Colonos by Joseleg

 

 

 

Colonos by Joseleg
Summary:

Continuación de Una Histora de Escuela de la serie Colonos.


Categories: VIDEOJUEGOS, ORIGINALES, GUNDAM (SAGAS) Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Angustia, Ciencia Ficción, Drama, Fantasía, Misterio, Romance
Advertencias: Lemon, Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje, Tortura
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 12 Completed: No Word count: 45976 Read: 2611 Published: 22/05/2011 Updated: 15/08/2011
Summary:

Continuación de Una Histora de Escuela de la serie Colonos.

 


Categories: VIDEOJUEGOS, ORIGINALES, GUNDAM (SAGAS) Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Angustia, Ciencia Ficción, Drama, Fantasía, Misterio, Romance
Advertencias: Lemon, Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje, Tortura
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 12 Completed: No Word count: 45976 Read: 2611 Published: 22/05/2011 Updated: 15/08/2011
Story Notes:

Aunque es una historia original, voy a tomar elementos de Gundam, Code Geass, la guerra de las galaxias, SRW y Xenogears

Mechas.

E-01 Espada

E-05 Espada MkII

E-05n Espada Noble

E-06 Private

E-06b Private Brasil

https://www.uploadimage.com.ar/images/57280435374571889386.jpg

S-11 Sarcos

S-12 Sarcos MkII

https://www.uploadimage.com.ar/images/78184525665614127931.jpg

yS-22 Lumina

https://www.uploadimage.com.ar/images/91827318930747811649.jpg

 

 

Story Notes:

Aunque es una historia original, voy a tomar elementos de Gundam, Code Geass, la guerra de las galaxias, SRW y Xenogears

Mechas.

E-01 Espada

E-05 Espada MkII

E-05n Espada Noble

E-06 Private

E-06b Private Brasil

https://www.uploadimage.com.ar/images/57280435374571889386.jpg

S-11 Sarcos

S-12 Sarcos MkII

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yS-22 Lumina

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Capítulo 1. El Anillo del Obispo. La colonia de Leo. by Joseleg
Author's Notes:

Despues de unas semanas de mucho trabajo, por fin tego tiempo de regresar a escribir.

Author's Notes:

Despues de unas semanas de mucho trabajo, por fin tego tiempo de regresar a escribir.

Lagrange 1 uno de los 5 puntos en que las gravedades de dos cuerpos grandes se compensan de tal modo, que un objeto más pequeño puede permanecer sin ser afectado por las dos gravedades de los objetos más grandes. Desde tiempos antiguos fueron elegidos como los emplazamientos más propicios para la colonización del espacio. Y así fue, en 2140 la antigua nación de los Estados Unidos de Norte América junto con la desaparecida Unión Europea desarrollaron en L1 la primera colonia espacial, con un diseño basado en el Anillo del Obispo. ¿Pero, porque construirla en L1?

 

No todos los puntos de Lagrange poseen la misma estabilidad gravitacional, de hecho, los dos puntos más estables eran L4 y L5, así que, ¿porque tener que diseñar una colonia que debiera pasar parte de su energía a un sistema de recolocación periódica?. La respuesta simple era la de los decursos, en L1 es mas fácil coordinar misiones y rutas de tráfico desde la tierra, haciendo que la colonia L1 fuera la posición con mayor potencial económico de todos los puntos, una mina de oro, o mejor dicho, la mejor ruta a las minas de la Luna.

Los Estados Unidos lograron hacerse con el control de aquella posición, mientras que las naciones de Europa se repartían rápidamente las demás posiciones, hasta que en 2148 comienza la construcción de la colonia China en L4 según el diseño del Cilindro de McKendree.

Las tensiones entre las potencias y las naciones emergentes por el acceso al espacio, conllevó a la III guerra mundial entre 2150-2161, mejor conocida como la guerra de las Colonias Espaciales. Durante esta época, los aceleradores Cuánticos de Efecto Casimir-Polder se hicieron más potentes, permitiendo a una nueva generación de cruceros combatir, no solo en mar, o tierra, también en el espacio. Las batallas de inmensas flotas cerca de las colonias condujeron a una cantidad de bajas civiles antes inconcebibles, la muerte de al menos dos tercios de los colonos originales de L1 y la destrucción completa de la primera colonia de L4 conocida como la batalla de Dongfeng, convencieron a ambos bandos, que la guerra en el espacio era inviable en términos económicos, por lo que una paz inestable fue cerrada, no habría combates en las colonias de ningún tipo. Todo debería ser saldado en tierra o mejor dicho en La Tierra. Y así el gran tratado de no proliferación de armas en el espacio fue firmado.

 

–¿Crees que está bien que, estemos aquí entrenando soldados?  –preguntó Santiago preocupado, mientras observaba una enorme lápida de titanio con la historia de la III guerra mundial. Santiago era ya un joven de unos 18 años de edad, su tez oscura y sus cabellos y ojos castaños lo diferenciaban mucho del resto de oficiales jóvenes de la CEA, aunque sus habilidades eran incuestionables. Vestía el nuevo uniforme de los oficiales de bajo rango, una cazaca azul que bajaba hasta las rodillas sobre unos pantalones y unas botas de cuero, en las manos había un par de guantes, y sobre el guante izquierdo una terminal computarizada con acceso irrestricto a una gran cantidad de bases de datos militares

–No sé, ni me preocupa – contestó Lara con algo de apatía – mis órdenes son entrenar a estos simios para que se conviertan en soldados decentes y ya –

Lara era una chica rubia, estaba ataviada con las mismas prendas militares que Santiao, aunque las señales de rango indicaban que ella era una Alférez de segunda clase, mientras que Santiago dera de primera clase. En realidad Ella había sido Teniente segundo unos meses antes, pero debido a un acto de insubordinación con un Capitán, fue degradada (…). Era una chica de tez mas bien pálida, de ojos claros y cabello rubio como el oro, la imagen perfecta, del modelo perfecto, del ideal perfecto con que los niños de probeta nacían en las cunas de los pudientes dela CEA.

 

–Vamos, ¿es que acaso nunca piensas en tus órdenes? –

–En ocasiones –contestó ella – pero recuerdo mi posición, ¿acaso tu no lo haces? ¿Señor heredero de Mcfondos Inc? –

–Sabes que ya no lo soy – contestó Santiago –desde la muerte del viejo (…)–

–Al menos no te despojaron del apellido – contestó ella con una mirada maliciosa – si no, no sé cómo la amarillita te llamaría, siempre es Foster-sama, Foster-sama, baj, si yo tuviera novio no lo llamaría por su apellido, eso es tan impersonal –

–Que, ¿estas celosa? –

–¿Celosa yo? –

–Vamos, no has tenido un descanso desde la última vez que nos vimos con Mily, hace 6 meses –

–Es cierto – contestó Lara tornándose algo melancólica – desde lo que sucedió en la Villa –

–Eso lo sé, yo estuve allí, ¿no lo recuerdas? –

–Lo sé, pero – entonces Lara recordó aquella imagen, el incendio, y al príncipe Rafael, luego, una mancha de sangre – ¿que pensará de mi Rafael en estos momentos? –

–Que le salvaste la vida –

–Siempre tan optimista – contestó Lara – eso es lo que he aprendido a apreciar de ti –

–mmm, ¿O sea que ya me aprecias? – dijo Santiago acercando su rostro al de Lara, pero esta lo dobló de un puñetazo en el abdomen.

–No te sientas tan afortunado, “galán” – contestó Lara mientras presionaba sus manos de forma tal que podía escucharse traquidos de sus articulaciones

–Hey, coj, coj, aún sigo siendo tu superior –

–Solo en las horas laborales, Alferez de Primera Foster – contestó Lara marchándose con un saludo militar.

Santiago no había logrado graduarse de la Academia de San Rebalais, el viejo Aston Foster murió a manos de un asesino psíquico pocos meses antes de finalizar el último año de educación de Santiago, después de eso, todo fue de mal en peor. Los miembros de la Academia se dieron cuenta de las irregularidades que había cometido el viejo para que su único hijo pudiera estudiar allí, y en especial su carencia de habilidades psíquicas. Santiago fue expulsado, pero gracias a su maestro, el Gran Maestro Telamita James Paul Jones pudo ingresar al ejercito como un oficial.

Como si eso no fuera poco, un abogado logró impugnar la herencia del joven Santiago desbaratando el proceso de adopción de Aston Foster, por lo que el dinero fue a parar a los miembros del comité de McFondos Inc.

Ahora Santiago trataba de hacer su vida como un soldado y su comisión aquí, en la colonia espacial de Leo en L1 era la de reclutar y entrenar soldados para la infantería del ejército de la CEA. A pesar de todo el proceso no era tan complejo, durante los últimos años una ingente cantidad de desplazados la región aliada de Brasil, y de las áreas 7 y 8 en las que se había dividido el imperio de Argentina habían viajado al espacio en busca de mejores oportunidades de vida como obreros de las colonias en construcción. Oficios peligrosos, dadas las malas condiciones laborales y el pésimo equipo con que trabajaban debido a la avaricia de los comerciantes.

 

–Bueno, supongo que debo regresar al trabajo – dijo Santiago sin mucho entusiasmo. Santiago avanzó por una escalinata, donde lo esperaba una guardia de cuatro soldados, todos hombres a los que el mismo había ayudado a entrenar. Lo recibieron con un saludo militar.

–Ya muchachos, basta de tonterías –

–Pero señor –

–Sí, ya se es el protocolo, pero no deja de ser molesto – contestó Santiago – bien vámonos –

Los cinco hombres subieron a un auto de servicio civil, el cual era de conducción automática. Avanzaba por un sistema de computadoras que maximizaba el espacio en las estrechas calles de la colonia de Leo.

–Señor – dijo uno de los soldados – dicen que la Unión se está fragmentando –

–Bueno, supongo que el deseo de homogeneizar la raza no le cayó muy bien a los rusos – dijo Santiago sin mucho interés.

–¿Cree usted que podría llevarnos a una nueva guerra? –

–Casi cualquier cosa nos lleva a la guerra – contestó otro de los soldados

–Deberías estar contento – repuso el tercero – al menos así tendremos algo de acción –

Santiago entonces tuvo una visión fugaz, de un campo de batalla, un incendio en una selva, con una gran cantidad de cadáveres a su alrededor.

–Solo los estúpidos que no han estado en una guerra pueden anhelarla – contestó Santiago con algo de amargura.

–Lo siento Señor –

–Igualmente –

–También yo –

Contestaron los soldados.

 

–¿Que quiere decir con que mi tarjeta no está en la base de datos? – preguntó una joven mujer de piel canela y cabello oscuro rojizo.

–Disculpe señorita… Guerrero – contestó la azafata de recepción – pero como puede usted ver, su visa no aparece en nuestra base de datos, parece que los del puerto espacial de Brasilia no digitaron bien su número de identificación o tal vez se trate de un error del sistema, y  en ese caso deberá esperar aquí en la sala –

–¡Maldición! – gritó Karen molesta – tengo una cita importante y no puedo retrasarme, es que no entiende ese concepto? –

–Lo siento señorita Guerrero, pero no podemos dejar ingresar a nadie a la Colonia a menos que tenga los papeles en regla – dijo la Azafata –pero no se preocupe, esto sucede muy a menudo con nuestros nuevos ciudadanos de la Región Aliada de Brasil, en unos momentos se solucionará –

Karen se cruzó de brazos mientras hacía mala cara mirando el reloj.

 

–No puedo creer que vamos a recoger a la señorita Sakamoto – dijo uno de los guardias de Santiago, mientras se acercaban al área del puerto.

–Pareces un perro baboso, además ella se retiró hace mucho del canto, no creo que siga siendo tan bonit… – los otros tres compañeros le taparon la boca, mientras Santiago los miraba de reojo.

–pss, tonto, ¿que no sabes que el Alferez Foster es el novio de la señorita Sakamoto? –

–Eso no lo sabía –

–Bueno, ya, basta de cháchara – dijo Santiago algo molesto por el tono personal que había adquirido la conversación – venimos aquí para recibir a la Teniente primero Sakamoto Hitomi, no por nada personal, ¿está claro? –

–Señor, si señor – contestaron los hombres poniéndose firmes.

 

“Porque me asignaron a los cuatro chiflados?” dijo Santiago, mientras las puertas del lugar se habrían dejado pasar a varias personas.

–Espérenme aquí –

–Pero señor –

–Pero nada! – Farfulló Santiago – saben muy bien que ustedes no podrían detener a un Psíquico, así que la misma me da, quédense aquí –

–Si señor – contestaron los cuatro un poco tristes.

Santiago ingresó al puerto, donde averiguó el que el vuelo procedente de la tierra se había retrasado por fenómenos meteorológicos de la atmosfera, por lo que Hitomi no llegaría hasta dentro de una hora.

–¡Por fin! – dijo una voz femenina a su lado, casi que arrebatándole un carnet a una de las azafatas – ¿su incompetencia no conoce límites? –

Santiago sintió un estremecimiento, aunque jamás había logrado dominar sus poderes psíquicos, si que podía sentir a un psíquico poderoso a corta distancia, una sola mirada de reojo basto para ver a la persona que causaba tal estremecimiento, era tan solo una chica, casi de su edad, pero había algo extraño en ella, su piel.

Los psíquicos, niños de probeta, sensibles al Ether, manipuladores del Wilt, muchos nombres para un solo tipo de individuos, aquellos que podían hacer uso de los poderes de energía como los de las películas antiguas. Se pensaba que sus habilidades habían sido manufacturadas o enviadas por dios a los monjes de Telamais, y estos los proporcionaban a los niños al manipular los genes de sus mitocondrias. Las modificaciones no se extendía solo a esos caracteres, generalmente se fabricaban individuos de piel blanca y ojos claros, cabello rubio o negro y de apariencia occidental, el ideal caucasoide según algunos. Muy pocos individuos eran fabricados bajo características de otras poblaciones humanas, aunque el más poderoso psíquico conocido había sido fabricado según características de la raza negra. Aun con ese precedente, que un psíquico tuviera facciones “latinas” de la América del sur era algo extraño, aun para Santiago pues el mismo tenía esas características, una piel más oscura y ojos castaños.

La chica inmediatamente notó la mirada de Santiago, tomó su maleta y salió como alma que lleva el diablo.

–Me dice que el vuelo se demorará? – dijo Santiago a la azafata, pero observando a la mujer de manera suspicaz.

–Al menos una hora – contestó la azafata.

 

Santiago salió muy serio del puerto.

–Señor, ¿que pasó con la señorita Sakamoto? –

–Ahora no – contestó Santiago – esperen aquí, pero estén alerta –

–¡Pero señor! –

Santiago lo detuvo con una mirada, mientras avanzaba hacia la posición norte del Anillo del Obispo. La colonia espacial Leo había sido construida en forma de anillo giratorio, de forma tal que la fuerza centrífuga generaba gravedad artificial. La ciudad como tal estaba construida en lo que sería la cara interna del anillo, mientras que en la parte más externa se encontraba todo el sistema de mantenimiento de hábitat y de transportes y manufactura. A pesar de esa gran tecnificación, la ciudad se había desarrollado casi como cualquier otra, y por lo tanto se podían encontrar zonas que eran un verdadero cuchitril, viviendas mal construidas, modificadas parciamente etc. A una de esas zonas fue a dar Karen.

 

 

–¿Que hace una señorita tan rica, delicosa, hermosa, por aquí? – dijo un malviviente que le salió al paso.

–Tengo una cita, pero no precisamente con tigo – contestó Karen.

–Es cierto – dijeron un par de hombres que salieron como de la nada vistiendo abrigos negros y gafas oscuras.

–¿Ustedes? – dijo Karen sorprendida.

–Pensaste que podías escapar de nosotros? – Contestaron los hombres –tu abuelo obtuvo cierta tecnología de un asociado nuestro de forma, digámoslo así, fraudulenta, es por eso que nos decisiones de el –

–¿Que paso con Aeronovich? – preguntó Karen metiéndose la mano a la cartera.

–¿El Gordo? – Dijo uno de los hombres al otro con una risa maligna – él nos traicionó a todos, su existencia se convirtió en un problema para nuestra nación naciente, y por eso tuvimos que disponer de él y de sus asociados, como tu abuelo. ¿Pensaste acaso que viniendo aquí lograrías seguir con su legado al lado del Gordo? –

–Acéptalo niña, caíste en una trampa tan fácilmente, que no podemos creer que tu hubieras sido el piloto del Demonio Rojo –

–Y ahora, ¿piensan matarme? –

–Bueno – dijo uno de los hombres del abrigo sacando un revolver bastante anticuado – esa es la idea de una trampa, ¿no? –

–Pues creo que olvidan algo – contestó Karen

–Y ¿de que se trata? –

–¡De esto! – dijo Karen exponiendo sus manos al frente, y generando un impacto de energía que derivó a los dos hombros, había sido un golpe psíquico!. En eso, Karen aprovechó el descuido de los sujetos para salir a correr tan rápido como pudo.

–Maldición – dijeron los hombres

–¡Si esa perra se nos escapa y le cuenta algo a los militares estaremos todos perdidos! –

–O, ¿en serio? – preguntó el otro hombre con sarcasmo mientras comenzaba la persecución.

 

Karen avanzó rápidamente entre las callejuelas ingresando a algunas casas, atravesando patios, subiéndose por andanadas, aterrizando en cuartos, saliendo por ventanas, hasta que al final dio con un puente, pero al otro lado se encontraba el, el sujeto que había visto en el puerto.

–Es raro ver a un psíquico correr de esa manera – dijo Santiago con una mirada llena de confianza.

–¿No te han enseñado que no debes entrometerte en los asuntos de otras personas? – contestó Karen.

–Bueno, se supone que soy un oficial militar, y que debo estar atento a los detalles, que debo investigar si veo cosas sospechosas, en otras palabras, es mi trabajo – contestó Santiago encogiéndose de hombros.

“No parece estar con los asesinos, pero, ¡debo librarme de este idiota antes de que esos orangutanes me alcancen!”

–En serio me gustaría quedarme a charlar con tigo papi, pero, en serio tengo muchas cosas que hacer – y dicho esto, Karen se arrojó del puente hasta la zona inferior a casi 7 metros. Pero al levantar la mirada ya en el suelo, observó que Santiago había realizado lo propio.

–Eres hábil, pero no tanto – dijo Santiago – entre más me evadas, más interesado estaré en ti –

Karen extendió su mano para liberar un golpe psíquico, pero Santiago simplemente se movió secamente, mientras su corto cabello era agitado por las corrientes de aire que liberaba la turbulencia de presión.

Karen lo miró con ira atacando nuevamente, pero del mismo modo Santiago lo evadió. Karen se puso roja de la ira y empezó a atacar y atacar y atacar del mismo modo, pero Santiago los evadía, cada vez de un modo más y más caricaturesco, sentándose, levantando una pierna, haciéndose el dormido, saltando y abriendo sus piernas, hasta que al final Karen terminó de rodillas, respirando rápidamente y completamente agotada.

 

En eso llegaron los dos sujetos con las armas en la mano, pero al ver el uniforme militar de Santiago se detuvieron.

–Oficial, asunto policiaco – dijo uno de los hombres sacando una insignia, se trataba del único cuerpo amado que se suponía debía tener de forma autónoma una colonia, la policía.

–Las fuerzas locales del orden, siempre tan oportunas – dijo Santiago mientras sacaba el carnet de visa de Karen, pues había visto donde lo había guardado en el puerto, mientras sostenía con fuerza los brazos de la chica que aun trataba de morderlo.

–Ella es una peligrosa delincuente – dijo uno de los hombres.

–¿En serio? – dijo Santiago de reojo – y ¿cuál fue el delito? –

–Al parecer ella está involucrada en un robo que sucedió hace unos días en el banco central de Leo –

–No me diga – dijo Santiago – ahora explíqueme un detalle, tal vez pueda ser insignificante en su profunda y muy profesional investigación, pero, ¿cómo puede alguien cometer un robo en un lugar en el que no ha estado nunca? –

Los hombres miraron a Santiago con molestia

–Según la Visa de la chica, no hace ni tres horas que llegó a la ciudad – dijo Santiago llevándose la mano al cinturón, para tomar su sable de metal líquido.

Uno de los hombres hizo ademan de subir el arma pero, el otro lo detuvo.

–Entonces se trata de un error – dijo – nos disculpamos con usted Alférez, no se repetirá, se lo aseguro –

–Eso espero – contestó Santiago algo molesto. Espero allí hasta que los hombres se retiraron.

– ¿Cómo te llamas? – preguntó Santiago.

–Eso ya debes saberlo – contestó Karen, mientras se echaba sus largos cabellos que le caían en la frente hacia atrás.

–Sí, pero, ya sabes, es un acto de cortesía presentarse uno mismo – contestó Santiago con una sonrisa amable.

–Guerrero, Karen Guerrero – contestó ella.

–¿Guerrero? – Dijo Santiago –bueno, supongo que los apellidos latinos se hacen más comunes en esta ciudad cada día. Yo soy Santiago, Santiago Foster –

–¿Y bien? – preguntó Karen.

–Y bien ¿qué? –

–¿Que vas a hacer con migo? – preguntó Karen

–Bueno, haría tantas cosas – dijo Santiago con un tono más bien insinuante y con una mirada tan lasciva que Karen por instinto se llevó los brazos al pecho y retrocedió.

–Jajajajajajajaja, ¿realmente te lo tomaste en serio?, jajajajajajaja, no ya, coj coj, ya en serio, puedes irte –

–¿Qué? –

–Lo que escuchaste – dijo Santiago – tu visa es legal, y mi lector tiene acceso a todas las bases de datos, incluso a aquellas que los contrabandistas no pueden alterar, y los archivos de ti están limpios, así que p8iedes irte, y no te preocupes por los polizontes, yo me encargo de ellos – dijo Santiago guiñándole el ojo derecho.

Karen bajó la mirada, tomó aire y dijo.

–¡Yo puedo cuidarme sola! –

 

Y dicho esto se marchó.

–Que encantadora dama! –

En eso, la terminal que Santiago tenía en el brazo izquierdo comenzó a sonar.

–Ups – dijo Santiago levantando el brazo y activando el proyector de hologramas. La imagen que apareció fue la de una Hitomi sumamente enfadada.

–¡Santiago Foster-SAMA! –

Regresar al índiceCapítulo 2. El Príncipe Negro by Joseleg

 

–Demasiado poder es peligroso, e inestable – dijo Rafael observando la situación al otro lado de la frontera con la Unión de Repúblicas Han. Rafael Phipps como ahora de hacía llamar se había convertido en un eficiente militar, aunque comenzó desde lo más bajo por así decirlo, siendo teniente. Su gran inteligencia y astucia le conllevaron a convertirse en un oficial de rango en muy corto tiempo y muy apreciado por sus subalternos. Muy pocos sabían de su verdadera identidad dentro del ejercito de Grimaldi, tan solo su querida prima Mily que también había seguido el camino de las armas, aunque a diferencia de el, no había sido enviado a aquel moridero en que se había convertido la región de Vilnius en la antigua Lituania, debido a las décadas de guerra fría con la Unión de Repúblicas Han al otro lado.

–Capitán. Están avanzando – dijo un joven cabo de origen Han, que se había pasado al bando de Grimaldi tiempo atrás. Su nombre era Zu Quiao.

–Excelente – contestó Rafael con una mirada profunda en el campo de batalla.

–Señor, ellos son más que nosotros – dijo Zu

–Y eso cuando te ha importado mi gran Caballero – contestó Rafael tomando una pieza de ajedrez de un tablero que tenía en la mesa de campaña.

–Señor, los hombres, están inquietos por lo que puede suceder – contestó Zu

–¿Y tu? –

–Lo seguiría hasta el infierno de ser necesario, ¿no es ese el deber de un soldado con su comandante?, aun así me temo que mis compañeros no comparten ese punto de vista –

–Siempre tan idealista y al mismo tiempo tan realista, ¿no es así?, Pero, déjame preguntarte algo joven soldado Quiao, ¿cuando les he quedado mal a ustedes? –

–Nunca señor –

–Entonces recuérdales esto a mis buenos hombres – dijo Rafael – esta batalla puede parecer pequeña, algo que ni siquiera aparecerá en las noticias de esta noche, pero cambiará nuestro mundo para siempre. El gobernador Han está intentando utilizar el odio para mantenerse a él y a su sistema en el poder, pero el pueblo Letonia, Bielorusia y Rusia está descontento, y solo basta una chispa para que todo explote. Si lo detenemos aquí lo suficiente, las levas que él está reclutando a la fuerza se volverán en su contra, y … –

–Bueno, creo que estoy divagando un poco – continuó Rafael – muevan todo, nos moveremos al punto Cobra 1357 al norte –

–¿Escaparemos? –

–No exactamente – repuso Rafael  señalando su cabeza con el índice– pero eso es un secreto –

Las fuerzas del Gobernador Han eran al menos del doble de unidades, pero todas viejas y mal equipado, y sus tropas, a lo sumo si sabían leer lo suficiente como para entender los comandos de sus máquinas. Muchos ni siquiera podían hacerlas caminar, y la levitación era un verdadero problema, debido a que se estrellaban con todo. Su única alternativa era desplegarlos en posiciones estáticas para realizar un bombardeo. Por esa razón, a pesar de tener el doble de exoesqueletos y dos aerotransportes más que Rafael no había podido atacarlo como deseaba. Siempre que el Gobernador se movía a una posición para atacar a Rafael, este se movía, y si el Gobernador intentaba atacar un pueblo, Rafael avanzaba cruzando la frontera, destruyendo selectivamente puestos de comando de los Han, atacando las zonas de almacenamiento de alimentos y repartiéndolos entre la población local junto con una nutrida cantidad de propaganda.

 

–Chiquillo desgraciado – dijo el Gobernador en Mandarín a sus oficiales –¡¡ no sabe hacer la guerra con exoesqueletos!!, pronto tendrá que quedarse sin energía –

–Señor – dijo un soldado – ¡han atacado la planta de energía de nuestra base al otro lado de la frontera! –

–Imposible, está muy lejos del rango de operación de un exoesqueleto, y nuestros informes indican que el Aerotransporte del mocoso no están lo bastante cerca –

–Señor, ha sido una revuelta –

–¿Que dijo? –

El Gobernador rompió el cólera, decidiendo realizar un ataque definitivo contra aquella peste a la que había decidió atacar de manera tan descuidada.

 

–¿Es una vista interesante, no crees? – dijo Rafael a Zu, mientras observaban un claro en el bosque, donde se extendía un tapete verde.

–¿Crees que nuestros perseguidores estén enterados de este detalle? –

–¿Cual detalle? – preguntó Zu

–Rayos, eres un buen soldado Zu, pero a veces te quedas corto para una buena conversación – dijo Rafael extendiendo su brazo, luego un trozo de tierra en frente de él, comenzó a vibrar, el pasto se desenganchó, luego un trozo delgado de tierra salió flotando y debajo un fragmento de hielo.

–Interesantes las destrezas que aprendes viajando – dijo Rafael presumiendo de sus destrezas con al telequinesis, aunque era algo que Zu ya había visto antes.

–Pues tampoco aparecía en nuestra base de datos – contestó Zu mirando por el hueco– nadie pensaría que esto es un lago–

–Sí, ya lo sé – contestó Rafael un poco molesto de la falta de imaginación de Zu – escúchame, quiero que coloques al Avalon justo en medio de ese lugar –

–Pero señor –

–Sin ninguna unidad – dijo Rafael adelantándose a las objeciones de Zu – todos estarán ocultos tras esos árboles, con los motores apagados, de esa manera los radares térmicos no los detectaran, dejen que la nieve los cubra lo bastante como para pasar de ser percibidos –

–Señor, es un plan arriesgado, los sistemas podrían fallar por el frio – contestó Zu

–¿Solo los sistemas? – Preguntó Rafael con un tono serio – ustedes correrán un gran riesgo, es un plan problemático si no tienen la confianza suficiente en que venceremos –

–Señor, con todo respeto, el Gobernador Han podría no presentarse –

–Después de nuestro regalito en su planta de energía lo dudo, esa planta de energía abastecía un pequeño pueblito donde nuestro templado comandante gustaba de pasar su tiempo libre con jovencitas, sabes a qué me refiero – dijo Rafael – el vendrá, estoy seguro de ello, y para probarlo a ustedes, yo mismo estaré esperado en esa colina hasta que el tonto aparezca o hasta que mi trasero se congele –

–Señor, es peligroso para usted –

 

–Lo sé – contestó Rafael mirando al cielo, se acercaba una tormenta de nieve, esa noche sería fría – pero, si el rey no avanza, ¿cómo lo seguirán sus súbditos? –

 

Y de ese modo, la nave de Rafael se despojó de todos sus exoesqueletos, alrededor de 40 unidades tipo Espada MkII, la piedra angular de los ejércitos mecanizados de Grimaldi, aunque para esas fechas ya eran más una chatarra antigua debido a la implementación de una nueva serie de exoesqueletos de producción en masa. Ahora, los comandantes a los que se les asignaban los Espada MkII eran el hazme reír del reino.

Rafael tomó el mando en uno de aquellas máquinas, exactamente igual a las otros, no tenía modificación alguna para hacerlo más poderoso. Ingresó en la cabina, y junto con el resto de sus fuerzas se ocultó en la espesura de un bosque en la parte norte de una colina, mientras la nieve del invierno caía de forma lenta pero segura. Las unidades esperaron de rodillas hasta que sus enemigos mordieran el anzuelo.

Los minutos pasaron, las horas pasaron, mientras que el frio en las cabinas se hacía cada vez más insoportable, los pilotos podían ver las nubes de vapor que salían de sus bocas, teniendo solo sus trajes de piloto y unas viejas mantas de lana que les habían regalado unos pastores unos días antes. Algunos, como Zu y el propio Rafael pasaban en tiempo comiendo unos bocadillos de queso que les habían dado los mismos pastores.

Entonces, justo cuando algunos hombres estaban a punto de echar a caminar sus máquinas en un motín se vio la señal, ráfagas de ametralladoras Vulcan. Una fuerza de unos 80 exoesqueletos de clase Sarcos MkI avanzaban hacia la nave de Rafael, aunque, había algo extraño. Scifi books reviews

–¿Por qué no avanzan levitando? – se preguntó Zu, mientras veía como los enemigos avanzaban caminando en lugar de usar los propulsores de las piernas, algunos se caían en el suelo, otros, simplemente se quedaban parados en el lugar.

–Señor, es hora – dijo Zu por la radio.

–Rompiste el silencio radial muy rápido – contestó Rafael mientras esperaba en una posición cómoda, con una mano en un vaso de café y otra en la pieza del rey – debemos esperar un poco más, ¡así que todos cálmense! –

Entonces la clase Variag avanzó en la planicie, y lo mismo hicieron la mayoría de sus unidades aunque muy lentamente, pero tan pronto como la mitad estuvo dentro de la planicie, comenzaron a escucharse ruidos extraños, el suelo bajo sus pies que parecía tan plano, uniforme y firme se había convertido en rocas de hielo que se habrían bajo el peso de las unidades Sarcos. Pronto, los exoesqueletos quedaron hasta la mitad de su cuerpo en medio de un fango muy espeso, mientras que el Avalon comenzaba su huida.

–¡Calmados! – Dijo Rafael – es parte del plan –

–Hey, deberías comunicarnos estas cosas más a menudo – repuso uno de los soldados de Rafael más veteranos.

–Eso no sería divertido, ¡ahora silencio! – contestó Rafael.

Tan pronto como el Avalon salió del valle, lo hizo la clase Variag, mientras apuntaba sus cañones principales, convirtiendo la batalla en un combarte entre cruceros. De pronto, la nave de Rafael dio un giro dándole la vuelta a la colina, justo detrás de la trampa, donde los sarcos aun luchaban por no hundirse más de lo que estaban. El Avalon pasó justo en frente de las narices de todos, liberando una enorme cantidad de aire caliente cargado con partículas Casimir, las cuales al entrar en contacto con la nieve reaccionaban violentamente generando calor.

 

–Es tiempo – dijo Rafael insertando una pequeña llave, o mejor dicho un disco duro portátil en su unidad.

Santo Reino de Grimaldi…………

Sistema operativo…..Europa 2.5

Activando equipo….todos los sistemas en azul, riesgo de mal funcionamiento debido a bajas temperaturas. ¿Desea continuar?

–O vamos, no escucho al viejo, ¿tengo que escuchar a un armatoste? – repuso Rafael activando la opción afirmativa.

Activando la batería, potencia del acelerador de partículas Casimir……..

Todos los exoesqueletos comenzaron a activarse lentamente, mientras el Avalon terminaba de pasar, y en ese momento, los poderosos motores traseros de la gigantesca máquina dejaron pasar su aire supercaliente en el bosque.

Repitiendo el análisis… Activando el equipo…. Dolos los sistemas en verde

Batería principal, acelerador de partículas Casimir, sistemas activados, energía al máximo…. Todo en verde.

Las parrillas en el pecho de los exoesqueletos se abrieron liberando calor junto con una gran cantidad de partículas que rodeo a las placas metálicas de las unidades dándoles un extraño brillo. Y justo en ese momento, la clase Variag pasaba en frente de ellos. Rafael aceleró su unidad al máximo, dando un salto, desde la colina hasta el fuselaje de la clase Variag, penetrando como su fuera una bola de hierro sobre cartón. Simultáneamente lo siguieron sus soldados, penetrando de manera similar en la parte derecha de la nave enemiga. Varios incendios se propagaron, junto con violentas explosiones internas, luego, las unidades de Rafael se retiraron de la nave y del lugar, mientras que la clase Variag se estrellaba con el suelo, para luego explotar violentamente, sin que sus mini-reactores nucleares lo hicieran con ella, lo que hubiera sido un verdadero problema ambiental.

 

–No puedo creer que estemos en este nido de pastores y ovejas mientras la acción sucede al otro lado – dijo uno de los soldados de Rafael unos días después de la batalla. Habían salvado a los hombres y a las unidades que se encontraban en el fango, les habían proporcionado municiones y energía, e incluso algunos consejos sobre cómo pilotear sus máquinas. En eso Rafael les había dicho “ha llegado la hora que los pueblos de la madre Ruisia reclamen su honor y su orgullo, tomen estas máquinas y esta información y cumplan con lo que su corazón mande, ya que yo no puedo cruzar esa frontera”

–Debe ser por alguna razón – contestó Zu, mientras recibía un vaso de café caliente con una buena lonja de queso acabado de hacer. En realidad, aunque la comida del ejército no era mala, seguía teniendo ese mal sabor sintetico, por eso, los pertrechos que recibían de los locales eran tan apreciados entre la tropa, aunque no era un favor que recibieran muchos comandantes por cuenta propia de los aldeanos, aunque con Rafael era diferente. El Luchador de la Libertad, así lo llamaban entre los aldeanos y pastores de la región, artops de los constantes amenazas e incursiones de los han, e incluso, los aldeanos del otro lado de la frontera, allí su fama era aún más grande.

Tanto así, que al escuchar de la muerte del gobernador Han a manos de sus tropas una rebelión se levantó en armas apoyada por unos cuantos exoesqueletos, nada grave hubiera sido si no fuera porque en esa aldea se había construido una fábrica de armas desde los períodos de la antigua Rusia libre, acoplada posteriormente como una fábrica de exoesqueletos para los Han. De un plumazo una irrelevante rebelión se coinvirtió en una fuerza armada seria y su revuelta se expandió como la pólvora una vez que las demás aldeas escucharon que tenían una fuerza de exoesqueletos propia para luchar. Así empezó la gran rebelión de la Rusia libre.

 

En medio, o mejor dicho al otro lado, observando los toros desde la barrera se encontraba el pelotón de Rafael, a las orillas de un riachuelo, descansando, mientras Rafael jugaba una partida de ajedrez con un anciano zorro que gustaba de apostar en las partidas. En este caso, había apostado un vellocino negro de excelente calidad.

–¿Que no sabes que en el ajedrez debes mover a tu rey la menor cantidad de veces niño? – preguntó el viejo al ver la bizarra maniobra de Rafael.

–No se imagina lo a menudo que me lo dicen viejo – contestó Rafael en la lengua local, aunque con un marcadísimo acento del centro de Europa con una mezcla de inglés.

Entonces un soldado se aproximó tan rápido como pudo.

–Que sucede cabo – preguntó Rafael algo molesto por la interrupción

–Señor, ¡un aerotransporte se aproxima! – dijo el soldado.

–¿Nuestro relevo de esta pacifica tierra?, la verdad me estaba acostumbrando a este lugar a sus gentes y… a tus nietas anciano –

–Tan presumido como siempre joven – dijo el anciano realizando su jugada – aunque la verdad lo que esas locas hagan o dejen de hacer no es mi problema, y si dan a luz a unos cuantos bastardos mejor, en unos 5 años tendré más brazos para arriar mis ovejas –

–Siempre vez el lado bueno de todo –

–Cuando llegas a ser tan viejo como yo te sucede eso –

–Bueno, entonces espero que tomes lo mejor de esto – contestó Rafael realizando una maniobra en la que su caballo ponía en jaque simultáneo al rey y a la reina del anciano al mismo tiempo. Mientras el viejo ponía una cara de sorpresa, el soldado hacia amagues de tener que decir algo más.

–Cabo, arruinas mi estilo – dijo Rafael.

–Señor, es que se trata de la Duquesa Armfelt, es la nave del Ducado de Prusia – dijo el cabo.

En eso en anciano se levantó tomó el vellocino y se lo colocó a Rafael a modo de capa.

–Bien jugado niño – dijo el anciano cuando un exoesqueleto azul apareció en los aires.

–Que rayos es esa cosa – preguntó el cabo.

–Parece una unidad personal de un noble – contestó Zu – todos son secretos así que ni me preguntes el nombre o el número de esa cosa.

La unidad aterrizó cerca de donde Rafael se encontraba, la máquina era singular sin duda alguna, comenzando por que en lugar del gris metálico normal, tenía un color azul brillante, sus dos parrillas frontales delataban que era una unidad equipada con dos aceleradores de partículas Casimir, por lo que su piloto debía ser un psicodriver muy poderoso para poder soportar la densidad que producían esos aceleradores, aunque sus armas eran extrañas, en las placas de la cintura llevaba dos espadas físicas y en la espalda lo que parecían dos cañones pesados, pero sin sistema de accionamiento, en realidad parecía como si fueran solo los cañones de las armas, era algo extraño., y de ella descendió una mujer de unos 18 años de edad que vestía como una doncella, con un vestido largo de seda rosa y una sombrilla para el sol algo extraño para aquellas regiones tan frías, aunque adecuado para aquella mañana soleada.

 

La mujer avanzó con paso firme sin preocuparse de las miradas de extrañeza de los soldados.

–Ha pasado casi dos años Duquesa – dijo Rafael, mientras todos los presentes se ponían firmes para saludar a la Duquesa.

–Has perdido algo de tu simpatía Rafael – contestó la doncella sonriendo, mientras los soldados comenzaban a cuchichear entre ellos, algunos extrañados de porque Rafael no0 saludaba como era debido a una persona de mayor rango que él.

–Tal vez por eso es que alguien como el termino en este hoyo de fango con retrasados como nosotros – decían algunos

–Parece que esa mirada retadora no ha desaparecido de ti desde aquel día – dijo la mujer

–Y no desaparecerá hasta que el viejo cumpla con su deuda de honor con la memoria de mi madre y mi hermana – contestó Rafael con amargura levantándose.

–Si sigues en ese tono el rey te volverá a exiliar – dijo la duquesa.

–¿Volver?, ¿a qué te refieres? –

–Rafael José Luis Grimaldi, cuarto príncipe de Grimaldi, según una orden de su majestad el rey debes presentarte a la mayor brevedad junto con tus hombres en Neo-Mónaco – dijo la Duquesa.

Rafael apretó el puño, durante sus años de exilio había aprendido a despreciar esa aura todo poderosa que solían tener los nobles.

–Capitán Rafael Phipps se reportara en Neo-Monaco en 5 días – dijo Rafael saludando a la Duquesa.

–Excelente – dijo ella dando media vuelta, pero antes y alzando la voz como para que todos las escucharan dijo – no deberías saludarme de ese modo, eres un príncipe, tu rango es mayor que el mío, después de todo tu padre ha decidió restituir tus derechos gracias a los servicios que prestaste a la nación en este lugar –

Todos se vieron a las caras completamente perplejos ¿un príncipe?, algunos desde el principio habían encontrado extraño que a un simple Capitán le entregaran el mando de un aerotransporte y una casi total autonomía para ir de aquí para allá en la frontera con la Unión, otros lo que encontraban extraño es que alguien de la altura intelectual de Rafael fuera un simple soldado de rango en el ejército y no un noble con un título o algo así.

–Espero que en esta ocasión si puedas llevarme a la opera de NeoMonaco como me lo prometiste hace años – dijo ella regresando a su máquina y retirándose del lugar. La Duquesa se sentó en su máquina recibiendo un llamado.

–Ya le comuniqué el mensaje de su majestad – dijo ella, mientras escuchaba lo que tenían para decirle – la verdad pienso que lo volverán a exiliar, su actitud solo ha empeorado con los años, aunque la verdad si a mi me hubiera pasado lo mismo creo que estaría peor. Aunque el, el nació para ser un héroe, así que si deseas puedes decirle a la prensa que Rafael José Luis Grimaldi, héroe de la región de Lituania, nuestro Príncipe Negro regresa pronto –

Luego de eso, ella escuchó una pregunta que la hizo sonreír.

–Bueno, es que deberías verlo ahora – dijo ella tomándole una imagen con la cámara de su exoesqueleto – ¿no me vas a decir que aquel vellocino negro no es una magnifica capa?, además el siempre viste de negro cuando está en la corte. A demás pienso que un apodo así lo envidiarían muchos – 

 

 

Regresar al índiceCapítulo 3. El Retorno del Desterrado by Joseleg

Neo-Mónaco, una ciudad flotante sobre las ruinas de la antigua ciudad de Mónaco, hermosa en todo sentido, no solo debido a su gran tecnificación, si no a las construcciones y estilo en la plataforma superior. La ciudad entera tenía un acabado barroco bastante clásico, incluso en el interior de las casas se sentía ese aire de rusticidad, aun cuando cada esquina escondía algún sistema de alta tecnología. Los espejos servían como comunicadores caseros, en las mesas aparentemente de madera habían teclados escondidos y proyectores de pantalla holográficos, aparatos de sonido escondidos por todas partes etc.

Había pasado casi una semana desde que Rafael fuera convocado a la corte, y ahora, no podía hablar con su padre. Al parecer el anciano aún estaba molesto por lo que había sucedido hace tres largos años. Sucedió que cuando Rafael despertó del atentado que le costó la vida a su madre, lo primero que hizo fue dirigirse hacia la corte de su padre a exigirle una explicación. Algo bastante justo pensándolo en retrospectiva, pero ante los cuestionamientos de Rafael, la respuesta del Rey fue desterrarlo a una de las peores fronteras de su reino, pareciera que hubiese deseado que muriera en una avanzadilla de los Han o en una revuelta. Pero  no se había logrado de ese modo, Rafael a pesar de las limitaciones, pudo ganarse el apoyo del pueblo local y de derrotar a sus enemigos en batalla, ahora en Neo-Mónaco se le reconocía como un héroe, el Príncipe Negro por su manía de vestir de negro debido a su luto, cosa que aun así, tres años después den aquel incidente.

–Veo que has decidido presentarte y reclamar tus derechos – dijo la Duquesa Armfelt.

–Aelin, ¿ya vas a comenzar a molestarme? –

–Por favor mi príncipe – contestó ella enganchándose al brazo de Rafael, mientras este observaba la vista del mar Mediterráneo a través de una de las torres del gran palacio – sabes muy bien que siempre te he apoyado, acaso ¿has olvidado quien fue la que financió tu pequeña aventura en el norte? –

–¿Y deseas cobrarme ese favor? –

–Bueno, tengo algunas ideas – dijo ella llevando la mano derecha al rostro de Rafaél y tocando con el dedo índice su labio superior, mientras su mirada profunda contactaba con los oscuros y tristes ojos de Rafael.

–Contigo es imposible llevar a cabo una conversación seria – contestó Rafael molesto, ingresando nuevamente al palacio.

–No has podido hablar con él, ¿no es así?, mi príncipe –

Al escuchar esas palabras Rafael se detuvo, mordiendo sus dientes con mucha molestia.

–Si sabes algo, habla –

–Vamos, se supone que los príncipes deben ser gentiles con las doncellas – dijo ella corriendo hasta donde estaba el y abrazándolo con gran alegría, luego mirando hacia arriba continuó – antes eras más cálido –

–Antes tenía el amor de mi madre y de mi hermana – contestó el cerrando los ojos – antes creía que mi padre también nos quería, pero en lugar de eso, consiguió una nueva reina y dejó pasar el asesinato de mi madre como si no hubiera sido nada –

 

Entonces ella se paró en juntillas y aproximó su rostro al de Rafael acariciándole las cienes, y sus cabellos.

–Mi adorado príncipe, no debes dejar que el odio consuma tu ser, de lo contrario terminarás convirtiéndote en aquel que odias –

–Te refieres a… –

En ese momento unos guardias con uniformes de piqueros suizos ingresaron en el lugar con gran pompa y protocolo. El capitán al ver al príncipe junto a la duquesa esperó a que los dos se separaran para dejar entrar al Preceptor, el hombre que realizaba los anuncios en la corte.

El anciano ingresó con paso firme, abriendo un pergamino.

–Anciano, te lo dije hace tres años y te lo repito, ve al punto –

El anciano sintió como la poderosa voluntad del príncipe caía sobre el como si fuera un enorme martillo, llenándolo de miedo, había sentido eso el día en que el joven se presentó con un manto negro a la corte para discutir con el Rey, pero en esta ocasión era más fuerte, más aterrador.

–La corte se ha reunido en pleno, junto con las cabezas de las órdenes de caballería, los generales y almirantes más importantes, así como delegados de las colonias espaciales y los embajadores – dijo el anciano con un tono de advertencia.

–Ya lo sé, anciano – dijo Rafael, entendiendo su advertencia, no debía hacer ver al reino débil, un príncipe no podía oponerse a su Rey de manera abierta, de ser así, las demás naciones pensaría que el reino era débil y podía ser atacado.

Rafael tomó una capa negra y un traje principesco del mismo color, con bordes rojos y dorados. Tras de él, la única que se atrevía a acompañarlo era Aelin. Nadie podía olvidar el bochornoso incidente en que el joven príncipe había levantado su voz y su puño cargado de cólera en contra del rey, siendo subyugado por Alberto de Bandenburgo Duque de Armfelt maestro de los caballeros Teutónicos y padre de Aelin. Todos aquel día hubieran esperado que el rey Alejandro mandase al joven Rafael al paredón de fusilamiento por tal acto, pero en su lugar fue clemente y tan solo lo desterró. Pero nadie lo olvidaba, y muchos temían estar en la misma habitación de Rafael por temor a ser asociados con él y su locura. Aelin sin embargo, desde la muerte de su padre se había convertido en una de las figuras más importantes del reino, financiando muchos de los proyectos secretos de la corona, así como gran parte del ejército secular. Básicamente, si Alejandro ponía un dedo sobre ella, la economía de la nación se iría por el drenaje de un día para el otro.

La gran sala de abrió de par en par, dejando un corredor libre hasta el trono, donde un anciano vestido de purpura y oro esperaba a que un hijo ingrato se acercara, con un codo en uno de los brazos de su silla sosteniendo su mandíbula, una expresión que para los que lo conocían bien indicaba preocupación.

El Preceptor se acercó al trono inclinándose ante Alejandro, acto seguido tomó un pergamino y empezó a hablaren tono ceremonioso.

–Su majestad Alejandro Alberto Luis Pedro Grimaldi Armfelt I; tercer rey de la Europa Unificada ha decidido remover la orden de exilio que pesaba sobre su cuarto hijo varón, Rafael José Luís Grimaldi Phipps a la razón de los servicios prestados en el frente oriental en contra de una maliciosa invasión por parte de un gobernador de la Unión Han. Con gran habilidad e intelecto, el príncipe Rafael logró desestabilizar a la nación enemiga sumiéndola en la guerra civil, y salvando a cientos de miles de súbditos del rey de la aniquilación –dijo el anciano de un solo respiro.

 

–Siempre me he preguntado cómo es que alguien sin modificaciones fisiológicas puede hablar tanto con tan poco aire – dijo Rafael a Aelin, haciendo que esta sonriera en contra del protocolo.

–Por esta sola razón, El príncipe Rafael José Luís Grimaldi Phipps podrá ostentar el titulo honorifico de Príncipe Negro y comandante del 108 escuadrón de exoesqueletos aerotransportados, el cual se formará a la brevedad posible con las unidades y recurso humano que el Príncipe Negro desee. A demás de esto, su majestad ha comisionado a las industrias Irib para construir un exoesqueleto personal para su majestad el Príncipe Negro –

Todos comenzaron a hablar en murmullos entre sí, ¿se había vuelto loco el rey?, ahora le estaba dando a Rafael los medios para realizar una insurrección armada, además ¿Por qué la Duqesa Armfelt se encontraba haciendo de séquito de aquel traicionera príncipe?.

El rey observó con el rabillo de los ojos toda la incomodidad que había en la corte, se levantó y comenzó a aplaudir.

–En hora buena hijo mío – dijo el rey – espero que con estas herramientas puedas llevar a cabo todas las empresas que te propongas –

Al ver que el rey aplaudía, todos los presentes comenzaron a aplaudir aduladoramente,. Mientras Rafael bajaba la cabeza, aunque su mirada permanecía fija en el alto trono de su padre, y con una sonrisa maliciosa maldijo a todos aquellos en esa corte, nido de hienas, chacales y lobos, un día podrían estar basando el suelo que pisas, y al otro abalanzarte sobre ti para destruirte completamente.

–Sabes – dijo Rafael levantando el brazo derecho para acallar la algarabía – sabes muy bien cuáles son mis objetivos padre –

Alejandro cerró los ojos, esas últimas palabras de Rafael fueros más hirientes que cualquier cosa que hubiera hecho el chico hace años.

–Antes de que asumas el mando del escuadrón 108 – continuó Alejandro – deberás cumplir una misión especial –

–De que se trata, padre – preguntó Alejandro intrigado.

–Viajarás a una de nuestras colonias en L5 – dijo Alejandro – fungirás como mi representante en una reunión de física teoría en la universidad de Alesia –

–Como ordene su majestad – contestó Rafael cortésmente – pero una cosa más –

–De que se trata, hijo mío –

–No deseo pilotear otra unidad que no sea la que usé durante la batalla que me granjeó este honor –

–No deseas poseer una maquina con mayores poderes? – Preguntó Alejandro – sabes muy bien que ese es un derecho de la realeza y de la alta nobleza –

–Tal vez, pero yo no veo a la guerra como duelos entre campeones – contestó Rafael – yo soy un comandante y mi deber es siempre tener los ojos en la imagen completa, no enfrascarme en un pequeño segmento olvidado a mis hombres –

–Ya veo – contestó Alejandro esbozando una sonrisa burlona – que así sea, cuando regreses podrás pilotear la misma unidad que usaste entonces –

 

–Gracias su alteza – contestó Rafael retirándose.

 

Santiago ingresó tan rápido como pudo nuevamente en el puerto, mientras que en su interior se arremolinaba una gran cantidad de gente en torno a Hitomi. Tan solo los guardias de Santiago lograban evitar que la horda se abalanzara sobre la muchacha para pedir algún autógrafo.

Santiago avanzo en medio de esa masa, siendo empujado, codeado, aplastado, pateado, manoseado y muchos otros “ados”, hasta que afín, como si fuera un recién nacido salió de la masa con el uniforme desordenado y sin ningún centavo en el bolsillo.

Entonces, Santiago la pudo ver, Hitomi, aunque ahora vestía un uniforme militar estaba tan bella como siempre, su rostro perfectamente ovalado y simétrico emitía una gran confianza y felicidad, aunque su cabello lacio ahora más corto aun debido a que se lo sujetaba con una moña se encontraba oculto por una gorra de oficial.

Santiago recordó entonces la diferencia de rangos, Hitomi, debido a sus grandes habilidades Psíquicas era ahora una Capitana, y además era miembro de una investigación militar muy importante con la ayuda de Mcfondos Inc. Santiago se arregló el uniforme tan rápido como pudo y luego, poniéndose firmes, la saludo con todo el formalismo, pero ella no respondió, se limitó a caminar lentamente hacia el como si estuviera enfadada. Lo miro a los ojos con cara de pocos amigos hasta que no pudo soportarlo más, Hitomi se arrojó a los brazos de Santiago besándolo en los labios, la frente, el cuello; mientras los fans masculinos de ella, que se encontraban a su alrededor, lo miraban con unas expresiones no muy amigables.

–Capitana Sakamoto… –

–¡Tonto! – Repuso Hitomi volviendo a poner cara de enfado –¡llegas tarde! –

–Lo sé, pero –

–A puesto a que fue otra chica, ¿no? –

–No es lo que tú estás pensando –

–Bueno, no me importa –

–¿? –

Luego de eso, Hitomi volvió a abrazarlo

–Lo único que me importa es que Santiago esté a mi lado, y que sea feliz – dijo Hitomi, mas para ella misma que para Santiago, el calor de Hitomi siempre reconfortaba a Santiago, era como estar en un lugar infinitamente seguro y pacífico.

–Cuando estoy contigo, me siento en el paraíso – contestó Santiago, haciendo que ella se sonrojara, luego de eso, ambos se besaron apasionadamente, ante la envidia y la admiración de los allí presentes.

–Es un maldito con suerte – dijeron los guardias de Santiago.

–Parece que no soy el único que te ama – dijo Santiago, tomando de la mano a su novia.

–A pesar de que hace tantos años que abandoné los escenarios – dijo Hitomi con algo de nostalgia –pero, ¿en verdad crees que me aman?, ¿no habrían sido influenciados por mi voz? –

–Ya. No pienses en ello – contestó Santiago – para que puedas influir en alguien esa persona debe desearlo, ellos deseaban amarte, y aun lo hacen, tal vez deberías cantar algo para ellos –

Cuando algunos escucharon las palabras de Santiago, rompieron en júbilo.

Hitomi cantó nuevamente, como no lo había hecho en años, reuniendo una gran multitud, aun así, en el momento en que ella comenzó a cantar, todos quedaron tan embelesados que nadie se movió, nadie gritó, ni nadie la molestó. Santiago escuchó las tres canciones con gran interés, pensando en lo que había sido su vida hasta ese día. Después de que Mily se marchara, Hitomi se había vuelto menos penosa, y al final había logrado que se enamorara de ella, aquellos años fueron realmente felices, tanto así que su deseo por hacerse más fuerte se fue diluyendo poco a poco, hasta que al final el propio maestro dijo Jones.

 

“–Chico, creo que has perdido algo –

–Lo siento maestro – contesto Santiago, mientras mordía el polvo tras una derrota severa en un duelo de entrenamiento con sables.

–Pero veo que has ganado algo aún más valioso – repuso inmediatamente Jones sonriendo y tocando su hombro – o te sientas mal, en serio, si deseas, no, mejor dicho si puedes, deberías hacer una vida con ella, una vida pacifica, una vida feliz –

–Maestro, lo que sucede –

–No, no acepto peros – repuso Jones – cuando te vi, observé que llevabas un enorme peso sobre tu espalda, tal vez fuera odio o resentimiento, sentimientos poderosos, que hace que nos volvamos poderosos, es cierto, pero también nos hacen seres oscuros, ahora, por fin veo que estás a punto de dejarlo ir. Estoy seguro que las personas de tu pasado a las que amaste y perdiste desearían más que nada que fueras feliz –”

Santiago había tomado el consejo de su maestro, viviendo su vida al lado de Hitomi, aunque las cosas se habían complicado un poco, desde que ella tuviera que ser reclutada a la fuerza por el ejército, aunque su presencia allí en Leo le daba esperanza. Según su contrato de servicio militar, Hitomi ayudaría al desarrollo de una nueva arma de exoesqueletos, una vez finalizado, ella podría reintegrarse a la vida civil, al igual que el mismo. Ese día, Satiago le propondría matrimonio.

Una vez que Hitomi terminó de cantar observó a Santiago, enviándole un beso, esa imagen tan perfecta se grabaría en la mente y en el corazón de Santiago para toda su vida, nada más importaba, nada más tenía sentido o relevancia, tan solo su amor por ella.

–Muy bien Romeo – dijo unode los dependientes del puerto – aunque en verdad adoro a la señorita Sakamoto – y lo dijo mostrando un poster que ella había acabado de autografiar – en realidad necesitamos que el puerto siga funcionando o mis superiores me pondrán a supervisar un puerto de avionetas en alguna selva de la América del Sur, y realmente no me gusta la humedad o el calor, o los bichos –

–Lo siento – contestó Sanmtiago, llevándose a Mily por una puerta trasera mientras que sus subalternos sacaban algunas excusas.

 

Mientras tanto, en una colonia de L5, Aleisa.

–Profesor Rouvrov– dijo Mily acercándose a un hombre delgado de unos 38 años, de cabello azul plateado y ojos azul claro. A pesar de su edad, su apariencia era la de un hombre de unos 28 años de edad, y su actitud para las personas, la de un adolecente. Aun así, era la mayor mente que los ingenieros genéticos del reino habían manufacturado en décadas. Y no solo era el potencial de su inteligencia, mas aleatorio que eso, Rouvrov  tenía algo más que el mero potencial de una profunda inteligencia, también tenía pación por las ciencias, obteniendo su PhD en Física a los 22 años, después de eso y un poco contra su voluntad debió dedicarse a la ingeniería para el desarrollo de nuevas tecnologías, ahora ostentaba el título de Ingeniero Maestro de Irib Inc.

–¡Profesor Rouvrov! – dijo Mily nuevamente con más fuerza, mientras que el profesor seguía inmerso en la resolución de un problema.

–Ho, Mily, querida, ¿qué haces aquí? –

–Pues he venido a traer estos documentos para terminar las preparaciones de la conferencia –

–Querida, eres más inteligente que eso, ¿por qué no consigues a una secretaria que se encargue del papeleo? –

–¡Porque usted las despidió a todas por incompetentes! –

–Es cierto, eso será un problema – contestó Rouvrov – bueno, entrégame esos papeles y miremos –

–Profesor, ¿está seguro? –

–¿Seguro de que? –

–De hacerlo, ese descubrimiento tiene aplicaciones prácticas que –

–No me interesan – contestó el – esa fruslería es solo un medio para un fin, nada más –

–Pero profesor, ese descubrimiento –

–A demás su majestad ya me ha dado permiso –

–Las otras naciones podrían asustarse –

–Bueno, alguna otra nación podría descubrirlo más temprano que tarde, el punto de partida de esta investigación no fue precisamente secreto o complejo – contestó Rouvrov – además que se asusten es precisamente la idea, debemos hacer ver a todos que atacar al Reino de la Europa Unificada es una mala idea –

–Sí, claro – repuso Mily con una mirada rayada, recordando las ecuaciones con las que comenzó la investigación, esa cosa era demencial, más aun cuando la resolución por computadoras siempre daba errores e infinitos – muy fácil –

Mientras Rouvrov leía los documentos, Mily suspiraba, pues ella había leído la lista de invitados, y sabía quién vendría.

–Te noto desconcentrada querida –

–No es eso profesor – contestó ella – es solo que estoy feliz –

–Pues mejor que no lo estés tanto, aquí noto algunos errores –

–No son errores –

–No son las palabras que utilicé en mi artículo –

–Las modifique intencionalmente para que las personas lo entiendan –

–Es que son retrasados? –

–Bueeeeeeno, digamos que algo así – contestó Mily con una mirada rayada.

–Pues los ingenieros genéticos no están haciendo bien su trabajo –

–Tal vez sea que aunque se manipulen los genes, los deseos del alma de las personas siguen siendo algo que no se puede manipular –

–O tal vez aun no encuentran los genes del alma, si es que tal cosa existe – refunfuñó Rouvrov regresando a su trabajo.

–Rafael y Santiago, cuanto tiempo ha pasado – susurró Mily, mirando por la ventana el cielo artificial de aquella colonia en forma de anillo, mientras recordaba el cielo tan hermoso que había hecho el día en que su amada tía había muerto. 

Regresar al índiceCapítulo 4. El miedo de Santiago by Joseleg

 

–Así que vas a trabajar aquí – dijo Santiago a Hitomi, observando la fastuosa mansión, en en realidad era solo la cúpula de las secciones donde se encontraba la fábrica de Mcfondos Inc.

–Te ves algo triste – dijo Hitomi acariciándole el rostro.

–Es solo algo de melancolía – dijo Santiago – el viejo F

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Continuación de Una Histora de Escuela de la serie Colonos. Continuación de Una Histora de Escuela de la serie Colonos. Continuación de Una Histora de Escue

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2024-10-19

 

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