Given and Denied by Ladywho

Yaleen tiene 16 años cuando comienza está historia, desde que recuerda ha servido como criada en Invernalia, ha crecido junto a Jon, Robb y Theon y siempre ha recibido un trato especial de Ned Stark. Sin embargo, ahora que este tiene que partir a Desembarco del Rey su vida cambiará drásticamente.  Given and Denied by LadywhoSummary: Given and Denied by LadywhoSummary:

 

 

 

Given and Denied by Ladywho

Summary:

Yaleen tiene 16 años cuando comienza está historia, desde que recuerda ha servido como criada en Invernalia, ha crecido junto a Jon, Robb y Theon y siempre ha recibido un trato especial de Ned Stark. Sin embargo, ahora que este tiene que partir a Desembarco del Rey su vida cambiará drásticamente. 


Categories: LITERATURA, JUEGO DE TRONOS Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama
Advertencias: Lenguaje Obsceno, Spoilers
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 12 Completed: No Word count: 18523 Read: 744 Published: 06/08/2013 Updated: 21/08/2013
Summary:

Yaleen tiene 16 años cuando comienza está historia, desde que recuerda ha servido como criada en Invernalia, ha crecido junto a Jon, Robb y Theon y siempre ha recibido un trato especial de Ned Stark. Sin embargo, ahora que este tiene que partir a Desembarco del Rey su vida cambiará drásticamente. 


Categories: LITERATURA, JUEGO DE TRONOS Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama
Advertencias: Lenguaje Obsceno, Spoilers
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 12 Completed: No Word count: 18523 Read: 744 Published: 06/08/2013 Updated: 21/08/2013
Story Notes:

He intentado ser lo más fiel posible a los libros de la saga (más que a la serie de televisión) he intentado respetar los espacios y cronologías inventados por George R. R. Martín así como el carácter de los personajes, pero sin duda habré metido la pata más de una vez, aún así, espero que os guste.


Al principio de cada capítulo pondré en las notas en que tomo de la saga esta basado el capítulo para que así podáis evitar spoilers si no habéis leido todos los libros.


(Given and Denied 2.0 : Por error borré el antiguo fanfic, por lo que se perdieron los comentarios y esas cosas, pero la historia es la misma y seguiré actualizando)

Story Notes:

He intentado ser lo más fiel posible a los libros de la saga (más que a la serie de televisión) he intentado respetar los espacios y cronologías inventados por George R. R. Martín así como el carácter de los personajes, pero sin duda habré metido la pata más de una vez, aún así, espero que os guste.


Al principio de cada capítulo pondré en las notas en que tomo de la saga esta basado el capítulo para que así podáis evitar spoilers si no habéis leido todos los libros.


(Given and Denied 2.0 : Por error borré el antiguo fanfic, por lo que se perdieron los comentarios y esas cosas, pero la historia es la misma y seguiré actualizando)

Capítulo I. Caprichos by Ladywho
Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

YALEEN

 

Acababa de amanecer y los patios estaban aún vacios, era un día gris y lleno de niebla, cuando Kara le había dicho que los chicos la buscaban ella se había escabullido de las cocinas y había ido al patio inmediatamente, sin si quiera coger una capa, ya estaba acostumbrada al frio. Jon y Robb estaban allí de pie, con el semblante serio. Jon no había cambiado la cara desde que el rey Robert llegara a Invernalia y Yaleen se temía lo peor, tal vez Theon estaba en lo cierto al decirle que se llevarían a Ned y ya no quedaría lugar para ella en Invernalia, tal vez Jon quería hablarle de eso. Por suerte Theon no estaba allí cuando llegó para regodearse en su acierto.

Se acercó a ellos y nublaron aún más el rostro.

— ¿Nos hemos levantado con el pie izquierdo?—dijo intentando cortar la tensión. Robb, que solía ser el más alegre de los dos miró al suelo con expresión triste y Jon le sostuvo una mirada seria y la cogió de la mano con dulzura.

— ¿Podemos hablar, Yal?— le dijo de forma seria.  Yal quiso preguntar qué demonios ocurría pero antes que pudiera hacerlo los gritos de Theon llenaron el patio.

— ¡Maldito gilipollas! —Yal se dio la vuelta, estaba cabreado y avanzaba a zancadas por el patio hacia ellos, furioso.

— Theon… —empezó Jon en tono apaciguador.

— ¡¿Crees que puedes hacer lo que te venga en gana por ser el hijo de Stark? —le gritó. — ¡No eres más que un bastardo desagradecido! —había llegado hasta ellos e iba directo a por Jon, Yal se interpuso en su camino y le puso una mano en el pecho.

—Oye, no sé qué mierdas te pasa. Pero no crees que te estás pasando un poquito —él bajó la cabeza y la miró como si no se hubiera dado cuenta de que estaba allí, luego su cara se tornó en una mezcla de odio y asco. La cogió por ambos brazos y la empujó a un lado tan fuerte que cayó al suelo. Robb, que estaba más cerca de ella se agachó para ver si estaba bien y un segundo después Theon le había asestado a Jon un puñetazo, este se lo había devuelto y los dos rodaban por el suelo entre gritos y golpes. Tan rápido como pudieron Robb sujetó a Theon por los hombros y Yaleen se puso en medio para que no pudieran seguir pegándose sin hacerle daño a ella, aunque no estaba segura de que eso fuera a detener a Theon.

—Tú no entiendes una mierda—le espetó Jon a Theon, que se revolvió mientras Robb le sujetaba. Y se dio la vuelta para irse, Yal se interpuso.

—Jon, espera…

—Déjalo.

—Me dijiste que querías hablar conmigo.

—Ahora no, Yal— le gritó, y se fue sin mirar atrás, algo iba muy mal, Jon jamás había sido así de brusco, no con ella.

Yaleen miró a Robb esperando algún tipo de explicación, no entendía nada. Robb le dirigió una mirada severa y luego volvió a mirar al suelo, soltó a Theon, que se había calmado un poco, y se largó. Como último recurso Yal se dirigió a Theon,  que para variar tenía esa sonrisa engreída en la cara.

— ¿Y bien? — le preguntó de mal humor.

—Que te lo cuente el buenazo de tu novio. —se dio la vuelta para largarse también.

— ¿Se os ha ido a todos la olla o qué? — le gritó. Theon se dio la vuelta hastiado.

— ¿Tú eres idiota verdad? —le dijo con tono de asco, él siempre la miraba por encima del hombro — Si, no eres más que una criada estúpida e inútil que no entiende una mierda y que ni siquiera sabe hacer su trabajo. Ya veremos dónde acabas cuando Ned ya no te proteja. —Yal intentó contestarle pero no le salieron palabras, ni siquiera él solía ser tan cruel.

End Notes:

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Regresar al índiceCapítulo II. Fragmentos by Ladywho
Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

JON

 

Había quedado con ella en la parte trasera de los establos, un casetón de madera dónde nadie entraba nunca, dónde siempre solían reunirse, dónde la besó por primera vez, dónde la dejaría para siempre. La vio de lejos entrando en los establos, llevaba uno de esos vestidos vastos de color claro que siempre usaba ceñido por un corsé de piel y el pelo largo y negro suelto al viento frio de la mañana.

Quiso moverse, avanzar hacia ella pero los pies no le respondieron. Y se quedó allí contemplándola desde lejos, era una muchacha delgada y no muy alta, siempre jovial y con mucho carácter, sus ojos castaños siempre parecían atentos y vivos y la hacía parecer más joven a pesar de ser mayor que Robb dándole a su rostro una expresión dulce e inocente; “la dulce Yaly” la había llamado Theon, que había sido el primero en fijarse en ella cuando empezaron a crecer, pero el sólo quería meterse debajo de su falta. Con Jon era distinto, ella era su mejor amiga, ella le había escogido a él, a Jon Nieve, y Jon Nieve iba a partirle el corazón. La dejaría para siempre, casi tan definitivo como la propia muerte, y, como en esta, probablemente no volviera a verla nunca más.

“¿Pero qué otra cosa puedo hacer?” se preguntó. Era su deber, para consigo mismo, para con su familia y para con ella, sobre todo después de la charla con Eddard. Pero Yaleen no era como él, le había esperado por que le quería pero cuando él se fuera ella tendría a otro hombre dispuesto a amarla antes de que Jon pudiese ver el muro. Aquello le provocó una puñalada de dolor.

—Tienes que hacerlo—le dijo Robb a su lado. Jon se había olvidado de que estaban allí. —Cuanto más esperes será peor. —Jon no respondió. Si lo decía en alto sería más real.

—No están difícil —Añadió Theon— lo superará, o la ayudarán a superarlo—dijo sonriendo. Jon pasó de él por completo y fue hacía los establos.

Ella estaba de pie en la entrada, era una mañana fría y apenas llevaba nada de abrigo así que estaba temblando, sus ojos mostraban lo asustada que estaba, no era ninguna idiota, y sabía que las cosas no iban bien.

—Yaleen…— se acercó a ella y le dio un beso en la frente.

— ¿Qué es lo que ocurre, Jon? ¿Por qué estáis todos tan raros?

—Yal—cuanto antes lo hiciera mejor. — Supongo que ya sabes que Lord Eddard partirá a Desembarco de Rey en unos días.

—Si…

—No puede llevarme con él, y ya sabes que Catelyn no me quiere aquí.

—Ya… —Contestó ella más seria de lo que nunca la había visto, lo había comprendido.

—Voy a unirme a la Guardia de la Noche. — le dijo sin más, y le puso una mano en el hombro. Esperaba preguntas, gritos, quizá golpes, pero ella se quedo quieta con la mirada fija en ninguna parte, sin que su expresión cambiara un ápice parpadeo y una lagrima resbaló por su mejilla.

—De acuerdo—dijo por fin secamente, le esquivó y salió por la puerta. Jon se quedó perplejo ante su reacción y durante unos minutos no supo qué hacer. Al final salió de la zona de los establos, sin saber si iba tras ella o no, pero ya no la encontró en el patio. Se acercó a dónde estaban Robb y Theon, que tenía la mirada perdida en el castillo.

— ¿Cómo ha ido? —preguntó Robb dándole una palmada en el hombro.

— ¡Ya has visto como ha ido! — dijo Theon con sarcasmo. — ¿Rodado, no Jon? —le miró con desprecio. — Mi turno— sonrió y se fue.

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Regresar al índiceCapítulo III. Los hombres que partieron. by Ladywho
Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

 


YALEEN

 

Subió las escaleras cansada, había olvidado todos los recados y tareas que le habían mandado, toda su vida se había desvanecido en apenas unos días y sentía que no tenía fuerzas para nada. Cuando Jon le había dicho que se uniría a la guardia de la noche no había podido asimilarlo, aún seguía creyendo que todo era una broma pesada, pero después de la conversación con Ned todo su mundo había estallado en pequeños pedacitos.

—Te lo digo a ti por qué la más fuerte y madura— le había dicho. —Por que se que harás lo correcto. “Y una mierda” pensó Yal, esto no es justo. Se sentía furiosa e impotente. Cuando llegó a las estancias del Gnomo él estaba allí sentado, leyendo, y ni siquiera la miró. Ned le había mandado a servirle cuando el rey había llegado a Invernalia. “Gracias también por esto” pensó con rencor.

—Mmm. Qué bien que te hayas dignado a aparecer—dijo sin levantar la vista. —Coloca estos libros— le dijo señalando un montón en una esquina de la mesa.

— ¿Cómo me llamo? — le espetó Yal, estaba cabreada y no pensaba aguantarle. El enano levantó la vista sorprendido y la miró. Torció el gesto un segundo, pensativo.

— ¿Yasmin? —Dijo finalmente.

— ¡Já! —le dijo triunfante. —Pues recoge tú el puto libro. — él la miró con los ojos abiertos de par en par. — ¿O acaso no llegas a dejarlos en el estante? ¿En ese caso puedes ir tú mismo a por un taburete? —Yal esperaba indignación, enfado, amenazas, pero él la miró divertido.

—Tú debes de ser la chica de la que hablaban.

— ¿Qué?

—Sí, el primogénito de Stark y el chico Greyjoy, decían que te ha destrozado la vida y que ahora estás sola. ¿Se referían al bastardo? ¿Al que te ronde siempre? —aquello fue como una patada.

—Tenían razón. Todos los Lannister sois unos desgraciados. —Y se largó por dónde había venido, él no dijo nada, no respondió y no intentó impedir que se marchara. Probablemente le comunicaría a Ned su comportamiento, pero eso a ella ya le daba igual.

Robb iba a salir a montar, estaba preparando al caballo junto a la puerta principal, se sabía sus costumbres y no le costó encontrarle, estaba con Theon charlando animadamente sobre saben los dioses qué. Se acercó a él de mala gana.

— ¿Podemos hablar? — le dijo enfadada. El chico palideció y la apartó un rato para que no les oyeran los chicos de los establos. Theon les siguió unos pasos por detrás, pero ella ni se fijó. — ¿Quién crees que eres para comentar mi vida delante de todo el mundo? —él parecía confuso.

—No hemos comentado nada… Theon… Yo…

— ¿Ah no? ¿Y cómo mierdas se ha enterado el mismísimo Tyrion Lannister de lo de Jon? — Se sonrojó ligeramente — ¡Como no soy uno de los vuestros podéis hacer lo que os venga en gana sin tenerme en cuenta! ¿Es eso? —estaba furiosa, con él y con todo el mundo.

— ¡No puedes hablarle así a tu señor! ¡Chacha! —Sonó la irritante voz de Theon a su espalda.

 

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Regresar al índiceCapítulo IV. Despedida by Ladywho
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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

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YALEEN

 

Tyrion le había dado un rato libre, la comida había terminado ya hacía rato y las sirvientas lo habían recogido todo, solo quedaban ellos tres en la sala, apoyados en la gran mesa, Robb y Theon charlaban despreocupadamente, Jon estaba callado y con la mirada perdida, a pesar de todo fue Theon quien primero se percató de su presencia, la miró y sonrió.

— ¿Tan pronto te has rendido a mis encantos, Yaly? —le dijo arrogante.

—Sí Theon, no puedo dejar de pensar en ti— le dijo en tono irónico. Jon se acercó a ella, seguía con esa expresión triste, y sin saber cómo dirigirse a ella.

— ¿Va todo bien? — preguntó.

—Sí, pero hay algo que quisiera comentarte.

—Está bien—dijo él, como si esperase algo más— Podemos ir a otra parte si…

—No, está bien. Ellos pueden oírlo. —La expresión de Jon mudó y se quedó quieto, como decepcionado. Yal supuso que lo mejor sería decírselo sin rodeos.

—Me marcho de Invernalia.

— ¿Qué? — dijo Robb. Pero Yal no le miraba, ni le hizo caso, Jon permanecía callado, la miraba con gesto preocupado.

—Tyrion me ha ofrecido ir con él a Desembarco del Rey. Lord Eddard ha consentido. Partiré junto con los demás. —continuó ella.

— ¿Tyrion Lannister? ¿El Gnomo? ¿Ahora le llamas por su nombre de pila? —se burló Theon.

— ¡No puedes hacer eso! —insistió Robb, pero Yal les omitió a los dos.

—Tiene razón —dijo Jon por fin. —No puedes irte, y menos con un Lannister.

—Es mi oportunidad.

— ¿Tu oportunidad para qué? —su tono empezaba a elevarse. —Para dejar el único lugar que conoces y entregar tu seguridad a un desconocido de dudosa reputación.

—Es un buen hombre.

— ¡Es un Lannister! — le gritó. ¡Oye entiendo que te sientas perdida pero esta no es la solución!

— ¿Ah no? ¿Y cuál es? Tú te marchas, Eddard se marcha, sin su protección aquí no soy nada y tú mejor que nadie sabes que Catelyn me odia y en qué lugar me dejará eso cuando os larguéis. Yo ya no pertenezco a Invernalia.

— ¿Y qué pasa con nosotros? —dijo Robb. Yaleen miro a su amigo, y a Theon, a quién apenas conocía ya, había crecido con ellos pero cada día se sentía más lejos. Cuando eran niños todos eran iguales, pero ahora ellos serían grandes señores y Yaleen un criada anclada a lo que los demás quisieran hacer con ella.

— ¿Tú y quién más, Robb? —le dijo mirándole fijamente, él sabía perfectamente a qué se refería.

—Aún así esta no es la solución, Yal— le dijo Jon.

—Le estás juzgando sin conocerle, no es como el resto de los Lannister— a decir verdad Yaleen tampoco le conocía demasiado, pero no era una mala persona, y se había portado bien con ella. —Y podrá demostrártelo, Tyrion quiere visitar el muro antes de partir a la capital, le ha pedido permiso a Benjen para ir con vosotros. Iremos juntos hasta el Muro. — Jon palideció, Yaleen no supo si la idea le gustaba o no. Yaleen les miró a todos, también a Theon, cuya expresión no denotaba absolutamente nada y luego volvió a mirar a Jon. — La decisión está tomada Jon, ya se lo he dicho a Tyrion y no puedo echarme atrás— aunque esto último era mentira. —Jon la miró resignado y asintió con la cabeza levente, Yaleen lo tomó como  respuesta y se fue.

 

 

Bajo las escaleras lentamente, pensando en que lo que acababa de hacer constituía una decisión en sí misma, cuando llegó a la entrada de la torre una sombra pasó tras ella, y notó que alguien la agarraba del brazo con fuerza. Estuvo a punto de gritar pero una antorcha iluminó el rostro de Theon, a pocos centímetros del suyo.

— ¡Serás idiota! —Le gritó —Me has asustado.

—No puedes marcharte— le dijo, no sonreía, estaba serio.

—Theon, me haces daño. —dijo ella intentando soltarse.

— ¿Eres idiota o qué? —dijo, y la sujetó con más fuerza.

— ¿A ti que mierdas te importa a dónde vaya? — le espetó. —No finjas que te importa ninguna mujer que no esté dispuesta a abrirse de piernas para ti.

—Sí que eres idiota—le dijo como con pena. — ¿No te das cuenta de nada, no? Un hombre mayor que tú, más rico y con más posición social que elige a una muchachita guapa, joven e inocente, en el más amplio sentido de la palabra. ¿Crees que le interesa tu forma de limpiar el polvo? —dijo acercándose más a ella.

—Que te den.

—Serás su distracción mientras dure la excursión al muro. Y cuanto tenga que rendir cuentas…

— ¡Que me jedes! —se echó hacia atrás con fuerza y él la soltó. — Puedes criticar cuanto quieras pero no creas que tú eres mejor que él. Dime ¿A cuántas has utilizado y dejado tiradas? — él sonrió, como siempre. Se acercó a ella por detrás y le apartó el pelo de los hombros.

—Solo te diré una cosa Yaly, y recuérdalo bien. —dijo casi susurrándole al oído. — No llegarás a Desembarco del Rey.

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Regresar al índiceCapítulo V. El eterno norte by Ladywho
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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

YALEEN

 

Ciertamente Yaleen había perdido la cuenta de los días tras la tercera noche, pero creía que hacía ya más de una semana que había dejado Invernalia, se había despedido de Robb entre el tumulto de los hombres que partían y Theon se había dedicado a hacer bromas sobre lo que la harían cuando llegase al muro.

Había partido con otros cinco hombres, pero ahora eran ocho, ocho hombres ansiosos por demostrar su hombría en el gélido frío del norte y Yaleen. Ella podía con el frío, cada vez más acentuado, tampoco le importaba la comida ni las horas cabalgando, cuando era más niña había pasado días cabalgando con los chicos y lo llevaba bien, pero la compañía era algo muy diferente. Benjen Stark no creía apropiado que una mujer visitara el muro, o tal vez tenía otras motivaciones, y Tyrion había tenido que enfrentarse a él para que le dejase ir con la partida. La tensión entre ella y Jon se podía cortar con un cuchillo, no hablaba con ella y solía evitar el contacto visual, Tyrion cambiaba cada cinco minutos de opinión sobre si tratarla como una amiga o como a una sirvienta lo que hacía que Yaleen nunca supiera a qué atenerse y los dos violadores que se habían unido al grupo la miraban con pena, como si fuera un ratoncillo en una trampa. Yoren era en único que la trataba como a una persona normal, cuando montaban el campamento la dejaba ayudarle, la enseñó a levantar las tiendas, buscar leños, y encender el fuego en el hielo. Pero no podía estar siempre con él y había notado las miradas preocupadas de Jon cada vez que los veía juntos, cosa que la irritaba bastante “Eso, protégeme dos semanas antes de largarte para siempre”.

 

Estaba sola, como casi siempre, en un pequeño claro en el bosque, apartada de los demás, buscando algún fruto o simplemente matando el rato.

—No deberías estar aquí sola— oyó una voz a su espalda, era Benjen. Aunque a Yaleen le había molestado que intentase dejarla en Invernalia reconocía que era un buen hombre, que siempre se preocupaba por ella, pero le costaba mirarle a la cara después de todo, no pensaba decir nada fuera de lugar.

—Estoy bien, gracias. —le dijo secamente.

—Mi hermano te enseñó bien —dijo el cabizbajo— reconozco que estás soportando el viaje mejor de lo que pensaba. —su tono era cauteloso pero amable. —No sabía que te había criado como a sus hijos.

—Y no lo hizo—contestó ella, algo resentida— Me dio un hogar y me protegió, pero fueron sus hijos y sus hombres quienes me enseñaron lo que se. ¿Os sorprende que no sea una delicada doncella que nunca ha montado un caballo? —le dijo desafiante, deseaba gritarle un montón de cosas, pero era la primera vez que hablaba con él y no debía, debía permanecer callada. 

—No pretendía ofenderte—dijo mirándola como si nunca la hubiese visto.

—Se ofende con facilidad —dijo Tyrion a su espalda. —Tiene mucho carácter. Pero es una buena cualidad en una mujer, a mi parecer.

—Por supuesto—dijo Benjen con sequedad. No sentía ningún aprecio por los Lannister y no se molestaba en disimularlo. Y se encaminó de nuevo al campamento, miró hacia atrás una última vez y su mirada paso significativamente de Tyrion a Yaleen —Si necesitas cualquier cosa estoy a tu disposición— dijo mirándola con gesto grave. "Tarde" pensó ella. Al igual que todos los demás tampoco él creía que debiera viajar con el Lannister.

— ¿Cómo llevas el viaje?— le dijo Tyrion cuando se quedaron solos, que de repente volvía a estar en modo amigo.

—Puede que mejor que tú— le contestó divertida y se sentó en una roca.

—El frío es insoportable—dijo él sentándose a su lado.

—Tal vez para un sureño—le dijo con una sonrisa. —El frío no es el mayor de mis problemas.

— ¿Jon? — preguntó girándose hacía ella y mirándola a los ojos.

—Y todos los demás, me tratáis como a una damisela a la que haya que sujetar para que no se caiga del caballo. —él sonrió. —No tiene gracia.

—Eres muy orgullosa. —le dijo en tono grave.

— ¿Descarada y ahora orgullosa? ¿Por qué me tres contigo?

—No es algo malo. Ned te trajo cuando eras una niña, te dio un trato especial y te criaste con los tres chicos de la casa, aprendiendo como ellos, te crees capaz de comerte el mundo y te molesta que cuiden de ti. Por eso aceptaste venir conmigo, y por eso elegiste a un chico que no anulase tu personalidad.

—No sabes nada acerca de Jon y de mí.

—Se que le culpas y que no le diriges la palabra. ¿Habéis cortado?

— ¿Cortar? Creo que, que un hombre te diga que se va al Muro es una forma muy directa de cortar.

— ¿Por eso apenas le hablas ni le miras? —ella le dedicó una mirada feroz. ¿O es por otra cosa? ¿Tal vez por algo que te dijo Ned?

—No sabes nada. —dijo cabizbaja.

—Lo sé todo— le dijo. —Creo que le das demasiada importancia. —Ella le miró enfadada.

— ¿Ned te lo dijo?

—No hizo falta, es evidente.

— ¡Y una mierda evidente! —contestó ella a gritos. —¡No es evidente!—estuvo a punto de taparse la cara de verguenza.

— ¿Ah no? —dijo mirándola serio. —Mirate Yaleen, mirate bien, además nadie sabe nada de ti salvo que Ned te trajo a Invernalia cuando eras un bebe, te crió como a su hija, protegiéndote y sin que te faltara nada, un trato que no le da a todas las sirvientas, y ahora que eres una mujer, os separa. Además, hay ciertas reacciones que no tienen desperdicio, ¿te conté la bronca que tuve con cierto Guardia de la noche para que permitiese que me acompañaras? —Yaleen miró al suelo— Y supongo que Ned te lo dijo porque ¿qué otro motivo puede haber para que una chica enamorada deje partir a su amado a la Guardia de la Noche sin siquiera intentar convencerle de lo contrario? —Ella le miró resignada y una lágrima resbaló por su mejilla.

“Mierda” se dijo a sí misma “Prometiste no volver a llorar, y menos delante de él” Tyrion se quito uno de los guates y le secó las lágrimas con el dedo pulgar mientras la miraba fijamente. “¿Qué me está pasando?” pensó ella, que estaba empezando a olvidar que podía criticarle la gente a aquel hombre.

—Yaleen— le dijo serio pero con dulzura. —Sé que esto es demasiado para ti, pero en una semana Jon estará en el muro y no lo volverás a ver. Estos días son lo único que te quedan, y cuando salgas al mundo y veas toda la mierda y toda la gente horrible que te está esperando mirarás hacía atrás y esto no te parecerá más que un pequeño inconveniente, y si sigues así te pesará durante toda tu vida no haber estado a su lado en los últimos días que tuvisteis para pasar juntos. —la miraba fijamente, Yaleen no entendía que interés podía tener él en aquello, pero era sincero y Yaleen sabía que tenía razón. Asintió tímidamente. Él le dio un beso en la frente y le hizo un gesto para que se marchara.

 

* * *

Jon estaba solo y meditabundo en una improvisada tienda de pieles que había montado, su rostro al verla sentarse a su lado fue una mezcla de agradecimiento y sorpresa.

— ¿Cómo estás? —preguntó ella, era horrible tener una conversación así de fría con él, la persona a la que más había querido. “Pero aquí todo es frío” se dijo. Él sonrió, pero no contestó. —No pretendía incomodarte al venir con vosotros, pero tenía que hacerlo para ir después a Desembarco. —él la miró largo rato, en su mirada no había reproche alguno sino dulzura y nostalgia.

—No me incomoda que vengas, Yal. Es solo que no sé cómo tratarte. No se si somos…

— ¿Dos personas que se quieren? —preguntó ella. 

—Eso no va a cambiar nunca, Yaleen.

—No quiero que estos días sean el último recuerdo que tengamos antes de… — no fue capaz de expresarlo en voz alta— sé que si no aprovecho estos días me arrepentiré el resto de mi vida —le dijo repitiendo las palabras de Tyrion, y tuvo que bajar la mirada al suelo para no llorar. —Él puso un dedo bajo su barbilla y le levantó el rostro con suavidad.

—Nada en el mundo, ni las despedidas ni la propia muerte, harán que me olvide de ti, ni de lo que significas. Nada, Yal, jamás. — Y la besó suavemente en los labios.

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Regresar al índiceCapítulo VI. Desire by Ladywho
Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

YALEEN

Los días en el Muro habían sido agotadores y terriblemente fríos, hizo caso a Tyrion y arreglo las cosas con Jon pero una vez llegaron solo pudo verle entrenar y pelear con los otros chicos, eso y una corta despedida el día que partieron. De vuelta a Invernalia, era en parte un alivio y una carga, ansiaba ver a Bran de nuevo, pero no quería más reproches ni amenazas. Deseaba con todas sus fuerzas huir lejos.

En el camino de vuelta iban Tyrion, sus dos hombres y tres Guardias de la Noche que Mormont le había asignado a Tyrion para que les escoltaran hasta Invernalia. Una vez más Yaleen era una mujer de poco mundo rodeada de hombres. Volvían para que Tyrion le entregase a Bran algo en lo que había estado trabajando, y Yaleen dudaba que Catelyn le dejara siquiera entrar. Estaba feliz de que el niño hubiera despertado, pero había un precio para él y Yaleen se preguntaba a menudo que era lo que Bran hubiera querido. “¿Qué haría Bran en mi lugar? Se preguntó la chica. “Huiría” contestó una voz en su cabeza.

“Huir” pensó de forma consciente y un sendero que antes no había visto se abrió camino ante ella, un sendero lleno de peligros y oportunidades que la alejaba de Tyrion y de todo lo que conocía. El grupo iba delante de ella y si era lo suficientemente sigilosa nadie se daría cuenta. Sabía que las oportunidades serían nulas pero también sabía que cuando los hombres de la noche les abandonasen Tyrion estaría más pendiente de ella y no podría hacerlo. Tal vez nunca más tuviese el valor para hacer algo tan estúpido como emprender un viaje en solitario por un camino que no conocía y sin un destino seguro. Pensó una última vez en Tyrion, en sus ojos dispares que le hacían sentir segura e inquieta a la vez. “No llegarás a Desembarco del Rey” escucho la voz de Theon en su cabeza y espoleó el caballo de forma sigilosa hacía el sendero que se abría a su derecha.

 

TYRION

A pesar de su dominio de los mapas estaba completamente perdido en aquel bosque. Ya era de noche y hacía horas que la buscaban. Pero si ella no quería que la encontrasen probablemente no lo harían. Los hombres de la guardia se habían empeñado en que la chica se había extraviado y que la encontrarían cerca de dónde perdieron el rastro, asustada y esperando a que fueran por ella. Pero Tyrion sabía la verdad, la había visto en sus ojos, había sabido sus intenciones antes que ella misma, en el preciso momento en que le comunicó que partiría con él, Tyrion pudo ver esa duda plasmada en el brillo de sus ojos. Por eso Tyrion se había alejado de los demás, bosque adentro, ya no sabía dónde estaba ni en qué dirección iba, seguía una corazonada, la misma corazonada a la que no había hecho caso antes por miedo a precipitarse. “¿A quién mierdas se le ocurre hacer de celestina con Jon?” pensó resentido consigo mismo.

Solo un segundo, la había perdido de vista solo un segundo. Ella pensaba que no le hacía caso, que la trataba como a cualquier otra criada y solo se fijaba en ella si necesitaba que hiciera algo, pero Tyrion solo le dejaba espacio, calculaba sus reacciones, y fingía indiferencia aunque no la perdiera de vista ni un instante desde que dejaron Invernalia.

“Maldito idiota” volvió a repetirse una vez más y siguió cabalgando a oscuras bajo un frío que apenas podía soportar, no supo si habían pasado minutos u horas. Empezó a decirse a sí mismo que tal vez no daría marcha atrás, sintió una punzada de dolor, o de rabia, no lo supo bien, y luego deseo que no le pasase nada malo. Estuvo a punto de dar la vuelta a caballo e intentar volver por dónde creía que había venido cuando oyó el jadeo de un animal, un lobo, pensó, su instinto le dijo que diera media vuelta y se alejara, pero pensó en Yaleen, en sus ojos dulces y su fino cuerpecito blanco y siguió adelante.

El caballo se volvió incontrolable de un momento para otro y Tyrion tuvo que bajar con dificultad, atarle a un árbol y seguir a pie, lo siguiente que vio fueron dos figuras, la de un lobo blanco de ojos rojos mirándole fijamente, cuando Tyrion se acercó este empezó a gruñir y Tyrion pudo distinguir la segunda figura. Era Yaleen, estaba sentada en el suelo al lado del lobo, acariciándole el lomo con suavidad, su expresión parecía triste y altiva a la vez y su brazo, apoyado en su regazo estaba ensangrentado. Se acercó a ella esquivando a lobo, que tras una de sus caricias pareció más tranquilo. Le sujetó el rostro con ambas manos y la miró fijamente a los ojos, y al hacerlo ella pareció derrotada. Quiso gritarla, regañarla por hacer semejante estupidez, pero no pudo, en lugar de eso la cubrió con su capa de pelo y tomo su antebrazo ensangrentado en su mano.

— ¿Qué te ha ocurrido? —le preguntó, mientras se quitaba la bufanda y envolvía el brazo herido con ella.

—Apareció un lobo, no era muy grande pero me atacó—Tyrion miró a Fantasma y Yaleen entendió sus pensamientos —Fantasma le alejó, se quedó conmigo. No sé cómo lo supo, pero me encontró. —hizo una pausa y le dirigió una mirada de culpabilidad

“Es tan joven” pensó el mirándola con ternura.

—Tyrion, yo…

—Lo sé. —le dijo terminando el vendaje improvisado y mirándola de nuevo.

— ¿Lo sabes? —ella le miró como si le viese por primera vez. Él se arrodilló en frente de ella y sus rostros quedaron a la misma altura, el lobo se relajó y se tumbó en la tierra. Su rostro estaba únicamente iluminado por la luz de la luna, lo que hacía que su piel pareciese aún más blanca y su pelo aún más negro en contraste. Estaba preciosa.

—Se que quieres volar lejos, que quieres que dejen de protegerte y de controlarte, se que necesitas que te traten como a un igual, y sé que yo no lo he hecho. —le acarició la mejilla suavemente. —Pero te prometo que voy a remediarlo, que serás tan libre como quieras, pero esto es un suicidio, tienes que volver—ella le miró apenada y él sonrió— Tienes el espíritu de una guerrera encerrado en el cuerpo de una niña frágil a la que todo el mundo quiere proteger. —Rozo sus labios con el pulgar.

—No soy una niña, Tyrion. —Él sonrió al oír eso y, tras un instante, la besó. No sabía que reacción esperaba, pero su pecho se hinchó y ella correspondió el beso con ímpetu, sus labios estaban fríos pero eran húmedos y dulces, no había mentiras en ellos. Se alejó un segundo de ella y la miró de nuevo, sonreía, como nunca le había visto hacerlo, su mirada era una invitación a descubrir la certeza de su afirmación. Él busco uno de sus tobillos con la mano izquierda mientras la otra bajaba desde sus mejillas por su cuello, desabrochando los botones que unían su capa. Al encontrar su tobillo subió la mano bajo su falda y las capas de ropa, encontrando el calor de sus piernas, ella se estremeció al sentir su mano subir por sus muslo y se dejó caer de espaldas cobre la capa de pelo. Tyrion se tumbó a su lado, y ella le besó y le rodeó con los brazos, con decisión desabrochó sus ropajes y le atrajo hacía ella, aún temblando ante cada caricia y cada roce. Bajo la luz de la luna, juntos, olvidaron en frió del bosque.

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Regresar al índiceCapítulo VII. Dentelladas. by Ladywho
Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

YALEEN 

 

Había presenciado el deplorable espectáculo que Robb y los lobos habían protagonizado con Tyrion. Llegar a Invernalia de nuevo había sido tal y como imaginaba, como su sirviente había estado en sala mientras él obsequiaba a Bran con el proyecto de la silla, pero ni Robb ni Theon se habían dignado a mirarla si quiera. Sin Catelyn en Invernalia, Robb era el señor, y había recibido a Tyrion como cualquier Stark recibiría a un Lannister, a mordiscos.

Después de que Tyrion se fuera a la posada ella había decidido quedarse un rato más allí, sabía que no era una buena idea volver sola pero quería visitar el Bosque de Dioses, nunca había creído realmente en nada, pero aquel lugar le hacía sentir en paz.

—Así que ahora estás con el Lannister—sonó la voz alterada de Robb a metros de distancia, ella estaba sentada al pie de un enorme árbol, se puso en pie despacio y le miró, se acercaba a ella, llevaba la mano apoyada en la empuñadura de la espada y la actitud de un señor, no era su amigo Robb, Theon le seguía unos pasos por detrás como su guardaespaldas, a todas partes.

—Ya os dije que me iba con él.

—Oh, vamos, Yaleen, veo como le miras—le dijo enfadado. Yaleen arqueó una ceja y sonrió.

— ¿En serio?

—Y como te coge, y como te toca. —añadió Theon con cierto tono de asco. Ella volvió a sonreír, era cosa de Theon, Robb no se habría dado cuenta de eso.

—En caso de que todo esto no fuese una paranoia vuestra ¿Qué mierdas os importa a ninguno de los dos?

— ¿Qué qué nos importa? —dijo Robb alzando el tono— ¿Hace cuánto que dejaste a Jon, dos semanas?

— ¡Jon me abandonó! —le gritó enfadada por el comentario.

—Te dejó para cumplir su deber.

—A la mierda su deber, no se habría marchado…

— ¿Te has acostado con Tyrion? —La interrumpió Theon sonriente — ¿Lo tiene todo proporcionalmente tan pequeño? —Yaleen pasó de él.

—Jon se ha ido —le dijo a Robb más templada. —Y todos os equivocáis con Tyrion, así que no te atrevas a juzgarme con tu geta de señorito de Invernalia—hizo ademán de irse pero Robb la agarró por el brazo y la atrajo hacía si con violencia.

—No eres más que una niñita de poco mundo a la que se le ha subido a la cabeza que un Lannister le haga caso— ella le miró con odio.

— ¿Y a ti no se te ha subido a la cabeza? ¡Le ha traído a Bran la posibilidad de llevar una vida algo más normal y tú le has recibido con la espada en la mano!

— ¡Me he disculpado!

— ¡Después de azuzarle a los lobos! No tenéis ningún derecho a juzgarme.

— ¡Protegerte! —la corrigió Robb, apretando su mano en torno a su brazo. —No sabes en que te estás metiendo. —Yaleen miró a Theon, este los miraba sin decir nada.

— ¿Le has estado comiendo la cabeza con tu gilipolleces? —él la miró, y arqueó las cejas en señal de fingido desconcierto.

—No necesito que nadie me diga lo evidente—le dijo Robb con tono serio, sujetándole la cara para que le mirara a los ojos. —Que eres una insensata y una estúpida por confiar en él y tan fresca que te han bastado unos días para olvidar a Jon.

—¡¡Le quiero!! —gritó Yaleen con todas sus fuerzas. — ¡Jon se ha ido, me ha dejado, y él no, él está conmigo! —Miraba fijamente a Robb y su tono fue perdiendo fuerza— ¡Le quiero!  

—Entonces eres un putilla traidora—dijo él fríamente.

—Basta Robb ¡Suéltala! —dijo Theon, con un tono más serio del que había utilizado en su vida. Robb la soltó y Yal se quedó mirándole un segundo, él la miraba con la mandíbula tensa de rabia y Yal estaba furiosa. “No romperé a llorar delante de ellos” le dio una bofetada a Robb y mientras este superaba la sorpresa ella echó a andar con paso firme, dejándoles dónde estaban, pero a un par de metros se dio la vuelta.

— ¡Que os jodan! —les gritó entre lágrimas contenidas.

—Yaly… —empezó Theon con tono suave.

— ¡No! Que os jodan a los dos ¡Y no me llames Yaly, gilipollas! ¡Lo odio! —hizo una pausa y estalló de nuevo— ¡Qué os den a los dos! ¡Qué le den a Invernalia y a todos los malditos Stark! Estoy harta de vuestro estúpido honor y de vuestros prejuicios. Espero no volver a veros nunca. —se dio la vuelta y se marchó a paso rápido, sin mirar atrás, aunque supo que no la seguían, las lágrimas emborronaban sus ojos y apenas veía nada en la oscuridad.

El camino de las puertas de Invernalia a la posada dónde debía pasar la noche era oscuro inseguro pero cuando salió encontró un caballo esperando y a Tyrion mirándola con una sonrisa cálida.

—Te dije que pasaría esto. Cuál era el precio que tendrías que pagar, te di a elegir.

—Y he elegido— le dijo serena, su presencia la calmaba.

— ¿Y qué es lo que has elegido?

—A ti. Tyrion Lannister.

— ¿Sacrificando a tu familia?

—Robb no es mi familia. Yo no tengo familia. —dijo pensando amargamente en Jon. — ¿Lo has escuchado todo?

Él sonrió.

—Te espera un buen vino y una cama caliente— dijo dándole la mano.

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Regresar al índiceCapítulo VIII. Oro y Grana by Ladywho
Author's Notes:

(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

 

(Este capítulo experimenta un ligero salto en el tiempo, hasta los antecedentes de la Batalla del Forca Verde, en el Tridente. Donde Tyrion se reencuentra con su padre.)

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(Perteneciente al primer tomo de la saga: Juego de Tronos)

 

(Este capítulo experimenta un ligero salto en el tiempo, hasta los antecedentes de la Batalla del Forca Verde, en el Tridente. Donde Tyrion se reencuentra con su padre.)

TYRION

 

Ella estaba herida, inconsciente y herida. Era una herida pequeña en el costado derecho producida por una flecha perdida durante el último ataque de los clanes de las montañas hacía ya tres días. “Tres días” pensó, y se estremeció.

—Se pondrá bien —le dijo la mujer que la estaba vendando— la herida es profunda pero limpia, no ha dañado nada importante y no parece afectada, pero la chiquilla necesita comer más, está muy delgada. —Él hizo una mueca, aquello también era culpa suya— De todas formas —continuó la mujer— ha tenido suerte de que la hayamos podido atender tan pronto.

“Tres días” pensó Tyrion de nuevo. Si no hubiera tenido a los salvajes con él ni siquiera hubieran podido llevarla hasta el campamento.

—Esto no está bien —se dijo a sí mismo en voz baja, y vio como la mujer le miraba raro antes de irse con las toallas manchadas de sangre. No era la primera vez que pasaba esto, desde que Catelyn les cogiera prisioneros en la Posada de la Encrucijada había puesto en peligro su vida tres veces. Con el primer ataque de los salvajes, dónde la chica había demostrado saber defenderse mejor de lo que se esperaría y en el propio Nido de Águilas. “Si tu mueres ella correrá la misma suerte que tú” le había dicho Catelyn que además era consciente de que Tyrion sabía por qué pretendía librarse de la chiquilla. Y finalmente con aquella flecha, y todo por permanecer a su lado. Tyrion no entendía como la chica podía seguir queriéndole después de aquello, después de todo lo que había escuchado sobre él. Pero ella había estado a su lado en todo momento, demostrándole lealtad incluso cuando Lysa Arryn quiso condenarle y ahora era su momento de mostrar lealtad, pero no podía enfrentarse a su padre, no en esto o la pondría en peligro una vez más.

Se acercó a la cama, ella dormitaba, se sentó a su lado y la cogió la mano, estaba muy pálida y tenía algo de fiebre. “Ella no es como Tysha, no es una puta,  no es como las demás, ella me quiere. Pero él no notará la diferencia” se dijo pensando en su padre.

—Estarás a mi lado como hasta ahora, serás mi doncella, y nadie tiene por qué saber nada —dijo en voz baja, más para sí mismo que para la muchacha, que había entreabierto los ojos al escuchar su voz y, al verle, sonrió.

— ¿Dónde estamos? —le dijo con voz débil.

—En el Tridente, en el campamento de mi padre —ella puso cara de sorpresa al escuchar eso— Se avecina una batalla… —Ella intentó incorporarse pero una punzada de dolor se lo impidió— Tranquila, te pondrás bien —Aquello le hizo pensar en lo que una batalla suponía y en las palabras de su padre “Irás en Vanguardia”. Sin duda Yaleen correría peligro en la batalla, pero aquello no era lo peor, si él moría, cosa que parecía bastante probable ¿Qué pasaría con ella? Ya no eran aliados de los lobos así que no la permitirían ir a Desembarco del Rey ni volver a Invernalia, ganase quien ganase la batalla ella sería considerada una traidora y solo los dioses sabían que pasaría con ella.

— ¿Tyrion? —dijo ella, él estaba absorto en sus pensamientos y se había quedado en blanco un segundo. La cogió de la mano y la miró a los ojos.

— Sabes que te quiero ¿verdad? —ella leyó la expresión de temor en su rostro.

— ¿Qué es lo que va mal, Tyrion?

—Nada—dijo intentando sonreír— todo está bien, pero tienes que descansar. —la ayudó a tumbarse y se tumbó a su lado, sujetándole aún la mano, la besó en la frente y dejó que se durmiera.

“Tienes que hacer algo, Tyrion, y cuanto antes mejor” pensó.

 

* * *

 

—Así que te dejo solo unos meses y no solo dejas que te cojan prisionero sino que te crece una putilla debajo de la cota de malla. —dijo Tywin en tono serio.

—Ella no es ninguna puta, y no es mía.

— ¿Ah, no? Entonces si nada te une a ella no te importará que se la preste a mis hombres, está delgaducha pero seguro que le sacan provecho.

—Basta. No es más que una niña.

—A la que seguro que no te ha importado beneficiarte —aquello le sentó mal, pero no podía mostrar debilidad por ella delante de él o sería su blanco.

—No tienes que preocuparte por ella, desaparecerá. —dijo con fingida seguridad, dejó la copa de vino y abandonó la tienda.

 

Habían pasado casi dos días y ella estaba recuperada casi por completo, o al menos eso era lo que se decía a sí mismo. Se dirigió a la tienda dónde estaba ella, era media tarde y estaba comiendo con Bronn unos conejos asados, ellos bromeaban y reían cuando él entró en la tienda, siempre se habían llevado bien y Bronn mostraba hacia ella una simpatía inusual en él que le había hecho sentir celos en un primer momento, pero al margen de los desconocidos sentimientos de Bronn, Tyrion pudo comprobar durante el viaje de regreso que extrañamente Yaleen solo tenía ojos para él y que Bronn parecía aceptarlo la mar de bien.

Los dos le miraron cuando entró en la tienda, con el semblante serio. Pero las reacciones fueron diferentes, Yaleen sonrió tímidamente al verle entrar, ella seguía pensando que Bronn no sabía que estaban juntos, sin embargo Bronn, que sabía que pasaba por la cabeza de Tyrion en los últimos días supo que se había decidido por fin, y lo que eso suponía. El guerrero se limpió la grasa del conejo, se puso en pie y le dio un beso a Yaleen en la mejilla antes de salir por la puerta. Aquello la alarmó.

— ¿Vas a seguir negándome que hay algo mal? —le dijo mirándole preocupada. Tyrion sabía cuál era la finalidad de la conversación, pero por primera vez en mucho tiempo no tenía ni idea de que decir.

—Mi padre me ha asignado a la vanguardia en la batalla —dijo, aquello era algo malo, no era lo que tenía que decirle pero encajaba con la pregunta. “Cobarde” pensó.

— ¿Qué? ¿Acaso está loco? ¿Quiere que te maten? —dijo ella alarmada.

—Gracias por el voto de confianza—le dijo en tono irónico.

—Vamos Tyrion, no me jodas. Eres listo, podrías organizar a las malditas tropas, pero no luchar en vanguardia, los dos lo sabemos.

—Si —dijo en voz baja—lo sabemos. Pero no es esto de lo que tengo que hablarte, Yaleen. —ella se sentó al pie de la cama y le miró, con una expresión que le invitaba a confiarle lo que fuera. Se acercó a ella, la cogió de la mano y le dio un beso largo, que tal vez fuera el último. Un beso tan dulce como el primero y tan amargo como una despedida. Se apartó y la miró fijamente.

—Toma, esto es para ti —dijo mientras sacaba un colgante de oro con forma de aro adornado con incrustaciones negras. —Me ha constado conseguirlo aquí, pero es tuyo. —ella le miró sorprendida.

— ¿Una joya? —él cogió el colgante y se lo abrochó en torno al cuello.

—Una baratija, la joya eres tú. —dijo con tono afligido. “Y estoy a punto de regalarte a un idiota” pensó.

—Tyrion ¿Qué pasa?

—He estado pensando esto durante mucho tiempo, tengo mis razones y no quiero que me lo discutas. Sé que no está en tu naturaleza acatar órdenes pero está vez tendrás que hacerlo. —ella abrió la boca para contestar pero el puso un dedos en sus labios indicándole que le dejase terminar— Tienes que irte. Me voy a encargar de que vuelvas con Robb. Cuanto antes mejor.

— ¿Qué? —Dijo ella incrédula— ¿De qué estás hablando?

—No puedes quedarte aquí, no voy a seguir poniéndote en peligro de esta manera tan absurda.

— ¿Absurda? —Ella estaba furiosa— ¿Estos meses han sido absurdos? ¿Lo que tenemos te parece absurdo?

—Yo no he dicho tal cosa. Pero estás herida por mi culpa, tu vida corrió peligro en el Nido de Águilas solo por estar a mi lado.

— ¿Y acaso me has visto quejarme? Nadie te ha recriminado nada.

—No necesito que nadie lo haga. Soy mayorcito para darme cuenta de mis fallos, y traerte conmigo en este viaje ha sido uno. —Tyrion se dio cuenta enseguida de cómo habían sonado aquellas palabras para ella pero si se echaba atrás en ese momento no tendría fuerzas para seguir. Ella apretó la mandíbula, era fuerte y había cambiado las lágrimas por rabia. — Escúchame Yaleen, si me pasara algo en esta batalla, en caso de que los Lannister ganaran no verían en ti a otra cosa que una criada de Invernalia que de poco les va a servir y dios sabe lo que harían contigo y cuanto más tiempo pases a mi lado mayor es tu traición a los ojos de los lobos, gane quien gane no saldrás bien parada.

—A no ser que tú sobrevivas a la batalla.

—Tú misma lo has dicho, no soy un guerrero.

—No, no te apetece sopesar esa posibilidad, porque si sobrevivieses y yo siguiera aquí tendrías que enfrentarte a tu padre. —le espetó ella.

— ¿De dónde sacas eso?

— ¿Crees que soy idiota? Te escuche contarle a Bronn lo de Tysha, y cómo la trató tu padre, yo no soy una puta, pero soy una criada, a ti te suena igual ¿no?

—No sabes de lo que estás hablando —le dijo en voz baja y con tono grave.

—No, que mierdas voy a saber yo. Solo soy la chiquilla con la que te diviertes durante el viaje, pero cuando llega la hora de rendir cuentas ante tu padre me largas y se acabó. —sus palabras le dolieron pero durante un segundo se preguntó a sí mismo si no estaba poniendo su seguridad como una excusa para no tener que “rendir cuentas” ante su padre.

—Yaleen, estás equivocándote.

—Entonces no me alejes de tu lado —dijo casi llorando—por favor…— estaba herida, tanto como para suplicar, la orgullosa Yaleen. Le cogió de las manos y le miró, suplicante. Aquello le asustó, podía con los gritos y con él odio, pero no con aquello, si dejaba que dijese algo más, si no terminaba con aquello se fugaría con ella a cualquier parte mientras los hombres de su padre les perseguían por los Siete Reinos. Si no hacía que le odiase no conseguiría ponerla a salvo.

—No hay nada más que hablar Yaleen. Partirás esta noche para que mi padre no te vea, he encargado a dos hombres que te escolten hasta dónde estén las tropas de Robb. —Ella le soltó las manos— Tu no lo entiendes porque eres una niña, ¿Qué esperabas? ¿Qué te presentase a mi familia y nos casásemos? No puedes ser tan ingenua. —las palabras fueron fáciles, pero mirarla a la cara después de herirla así era distinto. Ella se puso de pie, y se estiró, lo hacía cuando estaba molesta, para ponerle nervioso con la diferencia de altura.

—Así que eso es todo de verdad. Te divertiste un rato, ahora toca pelear y ya encontrarás más putas en Desembarco del Rey. Y yo me voy sin más —dijo con desprecio— Ah, no. —Dijo mientras se desabrochaba el colgante que le había puesto hace unos minutos— Olvidaba que un Lannister siempre paga sus deudas, y tú pagas a tus putas con oro ¿no, Tyrion? —le tiró el colgante a los pies y salió de la tienda.

“Los has conseguido” pensó Tyrion “Te odia, puede que no la vayas a volver a ver después de esta noche y te odia.” Se dejó caer en el suelo, rendido y destrozado por la conversación. Había echado a perder lo único real que había tenido en años.

 

* * *

 

Bronn entró en la tienda apresurado y se dirigió a él. Su cara mostraba una mezcla de preocupación y sorpresa.

—Tenemos un problema —le dijo con voz grave.

— ¿Qué ocurre? —sabía que Yaleen aún no se había ido pero no entendía que problemas podían haber surgido en tan solo unas horas.

—Será mejor que vengas a verlo, rápido. —Sin esperar respuesta, Bronn salió de la tienda y le guió a través del campamento hasta la parte lateral de la tienda donde Tywin y sus hombres preparaban las estrategias. Se ocultaron detrás de unos carros y esperaron, la tienda estaba vacía pero había dos guardias en la entrada.

— ¿Qué es lo que tengo que ver? —dijo Tyrion desorientado.

—Mira con atención —le dijo el guerrero, su tono era medio divertido medio preocupado. Y entonces Tyrion lo vio. Yaleen estaba agazapada en la parte trasera de la tienda, “Pretende entrar” pensó Tyrion comprendiéndolo todo “Los planos de esta tienda son su carta de entrada en el bando del norte” la idea era inteligente, pero la forma de llevarla a cabo no tanto, la pillarían y si lo hacían Tyrion no podría protegerla, la considerarían una informante, tal vez la matasen.

—Tienes que montar una pelea —le dijo a Bronn.

—No sería mejor cogerla y llevarla de vuelta a la tienda.

—No, lo que está haciendo tiene sentido. Pero no lo conseguirá sola. Los hombres tienen miedo y están ahogando el miedo en alcohol, será fácil encenderlos. Ve, rápido. Antes de que ella haga alguna tontería. —A Bronn no le gustó la idea pero se fue sin rechistar. Tyrion se armó de valor y se dirigió a dónde estaban los guardias.

— ¿Así que estáis aquí? ¡Seréis idiotas! —le dijo con un tono fingido de autoridad.

— ¿Mi señor? — preguntó el más joven de ellos, por suerte no eran más que dos críos inseguros, dos críos que medían el doble que él.

— ¡Mi señor, mi señor…! ¡Se os esperaba hace media hora en las estancias de Tywin, y como no habéis aparecido un idiota borracho se ha presentado ante su señor diciéndole que les llevaba a morir! —los chicos se pusieron blancos. — ¡Vamos! ¿A qué esperáis?

—Mi señor, no podemos dejar la tienda—dijo el otro chico. Tyrion vio una sombra dentro de la tienda ella estaba allí.

—Yo me quedaré aquí hasta que mandéis a vuestros compañeros a relevaros. —En ese oportuno momento un barril llegó rodando hasta ellos y pudieron ver como se desataba una pelea entre decenas de hombres borrachos que gritaban, se pegaban y vomitaban por todas partes.

— ¡Vamos! —les repitió. Los muchachos se asustaron y se fueron.

Tyrion dio la vuelta a la tienda, ella estaba saliendo, estaba manchada de tierra y tenía un rollo en la mano, Tyrion supuso que sería uno de los enormes mapas hechos en piel de cabra.

— ¿Qué haces aquí? —le dijo ella. Estaba asustada, creía que la iba a delatar.

—No seas estúpida, ven conmigo. Por aquí, no nos verán.

 

YALEEN

 

La había llevado a un lugar apartado a las afueras del campamento, nadie se había fijado en ellos en medio de la reyerta, había mandado a una criada a buscar sus cosas y a los dos hombres, Yaleen supuso que se refería a los guardias que la acompañarían, aún no estaba anocheciendo, Tyrion estaba serio pero a la vez parecía triste.

— ¿Por qué me has ayudado? —le preguntó mientras esperaban. Él no respondió, ni siquiera la miró— Los guardias dirán que has sido tú, te meterás en un lio.

— Ni si quiera lo notarán, lo que has cogido solo es relevante si sabes cómo usarlo. —dijo sin mirarla aún.

—Yo sé cómo usarlo —esperaba una reacción, cualquiera que no fuera indiferencia.

—Pues me alegro por ti. —contestó él. La mujer llegó con algunas de sus cosas, una capa y los dos hombres que iban a escoltarla. Y la ayudaron amontar en el caballo.

Ella volvió a mirarle, hacía unas horas él lo significaba todo y ahora pretendía que creyese que solo había sido una mera distracción. Las palabras de Theon resonaban en su cabeza una y otra vez, dándole fuerza a la idea de que ellos tenían razón, no había sido más que una idiota. Pero una parte de ella se negaba a creerlo, era Tyrion, no podía hacerle aquello. “Una idiota enamorada, entonces” pensó, y tragó saliva.

— ¿Volveré a verte alguna vez? —le preguntó mirándole fijamente, había hablado la parte de ella que aún esperaba que aquello se solucionase. Él calló un momento y luego la miró, con gesto insolente.

—No, si puedo evitarlo.

 

* * *

 

Eran dos hombres de mediana edad, no estaban borrachos cuando salieron pero no habían dejado de beber en todo el camino y uno había intentado sobrepasarse con Yaleen, que estaba cabreada y ciertamente asqueada, en teoría la llevaban a los alrededores del Foso Cailin, rezando a los siete o a quienes fuera para que no se les echasen encima nada más divisarlos. Pero Yaleen sabía que Robb ya habría avanzado, probablemente les encontraran antes de un par de horas, pero Yaleen era perfectamente consciente de que si llegaba con dos hombres de los Lannister, aunque fueran enviados por Tyrion, no la abrirían las puertas.

“Tengo que deshacerme de ellos o no tendré ninguna oportunidad” pensó “Tiene que parecer que he escapado, al menos por ahora”. Yaleen les miró detenidamente, uno cantaba una canción horrible sobre un hombre que hacía suyas a todas las doncellas que veía quisieran ellas o no y el otro reía de forma atronadora con cada nueva estrofa de la odiosa canción.

Si se ponía al trote les perdería fácilmente, pero ya estaba oscuro, el terreno era escurridizo y desigual y no veía una mierda. Sintió una punzada de dolor allí dónde aún estaba la herida producida por la flecha. “Tengo que hacer algo ya” pensó para sí misma, presentía que los norteños estaban cerca. Hizo parar a su caballo, los otros tardaron en darse cuenta y se abrió una distancia entre ellos, cuando el primero se dio cuenta, hizo parar a su compañero y ambos giraron la montura.

— ¡Eh, moza! ¿Qué diablos haces? —dijo el que cantaba la canción. Ella no contestó, desmontó y se dejó caer de rodillas, escondió la cabeza entre las manos y empezó a gimotear.

— ¿Pero qué coño le pasa? —dijo el de la risa estruendosa.

— ¡Mujeres! Está todas locas… —dijo el primero bajando del caballo, y yendo hacia ella. El otro acercó algo su montura pero dejó que su compañero el “sensible” solucionase el problema. El primero se acercó a Yaleen y le puso una mano en hombro, apestaba a alcohol —Eh

Given and Denied by Ladywho

Yaleen tiene 16 años cuando comienza está historia, desde que recuerda ha servido como criada en Invernalia, ha crecido junto a Jon, Robb y Theon y siempre h

fanfic

es

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2022-05-12

 

Given and Denied by Ladywho

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