Vampire Heart by 00KM

 

 

 

Vampire Heart by 00KM
Summary:

 ¿Qué pasaría si la última miembro de un reconocido clan de cazadores de vampiros es adoptada por un clan de vampiros?

 Esta es la historia de como una niña crece al lado de vampiros y poco a poco recupera sus memorias perdidas para armar un rompecabezas sin fin de preguntas y respuestas para que un vampiro consiga...

 ¿Qué es lo que los vampiros quieren conseguir con eso?... Pues descúbranlo...


Categories: ORIGINALES Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 12 Completed: No Word count: 19480 Read: 1533 Published: 30/10/2011 Updated: 20/06/2012
Summary:

 ¿Qué pasaría si la última miembro de un reconocido clan de cazadores de vampiros es adoptada por un clan de vampiros?

 

 Esta es la historia de como una niña crece al lado de vampiros y poco a poco recupera sus memorias perdidas para armar un rompecabezas sin fin de preguntas y respuestas para que un vampiro consiga...

 ¿Qué es lo que los vampiros quieren conseguir con eso?... Pues descúbranlo...


Categories: ORIGINALES Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 12 Completed: No Word count: 19480 Read: 1533 Published: 30/10/2011 Updated: 20/06/2012 Capítulo I by 00KM

    Los tres estábamos ya frente a esa enorme mansión, una sonrisa se dibujó en mi rostro, después de tanto tiempo, al fin tendríamos lo que queríamos, lo que significa que viajar desde Molise (Italia) hasta las calles de Loania (Grecia) y vivir allí durante dos años buscando algo que estaba frente a nuestras narices no había sido en vano.

 

    Iba a dar el primer paso, pero fue en ese momento cuando divisé a través de una ventana a alguien.

 

-          Después de ti muñeca- añadí ofreciéndole el paso a una de mis acompañantes.

 

 

 

    Sí que era muy hermosa, su piel era tan blanca y tenía unos ojos bien negros al igual que su larguísima cabellera, se movía con cierta delicadeza haciendo resaltar sus curvas.

 

 

 

    Sacudí la cabeza, ella era la novia de mi hermano, al menos eso era lo que parecía porque nunca lo habían admitido.

 

 

 

    Pude escuchar el grito de Giselle al entrar en la mansión, mi hermano entró a toda velocidad, por lo visto no éramos los únicos vampiros allí.

 

 

 

    Ellos se las arreglarían solos, yo me dirigí hacia la parte trasera de la mansión por donde entré completamente desapercibido.

 

 

 

 

    Vi a una mujer tirada en el suelo, tenía la cabellera rubia, le habían desgarrado la garganta, se encontraba sin vida y no me apeteció para nada la sangre derramada que manchaba el alfombrado gris.

 

 

 

    Subí por las escaleras hasta llegar al segundo piso, se oían los ecos de mis pasos, pero también otros que no eran los míos.

 

 

 

    Dos personas más estaban allí, unos pasos eran muy ligeros y se escuchaba una respiración entrecortada, algo cayó al suelo, el estruendo de algo roto se esparció por la casa.

 

 

 

    Se oyó un grito ahogado, era un hombre, me dirigí hasta esa habitación a toda prisa.

 

 

 

-          Tsk… mierda…- murmuré al percatarme de que la puerta estaba bajo llave.

 

 

 

    No podía entrar allí desapercibido, tiré la puerta, allí me encontré con un viejo conocido.

 

 

 

-          Llegas tarde- me mostró una sonrisa, era un hombre canoso sentado sobre el cadáver de un señor que aparentemente vivía allí.

 

-          ¿Todavía trabajas para Even?

 

-          Yo al menos sí soy leal…

 

-          No me provoques insecto…

 

-          El insecto aquí eres tú, soy tres veces mayor que tú.

 

-          Sí, un anciano- le mostré una sonrisa.

 

-          Te acercas un paso más y la asesino- dio un salto hacia atrás.

 

 

 

    Fue entonces cuando me percaté de que no estábamos solos, una niña estaba allí, acorralada en la esquina de la sala, en sus enormes ojos se reflejaban el pánico y a la vez una tristeza incontenible.

 

 

 

-          No serías capaz…- murmuré.

 

-          ¿No me crees?- tomó a la niña en brazos y le puso una mano en la cabeza clavándole con sus largas y afiladas uñas.

 

 

 

    La niña pegó un grito al cielo, sin duda con ese contacto le estaba haciendo algo malo, ella era la única sobreviviente que sabía el secreto de lo que estábamos buscando.

 

 

 

-          ¡Suéltala!- no pensé dos veces, actué lo más rápido que pude.

 

 

 

    Apenas mi mano hizo contacto con su piel, todos sus órganos internos resultaron dañados en tan solo una sacudida.

 

 

 

    Estaba desangrándose en el suelo cuando se empezó a reír a carcajadas, eso me resultó escalofriante.

 

 

 

-          Ella no te va a servir más… mi amo, cumplí con mi trabajo…

 

-          ¿Perder tanta sangre está haciendo que alucinaras?

 

 

 

    Fue entonces cuando mis reflejos detectaron algo moverse junto a la ventana.

 

 

 

-          ¡¡Figlio di buona donna!!- grité una frase lleno de ira en mi idioma natal mientras veía a aquel cuervo alejarse.

 

 

 

    Repentinamente siento algo aferrarse muy fuerte por mi cintura.

 

 

 

-          ¿Eh?- la niña estaba completamente aterrada, comenzó a llorar mientras me abrazaba con más fuerza.

 

 

-          ¡Oh!... pero si nuestro compañero consiguió una nueva amiga- escuché en eso la voz de mi hermano.

 

-          No creo que ella nos sirva de mucho- añadí poniéndole una mano en la cabeza.

 

-          Ni se te ocurra hacerle daño- Giselle me apuntaba con el dedo completamente histérica.

 

-          Si te gustan tanto los niños, ten uno y ya…

 

-          Somos un equipo- habló otra vez mi hermano queriendo hacerse del sabio- toda decisión que tomemos la debemos respetar y como son dos contra uno, suelta a la niña.

 

-          Cuando empiece a molestar no te quejes Lewis- lo desafié.

 

-          Yo me encargo de la niña- Giselle se agachó y la miró a los ojos- Lewis… ¿no está algo pálida?

 

-          Mn…- la niña me apretó más entre sus brazos, al parecer Giselle le daba miedo.

 

 

 

    Después de unos segundos, me va soltando más y más, cae en los brazos de Giselle inconsciente.

 

 

 

-          ¿Tienes idea de lo que le acaban de hacer?- me preguntó preocupada.

 

-          No, ni me importa…- murmuré, no iba a preocuparme por una descendiente de los cazadores de vampiros.

 

-          ¡Dominic!... ella es sólo una niña, y está tan indefensa… quiero llevarla con nosotros…

 

-          No sé si eso sea una buena idea- al fin Lewis estaba de mi lado.

 

-          Yo me encargaré de cuidarla, además puede brindarnos la información que necesitamos…

 

-          …- otra vez mi hermano estaba cayendo bajo los encantos de esa mujer.

 

-          Hagan lo  que se les venga en gana, pero de la cosa rara yo no me voy a encargar- les di la espalda y salté por la ventana.

 

-          Niño caprichoso- pude oír lo que decía mi hermano entre dientes.

 

 

 

    Estaba algo molesto, se suponía que yo había convertido a Giselle en vampiro para que me sirviera a mí, tenía que ser mi compañera, pero en lugar de eso le sirve a mi hermano.

 

 

 

    Llegamos a nuestra mansión, Giselle marcó rápidamente un número telefónico para informar lo sucedido al resto del clan, el sol comenzó a salir, todos en la mansión estaban durmiendo excepto yo.

 

 

 

    Observé a esa cosa desde una distancia prudente, la niña dormía con un rostro angelical, me empecé a preguntar cuántos años tendía la huérfana, la miré durante horas hasta que Giselle entró en la habitación.

 

 

 

-          ¿Aún no has dormido?... ya estás pasando como cincuenta horas sin dormir.

 

-          Sólo cuidaba a la cosa mientras ustedes no lo hacían- pude notar que traía consigo una bandeja, en ella estaba preparado un desayuno.

 

-          Despierta linda- murmuró con delicadeza, por un minuto pensé que podrían ser madre e hija.

 

 

 

    La niña abrió los ojos perezosamente, se resaltó al ver a Giselle, iba a ponerse de pie cuando se tambaleó.

 

 

 

 

-          Siéntate, todavía estás un poco débil- traté de apaciguarla, ella me mostró una sonrisa y se volvió a acostar tapándose hasta el cuello.

 

-          Parece que a ti no te tiene miedo…- miró a la niña- dime ¿cómo te llamas?

 

-          …- la niña se tapó hasta la mitad de la cara.

 

-          ¿Cómo te llamas tonta?- me puse de pie y me senté a su lado clavando mi mirada asesina sobre la cosa.

 

-          Se me olvidó- respondió con una voz blanca.

 

-          Ya veo, le robaron parte de su memoria- Giselle apenas lo captaba.

 

-          Trata de recordarlo- le presioné.

 

-          No importa pequeña- se metió Giselle- te pondremos un nombre, ¿quieres?- la niña me miró primero antes de asentir con la cabeza.

 

-          ¡Merda, questa cosa mi ha portato affetto!- (mierda, esta cosa me ha tomado cariño) murmuré.

 

-          Le diré a Lewis para elegirle un nombre- añadió ella entusiasmada.

 

-          No hace falta, ya estoy aquí- Lewis estaba ya junto a la puerta.

 

-          ¿Cómo crees que podemos llamarla?- le preguntó directamente a Lewis ignorándome por completo.

 

 

 

    Estaban discutiendo entusiasmados, ya, sólo era un instrumento, no hacía falta tanto esmero en ella.

 

 

 

-          Te llamas Mayu desde hoy ¿ok?- añadí entonces cortando ese ambiente familiar que se estaba formando.

 

-          ¡Hey!... no tienes por qué decidirlo solo- se quejó Giselle.

 

-          Me gusta- añadió la niña mostrándome una sonrisita- y tú te llamarás Luca.

 

-          No, no, no… espera… yo soy Dominic, no puedes venir y ponerme nombres así como si nada…

 

-          ¿Por qué entonces tú me pusiste un nombre?

 

-          Porque tú no sabes el tuyo.

 

-          Yo quiero decirte Luca.

 

-          ¿Por qué Luca?... hubieses elegido un nombre más sexy para un vampiro como yo…

 

-          Así se llamaba mi perro…

 

-          ¡Yo no soy tu perro!

 

-          Me salvaste la vida, así como Luca fue valiente tratando de defenderme…- bueno, al menos no había perdido completamente la memoria.

 

 

 

    Y así de la nada comenzó a llorar, Giselle y Lewis me miraron mal, traté de apaciguarla pero no se callaba.

 

 

 

-          Bueno, bueno… llámame Luca.

 

-          ¡Sí!- me dio un abrazo, debía admitir que la cosa olía bien.

 

-          ¿Cómo se llaman ustedes?- señaló entonces a los otros dos.

 

-          Yo soy Giselle- le mostró una sonrisa, Mayu se escondió tras de mí.

 

-          Tienes los colmillos grandes, me das miedo…

 

 

 

    Fue entonces cuando entendí lo que pasaba, yo no tenía los colmillos muy grandes por mi edad y ya que yo aún no necesitaba de tanta sangre, Lewis y Giselle sí, además, yo le había salvado la vida.

 

 

 

 

-          Yo soy Lewis, y no tienes por qué tenernos miedo- se paró a mi lado- tú también eres igual a nosotros.

 

-          No nos compares con esa cosa- me quejé, él me prendió un codazo y me gruñó.

 

-          No le hagas caso a Luca, él sólo bromea.

 

-          Sólo ella puede llamarme así ¿ok?- me quejé- ustedes llámenme por mi verdadero nombre.

 

 

 

    Mayu soltó una carcajada, todos nos quedamos desconcertados, la timidez se le pasaba rápido.

 

 

 

-          Luca es muy quisquilloso- se burló entonces.

 

-          Dame razones para no asesinarla- añadí entre dientes mientras Lewis me miraba con severidad.

 

 

 

    Pasó una semana, ella sólo me hablaba a mí, a Giselle le seguía teniendo miedo al igual que a Lewis, finalmente conseguí que se durmiera, yo tenía cosas que hacer esa noche.

 

 

 

    Las calles estaban heladas, me crucé con varias personas, pero ninguna despertaba en mí un gran apetito hasta que vi a una joven en una esquina cerca de un semáforo.

 

 

 

-          ¿Sola tan tarde?- Añadí parándome a su lado.

 

-          Acabo de salir de mi trabajo, ¿te conozco?- frunció el seño.

 

-          No, pero si quieres podemos conocernos- me miró detenidamente- ¿te acompaño hasta tu casa?... es muy peligroso que vayas sola.

 

-          Normalmente no aceptaría ese tipo de propuestas de un desconocido, pero me inspiras confianza- me mostró una sonrisa.

 

-          Ingenua- pensé mientras la acompañaba por una zona desierta.

 

 

 

 

End Notes:

 Bueno, espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia n.n

End Notes:

 Bueno, espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia n.n

Regresar al índiceCapítulo II by 00KM

Le di mi tapado, era una noche muy fría y la pobre estaba temblando de frío.

 

-          Aquí es…- añadió deteniéndose.

 

-          ¿Me ofrecerías una taza de café mientras llamo a un taxi?

 

-          Adelante, pasa…

 

 

 

    Era evidente que vivía sola, era el momento perfecto, pero me senté junto a ella sin prisa y le hice algo de compañía, era una mujer muy divertida.

 

 

 

-          Bueno, el taxi ya habrá llegado- se puso de pie y miró por la ventana, era en ese momento o nunca.

 

-          Eres hermosa Lucia- le agarré de la cintura y tarareé una música en su oído.

 

-          Me fascinas- parecía excitada.

 

-          Tengo que irme, fue un placer para mí conocer a una amiga como tú…

 

-          El placer es mío- volví a tararear, ella estaba somnolienta.

 

-          Adiós- me despidió desde la puerta, iba a cerrarla cuando cayó al suelo.

 

 

 

 

    El taxista no se había dado ni cuenta, estaba hablando por celular, le hice una seña de que en unos instantes iría, volví a entrar, la llevé hasta su cama.

 

 

 

    Bebí la sangre necesaria y la dejé dormida, no había manchado nada por suerte, las heridas se le desaparecerían al amanecer, volví a la mansión.

 

 

 

-          ¡Ahhh!- me dio un gran susto ver a Mayu durmiendo en mi cama.

 

-          ¿Qué haces en mi cama?- le hinqué con el dedo en el hombro.

 

-          ¿Puedo dormir aquí?... tu cama huele a jazmines y rosas… además hay mucho viento y las ventanas de mi habitación retumban… tengo miedo que alguien malo me haga lo que le hizo a mis padres.

 

 

 

    Di un suspiro, no podía negarme si me hacía una carita como esa.

 

 

 

-          Vete más para la izquierda…

 

-          ¿Ahí?

 

-          Más…

 

-          ¿Ya?

 

-          Sí…- me acosté bien apartado de ella.

 

 

 

    Pasé un buen rato contemplando su rostro, tenía unas pequitas poco visibles, el cabello castaño claro, una piel blanca con unos cachetes rozagantes, sus pestañas eran larguísimas, me sentía como un hermano mayor.

 

 

 

 

 

    Sacudí la cabeza para sacarme esos estúpidos pensamientos de la cabeza, yo era un vampiro y ella una descendiente de cazadores, no teníamos nada en común, ella nunca sería de la familia, no para mí.

 

 

 

    Apenas concilié el sueño, sentí que alguien me abrazaba, abrí los ojos con pereza, esa cosa me estaba abrazando, traté de apartarme de ella.

 

 

 

-          Papá…- murmuró con una voz casi inaudible, una lágrima rodó por su mejilla, me sentí conmovido.

 

 

 

    Debía de ser muy duro para ella haberlo perdido todo de esa manera, acaricié su melena hasta que sus lágrimas cesaron de brotar, respiró hondo y mostró una media sonrisa, en ese momento me hubiera gustado saber qué estaba soñando.

 

 

 

-          ¡Buenos días!- era una voz alegre e infantil.

 

-          ¿Q-qué?- había hecho correr las cortinas y la luz del sol chocaba contra mi rostro.

 

-          Giselle me pidió que te levantara con un balde de agua fría, pero no voy a hacerle eso a mi héroe- sentí algo cálido en mi pecho mientras la miraba sonreír inocentemente, sacudí la cabeza, yo no podía tomarle cariño a esa cosa.

 

-          ¿Y Giselle?- pregunté mientras me levantaba estirando mis brazos.

 

-          Ella y el príncipe amable se fueron a comprarme ropa pero no me quisieron llevar- al recordar eso infló los cachetes y se cruzó de brazos.

 

-          ¡Pfff!- no pude evitar reírme de ella- pareces un sapo.

 

-          Ma-lo- separó las sílabas al decir eso molesta y se fue de la habitación dando fuertes pisadas.

 

 

 

 

    Al bajar a la cocina, pude ver colgada por la heladera una larga lista de quehaceres, di un suspiro cansándome antes de empezar a trabajar.

 

 

 

-          ¿Qué haces?- entró ella a curiosear.

 

-          Sal de aquí, no debes estar en la cocina- “no si estoy cocinando yo” pensé, pues eso sería peligroso para ella, incluso era peligroso para mí.

 

-          ¿Qué haces?

 

-          Ya deja de estorbar, ve a hacer lo que los niños hacen.

 

-          ¿Qué haces? ¿qué haces? ¿qué haces?

 

-          ¡Estoy cocinando!

 

-          Quiero aprender.

 

-          No, tú vas a salir de la cocina, ¡ahora!

 

-          Vamos a jugar- me jaló de la camisa.

 

-          Estoy ocupado.

 

-          ¿Y cuándo vas a estar libre?

 

-          No sé, me dejaron muchas cosas para hacer.

 

-          ¿Qué cosas?

 

-          Limpiar la casa, lavar la ropa, planchar, regar las plantas del jardín.

 

-          Yo te ayudo.

 

-          No, los niños tienen que jugar- era extraño no escuchar que protestara, fue entonces que me percaté de que ella ya no estaba allí.

 

 

 

    Bueno, ya era hora que me dejara en paz, subí el volumen de la música para no escucharla mientras cocinaba.

 

 

 

    Después de preparar la mesa fui en busca de los artículos de limpieza, pero ninguno estaba en su lugar.

 

 

 

-          ¡Mayu!- la busqué por la casa, no la encontré, miré bien cada rincón del lugar, a simple vista parecía estar limpio.

 

-          Tomaré una siesta- murmuré.

 

 

 

    Las horas pasaron considerablemente rápido, desperté dando un brinco, todavía tenía un montón de cosas que hacer.

 

 

 

    Conociendo a Giselle se tardaría toda la tarde comprando ropa y mi hermano siempre la esperaría pacientemente, miré por la ventana, el sol ya se estaba ocultando, fue entonces cuando pasé por la sala y vi ordenadas y bien dobladas las ropas.

 

 

 

-          Pero que es esto…

 

 

 

    Fue entonces cuando pensé, la casa estaba limpia, la ropa olía bien y estaba planchada, eso solo podía significar una cosa…

 

 

 

-          ¿Mayu?- estaba sentada en la vereda llorando.

 

-          Hey, ¿qué pasa?

 

-          Mira- alzó la pierna mostrándome su pie que tenía unas manchas rojas.

 

-          ¿Qué te pasó?

 

-          Pisé un hormiguero sin darme cuenta.

 

-          Te dije que jugaras, no que hicieras todos mis quehaceres- le regañé, aunque debía admitir que había hecho todo muy bien y las plantas estaban bien empapadas así como a Giselle le gustaba.

 

-          Yo s-solo q-que-quería ju-jugar con-contigo- hablaba entrecortadamente a causa del llanto.

 

 

-          Juguemos- me agaché dándole la espalda- sube, el caballo de la princesa va a llevarla hasta su palacio real.

 

 

 

    Ella sonrió, saltó en mi espalda y se agarró con fuerza, la llevé hasta su cama.

 

 

 

-          Ahora la sirvienta de la princesa va a preparar su tina- no podía creer que me estaba rebajando hasta tal punto, me puse una pañoleta en la cabeza.

 

 

 

    Le saqué otra sonrisa, preparé su tina y esperé afuera hasta que se bañara todo y se vistiera, podía escuchar el sonido de la puerta abrirse, distinguí las voces de Giselle y Lewis.

 

 

 

-          Voy a pasar- le avisé después de media hora, ella estaba tendida en la cama profundamente dormida- mañana terminamos de jugar- le susurré antes de darle un beso en la frente.

 

-          Pero que conmovedora escena- se burló Lewis, él estaba parado junto a la puerta tratando de contenerse la risa.

 

-          Ni una palabra de esto, sólo hice su trabajo, tienen que pagarme por dejarme de niñera por todo el día- añadí al salir de la habitación.

 

 

 

    Esa madrugada, yo estaba leyendo en la sala cuando oigo un fuerte grito.

 

 

 

-          ¡Mayu!- dijimos los tres a la par y nos dirigimos a toda velocidad hasta su habitación.

 

-          ¿Mayu? ¿qué pasa?

 

-          ¡Aléjense monstruos!- estaba acurrucada en una esquina de la habitación tapándose los ojos.

 

-          ¿Qué soñaste?- Giselle iba a acercarse.

 

-          No, ella confía más en él- Lewis me señaló.

 

 

 

    Mayu tenía una mirada extraña, di un suspiro, yo conocía bastante bien aquella mirada, su cuerpo le temblaba de tanto miedo, me empecé a preocupar por ella.

 

 

 

-          Déjenos a solas, yo voy a tranquilizarla- ordené.

 

-          ¿Vas a matarla?- Giselle desconfió.

 

-          No voy a hacerle daño a tu querida hija adoptiva, ahora salgan- le gruñí.

 

-          Maldito Even- murmuré entre dientes, el muy desgraciado estaba manipulando la mente de la niña en sus sueños, por eso ella no podía dormir, no descansaba bien, pero me preguntaba qué más buscaba en la mente de esta pobre niña si tenía casi todos sus recuerdos.

 

 

 

    La arropé con una sábana, pero seguía temblando.

 

 

 

-          Ven, necesitas dormir.

 

-          Ya no quiero dormir, tengo miedo- yo lo sabía más que nadie.

 

-          Yo te voy a cuidar.

 

 

 

    Ella tenía una confianza ciega en mí, me obedeció, utilicé mis poderes especiales para que pudiera dormir bien sin que Even se pudiera meter en su cabeza, tarareé una y otra vez la misma música hasta que ella despertara por la mañana.

 

 

 

-          ¿Dormiste bien?- le pregunté aún sabiendo cual sería la respuesta.

 

-          Sí, ahora juguemos.

 

 

-          No, hoy saldremos a pasearnos y a tomar un rico helado.

 

-          ¿Helado?

 

-          ¿Sabes lo que es eso?- le pregunté.

 

-          No, pero quiero probar.

 

-          Que niña más dulce- pensé en voz alta.

 

 

 

    Mi cariño hacia ella estaba creciendo, tenía que hacer algo para detenerlo antes de que fuera demasiado tarde, yo no podía encariñarme con esa cosa, yo mismo me lo prohibía.

 

 

 

    Después de tomar el helado, íbamos caminando otra vez hasta la mansión cuando sentí la presencia de alguien más.

 

 

 

-          Ya deja de ser cobarde y muéstrate- le desafié esperando a que apareciera.

 

 

 

    Una mujer de rizos negros y ojos azules salió frente a nosotros.

 

 

 

-          Quiero a la niña.

 

-          No.

 

-          Que me des a la niña- me volvió a exigir, entonces me percaté de que ella era humana.

 

-          ¿Para qué la quieres?

 

-          Es mi sobrina- mis ojos se quedaron como platos, se suponía que ella ya no tenía familiares y de repente aparecía esta mujer sospechosa.

End Notes:

Bueno, aquí está el segundo capítulo, espero que les haya gustado, desde el próximo capítulo empieza la verdadera acción n.n

End Notes:

Bueno, aquí está el segundo capítulo, espero que les haya gustado, desde el próximo capítulo empieza la verdadera acción n.n

Regresar al índiceCapítulo III by 00KM
Author's Notes:

A que no esperaban que subiera el tercer capítulo tan rápido eh? pero aquí les dejo n.n

Author's Notes:

A que no esperaban que subiera el tercer capítulo tan rápido eh? pero aquí les dejo n.n

    Mayu se escondió detrás de mí aferrándose por mi camisa con ambas manos.


 


-          Yo no quiero irme con ella- murmuró.


-          Ya la oíste.


-          Escúchame querida- se agachó para estar a su altura- ellos son vampiros, ellos beben sangre de personas como tú, corres peligro.


-          Con Luca no corro ningún peligro- ella corrió en dirección a la mansión.


-          ¡Espera!- iba a seguirla, tuve que reaccionar lo más rápido que pude.


-          ¡Alto ahí!- sostuve su brazo con fuerza.


-          Suéltame- apoyó un arma de cazadores a mi cabeza.


-          Sólo déjala en paz, o voy a dejar de ser amable contigo-le amenacé.


-          Es mi sobrina.


-          No quiere ir contigo.


-          Eso sólo lo dice porque perdió sus recuerdos, no me recuerda.


-          ¿Cómo es que sabes tú eso?- era verdaderamente sospechoso.


-          Esto no se va a quedar así- bajó el arma, no quiso darme explicaciones, cuando la solté se dirigió por el lado contrario al que Mayu había corrido.

 


 


    La encontré jugando en el patio de la mansión con Giselle, en eso Lewis se acercó a mí.


 


-          ¿Quién era esa mujer?


-          No sé.


-          ¿Podría ser vampiro?


-          No, tenía un arma Walt 15


-          Uf… ¿te apuntó con ella?


-          Sí.


-          Es peligrosa.


-          Sabe que Mayu perdió parte de su memoria y dice ser su tía.


-          ¿Y tú qué piensas?


-          Pienso que formó alguna alianza con Even, pero no entiendo por qué la necesitan todavía.


-          Es probable que quieran eliminarla porque si ella recupera sus memorias habrá competencia para ellos.


-          Conozco a su gente, si la quisieran asesinar hace mucho tiempo ya lo harían.


-          Se me había olvidado- murmuró con desprecio- tú eres uno de ellos.


-          Lo era, pero ya no lo soy.


-          Si no lo eras te hubiera disparado esa mujer, ¿le brindas información?


-          Lewis, no me digas que vas a empezar a desconfiar de mí otra vez a estas alturas.


-          Puede ser. 


 


    Me dejó solo con mis pensamientos, yo formé parte de un grupo que trabajaba para un vampiro llamado Even, me escapé de casa y cometí homicidios perfectamente planeados, yo era prácticamente su tesoro, buscamos por años a la única familia de cazadores de vampiros que conocía una forma para que los vampiros vivieran para siempre, ni siquiera un arma de cazadores podría asesinarnos, crearíamos un ejército de vampiros para fines que Even nunca había mencionado, pero yo le juré lealtad y fui casi como su mano derecha.


 


    Me daban todo lo que yo quería, pero sólo me utilizaban a mí y a mi habilidad.


 


    Descubrimos que la familia de Mayu era la que tenía la respuesta a todas nuestras preguntas, pero entonces pasó “aquello” que hizo que yo volviera a estar con mi clan, aunque ahora muchos de ellos desconfian de mí, incluyendo a mi hermano. Cómo Localizar un Celular Móvil [ Contenido Actualizado Octubre del 2024 ]


 


    Unas gotas de agua interrumpieron mis pensamientos, comenzó a lloviznar, di un suspiro, había pasado días sin descansar y eso provocaba que tuviera algo de sed.


 


    Un vampiro puede estar incluso meses y años sin dormir, pero necesita un gran festín diario para ello.


 


-          Vamos adentro o te vas a resfriar si te sigues mojando- me llamó Mayu estando a unos pasos de mí con un paraguas.


-          Los vampiros no se resfrían- no pude evitar soltar una risita, ella era tan inocente y dulce.


-          Igual por si las dudas.


 


    Ya lo tenía que admitir, la niña me agradaba mucho, pero sólo lo admitía en mi interior, no tenía que dejar que mi hermano o Giselle se percataran de ello o se burlarían de mí.

 


 


    Ella se había acostumbrado a tenerme cerca para quedarse dormida, le volví a tararear una canción hasta que se quedara dormida, hubo un momento en el que empecé a alucinar.


 


    Por mi mente pasaron fotográficamente escenas de mi pasado con las que la sangre tenía mucho que ver, mis asesinatos, las personas de las que me alimenté alguna vez.


 


    La sed comenzó a crecer dentro de mí, observé a Mayu deleitándome con su aroma.


 


-          Agh…- traté de abstenerme.


-          Quieres su sangre… oh… se ve tan apetitosa- esa voz risueña retumbó en mi mente.


-          B-basta- murmuré casi sin voz mientras mi sed crecía más y más, las escenas más sangrientas pasaron por mi mente- s-sal de mi cabeza- casi suplicaba.


-          Te conozco, y sé que quieres probarla…- me incliné hacia ella para alucinar con su aroma.


 


    Para los vampiros, disfrutar del aroma de una persona a la que quieren mucho es como drogarse, la habitación daba vueltas y vueltas por mi cabeza.


 


-          Mayu- murmuré casi sin voz posando apenas mis labios en su cuello, cerré los ojos mientras sentía su aroma recorrer por mis vías respiratorias.


 


    Mis colmillos acariciaron su piel aún sin penetrarla o rasguñarla siquiera, mi instinto luchaba en contra de mi voluntad, pero mi instinto era definitivamente mucho más fuerte.


 


-          Agh…- apenas abrí la boca mejor para penetrar mis colmillos en su piel, me llevé una mano tapándome la boca.


 


    Emití un gemido de dolor cuando sentí que algo penetró violentamente mi dedo insular.


 


    Pude escucharlo, Even se reía de mí, su risa se oyó cada vez más lejana y finalmente dejó de perturbarme.


 


    Salí de la habitación a toda prisa antes de que cometiera una locura, me encontré con Lewis allí afuera en el pasillo, él miró mi mano de la cual chorreaba sangre.


 


-          …- se rió a carcajadas de mí- ¿te mordiste a ti mismo?


-          ¡Cierra la boca Lewis, eso le pasa a cualquiera alguna vez en su vida!


-          Ya no eres un niño, sólo los niños que no pueden controlar su sed hacen eso.


-          Yo nunca lo hice de niño a diferencia de otras personas inútiles.


-          Pero yo no lo hice de viejo- listo, esa discusión la había ganado él.


 


-          ¿Qué pasó?- Giselle salió de su habitación- te heriste- me habló con dulzura, sabía lo que significaba ese comportamiento.


-          Por favor sánalo- le pasé la mano.


 


    Yo la había convertido en vampiro así que por más de que tuviera sentimientos por mi hermano, ella compartía lazos más importantes conmigo y sentiría sed ya sea al verme a mí o a la persona a quien ama.


 


    Lamió mi herida disfrutando de cada gota de mi sangre, a mi hermano le molestaba tener que ver eso, yo más que nadie lo sabía, pero sabía cómo tentarlo de una forma peor.

 


 


    Aparté mi mano de Giselle.


 


-          Ya es más que suficiente- la abracé apoyándola con fuerza contra mí- ahora es mi turno- le susurré…


 


    Mordí su cuello con impaciencia, a ella le encantaban mis mordidas por lo que no pudo evitar gemir, escuché los pasos de Lewis alejarse, después se escuchó un fuerte portazo.


 


    Cuando creí que era suficiente la solté, ella volvió a la normalidad, anteriormente había estado en un trance desde que deseó mi sangre y después se ofreció, después de todo se suponía que ella sería mi compañera y debía sentirse así, pero Lewis se puso en medio de nosotros.


 


-          ¿Crees que Lewis se haya molestado?


-          Me tiene sin cuidado si lo hizo o no- respondí con indiferencia.


-          Claro que sí estúpida, él está enamorado de ti- pensé mientras la veía encerrarse en su cuarto con la cabeza gacha como una niña que acababa de portarse mal.


-          Eso te pasa por molestarme Lewis- murmuré, sabía que él no me escucharía, pero me gustaba festejar una victoria más aunque la verdad era que la sangre de Giselle no me satisfacía tanto ya que yo no tenía sentimientos mayores a los de una simple amistad por ella, cuando la transformé sí, estaba perdidamente enamorado de ella, pero ella no me correspondió nunca, lo que hizo que mi corazón se enfriara.


 


    Pasaron semanas muy relajantes para mí, Mayu hacía todo el trabajo que se me encomendaba a cambio de jugar, pero lo gracioso (y beneficioso para mí) era que acababa el día completamente exhausta y dormía sin jugar conmigo.


 


    Todo iba bien hasta que una mañana vi a Even en sueños, tuvimos una charla, o mejor dicho discusión como siempre, me molestaba que se metiera en mi cabeza cuando se le diera la gana, y controlaba mi sed a su antojo para divertirse.


 


-          ¿Te pasa algo Luca?- me preguntó una mañana Mayu notando que estaba de muy mal humor.


-          No- estábamos solos en la mansión, era un fastidio tenerla cerca tan temprano y que me cuestionara tanto.


-          Sé que sí, ¿tuviste pesadillas?


-          Algo así


-          Te presto a Osi por las noches entonces- me pasó su oso de peluche, se lo había regalado una semana antes.


-          Eso no va a ayudarme en nada.


-          Snif…snif…- empezó a sollozar, no quería que se ponga a llorar, tenía un dolor de cabeza que ya era más que suficiente.


-          De acuerdo, de acuerdo, voy a dormir con Osi…


-          ¡Sí!- exclamó con alegría dando saltitos.


-          ¡Mayu!- resbaló cayéndose para atrás por la mesa.


-          Auch…- se quejó.


-          ¿Estás bien?

 


-          Me corté con el cuchillo que estaba en la mesa, mamá solía limpiar la herida y darle un beso para que no me doliera- lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.


-          Eso mismo haré- le tomé de la mano e hice que el agua de la canilla chorreara por ella.


 


    Esa había sido una mala idea, veía el agua caer de un tono rosa, se me secó la garganta.


 


-          A puesto a que lo deseas tanto…-nuevamente me perturbó la voz de Even, ¿qué era lo que quería ganar con eso?


-          Ya e-esta- sólo quería salir corriendo de allí.


 


    Iba a ponerle rápidamente la curita y saldría de allí huyendo pero el aroma de su sangre me tentó nuevamente. Imágenes llenas de sangre pasaron por mi mente, ya no lo soportaba más, luché contra ello cerrando mis ojos con fuerza pero no dio resultado, me vi tentado a lamer su herida.


 


    Su sabor era tan dulce, nunca había probado una sangre tan exquisita como esa o solo era la manipulación de Even.


 


-          ¿Luca?- notó que mi respiración estaba totalmente agitada.


-          No…- gruñí, pero ya no lo pude soportar, el sentimiento de cariño hacia ella más el olor y sabor de su sangre, todo combinado era la cosa más tentadora y a la vez más prohibida que había experimentado en mi vida.


-          ¿Me escuchas Luca?- su voz se perdió, aparté su larga cabellera de su cuello, ella empezó a temblar y se aferró fuerte a mi remera- ¿qué vas a hacer Luca?


-          Mayu… perdóname…- dije casi sin aire, fue todo lo que pudo salir de mi boca antes de cometer una locura.


 


    Con deslizar mis colmillos y rasparle la piel no era suficiente, necesitaba más sangre, nuevamente traté de detenerme, pero mi instinto era mucho más fuerte, mis colmillos perforaron su piel provocando que ella diera un grito estridente.


 


 


 

End Notes:

Qué les pareció el capítulo? quiero agradecer a los que me han leído y también agradezco los comentarios n.n A más tardar el miércoles subo el siguiente cap...

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Qué les pareció el capítulo? quiero agradecer a los que me han leído y también agradezco los comentarios n.n A más tardar el miércoles subo el siguiente cap...

Regresar al índiceCapítulo IV by 00KM

Escuchar su grito hizo que mis colmillos se engancharan a su piel con más fuerza, ella me daba empujones que eran inútiles debido a su poca fuerza.


 


 


 


-          ¡Luca!… ¡detente!- comenzó a sollozar, me aparté de ella difícilmente.


 


 


    Mayu me miraba completamente aterrada, toda la imagen de héroe que tenía de mí se desboronó en tan solo un segundo, me sentía el ser más despreciable del planeta.


 


 


 


-          Todos los vampiros que le hacen daño a los humanos deben morir, para crear un equilibrio entre estos dos mundos existen los cazadores de vampiros, ellos se encargarán que peste como tú desaparezca de este planeta- comenzó a decir todas esas palabras con tanto desprecio, sin duda alguna mi mordida le había regresado todos sus recuerdos.

 


 


-          Mayu…


 


-          ¡No me toques bestia!- se puso de pie, con una mano cubría su herida manchándose de sangre hasta las mangas.


 


-          …- me quedé en silencio mirando al suelo, no me atrevía a mirarle a la cara, fue entonces cuando se desplomó al suelo quedando inconsciente.


 


-          ¡Mayu!- la tomé en brazos y traté su herida, poco después volvió a abrir sus ojos.


 


 


    Se asustó al verme y se tocó el cuello.


 


 


 


-          ¡Tú me mordiste!- al parecer no recordaba todo ese recital que me había dicho con tanto odio, ella en verdad estaba muy asustada.


 


-          Perdóname yo no quise…


 


-          Esa mujer tenía razón.


 


-          Yo no quise…- ¡maldita sea! No podía terminar esa frase por culpa del estúpido nudo en la garganta que sentía en ese momento.


 


 


 


    Iba a acariciar su cabeza cuando ella se escabulló velozmente de mí, salió corriendo de la mansión.


 


 


 


    La perdí de vista, me comencé a desesperar, ella estaba sola, en la calle, era peligroso, no sólo vampiros podrían estar al asecho, sino también podría cruzar la calle sin mirar y podría sufrir un accidente.


 


 


 


    La busqué rincón por rincón, la encontré sentada en un columpio, pero no estaba sola.


 


 


 


    ¿Alguna vez sintieron que por más de que quisieran alcanzar a una persona con todas sus fuerzas antes de que le pasara algo, las cosas le suceden más rápido de lo que uno puede correr?


 


 


 


    En ese momento yo lo sentí, junto a ella estaba un hombre alto, rubio de tez muy pálida, sus ojos celestes se posaron en mí, él sonrió con malicia y le pasó la mano a Mayu.


 


 


 


-          ¡No!- dejé de sentir mis piernas mientras corría hasta el otro lado del parque donde ella se encontraba.


 


 


 


    Ella tomó su mano con toda la confianza del mundo, yo estaba por llegar, la iba a apartar de él.


 


 


 


-          ¡Mayu!- ella se desvanecía frente a mis ojos junto con ese hombre,  iba a alcanzarla, yo podía hacerlo.


 


 


 


    No pude lograrlo a tiempo, ella se desvaneció justo antes de que llegara a ella, hubo un segundo, un miserable segundo de diferencia, si hubiera llegado un segundo antes la hubiera salvado de él, caí al otro lado del columpio provocando que muchos niños se burlaran de mí.

 


 


 


 


-          ¡Even!... ¡Maledetto!, sfortunati bambini perra!- (¡Even!... ¡Maldito, desgraciado hijo de pe***!)… grité con todas mis fuerzas, pero él ya no me podía oír.


 


 


 


    Me quedé a vagar por las calles, tenía que pensar cómo encontrar a Mayu, me puse ambas manos en la cabeza, estaba desesperado, suspire ahogadamente.


 


 


 


-          ¡Qué bien la cuidaste!- escuché en eso una voz sarcástica femenina.


 


-          ¿Qué quieres?- añadí de mala gana, ella se sentó a mi lado en el banco.


 


-          Es mi sobrina, quiero encontrarla.


 


-          No me vengas con eso otra vez.


 


-          Mira, no vine aquí para discutir contigo, necesito tu ayuda.


 


-          ¿Tú necesitas mi ayuda?- alcé la vista.


 


-          Primero te lo diré todo, los cazadores de vampiros tienen habilidades como los vampiros.


 


-          Eso ya lo sé.


 


-          Yo no tengo una habilidad de combate tan perfecta, es más, no tengo habilidad de combate, pero sí algo muy especial, yo veo el presente de las personas.


 


-          ¿Y cómo es eso?


 


-          Estarás pensando que esta habilidad es estúpida…


 


-          Me estás asustando- murmuré.


 


-          Es lo que todos piensan, pero yo puedo ver a través de los ojos que ve la persona que yo quiero en el presente, lo que piensa en el presente, pero no puedo interferir en sus pensamientos o acciones.


 


-          Entonces sabes dónde está Mayu.


 


-          Ella ahora está viendo una habitación hermosamente decorada.


 


-          ¿De qué color?


 


-          Azul, una cómoda cama, hay ventanas y cortinas blancas.


 


-          Creo saber donde están.


 


-          Eso es- me dio un toque- eso era lo que quería de ti, ¿dónde es?


 


-          No podemos ir solos, hay una máxima seguridad en ese lugar, he estado allí un par de veces.


 


-          ¿Es un motel de 5 estrellas?


 


-          No, es una mansión ubicada en una isla.


 


-          Se me olvidaba, mi nombre es Amelia.


 


-          No me interesa- me puse de pie- ahora tengo que convencer a Lewis y a Giselle que nos ayuden, si no me matan antes de que les cuente todo lo sucedido.


 

 


 

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Author's Notes:

Lamento la tardanza, pero aquí ya está, el capítulo 5 n.n

Author's Notes:

Lamento la tardanza, pero aquí ya está, el capítulo 5 n.n

 No me asesinaron sólo porque yo era el único que conocía exactamente dónde estaba Mayu, sólo quería salvarla, y después desaparecería de su vida para siempre.

 

 

-          Si me la hubieras entregado cuando te lo pedí nada de esto estaría pasando- añadió Amelia, ella sabía cómo me sentía en ese momento y aún así trataba de que me sintiera peor.

 

-          Te la entregaré cuando la salvemos.

 

-          Eso nunca pasará- interrumpió Giselle.

 

-          Ella no te pertenece Giselle, tenemos que ponerla a salvo de Even y qué mejor lugar que en una casa minada de cazadores de vampiros.

 

-          Em… hay un pequeño inconveniente- intervino Amelia otra vez.

 

-          ¿Cuál?- me volví hacia ella.

 

-          A mí me desocuparon por alta traición.

 

-          ¿Traicionaste a los tuyos?- eso sí me sorprendió.

 

-          Cuando tenía dieciséis tuve un romance con un vampiro recién transformado, él rompió ciertas reglas y lo perseguían, escapamos juntos.

 

-          Eso significa que vives sola.

 

-          Pero mi deber es mantener con vida a la última persona de la familia que sabe el secreto.

 

-          O sea que tú no lo sabes.

 

-          No del todo.

 

-          Lleguemos a un acuerdo…- me detuve.

 

-          Dominic, no es momento de hacer negocios- añadió Lewis con voz grave.

 

-          ¡Cállate!... salvaré a Mayu, y también te la entregaré pero a cambio, tú te encargarás de ayudarla a que su memoria regrese y cuando eso suceda, nos vas a decir el secreto de tu familia.

 

-          Trato hecho- extendió su mano.

 

-          No me convence- no podía arriesgarme a que no cumpliera la palabra.

 

-          Ya te dije que es un trato hecho…

 

-          Si es así, supongo que no te molestaría si…- me acerqué a ella, mi voz la hipnotizó por completo, Giselle y Lewis dieron un paso atrás sabiendo ya lo que yo estaba por hacer.

 

 

 

    Me mordí un dedo, ella estaba bajo el hechizo de mi voz.

 

 

 

-          Abre la boca- obedeció, pocas gotas de mi sangre goteó en ella- ciérrala.

 

 

 

    Planté mis colmillos en ella pero no bebí nada, sólo limpié su herida con mi lengua, una marca apareció en el lugar de mi mordida.

 

 

 

-          Ahora me perteneces, y te ordeno a que cumplas con tu palabra, y también te puedo jurar que si llegas a beber una gota de la sangre de Mayu, te aniquilaré.

 

-          Eres un… tramposo- ella había vuelto a la normalidad.

 

 

 

    Yo la ignoré completamente y seguí caminando hasta llegar a un puerto, subimos a un yate alquilado y nos dirigimos a una isla.

 

 

 

 

-          Esto es raro- el lugar estaba vacío, se suponía que estaría repleto de vampiros que trabajaban para Even.

 

-          Te cubriremos la espalda, tú ve a salvarla- añadió Giselle.

 

 

 

    Entré a la mansión sin ningún problema, todos se quedaron afuera, escuché unos sonidos, la pelea afuera había empezado, me dirigí hacia el cuarto del que provenía esa música clásica.

 

 

 

-          No esperaba menos de ti- Even estaba sentado junto a Mayu.

 

-          ¡Mayu!- di unos pasos.

 

-          No tan rápido- sacó una filosa cuchilla y la apoyó contra el cuello de la dormida Mayu.

 

-          Hice un descubrimiento- entonces noté que ella estaba más pálida de lo normal, ¿cómo no había visto esas marcas de mordidas antes?

 

-          Tú… la estás torturando.

 

-          Mi plan no era este desde el principio, si no hubieras asesinado a mi camarada cuando bloqueó la memoria de la niña y copió toda la información en su cerebro nada de esto estaría pasando ahora.

 

-          Por más de que la tortures ella no dirá nada porque en serio no recuerda nada de eso.

 

-          No la estoy torturando, te estuve siguiendo los pasos todo este tiempo, cuando bebiste de su sangre su mente se desbloqueó por un momento, como por cinco minutos aproximadamente así que yo hice lo mismo y poco a poco le fui sacando información, pero la niña esta anémica…

 

-          Una mordida más y te juro que…

 

-          No harás nada porque posiblemente ya muera, pero tendré lo que yo quiero.

 

 

 

    Yo no podía hacer nada, si me movía él le cortaba el cuello y buscaría de otra forma la información que necesita, él es así, lo conozco bastante bien, pero si la vuelve a morder, ella podría morir.

 

 

 

    Mi salvación llegó justo en ese momento, Amelia entró por la ventana, lo atravesó con un pedazo de vidrio, o al menos eso fue lo que creí, el cuerpo de Even se encendió el llamas, pero la llama era de un color verde, había olvidado completamente su habilidad, no era sólo controlar el fuego, sino que también de acuerdo al color de la llama tenía una unción diferente.

 

 

 

    La amarilla era defensiva, la roja ofensiva, la naranja para quemar objetos, y la verde para sanarse a sí mismo.

 

 

 

-          Nos volveremos a ver- se transformó en un cuervo, iba a escapar.

 

-          ¡Tenemos cuentas pendientes Even!- salí por la ventana, mi habilidad era el sonido, di un grito, el ave se tambaleó y cayó al suelo.

 

 

    Antes de tirarme desde allí tomé una espada que colgaba en la pared junto con otras armas, había actuado tan rápido que olvidé bloquear los efectos de mi ataque en mí, estaba mareado pero me planté justo frente al ave tirada en el suelo, se volvió a transformar en Even.

 

 

 

 

    Me miraba aún confundido por el efecto, entonces atravesé la espada en él, al menos eso fue lo que creí.

 

 

 

-          ¡Dominic!- escuché el grito desesperado de Giselle

 

 

 

    Sentí un dolor punzante en mi estómago.

 

 

 

-          Hiciste algo verdaderamente estúpido- me dijo Even, el efecto en él había terminado, mi vista se nubló, pero tenía todavía muchas cosas que hacer antes de quedarme inconsciente.

 

 

 

    El maldito de Even volvió a escapar, yo me dirigí nuevamente en la mansión, apenar miré la hoja ésta se prendió en llamas, toda la casa comenzó a quemarse.

 

 

 

-          Tenemos que salir de aquí ahora, Giselle saca de aquí a Mayu, yo me encargo de Dominic- ordenó Lewis.

 

 

 

    Yo todavía no me rendía, no acepté la ayuda de Lewis para salir de la mansión, noté que Mayu había recobrado el conocimiento en los brazos de Giselle.

 

 

 

-          Luca- pronunció débilmente mi nombre.

 

-          Perdóname Mayu…- ella tomó mi mano y la pasó por su mejilla.

 

-          Me salvaste otra vez…

 

 

 

    En ese momento caí rendido en el suelo, cuando abrí los ojos ya me encontraba en mi habitación.

 

 

 

-          No creas que sólo porque te atravesaste con una espada vas a librarte de los quehaceres que te tocan- Giselle estaba sentada junto a mí.

 

-          Mayu los hará sin ningún problema, déjame descansar- al voltearme vi al peluche de Mayu junto a mí.

 

-          No lo recuerdas ¿verdad?- preguntó ella, yo di un suspiro, lo recordaba vagamente.

 

-          Ella ya no está aquí ¿verdad?- ya sabía la respuesta.

 

-          Se fue con Amelia, ese era el trato.

 

 

 

    Me senté, mi herida había sanado, sabía que era obra de los poderes curativos de Giselle, y de seguro también había sanado las heridas de Mayu sin dejar cicatrices.

 

 

- ¿Cuántos años crees que tarde en regresar?- pregunté poniéndome de pie.

 

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¿Qué les pareció el capítulo?

Prometo no tardar tanto en subir el siguiente capi n.n

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    Estaba sentada bajo un árbol, tenía una flor de cerezo en el cabello, me mostró una gentil sonrisa y me llamó con su angelical voz.


 


-          Luca, vamos a jugar- su imagen de niña se borraba cada vez que me acercaba más a ella.


 


 


    Desapareció completamente una vez que llegué a dónde ella estaba.


 


 


-          Mayu- dije su nombre.


-          Levántate ya perezoso- escuché la voz de Giselle.


 


 


    Al abrir los ojos me encontré con la fina mano de Giselle que jalaba de mi brazo, en ella se encontraba un anillo de compromiso.

 


 


 


-          Tienes que hacer los quehaceres de la casa.


-          Ya enseguida voy- añadí aún medio dormido.


 


 


    Ella salió de mi habitación, yo tenía la mirada clavaba en ese oso de peluche que abrazaba cuando dormía.


 


 


-          Buenos días Osi- murmuré, era lo único de ella que me quedaba.


 


 


    Había sido un día agotador, yo me había sumergido en la monotonía desde que ella se fue, la luna había salido, salí de la mansión, tenía que despejar mi mente y además tenía sed.


 


 


    Me llamó la atención aquellas luces, no me había dado cuenta que el verano acababa de llegar, el parque de atracciones estaba abierto.


 


 


    El lugar estaba lleno de gente, vi a un montón de niños jugando felices, entonces vi a una niña, era idéntica… no podía ser verdad, ¿cuántos años habían pasado? ¿Ocho? ¿O quizás nueve?


 


 


    Ella ya debería haberse vuelto una señorita.


 


 


    Encontré finalmente a una víctima, las mujeres eran más fáciles de engañar, la joven estaba sola, la estuve espiando toda la noche, ella salió del parque, yo la iba siguiendo, su aroma era cada vez más tentador.


 


 


    Íbamos por una calle muy oscura y desolada, pero ella caminaba tranquilamente, como si no tuviera miedo de nada, entonces se giró repentinamente hacia mí.


 


 


-          ¡No te me acerques vampiro!- sus ojos color miel se posaron en mí, ella sacó una pequeña arma de su bolsillo y me apuntó con ella.


-          ¡Diablos!- no me había dado cuenta que ella era una de ellos.


-          No te hablo a ti- añadió- cambió la dirección de su arma.


 


 


    Detrás de mi estaba una mujer.


 


 


-          Leila J, recompensa trescientos dólares- la joven sonrió.


-          Una novata no podrá capturarme.


 


 


    La vampiresa era muy veloz, en un abrir y cerrar de ojos ya había tirado a la cazadora en el suelo, pero ella aún no se rendía, no hice nada al respecto, me encantaba ver peleas de mujeres.


 


 


    Después de un largo rato, con arañazos, bofetadas y más, finalmente asesinó a la vampiresa.


 


 


-          ¿Disfrutaste del espectáculo?- añadió ella mientras se sacudía la espalda.


-          Me hubiera gustado que hubieran roto más sus ropas.


-          Eres un pervertido- me sentenció.


 


 


    La brisa despeinó un poco su larga cabellera de color castaño claro casi rubio, ella guardó su arma.


 


 


-          Hey, aún estás con un vampiro.


-          No eres peligroso, si lo fueras ya me hubieras atacado cuando estábamos en el parque.


-          Qué actitud- ella era muy fría y me hablaba con un tono algo arrogante- déjame adivinar, estás de mal humor porque te dejó plantado tu novio allí.


-          No tengo novio.


-          Entonces…


-          Ni lo pienses- me cortó la inspiración, era como si supiera lo que yo iba a decir.


-          Agh, en serio tengo mucha hambre- me quejé en voz baja para que ella no pudiera escucharme.


 


 


    Entonces creí verlo, en su cuello vi una cicatriz.


 


 


    Caminé más rápido, ella se percató al instante.


 


 


-          No tan cerca vampiro- me amenazó con su ar

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