Ángel Ciego 9.2 Amazonas

 

 

 

Retomamos la actividad de los fanfics, Izbet https://www.wattpad.com/user/Izbet46 nos manda la décima parte de su nuevo fanfic en español de Bola de Dragón titulado "Ángel Ciego 9.2 Amazonas"

Resumen:

Ahora que Izbet puede ver, Kaio Shin le lleva fotografías de su pasado que le manda Yun.

Un grupo de mujeres ataca a los terrestres, los guerreros Z tratan de ayudar, pero un sonido deja inconscientes a todos los hombres.

 

 

Ngel ciego 9 2 amazonas 1

— Mira las fotos que mandó Yun ¿Puedes decirme cuando las tomaron? — pidió la mujer a Piccolo.

 

— A ver, este día fue cuando nuestro hijo aprendió a nadar — le acotó el namek.

— Se ve tan lindo nuestro niño, y en ésta — le pareció extraña la imagen — ¿Soy yo?

— No, es la diosa de las amazonas.

 

RECUERDO

Estaban en casa de Bulma, celebrando el cumpleaños de Trunks, cuando a la ciudad llegaron mujeres guerreras en una nave espacial, empezaron a destruir todo y atacar a las personas, los guerreros Z fueron a detenerlas.

— ¿A dónde vas? — preguntó Piccolo al ver a Izbet emprender vuelo tras los demás.

— Con ustedes.

— No es necesario, con nosotros es suficiente, nos vemos — la besó en la frente y se fue.

— ¿Qué pasó que no fuiste? — la científica la vio salir con los varones y ahora ella estaba abatida en medio del patio de la Corporación Cápsula.

— Piccolo me pidió que me quedará — tenía una expresión triste — a veces me trata como si fuera su hija, cuando debería ser al revés.

— ¿Y si me llevas a ver? — rió divertida la científica con la idea.

— ¿Por qué no? Total, sólo te acompañaré — le encantaba la forma de pensar de la mujer del cabello azul.

Llegaron cuando sus amigos ya estaban por vencerlas, en ese momento se escuchó un sonido extraño salir de la nave y los hombres cayeron desmayados, ambas se acordaron inmediatamente de lo que pasó con la Perla de la Sirena.

— Ahora está bajando de la nave una mujer — todavía estaban escondidas, Bulma le iba diciendo lo que veía — le dicen Comandante, debe ser la líder, trae una máquina en su mano, se acerca a todos, los están analizando. DETENLAS, SE LLEVAN A YAMCHA Y PICCOLO.

Al escucha eso Izbet fue a tratar de rescatarlos, pero un grupo de mujeres se interpuso, la medio demonio logró dejar a una de ellas semiinconsciente, todas las demás empezaron a defenderse en bloque, retrocediendo hacia su nave.

— Si no puedes contra una sola mujer no mereces estar con nosotras. Vámonos — cerraron la puerta a la orden de la líder.

— NO ME DEJEN — a pesar de su grito las extraterrestres se fue.

Izbet la golpeó en la nuca y la dejó inconsciente, con ayuda de Bulma le amarraron las manos y las piernas, los que quedaron en la fiesta llegaron, al rato los hombres despertaron.

— ¿Qué pasó? — preguntó Goku confundido.

— Un sonido los hizo desmayarse, las atacantes se llevaron a Yamcha y Piccolo — explicó Bulma.

— ¿Quiénes eran? — dijo Gohan angustiado que se llevaron a su maestro.

 

— No lo sabemos, pero tenemos quien puede darnos las respuestas que necesitamos.

Despertaron a la mujer guerrera de pelo y ojos rosados, que miró a todos con odio y rabia.

— ¿Por qué se llevaron a nuestros amigos? — preguntó con amabilidad el esposo de Milk.

Pero la mujer seguía callada.

— Sino hablas... — empezó a amenazar Vegeta.

— ¿Qué? ¿Me matarán? Se los agradecería, sería una muerte honorable para mí.

— ¿Y qué honor tienen quienes te dejaron abandonada? — le rebatió la científica.

— Tienen razón, soy débil para estar con ellas.

— Por favor, necesito saber qué pasará con quienes se llevaron, uno de ellos es mi pareja — le rogó la media demonio.

— Que tontería, los hombres son necesarios sólo para reproducirse, luego hay que desecharlos, no hay que mezclar sentimientos con ellos.

— Que equivocada estás, el amor que le tengo, y mis ganas de ayudarlo me dieron las fuerzas para poder luchar con tus compañeras y contigo, y ganarte — puntualizó.

Se notó que en la mujer había una lucha interna, ella también creía que los sentimientos hacia los hombres no eran malos, se acordó de algunos matrimonios que vio en sus viajes, se veían tan contentos, pero su cultura era así y no podría cambiarlo, se lamentó.

— ¿Para que los quieren en tu planeta? ¿Estarán bien? — la mujer del mechón blanco se arrodilló a su lado, y le tomó las manos con las suyas, angustiada, temía que le dijera que los matarían apenas llegarán al planeta.

Por un momento la prisionera meditó lo que le había pasado, al final decidió ayudarlos.

— Somos amazonas, estamos en busca de hombres fuertes que no tengan descendencia, la Reina China quiere tener una hija, según nuestra ley debe haber un torneo, quien gané será el Consorte Real... cuando se da a luz en nuestro planeta, la madre para celebrar el nacimiento debe matar al padre, es la ley.

— Diablos, debo ir a ese lugar ahora — se levantó angustiada Izbet.

— ¿Arriesgarás tu vida por ese varón? — le parecía extraña su reacción, total había muchos más hombres en el planeta, cuál era la diferencia, con cualquiera podía reproducirse.

— Es a quien amo...

— Hay muchas en mi planeta que piensan como tú... pero nuestras leyes son así, sólo la diosa viajera puede cambiarlas — extrañada pensaba, tan fuerte puede ser ese sentimiento hacia un hombre — hay una solución para ti, como su mujer tienes el derecho de reclamarlo antes que inicie el torneo, deberás combatir con quien indique su Majestad, si ganas debe entregártelo. Lo que no sé es cómo llegarás ante la Reina sin que te descubran, en nuestro pueblo no hay mujeres como tú, quien no es perfecta para la lucha, debe morir al nacer.

— Bulma ¿Puedes conseguirme lentes de contacto de color?

— Claro.

— ¿Sabes cómo llegar a tu planeta?

— Si tienes una nave, puedo llevarte.

Mientras soltaban a la guerrera, que se presentó como Myrina, la pareja del namek tocó su bastón para llamar a su nave.

— ¿Irás con ella? — Gohan miró a la guerrera desconfiado — te arriesgas mucho, puede traicionarte al llegar a su mundo, te acompañaremos con Videl, si te dejo ir y te pasa algo, cuando vuelva el Sr. Piccolo...

— Si no voy él nunca volverá — le hizo ver la medio demonio — a veces siento cuando alguien miente, es difícil pero si me concentro bien lo logró, tiene que ver con la respiración, y otras cosas así. Sé que ella es sincera, quiere ayudarnos. Además, me contó que pueden leer la mente de las mujeres con una máquina, así verifican si es la pareja de quien reclama. En el planeta el sonido es trasmitido cada cierto tiempo, sino estas bajo su control caerás dormido... ahora que lo pienso exigiré a Piccolo, pero como haré para salvar a Yamcha.

 

— Sólo puede reclamarlo su mujer, así al escanear su mente, se verán sus recuerdos — volvió a señalar la amazona.

— Es que él no tiene, bueno tiene varias, pero ninguna para algo así — señaló Krillin.

— Yo iré — decidió la científica.

— ¡¡¡QUÉ DICES MUJER!!! — se molestó Vegeta.

— Él fue mi novio por muchos años, puedo pasar la prueba.

— NO IRAS — prohibió el príncipe de los sayayins.

— Que sí — se le enfrentó cara a cara.

— No eres luchadora.

— Vegeta tiene razón, no podrás en una pelea con ellas — pensó un segundo la del mechón blanco — cuando ya tenga a Piccolo a salvo, haré algo para distraerlas y rescataré a Yamcha.

— Entonces no necesitan que vayas — rió triunfante el sayayin de pelo de flama.

— No la dejare ir sola — le rebatio su esposa.

— 18 ¿Puedes acompañarla? — preguntó Krillin a su esposa.

— Que fastidio — la androide se molestó y miró para otro lado.

— Por favor — reiteró el hombre.

— Está bien — aceptó la rubia.

— Entonces te quedas, ya no eres necesaria — le dijo a Bulma su esposo.

— YA DIJE QUE IRÉ — gritó fastidiada la del cabello azul.

Al final ganó la científica, ya que si algo fallaba en la nave, o en los implementos de Izbet, ella podía arreglarlos, partieron las cuatro, en siete días llegarían al Planeta de las Amazonas, medio día después que la Comitiva de la Tierra, durante el viaje la guerrera del pelo rosado les contó cosas de su pueblo, sólo eran niñas las que nacían entre ellas, se decía que en el pasado, cuando algunos eran niños sus propias madres los tenían que matar, para evitar eso su diosa principal logró con un hechizo hacer que solo fueran féminas quienes nacieran, iba a hacer más reformas pero su ansia de conocer la llevó a explorar el espacio hacía mil años atrás, y nunca volvió.

— En el planeta de las amazonas solo se permiten hombres para la reproducción, para los trabajos de fuerza y peligrosos tenemos robot, incluso hay otros especializados para el esparcimiento de las mujeres que lo requieren y no desean emparejarse con sus compañeras — terminó su relató Myrina.

— Bulma — le preguntó la ciega cuando estaban solas — si la Perla de la Sirena afectaba sólo a los hombres al igual que ahora este sonido, y esa vez Piccolo no fue afectado ¿Por qué ahora sí?

— Solo es una especulación — dijo la científica — pero creo que luego de haber sido humano, él es más hombre que namek... al menos en su mente.

— Eso debe ser.

Aprovechando el tiempo, Izbet empezó a entrenar a la amazona.

— ¿Para qué lo haces? — preguntó enojada la androide — llegando puede volverse contra nosotras.

 

— No lo creo, siento que es una buena persona, y podrá ayudarnos de mejor forma ahora, somos 3 contra un planeta, su apoyo nos vendrá bien.

— Ojalá no estés equivocada.

Al llegar bajaron donde no pudieran verlas y escondieron la nave, la guerrera las dejó en su casa, y fue a investigar qué había pasado desde que volvió la expedición. Llegó muy agitada.

— Su Majestad no hará el torneo, ya eligió a alguien — dijo Miryna.

— ¿Es de la Tierra? — preguntó nerviosa Izbet.

— Es el hombre verde.

— ¿Todavía puedo retarla a duelo por él? — si no es así, destruiría todo para rescatarlo o moriría peleando se dijo Izbet.

— Sí, debemos ir al anfiteatro, allá lo proclamará como su consorte oficialmente, entonces será tu última oportunidad.

Fueron al lugar, con sus mecanismos, los lentes de contacto y la ayuda de sus compañeras nadie se dio cuenta que era ciega, lograron acomodarse en las primeras filas. La Monarca apareció en el palco, era rubia, ojos verdes, piel clara, muy alta, informó que había decidido omitir el torneo, hizo entrar a Piccolo, estaba con los ojos apagados, sólo vestía un pantalón tipo deportivo corto negro, ajustado, y un grueso collar del mismo material en su cuello que tenía dispositivos que anulaban la voluntad de quien lo usaba, y hacía que obedeciera cualquier orden que se le diera, cuando era retirado el individuo no recordaba nada de lo que hizo mientras lo llevaba puesto.

— Reclamo a este hombre como mi consorte ¿Alguien quiere rebatirme su posesión? — la monarca siguió la tradición segura que nadie hablaría.

— YO — gritó Izbet y voló al palco.

— Vaya ¿Quién eres? — miró a la mujer que la retaba, tan baja y rellena, no podrá conmigo se dijo.

— Majestad, es la mujer de la Tierra que le comenté — explicó la comandante y pareja de la reina.

— ¿Cómo llegaste? — sentía que no era tan débil como le había dicho su amante.

— Que importa eso... soy la pareja de este hombre, y te reto por su posesión... me llamó Izbet Supay.

— Supay... — intercambio miradas con la comandante — que interesante, veo que papá pasó por la Tierra luego que se fue de acá... mi nombre completo es China Supay... querida hermanita — terminó con tono irónico.

— Mientes... papá no tuvo más hijos, me hubiera dicho — debía estar mintiendo para humillarme pensó la del mechón blanco.

— Hermanita, acaso no sabes que los hombres sólo sirven para tener hijos, luego hay que desecharlos, son todos iguales, mentirosos, cobardes, y débiles, nuestro padre no es distinto de cualquier otro. Y sobre él — apuntó al namek — no te preocupes, ahora que será mío todo quedará en familia...jajajajaja.

— Quien te has creído para decir esas cosas — el tono de la medio demonio era frío, lento — papá y Piccolo no son así... y no me digas hermanita maldita embustera.

— Eso crees — formó una esfera de energía — mira la energía, debe ser como la tuya.

— No puedo, soy ciega — se sacó los lentes de contacto.

— Que inútil — su madre debe haber sido una basura, como ella pensó la monarca — entonces sientes la fuerza oscura, es como la tuya o no. Dioses del mundo - Dioses griegos, romanos, aztecas...

— Estoy segura que tu padre era de la misma raza que el mío, pero no "EL MIO".

 

— Convéncete, es el padre de las dos, fue capturado y ganó el torneo, no quedó totalmente controlado, mamá no se dio cuenta hasta que escapó, pero antes la embarazó de mí. Si quieres llevártelo — apuntó a Piccolo — deberás derrotar a una de las más fuertes de mi pueblo, luego a mi Comandante — le dio un beso a la líder del ejercito — y si todavía estás en pie, recién lucharás conmigo.

Un gran murmullo se levanta del lugar, no es justo era lo que susurraban todas, las reglas decían que era solo con la Reina con quien debía luchar, muchas empezaron a cuestionar a su soberana, desde que estaba en el trono se había pasado muchas leyes por alto.

— Eso no debe ser — dijo Myrina levantándose molesta — la ley dice...

— LA REINA ES LA LEY... — gritó la comandante, no dejando que la mujer del cabello rosado terminará — ahora entiendo cómo llegó ésta, cuando terminen con ella arreglaremos cuenta, traidora. Obviaremos el examen, en la Tierra ya trataste de salvarlo, debes ser su pareja como afirmas.

Muy confundida Izbet bajó a la arena preguntándose si de verdad era hermana con la Reina, su energía era igual a la suya ¿Por qué su padre no le dijo? se cuestionó. Pero tuvo que dejar eso para después, ahora debía concentrarse, primero luchó con una amazona de 2 metros, a pesar de su tamaño era muy ágil, la derrotó, apenas retiraron a la contrincante inconsciente, entró la Comandante, le costó más esfuerzo ganarle, pero lo logró, también la deja con vida, pero la Monarca tomó una lanza y atravesó a la mujer perdedora, matándola en el acto.

— No debió perder — dijo al escuchar la reprobación de las presentes — elegiré una más fuerte la próxima vez... — dio por zanjado el asunto, era la Reina y nadie podía rebatir lo que hacía o decidía — bien hermanita, ahora es mi turno.

Mientras esperaba que llegará su nueva contrincante, buscó como tener un respiro, sabía que no le darían esa posibilidad, y de verdad lo necesitaba, así que decidió hablar.

— No mereces gobernar al poderoso Pueblo de las Amazonas — gritó para que todas la escucharán — eres una cobarde, mandaste dos antes de ti, si yo no mate a ninguna porque tú sí a la Comandante, se supone que era tu persona de más confianza.

— No solo eso, era mi pareja oficial, pero según nuestras leyes las débiles no deben vivir — ya sabía por dónde atacarla — ¿Cuántos años tienes junto a tu hombre? ¿Y todavía no le das un hijo? No sirves como mujer, yo le daré una hija fuerte que perpetuará su estirpe — dijo orgullosa la monarca.

— Y luego lo matarás — rebatió Izbet.

— Debemos ser únicas.

— No importa si tengo hijos o no con él, sé que Piccolo me ama, así como soy... no dejaré que lo utilices como una cosa y luego te deshagas de él... es una bella persona, con muy bellos sentimientos... debo salvarlo de tus garras — no aguantó que siguiera diciendo esas cosas así que se tiró a luchar.

Combatieron por casi una hora, la otra estaba descansada, y tenía una espada de la que Izbet tenía que cuidarse, ya en ese momento la mujer ciega estaba cansada, cuando cayó de espaldas al piso la gobernante se le acercó.

— Luego que mueras tu hombre será mío — le puso el pie en el pecho a la del mechón blanco para que no se moviera — al menos hasta que nazca nuestra hija — levantó la espada para enterrársela.

 

— Quédate donde estas — le dijo la androide a Myrina.

— No ves que la van a matar, debo ayudarla — la rubia la tomó del brazo para obligarla a mantenerse sentada.

— Todavía no está derrotada, la he visto luchar antes.

Por primera vez en su vida Izbet dejó consciente que su parte de demonio tomará total control de ella, nunca lo había hecho porque no estaba segura que luego pudiera volver a retomar el control de su parte diabólica, pero en vista de las circunstancias decidió arriesgarse. Una ráfaga de ki botó a la gobernante.

— Ven — la mujer del mechón blanco subió en el aire, se sacó los mecanismos para moverse — veremos quién de las dos es la más fuerte, sin equipos ni armas.

La pelea fue increíble, técnica contra técnica, poco a poco la medio demonio logró derrotar a su contrincante, al final la rubia cayó de espaldas al piso.

Al bajar Izbet sintió algo con su pie, era la lanza que mató a la Comandante, la tomó.

— Vamos, mátame — pidió con rabia la Reina.

— DEBES VIVIR PARA SENTIR LA HUMILLACIÓN DE MI VICTORIA... RECLAMARE TU TRONO Y TENDRÁS QUE SER MI ESCLAVA PARA SIEMPRE — le dijo con una sonrisa demoníaca la del mechón blanco, en ese momento olvido a Piccolo, a sus amigos, y su vida en la Tierra.

— ¿Qué le pasa? No parece la misma — preguntó Bulma.

— Su energía es totalmente maligna, la parte de luz que había en ella ya no está. Si algo no la hace reaccionar, no volverá a ser la de antes — explicó la mujer del pelo rosado preocupada.

—Prefiero morir mientras todavía tengo el sabor de tu hombre en mi boca, y su esencia en mi cuerpo — dijo con tono malicioso la soberana.

— ¡¡¡¿¿¿QUÉ???!!! — por fin recordó a Piccolo.

— Crees que lo elegí por su gran... personalidad... "probé" los que me interesaban, y el tuyo fue el mejor en la cama... en la cama, contra la pared, en el piso... donde yo se lo ordené — el ki de Izbet se descontroló, apareció un halo plomo alrededor de su cuerpo — mátame, no eres mejor que yo.

La mujer ciega sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas de ira.

"¿Será verdad que esa maldita ya se acostó con Piccolo?".

De sólo imaginárselo sus emociones se desbordaron, lanzó un grito, todo el lugar tembló, aparecieron sus alas oscuras y sus ojos parecían despedir fuego negro, tiró la lanza, pero no contra la rubia, sino hacia donde estaba el trono en el palco.

— ESTAS MINTIENDO... — Izbet tomó aire para tranquilizarse, por fin la luz volvió a ella, aunque todavía sentía que su sangre hervía — ahora me llevaré a la persona que amo y que me ama, nunca sabrás lo que es sentir el deseo y el amor libre de un hombre, sólo puedes conseguirlo obligándolos... tal vez tengamos el mismo padre, pero nunca te consideraré mi hermana, eres mentirosa, cobarde, y una asesina... te dejare viva, eso te dolerá más que la muerte.

En el momento que hizo aparecer sus alas, las guerreras que había en el anfiteatro se arrodillaron, ahora que derrotó a la soberana empezaron a gritar DIOSA, DIOSA, la mujer ciega se distrajo con eso, la Reina China aprovechó de tomar la espada que estaba cerca, cuando fue a descargar el golpe, gritó muere maldita, pero la lanza que estaba en el trono la atravesó, la arrojó una de las mujeres de su guardia.

 

— Quien trate de dañar a la diosa debe ser ejecutada inmediatamente, eso dice la ley, no importa que sea la Reina quien lo intente — estaba feliz porque podría vengar a su amante secreta, la comandante — además según tus propias palabras no debes seguir viviendo por ser débil.

— Hermanita... — dijo riendo la rubia mientras se desangraba, en menos de un minuto su mirada quedó congelada al morir.

La escolta de la Monarca se acercó a Izbet, y arrodillándose le ofrecieron su protección, Myrina llegó volando, N°18 traía de la misma forma a Bulma.

— ¿Qué pasa? — preguntó la mujer de las alas negras, confusa.

— Eres la viva imagen de nuestra diosa viajera — le explicó en un susurro la del cabello rosado — la leyenda dice que cuando más la necesitemos volverá, no sabía que podías hacer aparecer alas, sino no hubiera habido necesidad de luchar — gritó a viva voz para que todas la escucharán — la diosa ha vuelto luego de mil años, se disfrazó para ver si la Reina China merecía seguir siendo nuestra gobernante, le dio la oportunidad de seguir con vida, pero quiso traicionarla. Para agradecerle que viniera le daremos la posesión del hombre por el que combatió.

— Diosa ¿De verdad nos dará el honor de quedarse a dirigirnos? — preguntó la guerrera que mató a la anterior Reina.

— Lo he pensado mucho, pero debo volver a mi viaje, todavía me quedan lugares por visitar. Por su fuerza interior, valentía, e inteligencia, Myrina será la nueva soberana de nuestro pueblo, lo que ella diga y ordene, es como que lo hiciera yo, hará los cambios que crea necesarios en nuestro mundo.

— Gracias diosa, ahora le daremos un regalo a sus acompañantes para demostrarles nuestra buena voluntad — la nueva gobernante hizo traer a Yamcha y se los dio.

—Te pido por favor, Reina Myrina, que la Tierra y el planeta Namek queden fuera de sus territorios de caza de hombres.

— Concedido diosa, dame las coordenadas y ninguna de nuestras naves se acercará a esos sectores — le susurró — no hagas desaparecer tus alas hasta que te vayas.

— Entiendo ¿Podemos quitarle los collares a Piccolo y Yamcha?

— Lo siento, debo ir de a poco con los cambios — rió feliz porque pronto todo sería distinto para ellas — además el sonido los hará caer inconscientes, cuando se vayan del planeta pueden sacárselos, les daré la llave electrónica para que puedan desactivarlos.

Mientras esperaban que les cargarán los víveres para el viaje, la científica y la mujer de las alas negras conversaban en una parte del palacio, junto con ellas estaban el namek y Yamcha, N°18 ya se había ido a la nave a esperar la vuelta a la Tierra.

— ¿Y qué piensas de lo que dijo tu herm... — Bulma al ver como fruncía el ceño Izbet, rectificó — ¿La Reina China, sobre haber estado con Piccolo?

— Mintió para que la matará, o para distraerme.

— ¿Estás segura?

— Sí, segura.

— Mmm... qué lástima que no puedes ver, te pierdes un espectáculo increíble — dijo la mujer de pelo azul mientras miraba a los hombres.

— BULMA, respeta mujer, que uno es mi pareja.

— No estoy haciendo nada malo, sólo mirando.

— Que bueno que les trajimos ropa, hagamos que se cambien antes de quitarles el collar, ya converse con 18 y no dirá nada, Piccolo se enojaría si supiera cómo estaba vestido.

— Mejor dicho, desvestido... — dijo Bulma, luego se puso pensativa — las fotografías puedes pasarlas a relieve para sentirás ¿Verdad?

— Sí... — Izbet entendió la indirecta — ¿Me prometes que será sólo para mí?

— Por supuesto — le respondió la mamá de Trunk.

Ya cuando tomaron la fotografía, los hicieron cambiarse ropa.

— Llegando a la Tierra te pasaré la imagen — prometió la dueña de la Corporación Capsula.

— Gracias, la guardaré donde nunca pueda encontrarla.

—Tengo una de la representación de la diosa, es igual a ti, ojos negros, alas oscuras, incluso sus facciones son como las tuyas, sólo se diferencian en el largo del cabello y en el mechón blanco, segura que no eres ella ¿Verdad?

— No tengo mil años, nací el 738...

— Espera... si el Rey Piccolo murió el 9 de mayo del...753... — Bulma empezó a sacar cuentas.

—No... no lo digas...

— ¡¡¡Eres 15 años mayor que Piccolo!!! — gritó asombrada.

— Si lo repites yo... yo...

— Tranquila... no lo diré, promesa, pero debes decirme la marca de tu crema para la cara y cuerpo, es milagrosa...

FIN DEL RECUERDO

 

— Fue difícil para ti aceptar que tu padre tenía otra hija — le preguntó el namek.

— Sí... cuando estaba en el paraíso converse con él sin que mamá estuviera, me reconoció que había estado en ese planeta, pero no supo que la Reina había quedado embarazada cuando escapó, por eso no me contó nada.

— Y sobre lo que dijo de mí — la miró para ver que expresión tenía.

— Mintió, estoy segura — dijo con firmeza.

— ¿Y esto? — tomó un sobre que venía en el envió de su hijo, y que todavía la mujer no abría.

— No es nada importante, algo que le pedí a Yun — trato de quitárselo de las manos, pero no lo logro.

El hombre leyó en voz alta la pequeña nota que estaba adjunta.

"Mamá, acá está lo que me pediste, disculpa la demora, pero más que guardado, estaba oculto".

— Pásamelo — ante la insistencia el namek, ya curioso, vio lo que había dentro.

—¿Pero qué? ¿Cuándo me vestí así? — ella se la quitó y salió volando.

— Si me atrapas te la doy — al mirar atrás vio que estaba quieto con los brazos cruzados — ¿Por qué no me sigues? — se detuvo en el aire.

— Tarde o temprano vas a regresar, y aquí estaré esperándote — sonrió de lado.

— La esconderé antes de volver... no me culpes si alguien más la encuentra.

— DÁMELA — el hombre estaba furioso, y con miedo que hiciera lo que le dijo — no quiero que nadie me vea así.

— Sólo si me alcanzas te la paso — la mujer riendo voló lo más rápido que pudo.

 

FIN

 

Ángel Ciego 9.2 Amazonas

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2024-11-21

 

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