Desgarros en el tiempo by Babydoll and Rocket
Booker DeWitt nunca ha tenido suerte en la vida. Tras participar en la Batalla de Wounded Knee a la edad de 16 años, se traslada a otra ciudad con la intención de olvidar el pasado. Pero allí se econtrará con problemas más graves que los vividos hasta ahora; el alcohol, el juego... y el secuestro de una persona muy importante para él.
Categories: VIDEOJUEGOS Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama, Romance
Advertencias: Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 18 Completed: No Word count: 41044 Read: 2011 Published: 22/05/2013 Updated: 18/09/2013
Booker DeWitt nunca ha tenido suerte en la vida. Tras participar en la Batalla de Wounded Knee a la edad de 16 años, se traslada a otra ciudad con la intención de olvidar el pasado. Pero allí se econtrará con problemas más graves que los vividos hasta ahora; el alcohol, el juego... y el secuestro de una persona muy importante para él.
Categories: VIDEOJUEGOS Characters: Ninguno
Generos: Accion/Aventura, Drama, Romance
Advertencias: Lenguaje Obsceno, Muerte de un personaje
Challenges:
Series: Ninguno
Chapters: 18 Completed: No Word count: 41044 Read: 2011 Published: 22/05/2013 Updated: 18/09/2013
Esta historia está basada en el videojuego Bioshock Infinite, del cual me he enamorado y me ha inspirado a escribir esta historia. Hay que tener en cuenta que no seguiré todos los pasos del juego y que habrá escenas inventadas por mi. También que Booker y Elizabeth NO están emparentados de ninguna forma.
¡Espero que os guste! :3
PD: No hace falta haber jugado al juego para entenderlo. Esta es... como decirlo, una nueva versión y lo iré explicando poco a poco :)
Esta historia está basada en el videojuego Bioshock Infinite, del cual me he enamorado y me ha inspirado a escribir esta historia. Hay que tener en cuenta que no seguiré todos los pasos del juego y que habrá escenas inventadas por mi. También que Booker y Elizabeth NO están emparentados de ninguna forma.
¡Espero que os guste! :3
PD: No hace falta haber jugado al juego para entenderlo. Esta es... como decirlo, una nueva versión y lo iré explicando poco a poco :)
Prólogo: El secuestro del ave by Babydoll and RocketLuces de colores, jolgorio y notas musicales cubren las calles de París mientras Elizabeth y yo nos acercamos a la Opera de París. Hoy van a hacer un espectáculo especial y Elizabeth tenía mucha ilusión por verlo así que acepté venir, aunque estas cosas suelen aburrirme bastante. La miro de reojo intentando que no note que la observo; lleva un vestido rojo oscuro que se le enreda en los brazos. Su cabello castaño está recogido en un moño y el flequillo le cae a un lado despreocupadamente. Simplemente hermosa. Me arreglo la corbata; después de la función pienso confesarle mis sentimientos y no huir como en otras ocasiones.
El teatro por dentro es uno de los edificios más lujosos y preciosos que he visto en mi vida. La riqueza, el esplendor y la amplitud abunda, aunque no llama mi atención. Preferiría una botella de Jack Daniels. Cualquier persona de clase media como yo se impresionaría pero a mí no me llaman la atención todas estas tonterías de la alta sociedad.
Durante la función, puedo ver como Elizabeth se emociona en varias ocasiones y como llama mi atención para que observe cosas tontas que, gracias a ella, se convierten en interesantes. Siempre sabe como sacarme un sonrisa.
En mitad de un baile de can can, las luces se apagan y todos nos quedamos en completa oscuridad. La gente comienza a murmurar y yo me pongo en tensión; siendo quién soy puedo intuir que esto no va bien.
-¡SILENCIO!- alguien grita desde el escenario.
Un foco se enciende e ilumina a un hombre de estatura media, esmoquin elegante, cabello blanco y mirada de serpiente.
-Perdone la interrupción, querido público. Solo necesito recoger una pertenencia del recinto. No llevará mucho tiempo- y hace un gesto con la mano.
Antes de que pueda llevarme a Elizabeth de aquí, noto como algo frío y duro me agarra de la cintura... y me levanta del suelo. Estoy atrapado en una mano enorme de metal unida a lo que parece ser un hombre de metal gigante. Y Elizabeth está atrapada en la otra mano.
-¡Suéltanos, cabrón!
Me retuerzo pero es en vano. La mano me agarra con más fuerza y noto como me falta el aire. Elizabeth grita, llora y se retuerce; no puedo verla así. En la muñeca del hombre de metal veo un cable dorado del que tiro y parto, y que hace que la mano afloje la presión; es ahí cuando consigo escapar y caigo en los asientos. Ahora que estoy delante del hombre de metal puedo ver que en medio del pecho tiene un corazón protegido por un cristal. Tal vez si pudiese atravesarlo con algo... La gente ha comenzado a correr y gritar y me cuesta observar alrededor pero logro distinguir en una cortina de terciopelo una larga y dorada barra puntiaguda.
Justo cuando me levanto, un destello morado aparece en mitad del techo del teatro y observo como una fina línea blanca se va abriendo y va borrando por donde pasa hasta que un paisaje totalmente distinto al de antes aparece.
¡¿Qué coño está pasando?!
No perdiendo más tiempo, me levanto y voy a por la barra. Necesito varios tirones hasta que consigo arrancarla de la pared y para cuando lo hago, ya es demasiado tarde.
Sobre nosotros ha aparecido un balcón repletos de rosas y sobre el, una mujer extendiendo los brazos hacia nosotros. Hacia Elizabeth. El hombre de metal lanza a Elizabeth hacia la mujer y yo, en un intento vano de salvarla, atravieso su corazón con la barra metálica.
La siguiente escena la veo a cámara lenta y muy detallada: Elizabeth volando hacia la mujer, llorando, llamándome y extendiendo sus brazos hacia mí. Puedo observar como su moño se suelta y su pelo cae onduladamente sobre sus hombros. Puedo ver como su vestido de terciopelo se mueve como ondas por el aire. Atrás, la mujer ríe malvademente.
Yo también extiendo mi brazo hacia ella y grito:
-¡Elizabeth! Voy a ir a por ti, ¿me oyes? ¡Todo irá bien!
Es entonces cuando la mujer atrapa a Elizabeth por la cintura y la escena desaparece dejando a la vista de nuevo el techo del teatro. Noto como una parte de mí muere al cerrarse esa luz.
-Eli... Eli...- se me quiebra la voz y noto humedad en los ojos producido por la tristeza y la furia.
Había olvidado la presencia del hombre de metal, que me vuelve a agarrar y me lanza contra la pared. Mi cuerpo parece dejar de respirar al golpearme y caigo al suelo hiriéndome el pecho. Noto como voy perdiendo la conciencia y mi vista se nubla hasta quedar en oscuridad. Lo último que escucho son unos pasos acercándose apresuradamente hacia mí.
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado o no? Espero que sí pero acepto críticas para mejorar. Gracias por leerlo :3
Y también quería decir que esta cuenta esta compartida entre una amiga y yo, y cada una dirá su nombre cuando suba sus historias. Yo soy Babydoll (María). Y bueno, solo eso. ¡Paz y amor! n.n
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado o no? Espero que sí pero acepto críticas para mejorar. Gracias por leerlo :3
Y también quería decir que esta cuenta esta compartida entre una amiga y yo, y cada una dirá su nombre cuando suba sus historias. Yo soy Babydoll (María). Y bueno, solo eso. ¡Paz y amor! n.n
Regresar al índiceCapítulo 1 by Babydoll and RocketPues aquí os dejo el primer capi de la historia. ¡Espero que os guste! :3
Pues aquí os dejo el primer capi de la historia. ¡Espero que os guste! :3
El tacto de algo frío me despierta. Noto la cabeza muy difusa y no pienso con claridad. De repente, siento como me falta el aire y empiezo a toser; vomito agua mientras me pongo a cuatro patas en una especie de fuente. Poco a poco, aunque no muy claros, los recuerdos llegan a mi mente: un gran recinto lujoso, luces y confusión, gente gritando, una gran figura y... algo importante que no puedo llegar a recordar.
Una vez más recuperado, me levanto con la ropa empapada y miro a mi alrededor: sobre mí se ciernen tres estatuas de presidentes americanos ya fallecidos: Benjamin Franklin, George Washington y Thomas Jefferson. A los lados, dos escaleras blancas me muestran un camino entre vegetación y naturaleza.
Camino por un lugar que parece sacado del mismísimo Edén: hierba verde, flores coloridas, árboles frutales, fuentes, pájaros cantando... pero también hay personas vestidas con túnicas blancas y rezando en voz baja. Me siento en un banco de madera al sol mientras me seco y pienso que hago aquí.
No entiendo que me pasa, no recuerdo más que esa borrosa escena. Esto no puede ser normal.
¿Quién soy? ¿Que estoy haciendo aquí? ¿He estado a punto de morir ahogado y eso me ha afectado? Tengo que salir de aquí y averiguarlo.
De repente, una imagen se me enciende en la cabeza como un faro en una noche oscura; una negra figura extendiendo los brazos hacia mí y gritando: “¡Booker!”. Booker... ¿es así como me llamo? Intento recordar con todas mis fuerzas pero una extraña migraña comienza a aparecer en mi mente y me impide pensar con claridad.
-Señor, ¿se encuentra bien?
Hay alguien delante de mí, una mujer con las manos entrelazadas a la altura del pecho. Lleva una túnica blanca y un pañuelo del mismo color en el pelo. Solo muestra la cara.
-Le sangra la nariz- dice al ver mi cara de desconcierto.
Me llevo la mano a la nariz y mis dedos se tiñen de rojo. ¿Es esto producto de esta extraña jaqueca?
-Deje que le cure, señor.
-No hace falta, gracias- saco un pañuelo del bolsillo y me limpio la sangre. Odio que me ayuden.
Acto seguido me levanto y me voy sin mirar hacia atrás. La mujer dice a mis espaldas:
-Cree en el profeta y todo irá bien.
Mientras camino por este lugar tan perfecto y misericordioso, y que tanto odio, me encuentro con más devotos que me dicen cosas parecidas a lo que dijo la mujer. Cosas sin sentido y que me importan una mierda. Nunca he creído ni en Dios ni en profetas ni en esas tonterías. Solo quiero salir de aquí.
Al fin encuentro el final de este laberinto, una puerta blanca custodiada por otro devoto que lee un libro.
-¿Puedo?- pregunto señalando a la puerta.
-Por supuesto, hermano- se pone en pie y me abre la mitad derecha de la puerta- cree en el profeta. Di no al falso pastor.
La vista que se abre ante mí me deja sin aliento, es lo más maravilloso y extraño que he visto en toda mi vida. Varios edificios de lujoso aspecto se alzan en el aire y rodean una plaza. Una especie de ferrocarril aéreo se extiende entre los edificios. No entiendo como esto puede tan siquiera existir, pero no importa, pienso averiguar que está sucediendo.
Camino entre personas de buen aspecto y me entero de que hoy es un día de fiesta, hay una feria o algo importante, puede que allí encuentre ayuda, ya que no se a donde dirigirme.
Poniendo atención en la plaza, me doy cuenta de que muchas personas giran hacia la izquierda y que a lo lejos se escucha música de tambores, así que decido ir por allí. Me guío por la gente y cuando paso por un delicatessen, oigo hablar a dos señoritas acerca de lo descontentas que están porque un “amarillo” les preguntó la hora por la calle. Me las quedo mirando sorprendido y ellas me devuelven la mirada con desprecio. Sigo andando solo para escuchar a varios hombres hablando de una persona de color como un animal.
No entiendo como pueden decir eso, ser de una etnia o de otra no te hace ser mejor o peor. Esta ciudad no es tan perfecta como parece. Un solo rasguño lo echaría todo a perder. Como me gustaría darles un puñetazo a todos estos pijos de nariz empolvada.
Intentando no perder los nervios, llego a un cruce cerrado por donde están pasando unas pequeñas aeronaves con motivos religiosos. Entre la muchedumbre distingo:
“El profeta Comstock conduce a su pueblo a la Sodoma de abajo”
¿Quién es ese profeta del que todo el mundo habla? ¿Por qué le tienen tanta devoción?
Una vez pasadas las naves, el puente se cierra y consigo cruzar. Las calles por las que camino son espaciosas y están adornadas con banderas festivas de América. Al menos ya sé donde me encuentro. Un cartel donde se puede leer “Rifa y feria de Columbia, 1912” me indica que voy por el buen camino. Así que me encuentro en Columbia,América, en 1912... extrañamente, no recordando casi nada de mi vida, conozco la geografía e historia de este país y no recuerdo ninguna Columbia.
¿Es por que está en el cielo que no figura en los mapas? Dios, esto se me escapa de las manos.
Al pasar por una tienda de dulces, algo me llama la atención en el escaparate. Un hombre me está mirando fijamente a través del cristal y estoy a punto de preguntarle si tiene algún problema conmigo, cuando me doy cuenta de que ese hombre soy yo. Es la primera vez que veo mi aspecto desde que desperté hace un rato; me paso la mano por una pequeña y rasposa barba y por el pelo castaño . Unos brillantes ojos color verde esmeralda me devuelven confusamente la mirada.
Vale, ya sé como me llamo, como soy y donde estoy. ¿Cómo debería actuar? ¿Soy una persona corriente y que tiene una familia, o por el contrario soy un delincuente y debería esconderme?
Nadie parece percatarse de mí, así que decido escoger la primera idea. Continuo con mi travesía donde escucho más chorradas sobre el profeta y a juzgar por los comentarios de los habitantes, aprendo una cosa de vital importancia sobre esta ciudad: está corrompida en cada esquina. Tengo que tener mucho cuidado con lo que hago y digo. Meto las manos en los bolsillos y sigo caminando sin hacer contacto visual con nadie.
Después de haber caminado unos diez minutos, y sin haber encontrado la feria, llego al final de una calle que da al vacío y donde se puede ver a lo lejos una enorme estatua de una mujer con alas. Cuando mis ojos se posan sobre sus cuencas vacías de color gris ceniza, noto una sensación de añoranza y familiaridad en el pecho. De repente, el único recuerdo que tengo vuelve a mi mente pero esta vez puedo ver que la sombra lleva un vestido rojo oscuro y en su cara puedo ver dos grandes ojos azules tan claros como el cielo tras una tormenta.
Una sensación de mareo me invade y tengo que apoyarme en la pared. ¿Quién es esa persona? ¿Qué relación tengo con ella? ¿Por qué no la recuerdo?
-¡Caballero! Telegrama para usted.
Una vocecilla me saca de mis pensamientos. Un niño con gorra y de baja estatura me extiende un sobre de color ocre. Antes de que pueda preguntarle quién lo manda, el niño desaparece por una calle corriendo veloz como el rayo. El sobre está en blanco, lo que hace que levante sospechas y mire de un lado a otro. Me escondo tras una esquina y leo el telegrama que hay en su interior:
COLUMBIA TELEGRAM CO.
DeWitt STOP.
No alertes a Comstock de tu presencia STOP.
Dirígete a la calle Rockland, nº4.
Lutece.
Regresar al índiceCapítulo 2 by Babydoll and Rocket
¡La cosa se pone emocionante! xD Espero que os esté gustando la historia. Disfrutad ^^
¡La cosa se pone emocionante! xD Espero que os esté gustando la historia. Disfrutad ^^
Una casa de fachada rojiza y de dos plantas se alza ante mí. Una puerta con borde dorado y de grandes dimensiones se abre paso en mitad de la pared. Estoy escondido tras unosbarriles y mirando alrededor de la casa en busca de algo sospechoso. También he mirado varias veces el telegrama por si había una pista de cualquier tipo cifrada entre las líneas, pero no encuentro nada. No sé porque estoy haciendo esto pero me siento cómodo, como si lo hubiese hecho miles de veces. Puede que me dedicara a esto en mi vida pasada.
Calle Rockland, nº4.
Aquí estoy. Veamos que sucede.
Después de mirar una vez más y de coger una astilla rota del barril, me acerco a la puerta y llamo al aldabón. Me guardo la astilla en el cinturón y espero a que abran la puerta. Juraría que acabo de ver un resplandor tras las cortinas y un ruido metálico pero antes de que pueda asomarme, la puerta se abre con un chirrido.
Una mujer pelirroja asoma la cabeza por la puerta y me lanza una mirada inquisitiva con sus ojos azules claros. Lleva puesto un chaleco marrón claro sobre una camisa blanca y sobre todo ello, una chaqueta amarilla oscura. Una falda roja oscura cae hasta el suelo. No es el típico atuendo de una señorita de esta época. Y su cara seria y de superioridad tampoco. No me fío un pelo de ella.
-Buenas tardes, DeWitt. Pase, por favor. Le explicaré todo detalladamente.
La señorita se aparta de la puerta para dejarme pasar y puedo ver el interior de la casa. Hay un recibidor de tamaño medio y tres habitaciones salen de él. A través de una de las puertas veo como una luz morada sale por la rendija, una luz parecida a la que vi antes.
-Antes de pasar, tire esa astilla por favor. No me gustaría que hubiese ningún... incidente- dice dándose la vuelta y entrando al recibidor. Creo notar cierto humor en su voz al pronunciar la última palabra.
Paso lentamente y cierro la puerta a mis espaldas. Todo está muy desordenado; hay libros, cuadernos y objetos extraños repartidos por todo el suelo, estanterías y muebles. En las paredes hay pizarras pintarrajeadas con números y líneas en un gráfico que no llego a comprender.
Justo como la casa de cualquier científico chiflado.
Sigo a la señorita por una de las puertas y llegamos al salón; estanterías recorren cada hueco de las paredes dando la impresión de que no hay fachada detrás. En el centro de la habitación, dos sofás de color crema rodean una mesa de café donde reposan varios pergaminos y dos tazas de café. Una música proveniente de un tocadiscos llena melodiosamente la sala.
-Tome asiento, por favor.
Me siento en uno de los sofás y ella en el de enfrente. Los dos nos quedamos en un incómodo silencio mientras miro la habitación en la que me encuentro; del techo cuelgan hilos acabados en extrañas formas coloridas, hay un escritorio repleto de más papeles y una chimenea donde más papeles y libros reemplazan a un cálido fuego. ¿Cómo puede encontrar algo con este desorden?
Encima de la chimenea encuentro algo curioso: una foto de ella abrazándose afectuosamente con un chico exactamente igual que ella. ¿Son gemelos?
-¿Aprueba usted mi casa? Sé que está un poco desordenada pero es tan agradable como otra cualquiera.
-No pienso lo contrario. Solo estaba observando el hogar de la extraña desconocida que me ha citado aquí, en esta extraña ciudad flotante y que parece saber más de mí que yo mismo.
-Tranquilícese, caballero. Ahora le explicaré lo que ocurre. Tome este café- me lo ofrece y yo la miro con desconfianza- vamos, no sea tan desconfiado.
Termino aceptando el café pero espero a que ella beba primero. Como no parece pasar nada, le doy un pequeño trago al mío y lo dejo en la mesa.
-Antes se refirió a mí como DeWitt, ¿es ese mi apellido?
-Sí. Booker DeWitt.
-Vale... ¿y quién es usted?
-Me llamo Rosalind Lutece.
-¿Por qué no puedo recordar nada?
-Lo que le voy a explicar a continuación es difícil de entender y de creer. Pero es todo cierto. Estoy aquí para ayudarle, DeWit. Póngase cómodo, por favor. ¿Puedo tutearle?
-Claro. Comienza, no puedo seguir sin entender este lío.
-¿Recuerdas esa noche en el teatro de París? El hombre que estaba en el escenario es Zachary Hale Comstock, el fundador de esta ciudad, Columbia. Es también llamado El Profeta. Fue allí porque...
-Espera, espera. No recuerdo nada de eso. Solo cosas borrosas.
-Oh, ¿solo recuerdas eso? Está llevando más tiempo de lo que creía- dice más para ella que para mí- pero no te preocupes, esos polvos que eché en tu café deberían hacer efecto pronto- dice mientras una gran sonrisa aparece en sus labios y cruza las piernas. Está disfrutando con esto.
-¿Como? ¡¿Qué le has echado al café!?- pregunto alzando la voz y noto como la furia crece en mi interior. No debí venir, era claramente una trampa.
-Booker, tranquilízate, no es nada malo- me dice Rosalid tranquilamente y la mirada que veo hace, por alguna razón, que la crea- es solo una sustancia para que los recuerdos lleguen a tu mente más rápido que de forma natural.
-Mira, no confío en ti, solo quiero que me digas que está pasando y me largo.
-No es tan fácil, Booker. Para empezar, tengo que estar contigo cuando la droga haga efecto, ya que no se exactamente que te va a ocurrir...
-¿Como que no lo sabes? ¿Qué me has hecho?
Es entonces cuando la vista se me nubla y los oídos empiezan a pitarme. Un sudor frío comienza a cubrirme la frente. Noto la respiración entrecortada y pido ayuda a Rosalind, pero no oigo lo que me responde. Segundos después, todo queda oscuro y noto como mi cuerpo se desploma...
Pero no me desmayo. Sigo consciente y oigo música y personas hablando a mi alrededor. Abro los ojos y me encuentro sentado en un lujoso palco en una hermosa Opera. Abro mucho los ojos y miro en todas las direcciones. ¿Cómo estoy aquí? ¿Donde está Rosalind?
En el escenario, varias mujeres bailan al son de un can can y el público observa tranquilamente. Excepto una chica que baila en su asiento y le enseña algo del espectáculo a su a acompañante, un hombre robusto, de cabello castaño y de ojos color verde esmeralda.
No me lo puedo creer.
Soy yo. Y esa chica es la sombra de ojos azules que vi en mi recuerdo... ¡Este es mi recuerdo! Y voy a ver que sucedió.
Durante el recuerdo veo la aparición del tal Comstock, el hombre de metal, la aparición de una mujer en el aire, como el hombre de metal lanza a la chica hacia la mujer y como yo atravieso su corazón con una barra de metal. Cuando la chica desaparece, noto una opresión en el pecho y por un segundo dejo de respirar; tiene que ser muy importante para mí, pero por más que intente recordar no sé quien es.
El hombre de metal me agarra por la cintura y me tira contra la pared. Veo como mi cuerpo cae y como una persona se acerca a mí corriendo... ¿Rosalind? Pero no tengo tiempo de reconocerla porque una luz cegadora aparece en el techo e ilumina toda la sala hasta que no tengo más remedio que cerrar los ojos.
Y aparezco tumbado en una cama mirando la luna por una ventana. Me siento agotado y desorientado pero se que ha ocurrido y al menos entiendo el recuerdo. Me levanto de la cama y me dirijo a un balcón entreabierto; es de noche, la suave brisa me refresca y la luna ilumina toda la ciudad que brilla en miles de pequeñas luces.
-Hermoso, ¿verdad?
Rosalind está sentada en la barandilla del balcón mirando melancólicamente la ciudad. Yo también me siento a su lado y contemplo la ciudad, aunque estoy viendo otra escena.
-Sé que ahora tienes que estar confuso, Booker. Dejame que te lo explique...
-No, lo comprendo. Sé que los polvos me han hecho revivir esa escena y que tu fuiste quien me salvó, ¿verdad?- a mi lado, Rosalind asiente- pero no se quien es la chica a la que acompañaba.
-Los sentimientos más poderosos son los que más tiempo se tarda en recuperar. Ten paciencia...
-No puedo hacer otra cosa, ¿verdad?- le pregunto mientras suspiro.
-Por ahora no. Con el paso de los días y mis sustancias irás recuperando la memoria al cien por ciento, te lo aseguro. Te preguntarás de donde viene esto, por cierto.
-Me pregunto demasiadas cosas para mi gusto. Si eres tan amable de contarme lo que sucede ahora... te prometo no interrumpirte esta vez.
Rosalind se refugia en su chal y comienza a hablar:
-Todo comenzó el día que conocí a Comstock...
Regresar al índiceCapítulo 3 by Babydoll and RocketEste capítulo es un poco corto ya que es es la historia que nos cuenta Rosalind pero el siguiente será más largo :') Enjoy! ^^
Este capítulo es un poco corto ya que es es la historia que nos cuenta Rosalind pero el siguiente será más largo :') Enjoy! ^^
Siempre he sido una chica muy despierta y distinta a la mayoría. En el colegio solían llamarme la rarita pero a mi no me importaba, siempre que tuviese un libro para acompañarme. Solía leer mucho y pasaba horas y horas en la biblioteca. Fue en uno de esos momentos cuando descubrí un libro de física cuántica y me llamó tanto la atención por su rareza que empecé a investigar sobre el tema y resultó que estaba muy interesada en ello.
Conforme crecía e iba leyendo más y más, comencé a crear mis propios experimentos. Al principio solo eran pequeños objetos para iluminar el lugar sin tener que estar conectado a la electricidad y cosas así. Pero con el tiempo mejoré de tal manera que creé el sistema que Columbia utiliza para sostenerse sobre el aire.
Comstock siempre fue uno de los mejores amigos de mi padre y pasaba mucho tiempo en mi casa. Siempre hablaba de que le gustaría crear una nación perfecta donde solo existiría una raza pura y sería un lugar parecido al paraíso. Yo siempre pensé que estaba un poco loco pero no se lo dije a mi padre.
Un día, mientras investigaba los detalles finales, Comstock me descubrió y me obligó a que creara una ciudad en el cielo con esta tecnología o... mataría a mis padres. No tuve más remedio que aceptar. Así fue como nació la ciudad de Columbia.
Pero yo ansiaba descubrir más cosas y después de mucho estudio, encontré la manera de viajar por el espacio y el tiempo, a través de desgarros o grietas en el tiempo. Viajé por mucho mundo e incluso por mundos paralelos donde encontré a mi holograma, es decir, a una persona que es idéntica a mí pero en un mundo diferente. Ese es Robert, el chico que viste antes en la foto del salón. Juntos estudiábamos física y ciencia , y era todo perfecto... hasta que Comstock volvió a descubrirme.
Quería utilizar los desgarros para conquistar otras ciudades y siempre nos obligaba a Robert y a mí a que viajáramos a otros lugares. Fue en uno de estos viajes cuando una niña pequeña nos descubrió y Comstock decidió acabar con ella para que no contara nada de lo que había visto. No sé como su padre llego a saber de la situación pero vino a mi a pedirme ayuda. Yo odiaba y odio a Comstock y no quería que les pasara nada, así que creé un desgarro por el que los mandé a otra dimensión, pero hubo un fallo y la chica perdió parte de su dedo meñique al cruzar el desgarro.
Esto hizo que la chica tuviese el poder de crear desgarros sin la presencia de una máquina y claro, al enterarse Comstock de esto, vio una fuente de poder para conquistar otros lugares. Cuando descubrió que los ayudé a escapar, como castigo mató a mi padre y secuestró a Robert. También me obligó a ir a por la chica pero mi poder está limitado al no estar con Robert y solo podía viajar por espacio limitado de tiempo.
Esta chica, Elizabeth... es tu amiga. Y por culpa de este contratiempo, Comstock y yo llevábamos un tiempo investigando sobre vosotros y vuestras vidas cotidianas para conoceros mejor y estar completamente preparados para poder secuestrar a la chica. Te pido disculpas pero estaba obligada.
Yo fui, como dijiste antes, la que te trajo aquí a través de uno de estos desgarros. En muchas ocasiones, la primera vez que se viaja a través de ellos se puede perder la memoria de forma parcial o total, así que lo que te pasa es normal, no te preocupes.
Me gustaría que salvaras a Robert por mí porque se que eres bueno con las armas después de formar parte en el 7º Regimiento de Caballería del Ejército de los Estados Unidos y participar en la batalla de Wounded Knee. Como ves, se más sobre ti que tu mismo pero ya irás recordando con el tiempo. A cambio, yo te ayudaré en lo que pueda para salvar a Elizabeth y haré que recuerdes lo más rápido posible.
También me gustaría, si tuvieses la oportunidad, de acabar con Comstock y parar lo que ha empezado. Ese hombre quiere utilizar a Elizabeth para conquistar el mundo y crear una nueva raza. Tenemos que parar esta locura.
Hay incluso una sublevación entre la gente más pobre conocida como los Vox Populi que está empezando a actuar estos días y creo que nos vendría bien aliarnos con ellos para acabar con esta tiranía. Pero necesitarás armas para rescatar a Elizabeth y eso solo te lo proporcionarán los Vox Populi.
Creo que es suficiente por ahora. Deberías ir a descansar, Booker, mañana será un día largo.
Regresar al índiceCapítulo 4 by Babydoll and Rocket¡Comienza la acción! Y como siempre digo, disfrutad c:
¡Comienza la acción! Y como siempre digo, disfrutad c:
Me encuentro en un despacho mirando fotos e información sobre una mujer que tengo que investigar. Sobre la mesa reposa una pistola, papeles desordenados y muchas botellas de alcohol y varios puros. Hay una cartera donde hay una foto mía e información básica: nacionalidad americana, nacido en 1874. Le doy un trago a la botella y la pongo con fuerza sobre la mesa.
Recuerdos de una guerra pasada llegan a mi mente; cuerpos sin vida de soldados americanos y nativos indios bajo mis pies, gritos, llantos y sonidos de disparos envuelven toda la atmósfera, mi uniforme manchado de la sangre de aquellos a los que abato, el cielo envuelto en llamas y humo...
-!Aah!- un pequeño grito me devuelve a la realidad.
Instintivamente, cojo la pistola y salgo fuera de la habitación. A través de la puerta se puede leer sobre un cristal: “Booker DeWitt, investigador público y privado.” Abro la puerta y miro a ambos lados del pasillo; una chica se encuentra a dos puertas de mi despacho en el suelo recogiendo libros esparcidos por el suelo. Me acerco para ayudarla y ella se gira al escucharme, unos grandes ojos azules me miran asustados y confusos. Luego grita y se abraza a uno de los libros.
-¡He leído sobre esas cosas y sé que hacen daño! ¡Por favor, no me haga nada!
Tardo unos segundos en darme cuenta de que se refiere a la pistola que llevo en la mano y suelto una pequeña carcajada.
-No te preocupes, no te voy a hacer nada. Es solo parte de mi trabajo- digo mientras me guardo la pistola en la parte trasera del cinturón- deja que te ayude a recoger esos libros.
-No hace falta señor, puedo yo sola- se levanta y empieza a recoger los libros nerviosamente. Me tiene miedo.
Lenta y silenciosamente, recojo los libros y se los entrego. Ella me mira con recelo pero veo gratitud en sus ojos. Herramientas y Apps IA
-Perdóneme señor. No quería montar una escena pero es la primera vez que viajo sola y que veo un arma y me asusté...
-No te preocupes, es lógico. Y no me llames de usted, me exaspera.
-Está bien, señor...
-DeWitt, Booker DeWitt.
-Está bien, DeWitt. Yo me llamo Elizabeth. Perdona por lo de antes, es un placer conocer a alguien que no me insulte de vez en cuando- dice dedicándome una amplia sonrisa.
-DeWitt, despierta. ¡DeWitt!- una voz grita desde las paredes. Siento un fuerte golpe en la cara y me llevo las manos a ella. Cuando abro los ojos, dos pupilas azules me miran con impaciencia. Me siento en la cama y me toco la mejilla.
-Me has golpeado- le espeto.
-No tuve más remedio, no te despertabas de ninguna manera- Rosalind se encoge de hombros- te espero abajo. No tardes.
Estoy en la misma habitación que ayer y a través de la ventana veo que el cielo comienza a aclarar. Me asomo al balcón mientras pienso en el sueño. Ahora recuerdo todo lo ocurrido en mi vida hasta esa escena del sueño; nací en América y participé en la batalla de Wounded Knee, lugar donde cometí verdaderos horrores. Al terminar la guerra me mudé a París para olvidar todo lo que hice. Ese despacho era mi casa y trabajaba como investigador, aunque pocas veces tenía clientes. Tengo problemas para llegar a fin de mes debido a mis problemas con el alcohol y el juego. Ese fue el día que conocí a Elizabeth... y ya no recuerdo más.
Me miro al espejo mientras coloco mi cabello en su lugar; mis ojos verdes parecen confusos y asustados y mi cara está muy tensa. Parezco demacrado y más mayor de lo que soy. Suspiro y bajo a la primera planta. Rosalind me está esperando en el recibidor y me indica que entre en una de las habitaciones.
Lo primero que se puede observar al entrar es una gran máquina, con espacio en su interior para colocar algo, rodeada de cables que se dirigen a otras máquinas de menor tamaño repartidas por la habitación. Pizarras y papeles decoran las paredes y libros repartidos por el suelo dan aspecto de manchas sobre la clara moqueta.
-Perdona el desorden pero no pienso mucho en la limpieza cuando investigo- me dice Rosalind cerrando la puerta.
-No creo que la limpieza sea tu punto fuerte- le replico y señalo a la máquina- ¿qué es esto?
-Esa es la máquina por la que se puede viajar a través de desgarros. Antes podía viajar a tiempo completo pero como te conté, ahora está limitado debido a la ausencia de Robert.
Rosalind aprieta unos botones rápidamente en un panel y la máquina se enciende entre destellos azules y morados. En el techo del aparato, una gran bola ilumina la base y emite rayos a otras partes de la máquina. Rosalind vuelve a apretar botones y una fina línea comienza a aparecer en el interior de la máquina; fragmentos de una calle sin color aparecen de forma borrosa entre puntos grises en movimiento, como si se mirase a través del mar. Con el paso de los segundos, donde antes había solo una calzada, ahora se encuentra un muelle con gente trabajando y edificios a su alrededor.
Noto como se me abre la boca y miro a Rosalind, que me observa con una media sonrisa. Tengo que parecer estúpido.
-Increíble, ¿cierto? Mi reacción fue parecida a la tuya cuando logré conseguir que funcionara- se acerca a un armario y me da una tarjeta- ahí es donde tienes que ir. Busca a Daisy Fitzroy, líder de los Vox Populi, y dile que les ayudarás a cambio de armas.
-¿Ayudar en qué?
-En lo que ella te pida. Ten cuidado, los Vox Populi son muy astutos y solo confían los unos en los otros.
-Esto se complica por momentos... ¿no tendrás por ahí algún licor o algo mas fuerte?
-Céntrate, DeWitt, esto es peligroso. Ahora, si me haces el favor...- señala al desgarro y yo vacilo. Estoy a punto de pasar de un lugar a otro a través de algo parecido a una fotografía. Espero que sea seguro. Lentamente me acerco a la luz y extiendo un brazo esperando chocarme con algo, pero no, el brazo pasa al otro lugar. Pongo un pie dentro del desgarro esperando que suceda algo pero todo sigue igual. Mi cuerpo está en dos lugares diferentes a la vez.
-¡Un momento, no cruces todavía! Tienes una hora antes de que el desgarro se cierre completamente y no tengas la posibilidad de volver aquí a través de el. Si el tiempo se agota tendrás que volver caminando y no creo que sea una buena opción en tu posición. Para volver, solo tienes que acercarte donde está el desgarro, invisible, por supuesto, y llamarme. Ahora ve, y ten mucho cuidado.
Giro sobre mi mismo y entro completamente por el desgarro. Al principio todo está en silencio y sin color, como si estuviese dentro de una de esas películas de cine mudo. Pocos segundos después, una nueva luz aparece brillando tan fuerte que tengo que cerrar los ojos. Cuando los abro, el lugar ya tiene color y escucho el sonido de lo que me rodea.
-¡DeWitt!- Rosalind me llama y me giro. A través de una cortina gris de puntos veo que me lanza algo y lo cojo al vuelo justo antes de que el desgarro se cierre. Una manzana.
¿Una manzana?¿Este es el desayuno? Veo que la cocina tampoco es su punto fuerte. En fin, acabemos con esto lo antes posible.
Me encuentro en un muelle donde se puede leer “FINK MFG.” en un gran cartel, justo arriba de una foto enorme de un hombre con bigote y sombrero. Este lugar es, sin duda, la parte industrial; altas chimeneas que se elevan hasta el cielo expulsan humo negro,y hombres, la mayoría de color o extranjeros, con monos azules de trabajo llevan piezas de mecanismos y descargan cajas del muelle.
Camino mientras me como la manzana y miro la nota que Rosalind me dio: “Dirigible Primera Dama”. Nada más. ¿Cómo voy a encontrarlo así?
Encuentro un grupo de hombres limpiando el suelo y decido preguntarles el lugar donde se encuentra este dirigible.
-Buenos días. ¿Podrían darme una indicación?- todo el grupo se vuelve al unísono pero solo un hombre se levanta. Lleva unos pantalones marrones sucios y una camisa blanca rota sin mangas. Está descalzo.
-¿En que puedo ayudarle?
-Necesito llegar al dirigible Primera Dama. ¿Dónde puedo encontrarlo?
-¿Dirigible Primera Dama dice? ¿Por qué quiere ir allí?- el hombre me mira con desconfianza y los otros trabajadores se levantan del suelo.
-Eso no es de su incumbencia.
-No será usted uno de esos asquerosos anarquistas, ¿verdad?
-¿Qué? ¡Claro que no! Soy nuevo en la ciudad y no entiendo que ocurre en su política. Solo necesito llegar hasta allí.
De repente, el hombre me coge el brazo derecho y me mira el dorso de la mano.
-¡Llamad al guardia! ¡Este hombre es el Falso Pastor!
El hombre intenta golpearme la cara pero yo soy más veloz y le retuerzo el brazo antes de darle una fuerte patada en la entrepierna. El hombre se retuerce de dolor y lo empujo contra una máquina, lo que hace que caiga al suelo medio inconsciente.
A lo lejos veo como los trabajadores informan al guardia, que comienza a correr hacia mí llevando en la mano algo parecido a un gancho mecánico. Doy media vuelta y corro hacia un callejón que da a la parte trasera de una fábrica. El lugar por dentro es amplio pero está lleno de tubos y humo y dificulta la visión, justo lo que necesito.
Me escondo tras una maquinaria e intento escuchar los pasos del guardia. Poniendo mucha atención, logro oír al guardia toser a dos calles de máquinas de donde me encuentro escondido. Sigilosamente, doy la vuelta por uno de los tubos y veo la espalda del guardia. Me acerco intentando hacer el menor ruido posible y lo empujo con todas mis fuerzas contra uno de los tubos y este cae al suelo dejando caer su extraña arma. Rápidamente, lo levanto del suelo y golpeo su cara contra una de las esquinas de una máquina provocando que una gran cantidad de sangre salga disparada de su cara y manche la pared y mi cuerpo. El hombre sigue moviéndose así que continúo golpeándolo hasta que deja de moverse.
Dejo caer el cuerpo sin vida al suelo y me miro las manos teñidas de rojo. Manos de un asesino. Miles de recuerdos de una guerra pasada llegan a mi mente y siento como me falta el aire. Decido apartar estos pensamientos de mi mente.
Me limpio las manos en el cuerpo sin vida e investigo si tiene algo de utilidad. Encuentro una pistola y munición. Luego recojo el extraño gancho mecánico; tiene tres alargadas aspas de metal que giran cuando aprieto un botón. Peligroso y dañino. Perfecto.
Estoy a punto de irme cuando escucho gritos dentro de la fábrica. Sé que no debería ir pero mis pies me llevan la contraria y cuando me doy cuenta, me encuentro metido en un tiroteo entre trabajadores de la fábrica y personas vestidas de rojo y blanco, con las caras pintadas de rojo o llevando pañuelos que les cubren sus facciones.
Intento volver por donde he venido pero una máquina de confección cae sobre la puerta y casi logra aplastarme. Intento visualizar otra puerta mientras corro por el recinto esquivando disparos y abatiendo a cualquiera que se cruza en mi camino. De nuevo me encuentro en otro lugar, en otro tiempo.
Uno de los hombres de rojo dispara a un tubo de gas y yo intento esconderme tras cualquier cosa pero no hay nada donde me encuentro. El tubo explota y cuando la onda expansiva llega a mí, la fuerza del aire hace que me eleve del suelo y retroceda varios metros. Mi cuerpo golpea una pared y cae dolorido al suelo.
Quedo apoyado en la pared mientras soy consciente de la escena pero no puedo moverme. Noto como poco a poco, voy perdiendo energía y siento como el mundo se para a mí alrededor. Las personas siguen luchando pero a cámara lenta y el sonido deja de existir. Una mujer dispara a un hombre en la cabeza y este cae hacia atrás lentamente mientras una mancha de color rojo escarlata colorea el aire a su alrededor.
Es lo último que veo antes de que la oscuridad invada mi campo de visión. Aún en la negrura, puedo seguir viendo el horror y el característico color que lo acompaña.
Regresar al índiceCapítulo 5 by Babydoll and RocketBooker se nos mete en problemas...
Booker se nos mete en problemas...
-Entonces, cuarenta dólares la hora mientras investigo a su mujer, ¿hay trato?- le pregunto al hombre que se sienta al otro lado del escritorio.
-Hay trato. Aquí tiene nuestra dirección y el dinero adelantado- me pasa un papel arrugado donde se lee una calle y un fajo de billetes- espero que no me falle, señor DeWitt, no creo que le gusten las consecuencias.
-No habrá consecuencias que asumir ya que no fallaré en ningún aspecto- los dos nos levantamos y nos acercamos a la puerta donde nos damos la mano- venga la próxima semana y le informaré de lo que averigüe. Gracias por contratarme.
Cierro la puerta y cuento el dinero; 150 dólares. Sonrío ampliamente mientras me siento en la silla con las piernas sobre la mesa y doy una buena calada a un White Owl. Este mes podremos permitirnos algún capricho por fin.
La puerta del despacho se abre y una feliz y cantarina Elizabeth entra. Sostiene un libro y camina mientras baila y da vueltas.
-¿Y esa felicidad?- le pregunto con una amplia sonrisa.
-¡Mira lo que tengo!- me pone el libro en la mesa y miro la portada oscura; “Romeo y Julieta”- me lo han vendido en la tienda por la mitad de precio. ¡Con la de ganas que tenía de leerlo!
Elizabeth da vueltas por la habitación e imita frases del libro haciendo de los dos protagonistas. Me sorprendo a mi mismo soltando una carcajada al ver su improvisado monólogo. Elizabeth también lo nota porque me mira sorprendida y dice:
-Booker, te has reído. Es la primera vez que te veo reír. ¡Hoy tiene que ser un día especial! Deberías hacerlo más a menudo, te sienta bien.
-Adivina porque estoy tan contento- señalo el fajo de billetes- por fin tenemos un cliente que paga bien. Este mes podremos permitirnos algo más que lo de costumbre.
-Vaya... ¡es la cantidad más grande de dinero que he visto! Podríamos ir a algún lugar para celebrarlo... como esa feria que van a hacer dentro de poco, ¿que te parece?- me pregunta con una amplia sonrisa.
-Sabes que esas cosas me aburren bastante.
-Vamos, Booker, ¡no hables como un abuelo! Vayamos el fin de semana que viene, te hace falta salir de este lugar- me lanza una mirada de cachorrito y pongo los ojos en blanco.
-Está bien. Supongo que no me vendrá mal.
-¡Nos lo pasaremos genial!
De repente, una alarma surge de la nada y el suelo comienza a temblar. Elizabeth y yo nos agarramos a la mesa mientras miramos por la ventana. ¿Es un terremoto? Sin previo aviso, el edificio donde nos encontramos cae a un lado y me golpeo contra la pared.
Cuando abro los ojos, me encuentro tirado en el suelo de un lugar desconocido. Noto movimiento bajo mi cuerpo y escucho gritos a mi alrededor. Intento levantarme pero un peso sobre mí me lo impide.
-Parece que nuestro Falso Pastor volvió al mundo de los vivos.
La frase me llega de ese “peso”, que resulta ser una mujer, a juzgar por su tono de voz. Intento quitármela de encima pero hace fuerza y me aprieta contra el suelo. Miro a mi alrededor buscando algún arma pero solo veo cajas de madera cerradas.
Noto algo frío y sólido en mi sien mientras la mujer dice: -Ni se te ocurra hacer nada extraño o esta preciosa bala atravesará tu cabeza. Ahora levántate- el peso desaparece y me levanto poco a poco mientras la cabeza me da vueltas. Las paredes de este lugar se ovalan en el techo y la ciudad se mueve a través de las ventanas; estoy en un dirigible. Y a juzgar por las personas vestidas de rojo y que sostienen armas, parece ser que he llegado a mi destino.
La mujer que no me dejaba levantarme es oscura de piel y su negro cabello cae sobre su espalda recogido en varias trenzas. Lleva una chaqueta militar roja, unos pantalones negros y botas marrones hasta la rodilla. Sin dejar de mirarme, abre una caja y saca unas esposas, que coloca en mis muñecas y me ata a una cañería. Se sienta en una caja frente a mí y yo hago lo mismo, pero en el suelo.
-Así que el Falso Pastor hizo al fin su aparición. Sabes, creía que solo eras un mito. O alguien sin agallas. Pero aquí estás.
-¿Por qué todo el mundo me llama eso? ¿Y quién coño eres tú?
-Cuidado con lo que dices, blanquito- la mujer hace girar la pistola en su mano mientras me mira fijamente- soy Daisy Fitzroy, líder de los Vox Populi y no te convendría llevarme la contraria. Todo el mundo te llama así porque lo eres, señor “A.D”.
-¿”A.D”?
Daisy me mira la mano derecha y yo sigo su mirada. En el dorso de la mano, se puede leer claramente A.D. Recuerdo como me creé esta cicatriz con un cuchillo cuando no pude salvar a mi hermano, Albert DeWitt, en la guerra de Wounded Knee. Aún me culpo por ello.
-¿Y eso que tiene que ver?
-El Profeta Comstock lleva prácticamente un año anunciando que algún día vendrías para llevarte a su Cordero y ha estado dejando propaganda por toda la ciudad avisando de tu llegada. A ojos de la sociedad eres un peligro y tratarán de capturarte en cuanto te vean.
-¿Qué es eso del Cordero? ¿Quién es?
-No pienso darte esa información a cambio de nada.
-Está bien, ¿que quieres?- le pregunto mientras imagino que le doy un puñetazo en la cara.
-Que te unas a los Vox Populi y acabes con el mandato de Comstock.
Justo lo que me dijo Rosalind. Parece que así mato dos pájaros de un tiro.
-¿Qué pasa si acepto?
-Si aceptas, prometo suministrarte armas y ofrecerte la ayuda de mi gente.
-Necesito llegar hasta Comstock para rescatar a una persona así que me parece buen plan. Está bien, acepto.
Una sonrisa de autosuficiencia aparece en el rostro de Daisy mientras me quita las esposas de mis doloridas muñecas. Camino por el dirigible y veo que hay varias personas heridas en el suelo mientras otros los curan. Sobre una mesa, hay varias armas y mi gancho mecánico; recojo este último, una pistola, que coloco en el cinturón, y un rifle, que coloco en mi espalda.
-¿Ves esa torre?- Daisy pregunta a mi espalda y me sobresalta- ¿en forma de mujer con alas? Es la residencia de Comstock. Tenemos planeado atacar mañana al atardecer. Espero verte allí, Falso Pastor o las consecuencias no serán agradables... para ti. Recuerda que mi gente te tiene en su punto de mira, no te será fácil deshacerte de nuestro acuerdo.
Daisy hace señas a alguien tras de mí y antes de que pueda volverme, dos fuertes brazos me sujetan por los hombros y hacen que camine hacia delante. Hacia la puerta del dirigible. Intento zafarme de mi opresor pero alguien golpea mi cara y decido parar antes de que me peguen un tiro. Daisy abre la puerta del dirigible y quien me agarra me coloca en el borde; las calles oscuras e iluminadas por farolas son transitadas por pocas personas y los locales están cerrados, tiene que ser bastante tarde.
-Esto es solo una advertencia de lo que te puede ocurrir si incumples nuestro acuerdo, DeWitt. Espero verte mañana en la residencia de Comstock.
Acto seguido, las manos que me sostienen me empujan hacia delante y caigo al vacío. Los segundos transcurren lentamente mientras veo como el suelo se acerca y no puedo hacer nada para evitarlo. Por suerte, aterrizo sobre un toldo de una tienda que me frena la caída, aunque se parte y caigo al suelo. Puedo ver el dirigible perdiéndose en la noche y deseo con todas mis fuerzas que se estrelle con algo.
Me levanto y me sacudo los pantalones. Me examino el cuerpo en busca de algo fuera de su lugar pero parece que me encuentro bien. Arranco una tira del toldo y me vendo la mano derecha para tapar la “A.D”. Así pasaré mas desapercibido. Lo desapercibido que puede pasar un hombre con armas, sangre seca en su ropa y cara de desorientado.
Joder, menudo día. Pienso cogerme unas vacaciones en cuanto salga de este maldito lugar.
Daisy dijo que la residencia de Comstock se encuentra en esa torre, y también mencionó algo del Cordero. Es posible que Elizabeth se encuentre allí. Y pensándolo bien, la estatua se parece un poco a ella.
No tengo ni idea de donde me encuentro y es de noche. El desgarro de Rosalind tuvo que cerrarse hace tiempo. Puedo volver a su casa o dirigirme a la torre y rescatar a Elizabeth y acabar con esta locura. A la mierda con los Vox Populi, yo hago las cosas a mi manera.
Con ese pensamiento en mente, me pierdo por las extrañas calles de Columbia en busca de mi objetivo.
Regresar al índiceCapítulo 6 by Babydoll and RocketEste capi es un poco extenso pero en mi defensa diré que es importante x3 ¡Y por fin aparece Elizabeth (sin ser un recuerdo)! ^^
Este capi es un poco extenso pero en mi defensa diré que es importante x3 ¡Y por fin aparece Elizabeth (sin ser un recuerdo)! ^^
“El Falso Pastor ha sido avistado recientemente en los muelles de Finkton. Su descripción es: caucásico, alrededor de 1.80 de altura, castaño, ojos verdes y tiene en su mano derecha la característica A.D. Por favor, si usted lo ve avise de inmediato a la policía local de Columbia y será recompensado. ¿Va a dejar que el Falso Pastor atemorice a sus esposas y a sus hijas? La respuesta es: ¡no! ¡Actúe!”
Una voz rompe el silencio que me ha acompañado durante toda la noche y yo me pongo en tensión esperando ver una patrulla de policías alertando a los habitantes. Pero las palabras provienen de una ventana abierta. Alguien apaga la radio y comienza a maldecir al Falso Pastor. A maldecirme.
Genial, si ya antes me costaba pasar desapercibido, ahora tengo que eludir a todos estos perros falderos de Comstock. Simplemente genial.
Continúo caminando mientras el cielo comienza a aclarar y los habitantes de Columbia empiezan a mostrar signos de vida en sus casas. Noto como la falta de sueño comienza a afectarme pero en lo único que pienso es en rescatar a Elizabeth y salir de aquí. Durante la fría noche he avanzado bastante, sin ningún incidente, guiándome por señales y carteles; al parecer, hasta hace poco, la torre era un lugar turístico pero se cerró recientemente.
El estómago me ruge de repente y me avisa de que en un día solo he comido la manzana que Rosalind me dio. A unos pocos pasos de mí, un hombre está colocando varias frutas sobre un carrito de madera. Cojo una piedra y la tiro al cristal más cercano al hombre. Este, al escuchar el sonido, se gira y va a ver lo ocurrido, tiempo que aprovecho para acercarme al carrito y coger dos plátanos, una manzana y varias fresas. Lo escondo todo en la chaqueta y continúo andando mirando al frente. El hombre maldice por lo bajo pero no se da cuenta de lo ocurrido. Una pícara sonrisa aparece en la comisura de mis labios.
Una vez mi estómago ha dejado de sonar como un dirigible al arrancar, me centro en algo que no había pensado y que podría delatarme solo con mirarme de lejos; mi vestimenta.
Me acerco a una tienda de ropa y miro por el escaparate hacia dentro; un hombre apoyado en una mesa cuenta el dinero ganado y lo apunta en una libreta. Me acerco sigilosamente, saco la pistola y cuando estoy lo suficientemente cerca le golpeo la cabeza con la culata de la pistola. Diez minutos más tarde, salgo de la tienda llevando unos pantalones oscuros a juego con la camisa y una chaqueta gris sin mangas sobre ella. Un pañuelo rojo me adorna el cuello.
Nada como un cambio de aspecto para sentirse como nuevo. Ahora vayamos a Monument Island.
Durante mi noche de investigación, averigüé que el lugar de la torre se llama así y que la forma más rápida y desapercibida de llegar es a través de esos ferrocarriles aéreos. Llego a uno de ellos y me lo quedo mirando tratando de averiguar como se utiliza. Dos largas barras metálicas desaparecen en el cielo y no puedo evitar preguntarme si esto es seguro. Dos barras metálicas... metálicas...
De repente, una idea se enciende en mi cabeza. Acerco el gancho magnético a la barra y este, comienza a vibrar un poco. Sin saber si funcionará, aprieto el único botón que tiene y las hélices comienzan a girar rápidamente... hacia las vías... arrastrándome a mi detrás.
-¡Woah!- grito sorprendido y emocionado al verme colgado del gancho. Sin embargo, la cosa cambia cuando miro hacia abajo y veo que el suelo más próximo a mí no es el de la ciudad flotante, si no el de la tierra de verdad. Trago saliva con dificultad; tomo nota mental de no mirar hacia abajo.
Sin saber que hacer, colgado de las vías y tratando de no mirar hacia abajo, vuelvo a apretar el mismo botón y el aparato comienza a funcionar. Al principio, me desplazo hacia delante lentamente pero conforme los segundos pasan, comienzo a ir más velozmente mientras cojo curvas peligrosas y paso por empinadas cuestas. Siento el aire en mi cara y la adrenalina en cada fibra de mi cuerpo. Por primera vez desde que desperté en este lugar me siento vivo y grito para manifestarlo.
Tras muchas curvas, un casi resbalamiento y un golpe fuerte al caer de las vías al suelo, llego a un edificio blanco adornado con una gran pancarta donde se ve la torre y debajo escrito: “La torre protege al Cordero del Falso Pastor”.
Bajo la pancarta, una gran puerta marrón me da la bienvenida. La abro dando gracias de que esté abierta y no tenga que buscar una llave y llego a un patio adornado con una fuente. Si miro hacia arriba puedo ver un edificio rodeado de enredaderas donde se puede leer “Monument Island” y tras el, la estatua se alza majestuosamente.
Mi corazón comienza a latir rápidamente al pensar que Elizabeth se encuentra más cerca de mí que nunca porque, aunque no recuerde mucho sobre ella, le tengo un gran sentimiento de afecto. La idea de verla en poco tiempo hace que sonría y que mi camino sea mas llevadero.
Una cancela se interpone entre el edificio y yo. Varios carteles de peligro y de no pasar por propia seguridad cuelgan sobre los barrotes. Pienso en escalarla pero es demasiado alta. Miro alrededor en busca de algo para partir los barrotes pero algo brillante sobre la cancela me llama la atención; una polea magnética. Como si lo hubiese hecho durante toda mi vida, alzo el gancho magnético y me elevo hacia la polea. Luego aterrizo perfectamente sobre el suelo con una sonrisa de autosuficiencia.
Tengo que llevarme uno de estos a casa. Quién sabe, quizás podría patentarlo o algo. Dudo que exista en otro lugar que no sea este.
Unas grandes escaleras me llevan hasta la puerta, que se abre con un chirrido y me dejan ver una extraña sala circular con una figura de una mujer en el centro. Es sobrecogedor el parecido que tiene con Elizabeth. Taquillas adornan las paredes, batas blancas de médico cuelgan en un armario y carteles de “No acercarse al espécimen” y “Peligro” están repartidos por toda la habitación.
La siguiente sala es igual de extraña que la anterior; máquinas echan chispas azules, gráficos sobre cosas que no llego a entender están repartidos por las paredes y más carteles de cuidado se apoyan sobre una puerta.
¿Por qué tanta seguridad? Elizabeth es solo una muchacha inocente que no haría daño ni a una mosca. Hay algo que no llego a entender...
Una pizarra con el cuerpo dibujado de una chica de corta edad me llama la atención y cuando leo lo que pone, me quedo sin aliento.
“Morfología del espécimen”
La han estado observando como si fuese un bicho raro. Noto la rabia crecer dentro de mí hasta tal punto que golpeo una botella y la parto. Sangre comienza a brotar de mis nudillos pero estoy demasiado enfrascado en mi enfado como para preocuparme. Sigo caminando asqueado solo para llegar a un pasillo del que salen tres habitaciones. Entro en una de ellas y veo que hay una silla rodeada de material quirúrgico, a su alrededor, más gráficos y papeleo.
-Dios mío, ¿que le están haciendo?- noto que se me quiebra la voz al pensar por lo que ha podido pasar. Juro que como le hayan hecho daño, destruiré cada esquina de Columbia.
En las otras habitaciones hay más de esta locura; en una de ellas, con luz oscura, hay varias fotos de Elizabeth haciendo tareas cotidianas colgadas en una cuerda. En la otra habitación una enorme pantalla es iluminada por un proyector. Hay sillas tiradas por toda la habitación. Aprieto el botón del proyector y el blanco de la pantalla se convierte en negro; unas grandes letras blancas aparecen en el centro: “El espécimen bailando”. A continuación, la pantalla cambia y se puede ver a Elizabeth dando vueltas en un cuarto decorado con imágenes de París. La imagen cambia sucesivamente mientras Elizabeth cambia la acción.
La furia crece más y noto que voy a explotar si no hago algo. Cojo el proyector y lo tiro contra la pared con todas mis fuerzas; este se abre en dos y cae al suelo con un sonido sordo. Sin saber por que, cojo la película y me la guardo en el bolsillo.
Salgo de la habitación y continúo andando por el pasillo. Tras pasar por salas de igual parecido, llego a un ascensor. El interior es de madera oscura y solo hay un dorado botón en una de las paredes. El ascensor comienza a elevarse con un leve traqueteo y yo cambio el peso del cuerpo de un pie al otro mientras siento como un inexplicable nerviosismo se va apoderando de mi cuerpo. No sé que habrá en la siguiente planta y por si acaso me llevo la mano al cinturón, justo donde se encuentra la pistola.
Pero no hay nadie. Las puertas del ascensor se abren y dejan ver una pequeña habitación con losas de cuadros negros y blancos. En dos de las paredes hay una especie de placa de metal y debajo de uno de ellos, sobre una extraña mesa, una palanca gris me llama la atención. La acciono y las placas se dividen en dos y dejan ver una habitación tras un cristal. Hay una pizarra pintada con muchos números y libros tirados sobre una mesa. Siento una punzada en el estómago cuando reconozco la habitación como la que apareció en el vídeo que vi antes, donde Elizabeth salía escribiendo en esta misma pizarra.
Le doy unos toques al cristal tintado y noto su frío y duro tacto. No hay que ser muy listo para entender que en esta sala vigilan lo que hace. Pero, ¿lo sabe ella? ¿Está de acuerdo? Con la idea de averiguarlo en mente, salgo por una puerta que no había visto, ya que estaba hipnotizado con la placa, y llego a un largo y estrecho pasillo.
Al final del pasillo, un cartel con diversas luces e interruptores parpadea fugazmente y me acerco a inspeccionar. Se puede leer con grandes letras negras: “Localización del espécimen”. Debajo hay varios botones que indican habitaciones; está encendido el camerino. Lo pulso y una robusta puerta de hierro se abre a mi izquierda. Una enorme habitación se alza sobre mí; las altas paredes están rodeadas de gruesos tubos de metal, humo blanco se esparce por la habitación y un puente en el centro iluminado por tenues lámparas se eleva hacia arriba. Me asomo por la barandilla pero lo único que puedo vislumbrar es oscuridad. Menos mal que no tengo miedo a las alturas.
El puente gira a mano derecha y me topo con otra puerta de hierro. Sobre ella, una luz roja cambia a verde cuando nota mi presencia y la puerta se eleva hacia arriba. Al entrar veo una pequeña habitación. Entro y la puerta vuelve a bajar. A continuación, otra puerta que hay se eleva y llego a una sala exactamente igual que la anterior.
Acciono la palanca y sin previo aviso, las luces se apagan y la habitación queda en la penumbra. Las placas se abren y contengo el aliento durante unos instantes ante la atenta mirada de dos enormes pupilas azules. Es ella. Elizabeth me mira mientras se peina su flequillo y una pequeña sonrisa aparece en sus labios. Me acerco al cristal y pongo una mano sobre el, sin saber muy bien como actuar. Es entonces cuando Elizabeth se gira y se va de la habitación. Pues claro, ella no me ve a través del cristal tintado. Bajo la mirada mientras noto como un torbellino de emociones se apodera de mí; tristeza y desilusión porque ella no ha notado mi presencia, alivio por ver que se encuentra bien, alegría por volver a verla y una gran calidez en mi corazón que se extiende por mi cuerpo. Nunca me había sentido así con respecto a una persona y mientras pienso si ella se acordará de mí, llego a otro letrero iluminado. El botón del comedor está encendido. Tras pasar por un pasillo idéntico al de antes, llego a otra de las habitaciones.
Acciono la palanca de nuevo y esta vez, Elizabeth se encuentra en un pequeño cuarto decorado con infinitas fotos de París y con un lienzo de la Torre Eiffel. Se gira sobre si misma mientras se ríe y juro que en ese momento mi corazón deja de latir. Nunca había visto algo tan hermoso. El cabello castaño le cae sobre la espalda recogido en una cola y adornado con un lazo azul oscuro. La larga falda celeste gira mientras ella hace lo propio y se abraza con sus finos y largos brazos mientas se balancea a los lados y canta. Sus ojos azules miran curiosos toda la habitación. Noto como desprende inocencia y vivacidad y me quedo hipnotizado mirándola.
De repente, una pícara sonrisa aparece en sus labios mientras mira a los lados y se coloca frente al lienzo. Veo como contiene la respiración y acerca sus manos al dibujo. Una fina línea morada aparece entre sus manos y conforme las separa, el lugar va cambiando hasta que se ve un paisaje completamente distinto; una calle adoquinada decorada con farolas y mesas con sombrillas, un cine donde se puede leer “La revanche de Jedi” y a lo lejos, iluminando la noche, la Torre Eiffel se alza majestuosamente. Es... París. Y tal como dijo Rosalind, Elizabeth ha abierto el desgarro. Intento recordar si yo lo sabía pero no obtengo respuesta.
Elizabteh
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2024-10-30
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