, le contó que ella siempre pasaba las fiestas de fin de año en las montañas, él entendió que quería ir sola y dejarlo a cuidar la casa, le molestó un poco separarse de la mujer, pero si era su deseo lo aceptaba.
— Entiendo, puedo quedarme solo acá, no te preocupes — dijo sin querer darle mayor importancia.
— ¿Qué? No es eso. Quiero que vengas conmigo, pasaremos las fiestas en mi ciudad natal ¿Verdad? Acá se pone muy bullicioso, allá estaremos más cómodos ¿Te parece?
— Está bien — respondió muy animado por la invitación.
— Estaremos por diez días, incluido navidad y año nuevo, prepara tus cosas para ese tiempo. Hay una persona que limpia y deja todo listo en mi refugio para estas fechas ¿Te acuerdas de la cabaña a la que fuimos hace tiempo donde comiste atún y avena? Es esa, la construyó papá para mamá.
Diario
Salimos temprano a las montañas, como era algo lejos preferimos poner el control automático del auto, pero igual como siempre que vamos en su auto, yo iba en el lado del chófer, e Izbet en el del copiloto, de nuevo me llama la atención los paisajes, desde el aire todo es tan distinto, al final no dormí nada mirando, pero ella sí, lo sé porque estaba con los ojos cerrados y respirando tan apacible, en ese momento comprendí que su nombre de luchadora le queda ni que pintado, de verdad parece un ángel, aunque tenga sus cuernos y cola escondidos por allí.
Casi al anochecer llegamos a la cabaña, es la misma a la que me trajo cuando me convertí en humano, ahora si no hay comida, solo los emparedados y agua mineral que trajimos, yo me acomode en la pieza de invitados y ella en la de sus padres, al otro día temprano me levante, desayunamos lo que quedó de la noche. Me dictó una cantidad increíble de cosas para comprar, sólo son diez días, pero me encargo como si fuéramos un regimiento, tal vez de nuevo está con sus indirectas que como mucho, no lo creo, a pesar de no ser namek, siento que mi cuerpo sigue en buena forma, también faltan otras cosas para la casa, así que esta "dictadora" quiere que vaya yo solo a comprar al pueblo, dice que debo "interactuar" más con los humanos. Que culpa tengo que no me guste "interactuar" con ellos. Pero no me queda otra que ir, dice que no puedo equivocarme en el lugar, eso espero, no quiero dar vueltas y vueltas por una ciudad llena de humanos, solo.
En el pueblo, por suerte fue como le dijo ella, la tienda era inconfundible, a la primera persona que le preguntó Piccolo, le dio las indicaciones.
— Buenas tardes, en que puedo ayudarle — le preguntó la dueña del lugar, una señora mayor, pasada de peso, siempre sonriente, que parecía estar a la espera de que alguien entrará para conversar.
— Buenas tardes, tengo está lista de compras — le pasó el papel.
— Déjelo en mis manos, señor... — quedó esperando que le diera su nombre.
— Junia.
— Usted no vive por aquí ¿Verdad? — lo miró discretamente mientras simulaba repasar el pedido.
— No, me quedo con una amiga en una cabaña que queda por el lado sur.
— ¿Vino con Izbet? — preguntó curiosa
— Exacto — ahora empezó a comprender eso de pueblo chico, infierno grande.
La mujer mayor empezó a moverse para todos lados buscando los productos, con una agilidad increíble para su edad y el volumen de su cuerpo.
— Ella es muy solitaria, como su madre, nunca conocí a la Sra. Zurra, jamás bajo al pueblo que recuerde — habló tan rápido, que daba la impresión que no respiraba — usted es algo más alto que Supay — miró picarona al ex namek — Izbet nunca había venido en compañía de nadie — cuando vio la mirada molesta de él siguió con otro tema — su padre era una buena persona, algo testarudo, nunca quiso venir a vivir al pueblo cuando quedaron solos, la crió en esa cabaña, si ella chocaba y se caía él no la levantaba, le enseño a valerse por sí misma desde pequeña. Acá se vendían las obras que él hacía, unas imágenes en madera preciosas, era un gran artesano, hace poco encontré una — le mostró una pequeña estatua de 20 cms. de un ángel, al fijarse, el guerrero descubrió que la modelo fue la madre de Izbet.
— ¿Me la vendería? — estaba seguro que a la mujer ciega le gustaría tenerla.
— ¿Quiere regalársela a ella, verdad? — él asintió — no se preocupe, llévela, será un lindo presente de navidad ¿Quiere que se lo envuelva? — ofreció.
— Sí, gracias.
— Es lo menos que puedo hacer por esa chiquilla, siempre manda regalos para todos los niños del pueblo en estas fechas, y hasta ahora no ha aceptado ningún reconocimiento público. Esa pobre muchacha, siempre se culpó por la muerte de su padre, ese año fue terrible la tormenta, una de las más fuertes de que tenemos recuerdo, fue un verdadero milagro que haya sobrevivido, era muy pequeña. A pesar de los recuerdos de la muerte de su padre nunca deja de venir para fin de año, siempre está en su cabaña — por fin termino de recolectar todo — acá tiene — Piccolo pagó y guardó todo en una cápsula — Gracias por su compra Sr. Junia, dele mis saludos a Izbet, que tengan una Feliz Navidad.
— Igual — se despidió.
Al llegar a la cabaña guardó el regalo, al otro día se levantó temprano para ir a conocer el entorno, y ver donde sería más práctico para entrenar.
— A tomar desayuno grandote, hoy hice galletas, espero te gusten, las endulce con miel — le dijo la dueña de casa al sentirlo despierto.
Al terminar él le pasó su presente.
— No tenías que darme nada, gracias, además no es todavía navidad — le rebatió avergonzada.
— No importa, ábrelo, quiero saber si te gusta — preguntó ansioso.
— Es una estatua— luego de abrir la caja, la exploró lentamente — ¿De dónde la sacaste?
— Del almacén, quería comprarla, pero la dueña te la envió de regalo.
— La hizo mi padre — por un momento se puso triste — gracias, no tenía ninguna de mi madre hecha por él — se acercó y le dio un beso en la mejilla — me siento mal porque no compre nada para ti.
— Con todo lo que has hecho, no necesitas regalarme nada — le respondió de corazón — además la mando esa señora que ni respira al hablar.
— La Sra. Silvana es el diario del pueblo, ella sabe todo lo que pasa en este lugar. Pero si tú no hubieras ido no la tendría conmigo, gracias. Ahora vamos, quiero mostrarte unos lugares muy lindos cerca de aquí — dijo ya más animada — es un día para estar contentos, no tristes — salieron de la cabaña.
— Todavía no me acostumbro a la sensación del frío — el ex namek se bajó el gorro hasta las orejas.
Izbet dio la vuelta y entró en un cobertizo donde, a lo que alcanzó a ver él, había muchos cachivaches, y cosas en desuso.
— ¿Has montado en trineo? — gritó metida al fondo, moviendo cosas a diestra y siniestra.
— Nunca.
— Entonces ven — le invitó triunfante, saliendo con una cosa de madera en sus manos.
Ella puso un trineo grande y lindo en la nieve.
— En este íbamos a la ciudad con papá, por eso es tan grande, era como tú de cuerpo.
Izbet se montó adelante, para enseñarle a manejarlo, Piccolo se acomodó abrazado a ella desde atrás, a la primera chocaron con un árbol, y cayeron en un montículo de nieve.
— Sabes, mejor el que ve guía ¿Te parece? — dijo el guerrero.
— NO, sé manejar bien este trineo. Vamos de nuevo, estoy segura que ahora si lo haré bien, es que hace un año que no venía, y no estaba ese árbol allí — se excusó torpemente.
Nuevamente lo intentaron, por un momento la ciega logró hacerlo bien y tomaron velocidad, pero había una saliente, y el vehículo se elevó para caer de punta. De nuevo ambos cayeron a la nieve.
— Ya me enseñaste a chocar, ahora mejor voy yo adelante — dijo irónico mientras se sacudió la nieve de su ropa.
— Pero yo... — ella trato de explicarse.
— Pero nada, si no me cuido me matas.
— Que exagerado — le respondió molesta.
— Recuerda que ahora soy un simple humano.
Se montaron en el trineo, pero esta vez él iba adelante, y ella abrazada a su espalda, le iba dando las indicaciones para que pudiera manejarlo, al rato ya no necesitó más instrucciones, entonces Izbet se fue callada sintiendo el calor del cuerpo de su acompañante. Unos momentos después llegaron a un lago congelado donde varias personas patinaban.
— ¿Hagámoslo nosotros también? Es una sensación única, como volar.
— No sé patinar — reconoció el hombre.
— No te preocupes, busca donde arrienden patines y trae para los dos, te enseñare un truco — le guiñó el ojo.
Diario
El día que fui al almacén del pueblo, la dueña me regaló una estatua que había hecho el padre de Izbet, ayer se la di. No entiendo cómo puede estar triste y contenta a la vez, su expresión era de alegría, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas, aunque ahora soy humano no lo entiendo, tal vez sea porque ella no lo es.
Me dio un beso en la mejilla en agradecimiento por traerle la pequeña escultura, sentí un calor extraño en el cuerpo, no es como cuando Gohan me demuestra su estimación, o mejor dicho es parecido pero distinto a la vez, que raras son las emociones humanas, no logro entenderlas.
Tuvimos un pequeño problema cuando quiso que anduviéramos en trineo, al final la hice entrar en razón y yo conduje, fue emocionante debo reconocerlo, me encanta la sensación de la velocidad. Llegamos a un lago congelado, allí por primera vez patine, mejor dicho, volamos muy bajo, tranquilos, sin prisa. Hacía mucho que no sentía una paz así, fue magnifico.
Los siguientes días entrenaban en la mañana y meditaban en la tarde, una vez casi al anochecer se acomodaron en un costado de la cabaña, Izbet sintió que la nieve que estaba acumulada en el techo estaba por caer.
— Piccolo será mejor que... — le empezó a decir para que se moviera también.
— ¿Qué quieres ahora? — le preguntó molesto, odiaba que lo interrumpiera cuando estaba tan relajado.
— Voy al baño — luego de pensarlo un mini segundo prefirió quedarse callada.
Cuando ella llegaba a los primeros árboles, la nieve cayó literalmente sepultando al hombre, ella voló y se escondió en una rama alta, incluso oculto su ki. Tal como pensó cuando él pudo salir de su prisión helada estaba furioso, se dio cuenta que la ciega sabía lo que pasaría y por eso se había ido a tiempo.
— Sé que no tengo todo mi poder anterior, pero todo el que reuní — hizo una bola de energía — de seguro te dolerá algo — miró para todos lados, pero no logró verla — Sal, no seas cobarde, te gusto hacerme esta broma, entonces atente a las consecuencias — siguió llamándola, ella casi ni respiraba para que no la encontrará.
Diario
Hace dos días atrás quede enterrado en la nieve, Izbet me jugó esa broma, sabía que pasaría y no me dijo, luego se escondió, pero pasó mucho frío por eso, la estuve buscando hasta después que oscureció. Cuando llegó a la cabaña, casi a medianoche, estaba con una fuerte tos, al otro día amaneció con mucha fiebre, tiritaba y hablaba incoherencias, llame a Gohan, me dijo que la llevará al médico, estaba preocupado que fuera algo así como neumonía, al parecer es peligroso. La abrigue y cuando ya salía para el hospital, despertó y no hubo forma de convencerla de dejar la cabaña.
Como odio no tener mi poder, con su fuerza se soltó de mí y como pudo trato de volver a su cuarto, al final quedamos que guardaría cama todo el día, durante la noche también la cuide, Gohan me sugirió que le diera a tomar algo llamado limonada, preparé y la guarde en un termo, cada vez que la tos la despertaba, le daba un poco para aliviarle la garganta, y la arropaba. Transpiró mucho, al otro día la ayudé a ir al baño, tomó una ducha, salió envuelta en una gruesa bata y el pelo cubierto con una toalla, se notaba que se sentía mejor, ya casi no tosía, pero por seguridad decidí que no saliéramos a entrenar. Ella tiene películas muy interesantes, vimos una con un ser que era de otro planeta, en una escena un grupo de niños volaba con sus bicicletas, que imaginación tienen los humanos, pero la que más me gusto fue una con robots, rebeldes, y una estrella de la muerte.
Cuando volvieron a su rutina ya era víspera de Año Nuevo, conversaban sobre eso en la mañana.
— Luego del abrazo de las 12, con papá cenábamos, y escuchábamos música esperando el amanecer ¿Quieres acompañarme?
— Bueno, pero así mañana no podremos entrenar.
— Un día que no lo hagas no te hará daño ¿Te gustaría ver los fuegos artificiales que lanzan en el pueblo? Desde acá se ven lindos, según me decía papá.
— Esta bien, pero pasado mañana me pondré de nuevo a practicar, quiero volver a tener mi nivel lo antes posible.
— Entendido, testarudo — contestó riendo.
En ese momento él decidió preguntarle porque siempre usaba colores oscuros.
— Te puedo hacer una pregunta algo personal sobre tu ropa.
— Mientras no sea que tipo de lencería llevo puesta, por supuesto — le sonrió maliciosa — aunque si me ruegas un poco tal vez te lo diga.
En ese momento él se acordó de cuando ella estaba probándose el sostén, y se la imagino con el sensual conjunto que compró, sus mejillas se sonrojaron y sintió un extraño calor en el cuerpo.
— Por supuesto que no — dijo atropellándose al hablar, ya más tranquilo prosiguió — quería preguntarte porque te gusta vestir de oscuro, lo más claro que te he visto es plomo.
— Jajaja porque tan curioso — se puso seria para responderle — dime como se ven las mujeres que conoces con su ropa de colores ¿Bien?
— Eso creo, aunque algunos que se pone Bulma son tan fuertes, que me duelen los ojos de puro verla.
— Que exagerado, pero el punto es que yo sin ver no puedo mezclar los colores de mi ropa para que se vean bien, en armonía, por eso uso principalmente negro, azul oscuro, y plomo, además si es muy claro y me ensucio no me doy cuenta, y pasar todo el día con los puños manchados no es la idea ¿Entiendes?
— Algo ¿Y por qué no usas falda? — preguntó, aunque no sabía de donde le salió esa duda.
— Vaya me saliste Piccolo el curioso jijijiji te contare algo y lo entenderás, una vez en una cena de gala fui al baño, por suerte estaba con mi asistente, cuando salimos ambas del lugar mi falda se pilló en la cintura y estaba subida, por suerte Jenny lo vio, se puso atrás de mí como si me dijera algo muy secreto, pero en realidad me acomodó la ropa. No quisiera pasar una vergüenza así, por eso uso poco faldas, aunque no veo igual soy recatada en ese sentido... aunque no lo creas — rió de forma muy especial pensó él, en su mente ahora la vio recostada de lado en una cama con liguero, medias negras, chaqueta de cuero que dejaba ver su brasier y una minifalda a juego.
"¿Qué me pasa? Por qué no puedo dejar de imaginarla así, deberé pensar en otra cosa, no me voy a poner como el Maestro Roshi".
Esa noche a las 12 en punto, ella le dio el abrazo de Año Nuevo a Piccolo, luego sirvió un poco de champaña para el brindis, al principio a él le parecía amarga, y le molestaban las burbujas, como Izbet tomó sin problemas la suya lentamente, riéndose de él, molesto se bebió la copa de un trago, inmediatamente se sintió mareado, sin querer casi dio vuelta una silla.
— Mejor anda a dormir — sugirió preocupada al darse cuenta de lo que pasaba.
— Es temprano, quiero esperar el amanecer — dijo con una alegría extraña en él.
— No debí darte champaña — la mujer se sujetó la cabeza con las manos, arrepentida.
— No sé porque dices eso, es muy rica cuando se le toma el gusto hip...
A los minutos salieron a ver los fuegos artificiales, a él le gustaron y trataba de describírselos, como no pudo hacerlo con palabras, le tomó la mano y puso sus dedos todos juntos en la palma de la mujer, cuando el fuego estallaba él presionaba, y separaba los dedos, para hacerle entender cómo eran.
— Gracias, ahora por fin entiendo bien como se ven — sonrió contenta, tomada de su brazo.
A la 1 de la mañana, en la cabaña y con varias copas más en el cuerpo del hombre.
— Tranquilo.
— Yo puedo contra todos, que revivan a Freezer, y a todos los villanos que quieran, los mandaré de nuevo al infierno — gritaba envalentonado.
— Lo sé hombre, lo sé, eres el más fuerte de todos — trato de calmarlo.
A las 2 de la mañana, y todavía más copas en el cuerpo.
— ¿Por qué me pasó esto? Seguro es mi castigo por haber querido matar a Son, pero ahora soy bueno, quiero volver a ser un namek, en este momento — se puso a llorar.
— Ya grandote, falta poco, cálmate.
A las 4 de mañana, y luego de tomarse media champaña más, por fin se quedó dormido en el sillón.
— Debes ir a tu pieza, acá pasarás mucho frío, ayúdame... porque pesas tanto ni que tuvieras los huesos con adamantium... debo dejar de escuchar tanta televisión.
Al final lo puso sobre su espalda y lo llevó a su habitación, las piernas del hombre arrastraban.
— Si me vieran pensarían que llevó un cadáver — rió la mujer al sentir el ruido de los pies en el piso.
Cuando trato de dejarlo caer suave en la cama, inconscientemente él la tomó del hombro, y la hizo cae debajo de su cuerpo.
— Muévete, me aplastas — la mujer trató de levantarse, pero estaba enredada en los cobertores.
Piccolo en su borrachera, y con tanto movimiento bajo su cuerpo despertó un poco, movió la cabeza y sonrió de forma extraña.
— Te ves tan hermosa — ella al escucharlo quedó confundida, estaba haciéndole una broma pensó.
En ese momento la besó, fue uno muy suave, dulce y tranquilo, le acarició la cara, y peinó los cabellos de la mujer con sus dedos.
— Se siente tan agradable — dijo el hombre, volvió a sonreír, luego cayó dormido, totalmente borracho.
Izbet trató de soltarse de sus brazos, pero cuando lo quería apartar con sus manos afirmadas en su pecho, él la apretaba más, espero un momento y por fin pudo soltarse, estuvo un rato de pie a su lado meditando una fugaz idea, luego que la desecho trato de comprender que le había pasado al hombre, decidió que, si él no le tocaba el tema, no le diría nada, que todo fue por culpa del alcohol, lo acomodó bajo los cobertores y se fue.
Diario
Anoche Iz me dio el abrazo de Año Nuevo, tomó champaña, cuando yo probé se burló porque me molestó lo amarga que es, tomé una copa, me sentí algo mareado. Luego estoy seguro que vimos fuegos artificiales, pero ya no recuerdo nada más. Hoy en la mañana me levante y tuve que ir rápidamente al baño a darme una ducha helada, escuche que eso sirve para calmarse cuando uno está excitado, por primera vez desde que soy humano tuve un sueño erótico, pero ni así pude quedar normal. Al final tuve que autosatisfacerme, soñé que una mujer me besaba y acariciaba, se sentía tan real, como si de verdad me hubiera tocado alguien, mi cuerpo reaccionó de una forma que no comprendo, como un simple sueño pudo hacer que mi organismo se pusiera así.
Por suerte Izbet estaba lejos en el bosque, que vergüenza si me hubiera sentido jadear y gruñir de esa manera, ya más tranquilo me vine a dormir un poco más, me duele mucho la cabeza y lo que hice no me ayudó para nada con esa molestia. Debo reconocer que la sensación al acabar fue exquisita, me pregunto si se sentirá igual cuando uno hace el amor con una mujer... pero que tonterías estoy pensando, ojalá pronto vuelva a ser yo, nunca más tomaré champaña, eso es lo que debe haberme alterado de esta forma.
Por más que lo he intentado no logro recordar si la mujer que vi en mis sueños tenía rostro, si recuerdo sus manos suaves tocándome el pecho, acariciándome, sus labios contra los míos... mejor no sigo con esto, sino tendré que encerrarme en el baño de nuevo, está mente y cuerpo humano tienen reacciones que todavía no logro entender ni controlar, que un simple sueño me haya puesto así me parece ilógico.
Al rato decidió vestirse e ir a ver a la dueña de casa para no seguir pensando en esas sensaciones.
— Hola, pensé que dormirías todo el día, traje una hierba, con ella te hice algo para la resaca — le apuntó un vaso con un líquido oscuro y espeso.
— Yo no tengo resaca — pero al gritar, su cabeza pareció que se le partiría, fue y se lo tomó de un trago, a los minutos se sintió mucho mejor — ¿Cuándo nos vamos a casa? Solucion de crucigramas
— Mañana, hoy quiero que descansemos, es tarde para volver, ya es la hora de almuerzo.
En eso sonó su celular.
— Es el tono de Jenny, que raro, sabe que pasado mañana vuelvo a la empresa, en eso quedamos ayer cuando conversamos — contestó — sí... pero no puedes retrasarlo unos meses más — suspiró fastidiada — está bien pero que sea pasado mañana, al menos dame un día para ir a casa y descansar algo, saca dos pasajes, voy con mi amigo — escuchó — sí, el que se está quedando conmigo. Nos vemos — colgó — lo siento grandote, pero debo ir a Florida, pensaba dejarlo para cuando ya fueras de nuevo namek porque no quiero dejarte solo en casa, pero no puedo retrasarlo más, así que mejor vamos los dos — se alegró — así podrás usar el traje de baño que te compre ¿Estás de acuerdo? Por fisss...
Diario
Iz tiene una vida increíble, tiene un buen nivel de pelea, es una empresaria exitosa, la veo desenvolverse como si no fuera ciega en la casa, la cabaña y sus alrededores, me siento cómodo a su lado, incluso cuando estamos en silencio. Si otros me hicieran las bromas que me juega ya los habría molido a golpes, pero con ella no sé por qué no puedo molestarme así, y estoy seguro que no es porque es mujer, ni a ellas se las aguantaría. Debe ser porque es mi mejor amiga.
Al igual que yo tiene un pasado oscuro, hace poco le pregunte como había conseguido la tarjeta de identificación, obviamente es falsa, pero está muy bien hecha, igual que la de licencia de conducir que tengo ahora. Contactos de mi juventud, me dijo, sé dónde ir para conseguir lo que necesito, luego cambio de tema, se nota que no le gusta hablar de su vida antes de conocernos.
Creo que ser humano me ha ablandado mucho, no pude decirle que no cuando me invito a ir a Florida, la vi tan emocionada que fuéramos a la playa, no sé porque si a ella no le gusta nadar. Al fin llegamos a casa, dormimos solo una noche y de nuevo a preparar maletas, su asistente nos pasó a buscar y nos llevó al aeropuerto, me miraba de forma extraña, quería entablar conversación, pero yo preferí mantenerme callado, al final entendió y me dejo en paz.
Fue tedioso estar en un avión, demoramos algunas horas en llegar a Florida, en el aeropuerto arrendamos un auto, llegamos a su casa de veraneo, está frente al mar, en una ciudad pequeña, se parece a Kame House, al llegar estaba esperándonos un tipo alto, rubio, de ojos oscuros, traje dos piezas, un "ejecutivo" en toda la regla, tiene una sonrisa de aviso de dentista, saludó a Iz con un beso en la mejilla.
Al ver la forma tan cercana de tratarse con ella me dieron ganas de borrarlo del planeta.
— Iz que bueno tenerte acá, debemos tomar muchas decisiones con las filiales y un par de problemas con unos proveedores — por fin le dirigió la mirada a Piccolo — veo que tienes un guardaespaldas, con lo que ha pasado es lo mejor, espero tenga buenas recomendaciones, yo tengo varios que son de los mejores por si quieres cambiar.
— No es un guardaespaldas, es un amigo — hacía el guerrero — te presento a mi representante en este lado del país, Francous — ahora hacia el otro — Francous, un buen y viejo amigo mío, Ma Junia.
— Mucho gusto — el guerrero le apretó la mano fuerte al humano.
— El gusto es mío — le respondió el otro, sus ojos mostraban un gran odio.
— ¿Para cuándo está la primera reunión fijada? — consultó la mujer.
— Después de almuerzo, deje hecha una reserva para dos en ese restaurante del centro que tanto te gusta, es que no sabía que vendrías acompañada — puntualizó al hablar.
— Gracias, pero prefiero pedir una pizza, así podré disfrutar un poco de la playa con mi amigo ¿Te parece Junia?
— Es perfecto — el ex namek miró con suficiencia al otro, sin decir nada ella prefirió quedarse con él.
— Bueno Iz, entonces nos vemos en la empresa, hasta más tarde. Adiós Sr. Junia — su voz era suave pero su mirada demostraba toda su rabia contenida por el desplante que sufrió.
Diario
Hoy estuvimos en el mar, fue muy divertido pero lo malo es que a Iz no le gusta entrar a la parte profunda, se queda siempre en la orilla, a lo más que el agua le llegue a la rodilla, así que le hice creer que tenía una pierna atrapada, llegó justo cuando una ola nos chocó y la envolvió, salió llena de arena, con el pelo revuelto... se notaba que tenía ganas de asesinarme... por fin entiendo porque ella siempre me hace ese tipo de bromas, ya me cobre lo de la nieve.
Cada día notó que me vuelvo más humano, por suerte ya faltan solo unos meses para volver a ser namek, al llegar la hora de la reunión, "mi vieja amiga" fue a arreglarse todavía algo molesta conmigo, al rato estaba más calmada. Un chofer pasará a buscarla, pero prefiero acompañarla a la empresa, no quiero quedarme en este lugar solo, además deseo saber porque ese hombrecito dijo que era bueno que tuviera un guardaespaldas, seguro que ella no me dirá nada, pero allá algo puedo averiguar.
— ¿Por qué Franosecuanto dijo que era bueno que tuvieras un protector? — le preguntó Piccolo mientras Izbet se secaba el pelo luego de la ducha.
— Nada importante, cosas de la oficina, término de arreglarme y me voy, nos vemos a la tarde.
— Iremos juntos, ya estoy listo — estaba vestido con un jeans, camiseta negra y zapatillas blancas.
— No te quiero como mi guardaespaldas — dijo dándose cuenta porque él quería acompañarla.
— Lo sé, no es necesario que me recuerdes que no tengo tanto poder como antes, iré como tu amigo.
— No fue mi intensión insinuar eso — estaba complicada — está bien vamos, pero te aburrirás esperándome.
— No importa, igual me pasara acá.
Al llegar a las oficinas se encontraron con Francous en la entrada, quien no pudo ocultar su molestia al verlos llegar juntos, tomó del brazo a Izbet para ir la reunión.
— Mariana — llamó la dueña a la encargada de recepción.
— Sí srta. Izbet.
— Mi amigo se quedará aquí esperando, por favor dale lo que necesite, que este cómodo, por favor.
— Por supuesto, vaya tranquila.
Cuando quedaron solos la mujer y el guerrero, ella seguía mirándolo de forma extraña para él.
— ¿Necesita algo señor...?
— Junia.
La jovencita nunca había visto un hombre tan alto, buen mozo, y viril, quedó fascinada con él.
— No necesito nada, estoy bien, gracias.
Al rato ella volvió con té y unas galletitas en una bandeja.
— Le dejo esto por si le da hambre — le sonrió coqueta.
Al rato Piccolo escuchó lo que conversaba en voz baja la recepcionista con otra compañera.
— Mariana, ten cuidado, no quieren que se sepa fuera de la oficina lo de los secuestros.
— Sería mejor, así la Srta. Izbet estaría bien cuidada, y no con el peligro que se la lleven en cualquier momento.
La otra empleada se fue a seguir con el reparto de correspondencia. El guerrero se levantó para acercarse a la recepcionista, a ver si podría saber más de lo que la escuchó conversar con su amiga.
— Hola — le sonrió de lado.
— Hola — Mariana lo miró poco menos que babeando.
— Debe ser aburrido trabajar en este lugar, no se puede hablar mucho.
— Así es — suspiro, la voz de él era tan profunda.
— No debe pasar nada interesante para que me comente — la miró a los ojos.
— A la Srta. Supay la han tratado de secuestrar dos veces, además... — por un segundo se dio cuenta que estaba dando información de más.
— Tranquila, yo soy un muy buen amigo de Izbet, ella algo me contó.
— Es que se nos dijo que no comentaramos nada... pero si usted es su amigo, por favor cuídela. Se ve que sabe defenderse — dijo al verle los músculos marcados en la camiseta.
— ¿Qué pasó concretamente?
— Ha habido varios ataques a las empresas, además... — y le contó muchas cosas más.
Dos horas después la ciega venía con Francous, encontraron a Piccolo rodeado de mujeres que trataban de llamar su atención.
— Señoritas ¿Qué pasa aquí? — preguntó el rubio molesto.
— Es que... — empezó a explicarse una.
— No te molestes, Francous, solo quieren que mi amigo se sienta bien ¿O no muchachas? — rió comprensiva.
Rápidamente se fueron a sus puestos de trabajo, no sin antes dejarle sus números de teléfono al guerrero.
— Entonces nos vemos mañana, no creo que sea tan problemática la situación, en una semana ya lo tendré listo.
— Por eso quería tu presencia aquí Izbet.
— Tú eres suficientemente competente para zanjar situaciones como ésta, por eso te tengo tantos años como encargado zonal.
— Gracias por tu confianza ¿Te gustaría ir a la noche a comer algo? No creo que a tu amigo le moleste quedarse solo un rato.
— Por ahora no, gracias, estoy algo cansada, prefiero dormirme temprano, nos vemos mañana.
— Hasta mañana — sus ojos tenían un brillo especial que no le gustó para nada al ex namek.
Llegaron al atardecer a la casa de la playa, se cambiaron de ropa y se sentaron a comer sushi, era todo tan calmo, el aire tibio y el ambiente tranquilo, incluso había una linda luna llena que se reflejaba en el mar.
— Volviste loquitas a todas en la empresa jijijiji.
— Escuche que ha habido atentados en algunas de tus empresas — le dijo él de sopetón.
— Siempre pasa eso, es el precio de tener negocios exitosos — explicó cuándo puede rehacerse de la sorpresa.
— Y siempre pasa que tratan de secuestrar a la dueña — dijo mirándola fijamente.
— No debí dejar que me acompañaras — se lamentó — no pasó nada, ves que estoy bien — su tono se volvió molesto.
— ¿Qué ocurrió?
— Todo empezó hace como seis meses — luego de un momento de silencio — tuve problemas con mi auto, al tomar un taxi, en el camino el auto se desvió, metieron gas donde estaba, pero no me hizo efecto, logre arrancar la puerta, y volé fuera, eso fue todo, ves que no tiene tanta importancia como la que le diste.
— Escuche que fueron dos veces — le rebatió.
— Tienes mejor oído ahora que cuando eras namek, a todo esto, te faltan tres meses para que vuelvas a ser tú, que te ha parecido la experiencia...
— No me cambies el tema. Yyyy... — le replicó él, no la dejaría irse por la tangente esta vez.
— Entraron a la empresa una noche cuando estaba sola — respondió fastidiada — me sorprendieron, me inyectaron algo para dormirme, según me dijeron después en el hospital, era un sedante para dormir a un oso, mi organismo es parecido, pero no igual al de los humanos, solo me adormecí por un momento, durante el cual me amarraron y amordazaron. Apenas volví a la normalidad rompí las amarras que eran de cable reforzado, cuando me vieron libre los tipos huyeron, llamé a la policía pero no encontraron ninguna pista de quienes eran, seguro secuestradores de segunda, nada importante.
— ¿Por qué no me... por qué no nos contaste que estaba ocurriendo? — estaba molesto, siempre todo lo quería resolver sola pensó.
— No lo creí necesario, no es como que nos invadan extraterrestres, ni que quieran acabar con la Tierra, esto me incumbe solo a mí, es MI negocio, yo soy quien debo ver cómo resolver los problemas que se me presentan, sabes que soy independiente. Es verdad que nunca me había pasado algo así antes en las empresas, pero no me amedrentarán, no soy una cobarde. Hasta el momento no ha muerto nadie, y yo estoy bien, además ahora estas tú para ayudarme, hombre fuerte — le sonrió sinceramente.
— Ya no tanto, apenas podría con media docena de humanos — se lamentó.
— Tú siempre serás el ser más fuerte del mundo para mí, me siento segura a tu lado — se acomodó en la silla de playa, relajada.
Sonaba música suave en la radio, ambos estaban en silencio, lentamente Piccolo acercó su mano a la de ella, pero antes que se la tomará, empezó a sonar el celular de Izbet, insistentemente.
— Es el tono de Francous, ya vuelvo — fue a hablar algo alejada de él — si lo sé, pero es muy tarde — escuchó un rato — bueno voy — se dirigió al guerrero — debo ir a ver una situación que debe estar lista antes de mañana, no demoraré, me vienen a busca, nos vemos, que fastidio, quería acostarme temprano — y se fue tal como estaba vestida, con una camiseta ajustada y unas calzas deportiva azules.
Diario
Hace un rato atrás estábamos en la playa con Iz, tuve que obligarla a que me confirmará que la habían tratado de secuestrar dos veces, me molesta mucho que no hubiera tenido la confianza suficiente en mí para decirme que le pasaba, porque no entiende que ya no está sola, ahora me tiene a mí para cuidarla y ayudarla en todo.
Luego me dijo que cree que yo soy el más fuerte del mundo, y que se siente segura a mi lado, hablaba en serio, no había ironía en su voz, tuve ganas de tomar su mano, se veía tan... no sé cómo describirlo... tenía su rostro hacia el cielo, no sé qué me pasó, de nuevo sentí ese calor extraño en mi cuerpo, quería tocarla, pero justo llamó ese tipo de la sonrisa perfecta, y mi protegida se fue a la empresa.
Mañana le diré todo lo que me ha pasado con él, que no confié tanto en ese tipo, voy a vigilarlo de cerca, tengo la sensación que oculta algo más que un lindo peinado.
Piccolo siguió esperando y esperando hasta que se quedó dormido en la playa, la luz del amanecer lo despertó, corrió a la casa, pero Izbet no había llegado, le llamó muchas veces al teléfono, pero no le contesto, la buscó por el ki pero tampoco la sintió, ya cerca de las 8 am. iba a tomar el auto para salir a buscarla a la oficina, cuando recibió una llamada del celular de la mujer.
— ¿Qué diablos te pasó? Te he llamado varias veces ¿Dónde estás?
— Es que por ahora no puede responderte — contestó una voz conocida de hombre.
— ¿Dónde está Iz? — gritó furioso.
— Sigue el camino de la playa hacia el norte, encontrarás un gran edificio abandonado, apúrate si quieres verla todavía con vida, a ver si de verdad te importa, maldito.
Antes de salir, el guerrero llamó a su alumno para pedirle ayuda.
— Nuestro cliente tiene su teléfono móvil apagado, o se encuentra fuera del área de cobertura. Grabe su mensaje después de la señal...bip — le respondió el celular.
— Gohan, secuestraron a Iz, por ahora dicen que está con vida, pero estoy seguro que la quieren matar, estamos en la playa que te comente, búscame lo más rápido que puedas apenas escuches este mensaje.
El ex namek llegó volando al lugar lo más rápido que pudo, era de seis pisos, bajo en el techo con cuidado, camino pegándose a las paredes para ver qué pasaba, cuando llegó al primer piso, en una de las habitaciones vio a la mujer, sus manos estaban atada con cadenas a lo más alto de un pilar, estaba desmayada y con todo su peso tirando de sus muñecas, en su cuerpo se veían marcas sangrantes y moretones de golpes. A su lado estaba Francous, vestido con una polera y pantalón negro, tenía el labio con sangre, y parte de la mejilla mordida, estaba terminando de instalar algo en un detonador. En el suelo había un látigo lleno de sangre, el guerrero hirvió de furia, ese mal nacido la torturó pensó. Empezó a deslizarse pegado al muro, tratando de no hacer ningún ruido, pero como todo estaba muy oscuro, tropezó, como el secuestrador estaba pendiente, enseguida lo vio.
— Tendrás que esperar un poco para el espectáculo, así que tranquilo, o ella lo pagará — amenazó con cortarle la garganta a Izbet si el otro se acercaba.
— No te escondas tras una mujer, desgraciado.
— Tú eres el desgraciado, arruinaste nuestra vida, iba a casarme con ella, en esta visita le iba a proponer matrimonio, estoy seguro que me hubiera aceptado inmediatamente, pero te metiste en medio, vi cómo te trato ayer, nunca nadie la había acompañado, ni menos vivido con ella, dirás que estoy loco, pero sé que es mucho más fuerte de lo normal, incluso la he visto volar, y como rompió un cable reforzado con que la ataron.
— ¿Cómo sabes todo eso? — le costó menos de un segundo unir todo lo ocurrido — tú eres quien la quiso secuestrar las otras veces.
— Quería tenerla para mí nada más y evitar que caza fortunas como tú la engatusaran — lo miró con rabia — busque tus antecedentes y no hay nada en los registros, tengo recursos que ni la policía usa, estabas bien cubierto, pero no para mí. Todo lo que traes te lo dio ella, eres un mantenido, ustedes solo buscan su dinero, yo en cambio la amo, no hay momento del día en que ella no esté en mi pensamiento. El ataque a las empresas solo fue una distracción — su cara se descompuso de celos — tengo cámaras en su casa de la playa, LOS VI... ella sería mi esposa, quería protegerla ¡¡¡POR QUÉ TUVO QUE CONOCERTE!!! — ahora habló suavemente — le di algo para dormir elefantes, las otras dos veces no funcionó y aun así costo mucho para que perdiera la conciencia totalmente.
— Maldito desgraciado, cómo pudiste hacerle algo así — quería retorcerle el cuello y borrarle la sonrisa de loco que tenía, pero si se movía la mujer morirá, su ki estaba muy bajo.
— Yo no quería hacerlo, Izbet me obligó, solo quería que me besará, sentir esos labios tan suaves en los míos, pero me mordió la cara, tuve que castigarla, le di varias cachetadas para que aprendiera a respetarme, le di otra oportunidad — se tocó la boca — casi me arranca un pedazo de labio. No puedo dejar que me trate así. Si no es mía debe morir, y yo sin ella no puedo vivir, lo mejor es que todos muramos, sobre todo tú, que eres el culpable de todo esto.
— Si de verdad la amas, déjala que viva, yo me quedaré contigo.
— No, ella se lo merece porque no me corresponde... yo que daría mi vida porque fuera feliz conmigo, al menos en la muerte estaremos juntos — terminó de instalar los cables y fue a activar el explosivo.
Piccolo se movió rápido para tratar de quitárselo de las manos antes que los hiciera estallar, pero increíblemente el otro tipo tenía una fuerza descomunal para su contextura, en el forcejeo el detonador se activó, tenían 30 segundos antes que las explosiones derrumbarán el edificio, el ex namek golpeó al enajenado que reía pensando que al menos podrá morir junto a la mujer que deseaba. Lo único que se le ocurrió al guerrero fue proteger con su cuerpo a la mujer. Justo en el momento que el edificio quedó en el suelo llegó Gohan, que empezó a buscar el ki de su maestro, entonces sintió una gran energía que estaba dentro de los restos del edificio, que pulverizó un buen espacio.
Lo que ocurrió fue que el guerrero sujetó los escombros y cuando pensó que ya no podrá seguir sosteniéndolos, concentró toda su energía, y destruyó los restos que los querían aplastar, su ki por un segundo fue tan poderoso como cuando era namek.
— Sr. Piccolo ¿Está bien? — preguntó ansioso su alumno al verlo salir del lugar con la mujer en los brazos.
— Yo sí, pero Iz está muy mal. Llévala donde Dende, iré con ustedes apenas pueda — se la pasó con mucho cuidado — que esperas, anda ahora, ya — gritó preocupado ya que a cada rato la energía vital de la del mechón blanco bajaba más y más.
El medio sayayin salió lo más rápido que pudo con la medio demonio en sus brazos, intentando no tocar las llagas sangrantes de su cuerpo. Ya en el Templo Sagrado, con ayuda de Dende la llevaron a una habitación, allí Kami Sama la curó, ambos no podían creer todo lo que le hicieron, tenía el cuerpo lleno de golpes y latigazos. La dejaron descansar, mientras esperaban a Piccolo, cuando éste llegó también le ayudaron con sus heridas. A las horas la mujer seguía durmiendo, así que el joven dios se quedó con ella, cuando Izbet despertó trató de atacarlo, por suerte para él estaba tan mareada que apenas y pudo tomarlo del cuello.
— Soy yo, Dende, tranquila, ya estás a salvo.
— ¿Piccolo cómo está? — preguntó mientras se dejaba caer al suelo, ya sin fuerzas para mantenerse en pie.
— Bien, no tenía heridas graves, ya lo ayude, está en la cocina con Mr. Popo y Gohan — le aclaró mientras la ayudaba a acostarse de nuevo.
— Nunca pensé que Francous estuviera loco, siempre se mostró muy correcto conmigo, puso cámaras de vigilancia en mi casa de la playa, me quiso secuestrar varias veces. De verdad estaba desquiciado, te juró que yo nunca hice nada para que pensara que yo quería algo más con él — dijo mientras trataba de serenarse.
— Tranquila, lo sé, estaba mal de la cabeza. Cuando llegaste estabas media muerta.
— Ese desgraciado trato de abusar de mí — por un momento lloró en los brazos de Dende, cuando se calmó continuo — por eso todas las veces que trato de secuestrarme me daba algo para dormirme, pero no me entregue, luche contra él pero lo que me inyectó me quitó inmediatamente la fuerza, cuando quiso besarme lo mordí varias veces, se acostó sobre mí, en vez de desesperarme me reí en su cara, le dije que lo tenía tan pequeñito que ni lo sentiría, que no era como mi amigo Junia — se quedó callada un rato pensando — supongo que por eso lo llamó, pensó que era mi amante — siguió hablando — me puso un cuchillo en la garganta, lo rete que me matará, que prefería eso a ser suya. Eso lo desquicio totalmente, dijo que yo le rogaría que me tomará, me amarró con las cadenas al pilar, empezó a darme latigazos, al ver que no lograba que yo dijera lo que quería comenzó con los golpes, tampoco le di en el gusto, ya en ese momento no pude aguantar más y me desmayé. Mi plan era hacer tiempo para que el sedante que me había dado diluyera su efecto, como me pasó con los otros, y así usar todo mi poder contra él — lloró un poco más — me sentí tan inútil, tan desvalida al no poder defenderme, odio cuando me pasa eso.
— Ahora descansa, y trata de no golpear a quien éste al lado tuyo cuando despiertes — bromeó Dende para distraerla.
— Lo siento amigo, todavía estoy muy mareada.
— Duerme tranquila, estaré a tu lado hasta que vuelvas a despertar.
Diario
Francous estaba loco, se obsesiono con poseer a Iz, la torturó a latigazos y golpes porque ella no quiso entregarse a él. Traté de detenerlo pero al final no pude evitar que el edificio se desplomará. No sé cómo, pero cuando pensé que ella moriría, concentre todo mi ki, y destruí los escombros, por un segundo sentí mi poder completo, luego quede sin fuerzas, tuve que pedirle a Gohan que la llevará al templo y Dende pudiera curarla, durmió por varias horas, cuando despertó estaba muy desorientada por eso no sintió que yo estaba cerca de una de las ventanas, escuche todo lo que dijo, le hizo creer a Francous que éramos amantes, por eso ese hijo de perra me quiso matar a mí también. Estoy sintiendo muchas cosas extrañas, que no sé definirlas, me siento muy confundido, pero prefiero no preguntarle a nadie, no quiero que se sepa que tengo este tipo de inquietudes ¿Qué puede ser? ¿Por qué me gusta tanto estar al lado de Iz?
Esa noche la pasaron en el templo, al otro día se fueron a la casa de la playa temprano, por suerte llegaron justo a tiempo, no llevaban ni 10 minutos allí cuando golpearon la puerta.
— Buscó a la Srta. Supay — preguntó un agente a Piccolo cuando éste abrió la puerta.
— Soy yo — dijo la mujer saliendo de atrás del guerrero con jeans y camiseta oscura.
— El detective Howkins quiere hablar con usted, por favor puede acompañarnos.
— ¿Son policías?
— Disculpé, no me di cuenta que... — se excusó al fijarse en sus ojos blancos — somos....
— Son oficiales de policía, iré contigo — no hubo posibilidad de réplica del agente al ver la mirada del hombre.
— ¿Voy detenida por algo? — preguntó haciéndose la inocente.
— Es por una situación que atañe al encargado de la sucursal de sus empresas de esta ciudad.
Llegando a la comisaría, ella le pidió a Piccolo entrar sola a la oficina del detective.
— Quiero ir contigo.
— Sé porque te lo digo, espérame aquí.
Entró ayudada por una oficial, que la dejó sentada y se fue.
— Srta. Supay, un gusto soy el Detective Hakwins.
— Un placer, disculpe lo directa, pero tengo curiosidad porque me mando a buscar.
— Hubo una explosión en un edificio abandonado, hay un muerto, es Francous, su administrador.
— ¿Pero cómo? — fingió perfectamente sorpresa, por eso quiso que el guerrero la esperara fuera, sabía que no podría simular como ella, y no quería que la autoridad tuviera interés en él — si ayer estuvimos en una reunión en la empresa, y estaba perfectamente ¿Lo secuestraron? ¿Un escape de gas? — preguntó haciéndose la confundida.
— No, por lo que hemos podido investigar, él fue el que detonó la carga, parece que estuvo preparando todo para suicidarse ¿Usted sabe qué motivos pudo tener?
— Para nada — indicó lo más inocente que pudo — no sé mucho de su vida personal.
— Necesito que me diga si tenían... — trato de usar las palabras correctas, no quería que la mujer se quejará ante sus superiores si algo le caía mal, se decía que ella era muy amiga del Alcalde — una relación más cercana — ella negó con la cabeza — es que encontramos fotos de usted en ropa interior, en la casa del occiso.
— No entiendo como las consiguió, él era mi administrador solamente, a decir verdad, tengo un amigo íntimo, quien me espera fuera, estamos tomando unas pequeñas vacaciones... con Francous solo me une... perdón, me unía el trabajo.
— Descubrimos que él tenía en su casa un circuito cerrado de televisión, conectado a su domicilio de la playa, por eso creí que era... su amante — pensó que era algún tipo de juego erótico entre los adinerados.
— No tenía idea de eso, ese maldito me estaba espiando, así fue como consiguió fotos mías en paños menores — hasta se sonrojó — entonces ahora vio cuando yo y Junia... — incluso lloró un poco, simulando indignación y rabia porque irrumpieron en su privacidad.
— No se preocupe, descubrimos las cámaras, pero ya estaban desconectadas, igual debemos ir a retirarlas de su casa más tarde, son material de investigación.
— Por supuesto.
— ¿Donde estuvieron su amigo y usted está noche? ¿Cómo se llama él?
— Se llama Ma Yunia. Estuvimos en casa, en la playa, el agua es exquisita en la noche, con la compañía indicada — sonrió maliciosa.
— Entiendo. Creo que el tipo se obsesionó con usted, él fue quien puso las bombas en sus oficinas, debe haber querido presionarla para... bueno ya entiende, y al ver que ya tenía pareja, no lo soportó y se suicidó. Lamento haberla molestado, pero tenemos que investigar todas las aristas.
— Muchas gracias detective — dijo simulando calmarse — la próxima vez que el alcalde me llame alabaré su proceder, ha sido muy profesional. Solo le pido que tenga mucha reserva con lo de mi... relación... no me gusta que se ventile mi vida personal.
— Ningún problema, nadie sabrá que conversamos aquí. La acompañaré a la puerta — Piccolo se acercó al ver que estaba saliendo, y la tomó del brazo — muchas gracias de nuevo por su apoyo en esta investigación.
— De nada oficial, Junia, vamos.
— ¿Todo bien? — preguntó el guerrero en un susurro cuando iban saliendo.
— Sí, todo bien, en casa te cuento que pasó, pero en la playa. Menos mal que ahora si hice cubrir totalmente tu pasado, ya nadie descubrirá que hasta hace poco eras namek.
Al otro día ella fue a su oficina con Piccolo, quien se quedó sentado a un costado, vigilando todo, mientras la mujer estaba revisando las situaciones generadas con la muerte de su administrador, en eso le anunciaron la llegada el alcalde que quería verla.
— Que pase, por favor — respondió al citófono.
— Lamento el inconveniente de que la hicieran ir a la comisaria, Srta. Supay, si usted lo quiere puedo pedir que amonesten al detective por la molestia que debe haberle causado.
— Para nada, fue muy amable, se comportó como un caballero conmigo.
— Es un alivio, no quisiera que se moleste y cambie está sucursal de nuestra ciudad, supe que una vez...
— Eso fue por otra cosa — lo interrumpió seria — ese otro alcalde quería dinero para dejarme seguir trabajando, solo para incrementar su fortuna personal, y chantaje no acepto, de nadie — se relajó y le sonrió al político — nunca me iría de aquí, incluso tengo mi casa de veraneo en la costa, me encanta este lugar.
— Entonces no la molesto más, debe estar ocupada, solo quería saber cómo estaba, fue un placer.
Cuando el hombre se retiró, Piccolo, por fin habló.
— Veo que de verdad eres una empresaria temida.
— Solo soy justa, el otro tipo era un corrupto, y como no quise pagar soborno quería ponerme multa sobre multa, y no dejarme trabajar, antes que eso pasará simplemente cerré el edificio y mi gente la ubique por un tiempo en negocios de conocidos, a los meses el tipo fue denunciado, alguien en forma anónima entregó datos y pruebas, termino en la cárcel con todos quienes le dieron dinero, cuando llegaron las nuevas autoridades reabrí mi planta — sonrió de forma misteriosa.
— ¿No sabes quién lo denunció, verdad?
— Para nada — dijo lo más inocente que pudo.
Al mes volvieron a la casa de la ciudad, aunque la rutina siguió siendo la misma, Piccolo empezó a tener pesadillas todas las noches, veía que Izbet estaba en peligro, moría, y él no podía hacer nada para ayudarla. Hasta que una noche ella ya no aguantó más sus gritos y fue a despertarlo, iba con su pijama, que consistía en un short y camiseta, él solo tenía puesto el pantalón del suyo.
— Despierta, estas gritando — le tocó las piernas, tuvo miedo que si lo hacía de los brazos la golpearía, estaba muy descontrolado.
— Era otra pesadilla — explicó mientras se sentaba en la cama.
— Hace días que no duermes bien ¿Es por lo que pasó en el edificio? — preguntó acomodándose en el borde.
— Tal vez...
— No debes sentirte así, no pudiste ayudarnos a todos — le sonrió agradecida — te agradezco que hayas logrado salvarme.
— Pronto estaré bien
— Solo debes relajarte, te quiero mucho y te debo tanto — le dio un beso en la mejilla — ahora para que no tengas más pesadillas, tengo la solución, por esta noche me quedo aquí, con tu permiso — se metió en la cama, y se acomodó.
— ¿Pero qué haces? — preguntó nervioso.
— Estaré a tu lado, cuando empieces a gritar, te despertaré enseguida — se tapó hasta la cabeza — que rico el calor de tu cuerpo — bostezó y empezó a adormilarse hecha un ovillo.
— No es necesario — replicó avergonzado al sentirla pegarse a él.
— No me convencerás, ahora a descansar, mañana será otro largo día — ya con eso se durmió.
Diario
La rutina vuelve a ser como antes, aunque por muchas noches tuve pesadillas donde veía morir a Izbet, y no podía salvarla, eran muy angustiantes. Anoche tuve otra, ella me despertó, y para que no tuviera más se durmió conmigo, dijo que para despertarme si empezaba a gritar de nuevo, al final sólo ella descanso, yo estuve toda la noche despierto, mirándola.
Por fin sé que me pasa, estoy enamorado, por eso tenía esos sueños, era mi miedo inconsciente a perderla ¿Ahora qué debo hacer? Le digo o no, si ella también me ama todo ira bien para mí, pero nunca ha actuado de forma distinta a como era antes de convertirme en humano.
Aunque su auto está funcionando la llevó y la voy a buscar al trabajo todos los días, no quiero separarme de ella, jamás.
Por ahora quiero vivir el día a día a su lado, tengo miedo que si le digo de mi amor no sienta lo mismo que yo, y ya no quiera tenerme a su lado, pero en caso que si me correspondiera estaría perdiendo mi oportunidad de que ambos fuéramos felices, pero tengo miedo. Los días pasan demasiado rápido y no sé que hacer.
Una tarde, Izbet estaba bañándose en la tina, mientras Piccolo entrenaba en el patio, de repente se sintió un grito terrible de la mujer pidiendo ayuda, él llegó volando y la encontró en un rincón del lugar, tapada lo mejor que pudo con una toalla de baño.
— Hay un bicho en el agua, por favor, llévatelo, mátalo, pero que se vaya ya — terminó gritando aterrada.
— Es sólo una pequeña araña — la tomó en las manos, el insecto quedó inmóvil, el hombre al mirar a la del mechón blanco se quedó quieto, analizó cada milímetro del cuerpo de la mujer, se veía muy sexy con el pelo mojado, una gota cayó por su cuello y se perdió en el canal entre sus senos.
En vista que el otro no se movía ni decía nada, ella se empezó a poner nerviosa.
— No soporto cuando un bicho cae al agua y me camina por la piel... — el hombre siguió inmóvil — supongo que te está costando pillar al bicho... ¿Verdad? — dijo ya avergonzada por la situación — o te estas poniendo como el maestro Roshi — por fin él reaccionó, se fue también sonrojado por lo que casi hizo, estuvo a milímetros de tocar el camino de la gota, por suerte ella habló y reaccionó a tiempo, todavía tenía mucho miedo que lo rechazará.
Luego de eso recién en la cena se encontraron, y la medio demonio aprovechó de sacar lo que pasó a colación.
— ¿Por qué no me hablabas en el baño?
— Trataba de pillar a la arañita, no quería matarla, pero se deslizaba por mis manos cada vez que quería caminar para llevármela, no quería que cayera en el agua de nuevo. Estaba concentrado en eso.
— Es que me viste mucho rato — de nuevo estaba sonrojada.
— Para nada, por eso me costaba controlar al insecto, tenía la cara para el otro lado.
— Mejor comamos, mañana debo llegar temprano a la empresa, podrías llevarme o pongo la guía automática.
— Yo te llevaré.
"Para la otra mejor saldré del baño y recién le pediré ayuda... pero que diablos pienso, él es Piccolo, debe ser como dijo, creo que quien se está poniendo pervertida para pensar soy yo, pobre, dudar de él así, soy una tonta, el otro día pase la noche en su cama, si hubiera querido hacer algo habría aprovechado esa vez, luego de lo de Francous me he puesto paranoica".
Esa noche el ex namek se acostó como siempre, pero a media noche sintió que alguien lo besaba, y le acariciaba el cabello, al abrir los ojos vio que era Izbet, que estaba al lado de la cama.
"No puedo creerlo — la abrazó y aspiró el aroma de su pelo — se ve preciosa en medio de la cama, más ahora que se quita la blusa, de nuevo ese calor, siento que me pongo duro".
Ella le quitó la parte de arriba del pijama.
"Que extraño sentir sus senos apretados contra mi pecho, aprisionados en esa lencería, quiero tocárselos, pellizcarselos, que gima de placer — la besó en el hombro, entonces aprovechó de mirar para desengancharle los broches del brasier — son tan oscuros sus pezones, hace mucho quería acariciarla y recorrerla con mis labios, así, de está forma".
Ella empezó a morderle suavemente los labios, lo tomó del cuello y se acostó, haciendo que el hombre quedará encima. El guerrero quería decirle tantas cosas, que la amaba, que pasaría el resto de su vida a su lado, pero la del mechón blanco le puso un dedo en los labios para que no dijera nada.
"Guardaré silencio como quiere, solo para poder escuchar nuestros gemidos — las manos femeninas dejaron de recorrer su espalda, y con una sonrisa maliciosa, la metió en la ropa interior para tomar su virilidad — diablos, siento que acabare pronto, estoy tan caliente — empezó a jadear — se siente tan bien cuando sube y baja en mi miembro, aprovecharé de sacarme el pantalón y el bóxer, tengo tanta calor que siento que me voy a derretir, a cada rato me pongo más firme.
Sintió que iba a acabar, pero no quería hacerlo en las pequeñas manos de la mujer, la acomodó sobre él, para poder succionar esos pechos, que sin ser exuberantes, se sentían perfectos, y le cabían completamente en la boca, con la lengua jugó con el pezón arrancando fuertes suspiros de placer a la medio demonio, luego le besó la frente, la cara, el cuello, los hombros, él con sus manos la acarició por la espalda, bajó a su cadera y le quitó la falda.
"Se ve preciosa con esas bragas oscuras, definitivamente es el color que mejor le queda — admiró el cuerpo de la mujer — aunque mejor se vería así — tomó los costados de la prenda y los rompió dejándola totalmente desnuda ante él — hummm... tengo que entrar sino siento que moriré — como estaba encima la acomodó y muy lentamente empezó a penetrarla — es tan estrecha, debo ir con cuidado, no quiero hacerle daño, mmmm... esa calidez en mi miembro, debo moverme con cuidado — la miró a la cara — que bueno que también lo está gozando como yo".
En ese momento el hombre dejó de pensar y se entregó a las sensaciones que recibía mientras ella subía y bajaba en su miembro, incluso la mujer se afirmó en los brazos de él para poder tener mejor control.
"Debo hacerla acabar primero — ya no podía aguantar más — no quiero que esto acaba tan pronto, tengo que contenerme".
Al final la llenó de su semen, gruñendo suavemente.
En ese momento despertó, vio el desastre que había hecho y pensó, otra vez a cambiar las sábanas y darme una larga y fría ducha.
Cada día crecía en él la angustia, cuando faltaban unas semanas para su cambio, y aprovechando que a la empresaria la invitaron a una premiación, decidió acompañarla, y en ese momento confesarle su amor, si lo aceptaba, buscaría la forma de volver a ser humano, pero para siempre, no quería por nada del mundo dejarla, sabía que cuando fuera nuevamente namek los sentimientos que tenía por ella desaparecerían, y por nada del mundo quería eso.
Pensaba pedirle ayuda a Goku, antes que el cambio se produjera, para ir al planeta de su raza, allí solicitarían prestadas las esferas, como eran más poderosas que las de la tierra, deberían lograr que el cambio fuera permanente... o... ideó muchos planes, igual pensaba en qué trabajar, no seguiría viviendo del dinero de Izbet... tal vez pondría una escuela de Artes Marciales. Pero lo primero que debía averiguar era que pensaba ella, pero él tiene la esperanza que lo aceptaría.
La noche del evento Piccolo se vistió con un traje negro, camisa blanca, y una corbata de lazo negra, mientras la esperaba se paseaba nervioso en el vestíbulo de la casa, pensando que palabras usar para declararse.
En ese momento bajó Izbet, se arregló con ayuda de su asistente, Jenny. La mujer ciega tenía el cabello planchado, el vestido era negro, sin hombros ni espalda, sujeto por el cuello a través de una cinta amarrada en la nuca, a la altura del muslo, con un adorno de lentejuelas, empezaba en el traje una apertura lateral, sus medias panty eran color natural, opacas, su maquillaje era muy suave. En vez de un abrigo, como no hacía mucho frío se puso un chal negro en sus hombros, sus zapatos eran de tacón medio, oscuros.
— Vamos — Piccolo volvió a la realidad, la tomó del brazo, y se despidieron de la otra mujer.
— Debí ponerme taco alto, pero me incómoda mucho al caminar, es que a tu lado debo verme como una hobbit — dijo cuando entraron al auto.
— Ya no soy tan alto como antes.
— Pero entre 2 metros y 1.60 es mucha la diferencia.
— Exagerada.
Ya en la cena, a la entrada como siempre estaba rodeado de periodistas, al verla todos corrieron a entrevistarla, era la primera vez que iba con una pareja a un evento, que no fuera su asistente y todos querían la primicia, por si era su novio.
— Srta. Supay, no quiere presentarnos a su amigo... o es algo más — preguntó una pelirroja muy atrevida con su maquillaje y vestimenta.
— Karina, Karina, cuando dejarás de hacer ese tipo de preguntas, es solo un amigo. Gracias por preocuparte por mi vida — hacía Piccolo — entremos rápido sino no pararán.
Mientras esperaban que llamarán a sentarse a la mesa, las cosas fueron más tranquilas, pudieron estar relajados en el salón, había música clásica, nadie estaba acosándolos.
— Viene Bulma pero no veo a Vegeta — dijo nervioso Piccolo.
— Ni yo lo siento — respondió la mujer.
— Hola Izbet, que gusto verte — la saludó con su mejor sonrisa, e hizo como que no conocía al hombre — ¿Y quién es este apuesto caballero?
— Srta. Bulma Brief, le presento a mi amigo, un maestro de las artes marciales, estuvo a punto de ganar el 23 torneo de artes marciales, Ma Junia — sonrió por la broma.
— Un gusto Sr. Junia, mi esposo no pudo venir ¿Puedo acompañarlos para no estar sola?
— Por supuesto — respondió a coro la pareja.
En ese momento invitaron a todos a sentarse para la premiación, Izbet, Bulma y Piccolo quedaron acomodados en la misma mesa, la científica se ubicó al frente de sus amigos, aprovecharon de conversar entre ellos, fue una velada muy amena, en eso empezó el evento.
— Ahora llega el momento del reconocimiento por el mejor inventor del año, y como siempre desde hace 10 años es para la Srta. Bulma Brief.
La científica subió muy contenta, y agradeció a todos.
— Ahora — dijo el locutor — nos toca otorgar el galardón al o la empresaria emergente. Este año la distinción recae en la Srta. Izbet Supay.
Antes que un personal del evento la ayudará fue Piccolo quien la llevó al escenario del brazo.
— Muchas gracias, de verdad me emociona recibir este premio, el que comparto con todos mis empleados, y amigos — inclinó su cabeza hacia el guerrero y le sonrío encantadoramente.
Ya terminado de entregar los galardones, empezó la cena, y luego el baile, en ese momento el ex namek invitó a la ciega.
— Con su permiso, Srta. Brief, vamos a bailar.
— Adelante. Nos vemos más tarde — estaba contenta al ver que bien se llevaba la pareja.
Ya en la pista de baile.
— Te mueves muy bien — dijo ella que se dejaba llevar por él en un vals.
— Es como la fusión, nada complicado — creyó que había llegado el momento adecuado para declararse, así que empezó — sabes, quiero decirte algo...
— Disculpa, voy al baño — le susurró la ciega al oído.
— ¿Te acompañó?
— Sé llegar, no es la primera vez que vengo aquí.
Al verla irse, Bulma se acercó a Piccolo, ya que lo había visto actuar muy extraño.
— Te notó nervioso ¿Pasa algo malo?
— Es que... — se puso rojo como un tomate — me enamore de Iz y quiero declararme.
— Pero pronto volverás a ser namek — respondió asombrada.
— Lo sé, pero si ella me acepta encontraré la forma de ser de nuevo humano para siempre, ya tengo algunas ideas para eso.
— ¿Pero estás seguro que te ama? ¿Te ha dado muestras que siente algo más que amistad por ti?
— Siempre está contenta al lado mío, dice que me tiene confianza, una noche dormimos juntos.
— ¿Qué? — gritó la científica contenta.
— No se trata de eso, sólo dormimos, dor... mi... mos, nada más — le cortó la alegría a la otra.
— ¿No te ha besado en los labios o coqueteado?
— No... no sé — contestó confuso.
— Te parece que vea si puedo averiguar algo — deseaba evitar que él cometiera un error al hablarle, Izbet era tan especial de carácter, que era difícil saber que pensaba.
— Te lo agradecería.
Bulma buscó a Izbet por el sector del baño, al final la encontró en un balcón.
— Hola, Piccolo me dijo que habías ido al baño.
— Así fue, pero al salir me sentí algo mareada, vine a tomar aire, me excedí demasiado con la champaña.
— ¿Estás contenta? — quería irse despacio con las preguntas.
— Al contrario, estoy algo triste, pronto Piccolo volverá a ser namek.
— ¿Eso te entristece? — ya creía tener la respuesta, la mujer le correspondía al guerrero, pensó.
— En cierta forma sí, me había acostumbrado tanto a su presencia en la casa, me llevaba en el auto — suspiró melancólica — siempre he sido una loba solitaria, son pocas las relaciones que he tenido tan cercana con alguien en mi vida, y ahora que está por terminar el año, sé que lo echaré de menos.
— ¿No será que sientes algo más por él? — dijo maliciosa.
— ¿Qué quieres decir? ¿Algo como qué? — preguntó Izbet nerviosa.
— Cariño... amor...
— Si supieras lo irónico de tu comentario — suspiró triste.
— Dime, puedes confiar en mí, soy tu amiga ¿O no?
— Estoy enamorada de él — por fin le contó su mayor secreto a alguien — pero no como humano — dijo sin fuerzas.
— Pero si como namek no te puede amar — replicó la científica.
— Lo sé, ahora como humano le tengo mucho cariño, pero es parecido a cuando estaba con mi padre — aprovechó de desahogarse — la madrugada de Año Nuevo me besó, no creo que se acuerde porque estaba totalmente borracho. Me gusto, no lo niego, pero no aceleró mi corazón como cuando sé que iré a entrenar al Templo Sagrado, desde el día anterior me pongo nerviosa, mi pulso se acelera sólo pensando que me saludará...
— Hay amiga... — la miró con mucha tristeza.
— Para mí son dos personas totalmente distintas, su presencia con el tiempo se ha vuelto diferente. Sé que soy una tonta, pero no puedo ir contra mis sentimientos, no podría sentir lo mismo por nadie más — recordó cuando él estaba durmiendo borracho luego que la besó, la noche de año nuevo, por un mini segundo pensó intentar tener una relación con él como humano, pero sabía que cuando volviera a ser namek lo reprobaría, y no querría saber más de ella, por eso desecho la idea casi de inmediato — Lo amo cuando es alguien que no es capaz de sentir nada por mí como yo quisiera, me conformo con los momentos que pasamos juntos en el Templo — empezó a llorar — lo hecho tanto de menos, no te imaginas como lo extraño, necesito tenerlo a mi lado, siempre, aunque nunca me ame.
— Lo siento, no lo imaginaba, no quise que te pusieras tan triste.
— Está bien — dijo la ciega al rato, cuando ya estaba secando sus lágrimas — era hora de desahogarme, de decirle a alguien esto que llevó en mi corazón, por favor, no se lo digas a nadie, promételo — pidió nerviosa.
— Pero...
— Promételo Bulma, por favor.
— Está bien — al ver como se complicaba aceptó.
— Ahora iré a buscar a Piccolo, quiero pedirle que nos vayamos, no me siento bien, si quiere quedarse pediré un taxi.
— Tranquila, si él quiere quedarse yo te llevo — pero sabía que el guerrero lo único que quería era estar lo más que pudiera con ella, pero no podía traicionar a ninguno de los dos.
La científica pensaba como cumplir con la promesa a Izbet, y ayudar a Piccolo, en eso vio que desde atrás de la cortina el hombre apareció con los ojos vidriosos, él le hizo un gesto para indicarle que escuchó todo, que no se preocupara, que todo estaría bien.
— Te estaba buscando — dijo tranquilo.
— Estaba tomando aire, me siento mareada ¿Te molestaría si vamos a la casa, por favor?
— Para nada, adiós Bulma, gracias por todo — se despidió con mirada melancólica de la mujer del pelo azul.
Diario
Esta noche escuche lo que deseaba, Iz me ama, debería saltar de gusto pero no es como humano, sino como namek, mejor no le diré nada, ya para ella es suficiente llevar ese sentimiento que sabe nunca será correspondido, para cargarla más sabiendo que estoy enamorado de ella en esta forma. Pronto terminará esto, y será lo mejor para todos. Ya no escribiré más.
Unos días antes del cambio él decidió irse con Kami Sama.
— Me voy al Templo — Piccolo tenía miedo de no poder controlarse y decirle sus sentimientos, como casi le pasó varias veces en las semanas pasadas.
— Estaré allí para cuando vuelvas a ser tu mismo, promesa — se despidió feliz la mujer.
La noche antes del cambio, Piccolo tuvo un sueño especial, estaba en su forma normal en su habitación en la casa de Izbet, y frente a él se vio a sí mismo, pero en su cuerpo humano.
— Por fin volveré a ser un namek — dijo el guerrero verde.
— Ella te ama ¿No sientes nada por eso? — replicó el otro.
— Nada, recuerda que yo no puedo sentir ese tipo de amor — cruzó sus manos en su pecho.
— No quiero que esto acabe, quiero estar siempre con ella.
— No puede ser, tus sentimientos se esfumarán de mí al producirse el cambio, volveré a mi vida normal, todo serán recuerdo, nada más. No te preocupes, no le diré nada de lo que escuchaste, la seguiré tratando como hasta ahora, te lo prometo, siempre la cuidaré.
— Quisiera que al menos mi amor por ella no desapareciera — deseo abatido el humano.
— Eso es imposible — miró al otro tratando de comprender el por qué de su desesperación — ¿Supongo que quieres que guarde tu diario?
— Sí, gracias, no deseo que nadie lea lo que escribí, hay partes, bueno... tú lo sabes al igual que yo, no tengo que decírtelo — lo vio a los ojos fijamente — a pesar de todo no fue tan malo este año, o no.
— Tuvo sus momentos interesantes — dijo el de piel verde, sonriendo de lado
— Lo sabía, fue un gusto conocerte.
Al momento de darse las manos, el ex namek despertó.
El día del cambio las horas del día pasaron lentamente, hasta que llegaron Gohan e Izbet, mientras esperaban aprovecharon de conversaban entre ellos, ya cuando faltaba muy poco, Piccolo pidió hablar con la mujer a solas, fueron al lado contrario del Templo, donde no pudieran verlos.
— Ha sido un año extraño para mí, te agradezco haberme tenido en tu casa — dijo Piccolo sinceramente.
— Soy yo quien te agradece el que fueras a vivir a mi casa, me sacaste de mi soledad, y por un tiempo volví a sentirme tan contenta como cuando estaba con mi padre, además de haberme salvado la vida. Pero llega el momento que debemos ser lo que somos y volver a la realidad. Si alguna vez puedo pagarte todo lo que has hecho por mí, solo dímelo — le sonrió.
— Nunca cambies — pidió el hombre, de corazón.
— ¿Ni siquiera un poquito? — preguntó picarona.
— Trata de confiar más en mí, siempre te cuidaré, te lo prometo.
— Eso haré. Gracias por todo — se acercó para besarlo en la mejilla, pero él volteó la cara, pensando te daré mi último regalo, la besó en los labios, en ese momento se produjo el cambio, cuando se separaron, ya era el guerrero namek.
Al sentir su ki, los demás corrieron, cuando llegaron, la pareja ya estaba separada y nadie se dio cuenta de lo que pasó.
— Me alegro de volver a verlo — le dio la mano su alumno, ya relajado que todo volvió a la normalidad.
— Yo también — dijo el namek sincero.
— Se le extrañaba — replicó el joven dios de la Tierra.
— Gracias a todos. Echaba de menos sentirme así — hizo subir su ki, que luego de su entrenamiento como humano era muchísimo más grande que antes.
Luego de un rato en que conversaban todos, menos Izbet que estaba pensativa, Gohan se despidió.
— Debo volver a casa, lo vendré a ver lo antes posible — prometió el medio sayayin.
— Nos vemos, y gracias por guardar el secreto.
— De nada Sr. Piccolo — bajo a la Tierra.
— Yo... también debo irme — apenas la ciega dio unos pasos el namek la tomó del hombro.
— Te espero el sábado para entrenar — le dijo y la soltó.
— De acuerdo, aquí estaré, chao Dende, chao Mr. Popo, chao Piccolo.
La mujer se fue pensando en el beso.
"¿Habrá oído lo que converse con Bulma? No puede ser, no sentí su ki en ese momento ¿O sí?".
Se autoconvenció que solo fue un accidente, por eso él luego no lo mencionó para nada, debía estar avergonzado por lo que pasó, pensó. A pesar de eso, jamás en su vida olvido esa sensación cálida en sus labios.
Aparentemente todo volvió a ser como antes. Lo que nadie nunca supo, es que durante las noches de Año Nuevo que la ciega pasó en la cabaña, después que Piccolo volvió a ser el mismo, una sombra estaba en el bosque, mientras ella cocinaba, cenaba y escuchaba música esperando el amanecer, esa sombra estaba presente, aunque ella no lograba sentirla.
Cuando el sol aparecía en el horizonte, la mujer se iba a dormir. Luego de un rato que todo estaba tranquilo, la sombra se acercaba a la casa, y sacaba una tarjeta de identificación a nombre de un ser llamado Ma Junia, y el diario de un guerrero que durante un año fue humano, luego que terminaba de leerlo, la sombra miraba a la casa, guardaba las cosas nuevamente entre sus ropas y se iba.
Al mirar hacia atrás, por un instante, por un solo instante, la mirada del namek reflejaba nostalgia y melancolía. Luego todo volvía a la normalidad, al menos por un año más.
FIN
Ángel Ciego 2. Diario de Vida de Piccolo
Retomamos la actividad de los fanfics, Izbet https://www.wattpad.com/user/Izbet46 nos manda la primera parte de su nuevo fanfic en español de Bola de Dragón
fanfic
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2022-10-14
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