Caminos entrelazados by valii
Ryoma ya con 16 años empieza a dejar de lado las "niñerías" y comienza a ver la vida con otros ojos. A pesar de todo, el tenis es muy importante para él y siempre estará dispuesto a dar lo mejor de sí en ello, pero... ¿Qué sucede si su vida ya no es solo tenis?
Si a él ya no le parece que... fuera sólo tenis?
Categories: PRINCE OF TENNIS Characters: Ninguno
Generos: Angustia, Romance
Advertencias: Ninguno
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 21 Completed: No Word count: 42234 Read: 26395 Published: 15/11/2010 Updated: 01/09/2013
Ryoma ya con 16 años empieza a dejar de lado las "niñerías" y comienza a ver la vida con otros ojos. A pesar de todo, el tenis es muy importante para él y siempre estará dispuesto a dar lo mejor de sí en ello, pero... ¿Qué sucede si su vida ya no es solo tenis?
Si a él ya no le parece que... fuera sólo tenis?
Categories: PRINCE OF TENNIS Characters: Ninguno
Generos: Angustia, Romance
Advertencias: Ninguno
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 21 Completed: No Word count: 42234 Read: 26395 Published: 15/11/2010 Updated: 01/09/2013
Los personajes de príncipe del tenis no me pertenecen.
La historia me hace pensar en cosas que cotidianamente le pasan a las personas en una etapa de la vida. De ahí que vienen las exageraciones románticas o la madurez jeje.
¡Espero les guste!
Los personajes de príncipe del tenis no me pertenecen.
La historia me hace pensar en cosas que cotidianamente le pasan a las personas en una etapa de la vida. De ahí que vienen las exageraciones románticas o la madurez jeje.
¡Espero les guste!
Prólogo. by valii¡A nadie les gustan los primeros capítulos!, así que por favor, lean el segundo :).
¡Ojalá la pagina vuelva a la normalidad pronto!
¡A nadie les gustan los primeros capítulos!, así que por favor, lean el segundo :).
¡Ojalá la pagina vuelva a la normalidad pronto!
Prólogo; algo cotidiano.
Cinco y media de la tarde.
Salón 2-B.
Ryoma al parecer está muy enfadado, ya que hoy en clase por mi culpa el profesor nos dió una reprimenda por el leve escándalo que causé y ahora nos tiene castigados con la limpieza del salón.
O al menos eso pensaba una cobriza y delgada chica, mientras se hundía en lamentos aferrándose completamente a la escoba que tenía en sus manos. Y no era para más, puesto que el chico parecía tener la vista perdida desde el vidrio hasta el frontis de su escuela y no emanaba ningún tipo de sentimiento que no fuera indiferencia u aburrimiento.
Ryoma perdóname... Pensaba ella, sin apartar su preocupada vista sobre el chico. Si hoy no ubiera derramado todo mi almuerzo en tu pupitre, no nos ubieran castigado hasta tarde y tú podrías estar entrenando.
Suspiró. Al menos él podría estar haciendo algo a parte de mirar a travez del vidrio ¿no?, aunque haya sido su culpa, ya estaba sintiendo levemente la fatiga de barrer por todos los rincones del salón y de andar trasladando mesas para poder efectuar mejor su trabajo.
- ¿R-ryoma? - le llamó un tanto temerosa, dando como respuesta de parte del chico un respingo al oír su nombre, pero no masculló nada y luego sólo la miró.- ¿p-podrías e-encargarte d-de los borradores, por favor?
Sus ojos color miel se posaron ahora sobre el pizarrón, buscando levemente el objeto ya mencionado por la chica y ya localizados, se acercó a ellos.
- Están limpios.
- Oh, cierto... - rió nerviosamente. - ya los había limpiado, eh... - dudó levemente. - ¿p-podrías ver los libros del estante?
El chico accedió a la petición de la chica y miró indiferente el mueble con sus contenidos.
- Esto también está limpio.
Cielos, con esas respuestas tan cortantes estaba logrando que la pobre chica sólo tuviera ganas de querer desaparecer de ese lugar.
- B-bueno t-t-tal vez ¿p-puedes...?.
- Ryuzaki - le interrumpió el chico, antes de que ella pudiera formular otra pregunta y bajó su mirada a las piernas de la chica.- te ensuciaste
- ¿Uh? - la chica dió un respingo por el comentario del chico y miró sus piernas, notando cómo una de ellas estaba practicamente negra por el polvo.- ¡ay! - se sacudió un poco, pero sólo logró ensuciarse más.- ¡Me iré a limpiar! - y dicho esto, corrió hacia la puerta del salón, pero con su torpeza de todos los días resbaló con un lapiz que se encontraba en su camino y calló de boca al piso, golpeándose fuertemente en la nariz.- ¡oouch!
- ¡Ryuzaki! - reaccionó el chico y se acercó a ver cómo se encontraba. - ¿estás bien? - preguntó con duda, mientras una gotita resbalaba por su sien.
- R-ryoma-kun... - dijo en sollozos la chica, mientras se tapaba su naríz con sus empolvadas manos evitando así que el chico le viera.- n-no mires... m-m-e duele...
El chico se hincó ante ella para quedar a su altura, mientras hacía un intento de observar cómo tenía la cara. De pronto, sintió un poco de lástima por la chica, ya que parecía que de verdad se había lastimado, puesto que sus ojos acuosos le delataban completamente.
- Dejame ver - le ordenó levemente, pero la chica se negaba con la cabeza a hacer caso a su mandato.- Ryuzaki, quita las manos - volvió a ordenar, con calma, mientras que con delicadeza removía las manos de la chica.
A penas pudo quitar aquellas manos sucias, logró divisar cómo un pequeño hilo de sangre recorría hasta los labios de la chica, junto con todo el polvo que ahora tenía sobre sus mejillas. Ryoma rió leve al acto y la chica no pudo ocultar un rubor rosa en sus mejillas.
Qué avergonzante es esto...
- ¿Aún te duele? - preguntó borrando la curva de sus labios, mientras tocaba con suavidad la naríz de la chica.
- U-un poco - respondió con la cara hecha un tomate... ¡No podía creer lo cerca que tenía a Ryoma! y para colmo, la estaba tocando de forma tierna ¡dios!, este chico no tenía ni idea de lo nerviosa que estaba en ese momento... Y no es para exagerar, puesto que el dolor parecía un vago recuerdo si los nervios se interponían en ello. - Ouch - se quejó por toque brusco de parte del chico.
- Disculpa - dijo sin darle mucha importancia. Luego se levantó y bajó la mirada posando sus ojos sobre el rostro de la chica que aún hacía pucheros por el golpe.- vé a enfermería -hizo una leve pausa. - yo terminaré aquí - finalizó con un tono indiferente y bastante despreocupado.
- E-está b-bien... - acató la chica y salió del salón lo mas rápido que pudo, mientras observaba de reojo en ese lapso de tiempo cómo el chico recogía la escoba que por la caída había salido volando practicamente.
Me pregunto si... ésto significaría caso Ryoma se preocupó por mi...
Y ya pensado ésto, con muchas ilusiones que parecerían patéticas de parte de otras personas, desapareció camino a la enfermería con un leve presentimiento.
Algo bueno estaba por suceder.
bueno al terminar de escribir el prólogo siento como si en realidad no te llevara a ninguna parte, pero a medida que la historia siga posiblemente después si......
ojalá Marfil de alguna explicación de lo que esté pasando.
en fin, críticas, opiniones y alagos están permitidos de todo corazón jeje. =)
cuidence!!
pd: me quedó ultra corto!
bueno al terminar de escribir el prólogo siento como si en realidad no te llevara a ninguna parte, pero a medida que la historia siga posiblemente después si......
ojalá Marfil de alguna explicación de lo que esté pasando.
en fin, críticas, opiniones y alagos están permitidos de todo corazón jeje. =)
cuidence!!
pd: me quedó ultra corto!
Regresar al índiceCapítulo I; San Valentín. by valiiIntentaré ir subiendo de forma rápida los capítulos, porque sé que después me olvidaré y lo haré cada no se cuantos meses jajajaj
enfin =) espero les guste!
Intentaré ir subiendo de forma rápida los capítulos, porque sé que después me olvidaré y lo haré cada no se cuantos meses jajajaj
enfin =) espero les guste!
11:00 am y Ryoma no aparecía por ningun lado.
- ¡¿Es que no vino a clases?!- masculló entre dientes una extrovertida chica, mientras afirmaba sus manos a su cintura y parecía gruñir por la rabia.
- ¡Ya te dije que sí! - le reprochó en respuesta un chico de cabellos castaños, mientras luego en susurros articulaba palabras ilegíbles que podrían ser perfectamente unas quejas de parte del chico.
- ¿Ah, si? - preguntó con ironía, mientras le mandaba una mirada casi atacante.- ¿y se puede saber dónde está? - llena de sarcasmo, movió su cabeza para menear sus coletas que llevaba de peinado desde hace ya varios años.
- ¡Já! - se cruzó de brazos, con el seño ligeramente fruncido.- ya lo hemos buscado por todas partes - dijo el castaño, mientras abría un ojo para ver si la chica le prestaba atención a sus palabras.- en el salón, el baño, la cafetería y hasta la azotea.
- Da igual - ignoró todo lo dicho por el castaño.- debemos seguir buscando aquí en las canchas - se cruzó de brazos al igual que él - a demás quizá Sakuno tenga más suerte, ya que ella fue a ver a la oficina de su abuela caso estaba ahí y seguiría por los pasillos de la escuela.
- Ya, ya, ya - suspiró.- al menos me podrías decir por qué le estamos buscando - dijo, mientras la miraba de forma examinante.
- ¿Eres idiota? - le preguntó esperando un sí de respuesta.
- ¡Hey! - exclamó él y apretó los dientes.
- Hoy es San Valentín, Horio - el chico la miró aún sin entender y ella suspiró pensando caso le podrían regalar un cerebro a este pobre hombre.- y si te das cuenta, no sómos los únicos que lo están buscando - hizo una mueca con su cara y señaló indirectamente a un grupo de chicas que no cesaban de mirar a todos lados, con unos pequeños y adornados paquetes entre sus brazos.- en conlusión, se nos podrían adelantar.
- Eh, bien... - desinteresado, la miró con los ojos levemente entrecerrados mientras una gotita caía desde su sien.- ¿y lo buscámos por....?
- ¡Porque hoy al fin de tantos años Sakuno se confesará! -gritó con furia, mientras apretaba los puños y él la miraba medio asustado por el repentino cambio de la chica.- ¡debemos ayudarla a encontrarlo para que pueda declarársele!
- ¿Le g-gusta Echizen? - preguntó sorprendido, mientras se echaba hacia atrás antes de que la chica que tenía en frente se le lanzara encima y le rompiera la cabeza a golpes.- es decir, ¿y a tí? -la pregunta la tomó por sorpresa. No sólo porque repentinamente la expresión del chico cambió a una más seria, sino porque... ¿y a ella?, ¿le gustaba?.
Pasaron unos segundos.
- N-no... - respondió finalmente, aunque con un leve tono de duda. Logrando que el rostro del chico se relajara por algunos segundos.- pero lo amo - sonrió.- es demasiado guapo como para no hacerlo - y rió enérgicamente, provocando un suspiro por parte del chico.- bien, sigamos buscando.
Y dicho esto, se echaron a correr por todo el campo deportivo.
Ryoma... ¿Dónde estás?.
Se preguntaba una, dos, tres y hasta cuatro veces una cobriza de ojos marrón, mientras que la expresión de su rostro a cada segundo cambiada de mejor en peor.
¿Dónde?
Corriendo por los pasillos del edificio, subió unas escaleras sin dejar que ningún rincón se escapara de su vista. Estaba prácticamente desesperada y ya sus fuerzas y esperanzas que tenía acumuladas hace tanto ya se estaban desvaneciendo con cada segundo que pasaba.
¿Será una señal? ¿Acaso el horóscopo le mintió hoy? y no es que fuera tan supersticiosa, pero temprano en la mañana lo leyó y al ver la palabra "suerte" marcada en negrito sobre su signo le ayudó a relajarse. Quizá no mucho, pero le ayudó.
Siguió recorriendo los pasillos y subiendo escaleras, hasta que llegó al punto donde nuevamente podría buscar para cerciorarse de que él podría encontrarse allí, en la azotea. Aunque no estaba muy segura, no quizo dudar de el lugar favorito de su chico, así que finalmente accedió a seguir el camino que la llevaría a dicha puerta a pesar de que ya había ido unas tres veces antes de esta.
Pero esta será la última.
Se dijo para sus adentros, muy temerosa. Finalmente, luego de subir unas cuantas escaleras más llegó al fin de su camino y era el momento clave. Si abría la puerta y ahí se encontraba él, como siempre, recostado sobre la acera emanando pereza podría hacer su acto masoquista.
Declararse.
Miró su reloj y suspiró. El pecho lo tenía apretado y sólo le quedaban tres minutos de descanso.
¿Qué importa?, podría esperar al otro y después declarársele, pero sabía que no. Obviamente no podría esperar otro descanso, ya que prácticamente su valor se estaba escapando... Y era más rápido de lo que ella pensaba que era.
Abrió la puerta y para su decepción, no estaba ahí. De hecho, hasta se cruzó con unas chicas que al igual que ella estaban muy decepcionadas, mientras abandonaban el lugar con resignación en sus miradas, dejandola prácticamente sola en aquel lugar.
Y como ya saben, Ryoma no se encontraba ahí.
Seca de esperanzas, se dejó caer al suelo afirmando sus rodillas en éste. Se aferró a su regalo, su pequeño paquete envuelto en papel amarillo, que, por tanto ajetreo, ya estaba despedazándose.
Lo miró con compasión, como si le dijera: "perdóname, no pude entregarte" y lo aferró aun más a ella.
Sintió sus ojos salados. Sintió sus ojos húmedos. Sintió que había elegido un mal día.
Sí, era prácticamente eso.
- Un mal día.
- ¿Un mal día? - le cuestionó una voz, provocándole un brinco a la chica al oírle.
Miró hacia ambos lados, intentando examinar cada parte del lugar, pero no veía a nadie. Entonces, ¿qué fue lo que escuchó?.
- Hey, aquí arriba.
Alzó en forma de respuesta su mirada y logró divisar una sombra, que, por intuición, supo que estaba recostada sobre el último pedazo de edificio por donde se salía hacia la azotea de su escuela.
- R-ry... ¿R-ryoma? - se inclinó hacia atrás para poder avistar mejor aquella sombra y... ¡Si!, ¡era él!, ¡increiblemente!, ¡lo encontró!. Sintió que su corazón se aliviaba a cada segundo.
Él simplemente movió sus ojos para poder observar a la chica que le miraba con una desconocida sonrisa.
- ¿Qué? - le respondió seco, sin siquiera mover otra parte de su cuerpo, mientras ella notaba cómo sus manos le servían para apoyar su cabeza ante el duro concreto.
- B-bueno... yo.. eh... - las palabras de la chica dudaban en salir. En ello, se percató de cómo la mirada del chico descendía hacia el simpático paquete que llevaba en sus brazos y lo aferró más a ella, como si lo ocultara de alguna forma.
Se quedaron por unos instantes en un incómodo silencio, que, a medida que pasaba le ponía los nervios de punta a la chica. Finalmente, el chico fijó su vista directamente al cielo, sin siquiera mostrar algun cambio de expresión en su rostro y decidió romperlo.
- ¿Buscabas algo? - tiro al blanco.
- ¿Y-yo? - rió nerviosamente.- yo... - bajó su mirada, con la duda posada en los labios.- yo... eh... sí.
El chico volvió a dirigir unicamente sus ojos hacia la chica.
- Y-yo t-te... - hizo una pausa y respiró de forma disimulada, intentando mantener la calma. Sus mejillas sintieron un calor que las tornó rojas y prosiguió.- yo te estaba buscando a tí... Ryoma.
Ahora el chico había ladeado la cabeza, mientras en sus ojos se notaba una leve curiosidad por las palabras de la chica. Se quedó en silencio esperando a que continuara.
- Y-yo t-te traje e-esto - vaciló, haciando referencia al pequeño regalo que ya no se encontraba en tan buenas condiciones. Lo miró con tristeza, pero curvó sus labios al último minuto y alzó su vista a encontrarse con la de su enamorado.- feliz San Valentín, Ryoma.
Y ya sin poder disimular sus mejillas rosadas, alzó sus brazos con su pequeño paquete en dirección al chico, que se quedó mirándola de forma serena y silencionsa. Mantuvo su posición firme, esperando a que él aceptara el regalo y cerró los ojos intentando ocultar su verguenza.
- ¿Estás de broma, no?
La chica abrió sus ojos al mismo instante en el que el chico pronunció aquellas palabras y quedó paralizada.
¿Qué..?
Creo que no me quedó muy largo =/ perdon u.u ojala lo sigan leyendo =) cualquier cosa comentenla :) la aceptaré con gusto ^^
cuidence!!
Creo que no me quedó muy largo =/ perdon u.u ojala lo sigan leyendo =) cualquier cosa comentenla :) la aceptaré con gusto ^^
cuidence!!
Regresar al índiceCapítulo II; Bochorno. by valiiEstoy intentando de continuar seguido... pero probablemente después se me olvide =).
Ojalá sigan leyendo :P am... me siento triste =( no he estudiado nada!! jajajajajajajajjajajaj......................
Estoy intentando de continuar seguido... pero probablemente después se me olvide =).
Ojalá sigan leyendo :P am... me siento triste =( no he estudiado nada!! jajajajajajajajjajajaj......................
¿Si caso estoy... de broma?
La cobriza sólo atinó a dejar sus brazos en lo bajo, junto a su pequeño paquete entre sus dedos.
- ¿D-dis-disculpa? - sentía el corazón frío, mientras un extraño sentimiento de "¡corre, sal de aquí, por favor...!" le inundaba cada parte de su cuerpo, pero le negó y se quedó estática en ese lugar.
El chico apoyandose con una de sus manos se dió impulso para cambiar de posición y quedar sentado, aún con su mano sobre la fría acera. Giró su rostro en dirección a la chica y desvió la mirada hacia otro lado, ocultando un leve, pero muy leve rubor en sus mejillas.
Se sentía avergonzado. Parece que había echo una pregunta estúpida o al menos, eso pensaba él.
- Olvídalo - habló finalmente el chico de cabellos negros, sin quitar su vista a la nada y ocultando serenamente su vergüenza.
- ¿Uh?- la chica no entendía nada. De hecho, ni se había percatado de que el chico se sentía incómodo en ese momento.
Se abrumó hasta sus adentros, mientras aferraba su regalito entre sus brazos y bajaba la mirada.
- Quiero decir... - el chico comenzó a hablar de nuevo, obligando a la chica a prestarle toda su atención.- has venido aquí este descanso unas cuatro veces - explicó, haciendo memoria.- y ahora me dices... - hizo una pausa, dirigiendo su mirada con duda a los ojos de la chica.- que me buscabas a mí.
- ¡Oh! - la chica dió un respingo en forma de respuesta, mientras sentía que desde su mentón hasta su sien todo se volvía color rojo.- q-q-q-quize d-decir q-que - oh, problemas. Ahora él se estaba poniendo nervioso con tanto tartamudeo por parte de la chica.- q-que e-es... -dudó unos segundos antes de continuar.- es San Valentín y... t-tu s-sabes, t-te traje esto - dirigiendo su mirada hacia su paquete, logró que la del chico se dirigiera al mismo lugar.
Pasaron unos molestos segundos. De hecho, hasta había tocado el timbre para dar fin a tal esperado descanso donde la chica prácticamente se lo pasó buscando a su príncipe.
Cruzaron sus miradas, ignorando si es que algo sucedía a su alrededor y de alguna forma, los dos se tranquilizaron.
- ¿Entonces debo... aceptarlo? - preguntó el pelinegro, mientras que con una de sus manos ocultaba sus labios y desviaba la mirada, ocultando su impertinencia al hacer tal pregunta.
- ¡Sí! - se apresuró en responder la chica y en acto seguido, alzó sus brazos junto con aquel regalo para que llegara al fin a manos de su dueño.
El chico extendió su brazo, atrapando aquel paquetito entre sus finos dedos y ya teniéndolo bajo su poder, lo miró sin hacer gesto alguno. Luego, dirigió su mirada a la chica sin cambiar la expresion de su rostro. En ello, trasladó su nuevo obsequio hasta sus labios y presionando fuerte en él logró sostenerlo unos momentos, para luego dar un salto con impulso de sus manos y caer de pié en frente de la chica. Giró levemente, brindándole sólo la vista de su espalda a la cobriza y abrió la puerta que tenía frente a él.
- Me voy a clase - dijo, mientras caminaba de manera despreocupada hacia las escaleras. Luego, giró levemente su rostro hacia la chica que se había quedado inmovil tras él y bajó la mirada.- gracias...- dudó en aquellas palabras y restandole importancia, siguió su camino hasta el pasillo.
- Uno, dos, tres... - se repetía en susurros la chica, aún shockeada por el hecho de que el chico le recibiera su regalo.- ¡Respira Sakuno! - se dijo en sí y al instante, salió corriendo hacia su salón con las mejillas prácticamente haciendo furor en rojo.
El día en sí estaba pasando muy lento, pero leento, muy leeento. Ya era casi hora del almuerzo y ello sólo significaba una cosa: desde que la chica dió su tierno presente, habían pasado prácticamente unos 45 minutos.
- Tengo hambre - masculló leve y muy aburrido nuestro pelinegro favorito, mientras bostezaba con una mano sobre su boca.
- Y que lo digas, ya no soporto más minutos de esta clase - comentó Horio, que se sentaba en compañía del chico de ojos color miel. - y no puedo esperas más a que toque el descanso para poder comer mi almuerzo - se recostó sobre su pupitre y miró impaciente su reloj que tenía alrededor de su muñeca.- diablos, dos minutos.
Dicho esto intentó de pasar el rato imaginándose muchas cosas, tales como un helado con crema, que le bailaba y desparramaba su sabor hacia los lados, casi sacudiéndose. También en su mente estaba la Osakada, su gritona amiga que iba y se ponía a bailar junto al helado, mientras unas pelotas de tenis llovían y salía él en un trono, mientras su compañero de puesto le limpiaba los zapatos mostrándole respeto.
- Sí... eso... ¡bien limpios! - balbuceaba en sus fantasías, mientras todos sus compañeros de clase reían, bueno, menos el chico que se encontraba a su lado, que, prácticamente, lo ignoraba.
El chico de cabellos castaños en reacción a las risas de sus compañeros se levantó brusco y luego de unos segundos su rostro se volvió color rojo, mostrando en toda su plenitud lo avergonzado que se sentía en aquel momento.
Sin más palabras se volvió a sentar sobre su silla y agachó los hombros intentando ocultar su rosto.
- Bien chicos, doy por termianada la clase - habló la voz autoritaria del profesor.- saben que no se puede continuar con ciertas interrupciones - dirigiendo su mirada hacia el chico de gran boca.- bien, pueden disfrutar de su almuerzo si quieren - y dicho esto salió del salón con sus cosas en mano.
- ¡Al fín! - masculló el avergonzado chico , mientras alzaba sus brazos para poder estirarse y luego desviaba su mirada hacia su compañero.- ¡Wow! - se deslumbró al ver lo que el chico mordía desinteresado.- ¡Echizen! ¿De dónde sacaste aquel chocolate?
La pregunta obligó al joven tenista a desviar su atención a su locuaz "amigo", sin dejar de sentir cómo la sustancia se desvanecía dentro de su boca.
Delicioso.
- ¡Echizen! - exclamó el chico con un tono de reproche.- ¡No me digas que es por San Valentín! - se mordió los labios.- ya se me hacía raro que no te ubieran entregado nada hasta estas horas.
El chico sólo suspiró y siguió consumiendo los pequeños trozos que se encontraban dentro del paquete.
- ¡¿Y bien?!, ¿Quién te lo regaló? - preguntó con toda la curiosidad posada en sus ojos, mientras poco a poco le llegaban unas imágenes (llamadas recuerdos) hasta su mente.- ¡Cierto! - volvió a exclamar, pero ésta ves más fuerte ya que el timbre de descanso había sonado.- Sakuno te está buscando
El sólo arqueó una ceja, mientras su cabellera con reflejos azulados no se apartaba de su frente.
- Quiero decir... - intentaba de explicarse mejor.- denante... en el recreo anterior
Ryoma a penas soltó un sonido desde sus labios y miró aburrido a su compañero, provocándole a este a que frunciera el seño.
- ¡Echizen!, ¡ve a buscarla ahora mismo!, ¡de verdad que te está buscando! - le reprimió el chico, mientras observaba cómo la mirada aburrida del Echizen no cambiaba ni con sus altos tonos de voz.- ¡Ryoma!
- ¡KYAA!
Se oyeron unos gritos los suficientemente fuertes y chillónes como para saber de quiénes se trataba.
- Rayos - mascullaba entre dientes y envidia el castaño, sin apartar su mirada de la puerta.- el club de fans de Echizen...
Ryoma en reacción alzó su mirada despreocupada y dió un respingo al ver tal cantidad de chicas a la entrada de su salón. Y no eran para nada pocas, puesto que ya parecían una estampida a punto de echar abajo la puerta que les separaba.
- ¡Ryomaa! - gritó alguna de ellas encantada - ¡Te traje algo!
- ¡Yo también!, ¡Al fín te encuentro!
- ¡Lindo! ¡Acepta ésto!
El chico al oír tales palabras soltó un suspiro y desvió su mirada hacia la ventana, intentando prestar atención a cosas más importantes. Por ejemplo: el aire.
- ¡Ya vayanse! - exclamó Horio, mientras se acercaba a pizotones hacia la entrada.- ¡Dejen de molestar! - molesto, provocó que la multitud de chicas se enfadaran también, pero hizo caso omiso y cerró la puerta en las naríces de las chicas.- Locas.
El castaño uniceja desvió su atención hasta su compañero con los brazos cruzados, mientras levantaba una de sus cejas y intentaba meditar un método para sacar a Ryoma del salón sin ser visto por sus fans. Imposible. Se dijo resignado, ya que el sólo hecho de pensar en salir era como cruzar la calle con tres autos avecinándose a toda velocidad hacia él.
Suspiró y volvió a su pupitre para comer su almuerzo.
Él ya no podía hacer nada.
Ya pasada la jornada de clases, Momoshiro que ahora tenía su cabello corto en la frente y largo en la parte de atrás esperaba un tanto impaciente en las canchas de tenis a su mejor amigo, Ryoma.
Miró inquietante hacia los lados esperando a que el chico llegara y ya casi fuera de sus casillas se cruzó de brazos manteniendo la compostura cuando logró divisarlo a lo lejos.
- ¡Ya era hora! - le gritó a la distancia, mientras daba un leve trote para acercarse a su compañero.- ¿Dónde estabas?
- Lavandome la cara - explicó sin darle mucha importancia.- ¿Y Kaidoh?- preguntó por el capitán del equipo de tenis, mientras le buscaba con la mirada por los alrededores.
- La profesora le llamó - hizo una mueca.- supongo que serán cosas de capitanes - agregó un tono de desagrado. Y no es que no le tuviera simpatía al chico serpiente, sino que ultimamente ha estado notando su ausencia en las prácticas y, segun él, no era propio de un capitán huir de sus deberes.
- ¿Estás a cargo tu de nuevo, cierto? - preguntó sin muchos animos, mientras bajaba los hombros en su leve desacuerdo.
- Sí - le afirmó el chico con una sonrisa de oreja a oreja.- Ya he puesto a los de septimo grado a recoger pelotas, a los de octavo practicando el saque - comenzó a hablar haciendo memoria - y a los demás jugando partidos.
Ryoma posó su mirada sobre su amigo y luego cerró sus ojos con arrogancia. - siempre haces lo mismo - espetó de manera antipática, mientras una quisquillosa sonrisa se posaba en su boca, provocando que el subcapitán se irritara por tal comentario.
- ¿A qué se debe ese tono de superioridad? - le preguntó indignado.- ¡muy bien Echizen!, ¡tú lo has pedido! - lo fulminó con la mirada, provocando una atmósfera llena de provocación y logrando que el chico le mirara desafiante.- ¡A que no puedes correr a mi paso veinte vueltas alrededor del campo!
- ¿Veinte? - preguntó pretencioso.- que sean cuarenta - sugirió con un aire de superioridad que ya le hacía sacar humos a su amigo.
- Serán cien - concluyó y apretó sus puños.
Los chicos se sonrieron confianzudos y a penas despegaron sus miradas, comenzaron un rápido -pero muy rápido- trote alrededor del área.
Mientras éstos corrían -con frases levemente insultantes incluídas- una chica de largas trenzas ya mencionada anteriormente se encontraba caminando con su ropa deportiva por las canchas de tenis. Desvió su mirada hacia tal espectáculo y se acercó a uno de los chicos del club a preguntar qué sucedía.
- Están compitiendo - le respondió.
La chica ya enterada posó sus ojos sobre su San Valentín, que corría con toda su atención en su contricante y mejor amigo, Momoshiro.
Pasaron unos minutos más y ya se veía a los chicos cansados, mientras se notaba cómo intentaban de no perder el ritmo en su trote.
- Seguro que Ann al verte así se reiría - se burló el Echizen, intentando desconcentrar al chico.
- ¿Qué? - se ofendió, pero no detuvo su paso.- ¡eso ya es historia pas..-detuvo sus palabras- ¿qué es ese olor? - prosiguió cambiando el tema confuso.
- Sudor - respondió su compañero haciendo referencia a que esa fue una pregunta estúpida.
- No, no - negó aún con curiosidad.- es como... - posó una de sus manos sobre su amigo deteniendo el trote de éste y el también paró.- es como chocolate.
- Hey, no me detengas - se quejó intentando de zafarse, pero la mano se aferró a su hombro con más fuerza.
- Hueles a chocolate - concluyó, mientras acercaba su rostro para seguir oliéndole - ¡es chocolate! - se emocionó - ¿te dieron por San Valentín, eh? - le preguntó picarón, con una sonrisa posada en sus labios - bien, sea quien sea me tienes que dar - espetó - tengo hambre.
- Estás alucinando - dijo el chico aún haciendo esfuerzos por quitar la mano de su amigo que estaba sobre él y lo logró.- ¿es que a tí no te dieron? - se burló nuevamente.
- ¡N-No es eso! - se ofendió y se cruzó de brazos.- en fin, si no me vas a dar... - y comenzó a subir y bajar sus cejas de forma picarona.- me dirás quien te dio chocolates.
- Ni en broma
Y mientras éstos seguían con su discusión, la chica cobriza no entendía el por qué se habían detenido a mitad de la carrera. ¿Acaso uno de ellos se lastimó?, ¿llegaron a otro acuerdo?. Miró a los chicos que estaban confusos al igual que ella y se unió a su conversación.
- ¿Qué pasó?, ¿por qué se detuvieron? - preguntó uno.
- No sé... quizás uno de ellos hizo trampa - respondió otro.
- ¿Quién iría a preguntar qué sucedió? - preguntó otro con inseguridad en sus palabras.
- Erh.. - no sabían que responder hasta que notaron a la cobriza tan interesada como ellos en saber qué había sucedido - muy bien Ryuzaki, tú irás. >Canastillas Bebe Gratis ¿Cómo se consiguen? ¿VERDAD O ENGAÑO?
- ¿Qué? - un respingo fué lo que acompañó a tal pregunta.
- Bien, ¡gracias! - y dicho esto, le empujaron hasta que llegó en presencia de los dos chicos que no cesaban su discusión. Los dos posaron su atención en ella y uno de ellos rió con una sonrisa llena de malicia.
- ¿P-pa-pasó algo? - preguntó tímida y llena de curiosidad la chica de larga cabellera.
- ¡Sip! - respondió animado el Takeshi.- dime Sakuno... - sonrió y miró a Ryoma de reojo, que suspiró al notar las intenciones del chico.- ¿tú por casualidad... no le habrás entregado HOY a Ryoma chocolates por San Valentín? - preguntó divertido, medio en broma.
- ¿Uh? - la chica se sorprendió y su rostro se tornó un rojo intenso.- y-y-y-y-y-y-yo - dudó en qué responder. Mentir sería algo facil que le relajaría, pero sería feo si negara sus sentimientos hacia el chico que tanto le gustaba.- s-sí - escogió la verdad.
El chico abrió los ojos como platos y al instante le comenzó a dar unos golpesitos en la espalda a su amigo, mientras que con una sonrisa le felicitaba.
- Muy bien Ryoma, mira qué bueno -proseguía con los golpesitos- que tierno que le gustes a Ryuzaki - comentó sin borrar su sonrisa.- ¿y qué pasó después? - ya preguntado ésto, abrió sus ojos y miró que su amigo se encontraba perplejo y hasta había pestañeado dos veces por la sorpresa que se había llevado.- n-no me digas que...
Sakuno se quería morir. Ojalá la tierra la tragara en ese instante para poder borrarla de aquel mundo tan injusto. Bueno, no tanto, puesto que con conocer a Ryoma ya le parecía un privilegio, pero ¿por qué tenía que suceder esto?, ella no se había declarado oficialmente. Es decir, nunca le había dicho explícitamente sus sentimientos al chico y ya que Momo lo había dicho por ella, nada podría ser peor.
- ¿Eso es cierto Ryuzaki? - preguntó aún con la sorpresa en los labios el príncipe del tenis, mientras ladeaba levemente su cabeza en un torno confuso.
- y-y-yo... - ya no había nada que hacer. Mentir era la única forma de escapar de tal vergonzosa situación. Ojalá nunca ubiera regalado ese chocolate. Ni si quiera logró decirle explícitamente sus sentimientos al chico y, por un descuido, tenían que hacerlo por ella.
Vaya, qué dilema. Bajó su mirada unos centímetros y notó sus dedos jugar entre ellos. Sudaba inconscientemente.
Estaba nerviosa. Se quería morir.
Alzó la vista para encontrarse con los ojos color miel que tanto le gustaban y sintió sus mejillas arder como nunca.
Pasaron unos leves segundos más antes de que respondiera y sumisamente intentó efectuar tal acto.
- S-sí - dijo finalmente y disimuladamente intentó respirar sin agitarse.- m-me g-gustas, Ryoma.
El chico abrió levemente sus ojos junto con sus labios y en forma de respuesta, continuó el trote que su amigo había detenido.
¿Uh?
Me demoré en continuar, pero estoy contenta. Ya tengo ideas para el próximo capítulo.
¡disfruten! =)
Me demoré en continuar, pero estoy contenta. Ya tengo ideas para el próximo capítulo.
¡disfruten! =)
Regresar al índiceCapítulo III; Algo bueno, creo. by valiiBueno continuuuuuuuuuo porque seria feo dejar una historia inconclusa :D, espero les guste!.
Bueno continuuuuuuuuuo porque seria feo dejar una historia inconclusa :D, espero les guste!.
¡ECHIZEEN! - exclamó enrabiado el Takeshi, mientras se aproximaba a toda velocidad hacia su amigo y luego lo jalaba del cuello de la pollera que llevaba puesta hacia él.- ¿qué maneras de actuar son esas? - preguntaba ofendido.- eres un hombre, ¡no un cobarde! - le reprochó.- ¿acaso no piensas en Sakuno?
- ¿M-momo? - el chico sermoneado no tenía palabras.- ¿p-por qué te enojas?
Ok, Ryoma era un idiota. O bueno, al menos eso pensaba su mejor amigo, mientras de reojo intentaba ver cómo se encontraba la chica. Y cielos, no se veía nada bien. De hecho, ni se veía, porque tenía todo su flequillo cubriendole el rostro.
Se sentía abrumada. Nunca pensó en confesarse así y que le respondieran con... bueno, irse a trotar. ¿La ignoró, cierto?... sí, pero bueno, Ryoma era así. Aunque eso no le daba ningún tipo de derecho a actuar de esa forma. ¿Ni si quiera le podía dar una respuesta?, algo así como "Uh, no, no me gustas lo siento" o algo quizá como "Sí, la verdad es que siempre me has gustado", aunque claro, eso sería un sueño.
Sí, eso era. Un sueño.
Alzó su cabeza intentando salir del trance en el que se encontraba y comenzó a divisar el lugar en donde se encontraba.
Miró hacia ambos lados y vio un par de chicos discutiendo. Y era gracioso, uno de ellos parecía tan enfadado y el otro sólo desviaba la mirada ignorando las palabras. Luego notó cómo el que estaba tan molesto agarraba al otro chico y lo empujaba hacia ella.
Sí, hacia mí. Lo tenía en frente.
Sintió cómo los ojos un tanto incómodos del chico intentaron ver los suyos.
Hola.
El chico articuló unas palabras, ella lo sabía puesto que los finos labios de aquel chico se estaban moviendo, pero no escuchaba nada. O bueno, ella no escuchaba nada.
Notó cómo el chico cambiaba su mirada un tanto confusa.
Ahora parecía repetir lo mismo.
¿Me..e-t-s? ¿M.. es-t s-c-nd?
Por favor, ¿podrías ser mas claro?.
Ahora decía otra frase y también la repetía, pero su seño estaba levemente fruncido.
R-u-z-k, ¡R-zak..!
Creo quel a chica está captando el mensaje.
Vió como la mano del chico pasaba frente sus ojos de arriba a abajo y dió un respingo al despertar.
- ¿Ryuzaki? -decía él.- ¿me estás escuchando? - su rostro se veía preocupado y algo molesto. ¿acaso no escuchó lo que le decía?
- ¿¿R-ryoma?? - se sobresaltó al darse cuenta de quien tenía en frente y no pudo contener el rubor en sus mejillas. Inmediatamente bajó su cabeza para evitar la mirada del chico y recordó lo que le había dicho hace algunos minutos.
Me gustas.
- O-oye -colocó una de sus manos sobre el hombro de la chica y se inclinó leve para verle el rostro que se encontraba gacho.- tranquila.
¿TRANQUILA? si lo dice porque en estos momentos la chica está temblando del nerviosismo no es nada con lo que pasaría si después de su trance se desmaya.
El chico desvió su mirada un tanto apenado al recordar cómo Momo le reprochaba que aquellas cosas no se solucionaban ignorando a las personas y bueno, sólo al tenerlo en mente le hacía sentir no sé... poco hombre.
- Ryuzaki -llamó la atención de la chica, mientras volvía a tomar su compostura por sobre la chica.- Uhm, escucha... - le pidió de una forma dudosa.
La joven de cabellos cobrizos no quiso alzar su mirada para ver el rostro de el chico. Y es que le atemorizaba más ver qué expresión tendría en el que cualquier palabra "conmovedora".
- Ryuzaki -le volvió a llamar, provocando que el cuerpo de la chica se erizara por tan suaves palabras.- mírame.
Sakuno al sentir una agradable calidez en el tono de voz de el chico que tanto le gustaba no pudo evitar dejar de la su actitud sumisa.
Alzó su rostro para ver el de su príncipe y se sonrojó más al tener esos ojos color miel brillantes posados en ella.
El chico al ver que la chica había accedido a su orden sonrió de un lado, pero muy leve. O bueno, hasta que se percató de que Momo con todos los otros chicos del clubs estaban a una no-razonable distancia de ellos y escuchaban atentos a lo que el chico le iba a decir.
- ¡Vamos Echizen!, ¡Dile! - exclamó uno de los chicos, provocando que los ojos de Ryoma se abrieran un tanto sorprendido.
¿Acaso ellos sabían lo que él le iba a decir?
- Sí Ryoma, ¡dile! - gritó en forma autoritaria su amigo Momo, mientras colocaba sus manos alrededor de su boca intensificando el volumen de sus palabras.
- ¡Sí superior! - ahora exclamaban los de 7mo grado.- ¡dígale!
¿En verdad ellos sabían lo que él le iba a decir...?
La chica por las palabras de los integrantes del club sólo podía inferir de ellas mucha confusión. ¿Decir... qué...? ¿Será q-quizas...?
Unos extraños pensamientos altamente positivos comenzaron a inundar su inocente mente, pero quizá no está mal del todo.
Es decir, él aceptó su regalo de San Valentín en la mañana... ¿eso es bueno, cierto?. Aunque no podía confirmar que no aceptara ningún otro, pero...
- Vámonos de aquí - habló en tono serio Ryoma, mientras tomaba en forma de reacción a sus propias palabras la mano de la chica y la jalaba lejor de aquellos mirones, gritones y molestos chicos.
Ryoma sin darse cuenta se había llevado a Sakuno al otro extremo de la escuela, donde sólo habían unos árboles esparcidos y mucho, mucho pasto.
Era perfecto. No había nadie que pudiera molestar lo que su mente formuló en las canchas de tenis.
Soltó la mano de la chica y volteó su cuerpo para verla.
Notó cómo el rostro de ésta estaba sonrojado y altamente perturbado a la vez.
Suspiró. A veces sentía ésto... que ella... como que le tenía miedo.
¡Eh!, se sorprendió a sí mismo. A ella le gustaba él. Entonces, eso quiere decir que... ¿no le tiene miedo, cierto?...
Su mente estaba echa un lío en esos momentos.
- ¿R-ryoma? -interrumpió los pensamientos del chico la cobriza, mientras jugaba con sus dedos e intentaba sacar unas cuantas palabras más al aire.- ¿q-q-qué m-me i-bas a-a.. decir? - preguntó en tartamudeos que se entendieron perfectamente.
¿Uh?, cierto. ¿Qué le iba a decir...?, ah sí, eso de "me alagan tus sentimientos, pero no creo que pueda corresponderlos" o algo así, pero... ¿estaba seguro?.
¿Qué...?
Los pensamientos del chico se volvieron un lío nuevamente y su rostro lo expresaba claramente al tener sus ojos levemente dilatados por la sorpresa.
Estaba sorprendido se sí mismo.
En efecto, él iba a dejar las cosas claras, pero... últimamente, ella... ha dejado de estar "ausente".
- ¿R-ryoma? -las palabras de la chica erizaron al chico, provocándole un respingo.
- ¿Qué? -respondió de forma antipática como auto-defensa, provocando que la chica omitiera sus palabras y callara.
La miró mientras mantenía sus labios juntos y apretaba los dientes. ¿Qué estaba pasando? ¿por qué se sentía diferente?. Se estaba confundiendo cada vez más y no sólo eso, se estaba olvidando de lo que tenía que decir.
Así que, mejor digámoslo rápido.
- Ryuzaki -cambió el tono de voz, a uno más sereno... a uno más típico de él.- gracias por tus sentimientos- golpe bajo.- pero... - su voz se hacía más y más debil con cada palabra.- pero...
La chica incomprendida totalmente no podía ver lo que el chico que tanto le gustaba quería decir.
Gracias por tus sentimientos, pero...
Su mente repetía sus palabras para poder anticipar lo que vendría después.
pero no puedo corresponderte.
Así es. Lo sabía.
Apretó sus manos y miró con los ojos humedos sus pies, evitando los ojos color miel que ni siquiera podía leer por tantos cambios de expresiones. Suspiró y cerró los ojos con calma, mientras intentaba respirar de forma pacífica.
- C-conti-n-úa - le dijo un tanto arrepentida... ¿de verdad quieres que contínue? le parecía decir su subconsciente. No, pero qué va.
Ryoma parecía odiarse a sí mismo en ese momento. Y es que se comenzó a rascar la cabeza con una mano y en su rostro sólo parecía reprocharse a sí mismo.
Había detenido sus palabras y ello ya había sido demasiado vergonzoso. Ojalá lo ubiera dicho sin rodeos, pero sabía que no podría. Sentía que la nieta de aquella vieja lo estaba volviendo loco.
Miró a la chica unos segundos. Ja, tenía las mejillas rosas como siempre. Tenía su flequillo largo como siempre. Temblaba como siempre. LLoraba como siempre. Estaba ahí como siempre.
Sonrió de un lado y suspiró rendido.
- Ojalá no me vaya a arrepentir - articuló al fin, pero de manera tan baja que la chica ni si quiera le oyó.- pero si quieres... - continuó con aquellas viejas palabras.- podríamos intentar... no sé, algo - y dicho esto, se cubrió con la mano sus labios mientras a su vez también tapaba la mitad de su rostro que estaba... ¿sonrojado?.
La chica a penas el chico terminó de hablar sentía que se iba a desmayar. Sus ojos color rojo intenso se alzaron para verle de forma casi impactada.
- ¿d-disculpa? - p-preguntó con el corazón atascado en la garganta, mientras cubría sus labios con sus dos manos por la sorpresa.
- caso si quieres... lo... - las palabras no querían salir. Se sentía estúpido repitiendo de nuevo lo que tanto esfuerzo le costó concluir y desvió la mirada hacia otro extremo para no perder la compostura como ella.- caso quieres que intentemos algo.
¡Era verdad!, lo había escuchado perfectamente. Cielos, esto parecía un sueño. La chica no podía creer que primero, tenía a Ryoma en frente levemente avergonzado por palabras, que, probablemente, el jamás pensó que diría; segundo, que el chico le estuviera proponiendo intentar algo y tercero, pero no mas importante, que aún no podía creer que no ha despertado de su cama. Ah, espera, no es un sueño.
Lo miró con los ojos aún llenos de sorpresa e intentó hacer una pregunta directa.
- ¿C-como n-novios? - pium. Disparo de la chica.
El chico sólo atinó a volver a dirigir su mirada hacia ella y tragó saliva.
- Bueno, ¿quieres o no?.- preguntó sin rodeos, serio y ya sin siquiera una pisca de vergüenza en el rostro.
Enfocó sus ojos en los labios de la chica, para poder ver si daría su respuesta y logró divisar cómo el rostro de ella se inclinaba tímidamente de arriba a abajo afirmando a lo que él había preguntado.
Misteriosamente relajó sus hombros y se sorprendió, ya que no se había percatado de lo tenso que estaba hace unos momentos.
Miró ahora a la que sería llamada "novia" y sonrió arqueando una ceja.
Dió media vuelta y comenzó a caminar hacia las canchas nuevamente.
- Bien, vamos.
Y ya dicho esto, la cobriza le siguió el paso de forma tímida tras él, cuando de la nada sintió que el chico que le daba la espalda entrelazó de forma sorpresiva sus dedos con los suyos y luego de ello, la jalaban de atras hacia adelante para quedar par a par con él. Con el chico que ahora sería llamado "novio".
- ¿Bien? -preguntó sereno, sin mirarla.
- B-b-bi-bien... - respondió. Cerró sus ojos con el cuerpo lleno de felicidad y se sonrojó.
Bien.
Holaa ya sé que me quedó ULTRA CORTO, pero bueno, después viene lo interesante jajaja. Este cap lo hice para que no crean que me he olvidado de el fanfinc =) muchas gracias a las que leen!! jij cuidence!
Holaa ya sé que me quedó ULTRA CORTO, pero bueno, después viene lo interesante jajaja. Este cap lo hice para que no crean que me he olvidado de el fanfinc =) muchas gracias a las que leen!! jij cuidence!
Regresar al índiceCapítulo IV; Somos novios, ¿cierto? by valiiBueno hace tieeeeeeeeeempo que no continúo y pido disculpas, pero es que yo tan floja no he escrito u.u y lo peor es que iba a continuar antes de año nuevo y no tuve ocación...
Bueno hace tieeeeeeeeeempo que no continúo y pido disculpas, pero es que yo tan floja no he escrito u.u y lo peor es que iba a continuar antes de año nuevo y no tuve ocación...
Había ya pasado una semana completa y los susodichos "novios" llevaban cero besos, cero abrazos, cero tomadas de manos, cero miraditas románticas y hasta cero palabras.
¿La novia de Ryoma? ¿Yo? qué buena broma...
Pensaba deprimida una chica cobriza, mientras afirmaba fuertemente sus libros a su pecho y caminaba de manera leve por los pasillos de su escuela.
Al principio pensó que al ser novia de Ryoma Echizen, todas las chicas murmurarían su nombre por los pasillos y hasta le harían frente por el amor de aquel chico... pero no fue así; nadie tenía idea de que eran novios y de hecho, según ella, estaba bien... puesto que NO lo parecían.
Grandioso Sakuno, ya has logrado lo que querías y ni si quiera se siente como si lo hubieras hecho.
Sus pensamientos negativos la consumían a cada minuto y a pesar de que se animó diciendo que "mañana cambiará, sucederá algo"... no sucedió. ¡Han pasado ya tres semanas de que están saliendo y nada! ¡nada, nada, nada!
- Sakuno, ¿cómo es que no ha sucedido nada? - le preguntaba un tanto preocupada su amiga, mientras afirmaba sus brazos sobre el pupitre donde yacía su cobriza amiga en aquellos momentos.- disculpa si soy muy directa, pero... ¿Tres semanas y nada?, el príncipe se está pasando.
- B-bueno es verdad q-que no ha sucedido nada... - confesó un tanto dolida, mientras jugueteaba con sus manos.- y que a penas hemos hablado - continuó.- pero es mi culpa a su vez, puesto que me da v-v-vergüenza hablar con él....
- ¿Vergüenza? - preguntó con tono ofendido.- ¡Sakuno, despierta! - le decía alzando cada vez más la voz - ¡no te ha hablado ni más de lo que te hablaba antes! ¡no te invita a comer el almuerzo con él! ¡no te pide caso lo puedes ir a ver al club! ¡nada!
Cuatro frases, cuatro estocadas en el pecho de su amiga.
- Tomo-chan... -susurró mientras su mirada se volvía húmeda.- ¿por... por qué accedió a... salir conmigo...?
La chica de coletas abrió levemente sus labios y la miro con preocupación. Y es que ella tampoco comprendía al "novio" de su amiga.
Tragó saliva, frunció el seño y colocó su mano sobre el hombro de la angustiada chica en forma de apoyo.
- ¿Por qué no vas y le preguntas? - sugirió, sin dejar de mirar directamente a los ojos de su compañera.- Así aclaras las cosas y... bueno, no te haces mas líos por un tío que ni te habla... - finalizó con un tono leve y la miró un tanto curiosa.
Sakuno se quedó realmente pensativa con las palabras de su amiga. ¿Preguntarle directamente?.... No era una mala idea, pero era posiblemente una indirecta que podría terminar mal, muy mal.
Se levantó con determinación y salió del salón en dirección a las queridas canchas de tenis, recordando que a la hora del almuerzo generalmente Ryoma se iba a jugar para estar un rato a solas.
Al llegar comenzó a voltear su cabeza hacia ambos lados, buscando a su "novio" que, definitivamente, se ha estado comportando como un verdadero imbécil durante tres semanas.
Ya al cabo de unos minutos se comenzó a deprimir; no encontraba a Ryoma por ninguna parte.
Fue primero a la cancha "A" y no estaba. Luego a la B, C y así hasta que llegó a la E.
- No está... - susurró mientras observaba tras las rejas de la cancha la nada que había dentro. De hecho, no se veía ni si quiera un alma andante en aquellos momentos. Estaba vacío… Se sentía totalmente sola.
La chica ya resignada a encontrar al imbécil que tanto le gustaba suspiró de tal manera, que no se podría diferenciar a simple vista si fue por amor o por alguna desilusión.
Con sus tibias manos se mantenía afirmada de la rejilla que tenía en frente. Luego, miró el suelo de forma melancólica y apoyó su cabeza en el alambre del cual se mantenía sujetada y volvió a suspirar.
- Esto no está funcionando – susurró dolida.
- Puede ser -.
- Últimamente me he sentido más sola que de costumbre – su suave voz era tan inocente y se le oía tan sincera que el chico que le acababa de responder llegó a dar un respingo y hasta se sorprendió al ver que la chica parecía ignorar su presencia.
- Lo siento, ¿vale? – la disculpa solo recién le pareció increíblemente familiar a la chica, con ese tono de voz tan serio y a la vez reservado que de alguna forma, le encantaba.- Ahora, intenta no llegar tarde a clase – la voz se oía levemente más y más distante hasta que ya no escuchó nada.
Rápidamente la chica abrió sus ojos y de forma brusca volteó para ver con quien había estado hablando, pero ahí ya no había nadie.
¿P-podría ser que él fuera… R-ryoma? ¿o quizás lo habré imaginado?
Su mente ya bastante confusa recordó sus últimas palabras... "Intenta no llegar tarde a clase". Sí de hecho, ahora que lo pensaba, la hora del almuerzo habría ya terminado y....
- ¿¡Tarde a clase!? - gritó con la memoria fresca y salio corriéndo de forma fugaz hasta su aula.
Al llegar lo primero que hizo fue verificar si se encontraba Ryoma dentro y sí, sé que pensaron que primero verificaría si el profesor estuviera dentro, pero como por fin el destino quizo dejarlos en el mismo curso tenía que quitar la duda de caso fue Ryoma el que le había estado hablando en las canchas.
¡Dios mío no está!
Pensó tan sorprendida al notar que él no se encontraba en su pupitre que llegó a taparse los labios con sus delicadas manos, mientras abría sus ojos y sentía levemente un cosquilleo dentro.
- E-entonces e-e-él s-se disculpó - susurró con un brillo en sus ojos, mientras sentía cómo de a poco la felicidad le inundaba el alma.
Aunque eso no duró mucho.
- ¡Ryuuzaki! ¡Echizen! - gritó de forma autoritaria la familiar voz del profesor, mientras Sakuno volteaba su rostro hasta el escritorio de éste y se desanimaba al notar que había llegado tarde...
... Espera un momento. Pensó, mientras reflexionaba las palabras del profesor.
- ¿¡Cómo es que llegan tarde!? - exclamaba el viejo hecho una furia.
...¿Cómo es que llegan...?. Su mente no lo comprendía del todo, hasta que sintió un leve escalofrío por su espalda.
- ¿No te dije que no llegaras tarde? ¿qué estuviste haciendo? - le preguntó la voz de él de forma leve, mientras mantenía sus labios cerca del oído de la chica para que sólo ella pudiera oírle.
- ¿Q-qu-qué? - volteó tan lentamente que a penas vió el rostro de aquel chico, que la miraba levemente desconcertado y se mantenía firme tras ella. - ¡R-Ryoma! - gritó sin darse cuenta de las circunstancias dando un salto dentro del salón provocanco las risas de todos sus compañeros y por supuesto, la rabia del profesor.
- ¡Basta de juegos! - gritó de forma en que todas las carcajadas se volvieron un incómodo silencio - ¡Fuera! ¡YA! - exclamó mientras apuntaba la salida del salón con un dedo.
La chica se dirigió sumisa hacia la puerta en donde se encontraba su "novio" y la cerró de forma delicada, para no molestar al profesor otra vez.
Suspiró y alzó su vista para encontrarse con los ojos de el príncipe del tenis, que de alguna forma, la miraba levemente molesto.
- ¿E-eras tú, verdad? - preguntó inocentemente, procando un respingo lleno de sorpresas para el chico que tenía en frente.
- ¿Sobre qué? - preguntó en forma de respuesta, mientras volteaba su rostro para evitar la mirada de la chica.
- E-el chico que me h-hablaba denante en las canchas... - curiosa y levemente ruborizada, apretó sus manos de forma esperanzada, mientras el chico volteaba nuevamente a verla un tanto confuso.
- ¿No sabías que era yo? - una gotita recorría su sien en esos momentos.
- Oh - la aseveración que hizo el chico le hizo dar un paso hacia atrás, pero no pudo porque tenía la puerta tras ella.- eh.. sí, es que... - trataba de explicar, mientras ahora era ella la que evitaba la mirada del chico - es que estaba en mi mundo, no sé si entiendes..
- Ah
La respuesta que dió el chico de ojos color miel sólo sirvió para dar comienzo a un incómodo silencio, que luego sólo los mantenía estáticos.
- Ah, oye - dijeron los dos al unísono, mientras se sorprendían por haber hablado al mismo tiempo.
- Dime - habló Ryoma primero, mientras desviaba nuevamente su mirada y se rascaba la cabeza de forma desinteresada.
- Oh, no... - se sonrojó la chica, mientras que al igual que él, también desviaba su mirada - n-no te pr-preocupes - musitó nerviosa, mientras jugueteaba en secreto con sus dedos.
- Ah, n-.
- ¡YA CALLENSE! - exclamaba el profesor mientras en una fracción de segundo ya tenía la puerta abierta y gritaba fuertemente tras la espalda de la chica provocando que los dos salieran corriendo casi con un infarto de regalo.
- ¡Aah!
- ¡VUELVAN AQUÍ! - exclamó aún más fuerte que antes y los salió persiguiendo - ¡AHORA VERÁN! - continuó con sus gritos, mientras en su mano derecha sujetaba una especie de vara fina.
- ¡Ryomaa! - gritó la chica sin dejar de correr, mientras observaba al chico asustada - ¡mira lo que tiene en la mano!
El chico accedió a lo que la cobriza le había dicho y al ver al profesor tras ellos con aquella vara no le dió muy buena espina.
- ¡Ryuzaki sígueme! - le ordenó mientras de improvisto doblaba hacia unas escaleras y subía rápidamente.
- ¡Ryoma espera! - exclamó la chica que trataba de seguirle el paso, llegando a un nuevo pasillo con aulas cuando sintió que de la nada le agarraban la mano y la jalaban rápidamente hacia un salón que, increíblemente, se encontraba vacío.
- Escondamonos aquí - sugirió el chico, mientras respiraba de forma agitada por aquella persecución.
- ¿DÓNDE ESTÁN? ¡MOCOSOS! - se oían a lo lejos los gritos del profesor que, al ser mas lento que ellos, no pudo percatarse de que habían ingresado al escurridiso salón de Arte.
- Cielos, no creí que el profesor fuera tan... - su respiración le interrumpía levemente sus palabras - tan brusco.
- Profesores de historia - agregó el chico de cabellos azulados - quién los entiende.
- Supongo que vamos a tener que limpiar el salón nuevamente - sonrió y rió levemente.
- Hm
Genial, volvió a su estado cortante. Pensó de malagana la Ryuzaki, mientras por curiosidad observaba las pinturas que se encontraban en aquel salón. Bastante lindo. Sonreía para sí, al ver pinturas bastante conmovedoras.
- Vámonos - ordenó el chico, mientras se acercaba a la puerta y observaba cuidadosamente de que el profesor no apareciera por los pasillos nuevamente.
- P-pero...
- Si nos quedamos aquí, nos descubrirán - dió su mejor argumento sin prestar mucha atención a la chica.
Salieron del salón con precaución y la cobriza sólo atinó a seguir los pasos de su "novio".
Caminaron de forma cautelosa, mientras la chica notaba cómo el chico se dirigía a las escaleras y comenzaba a subir ya mas tranquilo, hasta que llegaron a donde él siempre recurría ir.
- ¡La azotea! - exclamó alegre la chica, mientras se dirigía al centro del lugar y sentía los rayos del sol sobre su rostro.- ¿Crees que nos descubran? - preguntó preocupada, mientras volteaba a ver al chico que tanto le gustaba.
- No - respondió tranquilo, mientras se sentaba sobre el cemento - hasta los profesores tienen prohibido venir aquí.
La chica sonrió aliviada y se quedó un tanto estática para poder contemplar a su chico.
Le encantaba. Símplemente eso. Se sentía muy a gusto viendo cómo el viento jugaba con sus cabellos, cómo de forma tierna él afirmaba su rostro en su mano desinteresado y de cómo miraba serenamente la nada.
Vaya, este chico la tenía loca.
Se acercó a él recordando el incidente de denante, cuando los dos al unísono querían decir algo.
- Uhm, Ryoma... - ya casi frente a él, se sentó acomodándose al lado del chico - ¿q-qué m-me querías d-d-decir denante? - preguntó con la vista fija en sus dedos.
- Ah, nada en especial - dijo un tanto sereno y luego la miró - ¿y tu?
- Oh - se sonrojó aun más.- B-bueno - llena de nervios, le miró de reojo de forma muy examinadora - es que... - hizo una pausa - y-yo sentía q-que n-no parecemos ehm...
- ¿Uhm? - dió un respingo - ¿qué cosa?.
- n-n-no..
El chico curioso, parpadeó dos veces sin entender a lo que la chica se refería.
- novios - concluyó - n-no lo p-parecemos - y su rostro se tornó en un rojo a full, cosa que el chico no pareció darse cuenta.
¿Novios...?
El chico dilató levemente un poco más sus ojos por la impresión hasta que vino todo a su memoria.
¡Era cierto! ¡El con Ryuzaki estaban saliendo!
¿Cómo es que pude olvidarlo?. Su rostro parecía un tanto desconcertado y hasta llegó a torturarse mentalmente. Cielos, se sentía un idiota.
De hecho, al meditarlo un poco mejor, no era de extrañarse que se le olvidara una cosa así; primero, ella nunca le hablaba ni se acercaba a él, cosa que le impedía usar bien su memoria; segundo, en el club han estado muy ocupados como para estar pendientes de cosas tan personales y tercero, bueno, él era Ryoma Echizen... ¿qué mas esperaba?.
Se tapó un tanto avergonzalo su rostro con una de sus manos y miró de reojo a la chica, que a su punto de vista no se encontraba demasiado contenta con el trato con el cual han estado tratando.
El chico suspiró. Y recordó que en el momento en que ella se encontraba en las canchas recordó que estaba saliendo con ella.
¿Cómo se le olvidan las cosas tan rápido?.
- Ryuzaki - musitó el nombre de la chica y la miró de cierta forma, un tanto hipnotizado por el rostro de la cobriza.
- ¿S-sí? - nerviosa, se sentía acosada por aquella mirada del chico.
- Nosotros somos novios.
- ¿Eh? - alzó un poco su vista para encontrarse con aquellos ojos miel que tanto le gustaban y dió un leve respingo hacia atrás.
- Así que tienes prohibido olvidarlo.
Y dicho esto, el chico desvió su mirada dejando completamente desconcertada a la chica, mientras luego se rascaba su cabeza y ni entendía lo que él estaba diciendo.
Ni ella tampoco.
bueno, no sé si esta corto o largo.. pero a mi parecer está corto xD jajaja quisiera saber... alguna recuerda un fanfic mío llamado Abrázame, acaríciame y quizás bésame, pero.... ¡No me enamorarás! mío?, es que con todo esto lo perdí y quisiera recuperar el capitulo extra, que era mi favorito XD
bueno, no sé si esta corto o largo.. pero a mi parecer está corto xD jajaja quisiera saber... alguna recuerda un fanfic mío llamado Abrázame, acaríciame y quizás bésame, pero.... ¡No me enamorarás! mío?, es que con todo esto lo perdí y quisiera recuperar el capitulo extra, que era mi favorito XD
Regresar al índiceCapítulo V; Ideas. by valiiHolaa, me inspiré por un comentario!! de verdad que leerlos anima mucho a continuaar =( gracias a las que leen =)!!
Holaa, me inspiré por un comentario!! de verdad que leerlos anima mucho a continuaar =( gracias a las que leen =)!!
Al día siguiente, la Ryuzaki parecía vivir en un mundo completamente rosa-azúl-verde-naranjo en el cual la confusión era su mejor complemento. ¿Y qué mas esperaba?, su novio le tenía la cabeza hecha un lío.
¿Por qué Ryoma es tan ...? ... Bueno, la cobriza que se dirigía a pasos lentos a su aula no tenía ni idea de cómo explicar con una sola palabra lo que era el Echizen en estos momentos.
- Tonto - susurró frente a la puerta de su salón, mi
Caminos entrelazados by valii
Ryoma ya con 16 años empieza a dejar de lado las 'niñerías' y comienza a ver la vida con otros ojos. A pesar de todo, el tenis es muy importante para él y
fanfic
es
https://fanfic.es/static/images/fanfic-caminos-entrelazados-by-valii-537-0.jpg
2024-11-04
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