Princesa de la Muerte by lucydark666
La idea de hacer este fic se me ocurrió luego de haber visto una serie de anime llamada Shikabane Hime (si no la han visto se las recomiendo... es muy buena).
Kagome una vez más es víctima de los desprecios de Inuyasha, y es debido a eso que ella se hunde en la tristeza hasta tal punto en que muere... pero qué pasará cuando ella sea revivida y su vida haya cambiado por completo? Ahora es más fuerte que antes?
"Kagome... en qué te haz convertido...?"
FINALIZADO!!!!!!!!!
Categories: INUYASHA Characters: Inuyasha, Kagome, Kikyo, Miroku, Sango
Generos: Misterio
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 30 Completed: Sí Word count: 48380 Read: 17549 Published: 07/06/2011 Updated: 07/10/2011
La idea de hacer este fic se me ocurrió luego de haber visto una serie de anime llamada Shikabane Hime (si no la han visto se las recomiendo... es muy buena).
Kagome una vez más es víctima de los desprecios de Inuyasha, y es debido a eso que ella se hunde en la tristeza hasta tal punto en que muere... pero qué pasará cuando ella sea revivida y su vida haya cambiado por completo? Ahora es más fuerte que antes?
"Kagome... en qué te haz convertido...?"
FINALIZADO!!!!!!!!!
Categories: INUYASHA Characters: Inuyasha, Kagome, Kikyo, Miroku, Sango
Generos: Misterio
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 30 Completed: Sí Word count: 48380 Read: 17549 Published: 07/06/2011 Updated: 07/10/2011
Es una idea un poco extraña, pero espero les guste!!
P.D: Los que han leído mis otros fics, les informo que no he actualizado porque aún no he terminado las historias, en cuánto las termine, prometo que las publicaré... espero me perdonen T_T).
Es una idea un poco extraña, pero espero les guste!!
P.D: Los que han leído mis otros fics, les informo que no he actualizado porque aún no he terminado las historias, en cuánto las termine, prometo que las publicaré... espero me perdonen T_T).
Capítulo 1 Muerte by lucydark666Los personajes de esta serie no me pertenecen.
-- diálogos
"" pensamientos
------ cambios de escena
Los personajes de esta serie no me pertenecen.
-- diálogos
"" pensamientos
------ cambios de escena
Lágrimas, sólo había lágrimas en los ojos de aquella chica de tez blanca y cabello azabache. Su dolor la convertía en un mar de aquellas gotas saladas que tanto detestaba mostrar.
-soy débil- murmuraba para sí misma regañándose una y otra vez por tener que llorar de nuevo. El llanto ya se había vuelto una costumbre desde que había llegado a aquella época que tan llena estaba de peligros, y su dolor solo era provocado por una sola cosa: un cierto hanyou...
Así es, de nuevo ese odioso y orgulloso hanyou de ojos dorados la había hecho sentir mal.
Caminaba lentamente por el frondoso bosque como que si los pies le pesaran una tonelada, iba con la cabeza gacha haciendo que sus cabellos taparan su rostro deprimido, deseaba huir de allí, pero no se sentía con las fuerzas de saltar aunque sea por el pozo.
La sola idea de huir como una cobarde la hacía sentir peor y recordar una y otra vez lo sucedido hacía unas horas atrás.
- - - - - - - Flash back - - - - - -
Iban caminando todos como de costumbre, Sango y Miroku a la delantera, Shippo en los hombros de Kagome quien iba detrás junto con Inuyasha. Caminaban tranquilamente hasta que algo detuvo al hanyou.
-qué sucede Inuyasha?- preguntó la miko preocupada al ver que el hanyou se detuvo de pronto y hacía gestos que daban a entender que algo se aproximaba.
-se acerca un demonio- dijo el ojidorado, posicionándose para atacar.
Y tal como Inuyasha lo había prescrito, un demonio con alas de buitre se aproximaba a ellos, al parecer querían robarle los pocos fragmentos de la perla de Shikon que Kagome llevaba consigo, puesto que el demonio voló en dirección hacia donde estaba la miko. Kagome, en un intento por defenderse, preparó su arco y lanzó la flecha con rapidez, sin embargo; su nerviosismo fue tanto que no consideró la idea de que Inuyasha estaba dispuesto a protegerla y que ya éste se encontraba en medio del demonio y ella, por lo que la flecha alcanzó el cuerpo del híbrido, haciendo que Inuyasha cayera al suelo.
-Inuyasha!!- exclamó la miko quien inmediatamente fue a socorrer a Inuyasha, sintiéndose culpable por su torpeza. Sango y Miroku se posicionaron rápidamente y acabaron al demonio con ayuda del hiraikotsu de Sango y con los pergaminos de Miroku, haciendo que Inuyasha esta vez no fuera el héroe.
-estás bien? perdón, yo...- Kagome pensaba pedirle disculpas por lo ocurrido, por suerte la flecha quedó clavada en el brazo izquierdo de Inuyasha, sin embargo le producía dolor puesto que estaba purificada.
-feh! tonta!! mira lo que haces! quién te pidió que lanzaras una flecha? no era necesario!!- le gritó de forma violenta, haciendo que los ojos de Kagome tomaran una expresión triste.
-yo sólo iba a defenderme!!- le respondió la miko de cabellos como la noche.
-vaya manera de hacerlo! no sé hasta cuándo vas a tener tan mala puntería! no entiendo como es eso de que eres la reencarnación de Kikyo! ella si es buena en la arquería!!- le gritó de la misma forma despectiva, el hanyou de ojos dorados.
Kagome se sintió peor que nunca, además de que le llamara inútil, la había comparado una vez más c0n Kikyo... es que acaso no la consideraba un poco? por qué siempre tenía que ser tan odioso con ella? tan insensible? Kagome se sintió como un estorbo, y no hizo más que armarse de valor para no llorar en frente de él y levantarse con cuidado. Inuyasha en cambio, se percató de la tristeza de Kagome, había metido la pata una vez más y estaba esperando a ser sentenciado con un "siéntate" de los más poderosos. Sin embargo eso no ocurrió, Kagome se había levantado con pesadez y le había dado la espalda, para luego comenzar a caminar lenta y silenciosamente en dirección hacia el bosque. Inuyasha se quedó perplejo, no esperaba esa reacción, así que fue tras ella pero la chica se detuvo al darse cuenta que el hanyou la seguía.
-a dónde demonios vas?- le preguntó con rabia y sujetando con rudeza el brazo derecho de la miko, que para su sorpresa, ésta se volteó rápidamente y le dio una bofetada tan fuerte que le dejó la mejilla roja con la marca de su mano, dejando a un Inuyasha totalmente estupefacto.
-no me sigas!!- le gritó Kagome con las pocas fuerzas que tenía para contener las lágrimas. Luego se echó a correr hacia el interior del bosque.
- - - - - Fin de Flash Back - - - - -
-idiota- murmuraba Kagome, estaba harta de la actitud de Inuyasha, no había forma de que él fuese amable con ella aunque sea una vez en su vida. Ella sólo intentaba defenderse y no hizo más que insultarla por ello. Estaba harta de ser un estorbo y por eso había querido ser ella la que se defendiera de ese demonio. Pero no. Inuyasha siempre la protegía... pero por qué lo hacía? por un momento quiso convencerse de que lo hacía porque la quería, pero eso no era cierto. La defendía porque no podía permitir que ella muriese porque de otro modo no tuviera quien detectara los fragmentos de la perla de Shikon... "pero Kikyo también puede hacerlo, y con ella él sería feliz, ya que es el amor de su vida", pensó Kagome. "Kikyo". Escuchar ese nombre le dolía, y le dolía mucho más cuando salía de la boca de Inuyasha. Por qué siempre ella era la mejor en todo? la mejor sacerdotiza, la mejor arquera, la mejor todo. Definitivamente estaba harta de ser comparada con Kikyo.
-y sigo llorando- se dijo a sí misma al darse cuenta que las lágrimas seguían cayendo por su rostro. No le prestó atención, estaba tan dolida que ya sólo quería llorar hasta que sus ojos se secaran, iba tan sumergida en sus pensamientos y en su tristeza que no se dió cuenta que estaba en la orilla de una montaña y que con una mala pisada, resbaló y cayó por una barranco que parecía tener muchos metros de altura. Apenas podía distinguir el suelo que estaba debajo de sus pies que flotaban en el aire. Se pudo sostener de una rama que estaba pegada a la pendiente en la que se encontraba. Necesitaba gritar para que alguien la escuchara y fuera por su ayuda. Sin embargo, se sentía tan débil y tonta por no haberse percatado del peligro en el que se encontraba que no tenía fuerzas para soltar aunque sea un murmullo. Sintió mucha desesperación y tristeza al ver que la rama de donde estaba sujeta comenzaba a quebrarse. "Voy a morir". Pensó. Su muerte sería dolorosa y triste, sin mencionar que no pudo demostrarle sus sentimientos al hanyou que tanto amaba. "Inuyasha". Pensó en él, sus ojos dorados, su cabellos plateados, su mirada orgullosa, sin duda a pesar de todo, ella lo amaba y con más intensidad de la que ella pensaba. "No vino a buscarme". Se escuchó en su mente esa frase que le dolía, hacía horas que se había internado en el bosque y ella era tan insigificante para el hanyou que ni siquiera había ido en su búsqueda. Más lágrimas surcaron las mejillas de la joven mientras la rama se quebraba con mayor rapidez. Solo bastaron unos minutos para que la rama se rompiera, haciendo que Kagome cayera por aquel precipicio, muchos metros abajo. "Te amo, Inuyasha" pensó, antes de morir.
Solo se escuchó un estruendo leve, y muchos pájaros tomaron vuelo asustados, por el ruido que habían escuchado, algo había caído de las alturas y había impactado con fuerza en el suelo. Un hombre de ropajes extraños iba caminando cerca del lugar, escuchó aquel extraño ruido y fue en dirección de este.
Movió algunos arbustos y se sorprendió con la imagen que tenía en frente de sus ojos: una joven de piel blanca que parecía de la más fina porcelana, con cabellos azabaches largos hasta su cintura, de piernas torneadas y estrecha cintura, yacía muerta en medio de aquel bosque, con restos de lágrimas en sus ojos...
Continuará....
Regresar al índiceCapítulo 2 Desesperación. by lucydark666
Ya era de noche, y la luna se mostraba tímida en medio de muchas estrellas. Y 4 seres estaban sentados en frente de una fogata, se mostraban preocupados.
-Inuyasha, no crees que ya es hora de salir a buscar a Kagome? Hace medio día que se fue- decía un muy preocupado Shippo, quien movía su pequeña pierna de forma inquieta, estaba nervioso.
-feh!! de seguro se marchó a su casa!!- exclamó Inuyasha, quien fingía no estar preocupado, la verdad era que aquella joven estaba demorando mucho en aparecerse, pero como la chica acostumbraba a marcharse para su casa cada vez que se enojaba, eso lo hacía tranquilizarce un poco.
-pero ella nos hubiese avisado- insistía Shippo.
-Shippo tiene razón Inuyasha, la señorita Kagome siempre avisa cuando se va, además el bosque donde ella entró no está en dirección al pozo- agregó el monje Miroku con un tono preocupado.
-Miroku tiene razón Inuyasha, el pozo está lejos de aquí- sentenció Sango.
-feh!! déjenme en paz!!- exclamó de nuevo el hanyou, mientras salía a buscar a aquella mujer que le causaba tantas preocupaciones.
Tardó horas buscando, juraba haber recorrido buena parte del bosque contando con que Kagome no se habría ido tan lejos para no perderse. Sin embargo su instinto había fallado, Kagome no se encontraba por ninguna parte. Comenzó a desesperarse.
Al cabo rato de no encontrar nada, regresó hacia donde estaban sus amigos. Estaba afligido y se sentía culpable por la desaparición de Kagome.
-qué paso Inuyasha?- preguntó rápidamente la exterminadora acercándose a Inuyasha.
-no... la encuentro...- murmuró el hanyou a duras penas.
-no puede ser...!- exclamó Sango con un tono de preocupación exacerbado, no podía perder a su amiga.
-es imposible! no sientes su olor por ninguna parte?- preguntó Miroku, mirando a los ojos a Inuyasha.
El hanyou negó con la cabeza.
-todo esto es tu culpa!! si no hubieses hecho enojar a Kagome ella no se hubiese ido!!- gritaba Shippo, dándole pequeños golpes al hanyou en su pecho, dando saltitos para llegar al mismo mientras lloraba.
Inuyasha se sentía fatal, Shippo tenía razón, todo era su culpa. Si no hubiese sido tan idiota y no le hubiese dicho a Kagome aquellas ofensas ella estuviera presente con ellos. "Maldición! yo sólo iba a protegerla!" pensaba para sí. Él estaba acostumbrado a protegerla y le molestaba la idea de que ella quisiera enfrentarse sola. Acaso ella no consideraba su protección? a él siempre le ha gustado protegerla, pero ella no entendía eso. Sin embargo, eso no era motivo para tratarla de ese modo, todo seguía siendo su culpa.
Salió de sus pensamientos al escuchar el rugido de Kirara cuando se transformaba, y vió a sus amigos montados encima de la mononoke.
-iremos a buscar a Kagome- dijo Shippo.
Inuyasha asintió con la cabeza y le dijo a sus amigos que ellos buscaran en los alrededores del bosque, ya que él pensaba internarse un poco más.
"puede que Kagome haya ido más lejos". Y salió en su búsqueda nuevamente.
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El hombre de ropajes extraños se había llevado a la chica que había encontrado en el bosque hasta su casa, ésta parecía un palacio. Era enorme y con puertas muy grandes. Habían muchos niños, y mujeres que cuidaban de ellos, todos sonreían con dulzura. Al llegar, una mujer le abrió la puerta y le hizo una reverencia mientras posaba sus ojos en la chica que yacía muerta en los brazos de aquel hombre.
-vas a salvarla?- le preguntó aquella mujer de ojos verdes con una mirada dulce, vestía un kimono rosado.
El hombre solo le devolvió la mirada y siguió derecho hasta una habitación que parecía más bien un templo sagrado. Tenía velas encendidas por todas partes y una enorme figura de Buda en el centro, juntos con otras imágenes de criaturas sagradas a sus costados. Colocó a Kagome cuidadosamente sobre el suelo y la observó durante unos minutos. Se sumergió en sus pensamientos para luego tomar una firme decisión. Acto seguido, el hombre comenzó a rezar varias oraciones
haciendo que el cuerpo de Kagome comenzara a brillar.
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Inuyasha casi llegaba hasta el final del bosque, cuando se percató que había subido hasta lo más alto de la montaña. Se detuvo al sentir por unos instantes el olor de Kagome, se asustó al notar que se trataba de su sangre.
-Kagome!!!!!!- exclamó desesperado, Kagome estaba herida, siguió el olor hasta que encontró de donde provenía: Kagome al parecer había caído por un precipicio, ya que de allí provenía el apenas leve olor que sentía de la sangre de Kagome.
"maldición!! si Kagome cayó desde esta altura, ella...." no pudo terminar, no podía imaginarse a Kagome muerta, así que bajó con cuidado aquel barranco, utilizando sus habilidades, hasta que en cuestión de minutos ya se encontraba en el fondo de aquella pendiente.
"No puede ser!!!" exclamó Inuyasha en su interior al ver un charco de sangre que por su olor le pertenecía a Kagome y que al parecer, hacía horas que estaba allí. Sin embargo, su cuerpo no estaba por ninguna parte y eso le preocupó aún más.
"no creo que Kagome haya sobrevivido a esta caída... pero... dónde está su cuerpo entonces? algún youkai se lo habrá llevado? pero si es así, por qué no siento el olor de algún youkai? quién rayos se llevó el cuerpo de Kagome??" tenía miles de preguntas sobre su cabeza, y de la impotencia no hacía más que golpear el suelo con sus puños.
-Kagome!!!!! Kagome!!!- gritaba desesperado sin escuchar respuesta alguna.
-maldición!!! dónde estás?!!- preguntaba afligido, gritando a los cuatro vientos.
-Inuyasha? qué sucede?- preguntó Sango, quien llegó en ese momento junto con Miroku y Shippo, al haber escuchado los gritos del hanyou, puesto que habían retumbado por todo el lugar.
-sangre....- alcanzó a murmurar, sus amigos lo escucharon muy bien.
-esa es la sangre de Kagome!!- gritó Shippo con los nervios de punta al ver tanta sangre de Kagome en el lugar, ya que eso sólo significaba una cosa...
-Inuyasha, dónde está la señorita Kagome?- preguntó Miroku pensando lo peor..
-no lo sé maldita sea!!- respondió Inuyasha lleno de impotencia, si Kagome había muerto habría sido por su culpa, por culpa de su orgullo que le impidió ir a buscarla y pedirle disculpas. Se sentía mal, cruel, sentía que era incluso más escoria que Naraku, él no era nadie para tratar a Kagome de esa manera, y ahora estaba sufriendo las consecuencias por haberla despreciado de aquella forma.
-maldición!!- exclamaba mientras que una pequeña lágrima se resbalaba por su mejilla, el haber perdido a Kagome era más doloroso de lo que él hubiese podido imaginarse. No poder escuchar más su voz, ver aquella sonrisa, aquellas miradas tiernas que la joven siempre le dedicaba, tener su apoyo en los momentos en los que él más la necesitaba, no, no podía resignarse a perder a Kagome, no de esa manera.
Se levantó decidido, si esa era la sangre de Kagome y su cuerpo no se encontraba era porque ella estaba viva, si, estaba viva, y de seguro esperando a que él la fuese a buscar para luego atender sus heridas. Tenía que darse prisa y buscar a Kagome en ese lugar.
-Inuyasha?- preguntó de nuevo Miroku al ver que su amigo se había tranquilizado un poco.
-creo que Kagome cayó desde esa altura- dijo de forma débil dándolde la espalda a sus amigos, quienes voltearon a ver sorprendidos la altura desde donde al parecer había caído su amiga sacerdotiza.
-no puede ser!! si eso es verdad entonces...- contestó Sango entre afligida y enojada con Inuyasha.
-no digas más- interrumpió Inuyasha a la exterminadora.
-pero cómo estás tan seguro?- preguntó Miroku. Shippo no paraba de llorar.
-en la montaña sentí el olor de ella... llegaba hasta la orilla... luego me di cuenta que el olor era de su sangre, y provenie de aquí, por lo que deduzco que ella cayó, pero su cuerpo no está así que...- Inuyasha quería convencerse así mismo que su amada Kagome estaba viva, a pesar de dudar de esa posibilidad.
-crees que haya sobrevivido a semejante caída??!- preguntó Sango en forma de regaño.
-no lo sé... pero si su cuerpo no está... hay esperanza...- respondió el hanyou sintiendo que ya había hablado demasiado así que salió corriendo en búsqueda de Kagome, dejando a sus amigos solos y más preocupados que nunca.
Continuará....dejen comentarios :)
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Regresar al índiceCapítulo 3 Confusión by lucydark666Ya había amanecido y los rayos del sol iluminaban el rostro de una joven que se encontraba en una habitación sencilla con un ramo de flores a un lado de ella. Se despertó al sentir la calidez sobre su rostro y abrió los ojos con lentitud, acostumbrándose a la luz.
"dónde estoy?" se preguntaba a sí misma al darse cuenta que estaba en una habitación con paredes blancas, con una mesita de madera que tenía encima un jarrón con muchas flores sobre él. Se levantó bruscamente, mientras llevaba una mano hacia su cabeza, en un intento por recordar lo sucedido.
-ya despertaste- dijo un hombre con ropajes morados muy parecidos a los de Miroku, a diferencia de que éste llevaba una especie de bufanda negra que rodeaba su cuello y le llegaba hasta el pecho, este era un hombre con ojos café claro, y cabellos marrón obscuro. Tenía una mira cálida y mostraba una leve sonrisa.
-quién eres?- preguntó Kagome sorprendida por no haberse percatado de la presencia de aquel extraño hombre.
-mi nombre es Kentaro, y estoy a la orden- le dijo de forma amistosa a la joven que tenía en frente.
Kagome estaba confundida, tenía muchas preguntas.
-dónde estoy?- preguntó.
-en mi casa, muy lejos del bosque- contestó el monje.
"cómo llegue aquí?" se preguntaba Kagome.
-sé que tienes muchas dudas, puedes preguntar si quieres, estoy aquí para responder tus preguntas- dijo el monje sonriéndole con ternura.
Kagome se sonrojó. Cómo sabía aquel hombre que ella estaba confundida? bueno, creo que era algo demasiado obvio para cualquiera.
-qué me pasó? cómo llegué aquí? quién eres tú?- preguntó consecutivamente.
-si tienes muchas preguntas- rió. -todas las respuestas van a ser muy largas- dijo mientras le pasaba una taza de té verde a Kagome. -tómalo para que te relajes- Kagome observó detenidamente la taza de té, se sintió extraña, ya que no sentía ganas de tomar nada. Miró de reojo al monje que estaba en frente de ella y se dió cuenta que este la miraba fijamente como que si estuviese esperando impaciente a que ella se tomara el té. Lo pensó muchas veces.. "será que quiere envenenarme?". Kagome miraba con desconfianza a aquel misterioso joven.
-no me vas a responder?- preguntó Kagome de forma fría, tratando de liberar la tensión que había en el lugar. Kentaro la vió fijamente.
-estás muerta- le respondió con plena firmeza. Kagome abrió los ojos desmesuradamente.
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Ya habían pasado dos días, y seguían sin tener rastros de Kagome. Inuyasha estaba cada vez más irritable y no dejaba de decirle improperios a todo el mundo. Todos estaban preocupados por la desaparición de la miko del futuro. Y lo peor era que no se les ocurría nada para encontrarla.
-anciana Kaede, usted no tendrá alguna idea de donde estará Kagome?- preguntaba Sango, con ojos afligidos, mirando a la anciana que estaba en frente de ella.
-no lo sé... si su cuerpo no está, es por que algo o alguien se la llevó- dijo la mujer mayor.
-pero Inuyasha no siente ningún olor cerca de la sangre de Kagome- contestó la taijiya.
-no creo que haya sido un demonio, porque su cuerpo hubiese atraído a muchos de ellos, y allí habrían muchos olores- contestó Kaede.
-y si fue obra de Naraku? que haya utilizado alguna de sus artimañas para engañar a Inuyasha y llevarse a Kagome?- preguntó el monje Miroku sentado en su forma habitual.
-pero de haber sido así, ya Naraku hubiese hecho algún movimiento... han pasado dos días!!- contestó Shippo más nervioso que nunca, los demás le dieron la razón.
Mientras tanto, Inuyasha sentado cerca del pozo devora-huesos, estaba deprimido y sentía la culpa más inmensa de todas por haber perdido a Kagome.
-maldición...vuelve!!- murmuraba el hanyou sin quitarse la imagen de Kagome en su mente. Después de dos días de búsqueda no tenían ni una pista de dónde estaba y eso hacía que no dejara de pensar en ella. Se sintió impotente de nuevo.
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-muerta?- se preguntaba Kagome, con esa palabra retumbándole en la mente. Kentaro bebió un sorbo de té con lentitud.
-caíste por un precipicio, yo iba caminando por allí en busca de unas hierbas medicinales y escuché un ruido extraño, cuando llegué al lugar de donde provenía el sonido, te encontré tirada en el suelo con un golpe terrible en tu cabeza que sangraba ferozmente- dijo el joven monje.
Kagome se quedó fría al escuchar eso, ella solo recordaba que había estado caminando por el bosque y lloraba intensamente... pero solo hasta allí.
-cómo es posible?- se preguntaba, que estuviera muerta la dejaba aún más confundida.
-nadie sobrevive a una caída desde esa altura- respondió Kentaro.
-eso lo sé, pero si yo estoy muerta entonces quién eres tú? y dónde estoy?- preguntó de nuevo la joven de cabellos azabaches. Kentaro bebió otro sorbo de té. Suspiró.
-te he devuelto la vida- dijo, viendo fijamente a la chica.
-qué?- preguntó Kagome, sorprendida.
-verás, yo soy un monje. Pero soy diferente a otros monjes que probablemente hayas conocido durante tu vida, puesto que tengo otras ocupaciones, y los monjes como yo no nos dejamos ser vistos tan fácilmente- explicaba Kentaro. La miko lo escuchaba atentamente.
-los seres humanos, suelen morir de distintas formas- carraspeó, pero luego continuó. -y la mayoría de ellos muere sin terminar sus deberes en este mundo- agregó.
-sin terminar sus deberes?- preguntó la chica, al parecer la conversación iba a ser larga.
-así es, cuando una persona muere y deja cosas pendientes por hacer en este mundo, se crea un vínculo con el mismo. Llamo deberes, a aquellos asuntos de gran importancia que tienen estrecha relación con los sentimientos de una persona. Si una persona muere sin haber cumplido con esos "deberes", se crea un vínculo con este mundo después de la muerte- explicaba Kentaro.
-un vínculo? y eso... qué tiene que ver conmigo?- preguntó Kagome sintiendo que ella misma tenía una idea de lo que Kentaro quería decirle, ella aún tenía muchas cosas por hacer, por lo que debía ser esa la razón por la que él le había devuelto la vida. Sin embargo, necesitaba escuchar la información completa, por lo que hizo más preguntas.
-tú tienes muchos deberes que cumplir en este mundo... tus fuertes sentimientos crearon un vínculo muy poderoso con este mundo, a tal punto que impidieron que tu alma muriese, lo que significa que no te he devuelto la vida, simplemente te he salvado- terminó de hablar para luego tomar otro sorbo más de té. Kagome observaba con detenimniento cada gesto del monje.
-y cómo lo haz hecho?- preguntó Kagome con curiosidad.
-alejé los espíritus malignos que querían apoderarse de tu alma, y ayudé a tu alma a que no se liberara de tu cuerpo, utilizando mis poderes espirituales... además...-
-además que?- preguntó la miko impaciente.
-además, los fragmentos de la perla de Shikon que llevas contigo, te protegen, e impidieron que tu alma fuese corrompida y extraída de tu cuerpo, en otras palabras, la Shikon no Tama no quería que murieras- continuó diciendo, sin quitarle la vista a Kagome.
Kagome estaba más que sorprendida, la perla de Shikon la había impedido morir? y por qué si aquel hombre podía ver los fragmentos no se los había arrebatado? será que si podía confiar en él?. Kagome estaba dudosa.
-por qué me haz salvado?- preguntó Kagome con la voz apagada.
Kentaro se sirvió mas té, y bebió otro sorbo, ya Kagome se desesperaba al verlo tan sumido en el sabor de aquel té, ella observaba su taza que permanecía frente de ella humeando todavía, pero no sentía ganas de beberlo.
-no podía dejar desaparecer un alma tan pura como la tuya...- dijo de pronto Kentaro, sin ver a Kagome a los ojos.
-sigo sin entender...- respondió Kagome, incrédula.
Kentaro se removió un poco, parecía dudar si contarle la verdad o no a Kagome, y la chica se mostraba impaciente.
-cuando un ser humano muere y crea un vínculo con este mundo...- se detuvo, pensó un poco y continuó. -si no es salvado en ese momento, su alma se corrompe por la desesperación, el odio y la tristeza que sienten por haber dejado cosas pendientes por hacer en este mundo... y eso los hace convertirse en una especie de demonios que nosotros los monjes llamamos "Shikabanes"- finalizó, luego removió un poco su té con una cucharilla pequeña.
-Shikabanes? significa que si no me hubieses salvado yo me hubiera convertido en una Shikabane?- preguntó Kagome. Kentaro asintió.
-así es, te hubieses convertido en uno de esos demonios feos llamados Shikabanes-
-entonces esa es la razón por la que me salvaste? para no convertirme en un demonio?- Kagome no creía del todo esa historia, ya que si ella era una sacerdotiza... podría convertirse en un demonio tan fácilmente?.
-esa es la verdad, a medias- contestó Kentaro.
-yo quiero la verdad completa- contestó Kagome con seguridad, mientras Kentaro tomaba otro sorbo de té.
Continuará...
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Regresar al índiceCapítulo 4 Soy un cadáver by lucydark666Gracias por los comentarios! espero les guste este cap!
Gracias por los comentarios! espero les guste este cap!
Horas y más horas transcurrían y no había señales de Kagome. Cómo era posible que alguien desapareciera así? Era demasiado extraño. Inuyasha caminaba hacia todos lados dándole vueltas al asunto, no podía creer lo que estaba sucediendo, y todo por culpa de una tonta pelea. Maldición! se sentía cada vez peor cuando pensaba en ese asunto.
-Inuyasha, haz pensado en las posiblidades de que Naraku se la haya llevado? o alguna extensión de él?- preguntó Shippo de forma inocente, haciendo reflexionar al hanyou.
Naraku... si hubiese sido así, ya él hubiese atacado al sentirse triunfador por tener a Kagome en sus manos; además su olor no estaba por ninguna parte, a menos de que él haya buscado una manera de borrarlo, pero era imposible, su olfato no podía engañarlo de esa manera.
-no lo creo Shippo, de ser así Naraku ya habría atacado- respondió Inuyasha mientras sentía que algo se aproximaba y al sentir su olor, se percató de que se trataba de alguien que no quería ver ni en pintura.
-Hola chucho apestoso!!!- exclamó con sarcasmo aquel youkai lobo de ojos verdes, dejando una nube de polvo alrededor por causa de su llegada. Sango y Miroku salieron de la cabaña al escuchar la voz de Kouga.
-qué diablos haces aquí??- preguntó Inuyasha de mala gana.
-vine a ver a Mi mujer- dijo acentuando el tono de voz.
Inuyasha apretó los puños. -Kagome no está aquí- respondió lo más cortante posible.
Kouga lo tomó por el cuello y le habló de forma violenta. -dónde está?- preguntó y al ver el rostro cabizbajo de Inuyasha, los nervios le aumentaron -qué le paso a Kagome??!!!- preguntó.
-Kagome ha desaparecido!!!- gritó Shippo sin poder contener el llanto, estaba muy desesperado.
-Kouga, suelta a Inuyasha- ordenó Sango.
Kouga sin más, golpeó fuertemente a Inuyasha en la cara, dejándolo tumbado en el suelo.
-maldito!! no haz cuidado bien de Kagome!!- gritó con ira. Inuyasha no sabía como defenderse ya que el youkai lobo estaba en lo cierto. No había cuidado a Kagome.
-yo la buscaré... y me la llevaré conmigo!! contigo corre peligro!!!- gritó desesperado mientras se marchaba en busca de Kagome. Los demás, estaban sorprendidos por el hecho de que Inuyasha no haya reaccionado ante la advertencia de Kouga. Sin duda Inuyasha la estaba pasando mal.
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-tú eres especial Kagome, tienes un poder puro... muy poderoso dentro de tí- dijo Kentaro.
-y sin embargo puedo convertirme en una Shikabane?- preguntó la chica, tenía que sacarse esa duda. Recetas faciles y rápidas
-si puedes hacerlo, ya que los sentimientos negativos son muy poderosos, a veces incluso, son más poderosos que los sentimientos puros- afirmó el monje.
Kagome quedó en silencio, procesando la información. -tu corazón está desbordado de sentimientos y a pesar de que se encuentran inestables, sabes controlarte- continuó diciendo Kentaro.
-inestables?- preguntó la miko, de eso no había duda, lo que sentía en su corazón era muy confuso, algo difícil de explicar con palabras.
-lo que intento decirte es que tu alma es muy valiosa para permitir que te perdieras de esa forma, además de que para la perla de Shikon eres muy valiosa. Tú representas algo muy importante en este mundo, por lo que por los momentos, no tienes permitido morir- seguía diciendo Kentaro mientras tomaba una vez más otro sorbo de té. Kagome al verlo, se sintió extraña y le pareció sentir el sabor del té en su boca si haberlo probado. Kentaro la vió de una forma extraña, como si estuviese esperando una reacción en ella.
-pero sigo sin entender algo...- dijo, sin prestarle atención a lo del té. -sigo sin saber si estoy viva o muerta, ya que al principio me dijiste que estaba muerta, y luego me dices que estoy salvada de la muerte- concluyó, sin dejar de observar al monje de ojos color miel. Kentaro se mantuvo en silencio con una leve sonrisa, fijó su mirada en la taza de té para luego ver a Kagome a los ojos.
-por qué no tomas el té?- preguntó Kentaro, ignorando aparentemente la pregunta formulada por Kagome.
-no tengo deseos de hacerlo- contestó Kagome tratando de entender a aquel hombre.
-pero haz sentido el sabor del té, está delicioso, por qué no lo pruebas?- preguntó Kentaro de nuevo. Kagome lo vió de forma desconfiada, aquel monje había descifrado que ella había sentido el sabor del té sin probarlo, cómo lo sabía?. Agarró la taza del té, y bebió un pequeño sorbo, y se estremeció al sentir que el líquido caliente que pasaba por su garganta parecía ser rechazado por su cuerpo, haciendo que vomitara rápidamente el té.
-no puedes tomarlo, verdad?- preguntó el monje. Kagome asintió con su cabeza, mientras deseaba quitarse el sabor del té de su boca.
-eso significa que estás muerta- afirmó Kentaro. La miko lo miró con los ojos llenos de confusión.
-sé más claro, por favor- pidió Kagome ya hartándose de la situación.
-tu cuerpo está muerto, ya no necesitas comer ni beber, pero tu alma está viva, lo único que permanece vivo dentro de ti es tu corazón. La energía de tu alma hace que tu corazón pueda latir y puedas moverte. El hecho de que estés tan reluciente como si estuvieses viva me imagino que debe ser obra de la perla de Shikon. Sin embargo date cuenta que tu cuerpo está muy frío- aclaró el monje.
Kagome se tocó a si misma y se dió cuenta que el monje estaba en lo cierto, estaba tan fría como el hielo. Por un momento se acordó de Kikyo.
-pero mi alma está gastando mucha energía al mantenerme viva- dijo Kagome sin dar crédito a lo que le estaba pasando.
-no tanto como crees- dijo Kentaro.
-qué quieres decir?- preguntó una vez más Kagome, esta conversación la estaba torturando, no hacía más que confundirla más.
-tu cuerpo salió demasiado lesionado con la caída como para recuperarse solo, por eso está muerto, y tu alma tiene que hacer un doble esfuerzo del que hacía antes para mantenerte con vida. Así que tu alma está usando otra fuente de energía- se detuvo unos instantes al ver la mirada llena de curiosidad de Kagome.
-tu alma está usando mi energía para poder darte vida a ti- sentenció.
-qué?- preguntó Kagome sorprendida, ese monje la estaba ayudando a vivir?
-nosotros los monjes, cuando salvamos el alma de un humano que estaba próximo a ser un Shikabane, tenemos que crear un vínculo con el humano para que su alma se purifique, y ese vínculo solo se hace con energía pura, por eso el alma se limpia y se salva, pero se vuelve dependiente de la energía del monje que la salvó, ya que de no ser así, el alma se corrompe y se convierte en un Shikabane, por lo tanto...- carraspeó. -no debes separarte de mi- finalizó.
Kagome estaba estática, no podía creer lo que había hecho ese joven por salvarla, y ella que había desconfiado de él.
-por qué lo haz hecho?- preguntó una vez más Kagome.
-era mi deber... luego lo entenderás mejor...- respondió mostrándole una sonrisa.
-pero yo...- iba a reclamar Kagome.
-lo sé, tienes muchas cosas por hacer. Yo te entrenaré para que puedas vivir bien de ahora en adelante- dijo Kentaro ofreciéndole una mano a la miko para que se terminara de levantar, haciendo que Kagome se sorprendiera, luego tomó su mano y siguió a Kentaro a donde sea que fuese a empezar su entrenamiento.
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Un mes. Ya había pasado un mes sin la presencia de Kagome en la aldea. Extrañamente Naraku no había atacado en todo ese tiempo. Todo parecía haberse puesto de cabeza, había una extraña paz por los momentos, aunque sin Kagome la vida no parecía tener sentido. Inuyasha caminaba solo por el bosque hundido en sus propios pensamientos, ya tenía un mes sin dormir, no tenía mucho apetito, su humor era más irritable de lo normal, a veces estaba más deprimido que otros días, su mente solo la ocupaba Kagome, eso sin mencionar que se sentía imcopetente. Ya perdió la cuenta de cuántas veces estuvo en el Goshimboku y en el pozo devora- huesos recordando a Kagome, aquella mujer que lo sacaba de sus casillas pero que a su vez tanto adoraba y necesitaba. No pudo evitar soltar varios suspiros cada vez que recordaba a la miko del futuro y de todos los momentos que había vivido con ella. Luego de varias horas de melancolía, sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de una mujer que le era muy conocida.
-Kikyo- dijo en voz baja, aunque la mujer alcanzó a escuchar. No podía creer que tener la presencia de esa mujer le era del todo desagradable en ese momento, a pesar de haberla amado tanto en el pasado.
-Inuyasha...- respondió la miko de mirada fría, desde lejos podía observar la tristeza de Inuyasha, y éste a su vez se percataba por una vez en su vida que Kikyo y Kagome eran muy diferentes. Demasiado diferentes, porque sabía que Kagome no lo miraría con esos ojos llenos de frialdad. Porque sabía que Kagome le sonreiría, y no tendría esa expresión vacía en su rostro. No cabía duda, eran muy diferentes.
-qué haces aquí?- preguntó lo más cortante posible el ojidorado.
-dónde está Kagome?- preguntó Kikyo, haciendo caso omiso a la pregunta de Inuyasha.
El hanyou quedó en silencio, no sabía que responder. -algo me dice que ella no está en su época- afirmó Kikyo, con aquel tono de frialdad que la caracterizaba.
-no, no lo está- asintió Inuyasha. Kikyo quedó en silencio, sabía que Inuyasha no tenía deseos de dar explicaciones, de todas formas no las necesitaba puesto que ella sabía lo que ocurría, sólo que había querido intuir más en el asunto.
-Naraku está débil, por causa de Kagome- dijo la miko muerta, haciendo que las orejas de Inuyasha dieran un estirón al escuchar esas palabras.
-tú sabes algo de Kagome?- preguntó el hanyou, inquieto, con sus orbes más doradas que nunca, al sentir un rayo de esperanza.
-no- dijo rotundamente Kikyo, con algo de celos, al ver a su antiguo amor tan interesado en saber el paradero de su reencarnación.
Inuyasha se sintió triste de nuevo. -entonces di lo que tengas que decir- respondió de forma cortante.
-no te extraña que Naraku no haya atacado en ausencia de Kagome?- preguntó Kikyo, haciéndole recordar a Inuyasha, que Kagome es la enemiga número 1 de Naraku, sin ella todo sería más fácil para él.
-es cierto... es extraño... no ha habido ningún movimiento de Naraku desde que Kagome no está- asintió Inuyasha.
-la perla de Shikon está débil...- dijo Kikyo, e Inuyasha la miró curiosa. -es como que si alguien la estuviese usando, y esa no debe ser otra más que Kagome- dijo con firmeza.
Inuyasha recordó que Kagome llevaba consigo algunos fragmentos de la perla de Shikon, acaso Kagome murió y fue revivida por la perla? era eso lo que le intentaba decir Kikyo?.
-qué me quieres decir?- preguntó el ojidorado, temeroso de la respuesta.
-que la perla de Shikon está usando su poder con Kagome, y a pesar de no estar completa, los fragmentos están reaccionando a la voluntad de Kagome, y eso está haciendo que Naraku esté débil- afirmó la miko muerta.
Inuyasha se alegró por unos instantes, si eso era cierto, esta era la oportunidad de atacar a Naraku. Sin embargo aún tenía algunas dudas.
-pero aún así debemos encontrar a Kagome, ya que si eso es verdad, Naraku debe estar intentando corromper la perla de nuevo para tenerla a sus servicios y eso significaría corromper a Kagome cierto?- preguntó el hanyou, sintiendo la tensión invadirle su cuerpo, Kagome estaba viva y corría peligro.
-así es, así que debes encontrar a Kagome pronto- dijo la sacerdotiza.
-pero... cómo encontrarla? y cómo se que lo que me dices es cierto?- preguntó Inuyasha dudoso.
-alguien que tenga fragmentos de la perla debe sentir el aura de Kagome, y si desconfías de mí, perderás a Kagome- aclaró Kikyo, mientras se marchaba con sus serpientes.
"alguien que tenga fragmentos de la perla?" se preguntaba Inuyasha, y para su mala suerte, la respuesta era desagradable....
Continuará...
se les agradece dejar comentarios :) bye
se les agradece dejar comentarios :) bye
Regresar al índiceCapítulo 5 Camino de Regreso by lucydark666Hola! Mil gracias por sus comentarios!! aqui les traje este cap, espero les guste :)
Hola! Mil gracias por sus comentarios!! aqui les traje este cap, espero les guste :)
Ya le había contado a sus amigos acerca de la conversación que había tenido con Kikyo, y al igual que él, dudaron un poco. Sin embargo debían admitir que lo que la miko afirmaba tenía mucha lógica y era su única pista hasta los momentos, así que debían conformarse con ello.
-pero... a quién vamos a buscar? a los únicos que conocemos con fragmentos de la perla de Shikon, es a Kohaku y a...- decía Sango con duda.
-Kouga- concluyó Miroku.
-feh!- Inuyasha odiaba la idea de pedirle ayuda a Kouga, pero eso era lo más que podían hacer por los momentos.
-tendremos que buscar a Kouga- decidió Miroku.
Y así, todos se encaminaron en la búsqueda de Kouga, luego de haber escuchado unos cuántos gruñidos por parte de Inuyasha.
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-Ya ha pasado más de un mes- Kagome se sentía mal, hacía más de un mes que no miraba a sus amigos, estaba preocupada por ellos, además de que deseaba ver a Inuyasha de nuevo a pesar de lo sucedido entre ellos. También quería ver a su familia, ya hacía tiempo que no los visitaba.
A pesar de que estaba encantada con el entrenamiento fuerte que había tenido durante todo este tiempo, necesitaba regresar a su época para buscar más ropa, y otros implementos importantes, además de tratar de ponerse al día con sus estudios. Definitivamente necesitaba salir del templo donde la habían internado para poder reiniciar su vida. Así que se dirigió rápidamente hacia donde se encontraba Kentaro, ya se habían vuelto buenos amigos desde que empezó su entrenamiento, y a pesar de ser estricto, él resultaba ser un buen amigo para ella. Durante todo este tiempo descubrió muchas cosas en la vida de Kentaro: su casa no era más que un orfanato, donde cuidaban a los niños huérfanos y abandonados. Era muy cariñoso con todos ellos, las mujeres que trabajan en su casa son las que cuidan a los niños y son tan amables como Kentaro. Vió muy pocos monjes en el lugar, Kentaro le explicaba que ellos tenían costumbres y prácticas muy fuertes y filosóficas por lo que se mantenían lejos de los poblados, solían vivir en las montañas. Kentaro había demostrado en más de una ocasión sus grandes poderes espirituales que la dejaban sorprendida. En fin, había conocido muchas cosas sobre él y su entorno.
-Kentaro!- llamó Kagome al monje que estaba entretenido barriendo los pasillos del templo.
-qué haces limpiando?- preguntó la miko.
-las mujeres me quieren tener de sirviente- contestó con flojera, odiaba hacer ese tipo de quehaceres.
-bien, quería pedirte un gran favor- dijo Kagome poniendo una cara de súplica.
-dime- dijo el monje viendo fijamente a la pelinegra.
-necesito ver a mis amigos, y a mi familia- contestó Kagome, ya Kentaro sabía que ella no era de la época en la que se encontraban.
-está bien, pero yo debo estar cerca, recuérdalo-
-entonces irás conmigo?- preguntó Kagome en tono infantil.
-claro que lo haré, no puedo permitir que te conviertas en un monstruo- respondió de forma divertida. Kagome le sonrió y le agradeció.
Al cabo de unas horas, ya tenían todo listo para partir. Prepararon unos caballos y montaron en ellos para llegar más rápido. Kagome iba feliz porque al fin volvería a ver a sus amigos.
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Hacía una hora que habían llegado a la cueva de los demonios lobo, pero lo que encontraron no fue nada bueno para el grupo de Inuyasha...
-qué te ha pasado Kouga?- preguntó Sango al ver sorprendida a un Kouga retorciéndose del dolor situado en ambas piernas, al parecer los fragmentos de la perla de Shikon eran los culpables de su sufrimiento.
-no...lo sé... no puedo... mover mis piernas...- decía a duras penas el youkai lobo, tratando de soportar el dolor.
-no sientes el aura de Kagome?- preguntó Inuyasha, hastiado de esta situación.
-no...- soltó un gruñido de dolor. -siento es al maldito de Naraku...- dijo con rabia.
-qué?? Naraku está tratando de corromper los fragmentos!!- exclamó Inuyasha angustiado, si eso era cierto, Kagome estaba corriendo peligro.
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Ya iban a mitad de camino, y de pronto se detuvieron a buscar agua y algunas frutas, no habían parado de hablar todo el día, así que sus bocas estaban secas.
Caminaban amenamente hasta que de pronto Kagome sintió una pulsación en el pecho... la joven soltó un gemido de dolor.
-Kagome!!! qué te pasa?- preguntaba Kentaro preocupado.
Los ojos de Kagome se obscurecieron, y se vió inmersa en sus pensamientos.
"ya te encontré chiquilla, tú me haz hecho la vida imposible estos días", se escuchaba una voz gruesa en el interior de Kagome, una voz que ella conocía muy bien.
"Naraku!!"
"tú estás usando la perla de Shikon. Eres muy valiente al contraatacarme usando la misma fuente de poder que yo", seguía diciendo el odioso hanyou.
"la misma fuente de energía?" se preguntaba Kagome. Al parecer la perla de Shikon la estaba ayudando más de lo que ella y Kentaro se imaginaban.
"veo que no te haz dado cuenta, que haz estado usando el poder de la perla de Shikon, y eso implica mi debilitamiento, pero me las vas a pagar mujerzuela", dijo por última vez Naraku, al sentir que estaba siendo purificado por otra energía.
-Kagome!!!- exclamó Kentaro una vez más, utilizando su poder espiritual para ayudar a Kagome ya que sintió que un ente maligno estaba intentando corromperla.
-Kentaro!- exclamó la miko luego de haber reaccionado de pronto, al parecer se había metido en líos con Naraku luego de su desaparición, y de seguro sus amigos estaban al tanto de ello. Sintió más ganas de reencontrarse con ellos. Luego de haberse calmado y buscado agua y frutas para su largo viaje, le contó lo sucedido a Kentaro, quien la ha estado orientando estos últimos días para poder defenderse de Naraku.
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De pronto Kouga se calmó. Fue una tranquilidad inesperada.
-se ha quitado...- dijo jadeando con pesadez.
-qué ha sido eso?- preguntó Shippo.
-no lo sé... pero sentí la energía de Naraku dentro de mí, y luego sentí una energía pura desconocida- expresó Kouga.
-era Kagome?- preguntó Inuyasha desesperado.
-no, te he dicho que no la conozco- respondió con rudeza el youkai lobo.
-maldición!! tiene que ser Kagome!! quién más va a hacer?- preguntó el hanyou enojado. Hasta que de pronto Miroku habló.
-puede que la señorita Kagome esté en compañía de una figura sagrada- dijo de pronto, con su típica pose de hombre reflexivo.
-una figura sagrada?- preguntó Sango.
-es probable, ya que eso explicaría porque no tenemos ningún rastro de ella ni el por qué Inuyasha no detecta ningún olor. Así como también explicaría la energía desconocida que acaba de sentir Kouga- contestó de forma segura.
-pero... quién puede ser lo suficientemente puro como para ocultar su aura y su olor de esa manera?- preguntó esta vez Kouga.
-puede que se trate de un monje de alta jerarquía- contestó Miroku, demostrando ser un experto en el tema.
-alta jerarquía?- preguntó Inuyasha. -sé más claro-.
-hay monjes, que son muy ortodoxos con su religión, suelen vivir en lugares muy alejados, sobre todo montañas, para realizar sus prácticas. Sin embargo, viven tan ocultos de la sociedad que muy poco se sabe de sus ocupaciones. Puede que la señorita Kagome, al poseer un alma tan pura, fue recogida por alguno de esos monjes- explicó con seriedad.
-tiene lógica, considerando que la sangre de Kagome estaba en la montaña- dijo Shippo.
-además, considerando lo poderosos que son esos monjes, explica entonces el hecho de que no haya rastros de Kagome- afirmó Miroku.
-feh!! sigue siendo inútil saber eso! igual sin un rastro no podremos encontrar a Kagome- exclamó Inuyasha más enojado que antes.
- - - - - - - - - - - - - - - - - -
Ya habían llegado a la aldea, y Kagome entristeció al no sentir la presencia de sus amigos. De seguro andaban buscándola por todas partes. Suspiró.
-qué hago ahora?- preguntó afligida.
-deberías de ir a tu época, mientras tus amigos llegan. Además, ir para tu mundo será más complicado que quedarte aquí- dijo Kentaro haciéndole entender que debido a que no podía separarse por mucho tiempo de Kentaro, eso impedía que demorara demasiado estando en su época, ya que dudaba que él pudiese traspasar el pozo.
-está bien- asintió, dispuesta a lanzarce por el pozo.
-toma- dijo Kentaro extendiéndole un pañuelo que luego lo amarró fuertemente en la muñeca de Kagome. Esto contiene bastante cantidad de mi poder, pero no por eso te confíes de quedarte mucho tiempo, sólo lo hago porque no puedo ir contigo y para que cuando regreses puedas estar a solas con tus amigos, pero yo igual voy a estar cerca- finalizó, en un tono lleno de ternura. Kagome era como una hermana menor para él.
Kagome asintió con la cabeza, y antes de marcharse, le preguntó a Kentaro algo que la había tenido inquieta desde que supo en lo que se había convertido.
-Kentaro...- dijo, para luego tomar aire y preguntar -qué pasaría si tu mueres?- preguntó al fin, con cierto nerviosismo en su voz.
El monje tragó lentamente y dijo -te convertirías en una Shikabane- respondió, aunque esa no era la verdad completa.
-entonces no permitiré que mueras- sentenció Kagome con un tono de frialdad que impresionó al monje, para luego marcharse a su hogar.
Continuará...
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Regresar al índiceCapítulo 6 Aparición by lucydark666Estaba en su hogar, hacía mucho tiempo que no sentía la calidez de su habitación. Se sentía feliz de haber visto a su familia una vez más. Lo que le entristeció fue el hecho de haberles mentido con respecto a su situación, no podía decirles que estaba muerta, así que tuvo que decir otras cosas...
- - - - - flash back - - - -
Salió dando saltos del pozo, debido a su nueva vida, podía manejar su cuerpo como si de un demonio se tratase, por unos instantes se sintió parecida a Inuyasha al dar saltos tan altos por todas partes, por lo que disfruto por un momento de sus capacidades.
Había llegado. Su casa estaba en frente de sus ojos. Abrió la puerta.
-Hola mamá!!!!! Souta!!!!! Abuelo!!!!- exclamó a toda voz.
-hija?-
-hermana?-
-Kagome?- preguntaron al unísono los tres miembros de la familia, sorprendidos por haber visto a la pelinegra, estaban muy preocupados porque ella tenía más de un mes sin volver.
-cómo haz estado?- la abrazó tiernamente su madre.
Lo pensó unos instantes, para luego responder. -estoy bien mamá, todo está bien- sonrió con ternura.
-por qué no habías regresado? te demoraste mucho en venir- sentenció su madre, la verdad era que estaba muy preocupada.
-hemos tenido muchas batallas recientemente y...- se detuvo unos instantes para pensar bien su mentira, -necesitaban de mi ayuda- concluyó de forma seca, dando a entender que no iba a dar mas explicaciones.
-y por qué estás tan fría?- preguntó Souta.
-está haciendo frío en el Sengoku, y no hay forma ni manera de que se me quite. Por eso vine, a verlos a ustedes y a buscar algunas mantas y chaquetas- contestó mientras reía nerviosamente, no había duda de que era pésima mintiendo.
-bueno hija, termina de entrar para que entres en calor- le ordenó su madre.
- - - - - - fin de flash back - - - - -
No le había quedado más remedio que mentir, además tuvo que rechazar la cena porque de sólo verla le daba náuseas, su cuerpo ya no necesitaba comida, le mintió a su madre diciendole que había comido mucho en el sengoku y por eso no tenía hambre. La verdad no sabía hasta cuándo durarían esas mentiras. Suspiró. Se sintió relajada de estar en su habitación una vez más, ansiaba ir a la escuela pero no iba a ser posible, el pañuelo no iba a poder permanecer alimentándola todo el tiempo. Suspiró de nuevo. La vida en un dos por tres se le había puesto de cabeza. Movió un poco su cuello para liberar las tensiones y luego cuando se fijó en el suelo, algo llamó su atención.
-pisadas?- se preguntó a si misma. El piso estaba lleno de pisadas, de huellas que ella conocía muy bien...
"Inuyasha? haz venido?" se preguntaba Kagome en su mente, al parecer el hanyou de ojos dorados había venido a su época en más de una ocasión. Hasta ahora ella no había podido entender porque de todos sus amigos, Inuyasha era el único que podía atravesar aquel misterioso pozo... no lo entendía.
-Inuyasha...- murmuró. Lo extrañaba. Ansiaba volver a verlo. Escuchar su voz, perderse en aquella mirada ambarina, y sentir su protección. Deseaba inmensamente que Inuyasha atravesara el pozo en esos momentos y apareciera por la ventana, como siempre lo hacía..
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
-hoy no hubo buenos resultados- decía Sango, quien caminaba afligida de regreso a la aldea. Hacía mucho que no se sentía tan triste.
Inuyasha permanecía en silencio, ya no tenía palabras que decir ante esta angustiante situación. Parecía que todo estaba perdido.
Al llegar, estaba la anciana Kaede esperándolos.
-ya está lista la cena- dijo, sin querer hacer preguntas, ya que los rostros de sus invitados ya decían todo lo que había sucedido: no habían encontrado ninguna pista del paradero de Kagome.
Todos se estaban alistando para comer, excepto Inuyasha que se quedó parado en la entrada de la cabaña.
-qué sucede Inuyasha?- preguntó Miroku.
-Kagome ha estado aquí- respondió rápidamente, haciendo que sus amigos se sorprendieran, se levantaron bruscamente.
-estás seguro Inuyasha?- preguntó Shippo, quién sintió una luz de esperanza.
-Ella estuvo aquí, siento su olor- seguía diciendo el hanyou, mientras su alma parecía recobrar vida al sentir el olor de Kagome. Aunque había algo que le preocupaba: el olor de Kagome había cambiado, ahora tenía ese delicioso aroma a flores mezclado con cierto olor a muerte, y eso le preocupaba en gran manera.
-es verdad, su olor está aquí, puedo sentirlo!- exclamaba Shippo, quien estaba aprendiendo poco a poco a agudizar su olfato.
-pero hacia qué dirección está?- preguntó Sango, pero su respuesta fue dada rápidamente, al ver que Inuyasha iba en dirección al pozo devora- huesos.
"Kagome, estuviste aquí, pero te marchaste a tu época... por qué?" pensaba el hanyou mientras corría velozmente hacia el pozo.
-Kagome!!!!!!- exclamaba con fuerza. Cuando ya estaba a pocos metros del pozo, se detuvo, y su rostro se volvió cabizbajo de nuevo.
-Inuyasha.... qué paso?- preguntó Miroku, jadeando debido al correteo.
-su rastro llega hasta aquí- dijo con tristeza, su olfato al parecer le estaba fallando.
-el olor de Kagome llega hasta aquí!! por qué??!!- preguntaba desesperado el pequeño Shippo, que ya se había ilusionado con la llegada de Kagome.
"Shippo también lo ha sentido... entonces mi olfato no ha fallado... Kagome si estuvo aquí, pero se ha desaparecido de nuevo".
-maldición!!!- exclamó el hanyou lleno de furia, dándole puñetazos a un árbol cercano.
-no cabe duda, Kagome está con un monje- dijo Miroku. Inuyasha lo vió fijamente.
-tiene que ser, ya que el rastro de una persona no puede desaparecerse así de la nada- continuó su argumento. Inuyasha se tranquilizó un poco, quizás lo que decía el monje era cierto. Kagome estaba acompañada.
Luego de no haber encontrado nada, regresaron de nuevo a la cabaña y cenaron.
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Se había quedado dormida desde hacía horas, en su cama acogedora y cálida. Descansó como nunca antes lo había hecho. Cuando sintió los rayos del sol golpearle la cara, se despertó con pesadez.
-ya.. amaneció...- murmuró, no había planeado quedarse a dormir ya que el pañuelo que le dió Kentaro no iba a durar mucho tiempo. Además no entendía, por qué si estaba muerta necesitaba dormir?? luego le preguntaría eso a Kentaro.. de momento lo más importante era preparar sus cosas para irse de nuevo al Sengoku.
Fingió que iba demasiado apurada para así poder saltarse el desayuno. Así que se dirigió velozmente hasta el pozo y sin pensarlo mucho se lanzó en su interior, siendo cubierta por aquella luz cálida, ahora todo era cálido para ella. Pensó en cómo le explicaría a sus amigos que estaba muerta y que gracias a un monje de alta jerarquía fue devuelta a la vida, pero que tenía que depender de él para poder vivir. Cómo le explicaría eso a Inuyasha? que siempre se mostraba celoso? de seguro se molestaría con ella e intentará matar a Kentaro. Se asustó ante la idea. Debía explicar su situación de manera calmada y sencilla para Inuyasha y para todos, o de lo contrario ocurriría una desgracia. Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir que ya había llegado. Suspiró, y se preparó nuevamente para salir.
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De nuevo. Había sentido el olor de Kagome de nuevo, y esta vez era mucho más fuerte. Acaso su mente le ha estado haciendo malas jugadas? la noche anterior había jurado haber sentido el olor de Kagome, pero allí no había nadie. Y ahora su olfato le hacía jugarretas de nuevo. Todo esto era realmente absurdo. Sacudió su cabeza y pensó en ir a la época de Kagome como lo ha estado haciendo desde varios días atrás, el estar en su habitación le hace sentir acompañado con su esencia y la calidez que esta emanaba cada vez que estaba cerca de él. Así que se fue en dirección al pozo, el olor de Kagome se hacía más fuerte con cada paso que daba, sentía dudas, pero todas ellas se disiparon al ver a la joven de cabellos negros como la noche posada en frente de él.. con aquella mirada chocolate viéndolo fijamente, y con una tierna sonrisa. Sus ojos se abrieron llenos de sorpresa.
-Kagome....-
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Regresar al índiceCapítulo 7 Reencuentro doloroso by lucydark666Muchísimas gracias por sus comentarios!! me animan mucho!! aquí les traje la conti espero les guste :)
Muchísimas gracias por sus comentarios!! me animan mucho!! aquí les traje la conti espero les guste :)
Era ella, no había dudas. Aquella mujer que lo estaba volviendo loco con su ausencia, estaba parada frente a él. Con aquella sonrisa tierna que tanto extrañaba. No aguantó más y se aproximó a ella hasta lograr abrazarla con fuerza.
-Kagome...- no hacía más que repetirse una y otra vez que era ella, que esa era Kagome. Sentía que había estado una eternidad separado de ella. La extrañaba, si, y mucho.
Kagome en cambio, se sorprendió con la reacción de Inuyasha, parecía estar preocupado de verdad. Sonrió. Inuyasha la había extrañado, ante tal pensamiento, no pudo evitar que sus mejilas ardieran debido al sonrojo. Correspondió el abrazo de Inuyasha con la misma ternura y no pudo evitar soltar un suspiro.
-te extrañé mucho...- dijo en voz baja.
Inuyasha quedó en silencio y la apegó con más fuerza a su cuerpo, dando a entender con ese gesto que él también la había extrañado muchísimo. Ahora tenía muchas preguntas que hacerle a la miko.
-Kagome... estás muy fría...- dijo con tristeza al percartarse que la esencia de la sacerdotiza ya no era la misma que antes.
La miko de mirada chocolate colocó su dedo índice en los labios del hanyou.
-hablaré con todos en la cabaña- dijo la chica. Y sin más que decir, se encaminaron hacia la cabaña de la anciana Kaede.
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-puedo sentir el aura de Kagome- dijo para si misma Kikyo, quien se encontraba en las espesuras de un bosque cercano a la aldea de Kaede.
"Kagome se ha vuelto más fuerte... puedo sentirlo... pero... aún sigo sin entender el comportamiento de la perla de Shikon.." pensaba para sus adentros.
-Kagome... en qué te haz convertido?- murmuró mientras se alimentaba de algunas almas.
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Ya se encontraban en la cabaña, todos abrazaron con fuerza a la recién llegada que tantos malestares les había hecho pasar. Sango y Shippo lloraron de la emoción y Miroku no hizo más que abrazarla y aprovechar el momento para tocar sus partes más íntimas, recibiendo como de costumbre varios golpes e insultos. La miko rió al igual que los demás, ya había regresado el buen humor en el grupo gracias a la llegada de Kagome.
La peliazabache entregó varios regalos a sus amigos, a Miroku le llevó unas tazas para tomar té, a Sango unas cremas y perfumes de su época, a Shippo muchas golosinas y lápices de colores, y a Inuyasha mucho ramen, como era de costumbre. También le trajo algunas medicinas a Kaede y le explicó su usos.
Todo estaba muy ameno hasta que de pronto Inuyasha hizo la gran pregunta. El hanyou tenía poca paciencia, estaba ansioso por saber lo que le había ocurrido a Kagome, ya que la notaba diferente, hasta su vestimenta había cambiado. Ahora vestía de negro, su falda, su
Princesa de la Muerte by lucydark666
La idea de hacer este fic se me ocurrió luego de haber visto una serie de anime llamada Shikabane Hime (si no la han visto se las recomiendo... es muy buena).
fanfic
es
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2024-10-26
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