Fanfic Bola de Dragon: Ángel Ciego 4. Un final alternativo

 

 

 

Retomamos la actividad de los fanfics, Izbet https://www.wattpad.com/user/Izbet46 nos manda la cuarta parte de su nuevo fanfic en español de Bola de Dragón titulado "Ángel Ciego 4. Vacaciones en Namek" y que presenta un final alternativo

Resumen:

A partir de está parte desarrollaré un final alternativo al que ya tengo en mi primeras historia para Piccolo e Izbet. Estamos en un universo paralelo donde intentarán tener su "y vivieron felices para siempre", que no estará exento de dificultades hasta el final. Como extra dejaré que Izbet cuente su vida, y le confiese a Piccolo su más grande secreto, que es una asesina.

Fanfic bola de dragon angel ciego final alternativo 1

 

 

 

 

Luego de mucho tiempo de seguir entrenando en el Templo Sagrado, Izbet avisó que dejaría de ir por algunas semanas, estaría muy ocupada con algunos asuntos delicados de sus empresas, así que no sabía cuándo podría volver. Al tiempo Piccolo, aburrido de tener que entrenar solo, decidió ir donde Goku para ver si podían ejercitarse juntos.

Allá se encontró con Gohan y su familia, todos estaban conversando de las fotografías en la prensa de la mujer ciega, y el dueño de una empresa internacional, que fueron descubiertos almorzando en un restaurant exclusivo justo el día que tendría que haber ido al Templo, en el artículo decía que había una relación muy estrecha entre ambos, indicaba que los dos empresarios eran millonarios, deportistas, solteros sin hijos, e insinuaba una próxima gran noticia que ellos le darían a todos.

— Ella debería aprovechar, con él podría dejar de trabajar, y dedicarse a formar una familia — dio su opinión Milk.

— No creo que ella quiera una vida así — le rebatió su hijo casado.

— Suegrita, si se llegará a casar, el esposo sería quien se quedaría en casa, no dejaría a nadie la dirección de sus empresas — empezó a hacer memoria — según recuerdo son varias las propuestas de matrimonio que ha recibido... empresarios, deportistas y científicos.

— Una mujer es totalmente feliz solo cuando tiene una familia a quien cuidar — la abuela de Pan trataba de imponer su forma de ver las cosas.

— En su caso no creo — insistió su nuera.

— ¿Qué piensa usted, Sr. Piccolo? — le preguntó Gohan.

— No sé ni me interesa — miró con el ceño muy fruncido, enojado por el rumbo que tomó la conversación.

— No te pongas así, ni que estuvieras celoso — bromeó Goku.

— No digas estupideces, si nadie va a entrenar conmigo mejor me voy — salió azotando la puerta de la casa, dejando a todos con la boca abierta por su reacción.

En el camino al Templo Sagrado, el guerrero namek inconscientemente pasó por la casa de Izbet, vio como subió a un auto que no era de ella, decidió seguirla, al llegar al puerto la vio bajar del brazo del millonario del que estaban comentando en casa de Goku, el lugar estaba lleno de fotógrafos y periodistas, luego de conversar un poco con ellos, ambos se dirigieron a un gran yate.

 

— Así que por esto no va a verme, la próxima vez que entrenemos no seré tan gentil con ella.

Se fue al Templo, allí trató de meditar, pero apenas cerraba los ojos, veía a la pareja cuando subía al bote.

"¿Qué me pasa? No puedo dejar de pensar en ella".

Estaba molesto consigo mismo, la mujer ciega era solo una amiga, si quería dejar de ir para siempre, mejor pensó, así no llegaría con sus locas ideas como ir de vacaciones a Namek, ni con su torcida lógica para convencerlo de algo, luego de un rato logró tranquilizarse. 

Esa noche, mientras dormitaba sintió a algo que le habló.

— Se aburrió de amarte, por fin encontró a alguien más — escuchó una voz en su mente.

— Nunca me intereso como mujer, que haga lo que quiera con su vida — respondió molesto.

— Por eso estabas tan enojado cuando la viste con el millonario — su tono era irónico.

— Me molesta que deje de entrenar, nada más.

— No mientas, si fuera cierto lo que dices no te hubieras puesto tan furioso — insistió el sonido.

— ¿Qué debía hacer? Traerla a la fuerza al Templo.

— Eso es lo que deseabas jajajaja.

Piccolo despertó en ese momento, durante días estuvo de mal genio, más de lo que es común en él.

 

Cuando por fin Izbet volvió a entrenar, debió pedirle ayuda a Dende, porque el namek terrestre le lastimó el brazo.

— No debió usar tanta fuerza — le recriminó Kami Sama al guerrero.

— Si no se fuera de paseo en yate con cualquiera, en vez de entrenar, no se lastimaría tan fácilmente.

— Espera un poco — se levantó ya curada — esto pasó porque estabas muy agresivo, además ¿Cómo sabes que estuve en un yate?

— Tu fotografía salió en los diarios y revistas — mintió serio el namek.

— No sabía que te interesabas en la sección sociales — empezó a hablar cada vez más molesta — debía ir a esa actividad y mi auto se echó a perder, justo me llamó Robert y se ofreció a llevarme, allá me encontré con Bulma y Vegeta.

— ¿No podían haberte llevado ellos? — preguntó irritado.

— Tienen que atravesar toda la ciudad para llegar a mi casa, Robert estaba cerca — ya no aguanto más, sentía que la estaba cuestionando y no entendía el por qué, además nunca había aceptado eso de nadie — supongo que terminó el interrogatorio. No sé cuándo vuelva, adiós Dende — se fue con los ojos negros de rabia.

— ¿Por qué la trató así? — le preguntó Kami Sama a Piccolo.

— Dejo de venir, sólo para estar con ese tal "Robert".

— Da la impresión que estuviera celoso — dijo el joven dios mirándolo fijamente.

El mayor lo fulminó con la vista y se fue a una de las habitaciones a relajarse.

"¿Qué me pasa? ¿Por qué tengo esta rabia tan grande? Ni cuando quería matar a Son me sentía así".

En ese momento escuchó nuevamente la voz interior de hace unas noches atrás.

— ¿Quién eres? — preguntó al sentir que lo llamaban y no ver a nadie cerca.

— Soy la parte oscura que hay en ti, la maldad que no quieres dejar salir.

— ¿Cómo puedes comunicarte conmigo, sí eres parte de mí?

— Me tuviste atrapado por mucho tiempo, estuve esperando, y ahora que los sentimientos humanos que hay en ti se han vuelto oscuros, por fin tengo energía suficiente para controlarte.

 

— No tengo sentimientos humanos.

— Claro que los tienes y estas semanas se han vuelto negativos, rabia, inseguridad y celos. Ahora llegó mi turno para controlar este cuerpo.

— ¿Qué quieres hacer? — se dio cuenta que ya no podía moverse.

— Quiero destruir a los Guerreros Z para que este mundo sea mío, pero antes debo matar a esa mujercita.

— No lo harás, sólo eres una voz en mi mente, que pronto acallare.

— Yo seré quien gane, y al final sólo quedará el mal — Piccolo cayó al suelo sujetándose la cabeza y gritando.

Dende y Mr. Popó llegaron, pero no pudieron hacer nada, él seguía descontrolado en el piso, hasta que se quedó callado y quieto, luego de un momento abrió los ojos y tranquilamente se puso de pie.

— ¿Qué le pasó? — le preguntó el joven dios, tomándolo del brazo.

— Nada, estoy bien — se soltó de manera brusca, aunque su ki siguió siendo el mismo, su forma de mirar y sonreír había cambiado, era maligna — vuelvo en un rato más — bajo a la Tierra.

 

Lo primero que hizo Piccolo fue ir a la casa de Bulma y robar el radar del dragón, en medio día logró reunir las siete, luego fue al hogar de Izbet.

— ¿Piccolo? — preguntó la mujer confundida, el ki era igual, pero algo había cambiado en él.

— Sí, soy yo.

— Tú presencia se siente extraña ¿Estás bien?

— Sí, como nunca, sólo vine por ti — le pegó en la nuca dejándola inconsciente, y con ella en brazos, y las esferas del dragón volvió al Templo Sagrado.

De vuelta en el Templo Sagrado, apenas puso los pies en la plataforma, Dende y Mr. Popó se acercaron asustados al ver que traía a la mujer desmayada.

— ¿Qué pasó? — preguntó Kami Sama acercándose a los dos recién llegados.

— Nada, sólo quiero pedir unos deseos nada más, pero antes — los golpeó hasta que no pudieron moverse.

— ¿Qué le ocurre? — Dende estaba asombrado por lo que acababa de ocurrir.

— Soy la fuerza maligna de Piccolo, por fin tengo la energía oscura suficiente de sus sentimientos humanos para tomar control de su cuerpo, para que sea permanente, sólo debo matarla.

— ¿Por qué? — preguntó adolorido el joven dios.

— Que te importa — se acercó a las esferas — sal de hay Shen Long y cumple mis deseos — el dragón preguntó por el primero — deseo que no puedan encontrarme a mí o a esta mujer, por ki, adivinación o cualquier método conocido por los humanos.

— Deseo concedido ¿Cuál es el segundo deseo? — consultó con su imponente voz el dragón.

— Quiero que esta mujer no pueda ser revivida con las esferas del dragón de la Tierra, Namek o de cualquier otro lugar.

— Deseo concedido — repitió el poderoso ser — ¿Cuál es el tercero?

— Llévanos a un planeta donde podamos sobrevivir ella y yo, que no haya humanoides, lo más lejos de la Tierra que se pueda, y solo devuélvenos al Templo Sagrado cuando el corazón de Izbet deje de latir.

— Deseo concedido — con estas palabras el dragón, el namek y la medio demonio desaparecieron.

Al rato Kami Sama logró juntar suficiente energía y curar las heridas de Mr. Popó, y éste pudo ir por una semilla del ermitaño para Dende, apenas estuvieron bien, llamaron a todos al Templo para contarles lo que pasó.

 

— Y eso fue todo, al parecer la parte maligna de Piccolo, gracias a los sentimientos que quedaron de cuando fue humano, logro obtener la energía suficiente para tomar el control de su cuerpo y mente — explico el dios a todos los reunidos.

— ¿Cómo que fue humano? — exclamaron a coro sorprendidos Vegeta, Goku y Videl.

— Yo les explicaré luego — Bulma recordó lo que él le contó cuando fueron a la cena de premiación, cuando todavía era humano — pero no creo que pueda matarla, a pesar que esté tan descontrolado como nos has contado.

— Estoy de acuerdo, la aprecia demasiado para hacerle daño — dijo el medio sayayin.

— Pensé que al ser namek de nuevo, los sentimientos humanos desaparecerían — meditó en voz alta la científica.

— Al parecer eran demasiado fuertes, y en vez de desaparecer quedaron ocultos, empezaron a salir cuando ella dejó de venir al templo, y pasó mucho tiempo junto a un tal Robert.

— Robert es el hombre con quien hizo un negocio, debió tener reuniones diarias por semanas con él para afinar todos los puntos — explicó la esposa de Vegeta.

— Tal vez pensaba que perdería la amistad de ella, y eso fue lo que convirtió sus sentimientos en oscuros — supuso Gohan.

— Para mí, su actitud es la de un hombre celoso — dijo Goku que puso una de sus manos detrás de su cabeza.

— Papá, eso es imposible. Mejor analicemos sus deseos para ver si podemos hacer algo, como tiene la inteligente del Sr. Piccolo creo que cubrió todas las posibilidades, lo que me preocupa es que, si la energía negativa se diluye, quedarán atrapados en donde estén para siempre.

— Entonces debemos encontrarlos rápido, pero... ¿Cómo? — dijo el padre, repitiendo la pregunta que se hacían todos los presentes.

— No tengo idea — respondió abatido Gohan.

En el planeta donde llegaron, el namek terrestre esperaba que la mujer volviera en sí, estaban en la orilla de un mar de aguas tibias.

— ¿Dónde estoy? — el ir y venir de las olas en sus piernas la despertó.

— Estamos en un planeta donde nadie podrá encontrarnos.

— Tú no eres Piccolo — aseguró poniéndose de pie lo más rápido que pudo.

— El cuerpo es el mismo, la voz es la misma, la energía es la misma ¿Por qué dices que no soy yo? — preguntó con voz muy inocente.

— No puedo sentir tu ki, pero la presencia es distinta, muy parecida a él pero no igual. Eres oscuro.

— Jajajaj eres muy intuitiva mujer.

— ¿Quién eres y qué quieres de mí? — retrocedió con los brazos a la espalda, uso sus muñequeras para tratar de saber cómo era el terreno a su alrededor.

— Soy la parte maligna de Piccolo, y quiero que mueras — respondió fríamente.

— ¿Y para eso me trajiste a otro planeta con un deseo de las esferas? Hubiera sido más fácil acabar conmigo allá — trataba de analizar la situación, por eso lo hacía hablar.

— Quiero divertirme jugando con un ratón, y en la Tierra no me habrían dejado — su tono era muy juguetón.

— Más de un ratón se ha comido a un gato — ahora uso el cinturón para poder buscar vida humana o algún rastro de tecnología.

 

— Se nota que tu padre fue un demonio, pero sólo son palabras, siempre he sido más fuerte que tú, mujer.

— No me subestimes — voló para usar los demás implementos electrónicos y ver si había alguna casa o edificación donde esconderse.

— Bueno ratón, no le tengas miedo al gato... solo quiere jugar contigo — su voz se tornó fría al volver a hablar — me divertiré un tiempo con tu cuerpo y cuando me aburra morirás.

— Inténtalo — dijo frenándose para enfrentarlo, sabía que no tenía su nivel, pero escapar no era una opción, pelear con él tampoco, pero no le quedaba de otra.

Empezaron a luchar, pero la diferencia de niveles era muy notoria desde el principio, a ella le costaba mucho parar los golpes, fácilmente él le sacó las muñequeras, aros, el cinturón, los zapatos y un colgante.

— Ahora como harás para huir, ratón, ya perdiste "tus ojos" — dijo haciendo alusión a los implementos que le sacó, que tenían sensores que le permitían sentir que había a su alrededor.

Siguió peleando sin la ayuda de esos mecanismos, pero para la mujer era muy difícil, ya agotada bajo a la arena, él la arrinconó contra unas rocas para besarla y recorrer su cuerpo lascivamente. En el forcejeo ella volteó la cara, puso sus manos en el pecho de él, y concentrando todo lo que le quedaba de ki lo atacó, el namek no se esperaba algo así por lo que salió disparado a las olas que rompían. Cuando se sintió libre, Izbet corrió al mar, y se apegó a un roquerio hasta que encontró una saliente entre unas rocas, se quedó en posición fetal lo más quieta que pudo, tratando incluso de respirar lo más suave posible.

— Vaya ratón, sólo haces esto más divertido para mí — se ubicó en lo más alto de un grupo de rocas, justamente sobre donde estaba escondida la medio demonio, pero no logró sentirla.

La mujer se quedó quieta, como no salió de su escondite, él empezó a tirar esferas de energía, a diestra y siniestra, a pesar que el agua se movía y la mojaba por todos lados, la ciega no se movió para nada.

— No te preocupes, tenemos tiempo para seguir el juego — se fue a seguir la costa a ver si lograba encontrarla.

Izbet recordó cuando la tiraron a mar abierto desde un barco para que muriera cuando era niña, al final logró sobrevivir, ahora será igual se decía para darse ánimos. Esperó varias horas, ya cuando estuvo segura que Piccolo no andaba por allí, por fin salió de su escondite.

Ella siguió el contorno de las rocas, alejándose del mar, que es donde con más seguridad la estaban buscando, en el camino encontró una rama, la ocupó como bastón, siguió desplazándose hasta que llegó a una cueva entre unas rocas, cerca encontró árboles con unos frutos parecidos a las manzanas, y escuchó un pequeño riachuelo.

"Comida ni agua me faltarán. Durante mi infancia no use nada de tecnología para moverme, ahora será igual".

En la Tierra los Guerreros Z ya habían agotado todo para tratar de encontrarlos, desde Uranai Baba, a tratar de rastrear alguna señal de los implementos que usaba Izbet. Al final se rindieron, lo único que podrían hacer era esperar en el Templo, decidieron que Goku y Vegeta estarían permanentemente allí, Gohan iría en los momentos que pudiera, para cuando volviera el Piccolo malvado detenerlo, lo que no debería demorar mucho, ya que aunque Izbet era una buena luchadora, en una pelea en serio nunca podría derrotar al namek.

 

En el espacio, Piccolo estaba irritado, habían pasado dos días y no lograba encontrarla. Ella sólo salía de su cueva para buscar algo de comer y agua. Al final el guerrero oscuro se quedó quieto un día completo cerca de un río, hasta que por fin logró escuchar una caída que tuvo la mujer cuando había salido por comida, se levantó rapido para  volver a su refugio, pero él ya estaba enfrente.

— Ya te encontré ratón, ven para entretener al gato un rato — dijo con una sonrisa maliciosa.

Ella luchó, pero de nuevo fue rápidamente derrotada, cuando la tiró al suelo la inmovilizó con su peso.

"No podré evitar que abuse de mí".

— Mejor mátame y termina con esto maldito animal — lo retó la mujer tratando de soltarse y escapar.

— No ratón, matarte simplemente no tiene gracia, debo poseerte, y cuando eso pase ya no quedará nada bueno del otro Piccolo y por fin desaparecerá — le dijo mientras trataba de sujetarle ambas muñecas con una de sus manos para que se quedará quieta.

Entonces la medio demonio recordó algo y empezó a silbar lo más fuerte que pudo, inmediatamente él la soltó para retorcerse de dolor, Izbet corrió y se ocultó rápidamente. Cuando el namek se levantó, hervía de rabia, una pequeña mujer, más encima ciega era más astuta que él.

"Que puede ayudarme... que sé de ella... mmm... ama a Piccolo... ya sé cómo atraparla".

Al otro día, la ciega escuchó la voz del hombre llamándola, le decía que su parte oscura ya estaba bajo control, se escuchaba tan tranquilo, aunque su presencia no era como la de la Tierra, tampoco era como la que sintió antes cuando llegaron al planeta, era algo más clara. Por unas horas estuvo meditando, pensando si salir o no, tal vez por tener controlada la parte maligna, su energía era distinta. Cuando él empezó a recordar lo que vivieron cuando fue humano, Izbet pensó que ya estaba bajo control, y decidió salir.

— Acá estoy — parecía tranquila, pero por dentro todavía estaba con la duda, y preparada para luchar de nuevo si era necesario.

— Que bueno que estas bien — la abrazo como antes.

— ¿Dime que pasó? — preguntó curiosa.

— Estas muy cansada, y yo igual, poder controlar mi parte oscura me cuesta mucho, mejor descansemos unos días, luego te contare todo, con lujo de detalles.

— Es que...

— Es que nada, mira tus manos y tu ropa — hizo aparecer un nuevo traje oscuro en ella — descansa, voy a preparar fuego, nos quedaremos en la cueva donde te encontré el otro día, vamos.

Aunque no muy convencida lo siguió. Estaba tan cansada de huir y esconderse, que este era un gran respiro para ella. Esa noche se acomodaron frente a la fogata, igual la mujer estaba en semi vigilia, por si volvía la parte maligna a dominarlo, pero todo estuvo tranquilo, el día siguiente fue perfecto, ya esa noche se durmió tranquila.

"Por fin todo está bien, encontraremos la forma de volver a la Tierra, y le quitaremos la oscuridad de su corazón".

Pero durante la madrugada, despertó al sentir frío, y descubrió con horror que estaba desnuda, sus manos atadas en su espalda, en su boca había una mordaza. En frente estaba Piccolo riendo malignamente, triunfante.

 

— Caíste ratón, sólo debía poner el "queso" correcto en tu trampa — le dijo para terminar de hundirla.

"Rompí su espíritu, estoy seguro que ya no luchará más, ahora si será mía, y la parte buena que todavía está en mí y que no he podido destruir desaparecerá".

Se le acercó lentamente para desesperarla más, mientras se quitaba la ropa, quedó solo con su pantalón, se acomodó sobre ella, la beso en la cara y luego siguió hacia los senos, Izbet no se excitó, al contrario, sólo sentía asco, ya dio todo por perdido, ni siquiera lo golpeó con las piernas que tenía libres, comenzó a llorar suavemente, quería que todo terminará rápido y morir.

Él se irguió sobre sus rodillas, se soltó el pantalón, le sujetó las piernas, se acomodó y trato de penetrarla.

— Dejala maldito — la conciencia de Piccolo que estaba atrapado en él trato de tomar control de su cuerpo.

— Vaya ¿Acaso estás celoso? Según lo que me dijiste no la amabas jajaja, escucha, gime bajo para que no me de cuenta que le gusta, pero igual la escucho — le replicó su versión oscura.

— Es llanto — se desesperó al escucharla — está llorando.

— Para nada, veras que la haré gemir hasta que quede sin voz, fuiste un tonto, debiste follártela cuando pudiste, luego que la posea hasta que me aburra, la mataré y no podrás hacer nada.

En ese momento la expresión de lujuria del hombre se cambio por una de dolor, se tomó la cabeza con ambas manos y gritó, apenas ella se sintió libre se arrastró hasta chocar con la pared de la cueva, y se quedo allí, acurrucada, cuando dejó de gritar el namek cayó desmayado. Izbet se quedó quieta, no sabía que había pasado y temía que fuera otra trampa, ya cuando pasaron varias horas y todo seguía tranquilo, soltó sus manos y buscó a tientas el cuerpo del hombre, cuando lo encontró sintió que estaba con sangre en la boca y oídos.

— Por favor, no te mueras — por un momento se estremeció de miedo al recordar que casi la violó — pero si despiertas con esa oscuridad en tu corazón ¿Qué haré? — sollozo, mientras lo acomodó en el suelo de la cueva.

Recién al anochecer él comenzó a despertar.

— Por fin eres tú — la mujer ahora lloraba de felicidad, la presencia de Piccolo volvió a ser la misma de siempre.

— ¿Estás bien? — él le tomó las muñecas moreteadas por las amarras que tuvo.

— Sí, no alcanzó a... no me pasó nada grave.

— Lo sé, lo siento, a pesar que no podía hacer nada, vi y escuché todo lo que pasó.

— ¿Qué te ocurrió? — preguntó curiosa y feliz de que volvió a la normalidad.

— Luego de ser humano, las emociones que tuve quedaron en mi subconsciente — habló despacio, ya que lo que diría recién lo entendió, y luego de lo que pasó temía que ella ya no lo siguiera amando — me molesto que no fueras a verme por estar con otro tipo — golpeó una roca, y dejó marcado su puño — la ira, la inseguridad, el enojo y los celos me ganaron, y "él" pudo tomar control de mí.

— ¿Lo dices por Robert? Es el dueño de la empresa con que hice un gran negocio, nada más.

— Que tonto fui, es que pensé que tú y él tenían algo más.

— No soy de su agrado como novia, seguro tú le gustarías más... — luego de esa broma, por fin entendió lo que el guerrero le dio a entender — ¿Estabas celoso de mí? — preguntó asombrada.

 

— Sí, ahora me doy cuenta que te amo — reconoció ruborizándose.

— Eso no puede ser — dijo pensando que estaba soñando.

— Como humano me enamore de ti, escuche lo que le dijiste a Bulma esa vez en la fiesta de reconocimiento, por eso no te dije nada de mis sentimientos — ahora ella fue la que se sonrojó — cuando volví a ser yo pensé que eso que sentí había desaparecido, pero solo estuvo oculto. Al salir siendo yo namek casi me volvió loco, lo único que sé con seguridad es que te amo — reconoció con firmeza.

— Yo también te amo.

— Todavía... a pesar que anoche casi abuse de ti.

— Sé que no fuiste tú, tu presencia y la de "él" son distinta — se acercó y le dio un beso, era tan dulce como el que se dieron esa vez que él dejo de ser humano — ahora debemos encontrar la manera de volver a la Tierra ¿Sabes dónde estamos?

— No.

— Dime cómo llegamos — le contó los deseos que su parte maligna pidió — No se me ocurre como podremos volver, a no ser que yo muera.

— Encontraremos una forma, te lo prometo.

Al otro día volvieron al lugar donde llegaron al planeta, encontraron los implementos que usaba Izbet para moverse, rotos, lo único que estaba intacto era el colgante que le regalo Bulma en su último cumpleaños. Querían hacer algo con las partes que quedaron, pero ella no veía y él no tenía los conocimientos necesarios, por varios días siguieron pensando, pero al tercero la mitad demonio se dio por vencida.

— No debes rendirte — la abrazo para animarla.

— Nunca saldremos de acá, ni en un millón de años — dijo abatida.

— Debe haber alguna forma que no hemos pensado. Cuando volvamos... — sintió que su corazón iba a reventar por la proposición que le haría — ¿Quieres ser mi esposa?

— No — respondió la mujer luego de un momento de silencio.

— ¿Por qué no? — preguntó confundido el namek.

— Me conozco, soy un espíritu libre, no podría tener una vida como humana normal, ni tú tampoco, no te imagino tomando café en las mañanas antes de ir a trabajar, o cortando el césped el fin de semana — se acercó y lo besó.

— Pero...

— Eso no quiere decir que no desee que estemos juntos, si quieres ponerle una etiqueta a esto, que te parece novios, nos veremos cuando queramos y podamos ¿Te molesta?

— Para nada, sé qué eres el amor de mi vida, te entiendo, entonces... ¿Quieres ser mi novia?

— Sí, abrázame.

Piccolo sólo pretendía descansar como lo habían hecho esos días, uno en brazos del otro, pero la mujer lo besó muy sensualmente, le mordisqueo los lóbulos, mientras acariciaba su pecho y vientre bajo la ropa.

— Para, por favor — pidió bastante excitado.

— ¿Por qué? — pregunto haciéndose la inocente mientras continuaba calentándolo con sus caricias.

— Si sigues no respondo de mí — su voz sonó muy ronca.

— Eso quiero — le sonrió maliciosa.

Sus besos se fueron volviendo más apasionados mientras se desvestían, ya desnudos, él la acostó en el piso, siguió recorriendo con sus labios su cuello, pechos, estómago, ella le tomó la cabeza para que siguiera en sus senos, el lugar se llenó de sus gemidos, luego de un rato Piccolo necesitaba estar dentro de ella, pero la veía tan pequeña, que temía provocarle dolor en vez de placer.

 

— ¿Qué pasa? — preguntó al darse cuenta que se retenía para penetrarla.

— No quiero dañarte — dijo sincero.

— Tranquilo, quiero sentirte en mí — levantó un poco las caderas, y acarició con su húmeda intimidad la cabeza del miembro de él.

Ya con ese gesto el guerrero dejó parte de sus miedos a un lado y la penetró abriéndose pasó lentamente, provocando en ella un fuerte gemido de placer, el namek la sintió cálida y estrecha, empezó a entrar y salir despacio, dominándose, lo que desesperó a la mujer.

— Más rápido, más fuerte — le pidió Izbet entrecortadamente.

Al oír esto él ya no se controló, deseaba darle el placer que le pedía, quería sentirla vibrar junto con él, aumentó el movimiento, ella lo abrazó lo más fuerte que pudo, cuando llegó al orgasmo emitió un gemido e inconscientemente le enterró las uñas en la espalda, en ese momento sus músculos apretaron el miembro de Piccolo, provocando que acabará dentro de ella con un gruñido suave, luego descansaron abrazados.

— ¿A dónde vas? — preguntó el hombre cuando ella se levantó al rato.

— Al río, quiero bañarme — entonces él la tomó en sus brazos — ¿Qué haces?

— Llevarte a bañar — le explicó alegre.

— Puedo caminar, no me hiciste daño, estoy bien, más que bien — le tomó la cara y le dio un suave beso.

— Lo sé, pero me gusta tenerte en mis brazos — su tono se volvió malicioso — desnuda.

En el río, Piccolo estaba pensativo, nuevamente los celos lo acosaron, quería preguntarle con quien había hecho el amor antes, pero no encontraba la forma para no ser tan directo, ya se imaginaba la reacción de ella si le preguntaba "a propósito, con quien te acostaste antes que yo".

— Crees que podremos volver a la Tierra — Izbet se puso triste — parece que son siglos que estamos acá.

— Volveremos, te lo prometo — esa era su oportunidad pensó — ¿Y si me cuentas tu vida? Siempre me he preguntado como a los 6 años quedaste sola, y antes de los 25 ya eras dueña del Conglomerado Heaven.

— Te prometo — respondió luego de un momento — que si alguna vez volvemos a la Tierra...

— Cuando volvamos a la Tierra — le corrigió él.

— Cuando volvamos a la Tierra te contaré todo — sonrió, él seguía dándole ánimosa pesar que ella veía todo perdido — ahora no, porque me deprimiré más de lo que ya estoy.

— Tengo un remedio perfecto para animarte — sonrió sensualmente el hombre.

— Será el que estoy pensando — respondió ella excitada de puro escuchar su tono.

En el agua nuevamente hicieron el amor, pero ahora lentamente, sintiendo cada roce, cada goce que provocaban en el otro, agotados por las emociones y el cansancio fueron a la cueva a dormir.

De madrugada Piccolo sintió un calor exquisito en su miembro, Izbet estaba entre sus piernas, le tomó la cabeza para acariciarla y marcar el ritmo, se excito más cuando vio que la mujer jugaba en su intimidad con sus propios dedos, así que luego que termino en la boca de ella, la hizo acabar con ayuda de su lengua.

Al amanecer cuando Piccolo despertó estaba solo, sintió que la del mechón blanco hablaba a lo lejos, se vistió y la encontró en un montículo de cara al sol que salía. Se puso atrás de ella para abrazarla por la espalda, pero la notó demasiado rígida.

 

— ¿Qué haces? — preguntó preocupado.

— Preparándome — su mano estaba a la altura de su pecho, donde había concentrado mucha energía.

— ¿Qué diablos vas a hacer? — le dijo tomándola de los hombros, poniéndola frente a él.

— Lo único que nos hará volver a la Tierra, detendré mi corazón.

— No dejaré que te suicides.

— No voy a suicidarme, no ahora que por fin estamos juntos, pero no puedo dejar que nos quedemos aquí para siempre, tenemos que volver y está es la única solución que encontré.

— Por eso ayer...

— No, no fue por eso, simplemente quise hacer el amor contigo, fue al despertar hoy que se me ocurrió esto para volver a la Tierra.

— ¿Qué es lo que quieres hacer exactamente?

— Mi vida quedará en tus manos, el deseo era que volveríamos a la Tierra cuando mi corazón se paralizará, si una energía puede detenerlo, otra puede volver a hacerlo latir, sólo debe hacerse máximo 5 minutos después, sino mi cerebro morirá.

— Debe haber otra forma — no quería correr el riesgo de perderla.

— No la hay, confió en ti, sé que funcionará. Te amo.

Piccolo no estaba seguro que resultaría, pero entendía que su plan era el único lógico en esas circunstancias.

Se besaron, en ese momento ella detuvo su corazón, él la tomó en sus brazos, por un momento recordó desde que se conocieron hasta la noche anterior que hicieron el amor, vio el cuerpo inerte y gritó con todas sus fuerzas, en ese momento desaparecieron del lugar.

En la Tierra, en el Templo Sagrado cuando llegó en ese estado, Goku, Gohan y Vegeta inmediatamente lo inmovilizaron, Dende alcanzó a tomar el cuerpo de la mujer antes que golpeará en el suelo, la acomodó en el piso solo para comprobar que estaba muerta, se quedó arrodillado a su lado, abatido. Mientras Piccolo desesperado trataba de soltarse para revivirla, pero nadie creía en sus palabras.

— Suéltenme, les digo que todavía puedo salvarla — los sayayins lo tenían tomado de los brazos y su alumno del cuello.

— Tal vez habría que escucharlo — dijo el medio sayayin.

— Estás loco, solo quiere que lo soltemos para huir — rebatió el esposo de Bulma.

— No me iré, solo déjenme tratar de revivirla — volvió a suplicar el namek.

En este forcejeo ya habían pasado 3 minutos, no había manera que le creyeran, entonces el colgante que tenía Izbet al cuello se abrió, y apareció una imagen holográfica pequeña de ella.

— Piccolo, ya sólo quedan 2 minutos para revivirme, por favor, apúrate — le rogó la figura.

Los sayayins se quedaron mirando entre ellos por un segundo, luego lo soltaron, el hombre de piel verde por fin logró aplicarle energía directa al corazón de la ciega, pero no resultó, desesperado lo intentó varias veces más, pero el resultado fue el mismo.

El colgante se volvió a abrir.

— Te agradezco haberlo intentado, pero ya el tiempo máximo pasó, muero feliz sabiendo que estas bien. Piccolo, nunca dejaré de amarte.

— Ni yo tampoco — contesto él abatido, arrodillado a su lado.

 

— Espere un momento — dijo de repente Dende — el organismo de Izbet es parecido al de los humanos, pero no igual, es mucho más resistente.

El guerrero recordó cuando Francous trato de hacerla dormir, y sólo lo logró con un sedante para elefantes.

"Todavía debe haber tiempo. Debo lograrlo ahora".

Entonces el namek terrestre concentró diez veces la energía que había usado antes, puso su mano sobre el corazón de la mujer, y la envió, ésta se diluyó, haciendo que un brillo viajará desde el pecho hasta la última parte del cuerpo de la mujer, cuando se disipó, ella empezó a respirar, y a los minutos por fin despertó. Captain Tsubasa Spain

— Lo lograste — dijo ella tratando de incorporarse.

— Quédate acostada — le tomó una mano, nervioso pero feliz — pensé que te perdía.

— Nunca, aunque igual deje grabado un mensaje, por si esto no resultaba.

— Lo sé, lo escuche — al ver que le iba a preguntar — luego te explico todo lo que pasó, ahora descansa, te amo.

— Yo también — se besaron.

— Los dejaremos solos un momento mientras llegan los demás, pero luego, por favor pueden contarnos que pasó exactamente — Dende los miró extrañado por la forma tan amorosa de actuar de ambos.

Ya todos reunidos, Piccolo e Izbet contaron lo que ocurrió en el planeta sin nombre, obviamente sin decir muchos detalles. Todos estaban asombrados que el guerrero namek se hubiera enamorado.

Eso alegró sobre manera a Bulma y Milk, que ya se veían vestidas de damas de honor en la futura boda de la pareja.

— ¿Para cuándo es el matrimonio? — preguntó la científica — al menos deberán darme un mes para poder arreglarlo todo.

— Nunca — respondió Piccolo sonriendo al ver la cara de decepción de las dos mujeres.

— Pero si están enamorados ¿Por qué no casarse? — replicó la suegra de Videl.

— Eso ya lo conversamos — explicó Izbet — y ambos estamos de acuerdo ni siquiera viviremos juntos, solo seremos novios — el guerrero namek afirmó con la cabeza — pero por favor, no creas todo lo que dicen, los periódicos y revistas ya me han comprometido más de cien veces, escuchaste celoso — el otro solo se sonrojo por el reto.

Gohan y Goku se acercaron al guerrero verde, Vegeta como siempre se mantuvo alejado.

— Encontró a la mujer perfecta para usted — le dijo su alumno tomándolo del hombro.

— Estoy de acuerdo — el padre del otro bajo la voz para que Milk no lo escuchará — no tendrás que preocuparte de mantener una familia, de trabajar, ir de compras, o sacar la basura.

En cambio, el esposo de Bulma solo miraba a los otros tres que conversaban.

"Quien diría que el namek conseguiría novia, es verdad el refrán terrícola, nunca falta un insecto para una insecta jajajaja".

Entre las mujeres igual se reunieron para comentar.

— ¿No te preocupa no casarte? — preguntó Milk todavía con ganas de organizar una boda — si se lo pides sé que aceptaría.

— Para nada, no quiero casarme, ya lo decidimos y creo que lo que deseamos nosotros es lo que importa o no — ya la estaba aburriendo la insistencia en el tema — la mejor solución es está.

— Lo bueno es que no se nota la diferencia de edad entre ambos — Videl trató de cambiar de tema para que no hubiera roces entre su madrina y su suegra.

 

— ¿Cuánta diferencia? — preguntó intrigada Bulma.

— Según mis cálculos, Iz es mayor que Piccolo por...

— Cariño, todavía tengo las fotos de tu séptimo cumpleaños... te acuerdas de esa inolvidable fiesta — sonrió Izbet — ¿Cuantos años soy mayor que Piccolo?

— Un año — dijo la joven con un hilo de voz, con una gota de nerviosismo en la frente.

— Te quiero tanto mi niña — la medio demonio rió maligna.

— ¿Qué pasó en ese cumpleaños? — quiso saber la madre de Trunks.

— Nada — respondió Videl nerviosa.

— Iz ¿Y tú eres celosa? — preguntó la mujer del pelo azul.

— No lo sé, nunca antes me había enamorado — confesó sonrojada.

— Imagínate que lo encuentras con otra mujer ¿Qué harías? — insistió la científica.

— Soy capaz de cortarle las... "antenas" — de solo imaginárselo sus ojos se pusieron oscuros.

Todas quedaron serias y calladas, para luego reír a carcajadas, Gohan llevó a Piccolo a un rincón para conversar tranquilos.

— Sé que debe estar muy feliz, y no es mi intensión molestarle, pero debe aprender a controlar sus emociones recién descubiertas, tuvo suerte que esta vez no murió nadie, pero pudo ser una tragedia — le dijo en un susurro su alumno.

— Lo sé, las otras he podido controlarlas, pero con los celos me es muy difícil, si la imagino o la veo con otro hombre, no logro mantener la calma.

— Entiendo, pero eso puede destruir su relación. Recuerde, ella estaba dispuesta a dar su vida para que usted volviera a la Tierra, esa es la mayor prueba de su amor.

Ambos miraron a la ciega y a Goku que estaban conversando.

— Me alegro por mi amigo, siempre está muy serio y solitario, será bueno para él tener a alguien a su lado — le dijo el sayayin.

— En realidad es enojón — suspiro — pero uno muy lindo.

— A todo esto ¿Nunca hemos entrenado juntos, verdad?

— Mmm... no creo, yo vengo al Templo Sagrado los sábados, algún día que este acá, podemos probar técnicas.

— ¿Y qué tal ahora? — propuso el hombre, pero antes que la mujer dijera nada Piccolo la tomó de la mano.

— Debe irse ya, mañana tiene que volver a sus empresas, debe descansar, nos vamos — la pareja se fue volando.

— Si va contigo, no creo que descanse mucho esta noche — gritó alegre Bulma.

Todos rieron, mientras ambos se alejaban totalmente sonrojados, porque en realidad pensaban aprovechar ese tiempo en lo que insinuaron.

 

Desde ese momento sus vidas volvieron a una aparente normalidad, él seguía en el Templo o en la cascada, Izbet iba los sábados a entrenar al Templo Sagrado donde sólo se daban besos discretos por respeto al lugar. Cuando estaban a gusto, en casa de la mujer ciega o donde ella estuviera alojando por sus viajes, vivían tranquilos su amor.

Aunque Piccolo prometió no celarla, igual tuvieron una situación muy complicada que casi terminó con su reciente relación. A la casa de su novia llegaron flores de un tal Reyes, justo cuando él estaba allí.

— ¿Quién es ese tipo? — preguntó el guerrero cuando el repartidor se fue, asustado por la mirada del hombre verde.

— Un empresario, me interesa comprarle sus acciones de una empresa para tener el poder de decisión en ese Consejo.

 

— ¿Y por qué te manda esto? — dijo tranquilo, pero prácticamente ahorcó el ramo.

— Hace un tiempo quiso que me casará con él, lo rechace, pienso que tal vez quiere proponerme matrimonio de nuevo — le explicó.

— ¿Por qué no le devuelves todo? — preguntó el namek calmado por fuera porque por dentro estaba furioso.

— Uno, como tenemos negocios juntos debo ser diplomática e irme con pies de plomo; dos, porque recibirle sus obsequios no me obliga a nada; y tres, ya te dije que YO manejo mi vida. Debo ir a la oficina, adiós — salió dando un portazo, siempre le molestó que tratarán de decirle que hacer y qué no.

Piccolo se fue muy molesto, a los dos días decidió ir a verla temprano a su trabajo desde lejos, justo en ese momento el empresario Reyes estaba con ella viendo los últimos papeles del negocio, era un hombre alto, delgado, de pelo rubio, y ojos verdes, vestía un traje plomo, y hablaba extraño, como si tuviera algo en la boca, justo antes de firmar el contrato le propuso matrimonio, pero ella lo rechazó inmediatamente.

— ¿Pero por qué no? Nuestras empresas podrían aumentar el valor de sus acciones.

— No te amo, por eso no quiero casarme contigo Alejandro.

— ¿Y eso que importa? — dijo furioso — nunca me habían insultado tanto, dos veces te he dado la posibilidad de ser mi esposa y la rechazaste, olvida que te venderé mis acciones.

— Momento — ella se levantó de su escritorio — una cosa no tiene que ver con la otra, o tú mezclas los negocios con lo personal — dijo en tono de reproche.

— Mi orgullo vale más que cualquier cosa, ya verás que esté insulto me lo pagarás, te acordarás de este día para siempre, ándate a la conchetumadre — gritó y salió dando un portazo.

Piccolo iba a seguirlo para "conversar" con él apenas lo viera solo, pero escuchó que Izbet llamó por citófono a su asistente.

— Jenny... si... no firmo nada, y se fue, que bueno que esta oficina es a prueba de sonidos... hasta de mi madre se acordó... por favor, pon en marcha el plan B, si al terminar el día no te doy la contraorden, mañana temprano sigue con el C. Y por favor no me pases llamadas por el día, quiero relajarme un poco.

Él se quedó pensativo ¿Qué pensaba hacer? Decidió quedarse, total a ese tipo podría encontrarlo en cualquier momento por su ki, un poco antes de que terminará la jornada de trabajo, la llamó de nuevo su asistente.

— Srta. Izbet, el Sr. Reyes solicita si puede recibirlo — su tono era bastante festivo.

— Hágalo pasar — cuando el hombre entró ella habló firme — luego de tu retiro tan abrupto pensé que no vendrías más aquí — estaba quieta en su lugar.

— Lo siento, me disculpó por mis palabras, estaba dolido, no fue mi intensión tratarte así.

— Acepto tus disculpas — sonrió anticipando su triunfo en el negocio — ¿Qué decidiste sobre la venta de tus acciones?

— Inmediatamente firmaré los documentos, y de nuevo me excuso por mi anterior proceder.

— No soy rencorosa, fue un placer hacer negocios contigo – al salir Reyes, llamó a su asistente y canceló el plan C, se despidió hasta el otro día, y empezó a preparar sus cosas para irse.

 

— ¿Qué diablos pasó? — en ese momento Izbet se acercó a la ventana, y por gestos lo llamó — demonios, me descubrió — entró a la oficina.

— Esto no va a funcionar — le dijo de sopetón apenas estaba frente a él.

— ¿Qué quieres decir? — no pudo creer lo que escuchaba.

— No quiero ser novia de alguien que me va a estar vigilando, prefiero que esto termine aquí y ahora — respondió con firmeza, con los brazos cruzados sobre su pecho.

— Dime si alguien más te hace sentir así — se acercó a ella y la abrazó — eres sólo mía — le dijo al oído.

— Si es por eso — respondió ella con una sonrisa maliciosa — puedo encontrar muchos candidatos que me ayudarán a que deje de ser sólo tuya — él la soltó sin poder creer lo que insinuaba.

— No lo harías.

— ¿Eso crees? — sonrió de lado — ya no soy nada de ti, desde ahora puedo hacer con mi vida lo que quiera. Adiós para siempre.

Piccolo se dirigió a la ventana para irse, pero cuando miró hacia atrás, vio como Izbet tenía los puños apretados, y luchaba para no llorar, se devolvió, la acomodó en su hombro y salió con ella por la ventana.

— Suéltame grandote ¿Dónde me llevas? — él no le respondió nada — eres un gran pedazo de mierda verde.

Cuando llegaron al Templo Sagrado, ella seguía insultándolo, al verlos Dende y Mr. Popó se acercaron preocupados.

— ¿Qué pasa? — preguntó el joven dios.

— Este pepino agrio me trajo a la fuerza — dijo ella todavía en el hombro del namek.

— Sólo quiero aclarar algunas cosas con Izbet, nada más.

— Si nos necesitan estaremos dentro — dijo el dios.

Kami Sama y el hombre de piel oscura estaban seguros que era una simple pelea de enamorados así que no le dieron mayor importancia.

Cuando el namek la dejó en el piso, Izbet desplegó agresivamente sus alas y sus ojos parecían despedir fuego negro.

— ¿Por qué me trajiste aquí?

— En este lugar sagrado, quiero que me digas que no quieres seguir siendo mi novia — dijo el guerrero con calma.

— No quiero tener que ver con un tipo que me vigila así, de quien me enamore confiaba en mí o eso creía yo — cuando él se acercó para abrazarla, la ciega se puso en guardia.

— Si eso quieres.

Lucharon por un par de horas, al fin, agotados, se sentaron en el piso frente a frente.

— Todavía quieres que esto termine — Piccolo le rozó la cara con sus dedos.

— Desde que te conocí ya no me siento sola — le tomó la mano y se la beso — sé que encontré a mi otra mitad como dicen los humanos, pero no puedo soportar que me celes de esa manera, está bien — bajo el tono — reconozco que no debí aceptarle los regalos a ese tipo, en el fondo sabía que eso te molestaría, pero tampoco estuvo bien que me espiarás.

— Prometo que no volverá a pasar, pero entiende que ahora ya no eres sólo , sino que somos nosotros — puntualizó.

— Disculpa, aunque desde el momento que te conocí nunca has salido de mi corazón, debes entender que durante casi toda mi vida he estado sola, y mis decisiones solo me afectaban a mí. Prometo que trataré de cambiar y no ser tan independiente. Sólo contigo no me siento perdida en este mundo — se besaron.

 

— Si te hubieran escuchado en tu empresa — rió por lo bajo el namek — que boquita tienes.

— Y eso que no puedo insultar a tu madre, que si no... — respondió más relajada, al ver que se solucionó la situación.

Esa noche la pasaron juntos en la casa de Izbet, al otro día él la acompañó a su oficina.

— ¿Cómo descubriste que estaba allí ayer?

— Eso de "¿Qué diablos pasó?" lo dijiste muy fuerte, recuerda que tengo muy desarrollado el oído.

— ¿Y qué fue lo que hiciste para que ese tipo volviera tan humilde? — no se imaginaba que plan desarrollo su novia para lograr un cambio tan drástico.

— Muy fácil, mi primer movimiento fue preparar la venta de mis acciones de la compañía de este individuo, lo que provocaría que las que él tenía valieran menos que el papel donde están impresas, se hizo lo más público que se pudo, así él sabía que si no se retractaba perdería todo su dinero, para mí también sería una perdida, pero no tan grande como la de él, además entre empresarios que no sepas separar tu vida personal de los negocios, te cierra muchas puertas, y yo me hubiera encargado que todos supieran porque tuve que hacer esa venta y perder dinero. No soporto que me chantajeen — guardo silencio un momento — nadie.

— Ya veo — entendió que ese era también un mensaje para él.

— Si no se hubiera retractado, lo último era vender las acciones inmediatamente. Así ya no tendría que volver a tratar con él, también mando una señal, que quien se quiere pasar de listo conmigo que se atenga a las consecuencias.

— Entiendo — le dio un beso en la frente — me voy.

— Espera un momento — llamó a su asistente — Jenny ¿A qué hora está fijada la reunión de la Junta? — escuchó la respuesta — por favor, que NADIE, absolutamente nadie me moleste por una... no, por dos horas. Gracias — dejó caer su pantalón y comenzó a desabotonarse la blusa — ¿Sabes que una de mis fantasías es hacerlo contigo en la oficina? Tenemos dos horas... — sonrió maliciosa.

Ambos se desnudaron mientras se besaban, luego ella lo hizo caminar para atrás y lo sentó en su silla, se montó sobre él, usó los apoya brazos, y con ellos se impulsó para subir y bajar rápidamente, mientras el hombre la abrazó para mordisquea sus pechos, y besar su cuello, cuando acabaron, se quedaron un rato abrazados, descansando. Después Izbet se acomodó en el escritorio dándole la espalda, el namek la abrazó fuerte desde la espalda, la dobló sobre el mueble y la penetró analmente, para que se relajará la estimuló con una mano, mientras con la otra le masajeó un pecho, la besó en la espalda y la nuca, cuando volvieron a acabar, descansaron acostados en el piso.

— Pensar que todo comenzó con los preparativos para la boda de tu alumno y mi alumna — dijo la mujer.

— Cuando te conocí me caíste pésimo, pensé que eras altiva, soberbia y orgullosa, ahora sé que no eres altiva ni soberbia.

— ¿Pero si orgullosa?

— Debes admitir que sí y mucho, a todo esto, no te dio miedo viajar con un desconocido por tantos días solos en una nave.

— Cuando te conocí, Videl sólo me había dicho que eras el padrino de bodas, ya que fuiste el maestro de su novio, pensé que eras humano, ya cuando me dijiste que no lo eras, sentí que no debía temer nada de ti — se levantó y camino desnuda a su baño privado — tendré que volver a ducharme para la junta.

 

— Y si somos ecológicos... hagámoslo juntos para ahorra agua — cuando terminaron de asearse, ya era casi la hora de la reunión, así que no daba para nada más que unos cariñitos rápidos.

— Te amo — él le dio un beso y se fue por la ventana.

El tiempo pasó tranquilamente para la pareja, luego de varios años y muchas aventuras más, Izbet sintió su cuerpo cansado, al ir al médico descubrió que había desarrollado una enfermedad incurable a la sangre. Al paso de los meses su cuerpo ya no pudo más, llegado el momento fatal estaban con ella en sus últimos momentos su novio y sus mejores amigos, Mr. Popó y Dende.

— Gracias por estar conmigo siempre — dijo con una sonrisa cansada la mujer.

— Descansa — le pidió Piccolo.

— No te preocupes, no tengo miedo a morir, desde que los conocí mi vida ha sido increíble.

— Por favor, no te canses... — susurro su novio.

— Es mejor que me vaya yo primero, no podría seguir viviendo sin ti. Mr. Popó, Dende, siempre los voy a querer amigos. Piccolo, por favor protege a Yun, pero por, sobre todo, cuídate tú.

— Prometo que te buscaré cuando vaya al otro mundo.

— Piccolo... te amo — murió en paz y tranquila.

Años más tarde, el namek decidió compartir el destino de la Tierra, y así poder reunirse con su amada, llegó al Paraíso y encontró a Izbet en los pastos, meditando.

— ¿Cómo estás? — dijo parado a su lado con los brazos cruzados.

— Bien, ahora que estas a mi lado — ella le sonrió encantadoramente.

— Sabes lo que quiero hacer ¿Verdad? — le respondió serio.

— Además de esto — se acercó y le dio un beso — sí, sé que quieres hacer.

— ¿Me acompañarás? — preguntó ansioso por su respuesta.

— Contigo — Izbet sonrió misteriosa — iría hasta el infierno — empezaron una lucha, que dejó el paraíso destrozado, como castigo los mandaron al averno.

— Se cumplió lo que dijiste, hasta el infierno me seguiste — dijo el namek tranquilo a su lado.

— No me importa vivir toda la eternidad en este lugar, si así puedo estar siempre a tu lado.

Así ambos se convirtieron en los guardianes de la entrada al infierno, y pudieron seguir viviendo su amor hasta el fin de los tiempos.

EXTRA. LA VIDA DE IZBET

Para el aniversario de su primer año de noviazgo, por consejo de Videl Piccolo le llevó flores a su amada y la esperó en su oficina, por la hora supuso que ya estaría sola, pero la medio demonio entró con su asistente, ésta última al verlo, se puso frente a Izbet para protegerla.

— Iz, quédate atrás mío, hay un tipo que burló la seguridad — Jenny se puso en guardia.

— Tranquila, él es mi novio — le dijo tomándola del hombro.

— ¿Es el Sr. Piccolo? — hablándole al hombre — lamento mi actitud, es un gusto conocerlo.

— Igual.

— El lunes seguimos, saludos a Marcos, y los niños — se despidió la ciega de su amiga.

— Gracias, adiós. Eehhh... antes de irme, podríamos ver una sola cosa más — su tono era tan festivo que su jefa no pudo negarse.

Salieron, Piccolo sintió el rumor de sus voces, pero no entendió que hablaban, luego más risas, e Izbet volvió a entrar.

 

— ¿Qué fue eso? No creo que haya sido algo de trabajo.

— Ella quería preguntarme si eras pariente de mi amigo, el que estuvo viviendo conmigo hace unos años atrás.

— ¿Cuál? — preguntó intrigado.

— Ma Junia — rió suave — le dije que eras un primo lejano de él.

— ¿Y por qué las risas?

— Encuentra que ambos tienen la misma cara de mal humorados.

—Hum, ya me acordé de tu asistente, es muy comunicativa ¿Le contaste de mí? — preguntó curioso.

— Sí, es que se preocupó tanto que empecé a encerrarme "sola" por horas en mi oficina, pensó que estaba enferma, así que le conté sobre nosotros, en un tiempo más le diré toda la verdad, quiero que vaya paso a paso conociendo todo sobre ustedes, sé que guardará el secreto, confió mucho en ella, es la primera de los niños rescatados.

— ¿Niños rescatados? ¿Qué significa eso?

— Ahora que recuerdo, hace tiempo te prometí contarte mi vida, aprovecharé para explicarte también lo de los niños rescatados, ya que las historias se enlazan — se acercó a la ventana para sentir el calor del atardecer, mientras Piccolo dejó las flores en la mesa y se sentó — ya sabes que mi padre murió cuando yo tenía 6 años, escape varias veces del orfanatorio donde me internaron, me trataban como una inútil, y sabía que ciega y con esa edad, nadie me adoptaría. Una vez que hui encontré un monasterio en unas montañas, logré que me aceptarán cuando vieron que tenía muchas aptitudes, era la única mujer en el lugar. Uno de los estudiantes que se creía el mejor, cuando lo derrote en un entrenamiento me puso una trampa. Como los compañeros no me hablaban, me dijo que no había pasado una iniciación, me hizo tomar una reliquia, se suponía que cuando la viera, él la devolvería, pero llamó a todos diciendo que me había descubierto robándola, preferí huir y que no me mandarán a un centro para menores. Llegué a una ciudad donde caí en manos de una banda de luchas ilegales, todo iba bien si ganaba o perdía según me ordenaban, una sola vez desobedecí, el castigo... — se angustió un poco al recordar lo que vivió — luego de eso, siempre seguí sus instrucciones, igual conocí varias buenas personas en ese ambiente de las que me hice amiga, uno de ellos me consiguió la tarjeta de identificación falsa cuando fuiste humano. Tenía 9 años cuando subieron a un buque a varios luchadores y luchadoras, incluida yo. Luego de varias jornadas encerrados en la bodega, una noche me llevaron al camarote del jefe, él nos haría trabajar en su "otro negocio", el de prostitución, subastarían la virginidad de las que pudieran, pero no la mía — no pudo evitar que alguna lágrima rebelde cayera al recordar a ese tipo tocándola y destrozándole la ropa para desnudarla — trate de evitarlo, pero él era mucho más fuerte que yo — luego de relajarse un poco — fue el primero y único antes de ti.

Por un momento Izbet quedó en silencio, normalmente no pensaba en lo que le pasó, por eso ahora la afectó tanto recordar, Piccolo se levantó y la abrazó desde la espalda.

— Por eso no querías contarme esa vez que te pregunte por tu vida.

— Por eso y porque... — silencio — logre salir de la cabina, él me seguía riendo mientras yo trataba de esconderme por todo el barco, aterrada al sentirlo cerca mío, me arrastraba, apenas podía caminar, estaba destrozada por dentro y por fuera, tenía mordidas, golpes, sangraba... al final encontré algo, creo que un fierro o algo así, y se lo tire con todas mis fuerzas, lo golpeó en la cara — sonrió de satisfacción — gritaba como bestia, me echo a mar abierto para que muriera, estuve mucho tiempo a la deriva, por eso no entró al mar más allá de donde puedo tocar la arena con mis pies. Un barco de pescadores me encontró, creyeron que era parte de un naufragio, cuando llegamos a puerto escape. Ya no confiaba en nadie, pase meses buscando comida en la basura por las noches y en el día escondiéndome de todos, hasta que entre a una casa, no se sentía movimiento de nadie, estuve dos días allí hasta que llegó un anciano, me escondí, pero el cansancio acumulado me tenía mal, cuando me descubrió me desmaye, desperté en un cuarto, él me estaba cuidando, tuve miedo que también se aprovechará de mí.

 

— ¿No lo hizo? — preguntó suave.

Piccolo estaba angustiado por todo lo que le estaba contando, suponía por cosas sueltas que le había dicho que no la pasó bien de pequeña, pero nunca imagino todo lo que le había ocurrido de niña.

— No — recordó esa primera conversación con el "abuelo" como le decía — había perdido a su hijo, su nuera y su nieta hacía unos días antes en un accidente de auto, eran toda su familia, justamente venía del funeral cuando me encontró. Se dio cuenta que estaba aterrorizada, me contó su tragedia, y me ofreció su ayuda, sentí que me hablaba con la verdad, y no me haría daño.

— ¿Te quedaste con él?

— Sí, era profesor en una Universidad, experto en nanotecnología y ondas de sonido, cuando cumplí 10 años, hizo los trámites y se convirtió en mi tutor legal. Al principio sólo quería estar con él, me daban miedo los extraños, tenía pesadillas todas las noches, abuelo se quedaba a mi lado y me despertaba apenas empezaba a llorar en sueños. Con el tiempo y terapias, lo superé, o eso creí. Al ver cómo me costaba moverme en los lugares que me eran desconocidos, construyó los primeros mecanismos que use, grandes, pero funcionales, para eso tuvo que pedir un préstamo para solventar esos gastos, y después no tuvo como pagarlo, iba a perder la casa por mí, a él no le importaba, me dijo que me quería como si fuera en realidad su nieta, me sentí terrible por ser la causa de que perdiera su hogar. Un día fui a un parque sola, allí escuche que habría un torneo de artes marciales, estaban inscribiendo a quienes querían participar, decidí que debía ganarlo por el premio, pero no me dejaron por ser ciega, era tanta la frustración que tenía que rompí de un solo golpe la banca de madera donde estaba sentada. Uno de los organizadores lo vio todo y se acercó a conversar, le mostré lo que podía hacer en artes marciales, y me propuso unirme al torneo, pero exhibiendo mis habilidades, una luchadora ciega de mi edad, dijo que sería todo un éxito, eran tres meses, el pago era casi el monto total de la deuda.

— Convencí al abuelo de autorizarme a unirme al espectáculo, como él sabía lo que me había pasado, dejó todo para acompañarme, donde iba yo él estaba, me sentía tan segura a su lado, le tenía tanta confianza que le mostré la nave espacial, y le conté que mi madre tenía alas y que no era de la Tierra. Por eso me puso el nombre que uso en mis espectáculos, Ángel Ciego.

 

— Era un hombre bueno.

— Irónicamente él fue mi ángel, viendo que los mecanismos que construyó en algunos casos eran tecnologías inexistentes, los patentó. Nos pareció buena idea entrar al mundo de los negocios, nos asesoramos para hacer una empresa, así yo no tendría que seguir toda mi vida en giras y exhibiciones. Pero necesitábamos mucho dinero, así que por un tiempo tuvimos que seguir con los espectáculos — se acordó de esos años, tenía muy buenos recuerdos de esa época — al igual que a ti, al abuelo no le gustaba que me enfrentará al final a 6 personas al mismo tiempo, pero tuvimos que hacerlo. El premio en ese tiempo para quien me ganará era de 100.000 dólares, la inscripción de cada participante era de 25.000 dólares, así que, aunque perdiera igual era negocio para nosotros, por suerte casi nunca perdí, y pudimos juntar más rápido de lo que creíamos el dinero.

— Ese día que fui a tu exhibición, me pareció que deberías bajar el número de contrincantes — le entró una duda — ¿A pesar de las reglas, nunca ha entrado alguien con algún tipo de armas?

— Una vez pasó, pero Jenny estaba pendiente y lo desarmó, así que ahora antes de entrar se les revisa con detectores de metales, tranquilo, no volverá a pasar — guardo silencio tratando de recordar el hilo de lo que le estaba contando — cuando reunimos lo suficiente, abuelo estudio minuciosamente los mecanismos de mi nave espacial, y así empezamos con la empresa Heaven, él le puso así porque como yo soy un ángel, según él, lo normal era que estuviera en el "cielo". La empresa fue creciendo y se convirtió en el Conglomerado Heaven, ya en esa época yo iba a la Universidad, además de seguir con mis exhibiciones, que de verdad me encantan. Una tarde escuche como una joven pedía ayuda desde un callejón, la salve de unos asaltantes, luego de eso nos convertimos en mejores amigas.

— ¿La madre de Videl?

— Sí. Incluso fue por mí que conoció a Satán, ella fue a uno de mis espectáculos, él estaba allí, fue amor a primera vista, yo estaba muy molesta, siempre lo vi cómo un fanfarrón, pero el amor que se tenían era verdadero, fueron muy felices mientras estuvieron juntos, nació Videl... fue muy doloroso cuando murió — él la tomó de los hombros, para darle ánimos — cuando me gradué, empecé a trabajar en la empresa con el abuelo, cuando cumplí 20 años él murió.

— ¿Supiste qué pasó con el hombre que abusó de ti?

El namek se prometió que con ayuda de las esferas del dragón lo encontraría, lo haría sufrir por meses, y para asegurarse que no muriera tendría muchas semillas del ermitaño a mano. Solo acabaría con ese "malnacido" luego que le rogará mil veces que acabara con su martirio.

— Lo mande al otro mundo, y espero que esté ardiendo en el fuego del infierno — silencio — fui invitada a un torneo para mostrar mis habilidades cuando ya estaba sola, allí por casualidad supe que habría peleas ilegales de niños en la ciudad, el líder del grupo que organizaba todo tenía una cicatriz que le atravesaba la cara, estaba segura que era quien me violó, desde esa noche las pesadillas volvieron. Tres días después en la amanecida llegué al puerto, encontré inmediatamente el barco que me habían dicho, ya las luchas habían terminado, una vez allí la risa que nunca había abandonado mi mente me guio, estaba a punto de hacerle lo mismo que a mí a otra niña, entre por una claraboya, apenas me vio me reconoció. Definitivamente cuando uno está furioso no piensa nada.

 

— Mira lo que me hiciste — gritó el tipo fuera de  al ver a quien lo dejó desfigurado — ahora soy un monstruo.

— Solo deje tu cara como tu almadesgraciado — dijo con voz fría la mujer — además que quieres que veasoy ciega idiota.

Empezó una lucha entre ambos, en la que ella al final salió victoriosa. Demoró matarlo, quería hacerlo sufrir por eso le rompió prácticamente cada hueso del cuerpo al tipo. Izbet reía al escuchar sus gritos de dolor y piedad, al final le rompió el cuello. Al ruido de la pelea los guardaespaldas que esperaban afuera de la habitación trataron de entrar, cuando lo lograron se encontraron con ese dantesco espectáculo.

— Mató al jefe, a por ella — dijo el que hacía de líder, que atacó seguido de sus 4 hombres.

Pronto todos quedaron inconscientes.

— Luego de eso, ya no he tenido nunca más pesadillas — se dio vuelta para que estuvieran frente a frente — supongo que ya no me verás como antes, soy una asesina por voluntad propia, nadie me obligó, estas manos están manchadas de sangre, no fue como en tu caso para salvar a todo un planeta o a tus seres queridos, fue simple y llanamente por venganza. A pesar de todo no me arrepiento de nada.

— Hiciste lo que debías hacer, no tengo que reprocharte nada — ahora por fin entendió muchas actitudes de ella en la vida diaria y en la intimidad, como porque odiaba entrar en lo profundo del mar — prometamos que nunca más volveremos a acordarnos ni hablar de eso ¿Y la niña que estaba en el cuarto, era Jenny? — preguntó casi seguro que era así.

— Sí, era ella, tuve que pedirle ayuda, algunos de mis mecanismos se habían roto en la lucha, salimos rápido, llame anónimamente a la policía, que en tal barco había un muerto y heridos, espere hasta que llegaron para irme, la iba a dejar allí para que ellos la ayudarán, pero no quiso separarse de mí, me hizo acordar a mí cuando conocí al abuelo, la lleve a casa, como no tenía familia, me contacte con la persona que ayudó al abuelo con mis papeles, y me convertí en su tutora, con el tiempo y mis contactos supe de más lugares de luchas ilegales infantiles, le doy los datos al oficial de adopción, ella se encarga, lo que ganó en mis exhibiciones desde ese momento lo donó a esa causa. Sobre Jenny, iba a mandarla a uno de los mejores internados del país para que siguiera su vida, pero no quería dejarme, así que le prometí que si terminaba sus estudios trabajaría conmigo en mi empresa. Se graduó de Administración de Empresas con los mejores promedios, también tomó varios cursos más relacionados, siempre mantuvimos contacto, cuando estuvo lista, se convirtió en mi asistente personal. Al igual que a mí le gustan las artes marciales, es cinturón negro 5 dan en karate y judo, hace años conoció a un buen hombre, se casó y es madre de mellizos, Izbet y Marcos, que ya tienen nueve años.

— Se nota que te admira — reflexionó al escuchar que Jenny le puso el nombre de su "Jefa" a su única hija.

— Es una buena mujer, me alegra haberla salvado de ese animal, me ha demostrado varias veces que puedo dejar mis asuntos en sus manos.

— Nunca te traicionaría ¿Verdad? — preguntó sonriendo de lado

— ¿Por qué lo dices? — dijo separándose un poco de él.

— Todavía quiero saber cuánta diferencia de edad tenemos.

— Será mi primer regalo de aniversario, pero no te lo haré tan fácil, soy dos años menor que Satán. Gracias por las flores.

— Tenemos el fin de semana para celebrar nuestro aniversario ¿Qué quieres hacer?

— Como que no supieras... vamos a casa.

 

FIN

Fanfic Bola de Dragon: Ángel Ciego 4. Un final alternativo

Retomamos la actividad de los fanfics, Izbet https://www.wattpad.com/user/Izbet46 nos manda la cuarta parte de su nuevo fanfic en español de Bola de Dragón

fanfic

es

https://fanfic.es/static/images/fanfic-fanfic-bola-de-dragon-angel-ciego-4-1320-0.jpg

2024-11-20

 

Fanfic bola de dragon angel ciego final alternativo 1
Fanfic bola de dragon angel ciego final alternativo 1

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