Pokemon -The Unknown Leyend~ by Rasen1826
Advertencia: Esta historia está basada en el manga, los juegos de pokemon y alguna que otras cosillas con el anime, por lo que no esperen que el protagonista sea Ash. Es una historia en torno a Red.
¿Alguna vez han sentido curiosidad por aquello que se ha perdido en la historia y que no posee una respuesta clara?¿Alguna vez el pasado se ha enterrado en dura piedra para que el presente mismo viva en la ignorancia y sea incapaz de lidiar con lo que ese ayer se ha esmerado en crear ante la sombra de todos?¿Puede imaginarse un mundo donde lo que era divertido sea una completa pesadilla?
Red, aquella leyenda que se extendió por numerosas regiones siempre ha sido un lobo solitario, uno que siempre ha poseído un único interés: ser el mejor; ¿pero qué sucederá cuando la necesidad y su propia decisión le orillen a romper ese viejo esquema y a requerir el apoyo de su más poderoso rival y de una vieja amiga, al mismo tiempo que se enfrenta a sentimientos que nunca antes había conocido y experimentado?¿Qué es lo que podría desencadenarse en el momento cuando descubrieran aquel tenebroso mundo que permanece callado en la oscuridad?¿Qué pensarán cuando conozcan una verdad que era mejor conservar en silencio?¿Y cómo es que todo su mundo queda atrapado en el pasado cuando en su camino se cruzó aquel pequeño ser que creyó como cualquier otro y que ahora parecía haber sido la llave que desencadenó todo?
Categories: POKEMON Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Angustia, Drama, Misterio, Romance
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 62 Completed: No Word count: 200627 Read: 11620 Published: 29/06/2012 Updated: 15/10/2013
Advertencia: Esta historia está basada en el manga, los juegos de pokemon y alguna que otras cosillas con el anime, por lo que no esperen que el protagonista sea Ash. Es una historia en torno a Red.
¿Alguna vez han sentido curiosidad por aquello que se ha perdido en la historia y que no posee una respuesta clara?¿Alguna vez el pasado se ha enterrado en dura piedra para que el presente mismo viva en la ignorancia y sea incapaz de lidiar con lo que ese ayer se ha esmerado en crear ante la sombra de todos?¿Puede imaginarse un mundo donde lo que era divertido sea una completa pesadilla?
Red, aquella leyenda que se extendió por numerosas regiones siempre ha sido un lobo solitario, uno que siempre ha poseído un único interés: ser el mejor; ¿pero qué sucederá cuando la necesidad y su propia decisión le orillen a romper ese viejo esquema y a requerir el apoyo de su más poderoso rival y de una vieja amiga, al mismo tiempo que se enfrenta a sentimientos que nunca antes había conocido y experimentado?¿Qué es lo que podría desencadenarse en el momento cuando descubrieran aquel tenebroso mundo que permanece callado en la oscuridad?¿Qué pensarán cuando conozcan una verdad que era mejor conservar en silencio?¿Y cómo es que todo su mundo queda atrapado en el pasado cuando en su camino se cruzó aquel pequeño ser que creyó como cualquier otro y que ahora parecía haber sido la llave que desencadenó todo?
Categories: POKEMON Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Angustia, Drama, Misterio, Romance
Advertencias: Muerte de un personaje
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Series: Ninguno
Chapters: 62 Completed: No Word count: 200627 Read: 11620 Published: 29/06/2012 Updated: 15/10/2013 Capítulo 1: Cambio by Rasen1826
Hojas encorvadas por el peso de la nieve se veían por montones a donde quiera que se colocara la mirada, repartidas entre esos altos y robustos pinos que se mantenían verdes durante todo el año y que sin embargo se les veía más espléndidos cuando ese inmenso y manto frío lo cubría todo. El invierno había llegado al fin y en esta ocasión era mucho más estricto y poco benevolente, especialmente para aquellos que disfrutaban de cruzar los empinados y poco transitados senderos de montaña. Posiblemente existía un secreto que la escarpada montaña deseaba conservar para sí misma y que no permitiría que nadie más lograra encontrar. No obstante, existía alguien que no estaba interesado en ello y que sólo andaba de paso, tratando de llegar a su destino final.
Su gorra roja con blanco cubría apropiadamente su cabeza y hacía resaltar esa cabellera azabache que se movía de acá para allá por la ligereza del viento frío a su alrededor. Un chaleco escarlata sobre una camisa blanca de mangas cortas y pantalones de mezclilla azul haciendo juego con un par de tenis, eran lo más llamativo y que resaltaba a la vista. No obstante, la tonalidad bermellón de sus ojos resultaba tanto enigmática como indiferente hacia las cosas que no le competieran. Y aunque llevaba un par de guantes negros, eso no iba a resguardarle del viento gélido de su alrededor, aunque tampoco parecía a disgusto con ese clima tan inclemente.
Sus pisadas podían verse detrás de él, pero ya no podían escucharse más, él se había detenido, mirando detenidamente un punto específico, uno que no entonaba dentro de ese paisaje.
Bajo la copa culminada de nieve de ese árbol, alrededor del liso tronco, yacía una gruesa y un tanto diluida soga, una que mantenía algo preso. Pero la curiosidad no era lo suyo, al menos no en ese momento.
Aquel pequeño cuerpo cubierto por la nieve se sacudió con fuerza y se deshizo de toda ella de un solo movimiento de su cuerpo y que lo había transformado en un cúmulo de nieve.
Esos enormes ojos ámbar miraban con cierto interés al joven que yacía a un par de metros de donde se encontraba atado a ese viejo árbol. El interés de ese pokemon duró mucho menos que el de ese entrenador, pero el de él no palideció tan rápido, al menos no después de mirar la tonalidad azulada de los anillos que se dibujaban sobre el cuerpo negro de aquella criatura.
—No es común encontrarse con un umbreon en una montaña helada en medio de la nada. Pero parece ser que le pertenece a alguien –dijo en tono normal mientras guardaba sus manos en los bolsillos y proseguía su camino dejando atrás aquella escena-.
Lo que llegó a su oído le hizo frenarse en seco; ¿qué era aquello?¿sonaba acaso como una parvada de pokemon salvaje reuniéndose en un mismo punto, como si estuvieran confabulando para hacer algo?¿Para qué imaginárselo cuando se podía comprobar por sí mismo?
Todo quedó iluminado momentáneamente por el poderoso impactrueno desprendido por eserápido e impetuoso pikachu que permanecía entre aquel umbreon y la parvada de spearow que había escapado ante la ofensiva del pokemon eléctrico.
—Para que un pokemon de tu clase no sea capaz de defenderse de una parvada de spearow, realmente debes ser débil o en peor estado de lo que pensé –dirigió aquellas palabras al ya inconsciente pokemon que había caído en el momento en que había sido salvado de un encuentro fatídico-.
Sentado tranquilamente en la pequeña sala de espera veía hacia la ventana, apreciaba lo cerca que había estado de verse la cara de lleno con una tormenta de nieve en medio de la noche, probablemente una que le obligara a pasar la noche en la intemperie, después de todo, sería una gran suerte si encontraba refugio en un sitio lleno de tantas trampas naturales.
Ese centro de ayuda pokemon estaba sólido, allí sólo estaba la enfermera Joy y su par de chansey, haciéndose cargo en ese momento del único ser malherido que había llegado allí.
Miró de reojo a su pikachu, quien ya había caído completamente dormido y echo bola cerca de él, tratando de absorber un poco de su calor.
—Esto va a demorar más de lo que imaginé, pero de todos modos estar aquí es mucho mejor que permanecer allá afuera con el clima que acaba de complicarse –pensó con normalidad mientras ignoraba la entrada de aquel nuevo visitante-.
Una gabardina gruesa y de tonalidad canela, un par de pantalones negros y zapatos de vestir hacían de ese hombre de mediana edad alguien demasiado formal y bien vestido para haberse perdido en medio de una lejana montaña. Ese hombre de ojos violeta y cabellera aguamarina, corta y bien peinada se sentó frente a él; cruzó las piernas y tomó una revista del pequeño bonche que permanecía en la mesita de cristal de esa sala. No hubo ruido alguno hasta la llegada de la enfermera.
—Tu pokemon ya se encuentra mucho mejor. Tenía algunas heridas, pero pequeñas. Deberías dejar descansar a tu pokemon y no hacer que se esfuerce tanto. Cayó por agotamiento físico –dijo con cierto regaño la enfermera a Red-.
—Le gusta excederse. Es un pokemon que no hace mucho caso cuando se trata de estar en batalla.
—De igual modo deberías tener más cuidado para la próxima vez. Pelear en una montaña no es precisamente una opción muy buena.
—Está bien –dijo sin mucho ánimo-.
—Disculpe mi grosería. Soy la enfermera Joy y atiendo este Centro Pokemon, ¿desea que cuide a sus pokemon? –cuestionó con amabilidad al hombre-.
—Sí, sino es mucha molestia. Mis pequeños son bastante energéticos y han peleado muy bien, pero hasta ellos requieren un descanso –dijo con una sonrisa mientras entregaba esas cinco pokebolas a la enfermera- Tómese todo el tiempo que sea necesario.
—Los tendremos listos en el menor tiempo posible. Así que espere aquí –agregó como último antes de irse de allí-.
—Veo que has entrenado muy bien a ese pikachu, jovencito –dijo con halago el hombre-.
—Tiene buen ojo para juzgar el entrenamiento de mi pokemon sólo con observarle dormir –comentaba sarcástico-.
—Tengo madera para reconocer a pokemons fuertes y a quienes tienen potencial para convertirse en uno –contestó animadamente- ¿Puedes decirme tu nombre, jovencito?
—…Red…-dijo con monotonía-.
—¿No serás ese tal Red del que todos hablan? Ése que derrotó al equipo Rocket .
—Podrían haber más chicos con el mismo nombre que yo. Además, ¿podría vencer yo a un grupo tan grande y peligroso como el equipo rocket con un pikachu y un pokemon lastimado y desobediente? Creo que la respuesta es más que obvia.
—En eso podrías tener razón. Con dos pokemons no podrías contra una organización de semejante magnitud.
—Soy más un entrenador que busca ganar el título de maestro pokemon y continuar avanzando.
—Eso es lo ideal en un chico de tu edad. Los jóvenes no deberían involucrarse en el mundo de los adultos, hay muchas cosas desagradables allí. Como ese grupo de ladrones que intimidan con amenazas y roban sin compasión.
—Iré a ver cómo sigue mi pokemon –dijo para deslindarse de la conversación mientras escuchaba los pasos de su pikachu siguiéndole de cerca; posiblemente ninguno de los dos tenía deseos de permanecer más en ese ambiente-.
¿Por qué lo que estaba viendo no le sorprendía en lo más absoluto? Quizás sólo le asombraba el hecho de que ese animal nocturno tuviera la fuerza suficiente para intentar escabullirse por la única ventana que había allí y que contaba con un pequeño seguro que ya había burlado. Ahora sólo trataba de escurrirse sin hacer el menor de los ruidos.
—Parece que alguien le gusta estar allá afuera en vez de tener un techo y comida –comentó mientras literalmente terminaba de abrirle la ventana para que pudiera escapar adecuadamente- No eres mi pokemon, así que eres libre de marcharte. Aunque podrías mostrar un poco de gratitud –decía mientras le miraba fijamente-
El umbreon le observó y parecía haber entendido el mensaje sin demasiado esfuerzo, sin embargo, lo que había hecho no era un sinónimo de gratitud, sino más bien todo lo contrario. En un rápido movimiento tomó aquella gorra roja y con agilidad se deslizó hacia la ventana, saliendo en un santiamén y empezando a correr sobre el helado suelo.
—Tsk….¡¿Pero qué rayos les pasa a los pokemons de esta montaña?! –exclamó molesto mientras le seguía no a pie, sino sobre el lomo de su enorme e imponente charizard, ayudándole a alcanzarle fácilmente y sobrevolando a una altura muy bajo por arriba del suelo- Estás empezando a molestarme. Pikachu, impactrueno.
No sólo era un ataque destructivo, sino también era rápido y parecía de lo más preciso, pero ese umbreon se movía a la perfección sobre el suelo lleno de nieve, hasta el punto en que su agilidad superó la celeridad del rayo y logró esquivar la ofensiva sin demasiado problemas sin siquiera dignarse a mirar hacia atrás; confiaba ciegamente en su agudo oído. Pero la situación no iba a concluir allí, aquel pokemon eléctrico también era rápido y se movía igual de bien que aquel escapista umbreon.
El ataque cola de hierro enfrentándose directamente con el ataque látigo de umbreon…La electricidad haciendo choque contra el rayo confuso; aquello apenas estaba comenzando y ya ninguno de los dos estaba jugando. Parece que el ego de ese par de pequeños pokemons había sido palpado y ahora no se detendrían hasta que uno cayera por completo.
—Se cansará fácilmente si continúa peleando contra pikachu. Aunque me sorprende lo veloz que es y lo resistente que puede llegar a ser. Posiblemente esto no sirva para nada, pero para mí es mejor que estar perdiendo el tiempo de este moto. ¡Pikachu, onda trueno! –ordenó sin miramiento alguno-.
La ofensiva eléctrica se expandió en un área que rodeaba por completo al umbreon que al fin se había quedado estático; ese impacto dio de lleno y logró su objetivo, paralizar a umbreon, tornándole casi imposible el poder contraatacar.
—Pero qué necio eres.
Sin más que decir, aquel objeto redondo y bicolor fue lanzado hacia la dirección de ese pokemon…La pokebola se tambaleó de acá para allá como símbolo de que se resistís a ser atrapado con facilidad. En un instante todo cesó y la victoria podía respirarse en el aire.
Bajó de charizard y tomó esa pokebola. Sonrió de forma efímera y sencillamente se disponía a guardar el esférico cuando sintió que algo no andaba del todo bien. Ahora podía verlo con sus propios ojos.
¿Cómo era posible que se hubiera liberado después de una captura tan perfecta?¿Y cómo es que había logrado romper en pedazos esa resistente y prácticamente indestructible pokebola?¿Qué era lo que estaba ocurriendo allí?¿Qué era lo que en realidad escondía ese pokemon tras esos colores poco usuales?
—Esto es simplemente inaudito. ¿Qué una pokebola se rompa después de liberar a un pokemon? Esto tiene que ser un verdadero chiste –dijo de mala gana mientras volvía a ponerse su cachucha- ¿Qué se supone que haré contigo sino puedo meterte aquí? –señaló con vileza ese objeto hecho añicos-.
Ese umbreon le miró y simplemente se acercó a él. Caminó alrededor de éste y de un salto quedó sentado sobre la cabeza del charizard.
—Tienes que estar bromeando…¿Ya te has autoinvitado al viaje sin siquiera pedírmelo?¿Qué clase de pokemon eres?¿Uno que se manda solo?
Aquella criatura no contestó y sólo lo veía. Esa acción parecía darle la respuesta a muchas preguntas, incluso a algunas que ni siquiera había proferido Red.
—De algo habrá de servirnos este umbreon. Aunque ahora significa que iré cargando a dos par de pokemon perezosos –exhaló con cierta desesperación mientras volví a subirse a charizard- Hora de volver a casa.
No se sorprendió en lo absoluto el toparse con una casa completamente limpia pero solitaria; al parecer alguien había salido a hacer las compras y había dejado una nota en el frigorífico especificando a qué se debía su ausencia y en qué período de tiempo regresaría. Era algo extraño, después de todo, no visitaba demasiado su casa como para que fuera necesario hacer eso; pero las costumbres no se quitan de la noche a la mañana.
Subió a su habitación colocando su mochila verde claro sobre su cama mientras dejaba la gorra sobre el único escritorio que allí existía. Pasó del ordenador que se ubicaba allí y simplemente se sentó en la silla giratoria mientras parecía absorto en otro tipo de cosas. Sí, cuando menos se lo esperó algo ya se había escapado de su campo visual. La curiosidad no era bien recibida por ese entrenador malhumorado y con nulas ganas de lidiar con un pokemon rebelde que ni siquiera podía denominar como suyo.
—No otra vez…-dijo fastidiado mientras se negaba a abandonar aquella silla- ¿En qué estaba pensando cuando le dejé subirse a charizard?
Y lo siguiente que habría de escuchar fue un par de voces, bastantes familiares y una de ellas que no esperaba oír. Lo ignoró por un momento, pero no pudo lidiar con el tono de voz que la otra acompañante de su madre hacía, al parecer al contemplar algo que le parecía tierno. Ese tipo de actitudes no parecían ir con su estilo o simplemente no era incapaz de tolerarlas por el largo viaje que había realizado hasta llegar.
Ojos tonalidad esmeralda en un mundo de piel clara y un cabello largo y castaño claro; poseía una silueta bastante femenina acentuada por esa minifalda de la misma tonalidad y una blusa azul cielo sin mangas de donde resaltaba una corbata amarilla y que en conjunto con sus muñequeras rojas y calentadores azul claro completaban su atuendo.
Pero ni con la entrada del joven entrenador ese par de mujeres alejaban su mirada del objeto de conmoción. Efectivamente, ambas veían con agrado la apariencia peculiar de ese umbreon y sólo deseaban ganarse su confianza para poder acercarse un poco más a éste.
—Hijo, me alegra mucho que hayas vuelto. Ahora demoraste mucho menos. Y has traído un pokemon bastante llamativo –alegó a mamá mientras miraba felizmente a su retoño-.
—Es un pokemon shiny. Has atrapado una rareza y es muy lindo –estipuló la jovencita quien trataba de acariciar al evasivo umbreon- Aunque creo que es un amargado como tú –palabras que sólo provocaron que se escapara de su alcance; ahora yacía detrás de Red-.
—No le agradan los extraños, es todo. Creía que andabas entrenando en Johto, Blue.
—Pues decidí regresar antes de tiempo. De todos modos ya andaba aburriéndome. Después de descansar unos días iré a otro viaje. Quizás gustes venir conmigo.
—No planeo irme en un tiempo. Todo es bastante calmado y tengo que entrenar a esta bola de pelos –señaló con vileza a aquel umbreon, quien simplemente se pescó de su antebrazo, quedando suspendido- Porque es un malcriado que cree que puede hacer lo que quiera cuando se le plazca.
—No esperaba vivir lo suficiente para encontrar tu versión pokemon. Aunque pikachu es muy cercana a ella también –dijo con una engañosa sonrisa mientras se le veía linda y adorable-.
—Y es de esa clase de mujeres de las que se tienen que cuidar…-sí, ese comentario iba a ese par de pokemons-.
—Una razón más por la que sigues como lobo solitario –objetó la chica con cierto humor-.
—Al menos yo tengo justificación, no sé cuál sea la tuya…¿Cuántos dices que tienes, 17…18…19, acaso? Y no te veo siquiera con algún pretendiente.
Dejó de sentir la presión de los caninos de umbreon…Ahora el pequeño parecía haberse unido a la plática, al menos la pose que habían adquirido sus patas delanteras hacían ver que trataba de disimular la risa que ese comentario le provocó.
—Pensándolo bien, ya no eres tan adorable como pensaba que eras…-dijo mientras inflaba sus mejillas-.
—Pero que quede claro que yo no inicié nada –contestó mientras iba a la cocina por algo de comer-.
—Nunca cambias, Red –suspiró al unísono con la madre, Blue-.
—Puedes quedarte a comer si así gustas, Blue –invitó la madre-.
—Muchísimas gracias. Encantada.
El umbreon les regaló una mirada y después simplemente ascendió por las escaleras. Al parecía tenía mejores planes que permanecer en la planta baja.
—Aunque ahora que lo pienso, mi hijo siempre atrapa pokemons temperamentales. Ese umbreon también parece tener un mal carácter.
—No olvidé que estaba mordisqueando el brazo de Red mientras él hablaba como si nada…Piénselo bien, los dos encajaban de forma torcida.
Los pasos que se dieron hacia la inmensa oscuridad que albergaba el prolongado túnel que se establecía hacia el frente lograban causar las vibraciones necesarias para crear inestabilidad en el techo de esa construcción subterránea; andar con cuidado era la precaución más evidente, sin embargo, ese grupo de hombres no estaba dispuesto a seguirla.
De vestimentas negras, pasamontañas y gorros era el atuendo generalizado de esos hombres que corrían hacia la oscuridad infinita del túnel, siendo iluminados por pequeñas lámparas de aceite. Y frente a la entrada a ese mundo de oscuridad permanecía de pie aquel sujeto, ese hombre de traje vino, corbata verde y camisa beige, cuyos ojos castaños y llenos de agildad esperaban ansiosos el resultado de la tarea que había mandado a realizar.
Uno de sus hombres se acercó trayendo en la palma de sus manos los fragmentos negros de lo que alguna vez fue un objeto tangible y bello. Aquel hombre sólo frunció el ceño y con su mano derecha mandó a volar esos fragmentos al suelo. Pasó ambas manos por su lacia cabellera negra y peinada hacia atrás para pensar y tranquilizarse. Sonrió un poco y nuevamente fue el hombre sensato que hace unos minutos atrás aparentaba ser.
—¿Cuál será nuestra siguiente orden, mi señor?
—Que un grupo pequeño de ustedes regrese al laboratorio y fabriquen inmediatamente otras DarkBall, pero que esta vez sean mucho más resistentes y posean el atributo adecuado para cada caso. El resto empiece la búsqueda en las regiones más cercanas.
—Lo haré inmediatamente mi señor.
—No pierdan más el tiempo, tenemos que hallar a esos tres antes de que alguien más lo haga y arruinen nuestros planes.
—¿Qué desea que le informe al doctor Brooklyn?
—Que pronto podrá contar con tres eficientes e incomparables alumnos.
Regresar al índiceCapítulo 2: Travesía by Rasen1826Todo ese sitio le traía viejas memorias, muchas de las cuales se remontaban de hace años atrás, en aquella época donde apenas se iniciaba una larga y candorosa aventura, un momento en el tiempo que se había perdido y que sin embargo se mantenía inmovible en la mente de quienes habían pisado tan peculiar laboratorio.
Ese hombre de edad media, cejas tupidas y mirada apacible respondía al nombre de profesor Ok, aquel que se encargaba de entregar un pokemon inicial a quienes desearan embarcarse en una asombrosa aventura pokemon.
Yacía recargado sobre el margen de la amplia ventana que daba cavidad a esa bella ambientación recreada entre naturaleza y pokemons viviendo en armonía. A su lado yacía un vaso de limonada fría y con una pajilla. No yacía solo, extrañamente ese pokemon le hacía compañía y sorbía de la refrescante bebida sonando más que complacido.
—Dicen que los pokemons muchas veces son el reflejo del alma de su entrenador…Así que me preguntaba, ¿qué es lo que hace raichu como tú dentro de mi laboratorio? No eres de ninguno de mis alumnos.
Aquel ratón eléctrico simplemente suspiró y bajó de la pequeña plataforma en la que permanecía. Lo miró de reojo y simplemente expresó su tan característico nombre, como si fuera un gracias y un hasta luego.
—No tienes que irte, puedes quedarte si es lo que gustas. Muchos pokemons salvajes han venido a vivir con el resto de los pokemons que hay aquí. Eres bienvenido aquí si así lo deseas.
El raichu solamente lo miró por última ocasión y abandonó la habitación con cierta rapidez, aunque sin prever que en ese momento la puerta misma se abriría, haciéndole caer y sobarse la nariz por el golpe.
La joven culpable lo cargó entre brazos y simplemente ayudó al pokemon a sentirse mejor. Su acompañante entró en compañía de ese par de pokemons, uno sobre su hombre y el otro caminando a su lado.
—Blue, Red, tanto tiempo sin verlos en Pueblo Paleta. Los dos han crecido enormemente.
—Lamento eso pequeño, espero que ya estés mucho mejor –le expresó con una sonrisa al pequeño mientras éste la miraba con rareza-.
—Aunque en realidad fue usted el que nos hizo venir hasta acá –alegó Red-.
—Por lo visto has capturado un umbreon y sigue el mismo patrón de tu pikachu de no quererse meter en su pokebola.
—Parece ser que tiene un nuevo miembro –dijo aludiendo a aquel raichu-.
—No es de ninguno de mis entrenadores, es un pokemon salvaje que andaba transitando el jardín y entró a curiosear. Decidimos tomar una limonada. ¿No es así raichu?
Aquel raichu movió su cola en son de afirmación y descendió al suelo sólo para despedirse definitivamente e irse de allí sin más.
—Realmente llevaba mucha prisa.
—¿Para qué nos ha pedido que vengamos? –inquirió Red-.
—Quiero que me hagan un pequeño favor. Sé que ustedes podrán llevar este encargo sin el menor de los problemas.
—Debe ser algo delicado como para que quiera que lo transportemos –decía Blue-.
—Son algo un poco frágil y un tanto personal que no me gustaría que fuera enviado por mensajería.
—¿De qué se trata?
—Es algo un poco viejo, pero de todos modos querrán recuperarlo para conservar el recuerdo –dijo al mismo tiempo que curioseaba entre el modesto librero que estaba a mano derecha de la puerta de entrada del laboratorio- Aquí está –decía con una sonrisa mientras sacaba una caja que no sobrepasaba los 20 centímetros de largo- Esto es lo que quiero que lleven a la Meseta Añil –le ofreció a Red aquella caja-.
—¿Un objeto anticuado que podría desmoronarse en cualquier momento?
—La envoltura es anticuada pero el contenido es lo que importa en realidad.
—Umm…¿Podemos ver qué hay adentro? –preguntó curiosa Blue-.
—Adelante.
Pequeñas canicas traslúcidas como el agua y frágiles como el cristal permanecían fríamente repartidas en ese espacio tan limitado. ¿Cómo era posible que dieciocho pequeños objetos estuvieran acomodados en una especie de espiral contactados por un único punto, mismo que estaba totalmente vacío?¿Qué eran en realidad esas pequeñas caninas?
—Lucen como joyas, pero no lo son. ¿Qué son en realidad? –cuestionaba pensativamente Blue-.
—…Son pokebolas…-contestó el profesor-.
—No había visto pokebolas como éstas nunca. Parecen hechas de cristal –dijo mientras tomó entre dos dedos una de esas pequeñas pokebolas-.
—Esa fue la apariencia que adquirieron después de que sus entrenadores las abandonaran…y fueran encontradas dispersas alrededor de una sola área.
—¿Ah? Es imposible que una pokebola adquiera esa apariencia, y mucho menos a causa de su entrenador –dijo Blue mientras consideraba esa idea totalmente absurda-.
—No soy nadie para hacerte pensar lo contrario Blue. Yo sólo comunicó lo que los que vieron esto me han dicho. Ya que en ese entonces era tan sólo un niño, uno que no estaba enterado de lo que ocurría en el mundo pokemon.
—De modo que la razón por la que devolveremos esto a la Meseta Añil es porque está relacionado directamente con la Elite Four, ¿no es verdad?
—No lo mencioné porque era algo que se sobreentendía. Pero sí, deben llevar esas pokebolas a alguno de los cuatro líderes. Eso es todo.
—Las pokebolas de los antiguos líderes de la Elite Four –agregó Red guardando ese objeto dentro de su mochila- Aunque está claro que faltan las de un líder.
—Nunca fueron halladas después de aquel raro incidente. Lo que ves es lo único que quedó de esa generación de líderes.
—¿Raro incidente? –dijo Blue sin despegar la mirada de aquel profesor- ¿Habla de lo que ocurrió después de que se eligieran a los líderes de la Elite Four hace casi ya cincuenta años atrás? Es decir, que literalmente cada uno de ellos desapareciera después de su nombramiento y después…nadie más les volviera a ver…
—De que desaparecieron fue verdad, porque nunca nadie los vio después de la ceremonia de nombramiento…Lo único que se halló fueron esas pokebolas regadas en diferentes puntos.
—¿Pero cómo pudieron saber qué eran de ellos? –objetaba Blue-.
—Porque cada una de esas pokebolas poseen los pokemons de cada uno de los líderes. Pero nadie se ha animado a liberarlos por segunda ocasión y han permanecido allí dentro por muchos años. Los actuales líderes de la Elite Four han decidido liberarles finalmente. Ellos han tomado la responsabilidad de ello, porque la última vez que los sacaron de allí los pokemons estaban fuera de sí y atacaron a todo aquel que se les pusiera en frente.
Ellos consideran estar calificados para lidiar con ellos en caso de presentarse una situación parecida.
—Me pregunto si la vieja Elite Four era mucho mejor que la actual. Aunque es posible que nunca lo averigüe –concluyó Red mientras daba media vuelta y empezaba a irse-.
—Nos veremos después profesor Ok. Cuando hayamos dejado el encargo le hablaremos diciéndole que la misión ha sido un éxito.
—Vayan con cuidado y procura que Red no se meta en peleas innecesarias como es su costumbre.
—No prometo milagros, pero haré lo que esté en mis manos –dijo antes de despedirse y salir de allí- ¡Espérame Red!
—Iba a decirles algo más, pero bueno, ya verán de qué se trata a lo largo del camino. Espero que Red lo sepa llevar en paz.
Aquellas curvas pronunciadas hacían de esa mujer de cabello tonalidad vino y ojos grisáceos no sólo una mujer peligrosa sino que también ayudaba a pasar por alto la indudable habilidad que poseía en el campo de batalla cuando de duelos pokemons se trataba. Aquella entrenadora de minifalda negra y blusa straple naranja combinaban con ese pequeño saco azul y zapatillas negras daban una finta engañosa para aquellos que no conocieran de su talento.
A su lado permanecía de pie aquel alto hombre de cabello en puntas y rosáceo cuya mirada aguda se posaba en el horizonte, hacia el inmenso mar que estaba más allá de su alcance.
—¿Cuánto tiempo podría demorarles llegar a la Meseta, Lance? –cuestionó Lorelei de brazos cruzados-.
—Considerando lo impulsivo que es Red y lo que le fastidia hacer mandados, en menos de dos días lo tendremos a él y al resto en el recinto.
—Jamás pensé que recibiríamos las pokebolas de nuestros antecesores. Aunque sólo se conocen las identidades de dos de los seis pokemons de cada uno. Eso sí que es en verdad extraño.
—Lo que es raro es que se hallan esfumado de la nada y abandonado a sus pokemons así como así –decía con cierta seriedad Lance-.
—Sino mal recuerdo, por ese entonces la Organización Rocket no poseía siquiera fuerza para intimidar a la policía local. De modo que el que hayan sido derrotados por alguien así es poco probable.
—No tiene mucho sentido darle muchas vueltas al asunto, porque no encontraremos nada. Eso fue algo que sucedió hace años y es poco lo que se tiene del caso. Además, no olvides nuestra misión principal con esos pokemons, Lorelei.
—¿Estás seguro de querer hacer eso? No creo que acepten las órdenes de nuevos entrenadores. Blog de divulgación científica
—No merecen estar encerrados por más tiempo allí, deben liberarse ya sea para que vivan salvajemente o alguien más cuide de ellos. Pero lo primer que debemos hacer es evaluar la condición en la que están.
—En eso tienes razón. Espero que lleguemos a tiempo y podamos verlos antes de que abandonen la Meseta Añil –decía con una sonrisa victoriosa Lorelei.-
—Mientras no se pongan a pelear de forma innecesaria, todo está bien.
—Ya sabes cómo es Red, además vendrá acompañado de Blue y Green. Eso ya solo es un cataclismo.
—Pero ninguno de nosotros será la chispa que encienda esa pólvora.
—Está bien, está bien. Seguiré al pie de la letra las órdenes del líder de la Elite Four.
—Sólo espero que esa travesía no sea conocido por personas indeseables –puntualizó Lance-.
Alguien que avanzaba con cierta prisa contra alguien que iba a su propio paso, lento y exasperante hasta cierto punto. Un sol poco clemente y un clima que incitaba a todo menos a caminar entre un camino aislado donde las montañas y algunos árboles salteados se apreciaban. No habían demasiado atajos que seguir y tocaba únicamente seguir el camino largo.
De pronto dejó de escuchar aquellas pisadas detrás suyo haciendo que se detuviera igualmente. Miró con desaprobación el poco aguante de la chica poseía y nuevamente se echo a caminar. No quería perder el tiempo ya que deseaba deshacerse de esa embromosa tarea lo más antes posible.
—¡Red, espera! –exclamó la fatigada chica-.
—Deberías caminar más rápido, a este paso llegaremos en una semana.
—¿Y por qué no usas a tu charizard para llevarnos? Sería más simple, ¿no crees?
—Llegamos más allá de la mitad del trayecto gracias a él…¿Quieres seguir explotándolo? –dijo mordazmente-.
—Ahh…Umm…Espérame unos dos minutitos y ya seguimos –dijo nerviosa Blue-.
—Siento que aquí falta alguien…-y miró a mano derecha, y efectivamente, faltaba alguien, alguien molesto y de color negro y azul- Ustedes dos van a volverme loco.
Pero habló demasiado rápido, aquel pequeño umbreon salía de entre las rocas mientras de su hocico colgaban un par de coloridas y robustas frutas. Sacudió su cuerpo del polvo y se acercó al gruñón chico colocando la fruta frente a él.
—Es más efectivo que Blue para buscar comida –dijo vilmente mientras tomaba la fruta- Creo que hasta me simpatizas un poco. Ummm…No sabe nada mal –dijo tras el primer mordisco a aquella fruta-.
—¡Oye, no comas frente mío! Eres cruel –decía enfadada y sentida-.
—Por si se te olvida acabas de comer…en frente de nosotros tres y estoy segura de que eso alcanzaba como para tres personas…-dijo normal mientras continuaba comiendo mientras partía la segunda fruta y la repartía entre sus dos pokemons-.
—Yo también quiero un umbreon que me traiga de comer –dijo por lo bajo Blue mientras misteriosamente tenía una barra de chocolate entre sus manos-.
—Descarada debería ser tu segundo nombre…glotona el tercero…y el cuarto dramática.
—Al menos yo tengo un chocolate –dijo indignada-.
Y aquella conversación sólo pudo ser interrumpida por el grito de umbreon que avisaba que algo no estaba yendo bien y que seguramente el causante de la próxima desgracia sería ese grupo de juguetones aimpom, quienes creyeron interesante el husmear en la mochila de la joven chica y robarse pequeñas cosas, entre ellas aquel valioso estuche que debían de entregar.
—Por eso te decía que mejor lo guardaba yo…Tsk…-decía malhumorado mientras llamaba a charizard y de forma casi inmediata subía sobre su lomo; umbreon y pikachu sencillamente perseguían detenidamente a quien llevaba el tesoro en su mano cola, evitando las ofensivas mandadas por el resto de los miembros del grupo- No dejen que escape por ningún motivo –ordenó Red mientras se encargaba de hacer a un lado el resto de la manada de aimpom-.
Lo siguiente que hizo impacto fue esa tremenda y poderosa hidrobomba que disipó cualquier interferencia y de la cual apuradamente el equipo de Red pudo escapar.
El blastoise de Blue se había encargado de las molestias de una forma extrema, una que iba muy bien con ella pero que no era adecuada en la mayoría de los casos. Ahora se tenía a un aimpom totalmente confundido sobre el suelo y aquel preciado encargo a un lado.
Blue se acercó y la tomó con su mano derecha, sin embargo, no se percató lo que la presión excesiva de agua había hecho en ese contenedor. Y repentinamente se quedó fría ante ese particular sonido, sí, aquel que te indica que algo ha caído vertiginosamente sobre el suelo y se ha hecho añicos sin posibilidad de ser reparado el daño.
—¿E-Escuchaste…lo que yo…Red? –preguntaba nerviosa mientras miraba con miedo que faltaba una pequeña esfera traslúcida y que sólo apuntaba estar hacia una única dirección-.
—La pokebola es lo que menos debería tenerte preocupada…Yo pensaría más en la manera de cómo usarás a tu blastoise para derrotar a eso…-decía mientras señalaba a lo que por desgracia había llegado a liberarse-.
Se giró con lentitud detrás suyo y sus ojos se clavaron de inmediato ante la imponente y enorme figura que yacía volando a un escaso metro del suelo. Aquello no sólo era grande, sino que amenazaba con ser poderoso y estar de mal humor por haber permanecido encerrado por tantos años.
Un fuerte rugido emergió de su hocico, era el grito de guerra que incitaba al contrincante a prepararse para lo que sea. Aquel pokemon la había retado sin así desearlo y parecía que el único modo de poder salir de allí, era derrotándole.
—¿P-Por qué…si existen tantos pokemons…tenía que haber un entrenador que poseyera esta clase de pokemon? En primer lugar, ¿cómo es que logró atrapar a un…aerodactyl?
—No es momento para que te preguntes cosas como ésas. Mejor ruega porque su entrenador no le haya enseñado demasiadas cosas.
Ni momento tuvo para pensar, su cuerpo mismo había reaccionado por sí solo y había salvado el cuerpo de aquella joven de ser congelado por completo. El territorio que había pisado anteriormente no era más que una plataforma de frío hielo que no cedería ni por las altas temperaturas.
—Oh mira, sabe usar colmillos elementales, eso debe ser emocionante –dijo con vileza mientras adquiría un poco más de altura sobre su charizard- Puedo encargarme de él si tú no puedes, Blue.
—Me haré cargo de él, Red. No soy tan débil para no poder contra un pokemon que debería estar de exhibición únicamente en los museos.
—Considera que no sólo va por ti, sino también por el estuche. Porque es claro hacia dónde iba principalmente su ataque de colmillo de hielo.
—Quiere liberarlos…-dijo con cierto anonadamiento-.
—Doce contra dieciocho no parece un número justo, pero sin duda resultaría ser una batalla interesante –decía con una sonrisa en sus labios mientras se ajustaba un poco su gorra- Entonces derrótalo para que lo volvamos a meterlos en una pokebola.
Regresar al índiceCapítulo 3: Entrega by Rasen1826¿Qué tanta presión y poder destructivo podría tener la hidrobomba de aquel blastoise que era capaz de reducir a la dura piedra en pequeños fragmentos?¿Era demasiada mala su precisión o aquella ave prehistórica era lo suficientemente ágil como para esquivar cada uno de esos ataques?¿En qué instante la pasiva y enorme tortuga guardó cada una de sus partes e inició vehementemente un giro rápido con una única dirección? Y aunque a simple vista parecía fácil de evadir, no lo era, especialmente si se combinaba con aquella feroz pistola de agua.
—¡Mantente así Blasty!
Pero las apariencias engañan y no todo iba a marchar tan fácil…Aquellas numerosas y rápidas ráfagas de viento cortante no tenían compasión, eran lanzadas unas tras otras, quebrantando la consistencia de la potente agua y al mismo tiempo alcanzando el resistente caparazón de blastoise. Aquel aerodactyl estaba empezando a interesarse por la batalla y bien podría no ser algo bueno.
El giro de blastoise cesó sólo para darle cavidad a aquel ataque de hidropulso que era rápido y peligroso, pero al mismo tiempo era demasiado fácil de evadir para un ser en movimiento y en pleno cielo. Aerodactyl lo evadió con cierta elegancia y se lanzó en picada hacia aquel pokemon de agua sólo para embestirle con doble filo. No hubo tiempo de ofrecer una resistencia certera ni una defensa adecuada, tampoco lo había para responder al siguiente contraataque. Venganza, ése era el nombre adecuado para el siguiente movimiento que había realizado y que había afectado de lleno a blastoise.
Aerodactyl retrocedió y alcanzó mayor altura, parecía estar complacido por el resultado de su ataque y al mismo tiempo había perdido el interés y el escapar de aquella zona era lo más tentador.
—¡Blasty, resiste!¡Vamos, tienes que levantarte, ese fósil no va a derribarnos!¡Usa foco resplandor y después giro rápido!
Aquellas órdenes no eran difíciles de cumplir y ese pokemon se había reintegrado a la batalla con las palabras de ánimo emitidas por su entrenadora. Aquel aerodactyl no estaba esperando la pronta recuperación de su adversario y advirtió el ataque un poco tarde, recibiendo inevitablemente un daño notorio por ambas embestidas.
El ave descendió y se estrelló abruptamente contra el suelo logrando crear un prominente hoyo sobre la superficie. Con esfuerzo empezó a levantarse lanzándole una mirada llena de aversión tanto a la entrenadora y a aquel contrincante suyo. Pero Blue no iba a permitirle ponerse de pie. Acua cola seguido de un fuerte cabezazo.
—¡Casi lo tenemos!¡Blasty, hidrobomba una vez más! –ordenó bastante animada-.
No hubo manera de que pudiera escapar, el impacto fue directo y en esta ocasión era mucho más poderoso que antes y aquello sólo terminó de debitarle. Aunque el orgullo de aquel pokemon de roca le impedía ser derrotado tan expeditamente y menos contra el elemento que más le vulneraba.
Un fiero rugido emergió de sus monstruosas fauces sólo para emplear las últimas energías que quedaban en su cuerpo para volver a alzar el vuelo, escapando apuradamente de aquel ataque de burbujas.
Aquello no se lo esperaba, así como el hecho de que fuera capaz de caer en picada a tal velocidad estando en su estado actual, directo para clavar sus dientes en el duro caparazón de blastoise. Lo que emergía de aquel contacto no era fricción, sino llamativas y numerosas chispas eléctricas que iban madurando y se convertían en abrumadores rayos que impactaban de lleno contra la naturaleza agua de blastoise.
El mordisco de blastoise impactó sobre la dura y gruesa piel de aerodactyl sin mucho resultado; aquel animal no sólo era viejo, sino también gozaba de una aparente inmunidad ante ataques siniestros. Pero no se detendría allí, habría de pasar al siguiente nivel, esperando que en este caso el ataque triturar tuviera mucha mejor efectividad.
Estaba obteniendo buenos resultados, pero la terquedad de aquel otro pokemon le conducía a soportar el dolor físico para poder inferirle mucho más daño a su rival. Aquello era una prueba de resistencia y orgullo pokemon.
—Lo tiene completamente inmovilizado y no va a soltarlo sin importar lo que haga, ya que su prioridad es terminar de derrotarlo con ese ataque de colmillo rayo.
—¡Deja de distraerte Blue, date cuenta que estarás en mayores problemas si dejas que esas se sigan moviendo más! –gritó Red desde lo alto mientras se dirigía hacia donde ella estaba, dispuesto a atrapar entre su mano izquierda aquel estuche.-
¿Había logrado su objetivo a tiempo?¿Debería sentirse seguro ante aquel sonido tan familiar que se había escuchado por duplicado?¿Por qué aunque tenía en su poder aquello que formaba parte de su misión se sentía intranquilo? Quizás por el hecho de que dentro de ese envase protector habían dos cáscarones vacíos y rotos.
Sólo hubo un justo instante para tomar a aquella chica de la mano y hacer que subiera al lomo de aquel pokemon de fuego. Sin siquiera ella saberlo, había sido salvada, pero su pokemon no estaba experimentando la misma suerte.
Ese giro bola en combinación con el come sueños habrían de terminar el trabajo iniciado por aquel pokemon volador malherido. Ahora blastoise yacía inconsciente sobre el suelo mientras que los recién invitados permanecían a cada lado de éste.
Las llamas ondeantes que se agitaban sobre el lomo de aquel tylphlosion sólo indicaban la inquietud que sentía ese pokemon de fuego al contemplar a ese par de humanos que le resultaban totalmente ajenos a sus recuerdos. A su lado la mirada magenta de aquel mismagius no parecía indicar nada bueno.
—G-Gracias Red, por poco y no salgo viva de allí –decía mientras llamaba a su blastoise con su pokebola-.
—En este caso no fue cuestión de que se rompieran. Ellos mismos decidieron salir por su propia cuenta, posiblemente cuando escucharon a su compañero en apuros.
—Creía que lo tenía, pero ese aerodactyl es demasiado terco –se quejaba Blue-.
—El nivel que tiene es sin duda, el de un líder de la Elite Four. Y es ese orgullo que tiene lo que hará que no caiga fácilmente. Pero ahora tenemos a dos problemas más.
—Aerodactyl podría darnos un poco más de lucha, pero los otros dos son el problema en realidad.
—Pikachu, te encargarás de tylphlosion…Umbreon, tú irás tras ese mismagius.
Umbreon y pikachu descendieron y se colocaron frente a sus oponentes de batalla. Ni siquiera hubo tiempo de dar una orden como tal, los pokemons estaban más que dispuestos a actuar por sí solos.
Un impactrueno debatiéndose contra el feroz lanzallamas…Una bola sombra contra ataque psíquico…Aquello era un espectáculo increíble de luces, fuego y electricidad, pero iba a resultar en una tremenda y desagradable explosión, una que causaría vibraciones en algunos metros a la redonda del funesto impacto final.
Pequeños e inconfundibles brillantes habían envuelto la mayor parte del campo de batalla sin ser divisados por los abstraídos pokemons que habían despertado de su letargo sólo para confrontar a quienes se encontraban en su camino.
Sólo una orden fue necesaria para alejar a los dos pokemons del entrenador de aquel ataque de somnífero, mismo que había provenido desde las cercanías, desde las entrañas de aquel matorral encubierto por árboles. No obstante, había uno de ellos que no cayó en profundo sueño y que estaba emprendiendo vuelo. Pero no iba a escapar demasiado lejos, el impactrueno combinado con la bola sombra de umbreon agotaron lo que le quedaba de energía, derribándolo al fin.
Tres pokebolas negras con amarillo fueron lanzadas hacia aquellos tres pokemons durmientes, siendo capturados sin problema alguno tras algunos cuantos tambaleos.
—Ese ataque es sin duda de venusaur…-dijo sin mucho gusto mientras clavaba su escarlata mirada en el entrenador que había emergido de entre aquella pequeña congregación de arbustos y árboles-.
Sus ojos aguamarina eran el mayor distintivo de ese alto chico de piel alba y cabellera castaña ligeramente revuelta. Pantalones marrón y botas tonalidad siena a juego con aquella chamarra verde oliva militar sobre aquella camiseta negra, era el atuendo de aquel entrenador conocido como Green.
—Supuse que no tomarían las precauciones suficientes en este encargo, de modo que me tomó las molestias de comprar estas ultraball, por si algo como esto pudiera ocurrir –dijo normal Green mientras recogía aquellas tres pokebolas y las depositaba en un nuevo estuche tonalidad azul marina y acojinado por dentro-.
—Ya se me hacía raro que el profesor Ok no mencionara nada de tu participación –comentó Red mientras bajaba de charizard- Ahora dame eso, me encargaré de cuidarlo.
—Así como lo hiciste hace unos momentos atrás. Se notó que tenías todo bajo control.
—Claro que lo estaba. Pikachu y umbreon estaban en ello, sino hubieras intervenido habríamos obtenido la victoria –decía con naturalidad Red-.
—Sinceramente ya empiezo a dudar de tus habilidades. Quizás deberías de renovar tu título o algo así Red.
—Debe ser más difícil renovar tu personalidad, ¿verdad? Ahora comprendo por qué no lo has hecho en todos estos años –dijo burlón mientras se cruzaba de brazos y se le veía pensativo-.
—Denme el estuche a mí, yo me encargaré de cuidarlo adecuadamente –interrumpió Blue con voz infantil y sonrisa engañosa-.
-¡NO! –gritaron ambos al unísono-.
—Ahora que lo pienso mejor, toda la culpa es tuya por descuidado, tragona y no fijarte que unos pokemons salvajes agarraban tus cosas. Si tienes a alguien que reclamarle algo Green, es a Blue.
—Pues tú debiste de haberla ayudado también, Red.
—Ella dijo que podía con ese fósil prehistórico y como luego tiene peor carácter que tú, quise ahorrarme la fatiga de tolerarla lo que resta del camino hacia Meseta Añil.
—¡¡RED!! –exclamaba encolerizada la chica mientras literalmente quería echársele encima para propinarle un par de buenos golpes-.
—¿Ves? Necesita terapia para controlar mejor su enojo.
—No eres precisamente la persona adecuada para decir eso, Red –decía con burla Green-.
—¿Y si aprovechamos y mudamos de pokebolas a los quince pokemons restantes? –cuestionó Red a sus dos compañeros, quienes le contestaron un rotundo no con la mirada- Se han vuelto muy aburridos con el paso de los años.
Desde el exterior podían apreciarse esas legendarias y bien conocidas Ruinas Alfa ubicadas en la región Johto donde existe un número variado de salas con símbolos misteriosos escritos en sus paredes, como si intentasen comunicar el secreto del pasado en un lenguaje que muy pocos eran capaces de comprender en su totalidad.
Un par de pasos se adentraron en el interior de aquel pasaje, usando únicamente aquel par de lámparas de mano. Parecían conocer muy bien el camino por lo que lo que llevaban consigo era más que suficiente para que pudieran movilizarse sin problema.
Una gorra negra de béisbol girada hacia atrás bajo esos googles amarillos haciendo eco con el par de ojos dorados y vívidos de ese chico de cabello azul marino y cuyo flequillo era largo y le daba un toque mucho más interesante a su rostro. Pantalones pescadores negros y una sudadera roja con gorro y de doble vista hacían de él un deportista en compañía de ese par de zapatillas deportivas blancas. Aquel negro y amplio reloj que yacía en su mano izquierda formaba parte de sus accesorias junto con esa mochila blanca que cruzaba desde su hombro derecho hacia su lado izquierdo.
A su lado permanecía aquel robusto hombre de ojos violeta y de cabellera aguamarina y corta. Su vestimenta consistía simplemente en un par de pantalones negros, una camisa formal de color salmón y esa blanca bata de laboratorio.
—Todavía hay que ir más al fondo, ¿no es así profesor Steve? –inquirió el chico que no despegaba su mirada del frente-.
—Así es Gold, todavía queda tramo por avanzar.
—Y dígame, ¿qué opina de…Red? Ya que usted mismo comentó haberlo conocido hace poco.
—Es un chico en verdad interesante. Se sintió un poco invadido y simplemente se las ingenió para dejar de hablar del tema.
—Generalmente es un amargado –decía sonriente- Pero es un buen tipo.
—Existen maestros pokemon muy buenos por estos días, Gold. Así como tú.
—Tampoco es para tanto. Aunque no imaginé que me informara sobre aquel asunto, siendo tan delicado éste.
—No existen demasiadas personas que me crean. Suena como un extraño y macabro cuento de hadas, donde lo irreal se torna una realidad tangible. No obstante, el ser humano debería ponerse a pensar que si existen criaturas tan maravillosas como los pokemon, ¿por qué no habría de poder hacerse algo como aquello?
—Pareciera ser que la maldad ha estado oculta bastante tiempo y de una forma bastante descarada.
—No es fácil cuando hay objetivos que te distraen.
—¿Cree que funcione dr. Steve? –preguntaba Gold mientras le veía de reojo-.
—Toca creer que si se desea con fuerza se puede hacer cualquier cosa. Así que debemos confiar hasta el último momento. Dependiendo el resultado revaluaremos la situación y veremos qué podemos hacer.
—Es una apuesta peligrosa, dr.
—La vida es una apuesta peligrosa Gold. Y si no nos arriesgamos ahora, más adelante será imposible porque en el momento en que vuelvan a capturarlos no existirá manera de que podamos completar esto.
—Falta ser localizado uno, ¿no es verdad?
—Él es cuidadoso y no saldrá tan fácilmente de donde sea que esté escondido. Pero cuando vea a los otros dos, lo hará. Esperemos que los unown estén listos para ese momento –dijo con seriedad-.
—Mejor de nuestro lado que del bando contrario –murmuró Gold mientras continuaba avanzando-.
No merecía la pena contar el tiempo transcurrido que les había tomado llegar a aquel sitio, lo que interesaba era que al fin estaban en el sitio correcto, siendo recibidos inmediatamente por aquellos cuatro intimidantes líderes de la Elite Four.
La tonalidad purpura del cabello de ese chico en conjunto con su vestimenta formal de un color cercano al vino acompañaba a ese negro antifaz que permitía identificar de inmediato a aquel maestro pokemon de tipo psíquico. A su lado yacía el experto entrenador en pokemon tipo veneno cuyo traje ninja gris oscuro y el resto de artilugios propios de su naturaleza hacían pensar que estaba listo para tener un duelo en cualquier momento.
Armado únicamente de aquel pantalón blanco de karate ajustado con esa cinta negra yacía el hábil entrenador de pokemon tipo lucha mientras ese par de pesadas muñequeras eran más unas pesas de entrenamiento que un accesorio. Su mirada llena de rudeza era remarcada por ese par de cejas tupidas.
Cabellera azul clara, larga y ondulada acompañaban a ese par de ojos celestes pertenecientes a esa maestra pokemon de tipo siniestro. Llevaba consigo una blusa amarilla y de tirantes acompañada de un pantalón pesquero blanco y a la cadera; el atuendo finalizaba con aquellas zapatillas del mismo tono que su blusa.
Aquel traje azul marino con detalles en naranja y su capa roja enmarcaban de inmediato a quien ostentaba el título de Campeón de la Liga Pokemon de Johto.
—Siento que demoraron años en llegar hasta acá –comentaba con mofa Lance a ese grupo de entrenadores-.
—Sí, hola Mento, Koga, Bruno, Karen y Lance –dijo sarcástico Red mientras miraba detenidamente a Lance-.
—¿Tuvieron algún problema en el trayecto? –cuestionó Koga-.
—No en realidad –contestó Blue-.
—Es bueno escuchar eso. Digamos que teníamos el pendiente de que les pasara algo a esos pokemon –comentó Mento con cierto tono burlesco en su voz-.
—Tres de ellos escaparon de sus pokebolas, uno accidentalmente, los otros dos posiblemente salieron al escuchar que su compañero estaba en aprietos. Pero ya han quedado resguardados en otras pokebolas –comentó Green mientras le entregaba al mismo tiempo ambos estuches a Lance-.
—Así que eso fue lo que ocurrió –decía mientras contemplaba aquellas ultraball- Fue una buena decisión capturarlos aquí, Green.
—Han hecho un buen trabajo, chicos –comentó con una sonrisa Karen-.
—Posiblemente adquirieron un poco de experiencia enfrentándose a los pokemon de los Líderes de la Elite Four –comentaba Bruno mientras se le veía emocionado de imaginarse el duelo-.
—¿Qué es lo que planean hacer con ellos, Lance? –preguntó Red-.
—Hay varias opciones y cada una de ellas se elegirá de acuerdo al modo en que respondan los pokemons de los viejos líderes –decía Lance mientras miraba de soslayo a sus compañeros- Aunque iremos probando suerte de uno en uno, ya que sólo conocemos la apariencia de seis pokemons, los otros los desconocemos y no queremos llevarnos una sorpresa.
—Creía que ustedes conocían la identidad de los dieciocho pokemons –dijo Blue mientras trataba de imaginarse los tipos de pokemons que podrían encontrarse dentro de las pokebolas restantes-.
—Sólo conocemos los dos primeros pokemons de cada uno de los líderes –agregó Lance-.
—Byron, Craig, Khaled y Aeryn –decía Mento-.
—Byron usaba a donphan y tyranitar. Mientras que Craig empleaba a aerodactyl ninetales –informó Lance- Por parte de Khaled, sino mal recuerdo peleaba con un tylphlosion y un dewgong. Aeryn por su parte a mismagius y a vileplume.
—El resto permanece en el anonimato por el simple hecho de que nunca tuvieron la necesidad de usar a sus mejores cuatro pokemons. Es por eso que nadie los conoce. Aunque posiblemente quienes convivieron con ellos saben cuáles fueron –finalizó Koga-.
—Dile al profesor Ok que tiene mi agradecimiento, Red. A partir de este punto nosotros nos encargaremos de lo demás.
—Está bien –dijo sin ánimo Red quien ya había dado la vuelta y se dirigía hacia la salida del recinto-.
—Nos vemos luego –se despidió Blue y Green-.
—Tengan cuidado, el equipo rocket ha andado con mucho movimiento en estos últimos días –advirtió Lance-.
—Parece que tienen una extraña manía atrapando pokemon. Bueno, eso jamás fue novedad, pero al menos sí lo es lo específico que es ahora –decía Mento-.
—¿Qué clase de pokemons andan atrapando ahora? –cuestionó Red mientras se detenía-.
—Arcanines, raichus y…umbreons.
Regresar al índiceCapítulo 4: Intriga by Rasen1826Aquello se deformaba y se volvía a reconstruir, viéndose en cada ocasión mucho más compactado y al mismo tiempo emitiendo un poco más de luz; esos seres eran capaces de recrear formas que ningún otro ser podía y al mismo tiempo transmitían un aura completamente mística, como si en verdad no pertenecieran al mundo que vivían.
Y después de unos largos instantes aquello quedó consolidado en un esférico, en una masa negra de amplia densidad, que pese a su tamaño se mantenía flotando en medio de aquella sala de piedra donde a las paredes les habían borrado hasta la más pequeña de las letras. ¿Era acaso que aquellas escrituras antiguas hubieran cobrado vida en un simple parpadeo?
¿Qué eran aquellos objetos que pendían de la mano de ese hombre?¿Qué clase de joya era la que resguardaban esas delgadas cadenas de plata?¿Acaso eran zafiros?¿Y si lo eran, por qué poseían tonalidades tan peculiares?
El seductor escarlata del primer zafiro superaba el color natural del rubí…La calidez del segundo zafiro que competía con el color amarillo del sol…La naturaleza viviente quedaba plasmada por el color verde claro del cuarto zafiro…Y el intenso y envidiable zafiro azul que podía perderse en un cielo amplio y carente de nubes…
—Jamás pensé que pudiera vivir lo suficiente para poder hacer esto –dijo con rotunda seriedad aquel hombre denominado como doctor Steve-.
—Así que esos son los zafiros de los que me hablaba en aquella ocasión –mencionó Gold mientras no quitaba la mirada de esas joyas-.
—Necesitamos las tres cosas para poder concluir todo esto…Cada pequeña cosa es importante…Tenemos los zafiros y los unown, nos falta un elemento más, pero ya están en marcha. Además, así hacemos tiempo para que los unown reúnen la energía suficiente para hacerlo.
—Me sorprende que ellos todavía no hubieran hecho ningún movimiento para impedirlo –comentaba Gold-.
—Eso es porque creen que seguimos sin hallar esto –decía mientras colocaba aquellos zafiros sobre la palma de la mano de aquel chico- Estos han estado perdidos por años…Ni siquiera quienes tuvieron contacto con ellos por última ocasión supieron su paradero final.
—Pensar que aquí dentro se guardan cosas tan valiosas…-dijo Gold con una sonrisa-.
—Sin eso en su camino sería más simple todo lo demás. No obstante, incluso un plan tan perfecto como el de él, tuvo defectos y gracias a ellos, es posible lo que estamos a punto de hacer.
—Aunque si lo perfeccionan estaremos en problemas.
—Para perfeccionarlo los necesitan a ellos una vez más y a quienes elijan ahora –sentenció Steve-.
Sus patas se deslizaron con enorme cautela, evitando ceder por el ángulo en que la pendiente se encontraba. Al final esas negras patas pisaban con destreza la sólida madera de las ramas de aquel árbol de fruta que permanecía arraigado a un pedazo minúsculo de tierra, mismo que emergía del peñasco que conducía a una caída fatal, pero del cual habían crecido numerosos árboles frutales y de bayas que parecían ser bastante llamativos, aunque nadie se animaba a bajar a cortar algo sin el uso de algún pokemon volador.
El ascenso era simple incluso con esos frutos atrapados en el pequeño hocico de aquel animal; en tierra más segura se podían apreciar la gran cantidad de fruta cortada por ese valeroso pokemon que ahora veía hacia el acantilado, como si sintiera emoción por el descenso más que por salir de allí airoso.
—¿Por qué motivo atrapaste a otro umbreon, Red?¿Para que te corte fruta en los árboles hallados en acantilados? –cuestionaba con molestia Blue mientras cínicamente engullía aquella fruta de la que discutía el modo en que se había adquirido-.
—No veo que te moleste mucho ya que te la estás comiendo como si no hubieras comido en dos días enteros –Renegó red mientras la veía de mala gana-.
—¿Qué fue eso? –preguntó mientras se le hacía haber escuchado un ruido semejante a una explosión-.
—El ataque de bola de sombra de umbreon. Creo que algo le molestó y lo quitó de su camino así –dijo calmamente mientras le daba un fruto a su pikachu y empezaba a comer él- Deberías poner a hacer algo a tus pokemons o se pondrán obesos –decía cínicamente-.
—Pues deberías estar más al pendiente del tuyo, Red –objetó Green quien traía cargando a umbreon mientras éste parecía no muy de acuerdo con la idea del chico de querer ser curado de la pequeña herida que tenía en su pata trasera izquierda-.
—A ella no le gusta que le curen las heridas, va a morderte si sigues así Green. Yo no la obligué a nada, eso fue lo primero que hice cuando la liberé de su pokebola –contestó con sinceridad Red-.
Y aunque aquel pokemon no le gustaba ser curado, había dejado que Green se encargara de su herida sin ofrecer resistencia alguna y ahora simplemente dormía sobre el pasto al lado de quien le había ayudado.
—Pues no se portó muy agresiva con Green. Creo que le agrada más él que tú –dijo con cierto tono malicioso Blue-.
—Mira, unos a aimpoms están intentando llevarse nuevamente tus cosas, Blue –señaló hacia detrás de la chica-.
—¡No, otra vez! –se giró hacia sus cosas por el mero reflejo, hallándose con la nada y con el hecho de haber sido la burla de Red quien la miraba seriamente pero quedaba claro que por dentro se burlaba de lo ingenua que había sido-…Ojalá ninguna chica se enamore de ti nunca más…-sentenció con semblante tenebroso y voz de ultratumba-.
—A esta fruta le faltaba madurar, está simple…-decía Red mientras continuaba comiendo como si nada-.
—Para esta hora ya debería de haber llegado a casa el fabricante –fue lo último que salió de la boca de Red antes de literalmente esfumarse de allí sobre el lomo de su charizard-.
—Y ya se fue otra vez…Aunque ahora dejó a uno de sus pokemon aquí –decía Blue mientras miraba de reojo a umbreon-.
—Tiene formas muy raras de preocuparse por sus pokemon. Ésta es una de ellas…No tiene caso que lo esperemos aquí, n
Pokemon -The Unknown Leyend~ by Rasen1826
Advertencia: Esta historia está basada en el manga, los juegos de pokemon y alguna que otras cosillas con el anime, por lo que no esperen que el protagonista
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2024-11-18
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