Baila Sin Parar by YuuenPh

 

 

 

Baila Sin Parar by YuuenPh
Summary:

Las noches, los tragos, un bar... Pero únicamente un par de ojos los que incitan a volver hasta que pueda apoderarse de ellos y de paso... de ella... 


Categories: ORIGINALES, YU-GI-OH Characters: Ninguno
Generos: Romance
Advertencias: Lemon
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 1 Completed: No Word count: 1975 Read: 280 Published: 06/02/2013 Updated: 06/02/2013
Summary:

Las noches, los tragos, un bar... Pero únicamente un par de ojos los que incitan a volver hasta que pueda apoderarse de ellos y de paso... de ella... 

 


Categories: ORIGINALES, YU-GI-OH Characters: Ninguno
Generos: Romance
Advertencias: Lemon
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 1 Completed: No Word count: 1975 Read: 280 Published: 06/02/2013 Updated: 06/02/2013
Story Notes:

Inspirada en la Canción de mi grupo Favorito JotDog "Baila Sin Parar"

Esta historia la escribi el año pasado, espero sea de su agrado.

Story Notes:

Inspirada en la Canción de mi grupo Favorito JotDog "Baila Sin Parar"

Esta historia la escribi el año pasado, espero sea de su agrado.

Capítulo 1: Ojos así... by YuuenPh
Author's Notes:

Espero sea de su agrado.

Este capitulo es corto, pero si les guta vendrán más y más largos ;D

Con amor: Yuuen Ph!

Author's Notes:

Espero sea de su agrado.

Este capitulo es corto, pero si les guta vendrán más y más largos ;D

Con amor: Yuuen Ph!

Una noche más. Una noche más en el Bar de siempre, con sus luces neón de color rosa y montón de flashes, la barra siempre llena de bebidas y la pista con alguna chica bailando con escasa vestimenta y altos tacones. Si alguien le viera, pensaría que está lo suficientemente borracho como para ver cosas raras o si a alguien le contara, pensarían que está loco o bien, es un chisme más para alimentar a la prensa amarillista. Pero no, Seto Kaiba el dueño y presidente de KaibaCorp estaba en ese pequeño y escasamente concurrido Bar.

Los tragos no eran malos, la compañía le era completamente indiferente, pero eran un par de ojos los que le incitaban a volver noche tras noche.

-¿Lo de siempre?- la voz suave lo trajo de vuelta a la realidad, donde aquella música extrañamente sonaba más fuerte de lo normal, sus ojos azules se fijaron en los negros que esperaban su respuesta. Simplemente asintió y la chica se marchó de vuelta al bar. Entonces contempló la juvenil figura, y se preguntó qué hacía en la barra cuando perfectamente podría ser parte del espectáculo. Seguro que llamaría su atención si ella llegaba a presentarse.

 

Pero ninguna chica por más exuberante que fuera o por menor cantidad de ropa que trajera encima conseguía llamar su atención, y ellas sí que se esforzaban, y digo ¿Quién no querría llevarse una mirada de ese apuesto hombre? Y si luego de esa mirada se conseguía un generoso donativo, por supuesto que valía la pena la desnudez.

-Aquí tiene- otra vez su sonrisa. Se vio incapaz de retener la suya y agradeció con un ademán, la música le impedía ser escuchado de forma correcta y no pensaba levantar la voz, aunque él lograba escucharla perfectamente. Lograba, gracias a la cercanía, percibir el aroma de su perfume y el de las mentas que traía en la boca, aún no lograba descifrar el porqué de las pastillas si nunca la veía consumir ni comida o bebida durante la noche.

Bebió su Martini con calma, dejando que sus ojos vagaran sólo por un lugar: La barra de bebidas. Donde aquella chica de cabello rojo y ojos almendrados preparaba todo tipo de mezcolanzas mientras hacía trucos con las botellas y mezcladores. No sabía su nombre, nunca se lo había preguntado, pero seguro que ella conocía el suyo. No había nadie en el mundo que no supiera quién era. Esperaba lo habitual, beber unas dos copas más hasta que el turno de la chica terminara y entonces salir al tiempo que ella para verla caminar por la parte trasera del Bar y tomar el camino a la estación del metro. Podía verla desde donde solía estacionar su auto, y no llegaba más allá porque sabía que eso podría ser considerado acoso.

No entendía mucho de razones, mucho menos las que le llevaban a actuar de esa manera. Pero sólo le veía y con eso podía decir que su día había sido bueno. Pero algo cambiaba el día de hoy, alguien había llegado corriendo, le gritó algo que no entendió y sin más ella se fue corriendo siguiendo al sujeto aquel. ¿Su novio, tal vez? Ella era muy bonita como para estar sola. Pero se veía alarmada. No preguntó nada, sería extraño si lo hiciera. Se limitó a verla marcharse con apenas una chaqueta en mano y el teléfono en la otra.

Cerró los ojos y terminó su copa, dejando el costo exacto en la mesa y marchándose también. Ya no tenía motivo para quedarse. Subió a su mustang rojo y sin más, se fue. El trayecto fue silencioso, como siempre. Se tomó sólo un par de segundos para encender un cigarrillo y disfrutarlo antes de llegar a la mansión, donde su hermano, seguramente estaba dormido o bien haciendo tareas para el día siguiente. No diría nada, no explicaría nada. No tenía nada que decir.

Los días con sus noches pasaron. Tan lentas e irreversibles que a Seto se le hacía desesperante. Cada noche, sentado en su lugar de siempre, bebiendo “lo de siempre” pero ella no aparecía. Ese Martini desabrido, mal preparado, sólo servía para empeorar su humor. Una semana había pasado y la chica no volvía. Se levantó sin más, con la copa aún llena sobre la mesa junto al dinero y se marchó. Caminaba pensando en los proyectos a desarrollar dentro de los meses siguientes, tenía viajes por hacer y seguro eso limitaría aún más sus encuentros con aquellos ojos. Se detuvo de golpe frente a su auto, deteniendo también sus pensamientos… ¿Ella notaría su ausencia? Negó con la cabeza para despejarse, últimamente pensaba en tonterías cómo esa.

 

-¡perdón por la tardanza!- aquella voz, la conocía. Rápidamente sus ojos azules buscaron enfocar a la dueña de esa voz, pero sólo alcanzó a ver el destello de su cabello rojo antes de verla desaparecer por la puerta de empleados. Sonrió de lado, volviendo sus pasos para entrar al local. Con ella ahí, la noche prometía ser buena.

-Bienvenido de nuevo, guapo. ¿Se te olvidó algo?- una rubia, despampanante, le recibió. Más él sólo pasó a su lado, ignorándola y sentándose donde siempre. Su vista se dirigió a la barra, ahí estaba ella, con la blusa blanca y sobre ésta un chaleco negro. Su cabello rojo, largo hasta los hombros y ligeramente despeinado, seguro el viento había hecho de las suyas con él. Pero había algo diferente, sus ojos… Todo sobre toldos

Intentaba descifrar qué había cambiado en ellos cuando el objeto de su estudio se giró a verlo, desvió la mirada rápidamente, casi avergonzado, y le pareció escuchar una risita. La vio acercarse y extenderle en una charola una copa. La miró y luego a ella y su sonrisa.

-Aquí tiene lo de siempre, Señor Kaiba…- Seto miró extrañado la copa que cuidadosamente era depositada en la mesa de madera negra, el líquido de color carmesí brillante… un rojo que conocía perfectamente. El mismo tono que el de su cabello… –Lo de siempre, con un toque personal…- agregó y sin más, la chica se marchó. Ahora notaba qué había cambiado, sus ojos se veían tristes y entendía el porqué. Ahora, en lugar de pantalón negro y zapatos bajos, usaba una diminuta falda con vuelo y tacones altos. Gruñó por lo bajo al ver que el dueño del local se le acercaba para indicarle que los primeros botones de su blusa no debían ir abrochados. La vio suspirar con cansancio, quizá fastidio o resignación, cumplir la orden y luego seguir preparando bebidas.

¿A qué se debía el cambio? ¿A qué se debía su ausencia?

Tenía tantas preguntas rondándole la cabeza, pero esos ojos y esa sonrisa que ahora no sólo permanecían tras la barra, le ponían ligeramente de nervios. Ahora el lugar tenía más gente, gente que ella debía atender personalmente. Se acercaba, tomaba los pedidos, se marchaba a prepararlos y volvía para servirlos. De vez en cuando notaba en ella cierta incomodidad, seguramente le habrán dicho algo inadecuado. Sonrió de lado, bebiendo de su Martini, al notar como la chica trataba lo más disimuladamente posible de bajar su falda.

-¡Tienes 5 minutos!- le gritaron. Ella asintió feliz y salió disparada por la puerta principal. Seto se extrañó de verla huir de ahí, pero por lo que escuchó, esperaba que volviera pronto. Sacó su cajetilla de cigarros y encendió uno, casi al momento una chica se acercó apenada a decirle que no podía fumar dentro. Así que simplemente se levantó y se dirigió a la salida encontrándose con el humo de un cigarrillo ajeno… en labios de aquella pelirroja.

-¡Hey!- le saludó ella, sonriente. Levantando una mano en su dirección. Seto enarcó una ceja y se le acercó, dándole una calada a su cigarrillo y liberando el humo escasos segundos después. -¿Aburrido?

-No del todo- respondió, mirándola. -¿Cansada?- preguntó a su vez.

-¡Qué va! Si la noche recién empieza…- sonrió ampliamente, mirando al castaño. –No me agrada el nuevo uniforme…- hizo algo parecido a un puchero, y eso puso a dudar al castaño sobre la edad que ella pudiera tener realmente.

 

-Ni a mi…- no era del todo cierto, algo en ese uniforme se le hacía sensual en ella… algo digno de verse y seguía preguntándose por qué estaba tras la barra y no sobre el escenario. Aunque una parte de si, agradecía que nadie tuviera acceso a ella de esa forma.

-¿Me extrañó durante mi ausencia, señor Kaiba?- se giró a verla, dejando el cigarrillo en su mano, consumiéndose. Sorprendido ante la pregunta. –Me llegaron rumores de que venía, veía a su alrededor y sin más se iba…

-Sólo me preguntaba la razón por la cual los tragos eran tan malos…- volvió a fumar, mirando cómo ella imitaba su acción y aspiraba el humo deliciosamente. Envidió por unos segundos ese humo… quiso ser ese cigarrillo y probar sus labios. Se vio a si mismo acercándose más a ella. Mirándola fijamente, ganándose que esos ojos almendrados le vieran con curiosidad. –En realidad… no me desagrada tanto el nuevo uniforme…

-Eso supuse- rió, ella divertida. –No dejaba de mirarme…- se dio una vuelta, modelando el trajecito aquel. –El jefe supuso que sería del agrado de los clientes, pero no esperaba ganar su aprobación, Señor Kaiba… parece ser… difícil de complacer…

-Soy muy selectivo, definitivamente.

-Y seductor además…- recalcó, haciendo notar que el castaño ya estaba frente a ella, acorralándola contra la pared. Seto cayó en la cuenta y se alejó un poco. –Aunque lamento decirle, que si bien trabajo aquí, no hago lo mismo que mis compañeras…

-Eso lo sé. Y lo hace más interesante aún…

-Me lo puedo imaginar…- tomó su propio cigarrillo, a punto de terminarse y lo depositó en los labios ajenos. Siendo un beso indirecto que el castaño jamás se esperó. –Sobre todo cuando yo sólo sé de usted… su nombre… y nada más.

-Porque no te haz animado a preguntar…- sonrió, terminando con el tabaco de una calada, dejándolo caer al piso para apagarlo con el zapato.

-Supongo que uno de estos días he de invitarlo a tomar algo- rió de nuevo, la plática, las ligeras insinuaciones, le eran divertidas.

-¿Porqué te ausentaste?- preguntó de forma tan directa que incluso ella se sorprendió.

-Problemas familiares…- respondió entre dientes, como no queriendo hacerlo, encogiéndose de hombros. –Sumándole a ellos que no puedo estudiar y trabajar al mismo tiempo durante la noche para sacar buenas notas…- le miró. –Pero supongo que para usted, eso es pan comido…

-Podría decirse que sí… ¿Ya haz resuelto todo?

-Si, algo así. Ya pagué las cuentas y estoy de vuelta, con eso debería ser suficiente- sonrió de lado, llena de confianza.

Estuvo a punto de preguntar su nombre, pero la sombra de una chica acercándose le distrajo lo suficiente como para alejarse de ella y apreciarla. Era delgada, alta, bonita… y por lo visto inteligente además.

-Hey, adentro. Es hora de seguir trabajando…- esa rubia, empezaba a detestarla... No le quedó más remedio que dejarla marchar y entrar tan pronto como pudiera al lugar, siguiendo siempre con su azulina mirada el camino de la chica.

La música, estridente indicaba que un nuevo espectáculo daría inicio en la pista, pero él no tenía interés alguno. Sus ojos iban y venían de la barra a las mesas. Vigilaba, en cierta forma. Se aseguraría que nadie quisiera propasarse con ella… Por como lucía, despertaba deseos no muy propios en cualquier hombre y no dudaba, que también los provocara en mujeres. Estaba algo perdido, viéndola lanzar algunas botellas de licor y hacer trucos con ellas cuando una mujer se sentó en su mesa. La miró de muy mala gana, pero ella se limitó a dejarle una copa y una nota.

“Tómelo como una pequeña invitación mía.

Un trago exclusivo, de mi invención: Blue-Eyes. Disfrútelo.

Y.”

Sonrió de lado, levantó la copa y agradeció a la chica con un asentimiento…

CONTINUARÁ…

End Notes:

Reviews? xD

Espero les haya gustado! Besos!

End Notes:

Reviews? xD

Espero les haya gustado! Besos!

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Baila Sin Parar by YuuenPh

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Las noches, los tragos, un bar... Pero únicamente un par de ojos los que incitan a volver hasta que pueda apoderarse de ellos y de paso... de ella...  Baila

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2024-10-18

 

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