Lo que el viento a Konoha... by Abisag Freiheit

 

 

 

Lo que el viento a Konoha... by Abisag Freiheit
Summary:

Ciertas personas da Universidad de Konoha mantienen segura a la ciudad pero ¿por qué? ¿Qué sucederá cuando esta se convierta en el campo de batalla entre Akatsuki y Espada?

Porque hay errores que ni la muerte los paga.


Categories: CROSSOVERS, BLEACH, NARUTO Characters: Ninguno
Generos: Angustia, Drama, Humor/Parodia, Universo Alternativo
Advertencias: Ninguno
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 6 Completed: No Word count: 26511 Read: 1014 Published: 18/07/2013 Updated: 08/10/2013
Summary:

Ciertas personas da Universidad de Konoha mantienen segura a la ciudad pero ¿por qué? ¿Qué sucederá cuando esta se convierta en el campo de batalla entre Akatsuki y Espada?

 

Porque hay errores que ni la muerte los paga.


Categories: CROSSOVERS, BLEACH, NARUTO Characters: Ninguno
Generos: Angustia, Drama, Humor/Parodia, Universo Alternativo
Advertencias: Ninguno
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 6 Completed: No Word count: 26511 Read: 1014 Published: 18/07/2013 Updated: 08/10/2013
Story Notes:

¡Hola! Bienvenidos a este proyecto

¿Poderes? Es un UA donde los personajes sí tienen sus poderes del anime (Sharingan, byakugan, el chakra del kyuubi, etc., etc.)

Advertencias: si estás acostumbrado (a) y amas las típicas light historias románticas donde todos se aman y son felices forever con una vida simple que según los personajes es complicada… este no es el lugar indicado para ti. Muchas de las historias que verán están basadas en casos reales y son fuertes. Pero para equilibrar las cosas habrá humor también. ¿Parejas? De todo tipo.

Todos odiamos estudiar, si creías que la prepa era complicada ¡No conoces la universidad! Qué fastidio, sobre todo si vives en una casa universitaria con una docena de locos.

Story Notes:

¡Hola! Bienvenidos a este proyecto

¿Poderes? Es un UA donde los personajes sí tienen sus poderes del anime (Sharingan, byakugan, el chakra del kyuubi, etc., etc.)

Advertencias: si estás acostumbrado (a) y amas las típicas light historias románticas donde todos se aman y son felices forever con una vida simple que según los personajes es complicada… este no es el lugar indicado para ti. Muchas de las historias que verán están basadas en casos reales y son fuertes. Pero para equilibrar las cosas habrá humor también. ¿Parejas? De todo tipo.

 

Todos odiamos estudiar, si creías que la prepa era complicada ¡No conoces la universidad! Qué fastidio, sobre todo si vives en una casa universitaria con una docena de locos.

Introducción by Abisag Freiheit

-La Universidad Autónoma de Konoha tiene varios campus en la ciudad y en el país del Fuego, es conocida por ser una de las mejores, porque todos sabemos que no aceptan a cualquiera; para entrar tienes que demostrar que vales la pena…

Hinata apretó los labios para no fingir la sonrisa que Tenten esperaba. Su amiga acababa de ser aceptada en la Universidad Autónoma de Konoha y no paraba de hablar cuánto prestigio tenía. ¡Cómo le gustaría a Hinata poder seguir estudiando como Tenten! Pero no podía y mucho menos en la UAK, ¿por qué? Porque no tenía dinero.

Hinata había crecido siendo la heredera del rico clan Hyuuga. Eso estaba bien pero había sido tal la presión que ella no podía estar a la altura de su nombre. Hinata solía decepcionar a su familia, no podía hacer las cosas bien, no podía ni complacerse a sí misma; entonces ella no pudo soportar la angustia, la humillación y las obligaciones… aquella sensación de ahogo que le causaba estar con su familia, bajo el peso del apellido Hyuuga… un día Hinata se escapó silenciosamente de la casa.

Ella era adolescente, pensó que sería fácil vivir por su cuenta, no sabía (claro porque ella siempre estuvo rodeada de comodidades) que para llevarse el pan a la boca había que trabajar, no sabía que la gente por más buen rostro que tuviera era muy canija. Ella lo descubrió cuando huyó de su casa. A los pocos días quiso regresar pero su padre no la dejó, él no conocía la palabra "perdón".

Ahora, dos años después, Hinata tenía que trabajar en una pequeña tienda de abarrotes ubicada en el fondo del universo, allá sabrá Dios dónde. Ella se encargaba de la vieja caja registradora mientras Tenten se ocupaba del mantenimiento del local.

-Oye- Tenten se recargó en el mostrador del lado de los clientes.

- ¿Mmm?- Hinata estaba revisando que todo el dinero estuviera en orden.

- ¿Me echas una mano?

- ¿Ah?

- Voy a salir ahora…

-Pero si hoy te toca cerrar…

- Hazlo por mí- Tenten puso su mejor rostro tierno, imitando al gato de Shrek 2-. Creo que el chico de esta cita sí es el bueno…

- Pero…

- Por favor…

- Bueno.

Hinata accedió por dos cosas: no sabía decir que no y era viernes, Tenten tenía derecho a divertirse esa noche ¿no? En el día ella trabajaba en la tienda y por las noches hacía medio turno como asistente de la señora que velaba un almacén de refrescos; no es que el trabajo fuera divertido pero era lo único que Tenten podía hacer para comer algo decente todos los días y para ahorrar para ir a la universidad.

Tenten tomó sus cosas y se dirigió alegremente a la salida.

-¡Gracias Hina-chan! Hasta mañana. Buenas noches guapos- saludó a los dos chicos que acaban de entrar.

Uno de ellos, que tenía el cabello largo y blanco, sonrió. El otro moreno y con el gorro del suéter puesto, se encogió de hombros sin alzar la vista y se sentó en la mesita que la tienda tenía para los clientes.

-Adiós linda- le dijo el de cabellos blancos a Tenten, que ya había salido.

 

Hinata sonrió tímidamente. Tenten no era una chica que coqueteara con cualquier desconocido pero esa noche estaba muy feliz, demasiado feliz.

-Basta, Suigetsu- dijo el chico del suéter en un tono aburrido.

-No molestes Sasuke- Suigetsu se sentó frente a su amigo-, que sí estaba linda. Oye ¿a qué hora dijo ese inútil que lo esperáramos?

- Dile inútil y te rompe la puta cara- se burló el otro bajándose la capucha.

- Hmp, como si le tuviera miedo.

- Ya cállate.

Suigetsu soltó su risa loca.

- La cruda sí te pega duro ¿eh, Sasuke?- el otro gruñó pero le dio la razón a Suigetsu al llevarse una mano a su sien-. Se supone que Naruto iba a ver que no tomaras tanto.

-Cierra la boca, él está peor.

-Menos mal que ya estás cuerdo…

Riéndose por lo bajo, Suigetsu se giró hacia Hinata.

-Oye amiga ¿puedes traernos cervezas y botanas? Quién sabe cuánto tiempo nos haga esperar ese idiota.

Hinata no sonrió. ¿Qué creían esos dos que era, una cantina en lugar de una simple tienda de abarrotes? Pero ella no podía tratar mal a sus clientes. Tomó una enorme bolsa de papas fritas, los sirvió en un plato, puso salsa a un lado, se acercó discretamente a la mesa de los chicos y situó el plato frente a ellos.

- ¿P-podrían… mostrarme sus i-identificaciones?- preguntó tímidamente.

- ¿Uh?- Suigetsu estaba distraído.

- N-no…-suspiró hondamente y miró a nadie en particular-. No podemos vender… alcohol a menores de edad.

A Suigetsu no le cayó bien esa noticia porque su labio superior se curvó hacia arriba mostrando sus afilados dientes. El otro, Sasuke, ni caso le hizo ya que estaba más ocupado comiendo papitas.

- ¿Me ves cara de mocoso puberto?- escupió Suigetsu.

-N-no- sí-. Yo sólo…- Hinata retrocedió un poco al ver el rostro molesto de Suigetsu-. P-perdón…

-No seas imbécil, Suigetsu, sólo está haciendo su trabajo.

Un objeto cayó sobre la mesa, era una credencial para votar, de las que sólo expedían para personas de dieciocho años en adelante. Hinata lo tomó. "Uchiha Sasuke, domicilio: Los Fundadores, número diez, Konoha; Edad: 18 años."

Molesto, Suigetsu también mostró su identificación. "Hozuki Suigetsu, domicilio: Campos Afilados, número dos, Kirigakure. Edad: 18 años". Hinata les devolvió las identificaciones y corrió por las cervezas.

-No me gustan esas chicas- soltó Sasuke de mal humor-. Tímida, incapaz de defender su voluntad, parece un perrito…

- Ah- Suigetsu alzó una ceja, burlón-. Yo que tú prefiero a esa que a las histéricas superficiales que sueles atraer.

Sasuke forzó una sonrisa. Punto para Suigetsu.

Luego de que Hinata les trajera sus bebidas, ambos se pusieron a beber lentamente y hablar de muchas cosas mientras esperaban a Dios sabe quién.

- ¡Puto perro!- exclamó Suigetsu mirando la pantalla de su celular-. ¡Él ya está allá! ¡Iba a explicarnos todo aquí! ¡Hijo de su zorra madre!

-Cállate- gruñó Sasuke con la cabeza baja.

- ¡¿Cómo quieres que me…?!

- ¡Cierra la boca!

Hinata, lejos de oírlos, sólo se sentó tras el mostrador, mirando su reloj, esperando que ellos se fueran porque ya se había pasado la hora de cerrar, las nueve de la noche. No se dio cuenta de que lo que esos dos estaban haciendo no era sólo hablar alegremente. Ella no sabía distinguir el humo del tabaco del de la marihuana, no sabía que las cervezas de esos dos habían sido combinadas con algo más que pastillas de dulce.

 

La tarde del sábado 17 de julio del 2010, cuando Tenten llegó a cubrir su turno en la tienda, encontró el local cerrado, y adentro estaba una Hinata desnuda… bañada en sangre… y deseando no haber nacido.

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Cuando Naruto se dio cuenta de la furia en los ojos de la chica supo que debía salir corriendo.
*
Ese veinte de agosto del dos mil doce todos los institutos, preparatorias y escuelas superiores incorporadas a la Universidad Autónoma de Konoha empezaban un nuevo ciclo escolar.
Uzumaki Naruto no se levantó con especial emoción es más, él NO quería regresar a la escuela, él quería quedarse acostado en cama, seguir durmiendo… ah… ah… Hasta que Sasuke lo tiró de una patada de su cama, lo obligó a vestirse decentemente, lo sacó a rastras del departamento (sin desayunar), lo metió en su viejo coche Volkswagen y arrancó.
¿Por qué Sasuke podía echar a Naruto de su cama? ¡Fácil! Ellos dos vivían juntos. No, no vivían juntos como pareja, más bien vivían juntos como esos amigos que quisieron independizarse de sus padres nada más cumplir la mayoría de edad. Ambos tenía un departamento sencillo en el centro de la ciudad de Konoha; no era algo lujoso pero era cómodo y con sólo dos habitaciones para dos hombres que nunca tenían tiempo de hacer el quehacer de la casa.
En fin, los dos se subieron al viejo coche verde de Sasuke y comenzaron su viaje hacia la universidad, pero…
r“¡Carcacha, carcacha vieja, no nos vayas a dejaaaar… carcha, paso a pasito, no nos vayas a dejaaaaar…!”— Naruto canturreó alegremente en su asiento del copiloto aquella vieja canción de Selena mientras jugaba con el cinturón de seguridad.
Exacto, el viejo coche dejó de funcionar justo en medio de la carretera. Naruto se puso feliz. A Sasuke le estaba saliendo una venita estilo anime en la frente.
— No te entiendo, teme, tú puedes comprarte un bellísimo Lambourghini ¡pero prefieres quedarte con esta carcacha, ´ttebayo!—se quejó Naruto cuando dejó de cantar.
Sasuke lo ignoró.
— Arranca, arranca— murmuró girando la llave en el contacto pero el coche no respondió. Entonces salió y abrió la caja del motor—. Oh, no…— del motor salía un denso humo blanco.
Naruto también salió pero más por hacer algo que por sus ganas de ayudar a su mejor amigo. Ninguno hizo caso a los otros conductores que se habían detenido en el tráfico que esos dos habían provocado.
— ¿Ah? ¡Tsssss!— exclamó Naruto al ver el humo—. ¡Un incendio, ´ttebayo!
— Tú cállate— Sasuke se asomó para ver mejor el motor pero él lo sabía: no podía hacer nada.
— Sasuke, ya déjalo.
—No.
— ¡Sasuke…!
— ¡Que no idiota!
— ¡Con un demonio, Sasuke, ya le hablé a la grúa así que te aguantas, dattebayo!
— ¡Pedazo de m*erda!
Cinco minutos después una grúa llegó antes que alguna patrulla apareciera y se llevara el coche de Sasuke al corralón y lo infraccionara; pero… ¡Pero Sasuke amaba ese coche!
Sasuke casi lloró al ver que la grúa se llevaba su viejo Volkswagen al garaje de los Uchiha.
—Creo que la abuelita Volkswagen ya pasó a mejor vida— susurró Naruto mientras veían la grúa alejándose.
—Cierra la boca, dobe— gruñó Sasuke mirando a otro lado con amargura.
Pero eso no fue todo. Como se quedaron sin coche y ya casi era la hora de entrada a la universidad, los dos tuvieron que viajar en el transporte público colectivo. No fue divertido, no para ellos que ya estaban acostumbrados a tener espacio personal en sus coches particulares. Durante veinte minutos a Naruto y Sasuke les tocó viajar en un colectivo repleto de gente, parados, incómodos, escuchando música de los setentas y sobre todo siendo manoseados por las féminas. Y ninguno lo pudo evitar.
Cuando el colectivo paró junto a un puente peatonal que estaba frente a dos enormes pinos, Naruto Uzumaki le dio un golpe a Sasuke en el hombro y se bajó.
La Universidad Autónoma de Konoha no era un solo campus de hecho de acuerdo a las carreras a estudiar, se dividía en seis institutos (los más importantes), diez preparatorias incorporadas de las cuales tres estaban en la ciudad y el resto en otros lugares, nueve Escuelas Superiores Congregadas que también estaban en otras ciudades del País del Fuego y algunos otros lugares que no eran para dar clases pero que estaban para servir a los alumnos como el edificio Central, la pirámide del máximo Rector, Ciudad Universitaria, la Biblioteca Universitaria, los fraccionamientos universitarios (que servían de hospedaje a muchos alumnos), Villa Deportiva Universitaria (con todo y estadio, albercas olímpicas, pista de patinaje, etc.), entre muchos otros.
Una de las cosas que destacaba de la universidad era el entrenamiento al que sometía a sus estudiantes desde preparatoria; todos tenían que tener conocimientos mínimos de defensa personal e incluso la mayoría universitarios eran versados en un modo de combate llamado taijutsu, ninjutsu, algunos en kenjutsu y pocos en genjutsu.
En fin, Sasuke y Naruto habían llegado al IMAFI (Instituto de Matemáticas, Física e Ingenierías) de la Autónoma de Konoha; Naruto estudiaba la ingeniería en electrónica y telecomunicaciones. Ni él mismo sabía cómo había pasado el examen de selección para quedar en una ingeniería pero el punto es que estaba ahí. Era una serie de edificios azules, rodeados por bonitos jardines, altos pinos y una barda de dos metros de altura.
Sasuke tuvo que viajar otro rato en el transporte público (soportando el acoso de una señora de cuarenta y muchos años que no dejaba de tocarlo “accidentalmente” cada vez que el colectivo caía en un bache de la carretera). Suspiró de alivio cuando se bajó y estuvo frente a una enorme fuente alrededor de la cual había letras de cemento de un metro de altura que decían Instituto de Finanzas, Administración y Economía. Era el IFAE que era tan bonito como el IMAFI de Naruto porque (quitando que atrás de la gran fuente había una entrada normal) era una serie de cuatro edificios de figura cónica invertida (sin punta) con ventanales tipo espejo de tamaño natural, acomodados de manera que parecía que cada uno estaba en la esquina de un rectángulo invisible; todos los caminillos eran de grava roja delimitados por piedras lisas, excepto el que llevaba al estacionamiento, que era de asfalto; todo el patio tenía pasto y jardines bien cuidados, pero lo mejor eran las palapas debajo de las cuales los alumnos descansaban. Ahí no había pinos, ahí había palmeras. Ahí Sasuke estudiaba administración de empresas.
El tercer instituto de la universidad era el IQBIS, Instituto de Química, Biología y Salud, que estaba junto al IFAE sólo separados por una larga barda cubierta por una espesa planta enredadera.
En fin, Sasuke se bajó del transporte con muy mal humor después de haber sido (según él) casi violado por aquella señora cuarentona. Rodeó la fuente y se puso a maldecir al mecánico que había “arreglado” su viejo Volkswagen sólo dos días atrás diciendo que todo iba bien; ahora se había descompuesto. Y lo peor es que probablemente el coche jamás iba a volver a caminar.
En eso estaba Sasuke cuando tropezó con una figurita que estaba agachada amarrándose la agujeta de su tenis. Sasuke retrocedió un paso pero la persona se cayó al piso de sentón.
— ¿Qué…? Olvídalo—refunfuñó Sasuke tendiéndole una mano a la chica para ayudarla a levantarse—. Este camino es público, será mejor que para la otra no estorbes a alguien más.
La chica, de cabello rosado, por un instante no se movió, sólo se lo quedó mirando con cara de perdida hasta que se dio cuenta de que estaba actuando como una tonta e ignorando la mano que Sasuke le tendió, se levantó solita. Estaba roja pero quién sabe si era por enojo ante el tono irritado de Sasuke o por vergüenza. Quizá por ambos. Ella se fue sin decirle nada al chico, sólo murmurando cosas como “maldita Ino, le dije que me esperara, ¡se lo dije! Y a la primera ocasión me deja sola ¡Y no sólo me pierdo sino que un chico con cara de ángel me viene a tirar y…!” Sasuke no puso atención a lo demás, primero porque no le importó y segundo porque, parado a cinco metros de la entrada al estacionamiento, vio que alguien acababa de llegar al instituto.
Uchiha Itachi estaba en el asiento del copiloto de su propio coche negro mientras que Hoshigaki Kisame conducía. Qué raro, no era usual que Itachi le prestara su amado coche Lexus negro a alguien, Sasuke siquiera tenía suerte de subirse en él.
Un momento ¿qué hacía Itachi en el Instituto de Finanzas, Administración y Economía si él estudiaba arquitectura en el IMAFI?
Sasuke no se dio cuenta de que algo iba mal hasta que Itachi desvió su cara (no la mirada porque tenía puestos unos lentes oscuros que lo hacían parecerse a John Lennon) y subió los vidrios polarizados del auto sin siquiera saludar a su hermano menor. Kisame se encargó de no acercarse a Sasuke mientras se dirigía al estacionamiento de la universidad.
— ¿Más problemas con tu hermano, Sasuke? —preguntó un chico que estaba a espaldas de Sasuke. Él también había visto a Itachi y Kisame. Era Hozuki Suigetsu.
—No es algo que me interese—replicó Sasuke dejando de mirar el auto de su hermano Itachi y girándose hacia Suigetsu—, sus problemas son SUS problemas.
—Así habla un buen hermano—anunció Suigetsu alegremente pasando un brazo por los hombros de Sasuke. Éste hizo una mueca de disgusto pero no alejó a Suigetsu—. Oye ¿vas a venir a la fiesta de bienvenida al curso?
— ¿Tú qué crees?

 

 

El Lexus negro se detuvo en un lugar del estacionamiento pero ni Itachi ni Kisame se bajaron.
—Tu hermanito está muy cerca de Suigetsu—observó Kisame tocando con el meñique uno de sus colmillos—. Eso no me gusta.
Las pupilas de los ojos de Uchiha Itachi se volvieron rojos por un instante, se volvieron temibles y amenazadores, brillando aún tras los lentes oscuros. Luego volvieron a su color original, al negro.
—A mí tampoco—asintió Itachi sin darle importancia, como si sus ojos no hubieran cambiado de forma—. Vamos a ver qué dirá el líder.
—Más bien a decirle qué pasó—señaló Kisame mirando de reojo a Itachi.
El antebrazo izquierdo de Itachi estaba mal vendado, con la sangre escurriéndose por su ropa.
Itachi ignoró a Kisame y salió del auto usando su brazo sano.
—Entonces es cierto—habló alguien afuera del auto, del lado del piloto—. Su misión era ir a comprobar que él estaba desaparecido.
—Zetsu—suspiró Kisame con un dejo de molestia.
Zetsu miró a Itachi con curiosidad.
— ¿Sí?
Itachi no contestó, ignoró a Zetsu y Kisame y se dirigió al instituto. Kisame salió del auto y Zetsu lo miró fijamente, analizando sus reacciones.
—Entonces es cierto que Hozuki Mangetsu está muerto. No lo puedo creer.
—No es seguro—gruñó Kisame mientras iba a la cajuela del auto y sacaba el estuche de un chelo—. Acaba de desaparecer esta mañana… ni siquiera el mocoso de su hermano lo sabe.
—Si desapareció, lo más seguro es que esté muerto. Aj, no quiero estar cuando se lo digan al líder—Zetsu se rascó la cabeza, su parte blanca estaba apesadumbrada y la negra indiferente—. Eh ¿Y esa herida que tiene Itachi? No es tan idiota para ser herido en una misión así ¿o sí?
—No te importa.

 

*

Naruto sólo había tenido una clase en todo el día, sólo UNA clase. Y como se aburrió con facilidad, decidió ir a molestar a su mejor amigo Sasuke, total el IFAE no estaba muy lejos, quizá a diez minutos de su instituto en auto. En auto, eh, ¿y a quién le pidió su coche? Kiba Inozuka (un amigo, compañero de su misma carrera).
Ahora los dos estaban sentados en la esquina del IFAE, frente al muro que delimitaba a los dos institutos (el de Finanzas del de de Química, Biología y Salud), viendo a las chicas nuevas de IQBiS que descansaban en el jardín que ellos podían ver a través del barandal; ¿cómo sabían cuáles eran las nuevas? Fácil, el uniforme de todos los alumnos de segundo semestre en delante de todo el instituto era parecido al de un enfermero, y los nuevos traían ropa común, además de su cara de perdidos claro. Y, de entre todas las muchachas que Naruto vio, una le llamó la atención, una que estaba acostada en una banca a diez metros de esos dos.
— Tsssss, se te está cayendo la baba, zorrito—se burló Kiba haciendo como que ponía un balde imaginario bajo la barbilla de Naruto.
—Es que es liiiinnnnddddaaaa, dattebayo…
Como hacía mucho frío ella y sus amigas tenían puesta una capucha, Naruto sólo podía ver su rostro, sus grandes ojos verdes, su piel…
— ¿Qué demonios haces aquí, Uzumaki Naruto?
Naruto y Kiba saltaron asustados.
— ¡A la madre!
Ambos hicieron como que no estaban espiando a las chicas y voltearon con cara de inocentes.
— ¡Baachan! —gritó Naruto tranquilizándose.
Senju Tsunade los miraba con los brazos cruzados esperando una explicación.
—Sabía que lo pervertido se enseña, lo sabía—murmuró Tsunade—. Voy a tener que hablar con Jiraya…
—Con el viejo no—se quejó Naruto—. Además ¿qué pervertidos ni que nada? Sólo estábamos aquí, ´ttebayo…
—Como niños buenos—agregó Kiba con una sonrisa angelical.
—Ustedes estaban espiando a mis alumnas—señaló Tsunade seriamente.
— ¿Sus alumnas…?—preguntó Naruto, un segundo después recordó que Tsunade daba clases en ese instituto y seguramente conocía a esa linda chica. Sus ojos se iluminaron—. ¿Podrías… podrías presentarme a una de ellas?
—No.
Tsunade decidió ignorarlo y se dirigió a la entrada del instituto.
—Por favor—Naruto quiso imitar los tiernos ojos del Gato de Shrek pero no le salió.
—Sí, por favor que están buenas—intervino Kiba mientras él y Naruto seguían a Tsunade.
—Así menos.
—Por faaaaaaaavooooorrrrrr…
Y después de cinco minutos, mil ruegos y treinta imitaciones del los ojos del Gato con Botas de Shrek, Tsunade asintió con una sonrisa ladina. “Chica bella, con capucha puesta y ojos hermosos” describió Naruto. La mujer entró y llamó a una de las chicas que estaban en el jardín mientras que Naruto y Kiba estaban afuera, mirándose con emoción.
— ¿Será soltera?
— ¿Me hará caso?
— ¿A ti? ¿Crees que es ciega?
—Eh, no sé, ´ttebayo…
—Ahí viene.
Naruto se emocionó más, como un niño en navidad. Es más, estaba tan emocionado que empezó a hablar antes de girarse.
—Hola, ¿te habían dicho que eres hermosa…?
Tsunade había traído a la chica y ésta estaba parada enfrente de Naruto sin mirarlo a la cara; Kiba estaba atrás de él, es más hasta sus amigas estaban asomándose tras la reja. Naruto la miró bien. Encapuchada. Ojos grandes con pupila blanca, no ojos grandes cono pupila verde.
—Eh, Tsunade te equivocaste de chica, yo no quería a esta, ´ttebayo—dijo Naruto mirando a Tsunade por encima del hombro de la chica.
La chica se puso colorada.
Y aquí es cuando volvemos a la frase del inicio. Cuando Naruto se dio cuenta de la furia en los ojos de la chica que estaba enfrente de él, supo que debía salir corriendo. Y no sólo era la furia de ella, sino la de Tsunade.
— ¿Ahora qué hice, baachan..?
— ¡¿Cómo te atreves a hacerle esto a esta niña, idiota?!
Lo peor de todo fue notar que, detrás del barandal, estaba la chica cuyo rostro había enamorado a Naruto. Ojos verdes, capucha abajo, cabello rosa.
Pero Naruto y Kiba tuvieron que salir huyendo del lugar antes de que Tsunade los agarrara y los moliera a golpes.
—Es un imbécil, Sakura—sentenció una muchacha que estaba junto a la chica pelirrosa. Era rubia de ojos azules.
—Es un tonto, Ino—dijo la otra.
La muchacha que Tsunade había llevado ante Naruto suspiró intentando calmarse. Era Hyuuga Hinata. No sabía cómo sentirse. Primero había sentido nervios y miedo porque… porque ella conocía a Uzumaki Naruto, o al menos lo había conocido una vez, mucho tiempo atrás ¿y si él también la reconocía? ¿Y si…? Luego sintió pena, humillación… y por último ira, ¿cómo se atrevía él a tratarla así?
Me lo merezco, dijo una voz en su interior y ella agachó la mirada. La ira se esfumó de su corazón.
La chica rubia y la de ojos verdes, llamadas Ino y Sakura respectivamente, se alejaron del lugar sin esperar a Hinata porque no la conocían, ni Hinata a ellas.
Hinata miró el cielo. Nublado, iba a llover. Contenta de tener un suéter con capucha, volvió a los jardines del instituto a seguir abriendo las llaves de agua para regar los jardines porque eso era lo que hacía una conserje.
*
Haruno Sakura siguió escuchando los consejos que su amiga Ino le estaba dando.
Ella era una chica que venía de un pueblo lejano de la ciudad de Konoha, la capital del País del Fuego. Había estudiado una carrera técnica en una preparatoria de su pueblo y trabajado dos años como asistente de su madre enfermera en una clínica. Después se dio cuenta de que quería ser algo más que una enfermera, que quería ganar más que mil quinientos pesos a la quincena, que quería ser mejor; así que se las arregló para presentar el examen de selección para enfermería en la Universidad Autónoma de Konoha. Y fue seleccionada. Como Sakura no era de Konoha, la propia universidad le dio hospedaje en una casa del Fraccionamiento Universitario, donde vivía con Yamanaka Ino, Akimichi Choji y Nara Shikamaru. En fin, eso es algo de la vida de Haruno Sakura.
Ahora es tiempo de conocer cómo iba una chica llamada Tenten.
Ella estaba metida en un viejo cuartucho cuyas paredes ni si quiera estaban pintadas y eran hechas de ladrillo. La ropa estaba tirada en su cama, la música del vecino se escuchaba hasta ahí y las cosas no podrían ser peor. Quizá sí.
Tenía ojeras, dos grandes y marcadas ojeras a pesar de que estaba arreglada como para ir a una fiesta. En sus brazos cargaba a un niñito de cabello color café y ojos grandes, que lloraba y se movía inquieto como si le estuvieran pegando.
—Duérmete, duérmete, duérmete—Tenten intentaba arrullarlo con calma pero no podía hacerlo sin ser muy ruda.
Miró la hora en su reloj. Siete de la noche con ocho minutos, se le hacía tarde para la fiesta de bienvenida ¡Ella había quedado de encontrarse con un chico a las ocho para ir a comer algo y luego ir a la fiesta de bienvenida!
—Duérmete—pidió con desesperación—. ¿Por qué eres así, por qué enano? ¿Por qué naciste?
— ¡Cádate! —gritó el niño pellizcándole los pechos con fuerza.
— ¡Ah, maldito mocoso! —por la sorpresa, ella lo soltó y el niño cayó en el piso azotándose las pequeñas nalgas.
Claro que él empezó a llorar. Tenten no sabía qué hacer, no había sido su intención soltar al pequeño pero éste la había pellizcado con mucha fuerza; ella intentó calmarlo, le dio su peluche, lo recostó e incluso le sirvió un vaso de leche pero él lo que hizo fue agitar con fuerza los pies en el aire intentando patearla, rasgar el peluche, tirar la leche y seguir llorando. Después de cinco minutos de llanto interminable, Tenten se desesperó, salió del cuarto y cerró la puerta.
—Allá tú si no te quieres calmar, maldito hijo de Lucifer—le gritó al niño desde afuera—. Yo me voy a la bienvenida, jum.
Pero el niño no se calmó, al contrario, empezó a llorar más fuerte.
— ¡Tengo mello, Tenté, me da mello estal so´ito! —gimoteó.
—No seas miedoso—bufó Tenten sin apartarse de la puerta—. Tú eres un hombre y los hombres no lloran ni tienen miedo ¿entendido?
— ¡Cádate!
—Mira, enano, te vas a quedar solito, te vas a dormir y ya. No quiero ningún escándalo ni nada…
— ¡Tengo miello!
—Que te duermas.
— ¡Dile a mi papi que venga a cuidadme!
Tenten tragó saliva y desvió la mirada.
—Lo haría si al menos recordara a es bastardo—aseguró en voz baja—. Eso si no lo mato antes.
El niño no respondió porque no entendió, se ocupó más en llorar. Tenten suspiró. Estaba por abrir la puerta otra vez cuando alguien entró con cuidado a la casucha.
—Ya estoy aquí—dijo alguien más.
—Al fin—suspiró Tenten aliviada.
— ¿Ah? —gritó el niño desde su habitación.
Ella tenía un aspecto sumamente cansado, trabajar todo el día aún con lluvia no le había hecho bien. Hinata se acercó a donde estaba Tenten.
— ¿Qué crees que dijo el pequeño Kadan? —dijo Tenten con seriedad—. Quiere que su papi venga a cuidarlo.
Hinata cerró los ojos con fuerza.
El padre del pequeño Kadan era un maldito bastardo.

 

 

 

 

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La desaparición de Hōzuki Mangetsu no ocupó ningún titular de ningún periódico de la ciudad de Konoha. Ellos no quisieron que fuera así, no quisieron llamar la atención. ¿Quién dijo eso? El viento.

*

Naruto y Sasuke caminaban por la calle hablando de cosas tontas.

— ¿Qué tengo, Sasuke? —preguntó Naruto de repente, sacando a su amigo de sus pensamiento.

— ¿…?—Sasuke lo miró con la pregunta en sus ojos.

— ¿Qué tengo para que las chicas no se fijen en mí, dattebayo? —especificó Naruto imitando a un cachorrillo en plena lluvia. Fulares para bebés

Sasuke puso los ojos en blanco. Naruto actuaba tan idiota que Sasuke a veces se preguntaba si era idiota o sólo se hacía, ¡como si Naruto nunca hubiera visto a la conserje que babeaba por él cada vez que lo veía pasar!

Hizo un gesto de molestia. Cada vez que Sasuke pensaba en esa conserje de la escuela, y no es que lo hiciera muy a menudo sino porque se daba cuenta de que ella siempre estaba mirando a Naruto, le dolía un poco la cabeza.

Uchiha estuvo a punto de contestar a la pregunta de Naruto pero se dio cuenta de que dos personas conocidas se acercaban a ellos. El más alto, un chico de ojos azules y cabello rubio que peinaba en una alta coleta, vestía un simple pantalón negro y una chamarra verde, con sus usuales guantes desgastados; era Takahashi Deidara. El otro, pelirrojo de ojos amarillo claro, llevaba puesto un blanco abrigo largo; era Akasuna no Sasori. Ambos hablaban en voz baja, Deidara movía constantemente las manos como si no pudiera hablar sin hacer eso. Sasuke no podía jactarse de que él y ellos eran amigos, de hecho ya no le gustaba cruzar palabras con los amigos de su hermano, porque… porque no.

Como Naruto estaba más ocupado en su monólogo de “mis diez mejores cualidades para que Ellas me hagan caso”, no notó cuando Akasuna y Takahashi pasaron a su lado y lo miraron de reojo a él y a Sasuke con un matiz de ¿burla? ¿Curiosidad? ¿Superioridad? Había tantas cosas en esas miradas que era difícil saberlo. Naruto no lo notó pero Sasuke sí. Y no le gustó.

 

— ¿Algún problema? —preguntó Sasuke girándose levemente, retándolos con la mirada.

Deidara sí volteó para encarar a Sasuke, pero el Akasuna no lo hizo, ocupó más su tiempo en tomar el brazo de su compañero y hablar con indiferencia.

—No busques problemas, niño—eso iba para Sasuke y Deidara.

Naruto, con lo despistado que era, ni si quiera se había dado cuenta de que su amigo se había detenido; él siguió caminado, perdido en sus pensamientos, hablándole al aire.

Sasuke no respondió a Akasuna. No era cobarde pero tampoco idiota como para pelearse con ellos en la calle.

— ¿Teme…? ¡Teme! ¿Dónde carajo te metiste, dattebayo?—gritó Naruto, varios metros más adelante, mirando a todos lados hasta que encontró a Sasuke—. Ah, ahí estás…

Sasuke se giró para ver a Naruto y notó que Deidara y Sasori se iban tan tranquilos como llegaron.

Naruto regresó con su amigo y miró a donde él miraba.

— ¿Más problemas con Akatsuki, Sasuke?— preguntó Naruto burlón—. Ya déjalos, no te han hecho nada—como Sasuke no respondió, Naruto intentó distraerlo—. ¡Eh, teme, a que yo como más ramen que tú, dattebayo!

— ¿Bromeas? Tú no pasas de la tercera ronda…

Y el intentó de Naruto funcionó porque Sasuke no le tomó más importancia a Takahashi Deidara y Akasuna no Sasori.

La gran competencia entre Naruto y Sasuke para ver quién comía más ramen se llevó a cabo en el lugar favorito de Naruto: Ichiraku Ramen. Estuvo muy reñido, los dos comenzaron parejo y llegaron a la tercera ronda sin ningún problema, sin contar el hecho de que Sasuke casi se atragantó en el segundo plato y Naruto en lugar de ayudarlo siguió comiendo como cerdo. El cuarto plato fue de miedo, nada más Sasuke probó la primera cucharada soltó su plato que se rompió. Era un special ramen con chiles habaneros.  Y Naruto como el buen amigo que era, siguió comiendo su ramen y acabó el cuarto plato con mucha dificultad.

¿Quién lo diría? El habanero casi mató a Sasuke y (al día siguiente) le provocaría una terrible indigestión a Naruto. Pero eso no importaba porque Naruto ganó la competencia.

—Naruto—el dueño del local se acercó a Naruto con mucho interés mientras éste, con una gran sonrisa (y sin sentir la lengua), le echaba aire con sus manos a Sasuke, que bebía agua como si no hubiera un mañana.

— ¿Uh?

El dueño sonrió como si Naruto fuera una gran billetera llena de dinero.

— ¿Te gusta mucho el ramen, no?

—Sí, dattebayo.

— ¿Qué te parecería participar en un concurso para ver quién come más ramen en menos tiempo?

Fue como si a Naruto le hubieran dicho que acababa de ganar la lotería.

— ¡Sí, sí, sí! ¡¿Dónde, cuándo?!

—Cálmate Naruto—farfulló Sasuke dejando de beber un segundo para mirar a su amigo—. Déjalo terminar de hablar.

—Un amigo va a abrir un nuevo restaurante—explicó el señor—, y va a organizar un concurso de comida para atraer clientes, ya sabes…

— ¡¿Pero cuándo es el concurso, dattebayo?! —gritó Naruto casi saltando de la emoción.

— Naruto, basta…

—Primero te inscribo y después te digo cuándo y dónde… yo te patrocinaré… ahí Naruto, defenderás el honor de mi restaurante…

 

Sasuke tuvo que sacar a rastras a Naruto de Ichiraku. No es que no le alegrara que uno de los más grandes sueños de Naruto (que le pagaran por comer infinidad de ramen gratis) estuviera a punto de hacerse realidad, pero ambos tenían que regresar a casa a intentar hacer su tarea. Al menos ese año Sasuke se había propuesto cumplir con todo en la escuela, y Naruto no reprobar.

Iban caminando por la banqueta, Naruto creando en voz alta una estrategia para ganar ese concurso de glotones y Sasuke con los auriculares puestos, cuando llegaron al departamento donde vivían y vieron algo que contrastaba con la pacífica y común serie de edificios que había en esa calle tan común y corriente, donde vivían puras personas de clase media. En la entrada de su edificio estaba un auto Lamborghini Aventador J. Sasuke lo conocía muy bien, lo habían obligado a ir a la presentación de ese modelo justo unos meses atrás. Ahora ese auto rojo estaba ahí, como burlándose de las pobres e insignificantes personas que vivían por ahí y no podían pagarse ni una llanta de ese lujoso auto.

Del edificio salió un hombre moreno, de alborotado pelo corto, cuyo ojo izquierdo estaba cubierto de cicatrices parecidas a arrugas. Él miró tranquilamente a los dos chicos que admiraban el auto.

— ¡Sobrino, cuánto tiempo de no verte!—exclamó dirigiéndose a Sasuke. Sasuke respondió con un seco movimiento de cabeza.

— Esta belleza ¿es... es tuya, Obito? —preguntó Naruto casi babeando por el auto.

—No—sonrió Obito—, es el nuevo coche de Sasuke.

— ¡Genial, préstamelo, Sasuke?

— ¿Eh…? No—Sasuke retrocedió un paso negando con la cabeza—. Yo ya tengo un coche.

— ¿Ese que llegó en una grúa ayer para morir en el garaje de los Uchiha? —preguntó su tío Obito fingiendo inocencia—. Vamos, sobrino, necesitas un nuevo auto ¡un Uchiha no puede ir por ahí subido en una chatarra así!

— ¿Y crees que me voy a tragar que de pronto, d ebuena fe vienes tú a regalarme un Lambourghini del año—preguntó Sasuke receloso—. ¿Qué quieres?

—Qué desconfiado, sobrino—bufó Obitop sin ofenderse—. Este—acarició la capota del coche—, es un regalo del patriarca, recíbelo…

—Puedes llevárselo de regreso…

—No seas necio…

—Prefiero mi viejo Volskwagen sedán…

Naruto retrocedió unos pasos dejando a tío y sobrino discutiendo, sabía que cuando unos Uchiha se ponían a discutir… las cosas se ponían un poco feas. De todos modos unos segundos después recibió una llamada de Kiba Inozuka.

— ¿Qué pasa, dattebayo? —contestó Naruto.

—Necesito un favorsototote, colega.

— ¿Qué?

—Préstame tu casa.

— ¿Qué mierda…?

— No seas aguafiestas, Naruto. ¿Recuerdas que yo tenía que hacer una fiesta de bienvenida para los novatos de nuestra carrera…?

—Pero la fiesta de bienvenida ya pasó…

— ¿Tienes caca en el cerebro o qué? —la voz de Kiba sonaba desesperada—. Es sólo para los de nuestra carrera, idiota. Todo iba bien pero la zorra de mi hermana me llamó y me dijo que ella y mi madre van a regresar hoy de ese viaje a Hawai que ganaron en esa trivia de televisión, su vuelo se adelantó por no sé qué cosa de un huracán… el chiste es que en mi casa no podrá ser y… bueno, tú y Sasuke está solos y…

 

—No, Kiba, el teme me va a matar…

—No seas así, convéncelo, dile que le llevaremos chicas para él solito…

—Pero…

—Y para ti también…

—Yo lo convenzo.

—Así hablan los hombres—sentenció Kiba con alivio—. La fiesta es este viernes.

 

Al otro día, muy temprano en la mañana…

— ¡No puede hacerme esto!

—Señorita Sabaku no, no vocifere, estamos en una oficina.

Sabaku no Temari se dio cuenta de su error y bajó volumen a su voz pero no le restó ira. Acababa de ser transferida de la universidad de Suna para cursar contaduría en quinto semestre pero ¡no podía hacerlo porque no querían revalidar muchas de sus materias! Resumiendo: tenía que recursar desde tercero, perdiendo un año completo.

—Me están haciendo desperdiciar todo un año—replicó Temari mirando fijamente a la secretaria que se amedrentó un poco.

— Temari…—llamó Gaara tranquilamente. Él y su hermano mayor Kankuro estaban sentados en el sillón tras su hermana, mirando la escena que estaba armando su hermana.

—Llamamos a su casa para preguntarle si quería reiniciar el tercer semestre porque las materias que recibió en Suna no son totalmente compatibles con las que impartimos en Konoha—explicó la secretaria—. Fue su padre, Sabaku no Taichi, quien aceptó e incluso envió un oficio de conformidad—le mostró el documento. Temari lo tomó y lo leyó rápidamente.

—Ese asqueroso viejo—soltó Gaara en voz baja—, siempre toma decisiones por nosotros.

—Es nuestro padre—gruñó Kankuro pero estaba de acuerdo con Gaara.

Ellos tres estaban muy bien en Suna hasta que su padre los transfirió a Konoha ¡como si fueran unos simples mocosos de diez años en lugar de unos adultos! Pero él era quien les pagaba la educación, él era quien decidía; aunque Gaara, Temari y Kankuro ya no estaban tan conformes con eso.

—No podemos hacer nada—añadió la secretaria—, usted ya está inscrita en el grupo dos de contaduría, tercer semestre…

Pero Temari ya había salido de la oficina hecha una furia.

—Ash—Kankuro suspiró—. Y así comienza mi día.

Los dos hermanos salieron pero cada quien tomó un rumbo diferente: Kankuro se alejó del instituto para ir al propio, al IMAFI, y Gaara se quedó a buscar su propio salón porque él estaba estudiando administración (tercero).

Si había algo por lo que Gaara había aceptado venir a Konoha era la distancia que habría con el resto de su familia. Estaba harto de ellos, incluso de sus hermanos mayores, Kankuro y Temari,  ¿por qué? Habían muchas razones pero simplemente Gaara sabía que él no era compatible con nadie más. Además, Gaara quería enterrar muchas cosas que habían pasado en Suna, esperaba que este fuera el comienzo de una nueva vida. Si supiera que estaba equivocado…

Siguiendo a Kankuro, él caminó hasta la entrada del estacionamiento que daba a la calle, pensando en la inmortalidad del cangrejo pero se distrajo con una curiosa escena. Una chica pelirroja con lentes caminaba con paso decidido junto a la fuente, sujetando con fuerza sus libros mientras dos chicos la seguían con insistencia; Kankuro pensó que ellos la estaban acosando pero no era así.

— ¡No, no y no! —gritó ella sin detenerse.

 

— ¿Por qué no, Karin-san? Es que usted es perfecta para mi película—lloriqueó uno de los chicos, que tenía puesto un extraño traje verde (demasiado pegado al cuerpo), el cabello cortado como un casco Y cejas prominentes, muy prominentes.

El otro, un tipo con el cabello un poco más largo, y muy pálido, los miraba con una sonrisa fingida.

—Diga que sí—rogó el tipo de las cejotas agarrando una de las mangas de la chica, Karin—. Necesito hacer este documental para mi clase de Expresión corporal ¡y tu rostro es el candidato perfecto para protagonizarlo!

— ¡No pienso ser actriz de película pornográfica, Lee! —gritó Karin.

Casi todos los que pasaban por ahí los miraron con interés.

—Nos es una película porno—intervino el tercero con otra sonrisa fingida—. Será un documental que nos muestre cómo son los verdaderos deleites del ser humano de un modo puro y…

— ¡No me importa!

Karin se soltó de Lee y se alejó corriendo con el de las cejotas persiguiéndola con lágrimas en los ojos.

— ¡Este documental debe ser magistral Karin-san! ¡Sai-kun está dispuesto a ayudarnos en todo lo que necesitemos…! ¿Dónde podré encontrar un rostro como el suyo…?

Esos dos se perdieron entre la gente mientras que el último, Sai se quedó parado sin saber qué hacer.

Kankuro se dio cuenta de que se le hacía tarde así que se fue.

Rock Lee siguió a Karin hasta que la perdió de vista y, abatido, se sentó en la banqueta. Tenía que hacer ese documental en cinco meses; cualquier persona diría que ¡uf, faltaba mucho tiempo! Pero Rock Lee sabía que a alguien como él (que no sabía ni encender una cámara) le tomaría una eternidad, así que debería de comenzar ya, pero ¿cómo si la mejor candidata para protagonista no quería aceptar el proyecto?

Entonces la vio bajando del transporte colectivo y supo que ella era la indicada, el rostro perfecto para su proyecto. ¿Karin? ¿Quién era Uzumaki Karin comparada con Ella? Pelo inusualmente rosa, ojos verdes, ojos que hipnotizaron a Lee tan sólo verlos… esos ojos… ella tenía que ser la protagonista de su documental.

*

Konoha era la ciudad capital del país del Fuego, un lugar muy grande comparada incluso con otras capitales. Era una ciudad cosmopolita bien trazada, parecía que cada casa, carretera o edificio formaba parte del plano de un arquitecto perfeccionista obsesionado con los detalles. En contraste con una vista aérea, que parecía una gran mancha blanca y verde sin forma. En fin, Konoha tenía muy buena reputación en muchas cosas: en educación (sobre todo por la universidad), en turismo, en industrias, en calidad de vida, incluso con índices muy bajos de delincuencia.

Lo que casi nadie sabía era que este último detalle no tenía que ver con las buenas políticas del gobierno anti delincuentes. No, tenía que ver con un limitado grupo de personas. ¿Quiénes eran? Nadie sabía con exactitud y los pocos que sí, se lo callaban. Los pocos rumores hablaban sobre una hermandad universitaria, una pequeña logia controladora que estaba en todos los campus de la universidad de Konoha, ¿su nombre? Akatsuki. ¿Quiénes eran ellos? Los rumores eran muchos pero casi ninguno exacto. Había quien decía que esos Akatsuki eran espías norteamericanos, otros que eran terroristas y los más estrambóticos afirmaban que Akatsuki era un secreto sobre extraterrestres, que escondía algo así como un área 51 en Konoha y que estaba preparando a la tierra para ser colonizada por nuestros amigos marcianos lo más pronto posible…

 

En realidad eran un grupo de diez personas. Bastantes Konohienses sospechaban que Akatsuki tenía que ver con que Konoha estuviera limpia de delincuentes, que fuera una ciudad pacífica a pesar de que la mayoría de sus jóvenes recibía instrucción de defensa personal. Había quien, por el hecho no confirmado de mantener limpia la ciudad, los consideraba unos héroes (insisto: aunque nadie conocía las identidades de Akatsuki). No sabían que, ahí donde no se ve peligro éste es más atraído, mejor dicho, no sabían que si los grandes delincuentes evitaban hacer alboroto en Konoha era por precaución.

 

—Qué fastidioso es todo esto, un—bufó Deidara mientras sus manos dejaban ir a cientos de pequeñas figurillas de arcilla blanca que rebotaron en la carretera y se dispersaron por la calle como si tuvieran vida propia—. Mandar a mis hermosas criaturas a buscar a ese, un.

—Cállate y apúrate, Deidara—dijo Sasori que estaba sentado en una banca con la cabeza hacia arriba—. Antes de que Tobi regrese del Mundo de los Helados—una heladería grande— y se le ocurra hablarme.

— ¡Jovencita malcriada!

Sasori se sobresaltó y casi se cayó de la banca. Deidara estaba más ocupado soltando sus figuritas con forma de pajaritos que apenas y le dio tiempo de esconder sus manos en sus bolsillos.

Una viejita con pinta de ser tipa dura se acercó a Deidara, lo miró acusatoriamente y le agarró el brazo con mucha fuerza.

— ¡Jovencita malcriada! ¿No sabe que tirar basura en la calle es un delito?

— ¿Lo es, un?

— ¡No me contradiga y póngase a juntar su basura!

— ¡¿Cómo se atreve a llamar basura a mi arte, un?!—saltó Deidara intentando soltarse de la mujer, enojado porque una vieja senil hubiera insultado sus hermosas creaciones.

— ¡¿Cómo te atreves a gritarme, niña mala?! —exclamó la señora ofendida.

— ¡¿Cómo se atreve a confundirme con una mujer?! ¡¿NO VE QUE SOY HOMBRE, UN?!

— ¡Y encima una pecadora travesti! —la señora lo señaló con su dedo índice—. ¿NO TE DA VERGÜENZA? ¡Ay tus pobre padres han de estar muy avergonzados de tener una hija así…!

— ¡No se meta con mi sacrosanta madre, vieja del demonio!

— ¡Tú eres del demonio, maldita pecadora que se va a ir al infierno por travesti y…!

Sasori se encogió en su lugar fingiendo que no conocía a Deidara y que nada estaba pasando, pero ya mucha gente se había detenido a ver a ese tipo rubio de peinado raro que le estaba gritando a aquella indefensa viejecita. Es más, el policía que estaba en la esquina del parque se acercó corriendo sacando su bazuca por si tenía que utilizarla.

—No, otra vez la policía—se lamentó Sasori y miró de reojo a Deidara. Ya para entonces Deidara tenía esa mirada psicópata que decía “¡Voy a explotar, quiero explotar algo!”. Adiós trabajo encubierto pensó Sasori.

Y esa tarde terminó con una viejita traumada gritando que los jóvenes de ahora son unos delincuentes, con Deidara poniendo gestos de niño pequeño haciendo un berrinche mientras lo metían a una patrulla y le gritaba a Sasori que lo ayudara, y con Sasori mirando a otro lado y pensando que al fin tendría un poco de paz y tranquilidad.

 

Diez minutos después un chico vestido por completo con ropa negra, el corto pelo alborotado y una máscara naranja con una espiral negra, llegó a la “escena del crimen” cargando tres grandes barquillos de helado, y se encontró con Akasuna no Sasori sentado en la banqueta leyendo una vieja revista.

— ¿Y Deidara-senpai? —preguntó Tobi mirando a su alrededor.

—Hum, una patrulla se lo llevó detenido a la delegación—contestó Sasori como si estuviera hablando del clima.

— ¿Qué?—exclamó Tobi alarmado. Su ojo derecho, que se asomaba por el único orificio de la máscara, se puso  a lagrimear—. ¡No, Tobio no quiere que encierren a su senpai, Tobi no quiere!

Y sin previo aviso, Tobi comenzó a correr, gritando cosas sin sentido.

— ¡Epere a Tobi, senpai, espere a Tobi! ¡Deidara el Toro es inocente…! Ah, no ¡Dei el Dara es inocente!

En cuanto Tobi desapareció de su vista, Sasori suspiró con un dejo de cansancio y bajó un poco su revista (que había sacado de la basura).

—Al fin, calma—suspiró.

Sasori volvió a ver su revista pero no le puso atención porque ésta estaba más puesta en mirar de reojo las pequeñas figurillas que Deidara había soltado. Esas avecillas no sólo eran los explosivos que Deidara solía hacer, sino que también estaban diseñadas para rastrear su objetivo y estallar cuando Deidara lo ordenara, aunque esta vez sólo servían para buscar a una persona.

Sasori sólo tenía que esperar a que cualquiera de las avecillas, que para ese momento ya se habían dispersado por una gran parte de la ciudad, encontrara lo que estaban buscando y que retornara para guiarlo a donde estaba eso.

No es que a Sasori no le importara Deidara pero tenía que reconocer que éste necesitaba unas cuantas horas de encierro y Sasori tomarse un descanso de él y de Tobi.

— ¿Señor? —llamó un niño acercándose a Sasori.

Sasori alzó un poco la cabeza, pero sin bajar su revista.

—Tome—el niño dejó un papel a los pies de Sasori y se alejó corriendo.

Un poco extrañado, Sasori tomó el papel y lo desdobló.

Estacionamiento del Parque Central, auto amarillo chillón, cajuela.

Sasori se tomó esa indicación con cuidado. No tenía remitente. No era un llamado de Akatsuki, era de un desconocido ¿no obstante, quién? Lo más probable es que fuera una trampa; sin embargo, Sasori se dirigió al estacionamiento del Parque Central; sabía que no debía tomarse esas pistas a la ligera. Tampoco era tan idiota como para hacer las cosas solo, así que mandó un mensaje al líder avisándole de ese mensaje; no fue una llamada porque quizá ese papel no era muy importante.

Una vez que se aseguró de que no hubiera personas en un diámetro de veinte metros, de que el auto amarillo chillón no tuviera indicios de bombas o alguna otra trampa fabricada con chakra, Sasori se acercó a la cajuela. La abrió con cuidado porque tenía una sospecha de lo que iba a encontrar adentro.

Tras un minuto de silencio, minuto en el que Sasori miró el contenido con seriedad, Sasori cerró los ojos con calma para no ver más aquél cadáver.

—Esto es una advertencia—murmuró para sí.

Un segundo después volvió a tomar su celular y llamó.

—Líder, tenemos un problema.

 

 

 

 

Regresar al índice¿U de Uchiha o Uzumaki? by Abisag Freiheit
Author's Notes:

Disclaimer: si los personajes de Naruto y Bleach me pertenecieran, serían mis esclavos de por vida, pero pertenecen a Masahi Kishimoto y Tite Kubo respectivamente. Sólo la trama me pertenece.

Aclaración: —Diálogo de Zetsu blanco. Diálogo de Zetsu negro.

Recuerdo, recuerdo.

Pensamiento, pensó.

* separa escenas.

Author's Notes:

Disclaimer: si los personajes de Naruto y Bleach me pertenecieran, serían mis esclavos de por vida, pero pertenecen a Masahi Kishimoto y Tite Kubo respectivamente. Sólo la trama me pertenece.

Aclaración: —Diálogo de Zetsu blanco. Diálogo de Zetsu negro.

Recuerdo, recuerdo.

Pensamiento, pensó.

* separa escenas.

Cap. 4 U de Uchiha o Uzumaki

Algo le estaba pasando a Sasuke y Naruto no sabía qué pero quería saberlo. ¿Qué cómo se dio cuenta de eso? Porque Naruto no necesitó ni pedirlo dos veces para que Sasuke aceptara hacer la fiesta en su casa.

 

*

 

Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke se conocían de toda la vida, prácticamente desde que aún usaban pañales y eso quién sabe cómo porque sus mundo eran diferentes. Naruto, por ejemplo, era huérfano y había crecido educado por su abuelo Jiraya, si bien no tenían dinero se mantenían gracias a las ventas (casi nulas) de los libros que Jiraya escribía para adultos, bueno, también ayudaba el hecho de que Naruto tuviera desde el kínder una beca vitalicia de estudio, alimentación y vestido, por lo que él nunca había vivido mal; esa beca se la había dado el Tercer Hokage Sarutobi Hiruzen, con quien Jiraya había tenido una buena relación.

Entonces Naruto sólo tenía una única persona como familia: Jiraya.

Naruto hubiera vivido bien si la beca no hubiera incluido estudiar en una primaria particular muy cara, es decir ¿qué haría un niño pobre y de la calle en medio de berrinchudos niños ricos? ¡Claro que a Naruto le hacían mucho bullying! Eso hasta que juntó la valentía suficiente para rebelarse y fastidiarle la existencia a sus compañeritos.

Sasuke en cambio, nació en medio de una familia podrida en dinero y tradiciones.

Muchas décadas atrás, los Uchiha fundaron una pequeña empresa que sólo se dedicaba a dar mantenimiento a los primeros automóviles que existieron, el local Uchiwa creció y creció hasta que se convirtió en Grupo Uchiwa, un monstruo de empresa trasnacional fabricante y distribuidor de autos por todo el planeta, el Grupo poseía diez marcas: Uchiwa, Auri, Bugaddi, Lambordini, Porzshe, Ducadi, Nesan, Atlanta, Tsuki y Marian. Como accionistas principales, los Uchiha siempre mantuvieron el mando del grupo, el líder de la familia era casi considerado como el dueño total de la empresa, aunque todos los miembros de la familia tenían acciones (pequeñas o medianas) en el grupo. Sasuke era el hijo mediano de Uchiha Fugaku, actual líder. Su hermano mayor se llamaba Itachi y su hermana menor, Kimiko.

Cualquiera pensaría que, siendo un niño rico Sasuke había sido criado como todo un príncipe. La verdad no, Fugaku creía que la experiencia forjaba el carácter (para tomar el mando de la empresa) de una persona, por lo que los hermanos Uchiha fueron de todo menos unos niños consentidos; Sasuke en toda su vida fue desde chalán de mecánico, mecánico, ayudante de ingeniero y quién sabe cómo, también fue mesero.

 

A pesar de eso, Sasuke había sido un niño feliz. Admiraba a su padre que trabajaba arduamente, amaba a su madre Mikoto que lo consentía cada vez que el señor Uchiha no estaba mirando, quería muchísimo a su hermano mayor con el que siempre se peleaba, jugaba y pasaba el rato a su costado pegado como chicle, y quería con su alma a Kimiko, a la que le jalaba los cabellos para ver si no eran serpientes.

Pero antes de que Sasuke cumpliera ocho años… pasaron muchas cosas. La peor de todas: Uchiha Mikoto y Kimiko tuvieron un accidente y la madre quedó en estado vegetal.

Lo que vino después no ocurrió repentinamente pero sí se notó con el tiempo: la familia del líder del Clan Uchiha se rompió.

¿Quién recordaría al Sasuke que sonreía felizmente mientras correteaba a Kimiko para que ella le diera un pedazo de pastel y era detenido por Mikoto? ¿Quién recordaría a la Kimiko que metía su dedo bajo la plancha con la que su madre intentaba arreglar la ropa? ¿Quién recordaría al sereno líder que reflexionaba los problemas junto a su esposa y no se molestaba con éstos? ¿Quién recordaría al herido Itachi que, sin mirarla, le contaba a Mikoto cómo sentía que no podía con la responsabilidad de ser el heredero? ¿Quién…? ¿Quién…? ¿Quién recordaría a Mikoto tal y como era?

Pensando en distraer a su hijo del dolor, Fugaku envió a Itachi (quien visiblemente fue el más afectado) a estudiar a Wolfsburg, Alemania con su primo Shisui y él mismo se hizo cargo de los otros dos, bueno, sólo de Sasuke porque Fugaku dejó a Kimiko con el viejo Uchiha Kagami, se supone que ella le haría compañía en su vejez y lo cuidaría pero resultó al revés; Kimiko no salió gravemente herida en el accidente que sufrió con su madre pero se golpeó la nuca muy fuertemente. Kimiko quedó completamente ciega. Así que una niña ciega hacía compañía a un Uchiha senil mientras éste la cuidaba. En conclusión: la familia se separó cuando debió de estar más unida.

Naruto encontró a Sasuke en medio de ésta situación.

Para el Uzumaki el Uchiha hasta entonces le había parecido un chico bastante alegre, mimado y molesto, por eso no le agradaba nada; pero cuando lo encontró hecho bolita bajo el árbol más alejado y escondido del colegio, Naruto no pudo evitar sentirse mal.

Parece que está solo… como yo, pensó Naruto de siete años.

Y a partir de ahí, a Naruto su compañero ya no le pareció el estúpidamente arrogante niño Uchiha. No por más frio que se volvió el chico, no por más grosero que se portaba con sus superiores, no por más que molestara a Naruto, por que sí, Sasuke tomó la mala costumbre de molestar a Naruto; le quitaba sus cosas, se burlaba de él, lo empujaba, lo humillaba… Naruto se enojaba mucho, sobre todo porque los profesores nunca le creían a él que Sasuke le fastidiaba “¿cómo si es un alumno modelo y tú un burro? Ya deja de querer arruinar la vida de Uchiha” le decían. Entonces Naruto se tomó las cosas personales contra Sasuke, lo convirtió en su meta a superar, lo convirtió en su rival.

¿Cómo es que Sasuke  y Naruto terminaron siendo amigos? No se dio de la noche a la mañana, ni si quiera hay un día en el que se pueda decir ah desde tal fecha son amigos. Lo más probable es que comenzó cuando Naruto niño decidió defenderse y vengarse.

 

Él sabía que esa cosa causaba daño, mucho daño pero jamás pensó que mataría. Él sólo estaba pensando en que por la culpa de ese niño toda su preciada ropa había terminado en el drenaje, ¡Naruto no era rico como él, Naruto no tenía dinero para comprarse más! Pero Sasuke lo iba a pagar.

Apretó fuertemente la navaja que había encontrado en el cuarto del abuelo Jiraya y se dirigió a aquél árbol tras el que estaba Sasuke, tan campante como siempre. Naruto alistó su arma y se paró frente al Uchiha, dispuesto a herirlo, dispuesto a hacerle pagar. Pero no pasó nada. Sasuke estaba hecho bolita, temblando como si tuviera miedo, temblando como si estuviera llorando.

“Está solo” dijo una voz en la cabeza de Naruto.

La cruda realidad golpeó a Naruto en el rostro e hizo que tomara conciencia de lo que iba a hacer. ¡Lo iba a herir sólo por su estúpida ropa!

Naruto no sabía qué hacer, estaba seguro de que Sasuke ni quiera sabía que él estaba ahí. ¿Entonces debería de huir? Si sus piernas hubieran respondido quizá lo hubiera hecho. Lo único que atinó a hacer fue a recargar su espalda contra el tronco y dejarse resbalar hasta quedar sentado junto a Sasuke.

—Yo también estoy solo Uchiha, dattebayo.

Sasuke no alzó la mirada, no respondió siquiera.

Fue por esas fechas cuando Sasuke dejó de ser de los chicos que molestaban a Naruto; pero tampoco lo defendió, ni siquiera le habló.

¿Qué fecha era? ¿Diez de mayo?

Naruto suspiró.

¿Dios existía? Si era así ¿por qué se había llevado a SU mamá? ¿Por qué? ¿Por qué si sólo tenían que morir los malos? La mamá de Naruto no había sido mala, había sido la mejor persona del mundo ¿por qué se la arrebataron entonces?

¿Y por qué le tocaba a él ver a esos mocosos restregarle a sus estiradas madre en su cara? ¿Por qué? ¿Por qué ellos sí y Naruto no? ¡¿Por qué?!

Naruto se limpió la lágrima que resbalaba por su mejilla y volvió a suspirar.

—Yo también estoy solo, Uzumaki.

Naruto no alzó la mirada, no respondió siquiera.

Así se solidificó todo. Las cosas avanzaron lentamente.

Cuando finalizaron la secundaria, Uzumaki Naruto ya podía afirmar orgullosamente en su interior que su mejor amigo era Uchiha Sasuke, y sabía que Sasuke pensaba lo mismo de él.

Ambos competían en los videojuegos que había en la casa de Sasuke, hacían sus entrenamientos ninjas en el colegio como si fueran los más fuertes, se tiraban en el parque a hacer nada, discutían por todo, se llevaban la contraria, se molestaban el uno al otro, trabajaron en el mismo restaurante (ahora sí aclaro: por idea de Naruto que quería comida fácil y a la mano), se enamoraron de la misma joven profesora de deportes que les dio alas a los dos y luego los botó por ser muy jóvenes para ella, y a veces (sólo a veces) seguían al abuelo Jiraya cuando iba a hacer “investigaciones para su siguiente libro”.

Las cosas cambiaron cuando Sasuke no ingresó a la preparatoria con Naruto, como lo habían planeado. El señor Fugaku lo había enviado a Oxford, Inglaterra, a estudiar bajo la supervisión de Orochimaru.

Por un tiempo los dos se mantuvieron en contacto pero ocurrieron muchas cosas que los distanciaron (emocionalmente quiero decir, porque físicamente-de Japón a Inglaterra- ya estaban muy separados) hasta que perdieron todo contacto y cada uno encontró diferentes amigos. A pesar de todo eso, Naruto siguió siendo el mismo chico alegre, hiperactivo y leal que si

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2024-05-19

 

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