Rodando en la oscuridad by vanessauchihauzumaki

 

 

 

Rodando en la oscuridad by vanessauchihauzumaki
Summary:

¡Secuela de 'Mi hermana. Mi peor enemigo'!

 

Hay que leer el anterior o se perderán un poco:

https://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=23215


Sinopsis:


Descubrir que es una Malfoy, enamorarse de su hermano, convertirse en mortífaga y ahora embarazada.
La vida de Hermione Malfoy no podría ser más difícil.
Ahora debe elegir entre hacer lo correcto por sus amigos y su bebé, o aliarse con Voldemort y salvar al amor de su vida.
…Pero
¿Qué ocurre cuando el corazón y la lealtad pelean tan duramente?

 

 

 

 


Categories: LITERATURA, HARRY POTTER Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama
Advertencias: Incesto, Lemon, Muerte de un personaje, Tortura
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 9 Completed: No Word count: 25755 Read: 11336 Published: 25/03/2012 Updated: 22/06/2014
Summary:

¡Secuela de 'Mi hermana. Mi peor enemigo'!

 

Hay que leer el anterior o se perderán un poco:

https://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=23215


Sinopsis:


Descubrir que es una Malfoy, enamorarse de su hermano, convertirse en mortífaga y ahora embarazada.
La vida de Hermione Malfoy no podría ser más difícil.
Ahora debe elegir entre hacer lo correcto por sus amigos y su bebé, o aliarse con Voldemort y salvar al amor de su vida.
…Pero
¿Qué ocurre cuando el corazón y la lealtad pelean tan duramente?

 

 

 


Categories: LITERATURA, HARRY POTTER Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama
Advertencias: Incesto, Lemon, Muerte de un personaje, Tortura
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 9 Completed: No Word count: 25755 Read: 11336 Published: 25/03/2012 Updated: 22/06/2014 Dieciséis y embarazada by vanessauchihauzumaki
Author's Notes:

¡Espero que os guste!

Author's Notes:

¡Espero que os guste!

1
Dieciséis y embarazada


Hermione permaneció varios minutos bajo la ducha, como si se esperara que el agua fría la ayudara a hallar la solución a sus problemas.
Su mirada bajó lentamente hasta su, por ahora, plano vientre. La idea de algo creciendo en su interior la aterraba.
¡Como si no tuviera suficiente con preocuparse solo por sí misma y por Draco!
La voz de Narcissa resonaba en su mente: no tengas miedo, no le diremos nada a nadie más que a Draco, te ayudaré; es mi nieto…
Hermione maldijo su suerte.
La única vez que lo había hecho y terminó en esto. Una única noche en la que perdió su virginidad, fue suficiente para que se quedara embarazada.
Con todo lo que vino después no tuvo cabeza suficiente como para pensar en tan insignificante detalle como la protección. Un insignificante detalle que ahora era la causa de un problema muy gordo. No había cosas como la devolución para un bebé. No podía simplemente enviarlo de vuelta con un: gracias, pero no estoy interesada, escrito en una tarjetita de color rosa.
Cerró el grifo con brusquedad, y extendió la mano para agarrar la toalla doblada sobre el inodoro.



Al salir del baño se encontró con el mismísimo Draco.

- Mamá ha dicho que querías verme – explicó él ante la expresión de sorpresa de su hermana.

Bien, técnicamente, eso no era correcto. Pero lo cierto es que debía hablar con Draco cuanto antes, y pensó que Narcissa había obrado bien. Él trataba de parecer tímido o arrepentido, pero la esperanza brillaba felizmente en sus ojos. Hermione lo contempló durante unos pocos segundos, no lo había visto en días. Tuvo la impresión de que él hacía lo mismo con ella. Sacudió la cabeza con energía, centrándose en lo más importante.

- Tengo que hablar contigo. Espera un momento.

Hermione se dirigió a su armario. No se molestó en entrar al cuarto de baño ¿qué sentido tenía? Draco ya la había visto desnuda ¡y mira los resultados!
Sin embargo, a Draco no le pareció una buena idea, sino una tortura a sangre fría. Cuando él, durante cada noche en las dos últimas semanas, no pudo dejar de pensar en cada una de las curvas de su cuerpo, sabiendo que cualquier contacto le estaba vetado.
Cuando Hermione terminó de ponerse el sencillo vestido verde, regresó junto a Draco.

- Será mejor que te sientes – dijo Hermione, señalando a la cama.

Draco la obedeció, y un segundo después, Hermione se sentó junto a él.
Él la observó con curiosidad: el nerviosismo de Hermione era evidente.
Hermione sopesó con detenimiento las posibles formas de decirle a Draco que ambos serían padres adolescentes.
No era como si fuera a decirle que ella en realidad odiaba a los cafés helados ¿qué sentido había en tomar un café helado? Era como pedir nieve en verano.
No, la situación no era tonta, ni mucho menos fácil. Y ella nunca imaginó que tendría que enfrentarse a algo así antes de los veinticinco.

- Recuerdas lo que hicimos, ¿cierto? – empezó con lentitud.

- Por supuesto – respondió Draco, comprendiendo a qué se refería.

- Tú y yo no usamos protección – dijo. Enrojeció levemente, era la primera vez que hablaba sobre sexo en voz alta y con Draco. Ya había sido suficiente hablar sobre ello con Narcissa. ¡No más situaciones vergonzosas!

- Oh, ¿sobre eso querías hablarme? – preguntó Draco, con obvia desilusión.


Hermione no supo si sonreír o poner los ojos en blanco. Hizo lo segundo.

- Sí, eso era.

- Creí que al fin me ibas a perdonar…yo…de veras no he dicho nada de eso, Hermione. Durante las vacaciones de Navidad, me dijo que debía convencerte para que te unieras a los mortífagos. Hasta intenté abordar el tema contigo, pero te ponías de mal humor con solo mencionarlo – Draco alborotó su pelo platinado con desesperación. – Yo no quería nada de eso….no quería que te convirtieras en mortífaga, ni tampoco quería serlo. Solo quería estar contigo, te lo juro. Yo...yo no quería nada más que eso - su voz se quebró al final de la frase.

- Estoy embarazada – soltó Hermione de sopetón, antes de que las palabras de Draco la hicieran ablandarse.

- ¿Qué?

- Que estoy emb..

- Te he oído, lo que quiero saber es si la broma te parece graciosa – espetó él tras recuperarse del shock.


Los ojos miel de Hermione llamearon enfurecidos. Y cuando habló, su voz estaba llena de sarcasmo.

- Por supuesto, Draco. Mi estado emocional es lo suficientemente bueno como para hacer ese tipo de malas bromas. Si solo quieren obligarme a casarme con mi hermano, si solo todos se han enterado de nuestra relación incestuosa, si simplemente me han convertido en mortífaga y probablemente mis amigos me odien por ello, así que sí, por supuesto – Hermione compuso una tonta y estática sonrisa -, es una broma de muy mal gusto.

Draco dejó de oírla cuando iba por la segunda frase. Ahora tenía la cabeza enterrada entre sus manos, escondiendo su expresión de angustia.

- Quiero un hijo contigo – su voz sonó desapasionada -, pero no de esa forma.

- No hay vuelta atrás. Un hijo de mortífagos, pura sangre, tal y como se esperaba de ti ¿cierto?

- Deja de decir eso. Ya es lo suficientemente malo sin tu sarcasmo.

- Lo sé.


Permanecieron en silencio durante varios minutos. Draco asimilaba el problema que se sumaba a su cada vez más grande montoncito de ‘cosas que debo solucionar’.
Hermione, por otra parte, trataba de encontrar todas las salidas posibles para solucionar sus problemas.
Una y otra vez su mente se topaba con el mismo nombre: Dumbledore.
Deseaba regresar a Hogwarts cuanto antes. Sentirse protegida entre aquellos gruesos muros de piedra, y estar con sus amigos. Y por una vez, que otros le dijeran qué hacer.

Hermione se levantó y se acercó a la ventana abierta. Aspiró el fresco aire de la noche, que terminó por despejar su mente. Pavos reales se paseaban por el seto cuidado, y el borde del bosque parecía más lejano que nunca.
Sus ojos se centraron en el cielo estrellado. Y la oscura profundidad del firmamento nocturno la intimidó.
Sus dedos se aferraron al borde de la ventana. Se sentía tan asustada.
Ahora pensaba por dos. Y la sola idea de que ese ser que crecía en su vientre estuviera en peligro, la ponía histérica. Ella definitivamente protegería a su bebé, aún cuando tuviera que ponerlo en peligro para ello.
Dio un respingo cuando los brazos de Draco rodearon su cintura. Él besó su cuello y aspiró el olor a menta que tanto le gustaba.

- Saldremos de esto juntos, ya lo verás, Hermione. Estaremos juntos, los tres – le dijo él, apoyando el mentón sobre el hombro de Hermione.

Hermione inspiró profundamente. Deshizo el agarre de Draco sobre su cuerpo y se volteó para mirar fijamente a esos ojos grisáceos.

- No sé si saldremos de esto juntos, Draco. No te he perdonado. Tú sabías sobre esto, y pudiste avisarme. Solo estoy segura de una cosa: voy a proteger a mi bebé, y voy a pasar por encima de cualquiera que se convierta en un estorbo. Eso te incluye a ti. Si creo que representas algún peligro para él...o ella…
No tuvo la necesidad de terminar la frase. La amenaza era clara. Y se sintió como una patada en el estómago.

Hermione había elegido un bando. Y no era al que Draco, por desgracia, pertenecía desde que nació.


Esta noche os mostraré dulces sueños……….
End Notes:

¡Comenten!

 

 

 

End Notes:

¡Comenten!

Regresar al índice¿Heridas sin cura? by vanessauchihauzumaki

Harry volvió a leer el titular por tercera vez. Aunque no alzara la mirada, podía decir que la señora Weasley tenía la mano derecha puesta sobre el corazón, que fue Ron el que salió por la puerta dando un portazo, y que Ginny, por alguna insólita razón, sonreía.

 

Dejó el ejemplar de El profeta sobre la mesa con lentitud, y se volteó para evaluar la reacción de los demás.

 

Por primera vez desde que Harry había pisado La Madriguera, la casa estaba sumida en el más absoluto silencio.  Incluso el Ghoul había dejado de ulular en el ático.

 

La señora Weasley se había sentado, horrorizada, y de un momento a otro empezó a resoplar. Harry supuso que era normal, nadie permanecería impertérrito ante tal noticia.

 

Ocupando casi mitad de la primera página escrito en letras grandes y negras para resaltar la noticia,  y acompañado por una foto de Draco y Hermione, rezaba:   Los hermanos Malfoy comprometidos.

 

Un poco más abajo y en menor letra decía: más información en las páginas 12 y13.

 

Rita Skeeter se había vengado bien de Hermione. Casi dos hojas relatando lo horrorizada que estaba por la relación incestuosa de los hermanos Malfoy.  

 

Harry suspiró, se levantó y salió al exterior. 

 

Caminó hasta acercarse al gran estanque, donde varias ranas nadaban en sus aguas verdosas. Normalmente no haría esto, pero estaba tan enfadado que cuando un gnomo curioso se asomó por un agujero en la tierra, lo pateó tan fuerte que lo envió al estanque.  El gnomo tuvo  que nadar de vuelta a la orilla mientras farfullaba.

 

Harry estaba preocupado por Hermione. Él sabía que aquel compromiso no era otra cosa que una artimaña del señor tenebroso.  

 

Sabía sobre la relación de Hermione y Draco desde hacía meses, y por más que eso lo dañara (aún estaba enamorado e Hermione) y que lo asqueara, él sabía que se amaban y que iban en serio. Pero no lo suficiente como para anunciar un compromiso en El profeta sin siquiera terminar Hogwarts. Por eso sabía que el señor tenebroso movía los hilos.  Y no podía dejar de preguntarse qué ganaba Voldemort con ello. ¿Asegurar la pureza de la sangre? No, tenía que haber algo más. Voldemort siempre movía las piezas de su gran ajedrez con astucia.

 

Desde la muerte de su padrino, al final de su quinto curso en Hogwarts, un velo tupido de niebla lo rodeaba. Envuelto en su cáscara grisácea de dolor solo era capaz de pensar en otra cosa además de la soledad en la que se encontraba. Una única cosa. Una persona: Hermione.

 

 

¡Estaba tan preocupado! Desde que se despidieron en la estación de King’s Cross, no había tenido ninguna noticia de ella. Y cuando llegó a La madriguera, días antes, supo que tampoco se había comunicado con Ron.

 

Eso era raro. Hermione era la que les escribía durante las vacaciones. Algo malo estaba pasando, y el saber que no podía hacer nada suponía una auténtica tortura.

 

 

Incluso se puso en contacto con los Compton para averiguar si tenían alguna noticia de Hermione. Tampoco ellos sabían nada, y estaban tan preocupados como él.  Ron, quien ahora intercambiaba cartas con la prima de Hermione, le dijo que Maddie Compton estaba luchando por la tutela de Hermione y que confiaba que, en caso de no conseguirlo, Hermione decidiera vivir con ellos una vez fuera mayor de edad también de forma muggle.

 

 

—    ¿Estás bien? 

 

 

Harry se sobresaltó al oír la voz de Ginny. Se volteó ligeramente para mirarla.

 

Ginny ya no era aquella niña torpe y sonrojada que había conocido seis años atrás. Había crecido y se había desarrollado. Harry no podía evitar notar lo bella que era, con su largo pelo rojizo tan característico de los Weasley y sus ojos del color de las avellanas que siempre eran cálidos al mirarlo.

 

Además, le gustaba el Quidditch. Cualquier chica a la que le gustara el Quidditch ya tenía mucho ganado. Y Ginny era una excelente cazadora.

 

Por otro lado, se habían acercado mucho desde que ella lo consoló en aquel pasillo de Hogwarts, minutos después de que rompiera con Hermione.

 

Se preguntó vagamente qué pensaría Ron si  conociera sus pensamientos sobre Ginny. De todos modos, Ginny estaba con Dean.

 

 

—    Estoy bien, gracias — respondió al fin. — No pareces muy afectada — observó.

—     

 

Ginny esbozó una sonrisa tan misteriosa y maliciosa que Harry le dirigió una mirada extraña.

 

 

—    Digamos que tenía mis sospechas — repuso — Pero tú si lo sabías.

 

 

 

—    Sí, Hermione me lo dijo— respondió Harry, lacónicamente. Se sentó cerca del estanque y Ginny lo imitó.

 

 

—    ¿Y qué piensas al respecto de su compromiso? — preguntó Ginny, con curiosidad. 

 

 

Harry bajó la cabeza y la suave luz del atardecer incidió de lleno en sus gafas, impidiendo a Ginny ver los bonitos ojos verdes atraves del cristal, y ocultando de esa forma los verdaderos pensamientos de Harry.

 

 

 

—    Te imaginarás que no estoy contento — forzó una sonrisa —. Preferiría que Hermione estuviera conmigo y no con Malfoy.

 

 

Al alzar la cabeza, le sorprendió ver la poderosa chispa de irritación en los ojos castaños.

 

 

—    Sí, pero ella quiere a Malfoy y es con él con quien se casará — puntualizó Ginny.

 

 

Harry sintió una punzada de dolor, no era necesario que lo reiterara.  Ginny se levantó y limpió la tierra que se había adherido a su pantalón con las manos.

 

 

 

—    Deberías hablar con Ron — le dijo a Harry antes de darle la espalda y regresar a La Madriguera.

 

 

Harry gimió. Ron.  Hacer con que su amigo entrara en razón sería todo un reto. Aún más sabiendo lo poco que le gustaba que le ocultaran algo. Principalmente cuando eran Harry y Hermione quienes lo hacían.

 

 

 

 

 

Severus Snape guardaba silencio, a espera de que Dumbledore organizara sus pensamientos. El motivo de su presencia en el despacho del director le parecía de lo más curiosa.

 

¡Pensar que presenciaría algo así! Los Malfoy debían estar locos, aunque supuso que, ciertamente, el señor tenebroso era el trasfondo de esa decisión. La pregunta era: ¿para qué necesitaba Lord Voldemort a Hermione y Draco Malfoy casados?

 

Nada bueno, pensó.

 

 

—    Tendrás que ayudarlos, Severus — dijo Dumbledore finalmente, haciendo un gesto con su mano ennegrecida, consumida por la maldición que llevaba el anillo de los Gaunt y que por poco no le arrebató la vida — .Temo saber el porqué Tom necesita a Hermione.  Estará en grave peligro.

 

 

El rostro de Snape permaneció tan liso y frío como siempre. Ya se imaginaba que Dumbledore le pediría algo así.   Granger, o más bien Malfoy, nunca le había caído bien. Era una irritante sabelotodo y amiga de Harry Potter. Pero si podía salvarla, lo haría.

 

 

—    ¿Y por qué estará en peligro? — preguntó Snape.    Dumbledore lo taladró con sus ojos azules.

 

 

 

—    Dime, Severus, ¿has oído hablar alguna vez de la Fórmula Gryffindor?

 

 

 

Por la forma en la que el profesor de pociones empalideció, Dumbledore supo que sí.

 

 

 

 

 

 

 

 

Narcissa, Draco y Hermione regresaron a la mansión Malfoy cuando el frío y gris crepúsculo se cernía sobre el horizonte.  Aquella tarde habían acudido a San Mungo para la primera revisión de Hermione. Y aunque la chica no quería que Draco las acompañara, Narcissa intercedió por su hijo ya que consideraba una crueldad que él no pudiera ir.

 

Además de eso, poco podía hacer, pues Hermione era reacia a perdonarlo. 

 

En aquel momento los tres discutían sobre el futuro, mientras recorrían el camino que cruzaba el jardín de la mansión, para llegar a la puerta principal. Hablaban sobre la boda y sobre el impacto de la noticia en la comunidad mágica, ya que Lucius se había encargado de que saliera en el periódico.  Pero Narcissa tenía un tema en especial sobre el que tratar y decidió sacarlo a  la luz antes de que entraran a la mansión y que oídos atentos acecharan tras las puertas.

 

 

—    Creo que deberías quedarte aquí, Hermione. No creo que una chica embarazada pueda estar en Hogwarts. Yo misma te enseñaría.

 

 

Hermione la miró aterrada, ¡no ir a Hogwarts significaba no hablar con Dumbledore! Y si no hacia eso, no podría salvar a su bebé de tan horrible destino. ¡Mortífago, nada menos!

 

 

—     Dumbledore no me haría eso — dijo rápidamente — Y debo que hablar con mi tía. 

 

 

La expresión de Narcissa se endureció. Pensar en Maddie era pensar en Alyn, la madre de Hermione, y por lo tanto, pensar en la traición de Lucius.

 

Había aprendido a tratar a Hermione como una parte más de la familia, casi como una hija.

 

 

—    No, no debes hablar con ella — repuso en tono duro —. Necesitas cuidados, Hermione. Aquí me tendrás a mí, en Hogwarts solo contarás con la ayuda de la enfermera — continuó con más delicadeza esta vez.

 

 

—    Yo creo que debe ir a Hogwarts — intervino Draco.

 

 

Hermione y Narcissa atribuyeron su opinión a que Draco intentaba ganarse el perdón de la primera. Pero era más que eso. En Hogwarts Hermione estaría protegida y se sentiría mejor al estar junto a sus amigos. En la mansión, donde Voldemort caminaba a sus anchas, ella nunca estaría a salvo, mucho menos su hijo.

 

 Draco vio como su madre fruncía el ceño  con disgusto y luego se adelantaba, caminando a grandes zancadas.

 

 

—    Se le pasara — murmuró para sí mismo, sin dejar de mirar a Narcissa.

 

 

Cuando el tenso silencio los envolvió, Draco se dio cuenta de que solo estaban Hermione y él. Desde que se enteró de que sería padre, aquel era el primer momento a solas que pasaban juntos.

 

 

Habían pasado quince días desde aquella noche tan emotiva, no faltaba nada para que regresaran a Hogwarts. Draco mantenía la esperanza de que una vez lejos de la influencia de los mortífagos, Hermione lo perdonara.

 

 

No podía estar enfadada con él para siempre ¿verdad?  ¡Pero era tan testaruda! Aunque eso fuera una de las cosas que había hecho con que se enamorara de ella, la situación era distinta. Ella lo amaba, él la amaba, habían ocurrido cosas malas, cierto, pero se amaban, y Draco pensaba que ese era motivo suficiente para que lo perdonara.

 

—    Gracias — dijo Hermione.   

 

Draco dio un pequeño salto al oírla. ¡Le había hablado directamente! Era un gran avance.

 

 

—    No  es nada. Es lo mejor que podemos hacer.

 

 

Hermione lo miró en silencio durante unos segundos, sopesando las formas en que Draco podía interpretar sus palabras. Finalmente dijo:

 

 

—    Sí, pero eso no cambia nada entre nosotros. Es por mi bebé.

 

 

Draco sintió como la furia  lo embargaba. Se detuvo y agarró a Hermione por un brazo, obligándola a mirarlo a los ojos y detenerse también.

 

 

—    Querrás decir nuestro. También es mi hijo, no olvides eso — siseó.

 

 

Hermione lo apartó de un manotazo.

 

 

—    Sería nuestro si no estuviera en peligro por culpa tuya.

 

 

—    ¡Ya te he dicho que no sabía nada! ¡Demonios, Hermione! ¿No puedes reconocer qué te equivocas? 

 

 

—    ¡No estoy equivocada! — farfulló, enrojeciendo —  ¿No has visto cómo nos miraban hoy las enfermeras? ¿La forma en qué cuchicheaban sobre nuestra relación?

 

 

Draco la miró con frialdad. Retrocedió un paso sin poder creerse lo que acababa de oír.

 

 

—    Aunque el señor tenebroso no hubiera ordenado que papá anunciara nuestro compromiso en El profeta, dime, Hermione, ¿cómo crees que sería cuando la gente se enterara de lo nuestro? ¡Siempre supimos que sería así! ¡No todos reaccionarían como Potter! ¿O acaso solo pensabas contárselo a tus amigos?

 

 

 

—    Yo no...

 

 

—    Sí, Hermione — la cortó Draco, dándole la espalda y empezando a caminar hacia la mansión—, ya veo que no — susurró para sí mismo.

                                

 

¿Se amaban? Sí. ¿Hermione debía perdonarlo? También.  Pero hay heridas que ni el tiempo ni todo el amor del mundo pueden curar.

Draco estaba descubriendo que, quizás, la brecha abierta entre él y Hermione era una de esas heridas…y no tenía idea de qué hacer para remediarlo.

 

 

Esta noche os mostraré dulces sueños……

 

End Notes:

¿Hey? ¿Hay alguien? (Soltaré un rollo de los míos, así que si tienen poco tiempo, o si no quiere leerlo, basta con darle a la casilla de salir y quedarse con lo esencial, que es que la siguiente semana tendrán el tercer capítulo sin falta. Pero si están curiosos por el motivo que esta loca mente se haya retrasado, les aconsejo seguir).

Antes que nada, déjenme expresar mi estupefacción p9e230 q23`ctr`c ¡24 COMENTARIOS EN UN SOLO CAPÍTULO en Potterfics y 10 aquí en Fanfic.es!  

Sigo alucinando. Pero en serio.  

Ahora mis explicaciones, se resumen en tres partes: 

1 - Momento difícil de mi vida. 

2 - Me quieren enviar a un jodido psicólogo, lo cual no me deja de muy buen humor. 

3 - No tenía idea de qué rumbo iba a tomar la historia. 

 

Bien, no pienso explicar el punto 1, tampoco el punto 2, paso de rollos zen que no ayudan en nada. Tercero y último, ese sí puedo explicar.

Tenía el tercer capítulo de esta historia escrito a medias. E incluso me planteé convertirlo en el segundo capítulo para entregarles algo, pero no lo hice. Me sentía incómoda con respecto a Rodando en la oscuridad, y por un momento temí haberme precipitado con una secuela. 

Ustedes saben que toda historia consta de: introducción, nudo y desenlace. 

Cuando empecé Mi hermana. Mi peor enemigo, tenía claro cual era el principio, y como terminaría esta historia. No lo que pasaría en medio. Simplemente estaba segura de que la primera parte se centraría en la relación de Hermione y Draco.

Pero, veamos, en esta secuela se supone que deben haber una serie de complicaciones progresivas que nos lleven al clímax, que luego nos dejaría un desenlace que a su vez nos llevaría a tercera parte de esta historia donde finalmente concluiría. 

Fue cuando me topé con el muro de ¿y qué coño va a pasar?

Tenía varias ideas zumbando en mi cabeza, pero no me decidía por ninguna. 

Hasta que el jueves pasado me senté con papel y boli e hice un Brainstorm. 

Pero no fue hasta que me comí mi pizza de cuatro quesos cuando ¡BUM! Eureka, ¡ya sé que hacer! 

Sí, señoras y señores, es relacionado con la Fórmula Gryffindor. Era algo que había pensado al principio de Mi hermana. Mi peor enemigo. Pero como cualquier idea que no es apuntada, se me olvidó. 

Y gracias a esa idea todo cambió. Y cuando digo todo, es TODO. Esperen cualquier cosa, y tengan cuidado de no comer mientras leen, corren el riesgo de atragantarse por alguna de mis locuras. 

 

Bien, ya está aclarado, y con eso pueden concluir que tendrán los capítulos más rápidamente. Cuando tienes las ideas claras, siempre es más fácil. 

Pasando a otra cosa, estoy cumpliendo mi promesa (¿lo prometí realmente?). Los demás personajes tendrán protagonismo. Fans de Ginny, no me coman si la pinto a veces como una zorra (?), Ginny y Ron nunca me gustaron, pero haré un descomunal esfuerzo, y trataré de hacer  Hannys agradables. 

Fans de Severus, alegraos todo lo que quieran

En cuanto a algo que me estoy acostumbrando a hacer en todos mis capítulos, os diré la banda sonora de este, que influye mucho, XD: 

Photograph y Saving me de Nickel Black. E Incondicional de Luan Santana (Grupo y cantante totalmente recomendados U.U)

¿Sobre la fecha del siguiente capítulo? Solo diré que para esta semana. Ya lo tengo escrito, pero para los que no sean españoles, les diré que estamos de fiesta, y hay puente este lunes y martes, por lo cual no puedo acceder a la libretita donde está escrito el capítulo, se encuentra en el instituto.

 

Cometí un grave error respecto a la edad de Hermione. No sería dieciséis y embarazada, sino diecisiete y embarazada. Me olvidé del pequeño detalle de que Hermione es mayor que los muchachos 1 año. Si ellos cumplen 17, ella cumple 18.  

Así que lo voy a arreglar U.U

End Notes:

¿Hey? ¿Hay alguien? (Soltaré un rollo de los míos, así que si tienen poco tiempo, o si no quiere leerlo, basta con darle a la casilla de salir y quedarse con lo esencial, que es que la siguiente semana tendrán el tercer capítulo sin falta. Pero si están curiosos por el motivo que esta loca mente se haya retrasado, les aconsejo seguir).

Antes que nada, déjenme expresar mi estupefacción p9e230 q23`ctr`c ¡24 COMENTARIOS EN UN SOLO CAPÍTULO en Potterfics y 10 aquí en Fanfic.es!  

Sigo alucinando. Pero en serio.  

Ahora mis explicaciones, se resumen en tres partes: 

1 - Momento difícil de mi vida. 

2 - Me quieren enviar a un jodido psicólogo, lo cual no me deja de muy buen humor. 

3 - No tenía idea de qué rumbo iba a tomar la historia. 

 

Bien, no pienso explicar el punto 1, tampoco el punto 2, paso de rollos zen que no ayudan en nada. Tercero y último, ese sí puedo explicar.

Tenía el tercer capítulo de esta historia escrito a medias. E incluso me planteé convertirlo en el segundo capítulo para entregarles algo, pero no lo hice. Me sentía incómoda con respecto a Rodando en la oscuridad, y por un momento temí haberme precipitado con una secuela. 

Ustedes saben que toda historia consta de: introducción, nudo y desenlace. 

Cuando empecé Mi hermana. Mi peor enemigo, tenía claro cual era el principio, y como terminaría esta historia. No lo que pasaría en medio. Simplemente estaba segura de que la primera parte se centraría en la relación de Hermione y Draco.

Pero, veamos, en esta secuela se supone que deben haber una serie de complicaciones progresivas que nos lleven al clímax, que luego nos dejaría un desenlace que a su vez nos llevaría a tercera parte de esta historia donde finalmente concluiría. 

Fue cuando me topé con el muro de ¿y qué coño va a pasar?

 

Tenía varias ideas zumbando en mi cabeza, pero no me decidía por ninguna. 

Hasta que el jueves pasado me senté con papel y boli e hice un Brainstorm. 

Pero no fue hasta que me comí mi pizza de cuatro quesos cuando ¡BUM! Eureka, ¡ya sé que hacer! 

Sí, señoras y señores, es relacionado con la Fórmula Gryffindor. Era algo que había pensado al principio de Mi hermana. Mi peor enemigo. Pero como cualquier idea que no es apuntada, se me olvidó. 

Y gracias a esa idea todo cambió. Y cuando digo todo, es TODO. Esperen cualquier cosa, y tengan cuidado de no comer mientras leen, corren el riesgo de atragantarse por alguna de mis locuras. 

Bien, ya está aclarado, y con eso pueden concluir que tendrán los capítulos más rápidamente. Cuando tienes las ideas claras, siempre es más fácil. 

Pasando a otra cosa, estoy cumpliendo mi promesa (¿lo prometí realmente?). Los demás personajes tendrán protagonismo. Fans de Ginny, no me coman si la pinto a veces como una zorra (?), Ginny y Ron nunca me gustaron, pero haré un descomunal esfuerzo, y trataré de hacer  Hannys agradables. 

Fans de Severus, alegraos todo lo que quieran

En cuanto a algo que me estoy acostumbrando a hacer en todos mis capítulos, os diré la banda sonora de este, que influye mucho, XD: 

Photograph y Saving me de Nickel Black. E Incondicional de Luan Santana (Grupo y cantante totalmente recomendados U.U)

¿Sobre la fecha del siguiente capítulo? Solo diré que para esta semana. Ya lo tengo escrito, pero para los que no sean españoles, les diré que estamos de fiesta, y hay puente este lunes y martes, por lo cual no puedo acceder a la libretita donde está escrito el capítulo, se encuentra en el instituto. Literatura y libros

 

Cometí un grave error respecto a la edad de Hermione. No sería dieciséis y embarazada, sino diecisiete y embarazada. Me olvidé del pequeño detalle de que Hermione es mayor que los muchachos 1 año. Si ellos cumplen 17, ella cumple 18.  

Así que lo voy a arreglar U.U

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Había pasado exactamente una semana desde que habló con el señor tenebroso, y el cuerpo de Draco aún conservaba la enfermiza sensación de la sorpresa. Todos los mortífagos habían asistido a la reunión—excepto Hermione— en la cual  Voldemort le encargó una misión especial.

 

 

Draco sabía que  el señor tenebroso estaba jugando con él. Otra vez.

 

El señor tenebroso lo usaba para castigar a Lucius. Como si hacer con que sus dos hijos se casaran y convertirlos en mortífagos en contra de su voluntad no fuera suficiente castigo por el fracaso de principios de verano. 

 

Tan solo el pensar en la misión hacía con que gruesas gotas de sudor  aparecieran en su frente.

 

¿Cómo demonios haré esto?,  se preguntó por enésima vez mientras cerraba su baúl.

 

¡Matar a Albus Dumbledore, nadie menos!  ¡El mejor mago de todos los tiempos! 

 

Mientras que él era tan solo  un chico que ni siquiera había empezado su sexto curso en Hogwarts.

 

Es culpa suya. El señor tenebroso ha cambiado a papá por él, se decía Draco constantemente.

 

Se refería a Severus Snape. El profesor de pociones que tanto había admirado. Admiración de la cual ahora apenas restaban cenizas.

 

 

 

 

            Hermione no sabía nada sobre su misión, por supuesto. Pero  ahora que su hostilidad se había atenuado, y le permitía revolotear a su alrededor durante las tardes, empezaba a sospechar.

 

 

Draco se topó con su mirada atenta más de una vez. Y si ustedes tienen un gato, o conocen a alguien que lo tenga, sabrán que no hay mirada más penetrante que la de esos pequeños reyes peludos. Así era la mirada miel de Hermione: astuta y felina. Exactamente como la de un gato.  O más bien de una leona, pensó Draco.

 

De todos modos, eso cambiaría muy pronto, pues, junto a su hermana, su madre, y su padre, se preparaba para ir  a la estación de King’s Cross.

 

Era 1 de septiembre. Debían volver a Hogwarts.

 

Salieron temprano y en silencio de la mansión (sin ver a Voldemort para gran alivio de los dos hermanos). Hermione no podía estar más ansiosa, Draco, por otro lado, no se veía tan aliviado como había imaginado que estaría.

 

Además, para colmo, Lucius no le hablaba a menos que fuera para ordenarle algo.  

 

Su padre creía que él había engatusado y lo culpaba abiertamente. Era cierto que Lucius aprobaba y exigía que Draco se casara con una sangre pura, ¡pero no esperaba que esa fuera su hermana! Y también se sentía traicionado por Narcissa, quien desconfiaba de la relación entre los dos hermanos y no le dijo nada.

 

Al principio esto hirió bastante a Draco, ya que necesitaba el apoyo de  sus dos padres, mas ese sentimiento solo duró el tiempo en que Draco tardó en empezar a inculpar  también a su padre por todas sus desgracias. 

 

De sus acusaciones solo se salvaba su madre.  

 

 

La estación de King’s Cross estaba tan llena de muggles como siempre.  Llenas de Muggles ajenos al mundo que se escondía bajo sus narices. Muggles con una vida tan fácil que Draco se sorprendió envidiándolos.

 

De todos modos, él solo podía pensar en el andén 9¾. 

 

 

Esta era la segunda que vez que salían en público juntos desde que el mundo mágico fue informado sobre la relación que mantenía con Hermione.  A Draco le preocupaba la reacción de sus compañeros de Hogwarts. Principalmente porque no sabía cómo esas reacciones afectarían a Hermione.

 

Narcissa le había dejado claro que los tres primeros meses eran los más delicados, ya que Hermione corría gran riesgo de perder el bebé, y también le dijo que pasara lo que pasara, Hermione no debía estresarse.

 

Bien, Hermione ya había sobrepasado su nivel de estrés, el trabajo de Draco era impedir que aumentara aún más.  No sabía cómo Harry Potter se tomaría la noticia, de todos modos, él no heriría a Hermione. Su real preocupación era Ron Weasley. 

 

Draco no quería matar a nadie, pero se juró que si Weasley la hacía llorar, él haría justicia a la marca que llevaba en su brazo izquierdo.

 

Cuando traspasaron la barrera entre los andenes 9 y 10, llamaron la atención de inmediato. Eran como farolillos rojos en la oscuridad. Grandes farolillos que acaparaban toda la atención.

 

Con su visión periférica, Draco vio como Hermione bajaba la cabeza en cuanto las primeras personas empezaron a cuchichear.  Él sabía que iba a ser así.

 

 

 Cuando tuvieron que comprar los materiales  para el nuevo curso en Hogwarts, él acompañó a su madre  y tuvo una buena perspectiva de cómo sería en Hogwarts. Ellos serían el jugoso chisme en bocas de alumnos inmaduros. También había aprovechado la visita al callejón Diagon para ir a la tienda de Borgin&Burkes, situada en  el callejón Knockturn, pues quería saber más sobre aquel armario evanescente del que le habló su madre….

 

 

 

—    Subamos las maletas a la locomotora — dijo Lucius. Draco tardó un momento en darse cuenta de que  le hablaba a él.

 

 

Asintió, y junto a su padre (quién llevaba el equipaje de Hermione) arrastró su baúl para subirlos al tren.  Finalmente Hermione y él se despidieron de Narcisa y Lucius, y se subieron a la flamante locomotora. Por suerte, apenas faltaban  dos minutos para que se pusieran en marcha.

 

 

—    Si quieres puedes venir conmigo al compartimento de los Slytherin — ofreció Draco al ver la incomodidad de Hermione.

 

 

La comprendía. Todos los miraban y los más descarados los señalaban. El tren empezó a moverse.

 

 

—    Voy a buscar a Harry y Ron — le dijo Hermione.

 

 

Draco ni siquiera se planteó impedirla. Le regaló una sonrisa de ánimos.

 

 

—    Entonces te veré luego. Buena suerte — dijo.

 

 

Hermione le dio la espalda y se alejó por el transitado pasillo.   Ignoró las risitas que se elevaron a su paso. El objetivo era hallar a sus amigos. Pero fue Harry quien la encontró mientras deambulaba furtivamente por el tren.  Ella tuvo la certeza de que Harry la buscaba.

 

 

—    ¡Hermione! — exclamó.

 

 

Se sintió aliviada al ver su expresión. No había ira, ni odio, sólo preocupación. Lo abrazó fuertemente y tuvo que controlarse para no llorar.

 

 

—    Busquemos un compartimento vacío — le dijo Harry al separarse.

 

 

No tardaron en encontrar uno. En años anteriores esto habría sido del todo imposible, pero con el regreso de Voldemort muchos tenían miedo de enviar a sus hijos lejos de casa, lo cual Harry consideraba una estupidez. En Hogwarts estarían mejor protegidos, Voldemort no entraría a Hogwarts con Dumbledore allí. Además de las fuertes medidas de seguridad que mantendrían a los mortífagos lejos.

 

 

—     ¿Qué ha pasado? — preguntó Harry tras cerrar la puerta y correr las cortinas.

 

 

—     Nos está obligando. El señor tenebroso nos obliga a casarnos — respondió.

 

 

Hermione deseó hablarle sobre la marca tenebrosa, pero temía la reacción de Harry. Había tenido mucho tiempo para meditar sobre ello en la mansión, y el No ganó.

 

Harry iba  preguntarle si ella quería casarse con Draco, en su lugar dijo: — No dejaremos que hagas eso. Ya eres mayor de edad, no tienes porque volver a la mansión Malfoy. Estoy seguro de que tú tía se alegrara de que vayas a vivir con ella.

 

 

Hermione esbozó una tenue sonrisa.

 

 

—    Eso no es todo ¿cierto? — comprendió Harry.  

 

 

 

Hermione negó repetidas veces con la cabeza, sus rizos rebotaban sobre sus hombros de forma graciosa.

 

 

—    ¿Qué es?

 

 

Hermione tomó su mano y la posó sobre su estómago sin decir palabra. Harry empalideció. Sus bonitos ojos verdes se agrandaron con miedo y sorpresa. Fue incapaz de moverse, de alejar su mano del vientre de Hermione. Permanecieron de esa forma varios minutos mientras las lágrimas bañaban las mejillas de Hermione y Harry la contemplaba anonado.

 

 

Cuando se movió, fue para sentarse.  No sabía si entristecerse por saber que la chica que le gustaba se había acostado con otro y llevaba en su vientre el hijo de otro, o continuar mirándola con perplejidad.

 

 

—    Es asqueroso — le dijo finalmente—. Sé que estás enamorada de Malfoy, pero creí que era alguna tontería y que con el tiempo se te pasaría. Pero acostarse con él… ¡Por Merlín Hermione! Es tú hermano… 

 

 

—    Lo sé, Harry.

 

 

—    ¿Y qué vas a hacer?

 

 

—    Por ahora, pedirle ayuda a Dumbledore

 

 

—    Supongo que no volverás a la mansión Malfoy — asumió Harry.

 

 

—    De hecho, espero que Dumbledore me conteste a esa pregunta. Tengo mis sospechas, Harry. ¿Por qué el señor tenebroso está tan interesado en que Draco y yo nos casemos? ¿Sólo para torturar a Lucius y humillarnos? No lo creo. Lo que me hace pensar eso es el comportamiento de Narcissa. Se aseguró de todas las maneras posibles que él no se enterara de mi embarazo antes de que estuviera en Hogwarts. Tiene que ser algo relacionado con mi bebé y Narcissa lo sabe.

 

 

—    ¿Con tú bebé? — inquirió con desagrado pensando en su propio pasado —. ¿Qué puede querer Voldemort con un bebé?

 

 

—    Eso es lo que quiero averiguar. Y no puedo preguntarle nada a Narcissa. Sigue siendo una mortífaga.

 

 

 

Harry rumió la información durante un momento.

 

 

—    Hagas lo que hagas te apoyaré, lo sabes, pero si Dumbledore dice que debes volver con ellos, no te dejaré.

 

 

Hermione le sonrió.

 

 

—    ¿Cómo se lo ha tomado Ron?

 

 

La imperiosa carcajada de Harry la asustó.

 

 

—    ¿Por qué no lo buscas y lo compruebas? — sugirió con diversión —. Está con los demás prefectos.  Yo tengo que hacer una cosa, luego hablaremos con calma, los tres.  

 

 

—    De acuerdo — dijo Hermione.

 

 

Antes de salir, se volvió hacia Harry con una mirada inescrutable.

 

 

—    No me odias, ¿cierto? — pregunto, vacilante.

 

 

 

—    Nunca te odiaría, Hermione.

 

 

—    Pase lo que pase siempre estaré de tu lado, Harry. Siempre — dijo Hermione. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, pero se fue antes de que Harry pudiera preguntar el porqué de sus palabras.

 

 

 

Por suerte, el compartimiento del que acababa de salir estaba muy próximo al vagón de prefectos, y ya no había tantos alumnos en los pasillos.

 

 

Hermione se preparó mentalmente para enfrentarse a Ronald. 

 

Cuando entró al vagón, los demás prefectos la miraron fijamente, sin embargo, a Hermione solo le importaba Ronald. Ese chico alto y pelirrojo que en cuanto la vio dio dos grandes zancadas y la abrazó fuertemente. La sorpresa de Hermione competía con la de sus espectadores.

 

Esperaba a un Ronald gruñón. No eso. Además, Ronald nunca se había mostrado cariñoso con ella en público. Es más, podría contar con los dedos de una mano las veces en que Ron no fue brusco con ella para evitar situaciones como esta.

 

Ron deshizo el abrazo sin llegar a soltarla del todo, sus manos se posaron sobre los hombros de Hermione y los apretó con suavidad.

 

Su mirada azulina era seria.

 

 

—    ¿Estás bien? — preguntó.

 

 

 

—    Sí — Hermione se dio cuenta de lo rara que sonaba su voz. Aquel no era el amigo furioso con el cual esperaba encontrarse y eso la desconcertó.

 

 

Ron se dio cuenta por primera vez de que estaban rodeados de gente.  Enrojeció.

 

 

—    Hablaremos luego — le dijo a Hermione.

 

 

Ella asintió.

 

Un silencio incómodo llenó el vagón. Ron se sentía avergonzado por su espontaneidad y los demás indecisos sobre qué hacer. No querían mirar directamente a Hermione para no parecer maleducados. 

 

Joe Hilliard, uno de los prefectos de Ravenclaw, dio un paso adelante y reinició la reunión de la cual Hermione se había perdido poco.

 

 

Ella no lo escuchó. Miraba de reojo a Ron sintiéndose mucho mejor.  Él aún no sabía nada sobre su bebé, pero puede que reaccionara igual de bien.

 

 

Tal vez no sería tan malo. Con sus dos mejores amigos apoyándola nada podía ser tan malo o imposible.

 

 

 

Esta noche os mostraré dulces sueños….

End Notes:

Sí, sí, ya lo sé, dije el miércoles o el jueves, pero, y repito PERO, me encontré con un problema al leer el capítulo en la libretita. 

Me quedé atontada y me dije estas palabras en voz alta: vaya puta mierda de capítulo. 

U.U 

Lo volví a escribir desde cero. 

Bueno, tampoco es que haya quedado conforme con esta nueva versión, pero debía entregarles algo ¿no?

Además, siento los horrores, me duele la cabeza y tengo que estudiar para  un examen de ética ¬¬ así que ahora mismo no hay tiempo para corregirlo. 

¿Verdad que no se esperaban esa reacción de Ron? U.U 


Dejen sus comentarios. 

Chaooo

End Notes:

Sí, sí, ya lo sé, dije el miércoles o el jueves, pero, y repito PERO, me encontré con un problema al leer el capítulo en la libretita. 

Me quedé atontada y me dije estas palabras en voz alta: vaya puta mierda de capítulo. 

U.U 

Lo volví a escribir desde cero. 

Bueno, tampoco es que haya quedado conforme con esta nueva versión, pero debía entregarles algo ¿no?

 

Además, siento los horrores, me duele la cabeza y tengo que estudiar para  un examen de ética ¬¬ así que ahora mismo no hay tiempo para corregirlo. 

¿Verdad que no se esperaban esa reacción de Ron? U.U 


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Chaooo

Regresar al índiceEl diario de Godric Gryffindor by vanessauchihauzumaki
Author's Notes:

Advertencia: es el peor capítulo que he escrito, lee bajo tu propia responsabilidad.

Author's Notes:

Advertencia: es el peor capítulo que he escrito, lee bajo tu propia responsabilidad.

 

4

El diario de Godric Gryffindor

 

 

 

 

 

 

 

Después de las clases, Hermione se pasó todo el día en la biblioteca. Estaba a gusto allí, no había mortífagos, romances incestuosos o amigos curiosos, solo conocimiento y olor a papel viejo. Bien, eso es lo que le gustaría decir, porque una vez más estaba en la biblioteca para solventar uno de sus problemas, y no, esta vez Harry y Ron no tenían nada que ver, ni tampoco Voldemort. Hermione estaba allí para encontrar un potente hechizo capaz de ocultar su creciente vientre en los meses venideros.  Lo encontró, por supuesto,  y no sabía si usarlo.

 

Según aquel libro de  encantamientos, el hechizo funcionaría durante los primeros meses, pero  a partir del quinto mes supondría un riesgo para el bebé y también podría fallar.  En caso de que Dumbledore le permitiera seguir en Hogwarts, ¿no sería más fácil dejar que las cosas siguieran su curso?  Si a partir del quinto mes no podría ocultar su embarazo ¿para qué lo haría ahora? Todos se enterarían igual, lo mejor era que se acostumbraran a la idea mientras ella podía defenderse. Dudaba poder soportar las miradas cuando se asemejara más a un limón con piernas que a una adolescente. Los alumnos de Hogwarts podían ser muy malévolos con sus habladurías.  Ya lo había comprobado en su segundo año en Hogwarts, cuando acusaron a Harry de abrir la Cámara secreta,  en cuarto curso, cuando Rita Skeeter la acusó de dejar a Harry por Viktor Krum y todas las chicas (incluso la señora Weasley) la trataron mal. Nunca antes había sentido en la piel su acoso, pero tras la cena del día anterior y las clases de este mismo día, Hermione sentía una inmensa compasión hacia Harry, por tener que soportar una y otra vez lo mismo.   

 

Hermione estaba agotada, y eso sumado a las ganas de dormir que le provocaban su embarazo, no la ayudaba en absoluto. El primer día de clases jamás fue tan estresante: alumnos hablando en voz baja con las cabezas juntas cuando ella pasaba, miradas de reojo por parte de los profesores, chicas Slytherin empeñadas en seguirla a todas partes,  una Ginny bastante fría y lo peor de todo, un Draco con pocas ganas de esconder lo que sentía.  Como si ella quisiera acercarse a él después de lo que hizo. ¡Le atizó un puñetazo a su mejor amigo! Hermione se enfurecía al recordar cómo había supuesto que Draco no había aparecido en la reunión de los prefectos porque no quería estar mucho tiempo en público. ¡Seguía siendo muy ingenua!  

 

 

Resopló al cerrar el libro con fuerza, tan solo había perdido el tiempo. Volvió a colocar el libro en su sitio y  salió de la biblioteca bastante irritada y hambrienta, ya casi era la hora de la cena. Tenía que hacer dos cosas más aquel día: hablar con Dumbledore, y reconciliarse con su primo, Jeremy. Quisiera o no, los Compton eran lo más cercano que tenía a una familia, ellos la ayudarían. Se dirigió al despacho de Dumbledore primero, conocía la contraseña gracias a Harry, píldoras ácidas. Jeremy podía esperar, estaba segura de que no tendría problemas con él.

 

 

 

La voz  de Albus Dumbledore la invitó a  pasar antes de que se atreviera a llamar. Supo que él la estaba esperando.  Hermione entró al despacho de Dumbledore en contadas ocasiones y la única diferencia notable en él era un pensadero sobre la mesa del director, llena con sus habituales cachivaches plateados que rezumaban humo y hacían ruidos extraños.  Objetos que ella estaría encantada de estudiar en cualquier otra ocasión, no hoy.

 

 

       –– Señorita Malfoy, siéntese por favor  ––  señaló a la silla frente a su mesa.  Hermione lo obedeció deseando que la llamara Granger, aún después de un año no lograba acostumbrarse.    ––  ¿Qué la trae por aquí?

 

Hermione lo observó durante un largo momento. Más que el director, Dumbledore se parecía a aquel abuelo que todos deseamos tener, con esa mirada atenta y siempre dispuesto a ayudarte. Hermione comprobó, además, que no fue una ilusión de su mente durante la cena del día anterior, Dumbledore realmente parecía más viejo.  No es que estuviera más arrugado (aunque su mano carbonizada era bastante preocupante), para los años que tenía el anciano, se podía decir que se conservaba realmente bien. Era su mirada  quien revelaba su edad y el peso de los recuerdos que lo aplastaban lentamente. La mirada azulina y siempre vivaracha de Dumbledore estaba opacada por el cansancio.

 

           ––Necesito ayuda  ––  dijo Hermione sin rodeos. No perdería tiempo, su hijo estaba en juego  y diría toda la verdad  ––. El señor tenebroso nos está usando a Draco y a mí. Aún no sé porque quiere vernos casados, pero no creo que sea nada bueno. 

 

          ––  Lo suponía. ¿Os ha amenazado con hacer daño al otro si no accedían?  ––  Hermione asintió.

 

          –– Sé que quiere algo de mí y de Draco, y también sé que no sirve de nada huir, lo único que puedo hacer  es luchar, por eso quiero unirme a la orden del fénix, ya soy mayor de edad.

 

 

          –– Ser parte del orden del fénix es peligroso, señorita Malfoy, y si los rumores son ciertos, en su estado aún más.

 

Hermione se congeló. Lo sabía. Dumbledore sabía que estaba embarazada. Se ruborizó como solo un Weasley puede hacerlo.  Iba a  hablar sobre su embarazo y sobre su relación incestuosa con su hermano, con el mago más grande de la historia. Desde un principio supo que tenía que hacerlo, pero no contó con que Dumbledore ya lo supiera. Sería una conversación incómoda. Haberse mentalizado para ello desde que descubrió que estaba embarazada no impidió que una mano invisible empezara a estrujar su garganta a causa de los nervios. Casi podía imaginar unas marcas de un alarmante rojizo formándose alrededor de su cuello.

 

 

––¿Cómo lo sabe?  ––  preguntó en voz baja, como si  hubiera alguien en más la habitación aparte de ellos dos, Fawkes, el ave fénix , y los atentos retratos en las paredes.

 

         –– Los Malfoy están estrechamente relacionados con los mortífagos, y siendo hija de Lucius esto te liga a ellos. Cualquier cosa relacionada con mortífagos puede ser importante. Tengo un buen amigo en San Mungo que consideró esta noticia como tal, y por tanto vino a avisarme  ––  respondió Dumbledore.  

 

 La palabra amigo en boca de un miembro de la orden bien podía significar espía, como en este caso. 

 

         –– ¿Podré seguir en el colegio? – preguntó Hermione, suplicante.

 

 

          –– Este es el lugar más seguro en el que puede estar. Ahora, señorita Malfoy, quisiera saber quién es el padre, prefiero no precipitarme aunque tenga mis sospechas.

 

 

Hermione levantó la barbilla antes de hablar, dispuesta a enfrentarse a Dumbledore si  la juzgaba.

 

           ––  Draco.

 

Y Dumbledore simplemente asintió, para gran estupor de la Gryffindor. En los orbes azules de Dumbledore solo relucía la compasión y no la repugnancia para la cual Hermione se había preparado. Hermione vio que el anciano  se sentía identificado con ella, aunque no tenía idea del porqué.

 

Dumbledore conocía bien el sentimiento de impotencia ante algo que los demás rechazan sin siquiera intentar ponerse bajo sus pieles. Él amó a su amigo Gellert y nunca se declaró – aún cuando sospechaba que el mago conocía sus sentimientos y los manipulaba – por miedo a su respuesta y a la reacción de los demás. De todos modos, si Gellert hubiera mostrado interés, Dumbledore habría pasado por encima de todo y todos. Él no era nadie para juzgar a Hermione, al contrario, la admiró por haber llegado tan lejos con una relación aún más prohibida que el amor  homosexual en sus años de juventud. 

 

Hermione se sintió casi aliviada, solo faltaba una cosa, miró con nerviosismo al director. ¿Sabría Dumbledore qué se había convertido en una mortífaga? Se dijo que sí, Dumbledore lo sabía todo. Él tenía que haber notado la forma inconsciente en la que agarraba su brazo izquierdo.  La marca tenebrosa  era una sutil y prolongada tortura mental. Hermione hacía de todo para no mirarla, pero eso no evitaba que la sintiera, como si tuviera una enorme serpiente reptando por su brazo, enroscándose y riéndose, esperando el momento más oportuno para  atacar. Una vez se lo comentó a Draco con Narcissa presente, y ellos dijeron que sentían lo mismo. La sensación era igual en todos los mortífagos, se sentían siempre conectados con Voldemort. Lo peor era cuando la marca palpitaba y ardía, con el tiempo Hermione aprendió a asociar esto con la muerte de alguien. 

Levantó la cabeza al sentir la mirada de Dumbledore atravesándola como si fueran rayos X, a la vez sintió como alguien entraba en su mente. Sacudió la cabeza y el intruso desapareció.  Hermione miró a Dumbledore con sospecha, pero en lugar de preguntarle si le había leído la mente, esto fue lo que preguntó:  

 

 

              –– Señor, ¿podré entrar en la orden del fénix? Tengo que proteger a mi bebé, no importa lo que pase conmigo ni…ni siquiera con Draco, solo quiero que mi hijo esté bien.

 

––Señorita Malfoy…Hermione, me temo que en tú actual estado cualquier misión sería peligrosa.

 

 

        ––  Trabajaré como espía. Él nos ha convertido a Draco y a mí en mortífagos, en contra de nuestra voluntad, por supuesto  ––  agregó rápidamente, a la defensiva, aún cuando Dumbledore no la acusaba  ––.  Se supone que soy una de ellos,  puedo informarle sobre todo lo que ocurra en la mansión. Puedo ser útil.

 

         ––   Será mejor que permanezca lejos de la mansión – repuso Dumbledore -. Maddie está deseando que se vaya a vivir en la mansión Compton, ahora más que nunca. Si Voldemort está interesado en usted por el motivo que sea, debe alejarse.

 

            ––   Pero yo…

 

          –– No hay peros. Ya tenemos un espía entre los mortífagos, no hay necesidad de otro, mucho menos uno que no sabe utilizar la oclumancia – Dumbledore se aclaró la garganta –. Ahora, señorita Malfoy, me  gustaría preguntarle cuánto sabe sobre Godric Gryffindor.

 

 

Hermione lo miró atónita por el brusco cambio de tema. Se arrellanó en la silla antes de contestar.

 

           –– Supongo que lo mismo que todos: que fue un gran duelista, que levantó Hogwarts junto a los otros tres magos más poderosos de su época y fue el  fundador de la casa Gryffindor. Bueno, sé un poco más sobre su trayectoria hasta que desapareció.

 

                –– ¿Sabe por qué eligió a un león para  a los Gryffindor?

 

         –– Supongo que le gustaba, o puede que fuera el símbolo de su familia. La estirpe Gryffindor se extinguió hace mil años, con Godric, y no hay demasiada información sobre ellos, los Gryffindor son un misterio,  así que  solo es una teoría –– respondió.

 

          –– Godric eligió un león porque estuvo a punto de morir en garras de uno  ––  dijo Dumbledore. Hermione lo miró con interés  –– . Godric era un gran aventurero, antes de fundar Hogwarts junto a los demás, él viajó por todo el mundo buscando grandes desafíos. El ataque sucedió en la sabana africana. Godric se internó en un río para bañarse y se separó de su varita. Al salir lo atacó un león. Casi murió, pero fue hallado por un miembro de una tribu mientras agonizaba y ellos lo curaron. Tras despertar, Godric decidió quedarse un tiempo con ellos para aprender.

 

Hermione escuchó fascinada el relato. Los libros de historia decían que Godric se fue a estudiar con una tribu mágica africana, no que había terminado con esa tribu porque fue atacado por un león. Había algo que llamaba inevitablemente su atención: cuando Godric regresó a casa se rumoreó que junto a los indígenas, él había desarrollado algo de inmenso valor y que eso, junto a la supuestamente especial sangre Gryffindor, lo hacía invencible. ¿Sería verdad? ¿Dumbledore sabría qué había descubierto Godric en África? ¿Qué tribu era? ¿Alquimistas, quizás? Los mejores alquimistas de aquella época salieron de Egipto después de todo.

 

 

Dumbledore empujó hacia Hermione un pequeño libro marrón cerrado con una tira de cuero.

 

         ––   Este es uno de los diarios de Godric. Ahí cuenta todo lo que hizo durante los meses que estuvo con la tribu. Además de mí y de ti, solo hay dos personas más que conocen su existencia. No hables sobre este libro con nadie, tampoco con el señor Potter o  el señor Weasley,  es algo que debes hacer sola ––  dijo Dumbledore.  ––  Quiero que lo leas y cuando lo  termines, quiero que investigues el árbol genealógico de los Gryffindor. Este año tomarás, además, clases de oclumancia con el profesor Snape.

 

Dumbledore le dio un ejemplar antiguo de Una genealogía de Magos. Hermione no entendía el porqué le pedía esto. 

 

          ––   Señor, ¿no debería centrarme en otras cosas? Es un honor poder leer el diario de Godric Gryffindor, pero ahora mismo no me sirve de nada –– arguyó.

 

        ––   Una excelente pregunta, señorita Malfoy, cuando lo lea y haga su investigación intentaremos contestar su pregunta –– Dumbledore le sonrió ––. Llamaré a su tía para que hablen mañana. Madame Pomfrey seguirá su embarazo, aunque me temo que no podré hacer nada para callar a los alumnos, simplemente debe ignorarlos y centrarse en sus clases y en leer este diario. Es muy importante.

 

           –– Pero…

 

          ––   Si mi reloj no se equivoca ya es la hora de la cena. Mañana la espero aquí después de sus clases.

 

 

Y eso fue todo. 

Hermione cruzó uno de los tantos jardines interiores del castillo contemplando los libros bajo la luz lunar. El aire suave y cálido mecía su pelo cuyos rizos acariciaban su rostro y sus hombros. Aquella zona del castillo casi siempre estaba en silencio y Hermione encontró allí un refugio mientras ojeaba con cuidado el diario. La letra de  Godric era alargada y llena de florituras propias de su época. Las hojas del diario estaban amarillentas y manchadas de tinta, en casi todas las páginas había runas y símbolos antiguos e incomprensibles. No solo eso, algunos trozos de texto estaban escrito enteramente en runas.  Hermione suspiró, tendría que leerlo con  un buen diccionario a su lado.

 

 

Antes de dirigirse al  Gran Comedor, Hermione pasó por su dormitorio para dejar los libros. Los escondió  bajo una montaña de ropa y algún  que otro encantamiento de protección. Por primera vez no sentía deseos de leer. Algo dentro de ella, lo que algunos llamarían sexto sentido, le prevenía de que la información que el diario le proporcionaría daría otro giro en su vida, y el no saber si ese giro seria para bien o para mal la ponía de los nervios.  Agradeció en su interior que Dumbledore le permitiera quedarse en el colegio y ahora que estaba bajo la protección de la Orden, se sentía aliviada. Sus planes, por otro lado, estaban cambiando pues ya no tenía que centrarse exclusivamente en protegerse de Voldemort, la Orden y el castillo de Hogwarts se encargarían de eso. Por ahora solo tendría que preocuparse por su bebé y qué hacer con él cuando la guerra empezara, pues una guerra cruenta y terrible se aproximaba, y  estaría en la batall

Rodando en la oscuridad by vanessauchihauzumaki

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¡Secuela de 'Mi hermana. Mi peor enemigo'! Rodando en la oscuridad by vanessauchihauzumakiSummary: Rodando en la oscuridad by vanessauchihauzumakiSummary:

fanfic

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2024-11-26

 

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