Enamorando a Hermione Granger. by Natalys
Draco Malfoy se encuentra perdidamente enamorado de Hermione y hará todo lo posible para intentar conquistarla. Por supuesto, siempre usando su estilo Malfoy. Pero en ese proceso comprenderá que Hermione no es como las demás mujeres con las que antes había estado y que, conquistarla, es un trabajo más pesado de lo que había planeado.
Categories: LITERATURA, HARRY POTTER Characters: Ninguno
Generos: Romance
Advertencias: Lemon
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 28 Completed: Sí Word count: 45383 Read: 15734 Published: 26/08/2011 Updated: 20/10/2011
Draco Malfoy se encuentra perdidamente enamorado de Hermione y hará todo lo posible para intentar conquistarla. Por supuesto, siempre usando su estilo Malfoy. Pero en ese proceso comprenderá que Hermione no es como las demás mujeres con las que antes había estado y que, conquistarla, es un trabajo más pesado de lo que había planeado.
Categories: LITERATURA, HARRY POTTER Characters: Ninguno
Generos: Romance
Advertencias: Lemon
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 28 Completed: Sí Word count: 45383 Read: 15734 Published: 26/08/2011 Updated: 20/10/2011 PRÃLOGO by Natalys
Como se darán cuenta, a pesar de que tengo la mayor parte de mi tiempo ocupado, siempre me sale algo nuevo de mi cabeza.
Aquí estoy con otro Dramione, un poquito diferente al anterior ya que en este nos encontramos con un Draco enamorado que tiene que conquistar a Hermione.
Espero que les guste.
Como se darán cuenta, a pesar de que tengo la mayor parte de mi tiempo ocupado, siempre me sale algo nuevo de mi cabeza.
Aquí estoy con otro Dramione, un poquito diferente al anterior ya que en este nos encontramos con un Draco enamorado que tiene que conquistar a Hermione.
Espero que les guste.
No había querido hacerlo. Había luchado contra viento y marea intentando evitar que aquel sentimiento tan poco común en él tomara forma y, poco a poco, fuera invadiendo su cuerpo. Lo había negado delante de sí y delante de todos sus amigos y enemigos; se había burlado crudamente a pesar de que en su pecho dejaba a su corazón sangrante que anhelaba sacarle a sus ojos esa venda que le impedía ver la realidad.
Se había mentido a sí mismo, se había engañado como un idiota negándose a ver lo que tenía delante y lo que sentía, quedándose como un ciego, dejando a sus oídos sordos, a su boca sin poder pronunciar aquellas palabras que anhelaba decir y había privado a sus manos de tocar, acariciar con desesperación aquella piel que parecía ser la misma seda y que venía a visitarlo cada noche en sus sueños para atorméntalo…
Y cada vez que despertaba después de esos sueños estaba anhelante, más atento a cada uno de los movimientos de ella para comprobar que era lo que hacía o no, si dejaba entrever algún sentimiento que no fuera odio hacia él, si cabía la posibilidad de que ella también se atormentara soñando en que estaban juntos, que se besaban…
¡Locura!
¡Era la misma locura desearla con tanta desesperación, amarla con esa devoción ciega y desinhibida!
Era una caprichosa locura que no lo dejaba tranquilo.
Cada vez que ella estaba cerca sus ojos se elevaban con voluntad propia para mirarla y así, tan sólo poder comprobar que ella era real y no un producto de su retorcida mente atrofiada por aquella enfermedad que muchos llamaban amor. Y cada vez que esto sucedía, cada vez que su mirada la buscaba anhelante se sentía como un halcón al acecho y ella, su presa.
¿Cómo había sucedido aquello? ¡Él ni siquiera se había dado cuenta! Ni siquiera recordaba la primera vez que había comenzado a verla con “otros ojos”. Solamente sabía que ahora ella había sido nombrada reina y señora de sus pensamientos pero nadie la había coronado como tal; y, a pesar de que su estirpe no la podía relacionar con la nobleza, su corazón no entendía de diferencias de sangre.
¡Locura!
¡La detestaba tanto! Ella se creía tan perfecta. Siempre yendo y viniendo de un lado para el otro, tan servicial con todos, sonriendo y ayudando en las materias a los idiotas que no comprendía por sí solos. La había visto luchar con valentía y sin temor… Se creía tan perfecta y hermosa… Tenía esos ojos hermosos y llenos de inocencia; esos cabellos rebeldes tan largos que le hacían desear enterrar sus dedos en ellos, esos labios suculentos que lo volvían loco, esa piel cremosa que había que sus manos cosquillearan de deseos de acariciarla para descubrir si en verdad era suave como la seda… se creía tan perfecta y hermosa… y tal vez lo era.
No, no lo era. Su único defecto era estar enamorada de alguien tan inferior y desvergonzado como el imbécil de Potter. ¡El muy mal nacido ni siquiera se daba cuenta de lo que ella sentía! ¡Y eso que eran amigos! Ella merecía a alguien mucho mejor, alguien como él…
¡Pero era una locura!
¡La detestaba por ser tan deseable y CASI perfecta! Porque su modo de ser era casi un misterio para él y le provocaba curiosidad, porque era inalcanzable y porque, sobre todo, amaba a alguien más que no era él.
¡Y en ese afán suyo de detestarla, de odiarla, de intentar encontrar sus defectos había acabado locamente enamorado de ella!
¡Inalcanzable! ¿Acaso alguna vez había hecho caso a esa palabra? ¿Alguna vez en su vida había encontrado algo inalcanzable?
Sonrió divertido.
Hermione Granger, prepárate, porque Draco Malfoy hará todo lo que se encuentra en sus manos para enamorarte.
Me gustaría que dejen comentarios para saber si les gustó o no.
Saludos
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Saludos
Regresar al índiceCapítulo 1: Clase de Pociones by NatalysAcá va el primer capítulo donde Draco comienza a poner en marcha su plan. Espero que les guste.
Acá va el primer capítulo donde Draco comienza a poner en marcha su plan. Espero que les guste.
Draco caminaba a grandes zancadas por uno de los pasillos de las mazmorras directo al despacho de Snape. Iba decidido a buscar al hombre para pedirle ayuda… Pedirle ayuda sin hacerlo, en realidad. Él tenía sus técnicas para conseguir lo que deseaba sin pedirlo e iba a usarlas con el profesor a pesar de que era consciente de que sería difícil de lograrlo y de que era más que probable fracasar. Pero iba a intentarlo.
Esa era la primera parte de su plan para conquistar a Hermione: acercarse a ella sutilmente… o no tanto, pero había tenido que buscar una excusa para acercársele y qué mejor que las clases de Pociones para hacerlo.
Entró al despacho de Snape sin dignarse a golpear. Sabía que desde el primer momento tendría que demostrar seguridad.
Snape, que estaba corrigiendo trabajos y escribiendo en la mayoría de ellos “Trol”, alzó la vista y la contempló con seriedad alzando una de sus oscuras cejas de manera interrogativa.
-¿A qué debo el placer de esta inesperada visita?- preguntó irónico.
-Quiero que intercambies a las parejas de tus clases de pociones- le dijo sin titubear.
-¿Y lo haré porque su majestad ordena?- inquirió burlonamente.
-Lo harás porque me lo debes. Yo descubrí que estabas del lado de Dumbledore y no le dije a nadie… Ni siquiera cuando me torturó mi propio padre ayudado con la cariñosa Bella- le contestó- Quiero que cambies las parejas y que a mi me toque…
-Con Granger- completó el hombre mientras volvía a corregir los trabajos.
-¿Cómo lo sabes?- le preguntó asombrado.
-Ustedes los adolescentes son tan obvios… La miras cuando crees que nadie te está observando con una expresión idiota- le dijo sin levantar la vista de su labor- Ahora vete.
-¿Lo harás?- quiso saber.
-No.
-Pero yo…
-Sé muy bien lo que hiciste y lo que no, pero recuerda que yo evité que te mataran varias veces, que cometieras asesinato y que a tu madre no la mandara a Azkaban. Así que, dime, ¿Quién le debe más a quien?
Draco bajó los ojos al suelo. Sabía que el hombre tenía razón pero él quería… necesitaba acercárse de algún modo a Hermione.
-Y… si te pido… Por favor…- le dijo tragándose su orgullo.
Snape alzó la vista hacia el joven dejando la pluma a un costado y sonrió maliciosamente.
-Eso no cambia nada. A pesar de ser una insufrible sabelotodo ella es una de las mejores brujas que he tenido en mis clases. ¿Crees que la mereces? Si es así, estás muy equivocado. Tienes muchas culpas que pagar antes de obtener algún tipo de premio.
Miró a su profesor esperando para ver si su presencia lo hacía cambiar de opinión. Pero no fue así. Resignado, caminó nuevamente a la sala común de Slytherin.
Al día siguiente, a la hora de Pociones no podía sentirse más desdichado. Cada paso que daba hacia el aula era como una tortura. Aunque, claro, nadie lo notaba porque su usual porte lleno de superioridad no había decaído. Pansy iba hablando a su lado sobre no sé que cosas. Él no la escuchaba. Solamente asentía de vez en cuando para dejarla conforme y no hacerla enojar.
Entraron al aula y ella se fue a sentar al lado de otra chica de Slytherin cuyo nombre él no recordaba. Ocupando el mismo sitio de siempre, se sentó al lado de Nott en silencio para esperar a que el profesor llegase. Pero antes de que esto ocurriese escuchó su voz. Sin poder evitarlo su rostro giró y la contempló entrar al aula. Hermione venía riendo junto a los dos pesados que tenía como amigos, al parecer por algo que le había dicho la comadreja. Y, a pesar de saber que a ella le gustaba el otro inútil, quiso ir a partirle la cara de un golpe al pelirrojo por robarle una de esas sonrisas que anhelaba sólo para él.
Era realmente asombroso (y perturbarte) el modo en que Draco había cambiado desde que se enamoró de ella… ¡Celos! ¿Quién hubiera imaginado que antes en su vida iba a sentir algo parecido. Con las demás chicas que él había estado (a las cuales ni siquiera había considerado novias suyas) jamás había sentido esa necesidad de ser su único dueño, de no querer que nadie más siquiera las mirase… pero con Hermione era todo lo contrario.
Ella se sentó ocupando su lugar habitual al lado de Longbotton. Ese pobre bastardo era el único que no le importaba que permaneciera al lado de ella. El muy infeliz apenas podía mirar hacia adelante sin tropezarse con sus propios pies por lo que alguien tan inteligente como ella jamás se fijaría en alguien como él más allá de la amistad.
El profesor no tardó en llegar haciendo gala de su habitual fría superioridad. Caminó por el pasillo que quedaba entre las dos hileras de bancos y calderos de los alumnos hasta la parte delantera.
-Hoy tendremos un cambio- dijo a modo de saludo.
El rostro de Draco se iluminó imaginando que el milagro había ocurrido y el profesor Snape había cambiado de opinión.
-Haremos un cambio para que las parejas queden formadas con alumnos que posean las mismas capacidades.- explicó.
En el aula se escucharon una serie de quejas que quedaron silenciadas con una de las miradas asesinas del profesor.
-Tomando en cuenta las notas de sus exámenes, las parejas quedan formadas así: Zabini, Potter. Weasley, Parkinson. Bulstrode, Longbottom. Granger, Malfoy…
Draco dejó de escuchar el resto. Miro hacia donde se encontraba ella que en ese momento también había girado el rostro hacia atrás para verlo. Era tan hermosa… Una sonrisa apareció en el rostro de Draco sin ser llamada. Sonrisa que borró rápidamente cuando vio que Granger había girado la cabeza pero no sin antes lanzarle una mirada de desprecio.
-Muy bien- dijo Snape- Ahora reúnanse con sus compañeros y comiencen a seguir las instrucciones de la pizarra.
Tomando sus pertenencias decidió que él sería quien fuera hacia ella. Llegó hasta su lado y le lazó una mirada de advertencia a Longbottom. El muchacho se marchó de allí apresuradamente y diciendo un tímido “adiós” a Hermione. Ocupó el puesto vacío.
-Esto será interesante, ¿No, Granger?- le preguntó sonriendo.
-Seguro- fue todo lo que contestó ella con seriedad antes de ponerse a seguir las instrucciones ignorándolo por completo.
Regresar al índiceCapítulo 2: Primer obsequio. by Natalys
Hermione entró al gran comedor y lo vio allí sentado almorzando. Se le aceleró el corazón cuando él alzó el rostro y le dedicó una sonrisa al verla. Sin perder el tiempo caminó entre las mesas y los alumnos, casi corriendo por la desesperación que sentía de estar a su lado. No quería sentirse así, no quería amarlo sabiendo que era un sentimiento no correspondido y que su mejor amiga era la dueña del corazón del hombre que amaba. Pero era así. No sabía muy bien cuando había comenzado aquello, tal vez el tiempo que habían pasado juntos el año anterior mientras buscaban los horrocruxes cuando Ron los había dejado… o tal vez de antes sólo que no se había dado cuenta sino hasta hacía unos meses atrás.
-¿Cómo te fue con Malfoy?- le preguntó el mientras ella se sentaba a su lado.
Ella se encogió los hombres restándole importancia. De lo último que deseaba hablar estando junto a él era sobre el hurón.
-Todavía me cuesta creer posible lo que hizo Snape- le contestó- Entiendo que sea para intentar equilibrar justamente las calificaciones de todos pero eso no quiere decir que me agrade.
-Al menos Malfoy parece ser bastante bueno en la materia. Zabini es igual que yo, sino peor… ¡Y Parkinson! Estaba delante de mí con Ron y no dejaban de lanzarse insultos entre ellos porque ninguno sabía que hacer.
-Pero les fue mejor que a Neville- añadió Ginny que en ese momento se sentía frente a ellos.
Harry miró a la pelirroja y le sonrió de la manera más maravillosa. Hermione bajó la vista al plato que tenía delante de sí e intentó no sentir celos. ¡Lo que daría ella porque Harry le sonriera de ese modo!
-¿Cómo te enteraste de lo que pasó con Neville?- le preguntó Harry a Ginny.
-Me lo encontré mientras venía para acá.-respondió Ginny empezando a comer- Tiene las manchas en el rostro y no las puede quitar. Bulstrode está igual que él…
-¡Chicos!- gritó Ron llamándolos mientras se aproximaba a ellos casi corriendo.-¿Se enteraron?
-¡Si ya pareces vieja chismosa!- le dijo su hermana mirándolo.
Ron solamente le lanzó una mirada fría y luego, mientras se sentaba y llenaba con comida su plato, se volvió hacia sus otros dos amigos con un brillo especial en los ojos.
-¡Malfoy está castigado!
-¿Por qué?- preguntó Harry.
-Escuché cuando McGonagall lo reprendía por tener un paquete sospechoso entre sus manos. Cuando ella quiso inspeccionarlo él se negó… tiene toda la semana un castigo con Snape.
-Pero si sabes que es el favorito de Snape- le recordó Hermione volviendo a comer- Él prácticamente no le hará hacer nada. Si incluso lo vemos a esa hora rondando por ahí no me extrañaría…
En ese momento una lechuza entró por la puerta del gran comedor y sobrevoló sobre las mesas hasta quedarse sobre la de Griffyndor, más precisamente frente a Hermione. Era pequeña, blanca y con pequeñas manchas marrones sobre sus dos alas. Jamás en su vida la había visto. Desató el pergamino enrollado que tenía en la pata junto con un cofrecito de madera que no sobrepasaba los dos centímetros.
-¿Qué es?- preguntó Ron irguiéndose por sobre la mesa para mirar- ¿Quién te lo mandó?
Hermione no le contestó porque no sabía qué decirle. Alzó la vista a sus amigos y el resto de los alumnos de su mesa (y varios de las demás) comprobando que la observaban atentamente.
-Un amigo- mintió- Iré a leer la carta a solas- dijo levantándose de la mesa.
-¿Volverás a comer?-le preguntó Harry amablemente mirándola a los ojos.
-Eh… Creo que… Me quedaré- cambió de opinión y volvió a tomar su lugar- Después de todo no es tan importante.
Salvo por los amigos que estaban cerca, nadie se dio cuenta que Draco se levantó molesto de la mesa y se marchó del gran salón maldiciendo con todas las palabras despectivas que conocía a Potter.
Hermione, después de almorzar y de notar como Harry intentaba captar desesperadamente la atención de Ginny, se levantó de la mesa y se marchó a la biblioteca con la excusa que tenía un trabajo de Transformaciones que terminar. El sitio a esa hora estaba desierto así que, invadida por la curiosidad y por el deseo de distraerse y no pensar en Harry, tomó el pergamino y el cofrecito que había guardado en uno de los bolsillos de su capa. Desenrolló el pergamino y leyó:
“Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.”
He aprendido que los muggles suelen decir cosas inteligentes…
Hermione no podía salir de su asombro. Aquella era una de las frases de William Shakespeare, un escritor del teatro Isabelino muy famoso entre los muggles pero desconocido entre los magos. Miró y leyó una y otras vez las palabras como si en ellas se encontrara algún indicio del dueño de aquellas palabras pero no había nada. No estaba firmada.
Tomando el cofre, ya con algo de miedo, lo abrió y descubrió un sencillo broche para el cabello de color rojo con la letra H. Sonrió. Todo esto era tan tonto. ¿Quería decir que tenía una especie de “admirador secreto”? ¿Qué dirían los chicos si se enterasen? Ron no dudaría en burlarse de ella y Harry… ¿Se pondría celoso? Lo dudaba. Seguramente haría un par de preguntas sacando a la luz su actitud de hermano mayor pero nada más…
Tal vez incluso aquello era una especie de broma. ¿Quién querría darle un obsequio y unas cuantas palabras cursis sin anotar su nombre pero haciendo que una lechuza entregase el paquete en medio del almuerzo, cuando todos miraban? Sí, seguramente era algún tipo de broma cruel. Tomó el pergamino y lo enrolló para tirarlo luego a la basura junto con el broche. Ya demasiado se deprimía sabiendo que amaba a un imposible como para tener que agregarle el hecho de que alguien jugase con sus sentimientos de aquel modo.
-¡Granger!
¡Genial!, pensó con ironía, lo último que le faltaba era tener que vérselas con Malfoy.
-¿Qué quieres?- le preguntó tomando uno de sus libros.
-Quiero que dejemos las cosas en claro- le dijo éste sentándose delante de ella- Espero que lo de hoy no se vuelva a repetir.
Ella alzó la vista y se lo encontró mirándola ceñudo.
-¿Qué cosa?- inquirió sin comprender.
-En la clase de Pociones no hiciste más que ignorarme… ¡Yo también estoy en esa clase! ¡Soy tu compañero y tienes que hacer las pociones junto conmigo! Y si Potter es demasiada distracción para ti podría decirle a Snape que lo corra de la clase.
El corazón de Hermione empezó a bombear más rápido pero en su exterior intentó mantenerse calmada. ¿Cómo es que Malfoy se había dado cuenda de algo?
-No sé de qué hablas- le respondió sin mirarlo.
-Sí, claro- dijo con sarcasmo Malfoy.
-Está bien, me disculpo por haberte ignorado y prometo que no sucederá más. ¿Está bien? ¿Ahora puedes irte así me dejas leer con tranquilidad?
Él sonrió pero ella no lo pudo ver ya que había ocultado su rostro detrás de su libro. Malfoy miró sobre la mesa y no tardó en reconocer el pergamino enrollado. Lo tomó y leyó.
-¿Quién es el loco?- le preguntó a Hermione.
Ella alzó la vista y todos los colores de su rostro desaparecieron cuando notó lo que él tenía en sus manos.
-¡Dame eso ya mismo! ¡No es tuyo!
-¡Uh, la leoncita se enojó!
-¡Malfoy dámelo!
-¿De quién es? Dudo que te lo haya dado Potter. El es muy poco inteligente como para escribir esta sarta de cursilerías… ¿La comadreja? ¡No! Si ni siquiera ha de tener para comprar pergamino…
Hermione lo miró indignada. Ya había aprendido que discutir con él era caso perdido.
-Está bien- le dijo volviendo a tomar su libro y guardándolo- Has lo que quiera. De todos modos los iba a tirar a la basura. Ese tipo de bromas son despreciables.
Sin más, se levantó y se marchó.
A la mañana siguiente, cuando toda la bandada de lechuzas entró a la hora del desayuno, la misma lechaza blanca paró delante de ella pero esta vez sólo trayendo un pergamino.
-¿Qué amigo es ese?- le preguntó Ron- Dos días seguidos ya te va escribiendo.
-Déjala, Ron- intervino Harry- ¿Acaso no puede tener más amigos además de nosotros?
Hermione se levantó sin mirar a ninguno de los dos, molesta. Molesta con Ron por ser tan impertinente, con Harry por no ver lo que ella sentía y con aquel extraño que no dejaba de molestarla. Fue directamente hacia su habitación y allí recién desenrolló el pergamino.
¿Acaso no te gustó mi obsequio? Cuando paseaba lo vi a través de la vidriera de un local y pensé en ti. Imaginé cómo te quedaría en tu cabello e inmediatamente a mí a tu lado listo para desprendértelo mientras te robaba un beso. Tal vez en beso no suceda nunca, pero al menos me gustaría ver cómo te luce.
Algo en el interior de Hermione se movió e inmediatamente se arrepintió de haberlo dejado en manos de Malfoy. Salió corriendo dispuesta a recuperar su obsequio. Entró al gran comedor y, a pesar de que todos la miraban, se dirigió directamente a la mesa de Slytherin, a donde estaba el joven rubio.
-Malfoy, tenemos que hablar- le dijo sin importarle interrumpir la conversación que éste estaba teniendo con Zabini.
Draco alzó una ceja y la contempló expectante.
-¿Acaso quieres una cita conmigo, Granger?- le preguntó burlón.
Ella rodó los ojos.
-Primero muerta… Lo que quiero es que… hablemos… a solas…
-Si tienes que decir algo, dilo acá- la retó él.
Hermione miró a todos los alumnos de esa mesa y notó que todos la contemplaban. Algunos con odio y desprecio, otros con curiosidad. Ni siquiera quiso girar hacia atrás para mirar a los demás alumnos de las otras mesas. Volvió a observar a Draco.
-Ayer en la biblioteca… mis cosas…
-Las tiré a la basura- le contestó él con una expresión indiferente-¿Acaso te importa? Vos misma dijiste que ibas a hacer eso.
Sintió rabia y quiso tirarle una maldición. Pero no lo hizo. Dando media vuelta se volvió a alejar del comedor y fue a la cocina. Tal vez tenia algo de suerte y los elfos sabían algo del broche y la carta. No sabía si eran por las palabras de ese último pergamino o qué, pero tenía la desesperante necesidad de encontrarlos.
Este fue otro capítulo. Salió un poquito más largo que los demás. Espero que les haya gustado. Besos
Este fue otro capítulo. Salió un poquito más largo que los demás. Espero que les haya gustado. Besos
Regresar al índiceCapítulo 3: Segundo obsequio. by NatalysVolvía de la cocina cuando se encontró con sus dos amigos esperándola fuera de la sala común de Griffyndor. Ambos la miraban con expresiones molestas, confusas y curiosas a la vez.
-¡¿Se puede saber qué hacías hablando con Malfoy?- le preguntó Ron.
-Eso es cosa mía- le respondió a éste.
No pensaba contarle a nadie sobre la verdad y rogaba que Malfoy supiera guardar el secreto, que no se burlara de esa estúpida carta que encontró con sus amigos… si así era el chisme no tardaría en correr y sus amigos, inevitablemente se enterarían.
-Hermione… Ya sé que la situación mejoró un poco desde… lo de Voldemort, pero sólo estamos preocupados por vos- le dijo Harry.
Suspiró. Le contestaría, aunque fuera una mentira, sólo porque era Harry quien preguntaba y lo hacía amablemente.
-Aclarando unas cuestiones de pociones- le dijo mirando a sus dos amigos- Ahora, si me disculpan, tengo que ir a clases y, si mal no recuerdo, ustedes también.
El resto del día pasó con suma tranquilidad. Le asombró no escuchar que nadie decía nada sobre ella y la carta así que supuso que Malfoy no le dio importancia al hecho como para comentarlo con sus amigos, las demás serpientes.
Después de la cena se retiró a la sala común a hacer un poco de los deberes que le habían dado en las clases de ese día. El resto lo haría el día siguiente, cuando se levantase bien temprano por la mañana para ir a la biblioteca. Realizó el ensayo que había pedido el profesor de Defensa contra las Artes Oscuras y el de Encantamientos. El de Transformaciones lo haría mañana.
Suspirando se recostó en el sillón y cerró los ojos recordando lo sucedido en la cena.
Flashback:
Hermione mantenía su mirada perdida en un punto de la sala con los pensamientos muy lejos de allí. Más precisamente en el ser misterioso que le había entregado aquellas dos cartas y el broche.
-¿Hermy, estás bien?- le preguntó Harry apoyando su mano sobre su hombro.
Ella volteó rápidamente y la sonrisa apareció inmediatamente al verlo y sentir el calor de la mano de Harry sobre ella. Cada vez que él la tocaba, aunque sea accidentalmente, su corazón latía rápidamente y tardaba un poco en encontrar un hilo en sus pensamientos. Pero, como siempre, hizo su mejor esfuerzo para que esto no lo notara nadie.
-Sí, estoy bien… Sólo preocupada. Se me perdieron unas cosas.
-¿En dónde? Podrías preguntar a los elfos si lo vieron.- le aconsejó Ginny que estaba frente a ella.
-Esa es una muy buena idea- se apresuró a decir Harry con tal de recibir una sonrisa de la pelirroja.
Y la dichosa sonrisa no tardó en aparecer. Hermione apretó los labios y bajó los ojos a la mesa. Cada vez que entre esos dos había una mirada, casi cómplice y llena de amor, Hermione se sentía morir, como si una daga entrara en su corazón sin piedad una y otra vez.
-Ya hice eso- dijo trayendo de vuelta a la realidad a sus dos amigos- Ninguno lo vio.
-¿Y dónde lo perdiste?- insistió Harry quitando la mano.
-En la biblioteca… En realidad, iba a tirar aquellas cosas pero luego… me las olvidé sobre una mesa. Ahora quiero recuperarlas.
-¿Qué cosa era?- inquirió Ginny.
-Eh… un broche para el cabello y la nota de un amigo- le contestó diciendo medias verdades.
-Tal vez alguien la vio y lo tomó-comentó Harry.
-Tal vez- estuvo de acuerdo ella aunque no se le ocurría quién podría ser ese alguien.
-Ginny, ¿Quieres salir a dar un paseo por los jardines?- preguntó de repente Harry.
Hermione palideció pero no se atrevió a mirar a ninguno de sus dos amigos.
-Claro, Harry.
En ese momento, a pesar de saber que Ginny no se lo merecía, la odió con todas sus fuerzas. Era obvio el porqué de esa repentina invitación al paseo nocturno.
-Nos vemos después, Hermy- se despidió Harry.
Ella se obligó a sonreír aunque esto pareció más una mueca que otra cosa.
-Sí, claro, nos vemos después.
Fin del flashback.
Eso había ocurrido hacía ya dos horas. No podía seguir engañándose a sí misma diciendo que estaba allí para estudiar. Lo que en verdad deseaba era estar allí hasta ver entrar a Ginny y así enterarse (aunque doliese) de lo que había sucedido entre esos dos.
Suspiró mientras se refregaba los ojos con las manos, no por el cansancio sino por el dolor de cabeza que empezaba a tener. En ese momento el sonidito de algo golpeando la ventaba la distrajo. Giró su rostro hacia el lugar de donde provenía el golpeteo y se encontró con la misma lechuza blanca que le había entregado las dos cartas anteriores sin firma.
¿Ahora qué?, se preguntó. ¿Acaso ese misterioso “admirador” no había tenido suficiente con hacerla sentir mal por deshacerse del broche y aquella cursi pero bonita carta.
Se levantó del sillón y abrió la ventana para dejar entrar a la lechuza. Ésta ingresó dando algunas cuantas vueltas alrededor de la sala para terminar posándose en el respaldo del sillón donde momentos antes Hermione había estado sentada. Hermione se le acercó pero se detuvo de repente al darse cuenta que en su pata, aparte de un pergamino enrollado se encontraba aquel cofrecito que ella había tenido en sus manos el día anterior. Rápidamente desató aquello. Abrió primero el pergamino y comprobó que había dos, uno encima del otro. El primero era el mismo que ella había enrolladlo el día anterior dispuesta a tirarlo y el otro era una nueva carta.
La lechuza volvió a remontar vuelo en ese momento y salió por la ventana que había quedado abierta. Hermione la cerró y se sentó en el sillón de antes dispuesta a leer esa nueva nota.
Un secreto puede guardarse en un cofre bajo llave, candados y hechizos pero el amor que siento por ti es demasiado grande como para mantenerlo oculto.
Frunció el ceño después de leer esto. Si es que en realidad alguien la amaba como decía la nota, aquellas palabras eran puras mentiras. Si en verdad la amaba y no podía contener ese sentimiento se lo diría de frente en vez de tener que andar con esas cartitas como si fuera algún tipo de juego de niños.
Dejando de lado la carta y tomó el cofrecito entre sus manos y lo abrió. Allí estaba el broche que tanto había buscado junto a otro trozo pequeño de pergamino. Lo tomó y leyó.
Sólo porque te amo demasiado te perdono por haber tirado mi obsequio a la basura.
Sonrió sin proponérselo. ¿La perdonaba porque la amaba demasiado?
Volvió a mirar aquella corta nota y se asombró al descubrir que la frase que antes había leído ya no se encontraba sola. Poco a poco más palabras iban apareciendo debajo de las anteriores.
Ve a tu cuarto. Hay una sorpresa esperándote.
Juntó sus pertenencias con prisa. Se apresuró a subir las escaleras que iban al cuarto de las chicas y allí abrió la puerta con cuidado. Sus otras dos compañeras dormían profundamente así que intentó hacer el menor ruido posible con sus pasos para no despertarlas. Las cortinas de su cama estaban cerradas, tal como las había dejad antes de salir esa mañana para ir a desayunar. Se acercó algo temerosa de encontrar algo desagradable y enterarse de que todo aquello era una broma de mal gusto. Tomó las cortinas entre sus manos diciéndose que no se comportara como una cobarde, tomó aire y las abrió.
Sus ojos se abrieron inmensamente y un pequeño grito de sorpresa salió de su boca. Giró su rostro hacia sus dos compañeras que todavía dormían y suspiró aliviada. No las había despertado. Volvió su vista de nuevo hacia su cama donde había un precioso ramo de rosas de color rojo intenso, algunas abiertas por completo y otras en pimpollos cuyos pétalos se asemejaban a terciopelo negro. De ellas se desprendía un aroma fresco y floral que llegaba a su nariz. Sobre su almohada había otro pergamino enrollado pero este con una delicada cinta azul a su alrededor. Tomó el pergamino, desprendió la cinta y desenrollando el papel leyó:
De las pocas veces que tuve el placer de estar a tu lado, tu aroma me cautivó y enloqueció. Aroma que me recuerda al de estas rosas. Disfrútalas. Te aseguro que esta noche no habrá sueño de mi mente en el que no aparezcas.
Hermione no salía de su asombro. Una parte de ella se sentía gratamente alagada por este detalle pero la otra estaba preocupada y asustada. ¿Quién era el que le enviaba aquellas cosas? ¿Era una broma o en realidad sentía aquella persona algo por ella? Si en realidad la amaba como aseguraba en sus cartas ¿Por qué no se lo decía de frente? ¿Cómo había hecho para entrar allí? ¿Alguna de las chichas se lo había permitido? No lo creía. Las dos que dormían allí eran demasiado chismosas como para mantener en secreto una cosa así.
La puerta de la habitación se abrió y Hermione se apresuró a cerrar las cortinas.
-¿Hermione?- preguntó Ginny- ¿Qué haces despierta a esta hora?
Hermione la miró. La pelirroja llevaba el cabello algo revuelto, su uniforme mal prendido y los zapatos en la mano. Todo indicaba que se había vestido apresuradamente (lo cual quería decir que había estado desvestida) y por la expresión de su rostro que no había esperado encontrarse con alguien. A Hermione no le hizo falta preguntar (ni quería hacerlo) qué había estado haciendo con Harry.
-Ya me voy a dormir- musitó tristemente- ¿Cómo… cómo te fue con Harry?
El rostro de Ginny adoptó el mismo tono que su cabello.
-Yo… nosotros… muy bien. Buenas noches.
-Buenas noches.
Apartó un poco las cortinas para poder ingresar a la cama y se subió a esta apartando el ramo de rosas.
¿Por qué no podía amar a alguien como ese chico misterioso que le mandaba obsequios anónimos?
Suspiró. Tenía que encontrar el modo de desenamorarse de Harry. Él amaba a Ginny y jamás se fijaría en alguien más.
Tomó una rosa del ramo mientras se recostaba por la almohada. Aquellos pétalos eran igual de suaves que la ceda. Aspiró el aroma de la flor. Iba a desenamorarse de Harry y a descubrir quien le mandó aquellas cosas aunque se le fuera la vida en ello.
Regresar al índiceCapítulo4: Snape da consejos by Natalys¿Acaso los amigos de Hermione son ciegos o se hacen? ¿Por qué rayos actúan como si todo era normal cuando en realidad la joven castaña tenía una cara de vieja desdichada? Potter, como siempre, babeaba por la Weasley. La comadreja pobretona se concentraba en la comida que tenía delante de sí y la ingería como si fuera el último día de su vida… ¿Acaso no la miraban y veían lo triste que se sentía?
-¿Por qué miras tanto a Granger?- preguntó Pansy de repente distrayéndolo.
-Yo no miro a Granger- se apresuró a decir.
-Sí, lo haces- insistió la joven- ¿No me digas que te gusta esa ahí?
-Claro que no.
En teoría, eso era verdad. Ella no le gustaba, él la amaba.
-Entonces se puede saber por qué la mirabas.
-¡Que yo no la miraba!
-Sí, lo hacías- intervino Zabini.
¿Alguien más quería intervenir en su vida y decirle lo que estaba mirando? ¿Por qué de repente eran todos tan metidos? Tendría que tener más cuidado en no demostrar demasiado frente al público sino pronto se darían cuenta de lo que le sucedía. No es que se avergonzara de sus sentimientos (bueno, tal vez un poco) pero en el momento oportuno, cuando estuviera seguro de que ella no lo rechazarían ni humillaría de ningún modo, daría a conocer toda la verdad.
-Se ha enamorado- dijo Zabini con calma como si estuviera hablando del tiempo.
-¿Quién? ¿Yo? ¿De ella? ¡Por favor!
-Malfoy a pesar de que sea una… Griffyndor- comentó Pansy hablando por lo bajo para que nadie más que los dos chicos la escuchase- creo que si la amas debes luchar por ella.
-Lees demasiadas novelas románticas- se quejó Zabini- A las chicas no les gusta que le estén detrás todo el día como perro faldero. Hay que ignorarlas que ellas vendrán a uno por sí solas…
-¿Y lo decís vos que tiene a todas las chicas detrás?- preguntó Pansy- Mira, Malfoy, estoy dispuesta a ayudarte con Granger si eso es lo que quieres.
-Yo no…- comenzó a decir pero Zabini lo interrumpió.
-¿Y lo vas a ayudar vos que saliste con él?
-Pero eso fue hace miles de años- indicó ella- Ahora somos amigos. ¿No es verdad, Draco?
-Sí, pero yo no quiero…- dijo pero de nuevo fue interrumpido.
-¡La ex novia ayuda a que conquiste a una nueva!- exclamó Zabini- Estás cada vez más loca.
Molesto, se levantó.
-¿A dónde vas, Draco?- le preguntó Pansy- Pensé que te iba a ayudar a conquistar a…
-No quiero que ninguno de los dos me ayuda a nada- dijo molesto- ¿Por qué no se ayudan a ustedes mismos y me dejan de molestar?
Sin más se levantó y salió del comedor. Pero en cuanto lo hizo se arrepintió. Allí no podría verla. ¡Y ese día se había colocado el broche que él le había regalado! Al menos estaba avanzando un poco y ese día también tendrían Pociones juntos.
Eso lo puso de un mejor humor y cuando llegó esa hora estaba tan nervioso (cosa impropia en él) y distraído que había tenido que pensar dos veces cualquier cosa antes de hacerla sin le salía todo mal.
Entró al aula de Pociones y se sentó en su nuevo lugar esperando que Granger llegase. Milagrosamente ese día apareció sola. Se sentó a su lado sin siquiera saludarlo con la mirada perdida en un punto fijo del aula.
-¿A caso no recuerdas que acordamos que no me ignorarías?- le preguntó él desesperado por conseguir su atención pero intentando no parecerlo.
Ella giró el rostro hacia él y lo miró directamente a los ojos. Él se estremeció levemente con aquella mirada. ¿Por qué mierda ella tenía tanto poder sobre él? ¡Sólo lo había mirado, por Merlín!
-Lo siento- se disculpó ella relajando un poco su expresión- Hoy estoy un poco distraída.
-¿Tiene que ver con Potter y la Weasley?- le preguntó indiferente y odiando ferozmente a Potter.
La vio apretar los labios.
-No tengo idea de lo que hablas.
-¿Entonces por qué te enoja que te pregunte sobre eso?- siguió presionando.
-Yo no me enojo- indicó ella pero su tono comprobaba la falsedad de sus palabras.
-¡Ay, Granger…!
-Ya cállate Malfoy.
Él estaba a punto de replicar pero no lo hizo porque en ese momento entró Snape al aula. Todos se quedaron en silencio antes de que este lo pidiera. Draco giró el rostro hacia atrás para ver al resto de los alumnos y se dio cuenta que el único que allí faltaba era Potter.
-Empiecen a hacer la poción.- dijo Snape a modo de saludo-Las instrucciones se encuentran en el pizarrón y en sus libros así que no hagan preguntas estúpidas.
Draco miró a Hermione y la vio comenzar a reunir los ingredientes necesarios para realizar la poción.
-¿Sabes preparar esto o no?- le preguntó con brusquedad y sin cuidado ella.
-Claro que sí- le respondió Draco-¿Me crees el inútil de Longbottom?
-No digas…
Ambos, y todo el resto del curso, giraron el rostro y miraron como las puertas del salón que se abrieron dejando entrar a un apresurado Potter. Draco lo miró y no tardó en notar lo desalineado que se veía y tenía, justo en su cuello, un reluciente moretón. Giró el rostro para mirar a Hermione y comprobó que ella también había notado aquello y no había tardado en sacar las conclusiones correctas. Si antes ya estaba mal, ahora se la veía peor. Con la desesperante necesidad de distraerla, casi sin darse cuenta de lo que hacía, tomó la mano de la joven y la apretó suavemente. Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo… ¡Jamás había imaginado que ese simple contacto fuera así de placentero!
Hermione giró el rostro para mirarlo a los ojos asombrada por lo que él estaba haciendo.
-Potter no vale la pena- le dijo Draco soltando su mano a pesar de que no quería- Ahora terminemos esto de una vez…
-¿Señor Potter, cree acaso que por haber derrotado al señor tenebroso tiene derecho a llegar cuando se le de la gana?- preguntó Snape.
-Yo… lo siento…
-No hay disculpa que valga- lo interrumpió el profesor.- Retírese por favor de este salón. No se permiten los retrasos. Ah, y cincuenta puntos menos a Griffyndor por su incompetencia y por llegar tarde.
Harry sólo asintió apretando los labios con fuerza antes de salir de allí.
Draco vio como Hermione miraba al muchacho con tristeza y quiso gritarle, hacer que ella se diese cuenta que era él quien la amaba con desesperación, que debía ser a él a quien mirase… pero se quedó en silencio. Si confesaba ese amor ahora, sería un amor no correspondido.
-¡A trabajar ahora mismo!- gritó Snape haciendo que todos volviesen a leer las consigas de la poción que tenía que elaborar,
Hermione y Draco trabajaron prácticamente en silencio. Intercambiaron sólo unas pocas palabras sobre el trabajo que hacían pero nada más. Cuando Snape pasó entre los calderos para ver cómo estaban yendo y llegó al de ellos sólo asintió con la cabeza a modo de felicitación. Ambos se miraron y compartieron una sonrisa cómplice.
-Eres realmente bueno en pociones- le dijo Hermione a Draco mientras juntaban sus pertenencias para salir del aula una vez terminada la clase.
-Lo sé- le respondió él orgulloso del cumplido recibido- Tu también eres muy buena.
Fue ahí donde vio el momento perfecto para seguir la conversación.
-¿No es ese el broche que tiré a la basura?- le preguntó señalando su cabello.
Inconscientemente, ella se llevó la mano hacia el broche y se mordió el labio inferior.
-S… sí- tartamudeó ella- Lo recuperé. ¿Cómo sabías que era el mismo si estaba dentro del cofre?
Él se encogió de hombros intentando parecer indiferente.
-Estabas por tirarlo a la basura, no vi inconveniente en abrir para ver que había.
Ella bajó los ojos y él se dio cuenta que había contenido unas palabras que moría por decir.
-¡Hermione, vamos!
Ambos giraron el rostro para ver a la persona que había llamado a la joven. Ron la estaba esperando, exasperado porque ella estaba teniendo, al parecer, una conversación civilizada con Malfoy.
Draco estaba por insultarlo, diciéndole que se marchara de allí, pero Hermione habló primero.
-Ya voy, Ron.- volteó el rostro hacia Draco- Nos vemos, Malfoy.
Los vio salir de allí hablando animadamente pero sin poder escuchar lo que ellos decían. Quiso matar a la comadreja pobretona por haberlos interrumpido.
-Vas por buen camino, Malfoy- indicó Snape con sarcasmo que estaba detrás de él.
-¡La maldita comadreja nos interrumpió!- dijo molesto.
-¿Y qué ibas a hacer?- Snape caminó hacia su lado- ¿Confesarte y así ganarte un buen golpe?
-Métete en tus asuntos- le espetó Draco.
-Si mal no recuerdo fuiste tu quien se acercó a mi y me pidió ayuda- comentó con tranquilidad el hombre- ¿Acaso crees que estar juntos en mis clases te va a ayudar de algo? Busca otro modo de acercarte a ella… A ver si así te contagias un poco de la inteligencia de Granger… aunque espero que no lo de presumida come-libros.
Draco le lanzó una mirada molesta por el insulto que hizo Snape a la joven antes de salir de allí. Pero mientras caminaba hacia su siguiente clase pensó que el hombre tenía razón. Necesitaba otro modo de acercarse a ella si quería conquistarla.
Tal vez en esta ocasión la ayuda de Pansy no sería tan mal recibida.
Regresar al índiceCapítulo 5: El plan by NatalysLa mañana no auguraba nada bueno. El cielo estaba cubierto por esperas nubes grises que de vez en cuando descargaban sobre el castillo y sus alrededores sus gruesas gotas de lluvia acompañadas por una brisa fría. La misma brisa que chochaba contra los árboles y hacía que las ramas y hojas de éstos bailara entre sí.
Hermione dio varias vueltas en la cama tapándose aún más con la sábana y las colchas. No quería levantarse, se sentía fatal, pero si no lo hacía llegaría tarde a sus clases y se ganaría una reprimenda de los profesores. Así que, no quedando otra opción y en contra de sus deseos, se levantó y se metió en el baño dispuesta a darse una ducha y así intentar despejar su mente de todos los pensamientos que la rondaban. Sus compañeras ya se habían levantado e ido ya al comedor para tomar su desayuno, incluida Ginny con quien todavía estaba molesta después de la discusión de la noche anterior, cuando la pelirroja le confesó que era la novia de Harry. De tan sólo recordar aquellas palabras que se dijeron le hervía la sangre y deseaba ir a buscarla y lanzarle una maldición. Pero no lo haría, ella nunca se dejaba llevar de aquel modo.
Flashback.
Hermione estaba acostada en su cama intentando dormir pero era inútil. Sus otras dos compañeras dormían ya y Ginny todavía no regresaba del "paseo" por los jardines con Harry. Tendría que distraerse si no quería volverse loca pensando en tonterías y consumiéndose por los celos.
-Lumus- musitó suavemente haciendo que de la punta de su varita saliese una blanquecina luminosidad.
Corrió las cortinas para no molestar a ninguna de sus compañeras y tomó un libro. Tal vez leyendo se distrajese. Pero esta vez, por más que intentó, las palabras del libro no llegaban a su mente. Solamente pensaba, pensaba y pensaba. Ese día, después de la clase de Pociones y del extraño comportamiento de Malfoy se despidió de Ron y nuevamente fue en busca de los Elfos para preguntar si sabían de alguien que haya entrado al cuarto de las chicas la noche anterior, pero fue inútil. Incluso intentó rastrear si había algún indicio de magia que hubieran utilizado para hacer aparecer las flores allí, pero tampoco tuvo resultados favorables. Fue hasta la pajarera donde se guarnecían a todas las lechuzas pero no encontró rastro alguno de la pequeña lechecita blanca con manchitas amarillas. Durante las clases había mirado disimuladamente todos los escritos que podía intentando comparar y reconocer la letra con las cartas que ella había recibido… ¡Pero de nada sirvió! ¡Era como si ese "admirador" no existiera!
Ahora sólo le quedaba preguntar a los fantasmas, a los cuadros y a sus compañeras de cuarto. Pero hacer esto sólo significaría que toda la escuela se enterase de lo que le sucedía y no quería llegar a ese extremo.
¡Y por otro lado estaba Harry! En el único rato que había podido charlar con él ya que sino el resto del tiempo lo eclipsaba Ginny habían discutido. Ella le había reprendido por haber llegado tarde a la clase de Pociones diciéndole que no le convenía pasar tanto tiempo con la pelirroja puesto que sino Snape y el resto de los profesores le bajaría la nota, que tenía que equilibrar su tiempo entre los AMIGOS y los estudios. Pero Harry se había sentido ofendido por sus palabras y se había marchado sin decirle nada más que un: "No te metas en mis asuntos".
¿Cómo se suponía que podría dormir después de eso? Ella sólo había querido darle un consejo para su bien y él se enojaba con ella como si no la considerara su amiga…
En ese momento escuchó que la puerta se abría. Hermione apartó las cortinas y vio nuevamente a Ginny, toda desarreglada, con los zapatos en sus manos. De nuevo, se asombró al verla despierta tan tarde.
-¿Qué haces despierta, Hermy?- le preguntó en un susurro.
-No podía dormir- le confesó pero enseguida a esto le siguió una mentira- Estoy preocupada por el trabajo que tenemos que hacer en Pociones.
-No te preocupes, Hermy- le dijo acercándosele con una radiante sonrisa- ¿Adivina qué?
-Sabes que detesto la adivinación. Es muy inexacta.
Ginny rodó los ojos colocándolos en blanco pero enseguida volvió a sonreír. Se subió a la cama de Hermione y cerró la cortina detrás de ella colocándole un hechizo para que nadie oyese de lo que ellas hablaban.
-¡Harry y yo somos novios!- gritó Ginny mirándola con los ojos brillosos a causa de la felicidad.
-Ah… Felicitaciones- dijo intentando apartar el nudo que se formó en su garganta.
-¡Todavía no puedo creerlo! Ayer ya me lo había pedido pero yo le dije que tenía que pensarlo… Sabías que estaba un poco molesta porque me dejó la otra vez…. ¡Pero esta noche le dije que sí!
Ginny era su amiga al igual que Harry, intentó sentirse feliz por ella.
-No le hubieras hecho esperar tanto- le contestó intentando sonreír- Harry te quiere mucho…
-Bueno…- Ginny dudó- ¡Prométeme que lo que te cuente no le dirás a nadie!
Hermione la miró extrañada pero se lo prometió.
-En realidad- dijo enseguida Ginny algo avergonzaba- Yo dudé porque creo que también me gusta alguien más.
Esa confesión no se la había esperado.
-¿En serio? ¿Quién?- inquirió sorprendida y curiosa.
-Yo… ¡Ay, Hermy, no me preguntes eso! Si te llego a decir tú… No puedo contarte. Solamente quiero que estés feliz por mí y por Harry.
-Estoy feliz- mintió.
Ginny frunció el ceño.
-¡Pues no lo parece!- le dijo la pelirroja algo molesta- ¿Crees que no me di cuenta que sientes por Harry? ¡Eres tan obvia Hermione! Si no has hecho algo para dejar de ser su amiga y convertirte en algo más es porque temes que Harry te rechace… como lo hará, obviamente.
-No- se apresuró a decir- Eso no es verdad. Harry es mi amigo y yo…
-Lo amas. Pero ahora ya está conmigo y no me lo puedes quitar.
-¿Quitártelo? ¡Ginny, jamás haría algo así!
-¡Ay, Hermy! Si fuera así no te hubieras enamorado de él… cambiando de esa manera a mi hermano. ¿Sabías que Ron te amaba? Ese beso que se dieron en plena batalla…
-No, Ginny. Ron y yo somos amigos… fue algo producto del pánico… ¡Y yo no quería enamórame de Harry!
-¡Así que confiesas que estás enamorada de él! ¡No puedo creer que siendo mi amiga me hayas hecho esto!
Hermione se debatía entre el dolor y el enojo. ¿Por qué Ginny estaba diciéndole todo aquello?
-Mira, Ginny, sabes muy bien que jamás haría algo para intervenir entre tú y Harry así que no me vengas a decir toda esa sarta de tonterías.
-¡No son tonterías! ¿Crees que no me enteré de lo que le dijiste hoy? ¿A caso no quieres separarlo de mí diciéndole que no tiene que juntarse tanto conmigo?
-Pero se lo dije porque llegó tarde a la clase de Snape…
-¡Sí, claro!- indicó irónica.
-¡Es suficiente!- exclamó molesta- Harry es mi amigo y me preocupo por él. Sólo eso. No quiero quitártelo… ¡No seas estúpida! Quiero lo mejor para ustedes.
Ginny le lanzó una mirada llena de odio.
-Más vale que no te vea intentando quitármelo porque sino te arrepentirás.
-¿A caso quieres que me quede a cien metros de él?
-Sería una buena idea- le dijo antes de deshacer los hechizos y salir de la cama de Hermione.
Fin del flashback.
Luego de esto no había podido dormir en casi toda la noche.
Salió del baño, se vistió y peinó rápidamente. Bajó al gran comedor pero como Ginny estaba sentada al lado de Harry aferrada a su brazo como si fuera garrapata se acomodó cerca de la punta de la mesa donde no había prácticamente nadie. Comenzó a desayunar tranquilamente intentando que toda la situación no perturbara su apetito.
-¿Por qué no vas con nosotros, Hermy?
Alzó la vista y se encontró con Ron. Lo miró primero a él y luego al sitio donde estaba la parejita. Harry la miraba con preocupación mientras que Ginny tenía la cabeza girada hacia el otro lado. Volvió los ojos a Ron y le sonrió con tristeza.
-Lo siento, Ron… Hoy no estoy de ánimos para estar con nadie…
-¿Es por Ginny?- peguntó sentándose enfrente de ella.
¿Acaso no entendía lo que quería decir que deseaba estar sola?
-Porque ella dijo que habían discutido anoche- agrego Ron.
Hermione abrió los ojos inmensamente.
-¿Dijo por qué?- preguntó.
-No, no quiso hablar de eso-le respondió- Y… ¿Por qué fue?
-Solamente tu hermana me acusó falsamente. Intenté aclarar la situación pero ella no quiso escucharme. Ahora,- se levantó ya que no deseaba seguir allí- si me disculpas, voy a la biblioteca.
Y eso fue lo que hizo. O al menos lo intentó porque unos cuantos cientos de metros antes de llegar, por el pasillo, se encontró a Malfoy y a Pansy discutiendo.
-¡Ya déjame en paz!- le gritaba Malfoy- Entiende que no deseo estar contigo. Eres una pesada…
-¡Pero, Draquito yo… te amo!- le decía Pansy con voz casi estrangulada por el llanto.
-¡Yo no te amo! ¡Me cansé de ti! ¡Eres una pesada que no soporto!
-¡Draquito…!
-¡Y deja de llamarme así! ¡Eso molesto!
Hermione bajó los ojos y estaba por dar media vuelta para no interrumpirlos pero Draco justo alzó la vista y la vio.
-¡Ahí estás Granger! Te estaba buscando.- le dijo acercándose velozmente a ella y tomándola por el brazo.
-¿A mi?
-¿A esa sangre sucia?
Ambas preguntaron a la vez.
-Sí- afirmó Draco- Sabes, Pansy, hasta Granger es mejor compañía que tú…
Gracias a estas palabras Hermione se ganó una mirada envenenada de la Slytherin. ¡Esto era lo último que le faltaba! Tener que enfrentarse a otra discusión.
-No te creo nada-le dijo Pansy a Draco pero mirando fijamente a los ojos de Hermione- Jamás te rebajaría a estar al lado de una sangre sucia como Granger.
-¡Mira de lo que soy capaz de hacer con alguien como ella con tal de que me dejes en paz!- gritó Draco antes de acercar su rostro al de Hermione y plantarle un beso en plena boca.
Hermione se quedó petrificada al sentir los labios de Malfoy sobre los de ella. ¡Draco Malfoy la estaba besando! ¡DRACO MALFOY LA ESTABA BESANDO!
-Sígueme la corriente- murmuró en sus labios el joven por lo bajo para que sólo ella lo escuchase.
Y para aclararle de qué se trataba aquello rodeó con sus brazos la cintura de la joven atrayéndola hacia él mientras que acariciaba el labio inferior de ella con su lengua. Algo poseyó a Hermione en ese momento, algo que le hizo apretarse aún más por cuenta propia al cuerpo de Draco y comenzar a devolverle el beso con la misma pasión con la que lo recibía.
Y asombrosamente aquel beso resultó agradable, muy agradable. Jamás en su vida había pensado en hacer aquello, ni en sus más locos sueños imaginó besar a aquel Slytherin que tantas veces la había insultado.
-¡ES SUFICIENTE!- gritó Pansy molesta- Me voy…
E inmediatamente hizo lo que dijo pero los otros dos estaban demasiado concentrados como para darse cuenta de la radiante sonrisa que tenía la joven. Su plan había funcionado a la perfección.
Lamentos decirles que no podré actualizar sino hasta la semana que viene. Tengo que realizar un pequeño ( o no tanto) viajecito al sur de mi provincia para ir al médico y me prohibieron tocar una compu en esos días (Qué exajerados) así que recién cuando vuelva podré ponerme a escribir nuevamente.
Espero que este capítulo les haya gustado. Besos
Lamentos decirles que no podré actualizar sino hasta la semana que viene. Tengo que realizar un pequeño ( o no tanto) viajecito al sur de mi provincia para ir al médico y me prohibieron tocar una compu en esos días (Qué exajerados) así que recién cuando vuelva podré ponerme a escribir nuevamente.
Espero que este capítulo les haya gustado. Besos
Regresar al índiceCapítulo 6: Más ayuda de Pansy by NatalysDraco se sentía en el mismo cielo. Había imaginado aquel momento cientos de veces en su imaginación pero la realidad superaba con creces aquellas imágenes ficticias donde las sensaciones no tenían demasiada valides. Sus labios eran exquisitos, suaves, dulces como los había imaginado pero también cálidos y llenos de una pasión que no había esperado encontrar en ese primer beso que compartían. Y en él, aquella respuesta tan apasionada y el exquisito sabor de su boca estaban haciendo estragos con su cuerpo y lo estaba llevando a los terrenos del verdadero deseo. Terrenos que no deseaba conquistar aún. Pero cada vez que él intentaba controlarse y cortar el beso se sorprendía al descubrir que ella volvía a presionar sus labios, lamiéndolos, mordisqueándolos con verdaderas ansias.
Cortó el beso bruscamente dando unos pasos hacia atrás y deseando haber podido hacerlo más cuidadosamente. Ambos tenían la respiración agitada y él podía ver los labios de Hermione unos cuantos tonos más oscuros, casi rojos. Le gustó aquello pero lo que no le gustó fue ver aquella angustia en los ojos castaños de ella.
Hermione abrió la boca pero de ésta no salió nada. Alzó una mano e inconscientemente se tocó los labios. Draco contempló aquella mano y más allá, hasta que su mente lo reprendió por la necesidad de oxígeno y tuvo que apartar la vista.
-Yo…- comenzó a decir Hermione ruborizada- yo… ¿Crees que Pansy se lo creyó?
¿Esa era la excusa que tenía para ocultar la verdad de aquel beso? Sí ella lo prefería, dejaría las cosas así por el momento. Pero él no se iba a engañar con tales patrañas. Ella lo había besado y había sido un beso demasiado poderoso como para ser falso.
-Seguro que sí- le respondió adoptando un aire de superioridad- Después de todo, soy un excelente actor y todos mis besos son…
-¡NO!- gimió de repente ella interrumpiéndolo y llevándose las manos a la cabeza.
-¿Qué pasa?
-¡No! ¡No! ¡Pansy irá con el chisme por ahí! ¿Te das cuenta?- preguntó mirándolo con los ojos verdaderamente abiertos- ¡Dentro de poco toda la escuela sabrá que nos besamos!
-No te preocupes- intentó tranquilizarla y de adoptar un aire indiferente recostándose pesadamente por uno de los muros-¿Crees que querrá ir diciendo por ahí que prefiero a alguien más que no sea a ella?
Hermione lo pensó durante unos segundos.
-No lo hará- insistió Draco- No le gusta pensar que haya alguien más importante que ella…
Hermione se recostó a su lado en la pared y cerró los ojos durante unos momentos mientras lanzaba un suspiro. Draco se quedó observándola fijamente. ¿Era posible que cada día se viera más hermosa? Así parecía ser…
-No volveremos a hablar de esto- dijo Hermione de repente abriendo los ojos y descubriéndolo observándola- Este beso jamás ocurrió.
Draco apretó su mandíbula y apartó la mirada, molesto y dolido.
-Por mí está bien- dijo fríamente.
Se apartó de la pared y comenzó a caminar por el pasillo dejándola allí sola.
Cuando llegó la hora de la clase de Pociones el malestar de Draco ya había desaparecido. Él no era de esos que pasaban horas auto-compadeciéndose por su mala suerte y demás estupideces. Él era un Malfoy. Si Hermione no quería hablar sobre aquel beso, él le daría otro, otro y otro y otro hasta que se diera cuenta de que sus besos eran irresistibles y lo prefiriera por sobre Potter. Ya había ganado bastante terreno por ese día así que ya vería al día siguiente que haría.
Sonriente, como si nada malo ni fuera de lo normal hubiera ocurrido, entró al aula y se sentó junto a Hermione. Ella ya e encontraba allí, leyendo un libro.
-Hola, Granger- la saludó.
Hermione apartó unos segundos la vista del libro para mirarlo y devolverle el saludo.
-Hola Malfoy.
Draco giró el rostro hacia atrás y contempló que los otros dos amigos de la chica aún no habían llegado. Frunció el ceño pensativo.
-¿Y tus perros falderos?- le preguntó intentando sonar frío y aburrido.
Ella volvió a bajar el libro y lo miró seria.
-No sé a quién estás refiriéndote- le respondió- Pero si quieres saber dónde están Harry y Ron ve a buscarlos.
Aquellas palabras dichas con seriedad no dejaban ver otra cosa más que tristeza.
-¿Se pelearon?- no pudo evitar preguntar.
-No con ellos- contestó volviendo a leer- De todos modos… ¿Qué te importa?
Si tan sólo supiera, pensó Draco. Si tan sólo supiera que le importaba todo lo que le sucediera a ella: quería saber cada uno de sus pensamientos, conocer sus tristezas y alegrías… en ese tiempo ella se había vuelto una razón importante en su vida y se preocupaba por cada cosa que le pasase.
-Me importa- le confesó. Pero cuando Hermione giró el rostro asombrada hacia él se apresuró a añadir- Me importa porque eres mi compañera en esta clase y no quiero que te distraigas por tonterías que pueden hacernos perder puntos o bajar la calificación.
Un brillo de enojo apareció en esos ojos castaños.
-Jamás sucederá eso- le contestó ella con fiereza.
Hermione de nuevo volvió a leer y Draco se concentró en ver si sus amigos de Slytherin llegaban entre el grupo que ingresaba al aula. Pero cuando vio a Potter y a Weasley ingresar no ocupó en su mente nada más. Si con ellos dos Hermione no se había enojado eso quería decir que se trataba de la otra Weasley… Había escuchado varios rumores (los suficientes como para considerarlo una certeza) de que Potter había hecho conocer su relación con la pelirroja. Y él estaba completamente seguro que eso había sido como una daga en el corazón de Hermione. ¿Pero qué cosa podría hacer él para intentar consolarla?
Vio como Weasley se sentaba en su sitio habitual pero cuando notó que Potter avanzaba hacia ellos o mejor dicho, hacia Hermione, apretó las manos en puños a sus costados y preparó su lengua para lanzar un montón de insultos.
Potter se quedó parado al lado de la mesa que ellos ocupaban mirado a Hermione, quien sólo leía sin darse cuenta de su presencia, e ignorando a Draco. ¿Pero quién se creía que era?
-¿Qué quieres, Potter?- le preguntó Draco de mala manera.
Hermione levantó la vista rápidamente y bajó el libro dejándolo sobre la mesa.
-No es tu problema, Malfoy- le contestó Harry- Quiero hablar con Hermy, no contigo. Así que no te metas.
-Harry, Snape va a venir pronto. Después hablamos ¿Quieres?- intervino ella antes de que cualquiera de los dos comenzaran a discutir y se ganaran una buena reprimenda de Snape.
Harry asintió y se marchó a su sitio pero no sin antes de lanzar una mirada recargada de odio hacia Draco. Éste sonrió triunfante. Había ganado esta pequeña batalla, ahora sólo tenía que pensar en cómo evitar que esos dos pasasen tanto tiempo juntos.
Pero no pudo pensar en mucho más porque en ese momento entró Snape y la clase comenzó en su usual silencio.
Cundo se retiraron él alcanzó a llamar la atención de Pansy sin que Hermione se diera cuenta. Ambos salieron últimos y se metieron a un aula para hablar tranquilos. Draco hizo un hechizo silenciador para que nadie los escuchase.
-¿Funcionó?- preguntó Pansy- ¡Qué pregunta la mía! Claro que funcionó. Los dos estaban tan enfrascados en ese beso ardiente… Ya quisiera yo…
-Pansy, no estoy de humor.- la interrumpió Draco- Necesito tu ayuda de nuevo. Qui
Enamorando a Hermione Granger. by Natalys
Draco Malfoy se encuentra perdidamente enamorado de Hermione y hará todo lo posible para intentar conquistarla. Por supuesto, siempre usando su estilo Malfoy.
fanfic
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2024-10-19
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