El amigo de mi hermano by 00KM

 

 

 

El amigo de mi hermano by 00KM
Summary:

 ¿Qué pasaría si te enamoras de uno de los amigos de tu hermano?

 ¿Qué pasaría si su otro amigo está loco por tí?

 ¿Qué pasaría si tu hermano tiene una aventura con la novia de su mejor amigo?

  Ahora en plan de venganza ese amigo tratará de usar el lado más vulnerable de ese hermano tan celoso... su única hermanita menor.

    Pero un giro inesperado le espera al corazón de este vengador hacia la persona que menos esperaba.


Categories: ORIGINALES Characters: Ninguno
Generos: Romance
Advertencias: Lemon
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 22 Completed: No Word count: 49327 Read: 34838 Published: 12/11/2011 Updated: 07/07/2013
Summary:

 ¿Qué pasaría si te enamoras de uno de los amigos de tu hermano?

 

 ¿Qué pasaría si su otro amigo está loco por tí?

 ¿Qué pasaría si tu hermano tiene una aventura con la novia de su mejor amigo?

  Ahora en plan de venganza ese amigo tratará de usar el lado más vulnerable de ese hermano tan celoso... su única hermanita menor.

    Pero un giro inesperado le espera al corazón de este vengador hacia la persona que menos esperaba.


Categories: ORIGINALES Characters: Ninguno
Generos: Romance
Advertencias: Lemon
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 22 Completed: No Word count: 49327 Read: 34838 Published: 12/11/2011 Updated: 07/07/2013 Capítulo I: Engaño by 00KM

    Era un domingo por la mañana, acababa de levantarme y bajé por las escaleras dirigiéndome hacia la cocina, mis padres iban a jugar golf en un club los domingos por la mañana y regresaban como a las tres de la tarde.


 


 


-          ¡Eso no es justo!- escuché la voz de mi hermano.


 


-          Jajaja tú siempre haces la misma trampa- era la voz de Joshua, uno de los amigos de mi hermano.


 


 


 


-          Buenos días- no me molesté ni en arreglarme el cabello, ellos estaban solos y sabía que ninguno de ellos se voltearía a verme ya que estaban concentrados en su videojuego.


 


 


-          Buenos días- me saludaron sin voltear a verme.


 


 


 


    Mi hermano y yo nos llevábamos tres años, Joshua era su amigo de la infancia, tienen la misma edad y son compañeros, cuando era pequeña estuve ilusionada con él, pero sólo me gustaba físicamente, era un joven lindo, rubio de ojos azules, pero desde hace dos años, mi hermano trajo a casa a un nuevo amigo.


 

 


 


 


    El no venía muy seguido a casa, pero su forma de ser robó mi corazón, pero él me trataba como si yo fuera su hermanita pequeña.


 


 


 


    Entré en la cocina encontrándome con quien no esperaba.


 


 


 


-          Hola pequeña gatita- me saludó, me llamaba así desde que vio una fotografía de mí de una obra escolar en la que me disfracé como una gatita, y también porque dormía casi todo el día.


 


 


-          Ah, hola Marcel.


 


 


-          Me gusta tu peinado- añadió de burla mientras sacaba de la heladera una soda.


 


 


-          Un estilista profesional me lo hizo.


 


 


-          Déjame adivinar, tu almohada.


 


 


-          Sí.


 


 


 


 


    Salió de la cocina mostrándome una sonrisa, di un suspiro frustrada, él me había visto en pijama y completamente despeinada.


 


 


 


    Él era como el hombre casi  perfecto que cualquier mujer desearía tener a su lado, escribía hermosos poemas, tocaba la guitarra y el piano, estaba bien posicionado económicamente, era divertido pero a la vez muy amable, sus bromas normalmente no ofendían a los demás, su cabello castaño claro lacio, esos ojos verdes y esa sonrisa tan gentil. Todo eso se encontraba en un hombre de diecisiete años, su nombre es Marcel Ricaldi, pero tiene un único defecto…


 


 


 


    Siempre sale con mujeres mayores que él, nunca en toda su vida se llegó a fijar en una chica a la que él le pasara de edad, lo que significaba que estaba fuera de mi alcance.


 


 


 


    En ese momento alguien llamó a la puerta, me arreglé más o menos el cabello antes de atender.


 


 


 


-          ¡Marcel!- llamó ella apenas le abrí la puerta entrando en la casa, era una grandísima mal educada, ni siquiera me había dicho buenos días.


 


 


 


    Ella era una compañera de clases de mi hermano, tenía dieciocho años, era una zorra para mí por el simple hecho de ser la novia de Marcel.


 


 


 


-          Vi unos zapatos hermosos y quiero dinero- añadió ella.


 


 


-          ¿Cuánto?- el muy estúpido sacó su billetera.


 


 


-          Unos trescientos dólares, yo pondré de mi dinero lo que falta- hizo una carita de mosquita muerta.


 


 


-          Dime el total.


 


 


-          Cuatrocientos cincuenta- yo ni loca gastaría esa cantidad de dinero para comprarme un par de zapatos.

 


 


 


-          Te doy quinientos- ella se alegró, le dio un apasionado beso.


-     Esta noche ven a mi casa voy a devolverte el favor.


 


 


     Añadió ella con voz seductora, él alzó una ceja, su cara era tan sexy cuando hacía eso, yo quería saber cómo lo hacía, a mí nunca me salió eso de poder levantar sólo un lado de las cejas.


 


 


 


-          ¿Qué haces?- me interrumpió él


 


-          ¿Eh?


 


-          Tu cara- sin darme cuenta había intentado hacer eso con mis cejas, qué idiota era.


 


-          No sé de que hablas- salí de allí apresuradamente.


 


 


 


 


 


    Pasó rápidamente una semana, ese sábado dormiría las horas que quisiera, apagué mi celular para que nadie me molestara, entonces mamá entró a mi cuarto.


 


 


 


-          Vístete.


 


 


-          ¿Cómo?


 


 


-          Te vas con tu hermano a una fiesta.


 


 


-          Mamá, quiero dormir- me quejé.


 


 


-          Tu hermano no puede ir solo, la última vez condujo el auto de vuelta a casa completamente ebrio y se olvidó de abrir el portón para entrar en la casa, la camioneta está como nueva y quiero que eso dure por lo menos por un o dos meses.


 


 


-          Se supone que el mayor cuida del menor, no es justo, ¿por qué tengo que cuidarlo?


 


 


-          Sólo conduce tú de vuelta a casa.


 


 


-          Mamá, no me hagas esto.


 


 


-          Ya lo hice, tienes media hora para prepararte.


 


 


 


    Busqué una vestimenta adecuada en mi armario, me puse una blusa de un color azul metálico que tenía la espalda abierta con una pollera negra que combinaba con los detalles negros de la blusa.


 


 


 


 


    Me hice bucles en las puntas de mi cabello para cambiar un poco de estilo ya que siempre llevaba mi cabello lacio, no me puse un maquillaje tan exagerado, sólo hice resaltar mis largas pestañas y mi mirada.


 


 


 


    En una hora bajé, encontré a mi hermano a punto de fumarse todo un paquete de cigarrillos mientras me esperaba.


 


 


 


 


-          Tardaste demasiado- se quejó.


 


 


-          Cállate que sin mí no irías a ninguna parte.


 


 


 

 


 


    La fiesta era en la enorme casa de Marcel, habían muchos desconocidos, traté de quedarme toda la noche con mi hermano pero en un cerrar y abrir de ojos el desapareció de mi vista.


 


 


 


-          Oh estúpido Lance…


 


 


-          ¿Estás sola?- añadió Joshua, él estaba completamente ebrio.


 


 


-          ¿Acaso no es evidente?


 


 


-          ¿Bailamos?


 


 


 


    ¿Por qué no?... lo conocía de toda la vida, él no era peligroso, aunque nunca había estado a solas con él cuando estaba borracho.


 


 


 


 


    Bailamos más de una pieza, de repente sentí cómo sus manos se deslizaron por mi espalda cruzando el límite.


 


 


 


 


-          Hey, no hagas eso- me quejé, tenía que hacerme respetar.


 


 


-          ¿Qué cosa?- me sopló en la oreja, se me erizó la piel por completo.


 


 


-          Suéltame- me aparté de él con brusquedad, pero al parecer lo empujé con más fuerza de la que él iba a tolerar.


 


 


-          No quieras ponerte violenta ahora conmigo- me agarró del cabello.


 


 


-          Idiota si no me sueltas ahora voy a echarte todos los dientes.


 


 


 


 


    Había aprendido de agresividad desde que me empecé a juntar mucho con los amigos de mi hermano, siempre estuve rodeada más de chicos que de chicas, por eso a veces decía muchas palabrotas o me metía en muchas peleas en el colegio.


 


 


 


 


-          Suelta a mi gatita- escuché en eso la voz de Marcel justo detrás de mí.


 


 


-          Ya la solté- me llevé una mano en la cabeza, me dolía por donde él me había estirado el cabello, pero eso no se quedaría así.


 


 


-          Vamos adentro, ya son las dos de la madrugada, si quieres puedes dormir hasta que tu hermano quiera irse.


 


 


-          Mi héroe- le di un abrazo, me moría de sueño.


 


 


 


 


    Me sentí un poco incómoda cuando él cerró la puerta tras de sí, la casa por dentro era enorme como no aparentaba tanto desde afuera, caminamos por un pasillo.


 


 


 


 


-          ¿Tienes hambre?... si quieres puedo servirte algo.


 


 


-          No hace falta- entonces escuchamos una risita femenina, provenía de la cocina.


 


 


 


    Entramos en la cocina a ver quién era, me quedé congelada, mi hermano se estaba besando con la novia de Marcel.


 


 


 


 


-          ¡Idiota!- lo sé, él tenía todo el derecho de gritar eso, pero él se quedó mudo, fui yo la que reaccionó.


 


 


-          M-Marcel p-puedo explicarlo- mi hermano trató de excusarse, Marcel salió de allí a pasos apresurados dirigiéndose hacia quién sabe dónde.


 


 


 


 


    Yo me quedé mirándolo, mi hermano hizo un intento por seguirlo pero ella le detuvo agarrándole del brazo.


 


 


 


-          Espera a que se tranquilice o sólo empeorarás las cosas- la muy zorra puso sus sucias garras sobre mi hermano y lo volvió a besar, yo no quería seguir quedándome a ver eso, salí de allí.


 


 


 


 


    Me adentré más en la casa, lo encontré en la sala que quedaba después de que el pasillo terminara, él estaba sentado en el living con la mirada perdida en el vacío, yo me senté a su lado, no se me ocurrieron palabras para animarlo, yo era tan mala consolando a la gente.


 


 


 


 


-          ¿Vienes a tratar de consolarme?- su voz estaba completamente cambiada a causa del dolor que sentía en ese momento.


 


 


 


 


    Yo simplemente asentí con la cabeza, se me quedó mirando por un rato, por un momento creí que una lágrima saldría de aquellos hermosos ojos, pero no fue así, se estaba conteniendo, no quería llorar frente a mí, cerró los ojos con fuerza y los dejó así por un momento, entonces los volvió a abrir.


 


 


 


 


    Esbozó una media sonrisa dejándome algo confundida.


 


 


 


 


-          Eres como un ángel, ¿en serio quieres consolarme?


 


 


-          Claro que sí, eres mi amigo.


 


 


 


    Me dolía admitirlo pero era verdad, él sólo era mi amigo.


 


 


 


-          Entonces ayúdame a aliviar este dolor- no esperaba tanta fuerza repentinamente, me empujó haciendo que me acostara en el living.


 


 


 


    Él me miraba a una distancia tan corta, nunca habíamos estado tan cerca uno del otro, él estaba sobre mí contemplándome con esos ojos a punto de llorar.


 


 

End Notes:

¿Qué les pareció el capi? n.n

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¿Qué les pareció el capi? n.n

Regresar al índiceCapítulo II: Día extraño. by 00KM
Author's Notes:

Perdón si tengo errores ortográficos, es que no tuve tiempo de releerlo u.u

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Perdón si tengo errores ortográficos, es que no tuve tiempo de releerlo u.u

 


-          Aléjate de Irene- escuché el grito de mi hermano.


 


-          ¿Celoso?- preguntó Marcel con rabia, entonces pasó algo que no esperaba, él me besó con fuerza.


 


-          ¡Maldito!- mi hermano lo apartó de mí y comenzaron una pelea.


 


 


 


    Ambos golpeaban al otro con devoción, Marcel empujó a mi hermano con fuerza, éste cayó sobre la mesa de vidrio que se rompió en pedazos, tenía que hacer algo o la pelea no pararía.


 


 


 


-          Hey no peleen- me acerqué a ellos pero ninguno me hizo caso, Marcel cayó al suelo cortándose el brazo con los pedazos de vidrio esparcidos por el suelo.


 


-          ¡Que paren les dije!- me puse en medio de ambos y los traté de separar, entonces recibí un puñetazo, no supe de quien fue el golpe ya que fue muy repentino, pero los dos se quedaron inmóviles.


 


-          ¡Idiotas!- no pude contener mis lágrimas, y me dolió bastante el golpe.


 


-          Irene…- mi hermano fue interrumpido por mis garras, le agarré del cuello.


 


-          Siéntate en el living, ahora- le ordené.


 


 


 


    Él obedeció, entonces clavé mi mirada en Marcel, le agarré del cabello, los senté a ambos uno al lado del otro, yo estaba de pie frente a ellos, los dos me miraban algo asustados, Marcel nunca me había visto llorar y mi hermano hacía tiempo que no me veía en ese estado.


 


 


 


-          ¿Qué?- pregunté secándome las lágrimas- ¿acaso no sabían que yo podía llorar?


 


-          Es tu culpa- se señalaron.


 


-          Lance, no puedo creer que hayas sido capaz de hacer eso.


 


-          Sólo iba a ser una aventura, yo no iba en serio con ella.


 


-          Eso no te justifica- Marcel estozó una media sonrisa- y tú- señalé a Marcel con el dedo índice, me temblaba la mano.


 


-          Yo no hice nada malo…


 


-          ¿Ah no?... al percatarte de los celos de mi hermano me besaste, ¿qué crees que soy?


 


-          …- los dos se quedaron en silencio.


 


-          Voy a dejarlos solos para que “conversen”- enfaticé la última palabra- como personas civilizadas, voy a estar esperándote en el auto Lance.


 


 


 


    Me senté en el asiento de conductor, arranqué el auto y prendí la radio, me moría de la rabia, puse el auto en marcha y dejé a mi hermano.


 


 


    Yo ya estaba dormida cuando sentí un frío repentino, alguien me había destapado bruscamente.

 


 


 


-          ¿Qué quieres?- pregunté con frialdad distinguiendo el rostro de Lance en la penumbra de mi habitación.


 


-          ¿Por qué me dejaste?


 


-          Porque se me dio la gana.


 


-          Irene- se sentó a mi lado- no me digas que vas a seguir molesta conmigo.


 


-          Sal de mi habitación, tengo sueño.


 


-          Hice las paces con Marcel.


 


-          …


 


-          Sólo te cuento para que lo sepas, no quiero que te sorprendas si lo ves en casa mañana.


 


-          …- seguí sin decir una sola palabra.


 


-          Buenas noches.


 


 


 


    Al día siguiente, mis padres salieron como todos los domingos, vi a mi hermano en el living junto con Marcel y Joshua, era raro que ninguno de ellos estuviera jugando videojuegos, ellos sólo estaban conversando.


 


 


    Pasé de largo ignorándolos, estaba molesta con los tres.


 


 


-          Perdón- dijeron los tres a la par al verme pasar.


 


-          ¿A qué se debe esto?- pregunté sarcástica girándome hacia donde estaban ellos.


 


-          Yo te falte el respeto anoche, no sé en qué estaba pensando- Joshua se oía sincero y la verdad era que nunca antes eso había ocurrido.


 


-          ¿Quieres ayudarme en la cocina?- le pregunté.


 


-          Cómo no- se puso de pie, ignoré completamente a los otros dos.


 


 


    Él se sentó sobre el mueble de cocina y me observó sacar los ingredientes.


 


 


-          Si quieres yo puedo cocinar por ti- bueno, ahora sí que el día se estaba pasado de raro.


 


-          ¿Tú sabes cocinar?


 


-          Vivo con cinco mujeres, afortunadamente no soy gay- bromeó.


 


-          Y… ¿qué cocinarás?


 


-          Es una sorpresa.


 


 


    Joshua no era mala persona aunque normalmente era muy serio, vivía con su madre y sus cuatro hermanas.


 


 


-          Ellos están arrepentidos- añadió entonces.


 


-          Por favor no hablemos de eso ahora.


 


-          ¿Entonces de qué quieres hablar?


 


-          ¿Qué cocinas?- volví a preguntar, él sólo sonrió.


 


-          Ya te lo dije, es una sorpresa.


 


 


    Miré con interés cada detalle de lo que hacía, me moría de curiosidad.

 


 


 


 


-          Eres muy cruel, juegas con mis sentimientos- murmuré.


 


-          ¿Quieres saber lo que estoy cocinando?- yo asentí con la cabeza- sinceramente no tengo ni idea, sólo trato de impresionarte.


 


-          ¿Impresionarme?... ¿por qué?


 


-          Porque me gustas mucho.


 


-          Tu también, no sólo eres el amigo de Lance, también te considero mi mejor amigo, te conozco desde que éramos niños- le robé una rodaja de tomate.


 


 


 


    Fue una conversación muy fraternal, el guiso estuvo más delicioso de lo que yo y Joshua esperábamos.


 


 


-          ¿De verdad no sabías lo que hacías?... te quedó muy delicioso.


 


-          Gracias- se sonrojó.


 


 


    Marcel y Lance estaban muy callados, después de un largo rato finalmente Lance habló.


 


 


-          Joshua, deja de coquetear con mi hermana.


 


-          ¿Cómo?- pregunté algo confundida, ¿él estaba coqueteando conmigo?


 


-          No le hagas caso, se está imaginando cosas- añadió Joshua.


 


 


 


    Lance y Joshua fueron a jugar videojuegos, ya sería raro que no jugaran, Marcel me ayudó a juntar los cubiertos.


 


 


 


-          Déjalos ahí, yo voy a lavarlos- le ordené.


 


-          Yo lo hago- ¿qué pasaba hoy con ellos?, repentinamente uno por uno me estaba ayudando en la cocina.


 


-          Esta herida…- le estiré el brazo sin darme cuenta- es profunda, ¿es de ayer?


 


-          Sí, pero ya está bien.


 


-          Lamento por… casi haberte dejado calvo.


 


-          Ah, la gatita resultó tener mucha fuerza- se puso una mano en la cabeza recordando lo ocurrido.


 


-          No actué muy prudentemente…


 


-          ¿Lloraste porque tu hermano y yo peleábamos o porque te besé sin sentir nada por ti?


 


-          Me molestó lo del beso, pero lloré porque estaban peleando-mentí.


 


-          Si alguna vez vuelvo a besarte, prometo que será con amor.


 


 


 


    Me dio un abrazo, su respiración estaba cerca de mi cuello, sus labios se posaron allí, fueron subiendo hasta mi oreja, sentí una sabe mordida.


 


 


 


-          M-Marcel, basta…


 


-          Admito que desde ayer me has empezado a gustar- me susurró al oído- no como amiga, sino como mujer.

 


 


 


    Se apartó de mí, clavó su mirada en la mía, mi corazón latía aceleradamente, entonces me dejó sola y sin entender bien lo que acababa de pasar, se suponía que él estaba fuera de mi alcance, ¿acaso ya no era así?


 


 

Regresar al índiceCapítulo III: "Enseñándome de química o sólo química" by 00KM
Author's Notes:

Esta es la primera parte del cap, la segunda parte será narrada por Marcel, perdón por la tardanza pero tendrán su recompensa con el próximo cap que no tardaré en subir, gracias por leer y por los comentarios n.n

Author's Notes:

Esta es la primera parte del cap, la segunda parte será narrada por Marcel, perdón por la tardanza pero tendrán su recompensa con el próximo cap que no tardaré en subir, gracias por leer y por los comentarios n.n

 


    Había tenido un pésimo día, mamá fue al colegio a preguntar por mis últimos rendimientos y se enteró de lo que yo no quería.


 


 


-          ¿Falsificaste mi firma?- me preguntó histérica frente a todos, era salida y me estaba esperando en la entrada recostada por el auto.


 


-          No querías que me regañaras por mi bajo rendimiento en esa materia.


 


-          Te empiezas a parecer a tu hermano.


 


-          Él y yo no tenemos nada en común- señalé a mi hermano que estaba rodeado de chicas de primer año, él era como el centro de atención al igual que Joshua, a Marcel casi nadie se le acercaba ya que él siempre rechazaba las confesiones.


 


-          Voy a tener que conseguirte un tutor.


 


-          No hace falta, estudiaré sola como siempre.


 


-          Y sacarás la misma calificación, ¡OH allí está Mirna!


 


-          ¡Ni se te ocurra pedirle a ella que me enseñe!


 


-          ¿Por qué?... ¿no eran mejores amigas en primaria?


 


-          Lo éramos, ahora ella sólo habla de sus novios y cosas superficiales de chicas.


 


-          También eres una chica


 


-          Pero no de esa clase de mujeres fáciles, yo tengo dignidad


 


-          No seas mala, no pudo haber cambiado tanto- levantó la mano para saludarla pero afortunadamente ella ignoró a mamá por completo.


 


-          Te lo dije


 


-          Buenos días señora- saludó Marcel, nuevamente él venía a rescatarme de las garras de mamá queriéndome hacer estudiar.


 


-          Hola querido.


 


-          Es raro verla por aquí señora.


 


-          He venido a ver los resultados de mis hijos


 


-          Ah ya, Irene siempre ha sido buena alumna

 


 


-          Reprobó química


 


-          ¡Mamá!- me quejé, me estaba avergonzando y justo frente a él.


 


-          Si quiere señora yo puedo darle clases a Irene, con Lance no me comprometo- soltó una risita.


 


-          No sé cómo Lance siempre se las ingenia para pasar- añadió mamá- ella es la que me preocupa.


 


 


               


         Y mi sentencia empezó justo esa tarde.


 


-          Nada de celulares e Internet- mamá me sacó todo lo valioso que yo poseía.


 


-          P-pero…


 


-          Si te quejas te saco la radio.


 


-          …- me rendí


 


-          Así me gusta.


 


 


     Pasaron las horas y finalmente oí un portazo, escuché a alguien subir por las escaleras y entonces alguien llamó a mi puerta.


 


-          Adelante.


 


-          Perdón, me retrasé un poco.


 


-          ¿hacías algo importante?- sabía la respuesta, nueva novia, en este caso era un nuevo juguete por despecho, olía tan bien, vestía una camisa azul marino y unos pantalones negros, por el cuello de la camisa se distinguía una mancha de colorete color bordó.


 


-          No- mentiroso­_ pensé.


 


-          ¿Qué están dando?- hojeó mi cuaderno, me mostró una media sonrisa- ¿te gusto?


 


-          ¿C-cómo?


 


 


    Me mostró la última hoja de mi cuaderno, en ella escribí su nombre completo y al lado un corazón.


 


-          N-no es mi letra- le arrebaté instantáneamente mi cuaderno.


 


-          Está incompleto- añadió pasando por alto nuestra conversación anterior.


 


-          Te diste cuenta- murmuré entre dientes.


 


-          Pásame tu libro- obedecí.


 


 


Se vía tan sexy con esa expresión pensativa en su rostro.


 


-          Empecemos por lo que no entiendes.


 


-          No entiendo nada.


 


-          ¿Cómo es eso posible en ti?


 


-          Mi mente está bloqueada, me aburre tanto esa materia, cuando el profesor explica pienso en…- me detuve al percatarme que casi metí la pata.


 


-          ¿En qué?


 


-          En ti- no iba a decírselo, sólo pensé eso.


 


-          En cualquier otra cosa- respondí después de un rato.


 

 


-           Me pone triste.


 


-          ¿Eh?- se acercó a mí.


 


-          Yo quiero que cuando te distraigas sea porque estás pensando en mi- pues eso era lo que pasaba conmigo.


 


-          Ya deja de jugar Marcel.


 


-          No estoy jugando- me hablaba de tan cerca que podía sentir su respiración en mi rostro. Olla express a presion


 


 


-          ¡Hola qué tal!- la puerta se abrió repentinamente, era Joshua.


 


-          ¿Acaso no tienes casa?- preguntó Marcel molesto.


 


-          Lo mismo te pregunto a ti- se miraron algo desafiantes por un rato.


 


-          Tengo hambre- murmuró entonces Joshua cerrando la puerta- ¿Lance tienes algo dulce en el refrigerador?-  se oían sus gritos cada vez más lejos.


 


 


   Joshua amaba las cosas dulces, entonces pensé en algo, ¡rayos! ¡qué descuido de mi parte!


 


-          Em Marcel, ¿tienes hambre? Voy a traerte algo para comer.


 


-          No hace falta que te tomes la molestia…- me agarró del brazo observándome con una de esas miradas que matan a las mujeres.


 


-          Insisto- me zafé de su agarre- ¿Algo especial que quieras?


 


    Entonces me volvió a agarrar con más fuerza, me estiró haciendo que mi cuerpo se pegara al suyo.


 


- ¿Algo especial que quiera comer?- me dio un fuerte empujón, mi espalda sintió algo suave- A ti… ¿Tu cuentas como respuesta verdad? – estaba sobre mi, por segunda vez.

End Notes:

Otra vez gracias por leerme y comentar, me hacen muy feliz n.n

¿Qué les pareció el capi?

End Notes:

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¿Qué les pareció el capi?

Regresar al índiceCapítulo IV: Marcel Versión I by 00KM

 


    Tenía allí a mi mejor amiga, cerró los ojos con fuerza esperando que le hiciera algo, posé mis labios en su oreja.


 


-          Consuélame- le susurré antes de morder suavemente su oreja, parecía contenerse.


 


-          ¡Esta no es la forma de consolarte!- me empujó apartándome de ella.


 


 


    ¿Qué me había hecho pensar que sería fácil?... ella era diferente, no se me entregaría con facilidad y menos sabiendo que sólo era un juego para mí, pero ¿un juego?... empezó siendo un juego, hacer sufrir al adorado tesoro de mi amigo traidor, pero al verla tan indefensa ante mis ojos hacía que me sintiera como el malo de la película.


 


 


    Ya estaba en el juego, no podía dar marcha atrás, me volví a acercar a ella.


 


 


-          ¿Entonces cómo?- le tenté estando a milímetros de sus labios, tantos que cuando hablé mis labios rozaban con los suyos.

 


 


 


    Ella miró para otro costado para no tener que verme a la cara.


 


 


-          Contaré hasta tres y si no sales aplastaré a tus amiguitos con una patada- como siempre optando por la agresividad, me reí mientras me ponía de pie.


 


 


    Ella hizo lo mismo dando un suspiro.


 


 


-          Ven- me tomó sorpresivamente de la mano- vamos a despejar tu mente un rato.


 


 


    Caminamos por las calles hasta llegar a un parque, ella se sentó en un columpio.


 


 


-          Quiero a mi amigo de vuelta- me miraba con una expresión suplicante, me senté a su lado.


 


-          Perdón por lo de hace rato, no debí…


 


-          ¿Con cuántas más?- su pregunta interrumpió mis palabras.


 


-          ¿Qué cosa?


 


-          ¿Con cuántas más estás jugando ahora?


 


-          No sé, dos o tres…


 


-          Ella jugaba contigo y ahora tú piensas volverte igual que ella…


 


-          Irene no es que…


 


-          Marcel, estoy empezando a odiarte.


 


 


    Sus últimas palabras me llegaron de sorpresa, si creía que después de todo lo sucedido ya no podría volver a sentir dolor en mi pecho, estaba equivocado.


 


 


-          ¿Por qué?- ella ni siquiera me estaba mirando, pude adivinar su respuesta, se había dado cuenta de que sólo era un juego para mí.


 


    No podía perderla, ella era muy importante y además no tendría lo que quería si ella me comenzaba a odiar.


 


-          Perdón, te prometo que volveré a ser el de antes.


 


    Me miró con el rabillo del ojo, entonces vi cómo en sus labios se dibujaba una pequeña sonrisa.


 


    Era increíble, tanta inocencia y tanta confianza, por un momento quise dejar las cosas como estaban y no romper ese corazón que vale oro.


 


-          Espérame aquí- me puse de pie y me dirigí a una tienda de dulces, tenía que estar a solas con mis pensamientos por un momento y elaborar un nuevo plan.


 


 


      ¡Idiota!- me dije a mí mismo, nunca me había puesto a analizar bien ese tema, era probable que ella ya estuviera enamorada de mí y yo lo había arruinado, ¿qué amiga se quedaría a tu lado después de todo lo que ya le había hecho?... cualquier amiga no, sólo una que en serio te quiera o que esté enamorada de ti.


 


 


    Volví hasta donde ella se encontraba, estaba dando giros en el columpio como una niña pequeña, pero en su rostro había una expresión aburrida.

 


 


 


-          Lamento hacerte esperar, ¿quieres?- le compré un algodón de azúcar.


 


-          Gracias- sus mejillas se tornaron un poco más rozagantes, tenía la mirada en el suelo, ya tenía el plan perfecto elaborado en mi cabeza.


 


-          ¿Qué vas a hacer mañana?


 


-          Estudiar supongo.


 


-          Después del examen, ¿quieres salir conmigo?


 


-          Por mi no hay problema, le avisaré a mi hermano y a…


 


-          Solos- le interrumpí, ella finalmente alzó la mirada.


 


 


 


    Tenía que admitirlo, tenía unos enormes ojos pero eran hermosos y tenían un brillo sin igual, su cara era tan fina y hermosa, tenía una nariz perfecta que ni una cirugía sería capaz de hacer, unos labios bien rojos y que con solo mirarlos me dieran ganas de besarla.


 


 


 


-          ¿A dónde?


 


-          Donde tú quieras.


 


 


-          ¿Al  acuario?- se encendió su mirada, parecía una niña emocionada.


 


-          Por mí no hay problema.


 


 


 


    Me dio un abrazo, caminamos de vuelta hasta su casa, le enseñé un poco y después me fui.


 


 


 


    Estaba cansado, pero no me quejaba de la noche que había tenido, ella era como una hermana menor para mí, frente a casa vi a una figura femenina esperándome.


 


 


 


-          ¿Dónde estabas?


 


-          Salí un rato a la casa de un amigo.


 


-          Marcel, estoy aburrida- esbocé una sonrisa, sabía a qué se estaba refiriendo.


 


-          ¿Con tenerme toda la tarde no te bastó?


 


-          Nos quedamos sin concluir algo ya que tenías que ir a enseñar a “una amiga”- hizo énfasis a esas dos últimas palabras.


 


-          ¿Quieres continuar desde donde nos quedamos?


 


 


    Ella se acercó a mí, me besó, yo sólo era su pasatiempo al igual que ella para mí, hice pasar a la pelirroja en mi casa, mis padres casi nunca estaban y si estuvieran les importaría poco y nada lo que yo estuviera haciendo, siempre fue así.


 


 


    Me quedé dormido mientras ella se tomaba una ducha, esa mañana, sentí repentinamente su cuerpo sobre el mío.


 


 


-          Buenos días- tenía que admitir que tenía una figura excelente, pero con ella me sentía vacío.


 


-          ¿Cómo amaneciste preciosa?- le di un beso, después mis labios se deslizaron por su cuello terminando en su hombro, entonces volvieron a subir hasta llegar a su oreja izquierda- Es una lástima tener que dejarte, pero tengo que ir al instituto.

 


 


 


-          ¿Tienes que irte hoy?- acarició mi miembro con su zona íntima, en mi vida había tenido ya a tantas mujeres fáciles como ella que me causaban risa.


 


-          ¿Quieres que me quede?- deslicé mis manos en su espalda, entonces en un movimiento hice que ella quedara abajo y yo arriba.


 


-          ¿Acaso no es obvia la respuesta?- como dije antes, mujeres como ella sólo me causaban risa.


 


-          Mejor vete ya a tu casa, me estorbas- me puse de pie.


 


-          ¡Marcel!- me gritaba desde mi cuarto, yo entré en el baño y me di una ducha- ¡Marcel!- estaba golpeando la puerta del baño, yo había cerrado la puerta con llave para evitar una o dos cachetadas.


 


 


    Salí del baño ya vestido, ella seguía en el pasillo enfadada.


 


 


-          Tengo otras cosas que hacer- añadí pasando de largo.


 


-          ¡Marcel! ¡si crees que puedes utilizarme a tu antojo y tirarme cuando se te dé la gana estás muy equivocado!


 


 


    Al fin se largó, sus gritos me aturdían, entré en la cocina a buscar mi desayuno, encontré a mi madre sentada junto a la mesa con los brazos cruzados.


 


 


-          Hola ma- saludé mientras abría el refrigerador.


 


-          ¡Otra vez en las mismas!- di un suspiro, me esperaba un largo sermón.


 


-          No fue tanto como la última vez- traté de defenderme.


 


-          ¿Cuándo vas a tener una relación estable?


 


-          Te recuerdo que tuve una.


 


-          Ella sólo te quería porque le dabas dinero.


 


-          Mamá, no estoy de humor ahora.


 


-          Marcel, ¿por qué no buscas a una de tu edad?


 


-          ¿Desde cuándo te importo?


 


-          El hecho de que no tenga tiempo para ti no significa que no me importes.


 


-          No sabes cómo se siente estar solo en esta casa sin recibir una muestra de atención o cariño.


 


-          …- ella sólo se quedó en silencio, perdí el apetito.


 


-          Me voy.


 


 


    Los días pasaron muy rápido, yo estaba sumergido en mis pensamientos cuando de repente escucho su voz.


 


 


-          ¡Marcel!- me volví  hacia ella.


 


 


    Irene me gritó desde l otro campus, estaba corriendo hacia mí con una hoja en su mano, no pude evitar reírme cuando tropezó y cayó en el pasto, volvió a pararse y a seguir corriendo.

 


 


 


-          ¡Te amo!- esa frase me dejó impresionado, me dio un fuerte abrazo.


 


-          ¿I-Irene?- ella se apartó de mí y clavó sus hermosos ojos en los míos.


 


-          Ah, no lo mal interpretes, lo digo de cariño, de emoción, no hablo de…- empezó a tartamudear. A pesar de que no me explicaba bien las cosas pude entender lo que trataba de decirme, no era un “te amo”


 


-          ¿Se puede saber qué es lo que tanto te emociona?


 


-          Hice, total de puntos- me mostró la hoja.


 


-          Mas te vale, te tuve mucha paciencia- bromeé, me gustaba esa sensación de calidez cuando estaba con ella.


 


-          Ahora cumple con tu palabra- me recordó.


 


-          Claro que sí, aunque aún si hubieras rendido pésimo este examen hubiera querido salir contigo, nadie puede resistirse a la carta adorable de esta gatita.


 


-          Em… sí- miró al suelo, sus mejillas se encendieron, Agh ¿siempre había sido tan adorable?


 


-          Este sábado pasaré a buscarte a las dos.


 


-          ¿Un sábado?- frunció el seño.


 


-          ¿Qué pasa?


 


-          Normalmente los sábados ya sabes… te diviertes con tus amigas especiales.


 


-          No tengo amigas especiales por el momento- si fuera pinocho mi nariz la estaría tan larga que si alzara la vista la punta llegaría a tocar el sol.


 


 


    Sonreí al verla alejarse,  ella estaba comiendo en la palma de mi mano.


 


 


-          Lance, voy a vengarme, tu adorada hermanita va a sufrir- pensé, pero yo… ¿quería hacer sufrir a Irene?


 


 


    El sábado pasé a buscarla en su casa, Joshua me miraba con recelo, Lance no me sacaba la vista de encima.


 


 


-          Ya estoy- se acercó  a mí con una deslumbrante sonrisa.


 


 


    Vestía un short de jean y una blusa azul, su cabello lacio y negro estaba recogido como una cola de caballo.


 


 


-          Vamos- noté la mirada asesina de esos dos, yo les mostré una sonrisa divertida antes de salir de la casa con Irene.


 


 

End Notes:

¿Qué les pareció el capi eh?

End Notes:

¿Qué les pareció el capi eh?

Regresar al índiceCapítulo V: Un día juntos by 00KM
Author's Notes:

Bueno, prepárense para los pre-infartos  antes de empezar a leer el capítulo n.n

Author's Notes:

Bueno, prepárense para los pre-infartos  antes de empezar a leer el capítulo n.n

 

 


     Me alegraba que Marcel haya vuelto a ser como era antes, no me gustaba que me estuviera acosando como un depravado pervertido.


 


    Su forma de ser tan dulce pero simpática volvió a robarse mi corazón, y al parecer estaba ya un poco recuperado por lo de su ex novia.


 


-          Hubiésemos traído a Lance y a Joshua- murmuró poniendo ambas manos en la nuca.


 


-          ¿Te aburre estar sólo conmigo?- pensé en voz alta, él me miró algo preocupado por mi reacción.


 


-          No, todo lo contrario, adoro tu compañía gatita- me mostró una sonrisa.


 


 


    Fuimos a ver el espectáculo de unos delfines, recorrimos todo el acuario haciéndonos bromas y recordando experiencias graciosas.


 


 


-          Eso sí fue estúpido- añadí sonrojándome completamente.


 


-          Fue tierno- estábamos recordando cómo arruiné el cabello de la primera novia de mi hermano, estaba muy celosa.


 


 


    Íbamos saliendo cuando nos cruzamos con dos tipos, me parecían conocidos, quizás eran del instituto, ellos clavaron su mirada en mí.


 


 


-          Estás hermosa Irene- habló el pelirrojo, ¿lo conocía?- ¿me das tu número?


 


-          Um… ¿nos conocemos?- traté de no sonar muy arrogante.


 


-          Soy Peter preciosa- tomó mi mano y la besó.


 


 


 


-          Si quieren ligar con alguien mejor sigan caminando, ella ya tiene compañía- escuché a un molesto Marcel mientras me rodeaba la cintura con un brazo y me apoyaba más a él.


 


 


    Ellos sólo miraron mal a mi acompañante y siguieron caminando, me sentía un poco nerviosa, mi corazón latía muy aceleradamente, Marcel aún no me soltaba.


 


 


-          Mm Marcel…


 


-          Ah, perdón- me soltó casi al instante.


 


-          No hacía falta que hicieras lo que hiciste.


 


-          Entonces ve, corre junto a ellos- señaló la entrada del acuario, me sorprendió que él reaccionara de esa manera por lo que había dicho.


 


-          ¿Cómo?- pregunté incrédula.


 


-          Olvídalo- bufó mirando a otro lado- ¿quieres ir a almorzar en casa?


 


-          ¿E-en tu casa?-  eso nunca antes había ido en la casa de un hombre sin mi hermano.


 


-          ¿Por qué no?- se encogió de hombros hundiendo sus manos en sus bolsillos.


 


-          Pues… ok- me volvió a mostrar una sonrisa.


 


 

 


    La escena era casi repetida (primer capítulo) cerró la puerta tras de sí y caminamos por el pasillo, yo me sentía un poco nerviosa, estar con Marcel, a solas…


 


 


-          Bienvenido de vuelta joven- una sirvienta se inclinó al verlo.


   



    Di un suspiro de alivio, era de día, las sirvientas estaban allí, aunque sabía perfectamente que sus padres casi nunca estaban.


 


 


    Entramos en el comedor que estaba rodeado de vidrio y una puerta corrediza del mismo material, era hermoso.


 


 


-          Marcel- se oyó una voz femenina, alguien ya estaba sentada allí leyendo un periódico- cuantas veces voy a decirte que no traigas a mujerzuelas en la…- una vez que bajó el periódico para verme, se quedó sin palabras.


 


-          Mamá, ella no es ninguna mujerzuela- añadió alzando la voz, si yo trataba así a mi madre de seguro que me ganaba una bofetada.


 


-          P-perdón, ¿te he visto en alguna parte?- preguntó dulcemente dejando el periódico sobre la mesa y mirándome con interés.


 


-          Soy Irene, quizás no me conozca, pero sí a mi hermano Lance- extendí mi mano al presentarme.


 


-          Oh, no sabía que Lance tenía una hermana, eres hermosa- me pasó la mano- ¿nueva novia?- preguntó entusiasmada mirando a su hijo.


 


-          No, sólo es una amiga.


 


 


    Me miró interrogándome con la mirada.


 


 


-          A-así es señora, sólo somos amigos- le mostré una sonrisa nerviosa.


 


-          Bueno- ella dio un suspiro resignada, entonces hizo sonar una campanilla- ¡Alba!... ¡el almuerzo querida!


 


-          Sí señora- entró una sirvienta diferente, esta con más edad con una bandeja en la mano.


 


 


    Me sentía incómoda, su madre me examinaba detalladamente como si esperara algo de mí, Marcel sólo miraba su plato como si no se percatara de mi incomodidad.


 


 


-          ¿Cuántos años tienes?- preguntó interesada su madre.


 


-          Dieciséis.


 


-          Un año menor que mi hijo, ¿tienes algún interés por él?- preguntó tan directamente que hizo que me atragantara con mi comida.


 


-          Mamá- gruñó Marcel.


 


-          Sólo era curiosidad- se defendió mostrando una inocente sonrisa.


 


 


    Entonces se puso de pie.


 


 


-          Tengo que ir a trabajar, que se diviertan- me mostró una gentil sonrisa y salió de ahí haciendo que se escuchara el sonido de sus enormes tacones por el piso.


 


-          ¿Siempre estás muy solo?- lo sé, una pregunta muy estúpida, ya sabía la respuesta.

 


 


-          Sí, es por eso que voy mucho a tu casa, quiero mostrarte algo que aún no viste- añadió poniéndose de pie, yo ya había terminado de comer y lo seguí.


 


 


    Subimos al tercer piso, abrió la puerta mostrándome… ¿su cuarto?


 


 


    Estaba muy ordenado para ser la habitación de un hombre, pero no podía comparar a Marcel con Lance, Marcel definitivamente estaba a otro nivel, habían tres puertas más, una de vidrio que al parecer te llevaba al balcón, otra que estaba abierta mostrando su lujoso baño con detalles de Mármol y cristales, con un enorme jacuzzi adentro, me quedé boqui abierta, pero entonces abrió la tercera puerta.


 


 


-          Te oí decir una vez que amabas el piano.


 


 


    Me quedé maravillada, entré tras él en ese enorme salón color blanco y dorado, el suelo estaba alfombrado, él se sacó los zapatos, yo lo imité, su alfombrado era como una obra de arte con dibujos y hermosas combinaciones de colores, y además de eso era muy suave.


 


 


    Estaba tan distraída viendo el suelo que tropecé con algo.


 


 


-          ¡Ou!- caí al otro lado de la sillita, él soltó una risita.


 


-          ¿Estás bien?- reaccionó tardíamente cuando ya me acababa de poner de pie.


 


-          Sí, esto se queda entre nosotros- lo miré de una manera amenazante, pero al parecer le pareció graciosa.


 


-          Eres muy distraída- se sentó haciendo un gesto para que me sentara a su lado.


 


 


    Empezó a tocar una melodía, pero la dejó a medias clavando su mirada en mí.


 


 


-          ¿Quieres tocar algo?


 


-          N-no sé tocar el piano.


 


-          Te enseño- se puso de pie y se paró justo detrás de mí.


 


 


    Su rostro estaba al lado del mío y me empezó a hablar con su dulce voz cerca del oído.


 


 


    Su mano rozaba con la mía a cada momento, su risa hacía que me estremeciera, y tenerlo tan cerca hacía que se me erizara la piel.


 


 


-          Me gusta tu perfume- añadió entonces haciendo que mis manos me empezaran a temblar.


 


 


    Sentí su respiración por mi cuello, me sonrojé completamente.


 


 


-          G-gracias.


 


-          No sé qué es lo que tienes o lo que haces, pero cuando estoy contigo siento que mi corazón se me va a Salir del pecho.


 


 


    ¿Eso era una declaración?... no, quizás sólo era un cumplido o una broma, él siempre se fijaba en mujeres mayores que él, y una chica tan desastrosa como yo no podía ser la excepción.

 


 


 


-          Marcel- me volví hacia él, pero antes de que lo viera me aprisionó entre sus brazos.


-          No quiero que me veas así- demasiado tarde, nos estábamos reflejando en un espejo, noté sus mejillas más rozagantes de lo normal.


 


-          Marcel- su piel estaba cálida, demasiado para mi gusto.


 


-          Aún no…


 


 


    Lo ignoré completamente girándome hacia él, apoyé mi frente contra la suya, estaba caliente (de las dos formas) ya ya ya ya ya, ¡quítate esos pensamientos pervertidos de la cabeza Irene!


 


 


    Su rostro se sonrojó un poco más, pero si lo comparabas con el mío, sin duda había una gran diferencia.


 


 


-          Tienes fiebre...- sus dientes castañeaban, ¿cómo no lo había notado antes?


 


 


    Lo llevé hasta hacerlo acostar en su enorme cama.


 


 


-          Voy a llamar a una de tus sirvientas para que te atienda mejor- añadí volviendo a tocar su frente y luego la mía.


 


-          No- me estiró del brazo sorpresivamente haciendo que me cayera a su lado.


 


-          Pero…


 


-          La única atención que necesito es la tuya.


 


 

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Marcel Prov.


 


-          La única atención que necesito es la tuya- se sonrojó un poco y desvió la mirada de mí.


 


 


    Yo la abracé como si fuera un peluche, sentí cómo sus músculos se tensaron completamente, ¿qué rayos estaba haciendo?


 


 


    La solté después de un rato.


 


 


-          Llama a Alba por favor.


 


-          Ok.


 


 


    Al poco rato regresó, pero no con Alba, sino con Yeni, ella se sentó a mi lado mostrando sus piernas, usaba una falda tan corta, no entendía por qué mamá la dejaba vestirse de esa forma.


 


 


-          Tienes algo de fiebre- alzó el teléfono y discó un número que sabía de memoria.


 


 


    Yo me enfermaba con facilidad, además de eso era alérgico al polvo.


 


 


-          Tiene algo de fiebre- Yeni buscó en mi cajón y abrió una tableta, diablos…


 


-          No te estuviste tomando tus medicamentos- añadió ella casi regañándome.


 


-          Olvidé tomarlo unas cuantas veces…


 

 


-          Quiere hablar contigo- me pasó el teléfono, tuve que sentarme en la orilla de la cama para que el cable alcanzara.


 


 


    Sabía que me regañaría, pero tenía que afrontar las cosas de frente.


 


 


-          Hola Doc.


 


-          ¡Otra vez no estuviste tomando tus medicamentos!


 


-          Sólo unas dos o tres veces- mentí, llevaba como un mes así.


 


-          ¿Y las vitaminas?


 


-          Em… sí, las estoy tomando.


 


-          ¡Mentiroso!


 


-          Mm… puede que se me hayan acabado la semana pasada y olvidé comprarlas.


 


-          Es por eso que tus defensas están por el suelo otra vez…


 


-          Sólo fue el resfriado que no se me curó bien.


 


-          Te dije que por más de que los síntomas ya no aparecieran que te siguieras medicando hasta terminar las tabletas.


 


-          No voy a morir ni nada por el estilo por no terminarme las tabletas Doc.


 


-          ¿Quieres una neumonía?


 


-          No, eso suena feo…


 


-          Un resfriado mal curado puede volverse una bronquitis, neumonía, pulmonía e incluso bronconeumonía.


 


-          Sólo dígame que me tomo…


 


 


    Le pasé el teléfono a Yeni para que anotara los nombres extraños de los remedios y también para ahorrarme el estrés, ese tipo me regañaba como si yo fuera su hijo.


 


 


    Vi una expresión preocupada delante de mí.


 


 


-          Estoy bien- le aseguré mostrándole una falsa sonrisa.


 


 


    Al parecer no la convencí, habló con Yeni afuera y al rato volvió con un trapo húmedo y lo puso en mi frente.


 


 


-          Eres como un niño mal criado- no me estaba regañando pero tenía el seño fruncido.


 


 


    Me volví a sentar para quedarme a su altura.


 


 


-          Ya no soy un niño.


 


-          Eres como un niño.


 


-          ¿Te demuestro que ya no lo soy?- me acerqué peligrosamente a ella, me detuve a unos centímetros de sus labios, seguía con mi cuadro gripal y no quería contagiarla, le besé en cuello.


 


 


    Entonces vi a una Irene completamente sonrojada.


 


 


-          Algún día pensarás de mí todo lo contrario, ahora mejor vete a tu casa, no quiero que mi pequeña gatita se contagie- le acaricié la cabeza.


 


 


 


    Pasó el día, me sentía solo y aburrido, prendí el televisor pero todo me resultó aburrido, la hora parecía no correr.


 


 


    Así pasé el domingo, lunes, martes… y sólo recibí una visita, era Irene, después nadie me visitó, Lance no lo haría porque no querría contagiarse y Joshua quizás esté enojado conmigo, después de todo yo había conseguido lo que él nunca pudo conseguir, una cita con Irene.


 


 


 


    Estar acostado sin hacer nada me ayudó a reflexionar, a Irene no la conocía mucho, pero la había visto crecer en este corto tiempo que la conocí, ella siempre fue amable conmigo, atenta, divertida, con ella me sentía feliz, era como mi ángel de la guarda, siempre estaba ahí para mí

El amigo de mi hermano by 00KM

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 ¿Qué pasaría si te enamoras de uno de los amigos de tu hermano? El amigo de mi hermano by 00KMSummary: El amigo de mi hermano by 00KMSummary:

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2024-10-19

 

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