Assassin's Tales by LenoreSW

 

 

 

Assassin's Tales by LenoreSW
Summary:

Una chica que viene de lejos, con deseos de venganza, y con la esperanza de hallar la paz para su Alma entrando en la Orden de los Asesinos.

Pero en el camino se encuentra con que No todo es lo que aparenta ser, ni toda la suerte esta hechada.

 

Mal resumen, lo sé. Pero según yo es una linda historia. Denle una oportunidad. :D


Categories: VIDEOJUEGOS Characters: Ninguno
Generos: Ninguno
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 3 Completed: No Word count: 2789 Read: 156 Published: 07/10/2011 Updated: 10/10/2011
Summary:

Una chica que viene de lejos, con deseos de venganza, y con la esperanza de hallar la paz para su Alma entrando en la Orden de los Asesinos.

 

Pero en el camino se encuentra con que No todo es lo que aparenta ser, ni toda la suerte esta hechada.

 

Mal resumen, lo sé. Pero según yo es una linda historia. Denle una oportunidad. :D


Categories: VIDEOJUEGOS Characters: Ninguno
Generos: Ninguno
Advertencias: Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 3 Completed: No Word count: 2789 Read: 156 Published: 07/10/2011 Updated: 10/10/2011
Story Notes:

Bien Señoras y señores, es el primer Fanfic de Assassin's Creed que escribo , tengamen paciensia si los capitulos son aburridos :D

Disfruten!

Story Notes:

Bien Señoras y señores, es el primer Fanfic de Assassin's Creed que escribo , tengamen paciensia si los capitulos son aburridos :D

Disfruten!

La Respuesta by LenoreSW

Capitulo 1.: La respuesta

 

El Sol naciente terminó por alejar a la oscuridad de la noche en lo que pareció una eternidad. La brisa fresca andaba más libremente, y a la vez más pausada que por la noche, como si supiera que el reinado de la luna por sobre aquella parte del mundo había acabado por unas horas.

 

Ciertamente, era un bello día de otoño; aunque monótono, los susurros del viento parecían prometer al oído emociones, aventuras, incluso paz.

 

Un día exactamente igual al que los que le precedieron, carente de rarezas, a su vez lleno de problemas.  Al menos aquella joven lo veía de esa forma. 

 

Ni el crudo invierno, tampoco la bella primavera, ni el agobiante verano habían logrado apaciguar la feroz tormenta que acechaba su alma. Ni la brisa del otoño logró elevar sus penas bien alto en el cielo, para que ya nadie las pudiera alcanzar, para que ya nadie las pudiera usar.

 

Se preguntaba a sí misma con frecuencia cuántas lunas vería huir del sol hasta tener el valor suficiente de regresar con los suyos. Se preguntaba con frecuencia el porqué había escuchado la voz que la obligó a irse. No pasaba un día que no se culpara a sí misma.

 

 

Aun así, aquel día era especial. Su obstinación le impedía admitirlo, pero no le impedía sentir cierto grado de adrenalina recorrer sus venas vertiginosamente.

Tal vez las olas de arena que la llevaron a esa ciudad trajeron consigo tantas dudas, preguntas, incertidumbres, que acabó enterrada en ellas, sin poder mover un músculo.

Tal vez aquel día después de todo si sería diferente, emocionante. Tal vez aquel día podía comenzar a salir del tumulto de preguntas.

 

De algo estaba segura: no habría más incertidumbre ese día.

 

Sin dificultades, la joven de cabello castaño, oculto por una capucha gris, pasó por los techos de la ciudad, hasta llegar a su destino. Frunció el ceño al contacto directo de la luz del sol con sus ojos. Una vez acostumbrados, pudo ver claramente el punto acordado.

 

No quiso bajar en seguida, como si quisiera encomendarle al viento toda la incertidumbre que había guardado por tanto tiempo.

 

Allí estaban los almacenes de telas, junto al de especias como siempre. La joven se preguntaba si nadie había notado que debajo de la farola, atado, estaba un pequeño bolso de cuero, del tamaño de un puño.

 

Suspiró lo que parecieron sólo dos gotas de oxígeno, y bajó recargada sobre la pared, sin prisa alguna.

 

En un par de pasos llegó bajo la farola. El bolso de cuero cayó casi al instante en su mano, como si tuviera vida propia. No se preocupó en abrirlo delante de toda la gente, pues sabía que nadie más que ella podría descifrar su significado.

 

La mano de la joven tomó finalmente el objeto que aguardaba dentro del bolso.  Una pluma blanca como la misma nieve, como un trazo blanco, sin brillo alguno, que borró toda incertidumbre, pero también toda expectativa.

 

No había sido aceptada su solicitud. De lo contrario, la pluma estaría teñida de rojo, con la sangre de alguna víctima reciente. 

 

La joven abandonó el lugar, dejando caer el bolso, conservando la pluma en el bolsillo de su cintura. Ciertamente, dentro de ella la furia contenida era indescriptible, pero no consideraba que fuera el momento ni el lugar para dar rienda suelta a sus emociones.

 

Ella desconocía por completo que no todo estaba dicho, ni toda suerte estaba echada.

End Notes:

Y? Que les pareció?

Tiene Futuro? :P

Gracias por leer! Se aceptan sugerencias, preguntas y comentarios Alentandome a seguir :D

Probablemente publique mañana el Capitulo dos, que es más interezante. XD

End Notes:

Y? Que les pareció?

Tiene Futuro? :P

Gracias por leer! Se aceptan sugerencias, preguntas y comentarios Alentandome a seguir :D

Probablemente publique mañana el Capitulo dos, que es más interezante. XD

Regresar al índiceElige Bien Tus Armas by LenoreSW
Author's Notes:

Bueno... iba a esperar, pero prefiero publicarlo ahora :D

Disfruten! Hay una sorpresa!

Author's Notes:

Bueno... iba a esperar, pero prefiero publicarlo ahora :D

 

Disfruten! Hay una sorpresa!

Capitulo 2: Elige bien tus armas.

 

Completamente sumida en su mundo, en sus interrogantes, como si el tener aquella pluma abriera nuevos caminos para recorrer en sus pensamientos.

 

La joven no notó que, al adentrarse más por callejones solitarios y ocultos de la vista, un grupo de encapuchados había comenzado a seguirla.

 

Alguien pareció susurrarle de forma inaudible, junto con el viento, que el peligro acechaba. Lo comprobó al oír leves pasos detrás de ella.

 

Al dar vuelta a otro callejón, ella se detuvo, esperando pacientemente a que el grupo apareciera, habiendo tomado una daga que siempre llevaba consigo.

No tardaron en aparecer, frente a ella, quedándose a unos pasos de distancia. 

 

Eran 6 en total, pero se destacaba la cabeza de un séptimo personaje detrás de los demás. Como un acuerdo tácito, programado con anterioridad,  el grupo se abrió dejando lugar al último miembro. Este dio unos pasos, vigilado atentamente por los ojos de la joven. No llevaba su capucha puesta. A juzgar por las marcas de su rostro, parecía tener sólo unos cuantos años más que la joven. 

 

- ¡Bien, bien! ¡Finalmente, estamos en presencia de la joven Esmeralda Bertone!- dijo el hombre, abriendo los brazos y con falsa sonrisa- Sí que eres difícil de encontrar, pequeña.

- ¿Acaso te conozco?- replicó ella, con un tono desafiante.

-  Oh, no. Infortunadamente, mi primo no tuvo oportunidad de presentarnos. Supongo que estaba muy ocupado persiguiendo a tu padre él mismo. Será mejor que guardes esa daga, antes de que te hagas daño, niña.

 

Esmeralda retrocedió un paso inconscientemente. No tenía miedo, pero le alteraba los nervios pensar en su familia, ahora lejana, y más aun que un desconocido, o ahora no tanto, se la mencionara.

 

-Por cierto, tu madre te envía saludos. – agregó con descaro, sabiendo que esa era la gota que derramaría el vaso. 

 

Sus ojos se pusieron en blanco. Por un instante, pareció como si su corazón estuviera detenido, para luego latir con una furia incontrolable.

 

Acompañada por la suave risa del que no estaba encapuchado, lo primero que atinó a hacer fue arrojar su daga directo al estomagó de un encapuchado que estaba a su derecha. Los demás sacaron sus armas, pero ella fue rápida. Sacó su otra daga,  y luego de girar por suelo para esquivar las espadas, la clavó en el pie de otro, y al incorporarse le dio un codazo que lo dejó sin fuerzas en el suelo.

Esmeralda sintió el filo ardiente de una espada en su brazo. Detuvo el mismo filo con la daga, y golpeó al encapuchado en el estómago. Se incorporó lo más rápido que pudo, pero fue bastante lenta. Sentía que sus piernas temblaban, como si no pudiera sostenerse. Torpemente llegó hasta el primer encapuchado que había derribado, y tomó la daga, justo a tiempo para esquivar y detener dos ataques. El tercero hizo que sus dagas cayeran al suelo, y ella también cayera sobre sus rodillas.

 

Esmeralda se quedó sorda un momento, sin poder reaccionar de forma alguna, mirando indiferente al encapuchado que iba a acabar con su vida. Recién en ese momento se fijó en la fisonomía del rostro de su atacante, en sus fríos ojos color miel, en su nariz torcida, en su ceño fruncido.

 

Parecía que todo sucedía en cámara lenta. Escuchó a lo lejos el estruendo de alguien caer, divisó una silueta encapuchada detrás del que iba a acabar con su vida, y luego lo vio ser atravesado por una espada y caer muerto al suelo. Los demás encapuchados en pie prestaron atención al intruso, atacándolo. El intruso de blanco rechazó cada golpe sin dificultades, como si para él fuera lo más sencillo que pudiera existir.

 

El hombre que no estaba encapuchado observaba desde una distancia prudente, miraba directo a los ojos de Esmeralda. La joven reparó en él, en sus fríos ojos azules, en su rostro castigado con unas cicatrices, y cayó en cuenta. Una cicatriz en particular se destacaba, justo por encima de su ceja, por su extraña forma errática, y por los rastros de haber sido hecha por el hierro al rojo vivo.

 

La joven reaccionó movida por una fuerza externa a ella. Tomó la daga más cercana, se incorporó, y corrió rápidamente hasta donde estaba el aquel hombre. Saltó encima de él, segada por completo por la ira, y presionó el filo de la daga en su cuello. Él aún tenía esa sonrisa burlona dibujada en su rostro, más que antes. Relatos Cortos

 

-  ¿Qué le has hecho a mi madre?- preguntó en voz alta, casi gritando

-   Déjame pensar… Fui a su casa, al principio de mi viaje, a solicitarle cortésmente que proporcionara información sobre tu paradero… pero, se negó… - contestó, sin poder contener la risa.

-  Maldito enfermo… si has quitado un solo cabello de su cabeza…

-   No fue necesario… Ella nos dijo un nombre… y aquí estamos. Si tu padre se enterara de cómo la dejamos a la pobre…

 

Sin esperar a oír otra palabra, Esmeralda tomó su vida con el filo de aquella daga. No le importó tener sus manos llenas de sangre, ni le importó cuánto tardó en morir aquel hombre. Después de todo era su enemigo, después de todo era un Montesco, aquella  familia que perseguía a la suya. Su sangre podía valer el precio de la paz, aunque fuera sólo momentánea.

 

La joven se incorporó a tiempo de ver cómo uno de los encapuchados huía herido. Reparó en el intruso que, bien podía decir, había salvado su vida. Tardó un momento en reconocer los símbolos en la capucha de su rescatador.

-  No debiste ayudarme, Asesino.- le hizo saber Esmeralda, con voz débil.- Ahora los Montesco estarán contra los tuyos.

-         Sé lo que hago. Estos extranjeros no conocían las reglas que rigen la ciudad. No iba a permitir que molestaran a un inocente.

- ¿Qué te hace pensar que soy inocente? – replicó, tomando su daga del suelo, e intentando al mismo tiempo hallar la mirada de aquel hombre.

 

Sólo en ese momento notó que de uno de sus brazos brotaba una buena cantidad de sangre. La joven se sintió débil otra vez, aún más que antes. Se fijó de nuevo en el atuendo del Asesino, y lo reconoció más detalladamente. Era el maestro asesino Altair.

 

-Yo, maestro… lo siento. – se disculpó casi perdiendo el equilibrio.

- Si yo no hubiera llegado, probablemente te habrías desvanecido a media batalla. Esas espadas estaban infectadas con algún tipo de somnífero. – dijo señalando a una de las espadas, que tenía un color verdoso en el filo. Recibió por respuesta una queja involuntaria de la joven. -Estás herida. Será mejor que vayamos a curarte, pequeña. ¿Crees que puedas caminar?

 

- Sí, estoy perfectamente- respondió tambaleándose. Casi termina en el suelo de no ser por el brazo de Altair que la sostuvo.

- Supongo que es un no. No te preocupes, la sensación de estar desorientado es normal la primera vez que asesinas a alguien.

End Notes:

Preferí publicarlo ahora porque sino Queda incompleto publicar solo el capitulo uno....

Ahora aparenta ser más interezante... supongo!

Espero que no se hayan aburrido leyendo esto XD

Comentarios bienvenidos!!!!!!!

End Notes:

Preferí publicarlo ahora porque sino Queda incompleto publicar solo el capitulo uno....

Ahora aparenta ser más interezante... supongo!

Espero que no se hayan aburrido leyendo esto XD

Comentarios bienvenidos!!!!!!!

Regresar al índiceconociendo a los jefes. by LenoreSW
Author's Notes:

Bueno, muchas gracias a los que leyeron! :D

Disfruten del capitulo numero 3 :D

Author's Notes:

Bueno, muchas gracias a los que leyeron! :D

Disfruten del capitulo numero 3 :D

Capítulo 3: conociendo a los jefes.

 

Se sentía desorientada, como en un mal sueño. Pudo distinguir perfectamente que tenía fiebre. Su inconsciente sabía que estaba descansando, sobre una almohada cómoda, cubierta por una sábana gruesa, pero ella no lo llegaba a comprender del todo. Dio vueltas incontables veces, como queriendo escapar de aquella horrible sensación de peligro constante, de aquella sensación de estar medio consciente, de no saber cómo llegó allí.

De la misma nada, la risa de aquel hombre que alardeó de haberle hecho daño a su madre apareció. Esa risa captó del todo su atención. Recordó sus últimas palabras contra su voluntad.

 

‘…ella nos dijo un nombre… y aquí estamos. Si tu padre se enterara de cómo la dejamos a la pobre…’

 

-         ¡Montesco! – Dijo llena de odio al despertar sobresaltada.

 

Aquello resonó en su cabeza como un eco constante. La joven se reprochó una y mil veces el haber abandonado a su familia. Se maldijo a sí misma mil veces más.

Su respiración estaba agitada, una gran cantidad de adrenalina corría por sus venas, y lo podía sentir perfectamente. Su frente ya no estaba hirviendo, fue lo primero que notó, parecía estar fresca. Al moverse un poco, un paño mojado aterrizó sobre su mano. Ahora se daba cuenta. Miró a su alrededor. Por un gran ventanal ingresaba la luz de luna. Ella estaba sobre un pequeño lecho, con almohadas amontonadas. Observó un poco más a su alrededor, y vio que a unos pasos del ella, sentado en el suelo con las piernas cruzadas, estaba aquel encapuchado que había salvado su vida horas antes.

Supuso que estaba dormido, ya que apenas respiraba.

La joven se sintió avergonzada de la manera como lo había tratado anteriormente. Después de todo, era un maestro asesino, merecía respeto. Más él en particular, por todas las cosas que había enfrentado, y sobrellevado.

 

-         Como dije antes, las hojas de aquellas espadas estaban envenenadas con algún tipo de somnífero. No fue lo único de todas formas. Te ocasionaron una herida profunda en el brazo derecho.  Por poco y no logramos detener la hemorragia. – comentó el Maestro Asesino, con voz neutra, esperando respuesta.

 

-         Maestro…-saludó con voz débil, inclinando la cabeza- Típico de los Montesco…veneno, un arma de cobardes… Supongo que debo agradecerte, de nuevo, por haberme salvado la vida. ¿Acaso te has quedado toda la noche en vela aquí?

-         No tiene importancia. – respondió a la joven, quitándose la capucha. – Estoy más interesado por saber de ‘Los Montesco’. Esos extranjeros no han molestado sólo aquí, también han estado en Damasco y Acre.

-         Pues… ellos son una familia que viene del Norte, muy lejos de aquí. Originalmente, tenía por objetivo el expulsar  a los invasores de la cuidad, de la región de ser posible. Pero con el tiempo, su ambición por el poder los ha llevado a meterse en los negocios más clandestinos que puedas imaginar.

-         ¿Y planean extender sus horizontes? – interrogó con expresión seria.

-         Lo dudo, todavía tienen mucho que conquistar en su región.

 

Un silenció que se prolongó un momento se hizo sentir. Esmeralda comenzó a tocar su frente, ahora más fresca que antes. Era un alivio haberse librado de la fiebre.

 

-         Espero que mi padre haya podido detener a esa escoria, pero ahora con lo que ha pasado… dudo que se encuentre con vida.- anunció Esmeralda, sin demasiadas esperanzas.

-         ¿Qué tienen que ver con tu familia? – preguntó curioso.

-         En la región que te mencioné, mi familia junto con los Montesco somos los que luchamos contra los invasores. Pero cuando comenzamos a sospechar que ellos hicieron un trato con los Invasores de la región, comenzaron a perseguirnos… Por cierto, mi nombre es Esmeralda Bertone.

-         Altair Ibn -La‘Ahad – Respondió a forma de introducción, incorporándose del suelo. – Permíteme, -solicitó señalando el paño.- lo mojaré otra vez.

-         Claro…- dijo extrañada. – Creí que el Jefe de los Asesinos se encontraba en Masyaf…

-         No puedo quedarme quieto. Siempre hay cosas que hacer en distintas ciudades. Por ejemplo, aquí en Jerusalén hay muchos detalles que arreglar. – respondió tranquilamente Altair, colocando el paño frío en la frente de la joven.

 

Luego de recibir el paño más mojado que antes, Esmeralda notó que la Pluma no estaba en su bolsillo. Revisó  con la mano izquierda su bolsillo, y a la vez que comenzaba a desesperarse, Altair interrumpió su búsqueda.

 

-¿Buscabas esto? –Interrogó Altair, mostrando el objeto tan valioso para la joven.-La pluma blanca… No has sido aceptada. ¿Conoces las razones…?

 

Se escucharon unos pasos apresurados dirigirse a donde la joven y el asesino estaban. Acompañado por un estruendoso carraspeo, el Maestro Malik apareció por el pasillo que estaba oculto en sombras.

 

-         Altair… ¿Puedo hablarte un momento?- interrumpió con tono molesto

-         Ahora no Malik, estoy muy ocupado intentando solucionar un misterio…- respondió con un tono autoritario. Sabía perfectamente quién no había aceptado a la joven dentro de la Orden- Ahora bien, Esmeralda, ¿Conoces el motivo por el cual se rechazaría a una persona cuyas habilidades mortíferas han sido tan obviamente entrenadas…?

-         ¡Altair!... Esto es urgente. Sólo será un momento.

 

La chica de cabello castaño había preferido no intervenir. Si algo había aprendido en su viaje era que mas prudente es callar lo que no se sabe, que quedar como tonto por querer alardear.

 

Altair se dirigió a Malik satisfecho, había logrado su cometido. Suspiró un momento, y antes de seguir a su Hermano Asesino, miró a Esmeralda directamente a los ojos.

 

-         Fue un placer compartir esta charla, Esmeralda. Tengo la esperanza de que se pueda repetir en algún momento. – mencionó con tono neutro.

-         ¡Un momento! ¡Altair!... quiero decir, Maestro.

-         ¿Si? – preguntó luego de darse la vuelta.

-         Me agrada tu color de ojos. Son como los de mi hermano menor… - agregó Esmeralda, sonriendo por dentro al recordar a su hermanito.

 

El maestro Asesino sonrió levemente de costado antes de cerrar la puerta que daba al pasillo. 

 

End Notes:

Bueno, ya el capitulo tres! se hizo un poco corto, lo sé.

Bueno, gracias por leer, pero, ya saben, seria lindo tener algun comentario para insentivarme a continuar la historia con más ganas :D

Bueno, hasta el proximo capitulo!

End Notes:

Bueno, ya el capitulo tres! se hizo un poco corto, lo sé.

Bueno, gracias por leer, pero, ya saben, seria lindo tener algun comentario para insentivarme a continuar la historia con más ganas :D

Bueno, hasta el proximo capitulo!

Regresar al índiceDisclaimer: All publicly recognizable characters and settings are the property of their respective owners. The original characters and plot are the property of the author. No money is being made from this work. No copyright infringement is intended.Esta historia archivada en https://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=27233

Assassin

Assassin's Tales by LenoreSW

Una chica que viene de lejos, con deseos de venganza, y con la esperanza de hallar la paz para su Alma entrando en la Orden de los Asesinos. Assassin's Tales

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2024-10-29

 

Assassin
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