Ojos color cielo by mire2006
Summary: El agente especial del gobierno Leon S. Kennedy fue enviado a una ciudad Austriaca donde se reportó un brote del G-virus. Con el corazón aún herido por Ada, jamás imaginó que la llegada de Noiholt lo sanaría y le haría conocer el amor verdadero. Aunque para llegar a ello, hubo de superar muchos obstáculos, como la reaparición de Ada en su vida. *Leon x Noiholt (OC)*
*Lemmon desde Chapter 17*
*Resident Evil*
Categories: VIDEOJUEGOS Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama, Horror, Romance
Advertencias: Lemon, Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 26 Completed: No Word count: 76957 Read: 3395 Published: 15/03/2013 Updated: 17/09/2013
Summary: El agente especial del gobierno Leon S. Kennedy fue enviado a una ciudad Austriaca donde se reportó un brote del G-virus. Con el corazón aún herido por Ada, jamás imaginó que la llegada de Noiholt lo sanaría y le haría conocer el amor verdadero. Aunque para llegar a ello, hubo de superar muchos obstáculos, como la reaparición de Ada en su vida. *Leon x Noiholt (OC)*
*Lemmon desde Chapter 17*
*Resident Evil*
Categories: VIDEOJUEGOS Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama, Horror, Romance
Advertencias: Lemon, Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 26 Completed: No Word count: 76957 Read: 3395 Published: 15/03/2013 Updated: 17/09/2013
Mi nueva locura va por Resident Evil con el personaje que más amo, Leon Kennedy y un OC, es la primera vez que hago uno :D
Mi nueva locura va por Resident Evil con el personaje que más amo, Leon Kennedy y un OC, es la primera vez que hago uno :D
Chapter 1 by mire2006Disclaimer: La mayoría de los personajes y la historia pertenecen a CAPCOM, yo sólo los tomé con fines de entretenimiento no-lucrativo. Gracias :)
Disclaimer: La mayoría de los personajes y la historia pertenecen a CAPCOM, yo sólo los tomé con fines de entretenimiento no-lucrativo. Gracias :)
Bajo la lluvia inclemente un joven Leon Kennedy, agente especial del gobierno, corría como alma que lleva el diablo buscando un lugar donde guarecerse y recargar su pistola H&K VP70. La situación se estaba volviendo insostenible… aunque en comparación a lo que había vivido en Raccoon City, cualquier cosa era soportable. Nada se parecía a ese infierno. Y sin embargo…
Esos malditos zombies por todos lados. El olor a putrefacción impidiéndole tomar una bocanada de aire decente. Estaba odiándose por aceptar la misión. Pero no tenía alternativa… cuando se unió al gobierno sabía que le tocaría hacer cosas desagradables. Pero todo fuera por exterminar la pequeña plaga que se había desatado sin tener que desaparecer la ciudad del mapa. Como había ocurrido con Raccoon City.
– Es todo en lo que puedo pensar… ese maldito lugar infestado de muertos vivientes. Y Tyrant Birkin… rayos, si me vuelvo a topar con algo así definitivamente me pegaré un tiro – masculló en voz alta a pesar de encontrarse solo.
Era la única forma de no perder la cordura. Tenía problemas para comunicarse con Hunnigan y mientras estuviera corriendo sin su guía, hablaría consigo todo lo necesario y así no se volvería loco.
Por fin, un lugar donde evitar la lluvia. Leon encaminó sus pasos hacia una fábrica de "algo", decidido a pasar la noche ahí una vez comprobara que era seguro, y si tenía suerte podría hallar yesca para hacer fuego, secar sus ropas y calentarse algo de comida enlatada. Sonaba bastante bien tener un poco de intimidad y descansar algo, antes de seguir con la "matanza de Texas".
El entrenamiento de Leon para policía lo había preparado para la supervivencia en condiciones adversas, pero su entrenamiento definitivo fue en Raccoon City. Allí aprendió a sobrevivir a condiciones infrahumanas, sin descansar, sin comer, sin siquiera ir al baño. Y eso sin contar la cantidad de peligros biológicos a los que tuvo que enfrentarse…
– … y esta estúpida puerta que no quiere abrirse… – gruñó, mientras tironeaba de la manilla para poder ingresar a la fábrica. No parecía estar con llave, sólo estaba trabada.
Finalmente y luego de muchas patadas y maldiciones, Leon consiguió abrirla y entrar. A diferencia del exterior, el lugar parecía tener aire respirable y eso le indicó que no había mucho que exterminar para poder pasar aunque fuera un par de horas tranquilas. Encendió su linterna y se la colocó en la boca, luego se llevó la mano al cinturón y ágilmente sacó un cargador nuevo para su H&K VP70. Tiró con cuidado y sin hacer ruido el vacío y lo cambió. Una vez lista la pistola, tomó la linterna de nuevo y apuntó hacia todos lados con ella y su arma, dispuesto a matar cualquier cosa que se le cruzara.
Estaba regularmente acostumbrado a las sorpresas y las apariciones infartantes en cualquier rincón, a que se abrieran las puertas de repente y aparecieran zombies hambrientos, o que cayeran del techo los desgraciados lickers, con su apariencia asquerosa y putrefacta, el cerebro arriba de la cabeza y el cuerpo al revés, rosado y pegajoso.
Leon contuvo una náusea. Si quería comer algo era mejor no recordar detalles tan minuciosos de la criatura.
Continuó el recorrido por el lugar y aparentemente estaba de verdad vacío. Soltó entonces el aire que no sabía estaba conteniendo y comenzó a relajarse un poco. Ubicó una puerta y cuidadosamente la abrió, iluminando lo más posible con la pequeña linterna. Vacío de nuevo. Por lo visto era una oficina, había muchos papeles desordenados. Mala señal.
– Si éste es el estado del mobiliario, de seguro hay un zombie por aquí. Dudo que se haya muerto… simplemente porque los malditos no mueren a menos que les dispares justo en el cráneo. Y también dudo que alguien que no sea Claire, o los STARS que estuvieron en el incidente de la Mansión Spencer, o yo, sepa cómo hacerlo… – y se detuvo. Tragó saliva. Había alguien más que su cerebro intentaba evitar pero que su corazón le lanzó inmediatamente a la memoria – por supuesto, Ada también lo sabe…
Ada Wong. La mujer que tanto había hecho sufrir a Leon en el último tiempo. El corto pero intenso "romance" que ni siquiera tuvo esenombre… fue, nada. Al menos eso se repetía mentalmente una y otra vez cuando la imagen sexy de la chica atacaba sus sueños y sus recuerdos.
Suspiró. Después de los meses transcurridos aún seguía recordándola. Tal vez debería ver un loquero cuando la misión terminara. Tal vez debería tomarse unas vacaciones y largarse a algún lugar en el Caribe, donde no llueva como aquí ni tenga que andar juntando hojas de papel para hacer una fogata.
¡BAM BAM!
– ¡Mierda! – exclamó Leon sin contenerse. Esos eran disparos sin lugar a duda. ¿Dónde?
Rápidamente salió de la oficina apuntando a ciegas, pues no sabía exactamente el lugar donde se efectuaron. Corrió sigilosamente pegado a la muralla y escuchando con atención, agudizando el oído. Sentía los gemidos y el típico caminar de los zombies, los pies arrastrando lo que quedaba del cuerpo – o algo así – pensó, recordando su asquerosa apariencia y el hedor putrefacto de sus cuerpos. De nuevo, parece que no podría comer tranquilo.
¡BAM!
Esta vez el disparo fue de escopeta. Leon tragó saliva ¿quién estaría allí?, el lugar sólo era habitado por zombies según el informe que le entregó su jefe. Lo enviaron sin compañía pues consideraron que no necesitaba refuerzos. Así que no era nadie que conociera… se suponía.
Gracias al ruidoso disparo supo hacia dónde dirigirse. Pilló la puerta casi por casualidad, mientras los gemidos del zombie cesaron por completo. La abrió con cuidado, temiendo espantar a la persona que estuviera allí y que lo moliera a escopetazos.
– ¡Verdammt! – exclamó alguien en el interior. Claramente era la voz de una mujer – ¡scheiße, dämlich zombie!
– ¡No soy un zombie! – gritó Leon, porque del montón de palabras que había escuchado sólo había entendido esa en concreto, "zombie". Rogó en su interior que la persona que estuviera allí no hablara exclusivamente alemán, pues él con suerte sabía saludar y pedir comida en ese idioma. Así que continuó tratando de hacerse entender en su lengua materna, el inglés – por favor, no te asustes. Soy un agente del gobierno estadounidense – dijo con tranquilidad, intentando dar confianza a la mujer.
– ¡Muéstrate! – contestó la voz femenina. Al menos parecía entenderle.
Leon tragó saliva. Bajó ligeramente su H&K VP70 y apareció de a poco por la puerta. La abrió despacio y al dar dos pasos dentro de la habitación, sintió en las suelas de sus zapatos el chapotear de un líquido, probablemente sangre. Botó el aire contenido y siguió atento, porque el desgraciado zombie podría ponerse de pie y atacarlo en cualquier momento si tenía la cabeza aún sobre los hombros. Apuntó la linterna hacia el asqueroso ser y comprobó que, efectivamente, había posibilidades de que siguiera "vivo".
– Disculpa, pero esta cosa podría darte problemas de nuevo. La manera de matarlos definitivamente es disparándoles a la cabeza. Yo me encargo.
Pero no era necesario gastar una bala en él. Ya que sus botas estaban arruinadas, levantó la pierna derecha y pisó sobre el cráneo del no vivo, aplastándolo brutalmente, sin pensarlo y casi sin mirar. El cerebro viscoso se desparramó hacia los lados y el resto del contenido también. Leon contuvo una náusea cuando el hedor llegó a su nariz… definitivamente, no comería nada. No había forma de que se acostumbrara a la putrefacción de esos seres.
Enfocó su vista hacia el fondo de la habitación. Estaba tan oscuro que no se distinguía nada, pero podía oír claramente la respiración agitada de la mujer. Y también podía darse cuenta que estaba a punto de un ataque de histeria, así que era mejor tranquilizarla pronto.
– Soy Leon Kennedy. Me enviaron para acabar con la plaga de zombies antes que se expanda y sea incontrolable. No te voy a hacer daño… por favor, baja el arma.
– ¿Cómo sabes que te estoy apuntando, americano? – preguntó nerviosa, con un suave acento alemán en su inglés.
– En esta situación yo lo haría, a todo lo que se mueva.
La sinceridad en la respuesta de Leon le dio seguridad a la chica. Se echó la escopeta a la espalda y se acercó cuidadosamente, su caminar llamó la atención a Leon pues no hacía ruido… él lo conocía, era la forma de desplazamiento que les enseñaban a las fuerzas especiales militares. Vio su silueta acercarse a él y encender una lámpara de gas que se encontraba en el escritorio que había al medio de la habitación. La luz de la llama iluminó tétricamente el lugar, y se encontró con la mujer… pero algo no calzaba, pues era una chica muy joven. Leon levantó una ceja, esperaba encontrar alguien con más años en el lugar. ¿Qué estaba pasando?
– Estas lámparas son más confiables que las eléctricas, puedes utilizarlas como arma si estás en problemas – murmuró la chica, dando explicaciones a una pregunta no formulada.
– Tienes toda la razón – asintió Leon, aún confuso.
– Mucho gusto Sr. Kennedy – exclamó, tendiéndole la mano para saludarlo – yo soy Noiholt Maüser, no pertenezco a ningún lugar y no represento a nadie. Yo soy mi única causa para pelear.
– Bien, eh… – vaciló, mientras la saludaba.
– Noiholt. Así como suena, Noiholt – lo miró, ceñuda.
– Es un nombre que no había escuchado. Gusto en conocerte. Llámame Leon, por favor.
Al estrechar la mano de la chica, Leon pudo notar que era suave y muy pequeña. Levantó la vista y se fijó por primera vez con más atención en quién tenía al frente. Noiholt tenía un aspecto claramente caucásico, piel muy blanca, ojos celestes y grandes, labios carnosos y rosados, cabello rubio suave, muy claro. A excepción de un gran mechón negro (obviamente, teñido) que salía de la frente y caía por un costado hacia la oreja, la chica era un claro ejemplo de belleza alemana. Tragó saliva. Continuó el recorrido con la vista, encontrándose con su cuerpo delgado y menudo, pero sin embargo se notaba muy bien entrenado. Notó que iba vestida con calzas largas y camiseta ceñida al cuerpo, zapatos de seguridad con punta de fierro y cinturón grueso, especial para llevar armas y sus respectivos cargadores.
– ¿Has terminado ya de evaluarme, Sr. Kennedy? – preguntó Noiholt, con aspecto burlón.
– ¿Por qué me llamas así?, te dije que podías usar mi nombre… – se quejó – sólo me preguntaba cómo alguien de aspecto tan… digamos "suave" había sobrevivido con éxito en este lugar. Y tengo la respuesta. Estás entrenada ¿no?
– Sí. Pero no pertenezco a ninguna organización específica… – su voz se apagó en la última palabra, mientras recordaba sus duros años de viajes por oriente, aprendiendo técnicas de artes marciales mixtas, y especializándose luego en Muay Thai, Silat y Krav Maga, complementando con esto su manejo de armas de fuego, conocimiento que heredó de su padre antes de morir en una pelea callejera. De pronto, volvió a la realidad. Pestañeó rápidamente y despejó su mente de los recuerdos – estoy aquí por una de esas casualidades extrañas que ocurren en la vida. Como el haberme encontrado en este edificio con un agente del gobierno estadounidense.
– Sí… casualidades – asintió Leon – me dijeron que en este pueblo no había sobrevivientes, pero claramente cometieron un error. ¿Desde cuándo estás aquí?
– Unos cuantos días. Intenté escapar y fallé, los desgraciados han cercado el lugar y no permiten a nadie salir… somos todos potenciales proyectos de zombies. Intenté demostrarles que no me han mordido, pero amenazaron con dispararme si intentaba hacer cualquier cosa. Me habría quitado toda la ropa con tal de que me dejaran salir. Pero me habría congelado antes de llegar a uno de los puntos de control.
Leon casi escupió al escuchar esa frase.
– Te creo – murmuró.
– Ya que tú puedes atestiguar que estoy sana… ¿quieres que te muestre? – preguntó Noiholt, comenzando a quitarse la camiseta.
– ¡NO! – exclamó el joven, deteniéndola – te he visto lo suficiente. No es necesario – jadeó.
– De acuerdo – asintió, sorprendida – no eres muy profesional, Sr. Kennedy. Si me transformara en este momento podría morderte el cuello fácilmente.
– Conozco perfectamente las fases del virus. No es así – la corrigió – estás sana. Punto.
Noiholt clavó sus ojos color cielo en los azules de Leon. Se dio cuenta que el joven agente parecía fuerte y sincero. Movió la cabeza en señal de aprobación y tuvo una idea.
– Veo que estás empapado. Hay una oficina de esta fábrica que adapté para sobrevivir. Es segura, con llave y ventana pequeña, la revisé 10 veces por lo menos antes de considerarla segura. La chequeamos de nuevo ahora y si todo sale bien, allí podrás secar tus ropas y comer algo… aunque este lugar es asqueroso y de seguro si estabas hambriento se te quitó. ¿Vienes?
– Sí – Leon se sintió apabullado por la seguridad en la voz de Noiholt. Era imposible negarse a la oferta, y estando acompañado podría descansar más tranquilo, intercambiando la vigilancia con la chica.
Salieron entonces con cuidado de la habitación y, guiados por la lámpara de gas, dieron un par de vueltas antes de encontrar una escalera oxidada por la cual subieron al segundo piso. Recorrieron sigilosos el suelo de baldosas y finalmente, llegaron al lugar que Noiholt decía.
Hola a todos! :D gracias primero que todo por leer mi locura xD mi nuevo capricho, hacer un fic de mi amor platónico Leon Kennedy *.* y para hacerlo aún más loco, se me ocurrió inventar un OC xDD quería hacerle un OC a Leon!, aclaro que no soy yo, simplemente ningún personaje se adapta a lo que mi historia requiere y por eso dije "ajá, es la oportunidad ideal para probar a hacer un OC" y así nació Noiholt Maüser. Ojalá les guste ella :D irán sabiendo cada vez más cosas de su persona, así que no se preocupen ^^
Nos vemos en el próximo cap que saldrá muy pronto :) saludos!
Hola a todos! :D gracias primero que todo por leer mi locura xD mi nuevo capricho, hacer un fic de mi amor platónico Leon Kennedy *.* y para hacerlo aún más loco, se me ocurrió inventar un OC xDD quería hacerle un OC a Leon!, aclaro que no soy yo, simplemente ningún personaje se adapta a lo que mi historia requiere y por eso dije "ajá, es la oportunidad ideal para probar a hacer un OC" y así nació Noiholt Maüser. Ojalá les guste ella :D irán sabiendo cada vez más cosas de su persona, así que no se preocupen ^^
Nos vemos en el próximo cap que saldrá muy pronto :) saludos!
Regresar al índiceChapter 2 by mire2006Era una oficina bastante amplia, y se veía más grande debido a que Noiholt, previniendo posibles ataques, había arrancado todos los muebles y estantes que podrían albergar zombies inoportunos. Tenía, sin embargo, una cocinilla a gas pequeña pero útil, una ventana estrecha por la cual no cabría un zombie pero servía para ventilar, un colchón grande pegado a un rincón, muchas mantas y frazadas encima de éste, y también muchos alimentos enlatados en otra esquina. Había recipientes con agua para diversos usos y de pronto, Leon vio una puerta. Levantó su H&K VP70 y se acercó sigiloso, cuidando de no tropezar con nada y rogando que no hubiera un maldito zombie que arruinara el aire casi respirable de la habitación. Noiholt se fijó en el joven y se acercó a él, posando una mano suave sobre su hombro. Leon dio un respingo involuntario.
– Tras esa puerta está el baño. Tiene ducha, y es una suerte que no hayan cortado el agua aún, pero supongo que no tardarán en hacerlo. Mira, podemos secar tus ropas allí, por mientras comemos algo y te envuelves en una de las mantas que tengo por allá – las señaló – a este baño difícilmente entrará algo, no se puede acceder desde el exterior y no hay ventana, sólo un extractor de aire. Pero si quieres lo comprobamos… – dijo mientras abría la puerta, primero despacio, y luego de un golpe rápido. No había nada.
– Está vacío – murmuró Leon, bajando su arma y comprobando que la ducha estaba sin cortina, por lo cual no podría esconderse nada allí.
– Bien. Desnúdate y la ropa mojada la colgaremos aquí, para que se seque con el calor de la cocinilla – señaló una silla.
– Eres una mandona, chiquilla – protestó suavemente.
– Y tú, Sr. Kennedy, deberías ser menos quisquilloso considerando la situación que tenemos aquí – movió la mano rápidamente, abarcando todo el pueblo con su frase.
– Ya voy… estas mujeres, por dios… – suspiró, cerrando la puerta mientras entraba la frazada al baño.
Una vez que Leon desapareció, Noiholt sacó varias latas del rincón de la comida, una pequeña olla y un poco de agua que puso a calentar. Luego se dirigió a otra esquina y dejó la escopeta en el suelo, manteniendo una pistola en el cinturón – por si acaso… – pensó.
Entonces Leon apareció envuelto en una gran frazada y se instaló en el medio de la habitación, sentándose frente al fueguito que daba un poco de calor. Suspiró, avergonzado de la situación que estaba pasando. Algo intimidado también por el carácter de la chica que le acompañaba, la cual se movía de un lado a otro, preparando y descartando cosas que apenas alcanzaba a ver en la leve oscuridad que los rodeaba, combatida no con mucho éxito por la lámpara de gas.
– ¿Tus ropas? – preguntó Noiholt, interrumpiendo los pensamientos de Leon.
– En el baño, pero descuida, yo los…
– Por dios, no seas tan tímido – gruñó interrumpiéndolo, tomando las prendas mojadas y distribuyéndolas rápidamente por la silla para que se secaran pronto.
– ¿Cómo puedes sonar tan decidida?, si mal no recuerdo cuando te encontré estabas cerca de un ataque de pánico allá abajo.
– Eso… – vaciló – sí, puede ser. Tienes un punto, Sr. Kennedy.
La chica se distrajo revolviendo la comida que estaba preparando. Leon pudo ver que una sombra de tristeza cruzó sus ojos celestes y se arrepintió de lo que dijo. Finalmente, Noiholt le estaba ayudando, no había necesidad de ser duro con ella, aunque fuera mandona. Tal vez era ese tipo de personas que cuando están asustadas se volvían agresivas. Sí, debía era eso.
– Lo lamento. No quise hacerte sentir mal. La mayoría de las mujeres que rescato por mi profesión están asustadas y no pueden pensar con claridad. Tú te ves diferente.
– Tienes razón, sólo que en este caso no soy una damisela en peligro… tú no me estás rescatando – replicó.
Y antes que Leon pudiera rebatir, la chica alargó un brazo y le pasó un pocillo grande con comida caliente, y una cuchara. Le invitó a probar el alimento con la mirada, sus ojos celestes brillaron de un modo diferente… el joven juraría que era de emoción, así que hizo caso y dio un sorbo. A pesar de que quién sabe de dónde provenía, la comida estaba muy sabrosa y era un calmante idóneo para recuperarse de la lluvia. El frío comenzó a disiparse y Leon comió con avidez, disfrutando la cena como no lo hacía desde que estaba en misión.
De pronto, se acordó que no estaba solo. El caldo lo había transportado a algún lugar maravilloso de su mente, donde nada de esto estaba pasando. Miró a Noiholt, que comía con tanta hambre como él. La chica giró la cabeza y sus ojos se encontraron por unos momentos – es tan joven… – pensó Leon – ¿por qué tiene que pasar por esto? – quería preguntarle su edad, pero no sabía cómo hacerlo sin sonar impertinente. Sabía que las mujeres odiaban ser consultadas por eso. Decidió hacer un rodeo.
– Te ves aún más joven de lo que pensé – comentó.
– Es porque lo soy, Sr. Kennedy – respondió la chica.
– Parece que no me va a decir…
– Si lo que quieres es saber mi edad sólo pregúntame – acotó Noiholt, mientras sorbía dulcemente su caldo – no es necesario que seas evasivo conmigo.
– De acuerdo.
– Por favor – insistió la chica, clavando sus ojos claros en Leon, quien pudo notar un dejo de tristeza inmenso en ellos – háblame directamente cada vez que quieras saber algo.
– ¿Qué edad tienes?
– 20.
– Definitivamente, eres muy joven – Leon la miró sin ocultar su asombro. La expresión de Noiholt le daba una apariencia mayor, pero al observarla distraída se podía calcular su verdadera edad – dime ¿qué haces en un lugar como este y cómo has sobrevivido?
– ¿Lo ves?, mucho más fácil si me preguntas así – señaló, dejando al joven agente aún más confundido – a grandes rasgos, nací en Alemania pero mi madre es austriaca, yo vivía con mi padre pero murió hace años en una pelea callejera donde se vio involucrado. Cuando eso ocurrió, vine a vivir con mi madre a esta villa. Estuve haciendo muchos viajes y ahora que vine de visita por unos días, encontré el desastre que ha ocurrido. Y he sobrevivido porque mi padre, que fue militar, me enseñó a usar armas casi desde que nací, y cuando él murió dediqué mi tiempo en perfeccionar esa habilidad y también mis artes marciales, que practico también desde pequeña. Todo eso me ha ayudado a no morirme.
– Entiendo – murmuró, extrañado de que la expresión de la chica no cambiara ni un poco mientras hacía su relato. De pronto, notó que había un cabo suelto en la historia – dijiste que viniste a vivir con tu madre. ¿Dónde está ella?
– No está más, yo la maté – respondió Noiholt, con simpleza.
– ¡¿Cómo?! – exclamó, dejando escapar la cuchara de sus dedos.
– Bueno, no a ella realmente. A su versión zombie. La mordieron en un tobillo y se transformó cuando estábamos en casa. Me atacó y no tuve más remedio que acabar con su vida. Eso es todo.
– Mierda… – musitó Leon, sin saber qué más decir. Pestañeó un par de veces deglutiendo la información que había recibido… – malditos sean, Umbrella – pensó, devastado. Y ahora no sabía cómo continuar la conversación – eh… para haber vivido una tragedia como esa te ves bastante entera…
– Estoy destrozada por dentro, de verdad – replicó sorprendida, sin que su expresión variara un ápice – y he recurrido a mis mejores artes de evasión de la realidad para no pensar en ello. Si lo hago, me iré a pique y primero tengo que salir de aquí. Si me pongo a llorar perderé el seso. No puedo. Mi madre hubiera preferido que escapara primero y me derrumbara después.
– C-claro… – tartamudeó. Ahora sí que no sabía qué decirle. La expresión fría que se había adueñado de esos ojos celestes contrastaba con el gesto nervioso de sus manos, las frotaba una contra otra sin parar. Eso le indicó que la chica decía la verdad. Estaba controlando su mente de tal forma que, realmente, estaba evadiendo. Quizás era lo más recomendable en una situación tan extrema como esa – eh… lo siento mucho, Noiholt… – consiguió decir luego de una pausa.
– Gracias, Leon – fue la corta respuesta de la chica.
– Por fin usaste mi nombre.
– Y tú el mío, aunque sea difícil de pronunciar.
De pronto, los ojos de Noiholt brillaron de forma diferente. Parecieron recobrar algo de vida. Leon dejó su pocillo vacío en el suelo y la observó atentamente, tratando de comprender qué pasaba por su cabeza, lo cual era muy difícil pues la chica apenas mostraba emociones. Y de pronto… ella le sonrió. Fue un gesto extraño, como si los ojos no se alegraran, pero la sonrisa estaba ahí. Y Leon se dio cuenta que era hermosa. Muy diferente al tipo de chica que le gustaba, claro, pero era bella, como de porcelana pero sin su fragilidad. Y su instinto de protección despertó por fin, luego de mucho tiempo dormido. Él pensó que había muerto junto con la explosión de Raccoon City y la muerte-desaparición de Ada, pero ahí estaba de nuevo. Recordó la razón por la cual se hizo policía, para ayudar a la gente. Y aunque la chica que tenía al lado no parecía necesitar a nadie para sobrevivir, sabía que llevaba un infierno por dentro y decidió que la ayudaría a escapar.
– Nos turnaremos para dormir – dijo Leon de pronto – y mañana partiremos. Saldremos de aquí con vida – afirmó con toda la seguridad de que era capaz.
– No es necesario que nos turnemos. Tengo un par de trampas puestas que se activarán si alguien intenta atacarnos, así que sólo debemos descansar. Te agradezco que hayas decidido llevarme contigo… realmente no quiero pasar más tiempo en este pueblo maldito.
Y el transmisor de Leon sonó de pronto, sorprendiendo a ambos con el ruido. ¡Por fin podría comunicarse con Hunnigan!
– Leon… Leon… contéstame… ¿estás ahí?
– Sí, gracias al cielo, pensé que esta porquería se había dañado… – gruñó.
– La tormenta hizo un desastre con las comunicaciones, no podía siquiera ubicarte con el GPS – dijo la chica al otro lado de la línea.
– Bueno, ya ves que estoy vivo. Sé que te preocupé, preciosa – levantó una ceja, coqueteando descaradamente con Ingrid.
– Por favor, Leon, qué gusto de decir esas cosas cuando no corresponde.
– Siempre tan profesional, Hunnigan – suspiró.
– ¿Estás en una fábrica ahora, no?
– Siempre tan bien informada.
– "Ja ja", dime una cosa ¿estás a salvo de la tormenta?
– Sí. Encontré una sobreviviente y la llevaré conmigo, es experta en armas y combate así que no me retrasará.
– Estupendo, cuando revisamos el lugar no había aparentemente nadie vivo. Entonces, asumo que pasarán la noche bajo techo y comenzarán a moverse cuando amanezca ¿cierto?
– Cierto.
– Entonces enviaré a tu GPS las coordenadas hacia donde deben dirigirse. La concentración del virus G ha sido mayor en esa zona. Hemos monitoreado que tu misión está casi lista, Leon.
– Excelente, cariño. Nos vemos.
La comunicación se cortó mientras Hunnigan decía "ten cuidado". Leon suspiró otra vez y miró a Noiholt, que permanecía impasible en su posición. Era increíble la habilidad de la chica para quedarse en silencio, como si su presencia se desvaneciera del lugar. Recordó que ella le había contado que su padre había sido militar… sin duda su caminar silencioso y su mudez las había aprendido de él.
– ¿Quieres comer más? – preguntó Noiholt de repente, con su suave acento alemán.
– Gracias… – asintió Leon, extendiendo su pocillo.
A pesar de las preocupaciones obvias que enfrentaban, la noche pasó sin novedad. Cuando las ropas de Leon se habían secado, él se las puso y una vez terminaron de comer y de intercambiar una que otra palabra, cada quien tomó un lado del colchón y durmieron con bastante tranquilidad.
Hacia el amanecer, Leon abrió los ojos sintiéndose recuperado del cansancio por la misión. Un poco de luz se colaba por la estrecha ventana del lugar, permitiéndole ver a su lado a la chica que dormía plácidamente. Sin su máscara de evasión, parecía tranquila y relajada… lo cual probablemente cambiaría apenas se despertara. La realidad la golpearía y su mirada se volvería dura de nuevo.
– Saldremos de este maldito lugar con vida – pensó Leon con fuerza, repasando mentalmente los objetivos de su misión y entre los cuales no se encontraba rescatar sobrevivientes, pues se pensaba que no había. El joven se sentó en el colchón y se dirigió sigilosamente al baño. Cuando volvió, Noiholt le esperaba despierta y preparando el desayuno.
– No sabemos cuándo podremos volver a comer bien – dijo mientras revolvía la ollita – yo me había atrincherado aquí, porque pensaba reponer fuerzas para tratar de intentar salir. Pero ahora que irás conmigo sé que todo resultará. A ti te escucharán.
–Claro que lo harán – murmuró, recibiendo su plato con comida.
– ¿Adónde nos dirigiremos ahora, Leon? – preguntó la chica, comiendo animadamente.
– Hunnigan me envió coordenadas para ir a exterminar algunos zombies… pero no te preocupes, aunque sé que no lo necesitas yo te protegeré – afirmó para darle confianza.
– Gracias, pero tal como dices, no lo necesito. Incluso puede que yo misma te ayude.
– Eh, en realidad no me atrae la idea de que una mujer me proteja…
– No me has visto pelear aún. Cambiarás de idea cuando lo hagas.
Los ojos de Noiholt parecían aún más claros de lo que había visto anoche. Leon se dio cuenta de que no había nada que pudiera decir que alterara a la muchacha, la determinación que sentía le daba fuerzas para seguir batallando. Y él haría lo mismo. Muestras gratis y regalos
Hola :) ojalá les vaya gustando mi OC... tiene un carácter que consideré apropiado para la historia, si bien pienso que Claire es la ideal para Leon *.*
Saludos! :)
Hola :) ojalá les vaya gustando mi OC... tiene un carácter que consideré apropiado para la historia, si bien pienso que Claire es la ideal para Leon *.*
Saludos! :)
Regresar al índiceChapter 3 by mire2006– Si logramos conseguir un auto por aquí, podremos llegar a nuestro destino más rápido – comentó Leon, mientras caminaban por las calles sucias de Grüneger. Sucias de basura y restos humanos pudriéndose alegremente al sol. Llevaban alrededor de 3 horas caminando y a diferencia del día anterior, no llovía en absoluto, lo que por un lado era bueno pues podrían avanzar más rápido. Lo malo era que el ligero sol hacía que el aire fuera más irrespirable que antes.
– ¿Puedes hacer partir un jeep sin tener la llave? – preguntó Noiholt, pero se arrepintió de inmediato al ver la mirada que le dio Leon – perdona, claro que debes saber. Mira, allá veo uno – lo señaló – hagamos algo, yo te cubro mientras tú haces la magia. Nunca he comprendido la mecánica así que yo sólo lo estropearía. Pero descuida, si viene algo lo mataré de inmediato.
– ¿Estás segura?
– Confía en mí.
La chica le miró con tal firmeza que Leon no pudo menos que hacerle caso. Se daba cuenta de que, aunque la conocía hace menos de un día, podía creerle. Era una sensación extraña, muy parecida a la que sintió cuando recién se encontró con Claire. Pero luego sufrió varias decepciones a raíz de las mentiras de Ada… – aunque si me hubiera explicado la habría perdonado, claro… ¿dónde estará ahora? – pensó. Miró hacia arriba por un segundo y luego decidió olvidarse de aquello, que no podía cambiar. Se concentraría en el presente, en completar su misión y salir de allí. Volvió su vista hacia Noiholt, que lo miraba atentamente con sus grandes ojos color cielo. No tenía expresión alguna, excepto sus manos que se movían, nerviosas.
– Vamos por ese jeep – dijo Leon.
– Podemos detenernos un momento en una armería que se encuentra más allá, para recargar munición – sugirió la chica.
– Excelente idea.
Corrieron hacia el vehículo y abrieron las puertas de golpe, uno a cada lado para evitar sorpresas. Estaba vacío, y como tenía sólo dos asientos no se llevarían un susto con algún zombie perdido que apareciera detrás de ellos cuando menos lo esperaran. Leon revisó la maleta y por debajo. Estaba completamente vacío.
– Cúbreme, cariño – indicó el joven agente, mientras entraba al jeep y sacaba su navaja suiza especial para este tipo de ocasiones.
Leon acostumbraba a tratar así a las chicas, pero a Noiholt nunca la habían llamado así, ni siquiera su padre. Volteó la cara enrojecida por el cumplido y tragó saliva. Se distrajo rápidamente mirando a todos lados, aparentemente estaban solos. Parece que los zombies no tenían hambre por el momento.
– ¿Cómo has asimilado tan bien la existencia de estos seres, Noiholt? – preguntó Leon desde dentro del jeep, mientras maniobraba con los cables – ¿tienes alguna conexión con Umbrella?
– Supongo que te refieres a la compañía farmacéutica ¿cierto? – Leon asintió desde adentro – para nada ¿por qué me preguntas eso?
– Umbrella tiene la culpa de todo lo que está ocurriendo. Ésta no es la primera vez que me enfrento a algo así. Hubo una ciudad hace poco más de un año que se destruyó por completo… ¿escuchaste algo así?
– Sí, salió en los diarios de todo el mundo. Ahora comprendo por qué ayer me dijiste que conocías todas las etapas del virus y por eso sabías que yo no estoy infectada. ¿Eso quiere decir que estuviste en esa ciudad que explotó?
– Más bien, sobreviví a esa catástrofe. Fue mi primer día como policía en Raccoon City. Y cuando llegué… toda la ciudad estaba infestada con el virus G, que es lo que provoca la zombificación. Conocí a quien actualmente es una muy buena amiga que también intentaba escapar de allí… pasamos muchos problemas. Esto no me es extraño, y supuse que tú también estarías familiarizada si tú o algún pariente fue parte deUmbrella pero… bueno, lo pensé porque te vi tan poco sorprendida… no me has hecho preguntas al respecto… creí que sabías a lo que te enfrentabas.
– No realmente, los asumí como zombies por las películas. Pero nunca pensé que me encontraría algo así en mi vida… y tampoco quiero ponerme a pensar en ello… no quiero perder la cabeza, Leon – volteó a mirarlo con sus grandes ojos celestes e inexpresivos.
El aludido le encontró razón. La situación ameritaba olvidar todos los prejuicios y sólo actuar de acuerdo al objetivo de sobrevivir.
Y de repente, el transmisor de Leon comenzó a chillar. Fue horrible escucharlo así en medio del sospechoso silencio que los rodeaba.
– ¡Leon! – exclamó Hunnigan desde el otro lado.
– Aquí estoy – contestó.
– Tienen que salir de allí ahora. Han cancelado la misión. Determinaron que es imposible salvar el pueblo con la variante del virus G que está…
– Espera, me estás confundiendo – la interrumpió – explícate mejor.
– Umbrella se las arregló para esconder un BOW en alguna fábrica del pueblo y lo hizo de tal forma que no aparecía en nuestro monitoreo, hasta ahora que salió de donde se encontraba. Sabemos que es un Tyrant, pero está modificado con una variante del virus G que no conocemos. Nuestros científicos aquí están trabajando como locos tratando de descubrir la forma de arreglar el desastre de la nueva invención de Umbrella. Lo peor es que de alguna forma, los infectados que "mataste" se están levantando de nuevo más fuertes y rápidos que antes, y están creciendo en número. Además los están guiando hacia su posición actual. Por eso, deben marcharse de allí de inmediato y dirigirse a las nuevas coordenadas que te estoy enviando ahora. Esto es peor de lo que pensábamos. Han dado órdenes de redoblar la vigilancia en los puntos de acceso y han cercado con barreras de acero y concreto más poderosas los límites de Grüneger… realmente, no quieres quedarte a ver lo que Umbrella ha hecho. Escapen ahora.
– De acuerdo, nos vamos ya. No te preocupes, Hunnigan, sobreviviré y podremos tener nuestra cita pendiente.
– Sólo concéntrate en escapar – le gruñó mientras cortaba la comunicación.
– Gracias… – murmuró a su comunicador mientras lo guardaba en el bolsillo. Escuchó disparos y levantó la cabeza para ver a la chica alemana abatiendo un par de zombies solitarios del lugar – cambio de planes Noiholt, cancelaron mi misión así que nos largaremos antes de lo que pensábamos. ¿Vas bien?
– Sí, los detendré con mi Blacktail…
– Dispara siempre a la cabeza, no pierdas balas en el resto del cuerpo – la interrumpió Leon – tu arma es una 9mm y no hará mucho daño a menos que las aciertes todas a la corona.
– Tranquilo, confía en mí.
Noiholt apuntó su pistola y con rapidez disparó a los no vivos. Uno de ellos cayó al suelo gritando algo ininteligible. Se detuvo un momento corto para secarse las manos empapadas de sudor, volvió a abrir fuego y hábilmente dos monstruos más fueron abatidos – tiene razón, si disparo a la cabeza caen fácilmente. Ojalá lo hubiera sabido ayer… – pensó mientras apuntaba hacia otro zombie, derribándolo con relativa facilidad. De pronto, vio de reojo que a su izquierda comenzaban a llegar más de ellos. Y parecían más rápidos que los anteriores.
Leon por su lado terminó al fin de unir los cables y comenzó a tratar de hacer partir el jeep, pero no lograba encenderlo definitivamente. Parece que había pasado muchos días a la intemperie, bajo la inclemente lluvia de los días anteriores.
– Leon… ¿es posible que te apresures un poco?
– Lo intento… ¿tienes dificultades?
– No mucho, pero las tendremos muy pronto… parece que estos bichos nos oyeron y despertamos su apetito.
Seis… no, diez… o más zombies avanzaban hacia ellos a paso ligero pero no tan veloz como había pensado, aunque lo suficiente como para preocuparse. Noiholt sintió el olor a putrefacción aumentar con su llegada y contuvo una náusea. Era tan desagradable… pero no era momento de pensar en ello. Había que actuar.
Corrió hacia ellos pero mantuvo una distancia prudente haciendo caso omiso de Leon, que le gritó algo como "ten cuidado". Apuntó rápidamente y comenzó a disparar abatiendo dos zombies con cierta facilidad. Sonrió sin alegría, sintiéndose orgullosa de su puntería…
¡Click!
¡Click, click!
El mejor momento para que se acabaran las balas. Justo cuando tenía el tiempo calculado para derribar a los malditos…
– ¡Himmel! – exclamó en su idioma – ¿falta mucho?
– ¡Ya casi! – gritó Leon mientras intentaba hacer partir el jeep por cuarta vez. Estaba siendo más difícil de lo que pensaba y había comenzado a considerar el largarse de ahí y buscar otro vehículo.
Noiholt tiró su cargador vacío y rápidamente lo cambió por uno nuevo. Comenzó a respirar pesadamente sin haberse movido de su lugar, el aspecto de los zombies le afectaba más de lo que quería reconocer – maldición, necesito calmarme… – pensó cuando erró un disparo que normalmente habría acertado. De pronto, el bendito vehículo por fin arrancó.
– ¡Ya está, vámonos! – gritó Leon mientras sacaba su H&K VP70 para ayudar a la chica.
Noiholt respondió al llamado con un gruñido. No podía retrasar más el escape… cada vez se acercaban más infectados a ellos, como si los estuvieran atrayendo. Se giró sobre los talones y se largó en picada hacia el jeep velozmente. Pero…
Vio algo que le heló la sangre.
– ¡Scheißenkleister…! – exclamó.
Un perro. O algo que había sido un perro en algún momento… una masa de cuatro patas con la carne pútrida colgando del cuerpo maloliente, un hocico lleno de sangre seca y los ojos… esos ojos horribles inyectados de… hambre, corriendo peligrosamente hacia Leon que no se había dado cuenta pues estaba disparando hacia otro lado. La estaba cubriendo a ella para que pudiera llegar al vehículo sin contratiempos. Maldición. Tenía que apresurar el paso pues el agente no podría darse vuelta lo suficientemente rápido como para detener a la desgraciada bestia. Corrió más rápido de lo que nunca lo había hecho y se dio cuenta de algo… no sólo corría para salvarle la vida pues él la ayudaría a su vez. Corría porque no quería que le pasara nada, por ningún motivo. Estaba asustada.
– ¡Abajo, Leon! – chilló con todo el potencial de sus pulmones.
El aludido hizo caso sólo por inercia. Dejó de disparar al punto y cayó al suelo en cuclillas justo cuando Noiholt se elevaba de un salto y pasaba por arriba de su cabeza. Se dio vuelta y la vio volar, impulsándose en el techo del jeep y dándole un fuerte rodillazo a al cerberus en pleno cráneo, reconoció el movimiento como uno de los golpes más fuertes del Muay Thai. El perro cayó estrepitosamente al suelo, rodando y levantando polvo mientras la chica no perdía el tiempo y le pisaba la cabeza con toda la fuerza que poseía, destrozándola lo suficiente como para que no volviera a pararse. Y como si eso no fuera suficiente, un zombie salido quizás de donde estaba a punto de abalanzarse sobre ella. Leon apuntó rápidamente y de un solo disparo le voló la cabeza.
– Gracias… ¿qué rayos era ese perro? – jadeó la alemana, acercándose al agente con manos temblorosas.
– Un cerberus. ¿Estás bien? – preguntó Leon, apoyando una mano en el hombro de ella. Estaba preocupado por el ritmo que había adquirido su respiración, independiente de la agitación propia de la carrera. Igual que ayer, parecía que tendría un ataque de pánico en cualquier momento.
– Sí – suspiró, intentando relajarse – tengo problemas con el aspecto de estos hurensohn… me recuerdan en lo que se convirtió mi madre. Es como si la matara una y otra vez. Mi cerebro me está jugando malas pasadas y no puedo evitarlo por más que me concentro… perdón.
– No te disculpes. Si no fuera por eso, olvidaría que eres humana… – bromeó, tratando de quitarle tensión – me salvaste, gracias. Si no hubieras actuado probablemente hubiera sido mordido, o habría tenido muchos problemas para quitármelo de encima.
– De nada.
La respuesta de Noiholt fue corta y sus ojos eran inexpresivos, pero sus manos escapaban a la máscara mental que construía y Leon se dio cuenta que podía deducir cómo se encontraba la chica observando su gesticulación. Éstas temblaban aún notoriamente, así que pudo inferir que realmente estaba agradecida. Leon miró hacia atrás y vio que los infectados comenzaban a acercarse peligrosamente así que decidió no perder más el tiempo.
– Sube al jeep. Nos vamos a la armería que me dijiste.
– Excelente idea.
– Ponte el cinturón, porque vamos a correr.
Leon entró por el lado del conductor arrojando su mochila detrás del asiento y Noiholt hizo lo mismo por el lado del copiloto. Ambos se colocaron los cinturones con rapidez y Leon aceleró el vehículo, levantando una polvareda horrenda que casi los deja ciegos. Los zombies y uno que otro cerberus perdido quedaron atrás, persiguiéndolos inútilmente. El joven pasó a 5º velocidad en tiempo récord y continuó por el camino de asfalto siguiendo las indicaciones de Noiholt… "Izquierda, derecha, sigue ese camino y en breve llegaremos…"
Leon la miró de reojo al notar que su voz tembló casi imperceptiblemente en la última instrucción, pero él lo notó. Miró las manos de la chica, que aún temblaban. Sin pensarlo, quitó la suya de la palanca de cambios y agarró una de las de ella, imprimiendo confianza en su toque, transmitiéndole seguridad. Noiholt giró la cara y sus miradas se encontraron por un segundo. Entendió todo sin escuchar palabra, y por primera vez en muchos días sus ojos color cielo transmitieron una emoción: agradecimiento.
Hola a todos quienes me leen! :) aquí con un nuevo cap, he tratado de no demorarme mucho :D en todo caso, tengo un fic de Inuyasha y otro de Ranma que tengo que actualizar y los dejé botados por este xD la inspiración me acompaña por aquí no más parece jajajajaj
Gracias a Ary y Sara xx por darme ánimos para continuar mi locura :D publicaré el próximo capítulo muy pronto. Gracias y saludos! ^^
Hola a todos quienes me leen! :) aquí con un nuevo cap, he tratado de no demorarme mucho :D en todo caso, tengo un fic de Inuyasha y otro de Ranma que tengo que actualizar y los dejé botados por este xD la inspiración me acompaña por aquí no más parece jajajajaj
Gracias a Ary y Sara xx por darme ánimos para continuar mi locura :D publicaré el próximo capítulo muy pronto. Gracias y saludos! ^^
Regresar al índiceChapter 4 by mire2006La famosa armería era un local pequeño y con una variedad de equipamiento por lo menos discutible. Pero considerando que estaban escapando de Grüneger, un pueblo no muy grande, era más que suficiente. Tenía ventanas con protecciones, cortinas de metal y una puerta de puro fierro que les daba bastante confianza como para detenerse un rato a descansar y reponer fuerzas luego de conducir por más de 30 minutos a toda velocidad, esquivando zombies y cerberus. Leon usaba sus mejores habilidades de chofer mientras que Noiholt disparaba por la ventana a todos los potenciales peligros. Era imposible que no estuvieran agotados.
Por suerte todos los locales comerciales contaban con baños decentes para refrescarse y aliviar sus necesidades, de otra forma hubieran perdido el seso durante el escape.
Leon comenzó a registrar el lugar en búsqueda de balas 9mm para ambos y munición para la escopeta de Noiholt, además de algún arma más poderosa para él. Buscando por aquí y por allá encontró una Colt Phyton .357 que con su sola presencia podría asustar a cualquier infectado, perro o Tyrant que apareciera. Leon sonrió, pues había suficientes balas como para llenarla 3 veces al menos. Encontró también cargadoresParabellum 9mm y algunos cartuchos de escopeta, no la cantidad ideal pero sí podrían viajar con ellos. Excelente.
Noiholt emergió del cuarto de baño con cara de curiosidad. Al ver las municiones sobre el mesón comprendió la alegría de su acompañante y anunció que iba a preparar el almuerzo, para luego salir y encaminarse de nuevo al punto de control más cercano. Según la información que Hunnigan había enviado, con unas horas más de viaje lo lograrían.
Durante la comida, hablaron algunas cosas. Leon le contó de su experiencia en Raccoon City y Noiholt a su vez habló de sus viajes por el mundo, aprendiendo diversas artes marciales y meditación.
– Viví un tiempo en Tailandia, y mi Kru Yai de Muay Thai me enseñó a separar mi mente de mi cuerpo y entrar en un estado de concentración profunda, que he aplicado desde que se desató la infección aquí en Grüneger. Me ha servido mucho y creo que sin eso no hubiera logrado sobrevivir. Probablemente habría perdido la razón al segundo día de asesinar el zombie de mi madre.
– Esa es una experiencia durísima para cualquiera… me sorprendes, porque me hablas de eso sin problemas. Y además, pareces ser una persona muy abierta – dijo asombrado mientras deglutía un poco de comida enlatada.
– No te equivoques Leon, yo no soy como me ves – replicó la chica, con su agradable acento alemán – ésta yo es sólo una versión de supervivencia, la yo real es tímida y no tiene amigos. Noiholt Maüser es la persona más solitaria del planeta. Sin embargo… contigo es diferente. Desde que te conocí, siento que puedo hablarte de todo y es algo que no me había pasado con nadie… – se sonrojó involuntariamente ante la confesión y dio vuelta la cara para que Leon no la viera. Pero era imposible considerando lo cerca que estaban comiendo – perdóname… estoy diciendo cosas raras…
– Está bien, yo siento lo mismo – murmuró – me das confianza. Tanta que te permití que me cubrieras mientras arreglaba el jeep. Y yo no le dejaría mi espalda a cualquiera.
Noiholt volvió a mirarlo y le sonrió, pero de nuevo parecía que los ojos no eran tocados por ese gesto. Leon tragó saliva y se preguntó qué había en ella que le llamaba tanto la atención… su belleza era totalmente opuesta a Ada y aunque sus hormonas no hacían fiesta como cuando esta última le hablaba o le guiñaba el ojo, no podía dejar de reconocer que la chica alemana hacía que se perdiera un poco mirándola. Más que un poco… – y además, ella no me miente, no me oculta información ni inventa historias sobre novios perdidos y chicas indefensas… en Noiholt sí puedo confiar… – pensó.
Noiholt por su lado también estaba perdida, pero en sus propias cavilaciones. Se sentía extraña por la naturalidad con la que actuaba al lado de Leon… confiaba en él sin dudarlo y se sentía segura. Era todo nuevo para ella, y a veces pensaba que él podría malinterpretar su actitud y alejarse… y pensar eso la llenaba de pánico. No lo quería lejos. Lo quería lo más cerca posible.
Luego de descansar y recobrar fuerzas, recogieron las municiones, se echaron armas a los cinturones y abrieron la puerta del local con mucho cuidado, esperando encontrarse con alguna sorpresa. Pero nada. Ni rastros de algún zombie hambriento dispuesto a alimentarse de ellos. Incluso el aire estaba más respirable…
– No me gusta esto – se quejó Leon – hay demasiado silencio. ¿Estarán entretenidos con algo?
– Revisemos el jeep y si está limpio, larguémonos. Mejor así a que nos encontremos con sorpresas.
Dicho y hecho, no se demoraron más de un minuto en comprobar que no había peligros en el vehículo. Leon volvió a hacer la magia para encenderlo y en poco más de 3 minutos ya iban de camino al punto de control para poder salir de esa ciudad horrible.
– Hablé con Hunnigan hace poco. No estamos muy lejos del punto de control, así que en breve se terminará esta pesadilla.
– Gracias, Leon.
Ambos se miraron al mismo tiempo y con el mismo anhelo en los ojos: que se terminara la pesadilla pronto. Ojalá pudieran seguir juntos, apoyándose… y ojalá no albergaran sentimientos como esos, a tan poco de conocerse. Leon volvió a mirar hacia el frente y siguió conduciendo con precaución. Esos malditos zombies podrían aparecer en cualquier momento…
¡PAAAAAF!
Sintieron un terrible golpe en el costado izquierdo del vehículo, haciendo que girara como un espiral sin control por el asfalto, las ruedas chirriaban dejando su marca y Leon movía frenéticamente el volante para evitar un volcamiento. Recuperó el control por milagro y miró hacia todos lados, buscando el responsable del golpe.
– ¡Leon! – gritó Noiholt, señalando hacia su izquierda.
– ¿Pero qué mierda es eso…?
Un tipo de BOW que nunca había visto, porque claramente distaba de ser un Licker, o un Hunter Beta o Gamma… ¿sería ese el Tyrant del que hablaba Hunnigan?... era un gorila gigante infectado con el virus, los ojos llenos de hambre, el cuerpo y sobre todo la espalda con pedazos de carne podrida colgando de ella y unos movimientos rápidos que diferían con su gran tamaño. La bestia chilló con un alarido desgarrador que rompió el silencio, obligando a los dos jóvenes a cubrirse los oídos. Las ventanas del jeep temblaron y amenazaron con romperse… cosa que no ocurrió, pues el gorila una vez dejó de gritar, se lanzó en picada contra ellos.
– ¡Mierda, no alcanzamos a salir del jeep…! – pensó Leon en una fracción de segundo – ¡sujétate, Noiholt! – exclamó.
Ambos agarraron con todas sus fuerzas el cinturón de seguridad que llevaban puesto y agacharon la cabeza, al mismo tiempo que el maldito monstruo levantaba el vehículo de un manotazo y éste salía volando un par de metros, para luego estrellarse contra el suelo y volcarse hacia un costado estrepitosamente. El gorilón corrió hacia ellos y se entretuvo destrozándole la parte de abajo al jeep, arrancando los neumáticos de cuajo y triturando los fierros. Cuando se aburrió, le dio un nuevo manotón dejándolo con lo que quedaba de las ruedas hacia arriba, corrió en otra dirección y golpeó su propio pecho chillando su victoria. No estaba muy lejos sin embargo, pero parecía más entretenido destrozando lo que había a su alrededor que fijándose si su objetivo había caído.
No era el caso, por supuesto.
Leon había desabrochado su cinturón de seguridad y estaba haciendo lo mismo con el de Noiholt, mareado por las vueltas y el volcamiento, pero estaba vivo y apenas tenía algunos rasguños por la rotura de los vidrios, y uno que otro moretón en el pecho por la dureza del cinturón. Pero era todo, y parecía que la alemana estaba igual que él.
– ¿Cómo te sientes, Leon? – preguntó, tratando de no herirse las piernas con los vidrios rotos del parabrisas.
– Estoy bien, pero el cuerpo me duele como si me hubieran metido a una lavadora andando… – se quejó, reptando hacia fuera.
– Imaginemos que algo así ocurrió. ¿Qué rayos es ese bicho? – inquirió mientras Leon la arrastraba fuera del vehículo destrozado.
– Nunca lo he visto. Supongo que es la nueva invención de Umbrella que me advertía Hunnigan… aunque no lo creo, porque ella me habló de un Tyrant y éste gorila no se parece a ellos…
Leon desenfundó rápidamente su H&K VP70 y Noiholt lo imitó con su Blacktail, ambos sin estar realmente seguros de si era mejor matarlo o salir pitando de ahí. El joven agente pensó que correr quizás no era opción por la velocidad con que le vio actuar, aunque ahora parecía sólo un gorila cualquiera haciendo destrozos… sólo su aspecto asqueroso delataba lo que era.
– Quiero que me hagas caso en todo, Noiholt. Éste no es un simple zombie o un cerberus, es una criatura que no conozco y no sé cómo actuará. Yo lo atacaré, tú sólo cúbreme si ves que necesito ayuda. ¿De acuerdo?
– Ok – asintió la chica, no muy contenta.
Leon comenzó a acercarse cautelosamente al monstruo, confiando en que no podría olerlo pues el viento corría hacia otra dirección. El hedor putrefacto se hacía cada vez más insoportable a medida que se acercaba, pero había que ser fuerte y soportarlo. Giró la cabeza hacia atrás rápidamente, Noiholt le seguía un poco más atrás y tan atenta como él.
Leon suspiró, levantó su arma y vació todo un cargador en el gorila, intentando darle a la cabeza exclusivamente pero era tal su altura que era imposible. Cambió el cargador con la rapidez de un rayo pensando en que esas balas iban a ser inútiles, cuando escuchó el chillido ensordecedor del monstruo. Tal parecía que estaba furioso. Leon había acertado todos los disparos a la espalda y la cabeza, probablemente le había hecho algún daño. No el suficiente como para detener la carrera que había emprendido para vengarse, claro está.
El gorila tiró un manotazo descomunal en dirección a Leon, que hábilmente se quitó de su camino y volvió a dispararle a la cabeza, más fácil ahora que estaba casi encima de él. Acertó todos, sin los resultados que esperaba: el BOW seguía vivito y coleando, agitando la cabeza como si las balas le hicieran cosquillas. Maldición.
Noiholt desenfundó su escopeta al ver que las balas 9mm eran inútiles y cuando vio a Leon rodando por el suelo para esquivar los golpes del gorila, disparó y consiguió volarle una "mano".
El monstruo dio un alarido de furia ensordeciendo a Leon, que estaba casi debajo de él. Buscó a Noiholt con la mirada y la vio levantándose del suelo, probablemente la fuerza del escopetazo la había hecho perder el equilibrio. Aprovechó la distracción del gorila desgraciado y se paró del suelo con la velocidad de la luz, enfundó la pistola y sacó la Colt Phyton .357 que había encontrado en la armería y le disparó a la cabeza, volándole parte del cráneo. Pedazos de cerebro podrido se dispersaron por el lugar y Leon contuvo una náusea cuando su hedor llegó a él.Qué asco.
Con esa arma podía fácilmente deshacerse de los zombies y cerberus, pero con este monstruo no era así. Chilló, se quejó y comenzó a correr hacia todos lados, destruyendo a su paso postes de luz, basureros, automóviles y lo que encontraba para demostrar así su ira. Sin embargo, no se desplomaba.
– ¡¿Pero por qué no te mueres, bastardo infeliz?! – masculló Leon, entre furioso y desconcertado.
– ¡Voy a dispararle de nuevo! – gritó Noiholt, corriendo hacia él.
– ¡Espera, no te precipites! – trató de detenerla, pero fue inútil.
La alemana apuntó hacia uno de los pies del gorila y disparó intentando destruírselo, como pasó con la mano. Pero no tuvo éxito, porque éste se movió rápidamente y dio un salto fenomenal, quedando en un segundo a varios metros de ellos.
– ¡Dreck, blöder! – maldijo Noiholt, levantándose de nuevo pues el impulso de la escopeta la tiraba al suelo por segunda vez.
– ¡Déjame a mí el trabajo pesado! – le gritó Leon – ¡sólo sírveme de apoyo!
El agente apuntó de nuevo la Colt Phyton .357 y trató de despedazarle la cabeza, sin conseguirlo. El desgraciado fenómeno recibió un nuevo disparo en el cuerpo y no se moría. Recibió otro, y otro, y nada… sólo saltaban pedazos de su cuerpo alrededor, pero él seguía en pie. El muy maldito.
¡Click!
¡Click, click!
El único problema de esa poderosa arma es que, al ser revólver, sólo contaba con 6 balas por ronda. Una clara desventaja contra un enemigo rápido, pero Leon contaba con dañarlo en ese rato… y no lo consiguió. Carajo. No contaba con tiempo suficiente de abrir el bolsillo y poner las balas correspondientes en su lugar sin que lo mataran en el intertanto, y tampoco quería arriesgar a Noiholt aunque confiara en ella. ¿Qué haría?
No alcanzó a pensar en una solución, pues el monstruo se lanzó para golpear a Leon con su puño cerrado. Noiholt descargó su Blacktail en él y fue inútil, eso no lo detendría. El agente se movió con toda la rapidez de que era capaz y esquivó el golpe por milímetros, pero no vio venir el manotón de reversa, que lo mandó lejos en medio segundo.
– ¡Leon! – gritó Noiholt, corriendo hacia él.
El aludido se levantaba penosamente del suelo, con un dolor agudo en el estómago e intensamente mareado, cuando la chica alemana llegó a ayudarlo. Lo alzó con todas sus fuerzas apoyándolo en su hombro, sujetándolo con la mayor suavidad posible de la costilla.
– ¿Cómo te sientes?
– Como si un tractor me hubiera golpeado… – respondió con dificultad – aparte de eso, bien. No tengo costillas rotas de milagro, sólo quedaré magullado. He tenido mucha suerte con ese golpe.
– Ich hatte solche angst… – murmuró la chica, mirándolo directamente a los ojos. Leon habría jurado que veía miedo en ellos. Miedo por él, que a su vez trató de agradecerle por ayudarlo y no pudo, se sentía extraño… no era el golpe, era algo más.
Sin embargo, alguien tenía otros planes para ellos. El gorilón chilló de frustración y comenzó a mutar el brazo donde le faltaba la mano. Se transformó en una extremidad sanguinolenta, con unas garras filosas que no tenía y acto seguido, se giró para matarlos.
Noiholt ni siquiera pensó en lo que iba a hacer… sólo actuó por instinto. Quería defenderlo, no quería que se hiriera por su culpa… por llevarla con él siendo que podía escapar solo fácilmente… todos esos pensamiento pasaron por su mente en una milésima de segundo. Empujó a Leon hacia un lado con toda la fuerza adquirida en años de practicar artes marciales y recibió un tremendo impacto en el costado izquierdo. Cayó al suelo y bajo ella se formó un gran charco de sangre.
– Santa mierda… – Leon se arrastró hacia el cuerpo de la chica definitivamente asustado, por ella. Le tomó el pulso y suspiró, estaba viva. Había que luchar para terminar con el maldito gorila infectado.
Tomó la escopeta de Noiholt y corrió en otra dirección para atraerlo hacia él. Notó que se movía del lugar al punto, intentando evadirlo y planeó una táctica para atraerlo hacia él. Era arriesgado, pero de ser efectiva los salvaría. Si no, igual iba a morir. Era mejor hacer algo.
Bajó el arma y se quedó quieto, esperando que el bicho fuera tras él. Y así fue, pues cuando éste se lanzó de nuevo a matarlo, Leon apuntó más rápido de lo que nunca había logrado en la vida y le disparó directamente al rostro podrido.
El impacto fue tan cerca que el BOW no pudo eludirlo y su cabeza explotó, repartiendo el resto de su cerebro por todo el lugar. Asqueroso.
– Noiholt – murmuró, recordando a la chica. Corrió a examinar la herida y al verla, maldijo. Era muy complicada… pero no fatal. Aunque eso dependía bastante de su fuerza de voluntad. Por lo pronto, debía encontrar un nuevo refugio para curarla.
Hola! :) primero que todo, como siempre, gracias por leerme ^^
Hoy a la pobre Noiholt le tocó duro de nuevo xD cómo irán evolucionando los sentimientos de éstos dos?, tengo tantos plan
Ojos color cielo by mire2006
Summary: El agente especial del gobierno Leon S. Kennedy fue enviado a una ciudad Austriaca donde se reportó un brote del G-virus. Con el corazón aún herido
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2024-10-20
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