Pacto Vampiro... by Tsuki Nightroad
Comen, beben, sienten, respiran, sus corazones laten como el de cualquier humano, pero no lo son. Seres exquisitamente bellos, con ojos literalmente destellantes... llamados “Vampiros”… pero, de verdad ¿Lo son?
“Una mirada basta para sucumbirte, una caricia para que te entregues y un beso para quedar rendido a cualquier deseo de ellos”
La historia se remarca en una joven y dos inmortales, la híbrida, el flautista y el condenado. Juntos con la ayuda de otros camaradas, buscan la manera de acabar con una “organización”, que por vueltas del destino mantiene una conexión con cada personaje.
Miseria, muertes, desamores, engaños, mentiras, secretos y pasión, todo esto en conjuntos con muchas cosas más, se encuentra plasmado en esta historia.
Un fic para los amantes de la historias ”vampiricas”
¿Estas listo para cerrar tu pacto con uno de ellos?
Aquí les dejo la portada de este fic:
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/PortadadePactoVampiro.jpg
Categories: ORIGINALES Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Ciencia Ficción, Fantasía, Misterio, Romance
Advertencias: Lemon, Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 8 Completed: No Word count: 36330 Read: 1280 Published: 28/10/2010 Updated: 03/12/2010
Comen, beben, sienten, respiran, sus corazones laten como el de cualquier humano, pero no lo son. Seres exquisitamente bellos, con ojos literalmente destellantes... llamados “Vampiros”… pero, de verdad ¿Lo son?
“Una mirada basta para sucumbirte, una caricia para que te entregues y un beso para quedar rendido a cualquier deseo de ellos”
La historia se remarca en una joven y dos inmortales, la híbrida, el flautista y el condenado. Juntos con la ayuda de otros camaradas, buscan la manera de acabar con una “organización”, que por vueltas del destino mantiene una conexión con cada personaje.
Miseria, muertes, desamores, engaños, mentiras, secretos y pasión, todo esto en conjuntos con muchas cosas más, se encuentra plasmado en esta historia.
Un fic para los amantes de la historias ”vampiricas”
¿Estas listo para cerrar tu pacto con uno de ellos?
Aquí les dejo la portada de este fic:
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/PortadadePactoVampiro.jpg
Categories: ORIGINALES Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Ciencia Ficción, Fantasía, Misterio, Romance
Advertencias: Lemon, Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 8 Completed: No Word count: 36330 Read: 1280 Published: 28/10/2010 Updated: 03/12/2010 Prisionero por mentiras (Acto 1). by Tsuki Nightroad
Hola a todos/as…
Soy Tsuki Nightroad, Tsuki-sempai para quienes quieran abreviar mi apellido… jejejeje ^^”
Anteriormente estaba publicando esta historia, pero por cuestiones de la página que hasta el sol de hoy no comprendo, se recatearon todos mis fics incluida mi cuenta.
En fin, la quejas las dejare en un memo a la coordinadora, por ahora no deseo aburrirlos, por lo tanto les dejo el primer capítulo de este ORIGINAL de vampiros, y cuando digo original me refiero a que no he copiado nada de la saga de Crepúsculo ni de Dracula o Anne Rice…
Sin más que acotar, los dejo para que lean…
Noche II: Prisionero por mentiras (Acto 2)
Hola a todos/as…
Soy Tsuki Nightroad, Tsuki-sempai para quienes quieran abreviar mi apellido… jejejeje ^^”
Anteriormente estaba publicando esta historia, pero por cuestiones de la página que hasta el sol de hoy no comprendo, se recatearon todos mis fics incluida mi cuenta.
En fin, la quejas las dejare en un memo a la coordinadora, por ahora no deseo aburrirlos, por lo tanto les dejo el primer capítulo de este ORIGINAL de vampiros, y cuando digo original me refiero a que no he copiado nada de la saga de Crepúsculo ni de Dracula o Anne Rice…
Sin más que acotar, los dejo para que lean…
Noche II: Prisionero por mentiras (Acto 2)
Pacto Vampiro…
By: Tsuki Nightroad
Noche I: Prisionero por mentiras (Acto 1).
—En la tarde de ayer se encontró otro cuerpo desmembrado y al parecer también le han drenado la sangre, con esta ya son cinco las victimas en poco mas de un mes, las autoridades intentan dar con él o los causantes de estas atroces muertes, pero aun no se ha logrado encontrar prueba alguna —un plick se escucho luego de a ver sido apagado el televisor.
—Que molesto, no hay mas nada en la televisión —se quejo una joven tirando el control remoto sobre una mesita enfrente de ella —y con esta lluvia no hay mucho que pueda hacer —miro a su izquierda por la ventana, una tormenta arremetía en el exterior y las gotas golpeaban con fuerza el vidrio de la lumbrera creando una leve vibración.
—¿Por qué no lees un libro?
Le sugirió un hombre de cabello negro liso corto, sus ojos que a través de unas gafas rectangulares a media montura reflejaban un color marrón, su nariz se mostraba recta y en su rostro dejaba crecer la barba en un candado, rodeando sus rosados labios, su piel era de un blanco calizo, dándole una apariencia pálida. Leía en un sofá de cuero vino tinto de alto espaldar, se encontraba a unos metros del lado derecho posterior a la joven, sentado con las piernas cruzadas en sentido frontal a la ventana
—Debes comprender que nunca es tarde para instruirse un poco sobre la historia —comento con la mirada fija en una gran enciclopedia de lomo dorado y cubierta negra.
—Sabes que no me gusta mucho leer sobre esas cosas —dijo la chica sin animo, aun miraba como las gotas golpeaban e inmediatamente se deslizaban por el vidrio dejando un rastro delgado de agua.
El hombre dio un resoplido y cerro el grueso libro, luego lo coloco junto a sus otros tomos en una gran biblioteca posada a su izquierda.
—No tienes remedio —gesticulo, seguido esquivo una mesita circular que tenía al frente y camino hasta el sofá mas largo del sitio, que se localizaba en medio de la habitación. La joven yacía sentada en el extremo izquierdo de este, observando por aquel ventanal.
—¿Te gustaría escuchar una historia? —le propuso el hombre posándose a un lado de la chica.
Ella solo levanto los hombros como respuesta sin mirarle aun.
—¡Oh!...los jóvenes de hoy…—dijo como un comentario al aire, después el sujeto se sentó a un lado de la jovencita —por lo menos puedes mirarme cuando comience a narrar —pidió amablemente.
La chica volteo los ojos en gesto de fastidio, seguido se dio la vuelta en su puesto y le miro a la cara.
El hombre sonrió.
—Eres idéntica a tu padre —dijo él, aun sonriendo.
La joven solo zarandeo la cabeza en expresión de tedio.
Sus ojos eran de un azul grisáceo, su cabello de un liso negro estaba amarrado en un rollo alto dejando suelto solo dos mechones a los lados de su rostro y la pollina en medio de estos, su rostro parecía un triangulo invertido con una delgada nariz acorde a toda su cara, mientras su piel era idéntica a la del hombre enfrente de ella, a simple vista se podía notar que su contextura era delgada, con buenos atributos femeninos.
—Muy bien… comienza abue…—pidió, sin ningún leve interés en escuchar, pero intentando no demostrarlo.
—¡Catherine…! —le reprendió con un tono ligeramente más alto.
— ¿¡Qué!? —se defendió sin comprender.
—No tienes que fingir tu desinterés, se que no eres una persona amante a la literatura, pero lo que hoy te contare es diferente a cualquier cosa que te haya dicho antes.
—unmmm… ok… prestare atención, de todas formas no hay nada mejor que hacer —se encogió de hombro doblando la boca a un lado.
El hombre le echo una mirada desaprobatoria, pero no tardo nada cuando aliso el rostro y le sonrió a su nieta.
—Siempre tan espontánea, mi pequeña —acaricio por un instante con el dorso de su mano la mejilla de la chica.
La lluvia caía a cantaros afuera del lugar, una lámpara en el techo de pequeñas diademas de cristal en forma de rombos alargados, brindaba luz a la habitación.
—Muy bien, primero quiero que me prometas que escucharas toda la historia —pidió el abuelo.
—Wow… ¿así será de aburrida? —comento irónicamente.
—Por favor…
—Bien, bien… lo prometo —la joven poso una mano en su lado izquierdo del pecho enderezando la espalda.
—Ahora quiero…
—¿Hay mas? —interrogo Catherine crispando el rostro.
—Si… ¿me dejas continuar? —respondió ya algo molesto su abuelo.
La jovencita solo asintió, sin más remedio presto atención a lo que su abuelo le pediría.
—Catherine se que tu no eres una persona a la que le guste las fantasías, tu escepticismos y apego a todo lo empírico son tus principios mas grandes— el hombre espero un momento para ver la reacción de su nieta, pero esta ni se inmuto, de ese modo prosiguió —pero necesito que abras tu mente racional, para esta historia.
La chica asintió levemente, sabia que para que su abuelo se comportara así, tan serio, debía a ver un motivo de por medio.
—Bien —sonrió de labios unidos el abuelo —Catherine, esta historia te ayudara a entender muchas cosas sobre lo que hay en el mundo y otras sobre mi.
—¿Sobre ti? —pregunto la nieta.
—Si, sobre mi —afirmo el otro—nunca te has preguntado ¿Por qué a mis setenta y cinco años parezco mas un hombre de cuarenta?
—Bueno… si… siempre he creído que es porque comes sano y haces ejercicio—masculló Catherine.
El anciano rió divertido por un instante, seguido tomo las manos de la jovencita que se encontraban sobre las piernas de ella.
—Mi niña, es cierto que una persona se puede conservar alimentándose bien, haciendo ejercicio, descansando apropiadamente y mucha otras cosas mas, pero en mi caso no es así.
La muchacha endureció el rostro.
—¿Entonces?
— Espera— le pidió el anciano, soltó las manos de la chica colocándolas donde antes descansaban— para que entiendas bien las cosas debo contarte lo que sucedió hace mucho tiempo.
El hombre se acomodo mejor en su puesto al lado de su nieta, miro un instantes por la ventana que ahora estaba a la espalda de la chica, mientras que él se encontraba en sentido frontal a esta. La lluvia seguía arremetiendo en el exterior, la calefacción de la casa proporcionaba un ambiente acogedor.
—Como ya sabes —comenzó a hablar el anciano —nací en Florencia- Italia, en el año de 1944, viví ahí hasta mis diez años, luego mis padres me mandaron a un internado en Londres, donde termine mi primaria y la secundaria hasta la preparatoria.
“Viviendo solo, sin pariente alguno en aquel lugar, la única compañía que tenia era la de unos poco compañeros de clases. Mis padres iban a verme solo en navidad para darme unos obsequios y luego partían, no les veía sino en vacaciones. Así estuvieron las cosas hasta que cumplí 17 años. Cursaba el último año en aquel lúgubre lugar o así lo veía en ese entonces, porque la verdad en esos tiempos era el mejor internado del país para chicos acaudalados. Tal vez por mi edad junto a ese odio que sentía hacia mis padres me impulsaron hacer cosas de las cuales no me siento muy orgulloso, era un joven intrépido, atrevido, aventurero y orgulloso, no le temía a nada ni a nadie— el anciano hizo una pausa haciendo un gesto de estar pensando, después se repuso para seguir— en esos tiempos me escapaba del internado para ir a bares con mis amigos, buscar algunas chicas, hacer travesuras a la propiedad privada de los demás, en fin, te puedes dar una idea de las estupideces que hice”
“Una noche de invierno en víspera de noche buena, salí de una taberna con mis amigos, estábamos ebrios, Jonh un americano y Georges un Francés eran los que me acompañaban, caminamos por las oscuras calles de Londres, a unas cuadras del internado; ellos decidieron irse a descansar, a diferencia de mi que preferí seguir vagando por la ciudad, no me apetecía volver a mi dormitorio, sentía mas acogedora la noche que aquellas cuatro paredes. Ambos se fueron rodeándose los hombros y cantando un villancico, a simple vista se notaba que estaban borrachos, algo normal si estas en navidad”
“Anduve por una hora mas, la nieve caía en copos blancos que daban la apariencia de estar calleándose las estrellas, me senté en una banca de un parque, sentía frío y estaba aturdido por el licor que había ingerido, pero aun así recuerdo con exactitud lo que sucedió después. Dos faroles iluminaban cada recodo, dejando la parte central donde yo yacía sentado oscura, mire a cada lado del pasillo de aquel parque y vislumbre a alguien con una gabardina larga hasta los tobillos, con las solapas del cuello levantadas y las manos en los bolcillos, caminaba hacia mi, pensé que era algún londinense, que al igual que yo, no tenia con quien pasar la noche buena”
“El reloj del Big Ben anuncio las doces, me desparrame mas en el asiento, otra vez estaba solo en navidad, mire por donde se suponía que debería estar caminando el sujeto pero no había nadie, me quede meditando un instante, ya que yo no le había visto pasar por enfrente de mi, como debía de ser, voltee a ver en sentido opuesto y de un brinco me levante del asiento. Aquel hombre estaba sentado en el espacio sobrante de donde me había alzado”
—Me estas diciendo que aquel hombre solo apareció de repente a tu lado— la chica estaba incrédula, porque no podía creer aquello.
—Así es —asintió el hombre —al principio creí que por el estado de ebriedad en el cual estaba, aquel sujeto se había sentado a mi lado sin que me percatara, pero algo en mi decía que no era así, que me fuera lejos.
—Apuesto que no lo hiciste —comento Catherine
—Exacto —sonrió el otro en una mueca de amargura.
“Volví a sentarme, ahora estábamos a una cuarta de distancia, uno al lado del otro, de reojo le mire para ver su rostro pero las solapas levantadas del abrigo me lo impedía, luego vi como el hombre sacaba de uno de sus bolsillos una caja de cigarrillos, se llevo uno a la boca y lo encendió, enseguida sin palabra alguna me ofreció la caja para que tomara uno, acepte sin mucho rodeo, después me paso la caja de cerillos. Ya ambos fumando permanecí mirando al frente, perdí el interés en saber como era mi acompañante; para cuando acabamos él y yo con la caja decidí levantarme, llevaba mucho tiempo afuera, mi ropa estaba parcialmente mojada por la nieve y si no me cambiaba pronto, podría pescar un fuete resfriado”
“Ya levantado con la intención de darle las gracias al extraño he irme para el horrible internado, sentí como una presión me sujetaba de la muñeca”
—¿Te vas tan pronto Angélico Blooder? —escuche una voz de tenor, gire mi cuerpo para ver a mi sujetador —he esperado por mucho tiempo un momento como este, ¿y ahora te vas sin decir adiós? —dijo aquel sujeto en un tono triste pero bromista.
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunte algo molesto, por su tono.
—¡Oh!... se muchas cosas sobre ti Angélico —confeso intentando cambiar su tonillo de broma.
“Intente soltarme de su agarre pero era muy fuerte, la oscuridad de la madrugada impedía que le viese el rostro, comencé a enfadarme de verdad por la forma tan descarada de aquel hombre”
—Disculpa —hablo soltándome a mi tercer intento de zafarme de su agarre.
“Le lance una mirada de enfado, me gire con la intención de dejarlo solo, era claro que me estaba acosando, no sabia exactamente sus motivos por el cual se interesaba en mi, pero me hacia una idea”
—¿No me digas que le gustabas a ese hombre? —pregunto Catherine a su abuelo.
—Deja que continué… por favor —pidió el anciano.
“Pasaron unos meses y no volví a ver o saber de aquel sujeto, la graduación estaba cerca, yo solo me preocupaba por salir bien en mis exámenes, quería con todas mis fuerzas irme de aquel sitio y la única forma era aprobando”
—Aunque no lo parezca, en mi juventud era una calamidad para ciertas materias de idioma
—¿De verdad? —interrogo sorprendida Catherine —si tú eres un políglota excelente.
“En aquel entonces yo veía Ingles, Francés y Latín, las dos primeras eran mi pan de cada día, debido a que las empleaba con mis amigos Jonh y Georges, pero el Latín, definitivamente no era mi fuerte. Faltando una semana para el examen y dos para la graduación, mi libertad como así lo pensaba, se resumía a si aprobaba o no”
“Ese día salí a dar un paseo para despejar la mente, estaba frustrado por mi poco entendimiento a esa materia y lo peor era que no podía pedir tutoría a los profesores, ya que no era santo de devoción para ellos— rió por un instante el anciano— y a mis amigos tampoco podía solicitar ayuda porque ellos estaban igual que yo, entonces decidí entrar a un café, y tal vez después del paseo podría intentar memorizar algunos verbos. Me senté en una de las tantas sillas altas que estaban en la barra del sitio, pedí un capuccino y comencé a beberlo”
“Pasaron unos minutos, cuando vi un hombre de gabardina negra y solapas levantadas sentado a mi lado, supe al instante quien era, me alce de mi asiento y salí del lugar caminando rápido por las calles, no fue hasta que pase por una vereda que le vi a unos paso detrás de mi, otra vez aquel acosador, me detuve de golpe para hacerle frente, no huiría, si debía enseñarle por las malas que me dejara en paz, lo haría”
—¿Qué quieres de mí? —me gire preguntándole.
“Fue en ese momento que observe por primera vez su rostro, era realmente fuera de toda humanidad, su piel de color ocre perlada, era hermosa, su cabello de un color nuez estaba peinado deliberadamente hacia atrás, sus ojos mostraban un azul cielo brillante, bajo la sombra de aquella vereda pensé que me había topado con algún ser celestial, nunca antes había visto semejante perfección en un hombre. Él ensanchaba una sonrisa divertida e infantil ante mi perplejidad”
— Te asombra mi belleza— exclamo con seguridad —eso es bueno —el sujeto escondió sus manos detrás de él y fue acercándose a mi poco a poco.
“Aun impactado permanecí inmóvil en el sitio, algo en él no era bueno, lo sentía, pero no me moví, le hice frente, ya para cuando estábamos a medio paso de distancia, el extraño me tomo con su mano derecha por el rostro y con su dedo índice acaricio mis labios, le vi con desprecio he intente apartar su mano de mi cara, pero al igual que la ultima vez, fue inútil”
—Si… definitivamente te quiero a ti —dijo ensanchando más su sonrisa.
“Mi corazón comenzó a latir rápido, de verdad aquel sujeto emanaba un aire diferente, algo intangible, pero perceptible para mi sub-consiente. Me soltó y giro en sus talones dándome la espalda”
—Angélico…Angélico…Angélico…—pronuncio mi nombre con gracia —que hermoso nombre —viro su cuerpo para quedar nuevamente frente a mi—quería preguntarte ¿Qué es lo que en estos momentos te perturba?, te vi muy distraído desde que saliste del internado a dar un paseo.
—¿Desde cuando me acosas? —interrogue saliendo de mi vacilación y frunciendo el entrecejo.
—Deseas fecha exacta ¿Cómo el año, mes, día y hora? o ¿un aproximado nada mas? —dijo aun sonriente.
“Sus palabras me dieron a entender que aquel tipo me había observado desde años atrás, esto ya iba a un nivel obsesivo”
—Angélico, espero tu respuesta… ¿Qué te esta perturbando? —insistió.
—Eso no te incumbe —respondí bruscamente.
—Por favor, no seas tan agresivo, porque no mejor me dices, tal vez pueda ayudarte —el extraño seguía tan alegre como desde el principio, su rostro no exponía revelación alguna de enojo.
“Mientras le observaba me percate de que tal vez mi acosador no pasaba de los treinta años, se veía joven, sus cejas eran delgadas, su nariz recta, y el mentón no muy cuadrado, mas bien algo delicado, la contextura de su cuerpo debajo de la gabardina mostraba que era delgado, su estatura me sobrepasaba por unos centímetros, pero lo mas impactante era ese brillo en sus ojos, parecía que la retina estuviera hecha de escarcha azul celeste”
—¿Cómo te llamas? —le pregunte con una fuerte voz.
—¡Oh!... ¡Por Dios…! —se inmuto de sobre manera el extraño —Que falta de atención por mi parte, perdona mis malos modales —se excuso haciendo una leve reverencia con la cabeza —soy Ion Hamelín —extendió su mano, pero yo no me moleste en estrecharla —bien —bajo la mano, mientras volvía a sonreír —me dirás por fin ¿Qué te perturba?
“Pensativo en si le decía o no, decidí que no perdería nada, además que posibilidades habría de que aquel extraño e irónicamente llamativo hombre, podría saber latín”
—Dentro de una semana presento mi examen final de latín y debo aprobar para poder graduarme…—comencé a explicar pero fui interrumpido por un gesto de mano que hizo Ion.
—Ya entiendo, supongo que no eres muy raudo en ese idioma —encajo el ojos azules —bueno, eso no es ningún problema, yo puedo ayudarte —con los dedos abiertos, poso las yemas en su pecho haciendo referencia a si mismo.
“¿Qué debía hacer?, había salido a dar un paseo y termine con un acosador muy extraño ofreciéndose a ser mi tutor, algo me decía que me negara, pero de verdad deseaba aprobar porque así seria libre”
—Tu respuesta Angélico —pidió Ion.
—Acepto —respondí he inmediatamente él arqueo sus labios hacia arriba— pero…—le frene —debes contarme todo sobre ti —exigí.
“Ion pareció meditar un instante, se veía indeciso, luego me miro sin expresión alguna”
—¿Qué te asegura que no mentiré?
“Aquella era una buena pregunta pero ya había pensado en ello”
—Que cada cosa que digas deberás comprobármela, me mostraras tu identificación, pasaporte, dirección, teléfono, todo lo que tenga que ver contigo— le explique seriamente,
“Él rió para sus adentros, tragándose una carcajada, no veía el chiste, pero al parecer Ion si”
—Muy bien… acepto tus condiciones —extendió su mano para cerrar el acuerdo.
—Si hubiese por lo menos sospechado de quien en realidad era ese Ion, nunca habría aceptado su ayuda —dijo el anciano a Catherine, su cara de hombre jubiloso se borro para mostrar una gran aflicción.
—¿Qué paso después abuelo? —Catherine no había osado en interrumpir al hombre en ningún momento, aquello le estaba interesando, mas de lo que imaginaba.
Ya estaba escampando afuera, la tormenta se había transformado en una llovizna de diminutas gotas. Un reloj de madera largo, con un péndulo en su interior, que se podía ver a través de una puertilla de cristal, ladeaba de izquierda a derecha mientras que en la parte superior, las manecillas daban las cinco y media.
—¡¡Mira que tarde es!! —dijo alterado Angélico —debo preparar la cena, mañana continúo narrándote la historia Catherine.
—¡Abuelo! —intento retenerlo su nieta —¿Cuéntame lo que falta?
—Discúlpame mi niña —le acaricio el rostro a la chica —pero sabes que tu hermano ya viene en camino y de seguro en compañía de mucha hambre —sonrió caminando hasta la puerta doble de la gran habitación.
La joven doblo la boca en gesto de enfado y tomando el control remoto, volvió a ver televisión.
Espero les haya gustado el capítulo, en el siguiente publicare unos bocetos de los personajes hechos por mi.
Recuerden que un review no cuesta nada, y entre mas comenten con mas ánimos publicare…
Cuídense y nos leemos dentro de unos días cuando suba el siguiente capi..
Bye!!!
Espero les haya gustado el capítulo, en el siguiente publicare unos bocetos de los personajes hechos por mi.
Recuerden que un review no cuesta nada, y entre mas comenten con mas ánimos publicare…
Cuídense y nos leemos dentro de unos días cuando suba el siguiente capi..
Bye!!!
Regresar al índicePrisionero por mentiras (Acto 2). by Tsuki Nightroad¡Hello!
Espero todos estén bien, aquí esta el capítulo 2, pero antes de comenzar, quiero darles un pequeño presente de mi parte.
Catherine Blooder
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/CatherineBlooder.jpg
Angélico Blooder (A sus 40 y 17 años)
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/AnglicoBlooder.jpg
Rever Blooder
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/ReverBlooder.jpg
A través de estos link encontraran los rostros de los personajes que salen titilados, hechos por mí.
A medida que la historia vaya avanzando yo iré publicando más imágenes.
Espero les haya gustado…
Noche III: Prisionero por mentiras (Acto 3).
(Sí, otra vez el mismo título, son 3 acto y el acto final, es para entrar en calor, luego nos sumergiremos en la trama principal)
¡¡Adeus!!
¡Hello!
Espero todos estén bien, aquí esta el capítulo 2, pero antes de comenzar, quiero darles un pequeño presente de mi parte.
Catherine Blooder
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/CatherineBlooder.jpg
Angélico Blooder (A sus 40 y 17 años)
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/AnglicoBlooder.jpg
Rever Blooder
https://i814.photobucket.com/albums/zz67/Tsuki_nightroad/Pacto%20Vampiro/ReverBlooder.jpg
A través de estos link encontraran los rostros de los personajes que salen titilados, hechos por mí.
A medida que la historia vaya avanzando yo iré publicando más imágenes.
Espero les haya gustado…
Noche III: Prisionero por mentiras (Acto 3).
(Sí, otra vez el mismo título, son 3 acto y el acto final, es para entrar en calor, luego nos sumergiremos en la trama principal)
¡¡Adeus!!
Noche II: Prisionero por mentiras (Acto 2).
La joven doblo la boca en gesto de enfado y tomando el control remoto, volvió a ver televisión.
****
Afuera la lluvia había cesado, pero el cielo estaba completamente gris y unos que otros relámpagos se veían a las lejanías. Catherine cambiaba los canales sin prestar atención a nada, seguía sumida en la historia de su abuelo, tenia curiosidad sobre aquel hombre llamado Ion Hamelín. ¿Qué quería exactamente de su abuelo? ¿A caso le atraía físicamente? Claro estaba, muy bien sabía ella que el Angélico de 17 años de edad era realmente atractivo, su cabello de un negro azabache era brillante, su piel de color calcáreo o blanco hueso, resaltaban unos pómulos rosas en su juventud y aquella mirada de ojos marrones penetrantes podían intimidar a cualquiera al igual que cautivar. Todo esto lo tenía presente ya que el anciano conservaba algunas fotos de él en su juventud.
—Las extrañas muertes asechan en el estado, aun las autoridades se preguntan: ¿Quién o quienes son los causantes? Y ¿Por qué hacen esto?. Aunque aún no se encuentra pista alguna, los ciudadanos le han colocado un nombre al o los responsables “Carnicero Vampiro”. Así de este modo se esparce el rumor que el carnicero vampiro seguirá con sus atentados hasta que la policía pueda conocer su paradero —Catherine dejó de prestar atención al reportaje y atisbó por la claraboya a unos metros de su izquierda.
—“El carnicero vampiro” — pensó.
Catherine salió de su distraído estado, al escuchar cerrarse la puerta doble de aquella amplia habitación de estar dónde yacía.
—¡Hola flaquita! —saludó un joven a la chica, saltando desde el espaldar del sofá y cayendo sentado sobre los cojines de este, luego echo un vistazo a las noticias por un instante —¿Supiste sobre “el carnicero vampiro”? — dijó moviendo sus dedos a la altura de su cabeza y articulando una voz sombría.
—Deja de hacer tonterías Rever —le reprendió con enojo la muchacha —,ya tienes 22 años por lo menos intenta compórtate como uno de 15 y no como uno de 10 —sugirió sin tacto alguno.
—Tú tienes 19 años y te comportas como una vieja amargada de 50 — refutó el joven.
—Es preferible eso a ser un inmaduro —en eso se cruzó de brazos y piernas, volviendo a mirar por la ventana.
—¡Huy, Que carácter!…¿Qué sapo te pico hoy? Tú por lo general no eres así.
—Primero, no es sapo, es mosco y segundo, no me pasa nada.
—Catherine, qué te sucede, sabes que puedes contarme lo que quieras —inquirió amablemente posando su mano en el hombro de la chica —como tú hermano mayor mi deber es ayudarte en todo lo que pueda.
Ella suspiro, cuando él le hablaba así por algún motivo ella le soltaba todo lo que le afligía, debido a que Rever siempre sabía cómo levantarle el ánimo.
—No es nada, sólo una tontería —se volteó para ver a su querido hermano —.Me encapriché con una historia que mi abuelo me estaba contando, pero no pudo terminarla porque debía hacer la cena, le pedí que siguiera, pero me dijo que después.
—Vaya que eres tonta —le acusó Rever —, enojarte por eso —.Se hecho a reír un instante.
Aunque la mayoría de veces su hermano le aconsejaba sabiamente y la ayudaba cuando lo necesitaba, en otras ocasiones como estas, acababa burlándose por las inmadureces de ella.
—¡¡Ya deja de reírte!! —le ordenó la chica golpeándolo en el hombro.
—¡Auuchh!— el chico se sobó dónde le propinaron el golpe —¿Por qué la violencia? —preguntó con el rostro contraído.
Catherine sólo frunció el entrecejo.
—Bien, bien,ya no me burlo más…—dijo Rever —pero cuéntame, de qué trataba la historia, para que te envolviera tanto —interrogó curioso el joven.
—Sobre su pasado —Catherine agachó la cabeza, perdiéndose un instante en el relato de su abuelo.
—Su pasado —repitió el otro sujetándose la barbilla —interesante, me gustaría saber más.
—Entonces pídele a él que te cuente, porque yo no lo haré —dijo a regañadientes.
—Definitivamente hoy te pegó la Luna —farfulló mirando receloso a su hermana.
—Sí… tal vez —apoyó ella, percatándose de que había sido muy ruda con él — o tal vez es el sereno.
—¿Cuál? Si las ventanas están cerradas —miró las lumbreras de la habitación.
Catherine rió entre dientes, él siempre hacia que ella terminara sintiéndose mejor después de cada conversación; oteó por tercera vez a su hermano que ahora estaba sonriéndole. Definitivamente Rever mostraba un carisma hechizante, esa actitud tan desenvuelta era contagiosa, causando un efecto de comodidad y afecto al estar junto a su persona, sumándole que el joven no era nada modesto en cuanto a encantos físicos, la naturaleza le había regalado una cabellera lustrosa y castaña, sus orbes de un gris reflejaban sinceridad, mientras la tez blanca resaltaba unos labios que ahora curveados por la sonrisa destilaban un rosa pálido, pero no por ello enfermizo, mas bien delicados.
— ¡Oh!... ya llegaste Rever —el abuelo se encontraba en la entrada de la habitación y llevaba puesto un mandil de cocina color durazno.
Ambos jóvenes se voltearon sobre sus puestos para ver al que les hablaba.
—¡Wow, que sexy! —acotó con tenue burla Rever, mientras arqueaba una ceja.
El anciano sólo sonrió ladeando la cabeza de un lado a otro.
—¿Cómo estuvo el ensayo de hoy? —preguntó Angélico adentrándose en el sitio hasta quedar parado en la parte posterior del sofá donde estaban sus nietos.
—Algo tedioso, como te conté antes, a la fila de violonchelo se integraron tres chicos que aprobaron la audición, pero por estar concentrados en pasar, no estudiaron bien las piezas que estamos practicando, a causa de esto detuvieron en diversas ocasiones el ensayo —Rever reflejó algo de molestia al hablar.
—He imagino que te amonestaron a ti, por ser el principal de la fila de violonchelo — atinó el anciano.
—Sí, además de que no dejaran entrar a la fila entera a los ensayos hasta que ellos tres no se aprendan la pieza, después de todo debemos dar la talla, ya que gran parte de nosotros en la orquesta, somos miembros de la filarmónica nacional.
—Ya veo.
—Por lo menos, ya los torture hoy, a eso se debe que llegara tarde, como estaba lloviendo aproveché para hacerlos practicar.
El abuelo sonrió.
—¿Ya esta lista la cena abue? —preguntó Catherine cambiando el tema.
—¡Oh! Sí… A eso venia. La cena ya esta lista, pasemos a comer.
—Que bueno, me deshidrato de hambre —dijo Rever levantándose de un brinco del sofá y colocando un mano en su estomago.
—Querrás decir: Me muero —le corrigió su hermana también levantándose.
—¿Tienes siempre que prestar atención a los detalles? —reprochó el de ojos grises, mientras caminaban hasta la entrada doble para ir al comedor.
Angélico que les seguía sólo reía ante la escena.
****
Al siguiente día, la mañana se mostraba fría con nubes grises cubriendo el cielo. Una resolana entraba por las ventanas de una casa carácter veneciano, con columnas al estilo corintio en el frente para sostener el techo del pasillo que iba de largo a largo en el lado frontal de la casona. Una segunda planta daba a ver unos marcos con sumos detalles para las lumbreras, la madera del piso color vino, mostraba por su desgaste, el antiquísimo tiempo de aquel caserón, pero aun así seguía deslumbrando y deleitando a cualquiera que le viera. Su interior estaba todo hecho de madera, desde la balaustrada de la escalera, hasta las paredes, que forradas en un tapizado exquisitamente de color dorado pálido con figurillas de rosas en bajo relieve le daban una elegancia palpable al sitio.
Alfombras Persas de seda jugaban en combinación con los porrones de porcelana que yacían deliberadamente por toda la casa, los despampanantes candelabros variaban de acuerdo a la habitación donde estuviesen. Pinturas de marcos esmeradamente confeccionados, daban a ver retratos hechizantes, unos tistes, otros casi reales, paisajes, personas con rostros angelicales, flores, animales, eran unas de las tantas cosas que se destilaban a través de esos cuadros. El estacionamiento en la parte posterior era lo suficientemente grande ya que aparcaba tres autos despampanantes.
En definitiva, una replica exacta pero con accesorios modernos de las antiguas casas venecianas ubicada a poco más de veinte kilómetros de la ciudad más cercana.
Un establo no muy lejos de la residencia principal mantenía a los caballos a salvo del terrible clima, huertos de uvas se extendían por el territorio, cabañas donde solo había heno, en otras sólo vino, se esparcían en filas alrededor de los sembradíos.
A todas estas en el interior de una de las habitaciones en el piso superior, Catherine intentaba de manera insistente y ciertamente infantil, convencer al cansado Angélico de levantarse.
—¡Abuelo despierta! Quiero que termines de contarme la historia —Catherine estaba sentada en el espacio vació de la cama matrimonial dónde descansaba Angélico —, levántate, ya es de día —echó un vistazo por la ventana ubicada en el lado oeste de la habitación, mientras que la cama estaba en el centro, de frente a la entrada.
—Mi pequeña, anoche me acosté muy tarde, deja que descanse un poco mas —pidió el hombre con su vocabulario intrínsecamente respetuoso.
—Abuelo, por favor —la joven colocó sus manos en el pecho del otro que estaba boca arriba con los ojos cerrados y comenzó a zarandearlo —cuéntame y luego no te molesto más por hoy —rogó la chica.
El pobre Angélico sabía muy bien que cuando su nieta se ponía así, no existía poder humano que la convenciera de parar. Abrió los ojos y apartó delicadamente las manos de su nieta, se alisó la parte superior de su pijama que estaba toda arrugada por las sacudidas que le había dado la chica, sacó sus lentes del estuche posado a un lado de su cama en una cómoda y colocándoselos atisbó a la de ojos azules.
—Catherine Elizabeth Blooder Trovanot, eres idéntica en apariencia y carácter a tu padre, tercos, testarudos y sobre todo impacientes —Angélico inhaló profundamente al ver la sonrisa de su nieta relucir en frente de él —pero lo peor es que yo aun sigo siendo el mismo hombre complaciente, nunca le negué nada a tu padre y ahora soy incapaz de negártelo a ti —se deshizo de las sabanas y se levantó —.Espérame abajo mientras me preparo.
La chica ensanchó su sonrisa, se levantó y caminó hasta la puerta para salir de la habitación, pero antes hechó un vistazo a un hermoso estoque, guindada en la pared norte del cuarto sobre la cama de su abuelo. Su mango era de oro y la hoja resplandecía de un color rojo cobrizo, algo no muy común para un arma, pero aun así ella siempre quedaba fascinada por aquella antigüedad que su abuelo poseía; la admiró unos segundo más para luego irse.
—No te tardes abue… —dijo Catherine antes de cerrar la puerta.
Bañado y vestido, Angélico llevaba puesto un pantalón ocre, una camisa blanca almidonada, remangada hasta los codos para más comodidad, los zapatos satinados, y su cabello de un negro brillantes de corte romano, estaba casi seco.
El hombre salió de su habitación, al llegar a las escaleras reposó una mano en la balaustrada mientras descendía, por el centro de los escalones resbalaba una alfombra color champán, acorde con el tapizado dorado de las paredes. Al terminar de bajar, dobló a su derecha paso por enfrente de la entrada principal de la casa y abrió una puerta doble, de nuevo la habitación del día anterior. El sofá largo en el centro, el televisor plasma al frente, a su izquierda tres ventanas una seguida de otra, junto a estas muy cercas del televisor el reloj de péndulo, a su derecha una gran biblioteca y un juego de muebles de cuero vino tinto resaltando el de espaldar alto, estos rodeaban una mesita redonda, debajo de cada utensilio, se hallaban alfombras que resaltaban la elegancia y estilo de la casa.
Catherine estaba acostada en el sillón largo. Su abuelo entró y rodeó el sofá para poder verle, ya que desde la entrada el espaldar la ocultaba.
—¿Lista? —preguntó el hombre.
Ella se sentó de golpe.
—¡Sí!— afirmo.
Angélico se colocó a lado se su nieta, tomando asiento ambos quedaron frente al otro, la chica dobló su pierna derecha sobre el espacio que había entre su abuelo y ella.
—Quedamos en que Ion aceptó mis condiciones para ser mi tutor —el hombre entrelazo sus dedos sobre sus rodillas —algo extraño, debería ser yo quien rogara por su ayuda, pero la realidad era que él debía cumplir mis reglas para poder serlo —miró sus manos —. Cabe de más decir que en esta ocasión por ser él un acosado hacia mi persona, era normal que yo tomara precauciones por mi seguridad —levantó la mirada y suspiró.
“Ese día volví solo a mi dormitorio, quede en verme a eso de las siete afuera de la entrada principal del internado con él. Ion me dejo en claro que únicamente me ayudaría después del ocaso; no me importaron muchos la razones, pensé que trabajaba y por eso sólo podía verme a esa hora”
“Debía convencer a los vigilantes para que dejaran pasar a Ion haciéndoles creer que era un primo mío, pero para eso se debía tener un pase especial que solamente se les otorgaba a los parientes registrados en los archivos del expediente de cada alumno, para que así de este modo lograran vernos adentro del instituto. Para ver a otros familiares estaban las horas libres que teníamos para salir por la ciudad, desde las tres de la tarde hasta las siete, y para deambular por los pasillos de los establecimientos teníamos hasta las diez, luego caía un toque de queda que era roto a las seis de la mañana del día siguiente”
“Yo odiaba todo en aquel lugar, así que el romper las reglas me era de cierto modo entretenido, conocía por dónde entrar y salir sin ser descubierto, y hasta sabía con que sobornar a algunos vigilantes para que se hicieran de la vista gorda cuando me atrapaban ebrio intentando entrar a hurtadillas”
“Esa semana estaba de guardia uno de los vigilantes que ya antes había sobornado. Eran las siete en punto cuando bajé para realizar mi triquiñuela de manera que Ion lograra entrar sin problema, no vi a nadie en el puesto del portero, tal vez se había ido al baño, esperé un instante mirando por las ventanas a los costados de la entrada principal, de seguro mi tutor estaba por llegar. Al transcurso de media hora y ya algo fastidiado por la impaciencia de que ninguno de las dos personas que esperaba llegaba, me di la vuelta para ir a mi habitación”
“Subí las escaleras que estaban a unos metros frente a mi, caminé por un largo pasillo, crucé a la derecha y a mitad de recorrido me detuve de golpe. Al final del pasaje del lado izquierdo donde estaba la entrada a mi cuarto, yacía recostado en la pared de espalda, un hombre que reconocí al instante. Llevaba una larga gabardina color gris claro con las solapas levantadas, uno de sus tobillos descansaba sobre el otro y sus brazos se encontraban enlazados, caminé lento, mi corazón latía con celeridad. ¿Quién era ese hombre que podía aparecer de la nada como un fantasma lo haría? ¡De verdad me acosaba! Y otra cosa ¿Cómo le había hecho para entrar sin ser visto? Tal vez la respuesta era porque el vigilante se había fugado temporalmente de su puesto”
—Que bueno que hayas vuelto a tu habitación, creo que debí esperar en la recepción, pero alguien podría verme —me dijo en tono gracioso cuando estuve lo suficiente cerca.
—¿Cómo sabías cual era mi habitación? —inquirí abrumado.
—¿Cómo? —repitió, dejando caer sus brazos a sus costados y parándose recto —No lo sabia, sólo seguí tu olor —giró para quedar frente a mi —, usas una colonia bastante fuerte —.Sonrió.
“De nuevo pude ver su perfecto rostro, definitivamente él no podía ser normal, aquel color de piel con un brillo nacarado, podría hacer que una perla le envidiase, sus facciones y hasta su sonrisa infantil resultaba atractivas en todo sentido, pero a lo que realmente sucumbía era a sus ojos, un millas de diminutos cristales mas pequeños que un grano de arena, titilaban en sus pupilas color azul celeste”
—Despierta —dijo Ion chasqueando sus dedos en frente de mi —.Tenemos unas lecciones de latín por delante.
“Por a ver caído preso en los extraños y malditos encantos de aquel hombre, había olvida por completo mi desagrado por su respuesta tan estúpida. Saqué una llave de mi bolsillo y abrí la puerta, me aparte para que él pasara primero, pero se quedó en su sitio sin intención aparente de moverse”
—¿Vas a pasar o qué? —hablé toscamente.
—Sólo si me invitas —arqueó una pequeña sonrisa —no suelo entrar a la propiedad de otro sin su permiso.
—No entras a la propiedad de otros pero si allanas sus vidas —comenté con sarcasmo.
“Ion simplemente se encogió de hombros arqueando más sus labios”
—Pasa si quieres — entré dejando la puerta abierta, apile unos libros que estaban esparcidos sobre mi cama en un escritorio que usaba de vez en cuando para hacer los deberes de arte.
“Miré hacia la puerta para ver si Ion se había dignado a entrar, pero al parecer aun seguía afuera, caminé para salir de la habitación, debía hacerle entrar porque si alguien le llegaba a ver podría meterme en problemas”
—¿Qué esperas para entrar? ¿Las fanfarreas y la alfombra roja? —estaba molesto por su comportamiento.
—Te dije que no entraba a la propiedad de otros sin ser invitado —repitió, pero esta vez parecía algo molesto.
“De verdad este hombre me pareció algo extraño con su comportamiento; aparecer de la nada era una de las cosas que más me crispaban, y ahora pedía que le invitara a pasar”
—Te invito a mi habitación —dije con fastidio —¿Ahora sí? —enarque una ceja.
“Ion sonrió abiertamente y pasó dando grandes zancadas hasta mi cuarto, cerré la puerta con seguro, él hechó un vistazo a la desordenada alcoba. Mi cama distendida, mis zapatos amontonados en una esquina, mi closet hecho un pandemonio, mi escritorio colapsado de libros, al igual que mi biblioteca”
“Me senté en la silla frente al escritorio, abrí mi libro de latín, tomé lápiz y papel para comenzar a escribir las lecciones que debía estudiar con más ahínco, hasta que fui interrumpido”
—Dame el libro —Ion extendió la mano.
“Le pase el grueso ejemplar y me giré en mi puesto para ver qué haría. Él se sentó sobre la cama y hojeo rápidamente página por página, hasta llegar a la mitad del libro. Cerrándolo de golpe me vio un instante, parecía estar cavilando algo, parpadeó y sonrió”
—Comencemos — arrojó el libro a un lado, éste por el peso rebotó en la cama y luego cayó al suelo. Se levantó para posarse a mi lado —esto va a ser divertido —escuché su comentario, me acomodé en mi puesto pero antes le eché una última mirada a la sonrisa maliciosa que ahora embozaba.
“¿Qué se traía entre manos? ¿Qué fue todo aquello de mirar el libro y luego tirarlo? ¿Cómo pensaba ayudarme si no sabia cuales eran las lecciones que debía estudiar? No es que me fuera a enseñar a leer y escribir latín en una semana, sólo debía aprender por lo menos lo básico para aprobar el examen, pero lo que mas me abofeteaba con frecuencia era su manera de sonreír como si todo lo que estaba pasando tenía un chiste impreso que yo no lograba descifrar”
—Ese Ion era realmente extraño —comentó Catherine —¿Por qué dejaste que él entrara en tu vida así como así? Si ya abiertamente te había dicho que te acosaba.
—Tal vez por mi soledad —Angélico volvió a mirar sus manos —debes entender una cosa —oteó a su nieta fijamente —para un joven como yo en aquel tiempo, el no tener a nadie en un sentido emocional, es decir, no porque mis padre en aquel entonces estuvieran vivos, yo era un chico feliz, recuerda que vivía en el internado desde mis diez años, era como estar en una prisión. Ahora imagina que en el transcurso de los años no estuviste solo realmente, le importabas a alguien, y ese alguien un día decidió aparecer y decirte: “te he observado por años”—la nieta frunció el entrecejo — ¿Qué harías? ¿Le rechazarías? o ¿Le permitirías estar contigo aunque fuera por curiosidad? —averiguó.
—¿Entonces dejaste que la extraña atención de Ion hacia ti se afianzara por curiosidad? —encajó Catherine.
—Tal vez… en parte —el hombre permaneció pensativo un segundo.
—¿En parte?
— ¡Sí¡… Bueno, una parte de mí tenía curiosidad de: ¿Por qué él se había encaprichado conmigo? Pero la otra parte, al parecer agradecía que para alguien yo existía, claro, también estaban Jonh y Geoger, ellos me tomaban en cuenta, eran grandes amigos míos casi hermanos, pero Ion me veía como si hubiese encontrado una gema única entre miles de piedras preciosas.
—Entiendo a que te refieres, a veces creo que tú me miras de ese modo — comentó la chica a su abuelo con un leve rubor en su rostro.
—Sí… Exactamente, eres mi preciada gema, inigualable he incomparable como nada en este mundo —garantizó el italiano.
Ella sonrió.
—¿Entonces crees que Ion te veía como una gema única? —interrogó la nieta.
—La verdad no creo, estoy seguro, y ya sabrás mas adelante el por qué.
Catherine se inmutó ante el comentario, luego sólo se reclinó más en el sofá.
Regresar al índicePrisionero por mentiras (Acto 3) by Tsuki Nightroad
Hola a todos/as..
Aquí esta el capitulo 3…
Muy pronto subo el 4 y así hasta llegar al 41 donde fue que me quede, antes de que ocurriera este desastre con la pagina..
Ya no los molestos más, y los dejo leyendo.
Noche IV: Prisionero por mentiras (Acto Final).
Hola a todos/as..
Aquí esta el capitulo 3…
Muy pronto subo el 4 y así hasta llegar al 41 donde fue que me quede, antes de que ocurriera este desastre con la pagina..
Ya no los molestos más, y los dejo leyendo.
Noche IV: Prisionero por mentiras (Acto Final).
Noche III: Prisionero por mentiras (Acto 3).
—La verdad no creo, estoy seguro, y ya sabrás mas adelante el por qué.
Catherine se inmutó ante el comentario, luego sólo se reclinó más en el sofá.
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“Los cuatro primeros días o mas bien noches fueron en cierto modo productivas, aprendía rápidamente latín, no podía negar que Ion era muy bueno explicando y sin duda alguna, un maestro en esa lengua. Como habíamos acordado el me reveló sus papeles, sus registros sólo constaba de su nombre y apellido, fecha de nacimiento y ocupación, nada mas. Me contó que fue adoptado por un hombre, vivió amenamente por muchos años, estudio y se graduó de contador. Según él, trabajaba todo el día, administrando y llevando registros a algunos empresarios”
“A eso de las diez de la noche cuando terminaba de explicarme las lecciones y dejarme algo para que estudiara de modo que sólo lo repasáramos al día siguiente, Ion permanecía una hora mas para narrarme algún relato de su vida o yo de la mía, claro, no había mucho que narra por mi parte”
—¿Qué sucedía con el toque de queda? —interrumpió Catherine —Se supone que en el internado el toque comenzaba a las diez y se levantaba a las seis del día siguiente.
—Bueno, sobre eso, cuando yo me encontraba muy cansado, él me indicaba que fuera a dormir, siempre noté que Ion nunca se mostraba agotado, en ningún instante lo vi bostezar o cabecear por desgaste, simplemente se despedía, salía de mi habitación y como arte de magia ya no estaba.
—¿Sólo desaparecía?
—Sí… —afirmó el hombre —Muchas veces me dije que Ion era muy rápido corriendo o algo parecido.
—Ya lo creo.
—Continuando…
“Ya para el séptimo día que tenía como plazo, Ion me había enseñado casi todas las lecciones, de mi parte quedaba repasar lo que faltaba, pero de seguro con todo los conocimientos podría obtener un sobresaliente. Era domingo y a la primera hora del día siguiente presentaría el examen, esa noche mi tutor estaba más emotivo que nunca, y muy bromista”
—¿Te mencioné que Ion le gustaba hacer bromas?, Parecía un niño a veces —preguntó Angélico a su nieta.
—Bueno, no en el estricto sentido de la palabra, pero me he percatado de que ese Ion era muy alegre.
—Sí, en algunas ocasiones me sacaba carcajadas con comentarios gracioso y otras me hacia enfadar porque de vez en cuando las bromas iban a mi persona —el anciano sonrió un instante como recordando algo gracioso—. Sí, en definitiva, Ion era muy jubiloso —respiró profundo y prosiguió.
“Como iba diciendo, él esa noche estaba mas feliz que de costumbre, me sentía contagiado de esa alegría, Ion había traído unas botellas de vino para celebrar mi pronta libertad, aunque aun era prematuro para ese hecho, mi tutor me convenció de que yo aprobaría, que de eso no debía preocuparme. No recuerdo con exactitud cuándo fue que caí de la embriaguez, pero al despertar a causa del reloj despertador, vi que yacía en mi cama, con la pijama, mi cuarto estaba igual que la noche anterior. Me vestí y me preparé para el examen. Lo presenté sin problema alguno, para a ver bebido dos botellas enteras de vino horas atrás mi cabeza y todo mi cuerpo se sentía excelente, parecía como si hubiese dormido días en vez de horas, todas las cosas que había estudiado henchían mi cabeza, recordaba con claridad los verbos, conjugaciones, simplemente era fantástico”
“Toda la mañana estuve pensando en Ion, si volvería esa noche o ya no le vería mas, claro, era muy improbable la segunda opción, después de todo él era un acosador a mi persona. Jonh y George fueron a verme a mi habitación en la tarde, para proponerme que me fuera con ellos una larga temporada a sus casas después de la graduación, en América y Francia; aquello era realmente muy emocionante, acepté de inmediato, dijimos que iríamos primero a Francia y luego a U.S.A”
“Esa misma noche comencé a hacer los preparativos, empaqué algunas cosa para tenerlas listas…
—No crees qué era muy precipitado, todavía te faltaba una semana para graduarte —interrumpió Catherine.
—Sí, en definitiva sí, pero la emoción de saber que me iría lejos de ese horrible lugar era inmensa, pero aún con toda esa felicidad, lo que se avecinaba me haría dudar sobre mis planes.
“Esa noche como todas las anteriores, a las siete en punto cuando las campanas del Big Ben aun daban la hora, alguien tocó a mi puerta, como debía esperar, Ion estaba parado en la entrada con dos botellas de Whisky, llevaba su particular gabardina larga, pero esta era de un tono azul oscuro que hacia un contraste excelso con sus ojos”
—¡¡Felicitaciones!! —me dijo con su intrínseca sonrisa infantil.
—¿De qué? —pregunté incauto.
—De que aprobaras —respondió con obviedad.
—Pero si los resultados los dan el miércoles
“El negó con la cabeza y luego me dio las botellas, entró a la habitación y se despojó de la gabardina, yo me gire y cerré la puerta, coloqué las botellas en el escritorio, para seguidamente limitarme a observarle. Ion esa noche llevaba una camisa de seda negra entreabierta en el pecho y un pantalón del mismo color. Se sentó en la cama, se cruzo de piernas y me atisbó de la misma manera que lo hacia yo”
—¿Qué me ves? —interrogó con interés.
“Inmediatamente aparte la vista, definitivamente me había ruborizado, me ofendí a mi mismo por quedarme embelesado, en ningún momento mientras estuve en aquel internado que era únicamente para caballeros, llegué a sentir alguna atracción hacia mi mismo sexo, al contrario, era algo mujeriego cuando escapaba con mis amigos a los bares de la cuidad”
—No tienes porque avergonzarte Angélico —escuché —, uno no decide hacia quién sentir atracción.
“Era eso lo que sentía, ¿Atracción? Por un hombre con facciones perfectas. Me aterré ante esa idea, yo me creía un hombre con gusto hacia las mujeres, pero desde que conocí a Ion todo aquello parecía sólo una nebulosa. ¿Qué me había hecho? Llegué a pensar seriamente que él no podía ser normal, pero de inmediato me contradije, un absurdo en definitiva, la única realidad era: que sí, ese hombre ahí sentado en mi cama me gustaba mas de lo que esperaba”
—Angélico, veo que estas algo atormentado. ¿A caso te has percatado de algo en ti? —preguntó levantándose de la cama.
—No…—negué sin mirarle.
—Mientes… —me bisbiseó muy cerca del oído —pero no voy a obligarte a que me confieses la verdad —se separó y caminó hasta donde estaban las botellas de licor —.Esta noche vamos a volver a celebrar por tu libertad Angélico —sentenció con alegría.
“Toda la noche estuve distraído, apenas y bebí unos tragos, a diferencia de Ion que se había acabado una botella entera y no mostraba estar mareado o algún otro síntoma de ebriedad”
—¿En qué piensas mi preciado Angélico? —inquirió.
—En muchas cosas —me sinceré.
—¿Me glosas? —pidió
“Esperé un momento intentando organizar las ideas. Estábamos sentados en la pequeña terraza del cuarto, recostados de frente a la ciudad”
—Hoy mis dos amigos Jonh y George me ofrecieron ir con ellos por una larga temporada a sus países natales —sujeté la botella que aún tenia licor por el cuello y tomé un trago.
—¿Iras? —inquirió Ion de manera serena mientras fijaba la vista en la ciudad.
—Por supuesto —le miré.
—No quiero que vayas —viró la cabeza para verme, entornando la mirada — ven conmigo —me ofreció.
Pacto Vampiro... by Tsuki Nightroad
Comen, beben, sienten, respiran, sus corazones laten como el de cualquier humano, pero no lo son. Seres exquisitamente bellos, con ojos literalmente destellant
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2024-10-25
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